• Amor Espiritual 10

    [1 Corintios 13:4]

    10-10-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • La Escritura de Hoy

      1ra de Corintios 13:4 "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece"

      Amados Hermanos y Estimado Público Televidente:
      Esta es la décima prédica de la serie "Amor Espiritual".
      Si alguien le pregunta: ¿Qué clase de fruta es una manzana? Usted podrá explicar en términos generales cómo es una manzana de acuerdo a lo que entiende o cree. Dirá que su cáscara es de color rojo o verde. Que es dulce al paladar y que su pulpa es de color blanco
      Ahora bien. Si se le pregunta ¿Qué es el amor? ¿Qué respondería usted? A diferencia del caso de la manzana, el amor no es nada fácil de explicar porque no es un objeto que podemos ver con nuestros ojos naturales. Cada uno lo definirá y responderá de manera diferente.
      Pero ahora que han escuchado esta serie de mensajes acerca del "Amor Espiritual" ya pueden responder claramente a cualquiera que le haga esta pregunta. AMEN
      Esta serie de prédicas nos explican claramente lo que es el amor; y nos dan su verdadero significado y concepto. Deben dar gracias a Dios porque ahora pueden tener verdadero amor en su corazón haciendo de estas prédicas su alimento espiritual.
      La prédica de la semana pasada se tituló "El amor es benigno". Les dije que para alcanzar la verdadera bondad deben echar fuera toda maldad de su corazón, derribar su EGO y llegar a la santidad. Solamente cuando se haya despojado de toda maldad, podrá perdonar, entender y acoger a toda persona con el mismo corazón de Dios.
      Sólo cuando haya llegado a la santidad, podrá oír claramente la voz del Espíritu Santo y guiar a otras almas a delicados pastos y a aguas de reposo
      Si llega a ser bondadoso y humilde, o alcanza el cuarto nivel de bondad; o logra llegar al espíritu o al nivel del espíritu completo; la voz del Espíritu Santo siempre lo dirigirá; y si es un hombre de negocios, tendrá mucho éxito en su medio.
      Como escucho muy claramente la voz del Espíritu Santo, doy algunas claves y sugerencias a los que están cerca de mí.
      Le sugerí algo al Administrador del Comité de Finanzas de la Iglesia; y llegó a ser uno de los 50 más destacados expertos en asesoría financiera. Si escucha de esta manera la voz del Espíritu Santo, experimentará el poder de Dios todo el tiempo en su hogar, trabajo y negocio; y recibirá sabiduría y entendimiento de Dios. Por eso, sólo cuando su corazón llegue a la santidad, Dios lo considerará manso y bondadoso. No se trata solo de ser bondadoso y humilde, santificándose y despojándose de toda maldad. Debe también ser íntegro y honesto exteriormente.
      Hoy les hablaré de lo que deben hacer para que su integridad y honestidad sean exteriormente visibles.
      Los animo a que hagan de este mensaje su pan espiritual y lleguen a ser mansos, bondadosos y honestos como hijos amados de Dios.
      Es mi deseo que cada uno de ustedes disfrute de eternas bendiciones en el reino de los cielos tal como cita el Salmo 37:11. Que dice: "Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz."
      Y el capítulo 5:5 de Mateo. Que cita: "Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad."
      Hermanos:
      No importa el alto cargo que ocupe, si viene a la Iglesia en ropa deportiva o con una simple chompa, nadie le prestará atención. Lo que quiero decir es que la gente juzga de acuerdo a su punto de vista. Y de acuerdo a su apariencia, los demás lo verán diferente. Incluso, si es miembro de la familia real, pero no usa la indumentaria propia de la realeza, no se le reconocerá como tal.
      Recuerdo haber leído una novela de un príncipe que se convirtió en mendigo. Les cuento: Este era un príncipe que salió vestido de mendigo. Todos pensaron que en realidad era un pordiosero. Disfrute mucho leyendo esta novela.
      Volviendo al mensaje: La integridad es como esta vestidura real. Y así como ciertas indumentarias identifican la posición social a la que pertenece, la honestidad o integridad es la manifestación externa de la bondad interna; y es la forma en la que esta mansedumbre interior se expresa exteriormente.
      Les doy un ejemplo: La mayoría de las flores tienen bellos colores o fragancias que atraen a mariposas y abejas para que polinizan la flor. Ahora bien. Si el color de la flor no es atrayente o su fragancia no es dulce, no importa la cantidad de néctar que tengan, les será difícil atraer a las abejas o mariposas.
      Como ustedes despiden el aroma de Cristo, hoy nuevamente, muchas libélulas, aparecieron y se posaron sobre sus dedos.
      Igualmente, aun cuando no tenga maldad en su corazón y sea tan manso y bondadoso que llegue a poner la mejilla izquierda si alguien lo golpea en la derecha; esa humildad no llegará a iluminar si no es honesto ni íntegro.
      Desde luego, aun si sus acciones y palabras parezcan ser honestas, si no es humilde interiormente, entonces esa humildad exterior será solo fingida. No importa lo bien vestido que esté, si no es bueno Interiormente, su elegancia exterior no valdrá nada. Por eso, si no solo es bondadoso interiormente sino además es honesto exteriormente, entonces será verdaderamente humilde y podrá mostrar verdaderos valores y principios. Esto fue real en el caso de José. Por su integridad y honradez, aun siendo hebreo, llegó a ser Primer Ministro de Egipto. En esa época Egipto era la potencia dominante y por ello tanto el faraón como su pueblo eran muy orgullosos.
      José era un extranjero entre ellos, y sin embargo, llegó ser el segundo en mando luego del faraón. En este contexto, si hubiera cometido la más mínima falla o error, no hubiera podido permanecer en ese cargo. José gobernó sabiamente Egipto en circunstancias particularmente difíciles y a pesar de ello el pueblo obedeció todo lo que el dispuso.
      Hermanas: Me dirijo a ustedes ahora: Deben servir a sus esposos con toda amabilidad y humildad. Entonces, sus esposos las amarán. Sin embargo, no todas pueden hacerlo. La realidad es diferente. Cuando atienden a sus esposos con amabilidad, ellos no las respetan. En ese caso. ¿Qué deben hacer? Les sucede esto porque los sirven solo con gentileza pero no con sinceridad.
      Cuando se preocupan por sus esposos con amabilidad y sinceridad, ellos no abusarán de eso. Su comportamiento y sus palabras serán oportunas y precisas; y sus esposos las amarán. Cuando es humilde y honesta, podrá servir y amar. Si solo tiene humildad y no es sincera, lo más probable es que su esposo se burle de usted.
      Volviendo a José: Él era muy manso y humilde y era perfecto en palabras y hechos. Además estaba lleno de la sabiduría y dignidad de un gobernante. Gozaba de gran poder, pero no trató de imponer su autoridad, ni él mismo se exaltó arrogantemente. No tuvo resentimiento contra nadie y estuvo en paz con todos. Se exigía y era estricto consigo mismo, pero era benevolente y generoso con los demás.
      Por eso, el faraón ni sus ministros tenían celosos de él. En vez de ello, confiaban en José. Cada vez que alguien le deseaba el mal, José con un corazón grande y generoso, lo perdonaba.
      La integridad y honestidad de José evitó que, aun siendo recto y justo en sus palabras y acciones por tener un corazón generoso, evitó- repito- que José juzgara y condenara a otros de acuerdo a su propio criterio.
      Este rasgo o atributo de José lo vemos claramente reflejado cuando sus hermanos, que lo habían vendido como esclavo, llegaron a Egipto para conseguir alimentos. José tenía poder para hacer que sus hermanos pagaran por el mal que le habían hecho.
      Sin embargo, no se vengó. En vez de ello, les dio la oportunidad para derribar el muro que los separaba de Dios por el pecado que habían cometido.
      En lugar de disciplinarlos duramente o de perdonarlos sin ningún rencor, José dispuso todo de acuerdo a la voluntad de Dios para bendición de sus hermanos. Cuando tiene bondad y humildad espiritual y además es íntegro, recibirá sabiduría y entendimiento del cielo. Y así será guiado por el Espíritu Santo.
      Por lo que hizo José sus hermanos se arrepintieron de su pecado. Sin embargo, tuvieron temor cuando se enteraron que José era el segundo en autoridad en Egipto después del faraón.
      José no intimidó a sus hermanos preguntándoles porque le habían hecho eso, ni los amenazó con hacerles pagar su maldad. En su lugar, los consoló diciéndole: "Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros."
      José no solo los perdonó de corazón sino que en forma práctica les mostró su bondad consolándolos con palabras tiernas y afectuosas. Es decir; José ya había alcanzado la santidad y no tenía maldad en su corazón, por eso no sólo tenía un corazón bondadoso para perdonar a sus enemigos, sino que también tenía integridad exterior capaz de conmoverlos con su buen corazón y sus buenas acciones.
      La sinceridad y honestidad del corazón de José se describe en Génesis 47:12: Que dice: "Y alimentaba José a su padre y a sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número de los hijos.José servía y honraba a sus hermanos y a sus familias.
      La bondad de José, y su honestidad, no sólo salvó de la severa hambruna al pueblo de Egipto sino también a muchos otros pueblos que habitaban alrededor de esa nación, sino también hizo posible que se realizara el asombroso plan y la providencia de Dios.
      La integridad que se manifiesta exteriormente por acciones y hechos de bondad y humildad hacen que sucedan cosas maravillosas.
      Por eso, es mi deseo que todos anhelen tener esta verdadera bondad; es decir, bondad con honestidad. Ahora bien: ¿Qué se debe hacer para tener esta clase de honestidad e integridad?
      En primer lugar y sobre todo: Debe despojarse de toda forma de maldad y llegar a la santidad.
      La bondad interior se logra a través de la santificación del corazón. De la misma manera, puede tener la honestidad o integridad echando fuera la maldad y llegando a la santidad.
      En la prédica pasada, les dije que la honestidad es una característica de la integridad; que hace que su corazón sea recto y que actúe en forma justa, con un sentido del deber y de la responsabilidad. Y añadí que si tiene esta honestidad podrá discernir exactamente con un criterio justo y apropiado lo que es correcto o incorrecto. A fin de alcanzar esta clase de honestidad no debe tener nada de maldad en su corazón.
      Hay algunos entre ustedes que se comportan con honestidad por su nivel de educación, cultura; o por tener un carácter abierto y asequible, aun cuando no han alcanzado la santidad. Sin embargo, la verdadera integridad sale de un corazón sin nada de maldad que sigue la bondad y la verdad.
      De otra forma, podrá crear criterios propios de arrogancia moral producto de su comportamiento honesto e íntegro y juzgar o condenar a otros de acuerdo a esos patrones. Por lo tanto, debe llegar a la santidad para tener integridad. Y en la medida en que alcance la santidad podrá oír con mayor claridad la voz del Espíritu Santo y ser guiado por Él a fin de discernir lo que es honesto y correcto en cada circunstancia.
      Si se ha despojado tan solo de los mayores rasgos de maldad, eso no será suficiente para alcanzar una completa y total integridad en sus palabras y hechos.
      En 1 Tesalonicenses 5:22, nuestro Señor nos insta "Absteneos de toda especie de mal." Y en Mateo 5:48 se nos dice: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto."
      Cuando haya echado fuera toda forma de maldad de su corazón y además sea irreprochable en palabras, hechos y comportamiento, podrá tener esa bondad y humildad que hará que mucha gente halle paz y consuelo en usted. No debe estar satisfecho si ya ha logrado echar fuera el odio, la envidia, los celos, la arrogancia y la ira de su corazón.
      Debe arrancar de su ser una por una estas obras de la carne y reemplazarlas por obras de verdad recibiendo la dirección del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios y de la ferviente e intensa oración.
      ¿Cuáles son estas obras de la carne?
      Romanos 8:13 cita: "Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; (Con una fe carnal, no obtendrá vidas eterna) mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. En la medida en que cultive su espíritu, las obras de la carne morirán. ¿Cierto?
      Aquí carne no se refiere a nuestro cuerpo físico. Anteriormente ya se los he explicado en los mensajes sobre "Espíritu, Alma y Cuerpo." Carne espiritualmente se refiere al cuerpo del hombre luego que el espíritu de verdad ha salido de él. Aun cuando muchos escuchan la palabra de verdad por muchos años y oran y oran, aun así continúan no solo hablando palabras carnales, sino también comportándose carnalmente. Viven una vida carnal de creyente.
      Por ejemplo: Tenemos a líderes de la Iglesia que continúan teniendo un temperamento y un carácter violento y que responden mal por mal. Hacen precisamente lo opuesto a lo que la Biblia enseña. Y por eso muchos salen decepcionados de la Iglesia. Todos ustedes esperan que su líder -por haber estado años en esta Iglesia- sea un cristiano o una cristiana madura espiritualmente.
      Todos esperan que los líderes de esta iglesia vivan de acuerdo a la verdad y sean humildes; y que incluso estén dispuestos a poner la otra mejilla. Sin embargo, hay muchos de ellos que hacen precisamente lo contrario.
      Retomando la prédica: Carne se refiere al cuerpo físico corruptible que está manchado por la falsedad. Y las obras de la carne describen los hechos que son originados por esa falsedad y que han embrutecido a la humanidad volviéndola totalmente carnal.
      Les he hablado brevemente en que consisten los pensamientos carnales. Hay quienes no diferencian el pensamiento espiritual del carnal. Y se los he explicado a través de este ejemplo: Por favor. Escuchen con mucha atención: Hay dos hombres: El hombre A y el B. El hombre A está señalando con su dedo al B. Está enojado. Levanta y baja sus manos airadamente. Ahora bien. El hombre C que está viendo todo esto: Piensa: "Caramba: Ese hombre A tiene mal carácter y está lleno de odio y amargura. Es malo."
      Si el hombre C juzga, entonces lo estará condenando. Ya lo juzgó y lo condenó. Dijo: Es un hombre MALO. Si juzga en forma automática ya estará condenando.
      Sin embargo. ¿Qué haría un hombre espiritual? Un hombre de espíritu JAMAS juzgaría ni condenaría. ¿Por qué? Porque el hombre espiritual no sabe qué cosa le puede haber hecho el hombre B al A para que esté enojado con él. Tal vez le haya robado algo o quizás haya sido el primero en insultar al otro. ¿Cómo puede juzgar a alguien sin escuchar la versión de las dos partes involucradas en el asunto?
      A menos que haya oído a ambos, no podrá juzgar ni condenar. Por ello, el hombre de espíritu no peca juzgando a otros. Sea lo que vea u oiga, no cometerá este pecado. Pero el hombre carnal pecará juzgando simplemente al ver y al oír. Si juzgan y condenan estarán haciéndose igual a Dios. Hay un solo juez. Y ese es Dios Padre.
      El que es arrogante juzga y condena. No obstante, el hombre de espíritu NUNCA juzgará ni condenará. ¿Me dejo entender, hermanos? Por eso, no deben pensar carnalmente. De otra manera levantaran un muro de pecado entre Dios y ustedes. Por eso, una vez que ha llegado al nivel del espíritu, no tendrá mucho de lo que deberá arrepentirse.
      Algunos de ustedes acostumbran gastarse alguna broma o usar un lenguaje no muy correcto. Otros en cambio, cuidan mucho cada palabra que dicen por respeto a los demás. Déjenme decirles que hay una gran diferencia entre ambos.
      Su comportamiento, forma de expresarse y paciencia deben ser irreprochables y se perfeccionarán en la medida en que santifique su corazón, arranque la maldad de su corazón; y sirva y ame a los demás. En otras palabras, en la medida en que se santifique y se despoje de toda maldad, podrá expresarse y comportarse mejor. Las obras de la carne incluyen no sólo pecados evidentes sino también toda clase de deberes incompletos. Por ejemplo: Algunos de ustedes usan palabras toscas y torpes aun cuando no tienen mala intención.
      Después de recibir al Señor, aunque se haya despojado de toda forma de maldad de su corazón, las huellas o rezagos de la carne aun permanecerán en usted y tal vez pueda ser un poco brusco y no amable en su manera de ser y de hablar.
      Otros usan ropa a la moda, desarreglada y no apropiada para el lugar ni la ocasión. No les importa su apariencia exterior, ni la ropa que llevan y se visten como lo hacían antes cuando andaban en el mundo. Estas cosas tal vez les parezcan sin importancia. Sin embargo, cuando otros los vea en forma detenida, serán dignos de confianza y bien recibidos si la gente dice de ustedes: "Mira que elegante y limpio se ve."
      Cuando algunos de ustedes no se comportan correctamente, tal vez digan que es parte de su naturaleza o que no pueden dejar de hacerlo porque es parte de su vida. El ser íntegro y honesto no es otra cosa que recuperar la imagen de Dios y obedecer los mandamientos del Señor como hijos de Dios.
      ¿Cuántas almas serían impactadas si hubieran terminado con el proceso de perfeccionamiento y de represión en el Señor? Podrían conmover a otros tan solo con una palabra.
      Efesios 6:4 cita; "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor." De la misma manera, cuando tiene que llamar la atención a alguien, hágalo con bondad, sabiduría y respeto. Lo mismo sucede entre mis hijas. La mayor trata con mucho respeto a las menores. Siempre se dirige a ellas como Pastoras. Les cuento: En una ocasión, las hermanas de la Misión de Mujeres de la Iglesia insistieron en que mis 3 hijas se sentaran juntas. La mayor se dirigió muy cortésmente a su hermana menor para preguntarle si deseaba hacerlo. No le dijo simplemente que se sentara por ser la hermana mayor. Sino que le preguntó su opinión. Eso me hizo muy feliz, porque vi que incluso entre los miembros de mi familia se sirven y se respetan el uno al otro. El mismo principio y actitud se debe aplicar en la relación entre padres e hijos.
      Por tanto, un hombre íntegro y honesto es diferente a los demás en diversos aspectos y por eso muchos encontrarán en él paz y alivio.
      Queridos Hermanos
      Luego. En segundo lugar: Tienen que cultivar carácter en su corazón para hacerlo honesto. La integridad es producto de un corazón grande, y se da por medio de la misericordia, la compasión y del amor incondicional
      La disposición y el carácter del corazón tienen que ver con su tamaño o capacidad. Por tanto, mientras mejor sea la disposición de su corazón, más grande será su tamaño. Algunos pueden hacer más de lo que se les pide o se espera de ellos de acuerdo a la disposición de su corazón. Pero otros hacen sólo lo que se les pide o incluso hacen menos. Es decir, la disposición de su corazón será diferente en cada situación de acuerdo a la capacidad o tamaño de su corazón.
      La Palabra nos dice que en una casa hay diferentes clases y tamaños de vasos. Aquí vaso representa el corazón. No todos tienen el mismo tamaño de vaso o corazón. Por eso, la integridad y la conducta de cada uno son diferentes. Si su vaso es grande y llega al nivel del espíritu y alcanza la santidad, Dios lo bendecirá sobreabundantemente. Pero si tiene un vaso pequeño, no podrá recibir mucho. Dependiendo de la capacidad de su vaso, todo será diferente.
      Si un siervo de Dios tiene un corazón grande, Dios traerá muchas almas a su iglesia. Pero si tiene uno pequeño, será inútil que mucha gente venga a su iglesia, porque no los podrá atender ni retener, más bien los perderá. Si tiene un vaso o corazón grande, podrá recibir a gente buena y mala, ricos y pobres. En fin, recibirá a toda clase de personas.
      Lo mismo se aplica a las bendiciones. Si tiene un corazón grande, recibirá mayores bendiciones. Si tiene uno pequeño, recibirá pocas. Incluso si Dios deseara bendecirlo más, no lo podría hacer porque su vaso es muy pequeño. Cuando un siervo de Dios de corazón grande atraviesa por pruebas, superará todas ellas y luego será abundantemente bendecido. Sin embargo, aquellos que tienen un corazón pequeño, no pueden entender esto precisamente porque su corazón es pequeño y mezquino. Un hombre íntegro tiene un corazón grande y abierto, por eso puede hacer lo que debe hacer.
      Filipenses 2:4 cita: "No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros." Así que, no deberá ocuparse sólo de sus asuntos, sino también interesarse por los asuntos de los demás.
      Este corazón podrá variar en la medida en que ensanche su capacidad al enfrentar diversas circunstancias. Por eso deberá transformar su corazón mediante un esfuerzo continuo y permanente. Si se ha estado interesando solo en sus asuntos personales, deberá orar específicamente y cambiar esa mente cerrada por una amplia, que considere primero el provecho de los demás.
      Por ejemplo: Hay algunos líderes que hacen sólo lo que se les pide en la función o área que desempeñan. Desde luego es una bendición que cumplan bien con sus deberes en la Iglesia. Sin embargo, algunos otros no solo se interesan por los asuntos propios de su función, sino también ayudan apoyando a otros hermanos en sus tareas.
      En algunas ocasiones, dejan de lado muchas cosas, por ayudar a otros y se sacrifican en vez de buscar su propio beneficio. Cuando los miembros de la iglesia sirven con un mismo corazón, podrán dar testimonio de la bendición que recibirán.
      Volviendo al mensaje: Hasta que no fue vendido como esclavo en Egipto, José creció casi sin ninguna responsabilidad. No pudo entender el corazón ni la situación de sus hermanos. Sin embargo, cambió debido a las pruebas por las que tuvo que pasar.
      Siendo esclavo o cuando se hizo cargo de la administración de la prisión, se humilló completamente y cumplió fielmente con sus obligaciones. Su corazón se hizo cada vez más grande y así pudo comprender y acoger a toda clase de personas. Incluso a los que intentaban hacerle daño o a los que lo insultaban. Por eso llegó a ser respetado y amado. Y gobernó Egipto al lado del faraón.
      Si hubiera tenido un corazón pequeño: ¿Qué hubiera sido de él? Pero como tuvo ese corazón grande pudo entender y recibir a sus hermanos quienes habían tratado de matarlo y lo habían vendido como esclavo. No guardo ningún resentimiento contra ellos. ¡Qué corazón el de José! ¿Verdad? ¡Qué bueno sería si todos tuvieran un corazón tan grande como el de José!
      Por favor: Hermanos. Les pido que ensanchen su corazón. Háganlo más grande y Dios lo llenará de muchas cosas buenas.
      A través de estas experiencias, José llegó a tener un corazón capaz de observar y administrar cada aspecto de la organización de una nación y aprendió a cuidar y a proteger el corazón de los demás. Dios ya sabía lo que iba a suceder y preparó las condiciones para que José llegara a ser gobernador de Egipto.
      Yo mismo, aún estando en mi habitación, pienso en todos los siervos de Dios, en los hermanos que trabajan en esta Iglesia, en los miembros de la iglesia, en los enfermos y también en los misioneros en el extranjero. Los atesoro en mi corazón como algo precioso. No es fácil; pero lo hago. Y lo puedo hacer porque Dios, el Señor y el Espíritu Santo me ayudan. Si llega a tener esta clase de corazón, y además tiene bondad y es intachable, podrá administrar y cuidar una institución por más grande que sea.
      Podrá guiar a los miembros de esa organización cuidando hasta en el más mínimo detalle y siendo bondadoso y amable en sus acciones.
      Es mi deseo, hermanos, que todos ustedes puedan cultivar este carácter sincero en su corazón.
      Si los esposos fueran así, seguro que sus esposas los amarían. AMEN. Y ni que decir de los hijos. Y si las mujeres tuvieran esta clase de corazón, serían muy amadas por sus esposos y respetadas por sus hijos. Igual sucede entre hermanos de sangre. Si un hermano tiene este corazón abierto y sincero, podrá entender al resto de sus hermanos y todos vivirán en paz. Igual sucede con los vecinos o con la familia.
      Oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo para que cada uno de ustedes llegue a tener un corazón grande y amplio y así puedan comprender y consolar a infinidad de almas.
      Querido Público Televidente y Amados Hermanos:
      ¿Qué clase de bendiciones recibirán si alcanzan la perfecta mansedumbre teniendo bondad interior e integridad exterior? Tal como cita Mateo 5:5 "Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad." Y el Salmo 37:11 "Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz." Podrán heredar la tierra. Esto no quiere decir que recibirán una porción de terreno en esta tierra. Aquí tierra representa la morada celestial en el reino de los cielos. Y "Heredar la tierra" quiere decir disfrutar de gran poder en el cielo.
      Los que tiene poder en este mundo generalmente están rodeados de muchas personas. De igual forma, los mansos recibirán gracia en el cielo y muchos los seguirán. La autoridad terrenal eventualmente se acaba, pero la autoridad en el reino de los cielos es eterna.
      Una persona humilde fortalece a otras almas con el mismo corazón de Dios y conmueve sus corazones para guiarlos a la salvación. Por eso, mientras más humilde y amable sea, más almas encontrarán en usted consuelo y paz y las podrá guiar al camino de la salvación.
      Por tanto, alguien humilde gozará de gran poder y heredará una morada amplia y grande en el reino de los cielos. Igualmente, al que tiene riquezas, fama y poder en esta tierra, lo siguen muchas personas. Pero si pierde todo lo que tiene, perderá también su poder y muchos de los que lo seguían lo abandonarán.
      La autoridad espiritual de alguien humilde es totalmente diferente a la de este mundo. No cambia ni desaparece. Esta persona será respetada y favorecida y todo lo que emprenda tendrá éxito y su espíritu será prosperado.
      Dios lo amará eternamente y será enaltecido en el reino de los cielos. Muchos hermanos de la Iglesia realizan obras de caridad o de ayuda social. Hacen que su mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Es decir, no dan a conocer que están ayudando a otros hermanos. Sin embargo, me entero por otras fuentes. No acostumbro recordar fácilmente nombres. Pero estos nombres si los recuerdo porque los escucho bastante. Doy gracias a Dios por esos hermanos. ¿No se parece nuestra Iglesia a la Iglesia de los Apóstoles? Compartimos lo que tenemos con los que no tienen lo necesario.
      Hermanos en Cristo:
      En Mateo 20: 25-28, Jesús nos explica quien es mayor en el reino de los cielos. Y cita la Escritura:
      "(25) Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.
      (26) Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros (Todos ustedes desean ser grandes. AMEN. Continúa el pasaje) será vuestro servidor, (27) y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; (Hermanos: Si desean ser grandes, SIRVAN A LOS DEMAS. Prosigue la cita) (28) como el Hijo del Hombre no vino para ser servido (Nuestro Señor no vino para ser servido. Fue perseguido por los sacerdotes. Y cuando llevó la cruz, fue golpeado por la chusma, por los escribas y fariseos. Por eso, nuestro Señor no vino para ser servido. Finaliza el versículo), sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."
      Es mi anhelo que todos ustedes lleguen a ser humildes en verdad y que se humillen aun más y así tengan este corazón manso y tierno para con afecto poder abrazar y servir incluso a un niño. Y como el Señor sirvió y se sacrificó a Sí mismo; llegó a ser Rey de reyes y Señor de señores.
      Les he dicho que la bondad espiritual se logra cuando uno tiene un corazón sin maldad e íntegro y sincero con el que puede entender y aceptar a toda clase de personas.
      Y he añadido que a fin de lograr esta humildad y honestidad interna debe llegar a la santidad echando fuera toda forma de maldad de su corazón y siendo perfecto en sus palabras y hechos. Además, les he mencionado que cuando lleguen a tener esta humildad y mansedumbre, podrán heredar una mejor morada en el reino de los cielos.
      Oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo para que todos ustedes lleguen a ser verdaderos hijos de Dios, llenos de bondad; y que puedan ser llamados GRANDES en el reino de los cielos y estén cerca del trono de Dios.

      AMEN


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