• Apocalipsis 4

    [Apocalipsis 1:9-16]

    03-11-2006 | Rev. Jaerock Lee

    • Apocalipsis 1:9-16
      9Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
      10Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta,
      11que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
      12Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete candeleros de oro;
      13y en medio de los candeleros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
      14Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos eran como llama de fuego;
      15sus pies semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas.
      16En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol cuando brilla con toda su fuerza.

      Queridos hermanaos y hermanas en Cristo.

      La escritura de esta noche dice, “Yo, Juan, vuestro hermano”.

      Él no se refería a un hermano en carne, sino a un hermano en el Señor Cristojesús.

      Jesús claramente explicó quien es el verdadero hermano, hermana o madre.

      Él dijo en Mateo 12:50, “Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”.

      Por lo tanto, Juan dijo que todos los Cristianos que viven de acuerdo a la voluntad de Dios Padre, en el Señor son ‘hermanos’.

      Trascendiendo el espacio y el tiempo, desde el Apóstol Juan hasta usted que está viviendo en estos días, pueden también volverse hermanos.
      Y cuando vayamos al cielo, todas las personas allá se convertirán en hijos de Dios Padre, y seremos hermanos y hermanas unos con otros.

      Ahora, Juan se llamó a sí mismo, ‘compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús’.

      Primero, ‘el reino que es en Jesús’ significa el reino de la verdad.

      El objetivo de nuestra vida creyente en esta tierra es poder entrar al cielo, el reino eterno de Dios.

      Y a fin de entrar a este reino eterno de Dios, tenemos que participar en ‘el reino que es en Jesús’.

      Así como dijo Jesús, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, Jesús es la verdad misma. Por lo tanto participar en el reino de Jesús significa vivir en la verdad.

      Y para vivir en la verdad, tenemos que participar en la tribulación y en la perseverancia que es en Jesús.

      El apóstol Juan fue objeto de mucha persecución cuando estuvo con Jesús en los días del ministerio público de Jesús.

      Pero la verdadera persecución empezó después que el Señor resucitó y ascendió al cielo.

      El apóstol Juan participó en la tribulación de Jesús a tal grado que fue enviado a prisión, fue golpeado, y estuvo en peligro de muerte.

      Sin embargo, en el medio de todas esas dificultades, la razón por la cual él permaneció firme fue por su fe en el Señor Jesús.

      Él perdonó incluso a los que lo persiguieron; estaba más bien gozoso y agradecido como en la palabra de la verdad.

      Todo esto fue para participar en la perseverancia de Jesús.

      Queridos hermanos y hermanas.

      Si ustedes tienen fe, estarán agradecidos y gozosos por la persecución y la tribulación que es en el Señor.
      Así como dice Mateo 5:11-12, “Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros”.
      Cuando ellos siendo hijo de Dios reciben persecución a causa del Señor, algunas personas podrán decir, “¿Por qué el Dios todopoderoso no protege a Sus hijos? ¿No está Él supuesto a destruir a todas las malas personas que los persiguen?

      Pero, ustedes tienen que comprender que los hijos de Dios reciben persecución y tribulación porque todo es permitido de acuerdo a la voluntad y providencia de Dios.

      Y el hecho es que a causa de la persecución, el evangelio de Jesucristo puede ser difundido aún más lejos, y la fe de un individuo puede ser fortalecida.

      Como resultado de la severa persecución en los días de la iglesia primitiva, la Cristiandad pudo ser finalmente propagada en Europa y el resto del mundo conocido a través de Roma.
      Así como la más pequeña partícula de fuego puede ser propagada cuando usted echa leña al fuego, entre más severamente eran perseguidas las primera iglesias Cristianas, más lejos podía difundirse el evangelio convirtiéndose en una partícula de fuego.

      Lo mismo aplica a esta iglesia también cuando vemos hacia atrás.

      Si esta iglesia no hubiera recibido ninguna persecución, sino que hubiéramos sido prósperos, ¿Podríamos haber cumplido con la misión mundial de esta manera tan grande?

      ¿Podría haberse propagado el poder de Dios a todo el mundo de esta forma?

      A causa de la persecución, nuestra iglesia pudo predicar más fervientemente. Dejamos de ver al mundo, y logramos cumplir el reino de Dios de esta manera tan grande.

      Si hubiéramos prestado oídos a las opiniones de los demás, no habríamos podido hablar sobre el reino espiritual. No habríamos podido comprender ni experimentar el reino espiritual tan claramente como lo hacemos ahora.

      Ustedes no habrían tenido la esperanza por la Nueva Jerusalén, y no estarían encaminándose hacia el espíritu y hacia el espíritu perfecto, como muchos lo hacen ahora.

      Han tratado fuertemente de vivir en la verdad a fin de participar en el reino de Jesucristo, y han soportado toda la persecución y la tribulación que recibieron por el Señor con gozo y agradecimiento.

      Como resultado de ello, hemos podido cumplir el reino de Dios de esta manera tan grande, y muchos de ustedes están caminando hacia el espíritu.

      Ahora, Juan dice, “Me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús”.

      Las personas que enviaron al Apóstol Juan a la isla de Patmos pensaron que actuaban de acuerdo a los que ellos querían, pero a decir verdad, lo que hicieron fue también bajo la providencia de Dios.

      Esto fue lo que Dios permitió para que el Apóstol Juan pudiera recibir las revelaciones en el ambiente más apropiado.

      Por lo tanto, el hecho de que el Apóstol Juan fuera enviado a la isla de Patmos fue para testificar la palabra de Dios y al Señor Jesucristo a través de las revelaciones.

      Es por eso que el Apóstol Juan no dijo que estaba en la isla de Patmos porque estaba desaparecido. Él dijo “me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús”.

      Queridos hermanos y hermanas.

      Desde los inicios de esta iglesia, he acumulado innumerables oraciones a Dios para recibir revelaciones de Él, y he buscado un lugar apropiado para recibirlas.

      Como no tenía un lugar para orar como lo tengo ahora, buscaba uno que estuviera alejado del mundo.

      Para interpretar la palabra de Dios, y para testificar al Señor Jesucristo, he estado haciendo esto por los últimos 24 años.

      Pero me siento triste ahora, porque me enfoco y me concentro en el estudio espiritual o en el entrenamiento espiritual menos de lo que solía hacerlo, a pesar que ahora tengo un lugar donde puedo orar y comunicarme con Dios tanto como lo desee, no puedo.

      Así como el Apóstol Juan pudo comunicarse con el Señor y recibir revelación sin ser perturbado por las cosas del mundo, yo debí haber recibido ayuda para estar en un ambiente como ese (por las personas a mi alrededor), pero la realidad no es así, y me siento triste por ello.

      El versículo 10 dice, “Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta”.

      El Apóstol Juan dice ‘el día del Señor’. En un sentido amplio, el Día del Señor se refiere al Domingo.

      Debido a que el día en que Jesucristo abolió la autoridad de la muerte, resucitó, y se convirtió en el Salvador de la humanidad fue Domingo, el día del Shabat fue cambiado de Sábado, el cual solía ser el shabat en el tiempo del Antiguo Testamento, al día Domingo.

      Así que, el Apóstol Juan estaba diciendo que él estaba en el Espíritu y que recibió la revelación en el día del Señor, es decir el Domingo.

      Pero esto no quiere decir que recibió todas las revelaciones en un solo día. A partir de este día, él recibió las revelaciones durante muchos días.

      Sin embargo, en un sentido amplio, el Día del Señor se refiere a ‘Todos los días’.

      Para aquellos que viven completamente en la verdad, no solamente el Domingo sino que cada día es el día del Señor, cuando caminan con el Señor y se comunican con Él.

      Y esto es porque yo estoy con el Señor y el Señor está conmigo.

      Otro significado implícito en ‘el día del Señor’ es que este fue el día que el mismo Señor aprobó.

      Todo tiene su tiempo. No se trata de que nosotros nos comuniquemos con el Señor cada vez que queremos. El Señor elige el tiempo más apropiado.

      Debido a que la persona también tiene que estar preparada, el Señor quien lo sabe todo, elige el mejor tiempo, y este es el día del Señor.

      De esta forma, Juan estaba en el Espíritu y recibió la revelación en el día del Señor. ¿Qué significa estar en el Espíritu?

      Estar en el Espíritu es sentir lo que está llegando del espacio original de Dios Padre, y entonces comprender a profundidad el corazón de Él.

      Esto es sentir la perfecta bondad y el poder ilimitado de Dios fluyendo del espacio original de Dios Padre.

      Por lo tanto, cuando estamos en el Espíritu, podemos escuchar la voz de Dios Padre directamente, ver visiones, y entender la voluntad de Dios y el corazón contenido en ella.

      Por ejemplo, cuando decimos que vemos visiones, esto no termina solamente en ver y escuchar; el sentir de esto viene a nuestro corazón, y podemos entender el profundo corazón de Dios Padre.

      Como nosotros experimentamos las obras del Espíritu Santo quien escudriña incluso lo profundo de Dios, cuando estamos en el Espíritu, podemos comprender lo profundo del corazón de Dios Padre.

      Además, estamos en el espacio original de Dios Padre así que no hay poderes de la oscuridad que nos puedan estorbar.

      Solamente en una situación como esta, podemos escuchar las cosas secretas del cielo, y recibir la revelación del reino espiritual.

      Pero esto no quiere decir que cualquier persona puede recibir la revelación cuando está en el Espíritu.

      No importa en que nivel de fe usted se encuentre, desde el 1º hasta el 5º, puede experimentar este sentir de estar en el Espíritu.

      Pero el nivel de estar en el Espíritu es diferente de acuerdo a los niveles de fe.

      Para comunicarse con Dios y recibir revelación libremente, usted tiene que estar al menos en el 4º nivel de fe, el nivel de la santificación, y tiene que estar en el Espíritu.

      Para recibir la revelación, usted no debe tener sus propios pensamientos; tiene que estar completamente apartado de sus propias cosas.

      Por lo tanto, solamente cuando alcanza el nivel de santificación está listo para recibir la revelación. Y al mismo tiempo, dependiendo de que tan fervientemente usted clame en oración, el nivel de estar en el Espíritu es diferente.

      Pero una vez llega a los niveles profundos del espíritu, en otras palabras, al espíritu perfecto, usted está siempre en Espíritu.

      Por supuesto, usted estará en un nivel más profundo de estar en el Espíritu cuando clama en su oración, aun estando ya en el nivel de espíritu perfecto. Sin embargo, aun si usted no ora, siempre estará en el Espíritu.

      Por ejemplo, cuando yo predico un mensaje, siempre lo hago en el Espíritu.

      Por supuesto, yo siempre estoy en el Espíritu no solamente cuando comparto un mensaje. Pero especialmente cuando predico un mensaje, en la inspiración del Espíritu Santo, el Espíritu se derrama sobre mí desde el cielo.

      Si yo no me controlo, predicaría no por un par de horas sino por muchos días sin un escrito.

      Esto es posible porque puedo testificar la palabra de Dios hallando libremente versos pares en los 66 libros de la Biblia.

      El apóstol Juan quien estaba en el Espíritu llegó a escuchar una fuerte voz detrás de él como el sonido de una trompeta.

      Él comparó la voz del Señor con el sonido de una trompeta porque el sonido de una trompeta era fuerte en esos días.

      No era aún el tiempo para que un amplificador fuera usado para producir un sonido fuerte, por eso comparó el sonido fuerte y resonante del Señor con el de una trompeta.

      Además, ya que era la palabra de los labios del Señor, la comparó con una trompeta, la cual soplamos con nuestros labios. Yo mismo he escuchado la voz del Dios muchas veces. La voz es tan clara y llena de gracia pero a la vez tan fuerte y resonante que no puede ser comparada con nada de este mundo.

      Es una voz que nuca olvidarán una vez la escuchen.

      La voz del Señor es la misma.

      Pero, ¿Por qué el Apóstol Juan dice que escuchó la voz detrás de él?

      Esto es porque, así como alguien que está en una fila esperando algo, el Señor también le habló cuando el tiempo llegó, como si el Señor esperaba justo detrás de él por el tiempo apropiado.

      El Señor ya sabía cuando el Apóstol Juan estaría en oración con lo cual pasaría la puerta del reino espiritual, estaría en el Espíritu y listo para recibir la revelación.

      Entonces, el Señor podía enviar un ángel cuando fuera el tiempo si esto era necesario, o Él mismo podía venir a Juan como espíritu y hablar con él.

      Lo importante aquí es que el Señor obra en el tiempo preciso.

      A partir de este próximo Domingo, en el Servicio de la Mañana, será predicado el mensaje sobre ‘el Cielo’.

      Cuando recibí la revelación sobre el cielo, Dios lo hizo en el tiempo preciso.

      Él ya sabía cuándo me entregaría estos secretos del cielo. Ya conocía el tiempo y esperó por él.

      Y me preparó para que yo estuviera listo para ese momento.

      Aún cuando tenía que descender de la montaña de oración para asistir a la Vigilia del Viernes y a los Servicios del Domingo, Dios me ordenó que ayunara por tres días y que siguiera orando.

      Y cuando obedecí, a partir de ese Domingo, Dios empezó a revelarme los secretos escondidos del cielo.

      A fin de abrir la puerta del reino espiritual y recibir la revelación, tenemos que acumular oraciones y prepararnos en justicia para que el enemigo el diablo y Satanás no puedan acusarnos.

      Aunque Dios desee revelarnos los secretos, si aun no estamos listos, Él primeramente nos prepara y luego nos da este conocimiento.

      Pero ahora, la situación es totalmente diferente a la de antes.

      En esa época yo tenía que clamar en mi oración y prepararme para abrir la puerta del reino espiritual y luego recibir la revelación, pero ahora no es igual.

      La puerta para comunicarme con Dios Padre siempre está abierta y Dios me da la respuesta tan pronto como pido algo.

      Así que, recibo muchas revelaciones que no puedo explicar cada semana desde este altar.

      Ahora, en el versículo 11 están los nombres de las 7 iglesias.

      Este dice, “que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea”.

      Como les dije antes, las 7 iglesias mencionadas aquí no se refiere solamente a las iglesias en Asia Menor, sino también, trascendiendo es el tiempo y el espacio, a todas las iglesias de la actualidad.

      Cuando clasificamos todas las iglesias del mundo, pueden ser clasificadas en 7 iglesias.

      Por lo tanto, la palabra que fue entregada a las siete iglesias es la palabra que aplica a todas las iglesias de estos días, y es como una señal o un letrero.

      Además, la palabra que es dada a las siete iglesias no solamente aplica a las iglesias. También aplica a cada individuo en quien habita el Espíritu Santo como en usted.

      De allí que, usted pueda revisar su fe individual a través de esta palabra entregada a las siete iglesias.

      El versículo 12 dice, “Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete candeleros de oro”.

      Cuando Juan se dio vuelta para ver la voz que le hablaba, vio siete candeleros de oro.

      Entonces, ¿Que significado tienen los 7 candeleros?

      El candelero de oro se refiere a la iglesia construida por la fe en el Señor.

      Es la iglesia que el Señor compró con el derramamiento de Su sangre; es el cuerpo de Cristojesús.

      El número 7 significa ‘completo o perfecto’. Así que la iglesia está construida verdaderamente en el nombre del Señor.

      Entonces, ¿Por qué el candelero de oro representa una iglesia construida por la fe en el Señor?

      El Oro representa una fe invariable.

      Y el candelero emite la luz.

      Tiene la función de emitir la luz al mundo.

      Pero el verdadero objeto que emana la luz es una vela.

      La vela se derrite y se sacrifica a sí misma para producir la luz que irradia.

      Por lo tanto, aquel que asume el papel de esta vela, la cual se sacrifica a sí misma para dar luz al mundo y para guiarlo a la verdad es la iglesia.

      Y así como a la intensidad de la luz puede variar de una a otra, la intensidad de la luz de las iglesias, aun cuando todas están construidas por la fe en el Señor, es diferente.

      De allí que, la intensidad de la luz que el candelero emite muestra qué tanto está santificada la iglesia y cuánto ha alcanzado el corazón del Señor.

      Entonces, ¿Qué representa la vela en el candelero?

      La vela representa la verdad.

      Además, la vela simboliza a al Cristiano que ha aceptado a Jesucristo y que vive en la palabra de la verdad.

      Así como la intensidad de la luz de la vela es diferente, la intensidad del brillo espiritual de cada creyente es también diferente dependiendo de qué tan bien esté viviendo en la verdad.

      Entre más completamente y perfectamente un creyente practique la verdad, más brillante será la luz que irradia, así como entre más grande el número de las velas, más intensa es la luz que puede producir.

      Además, dependiendo de qué tan bien la congregación vive en la luz y enciende la luz en un iglesia, la brillantez de de la iglesia es diferente.

      Por lo tanto, un candelero de oro que emana la luz esplendorosamente se refiere no solamente a la iglesia que está construida en el Señor sino también a un individuo en quien el Espíritu Santo construye un templo santo.

      Pero, los siete candeleros que el Apóstol Juan vio en la escritura de esta noche simbolizan las siete iglesias.

      Ahora, a partir del versículo 13, se describe la apariencia del Señor según lo vio el Apóstol Juan.

      Como Juan había pasado 3 años con el Señor en esta tierra, es razonable que ese Apóstol Juan fuera el que conocía bien cómo lucía el Señor de entre aquellos alrededor de Él.

      Pero la apariencia del Señor con la que estaba familiarizado el Apóstol Juan era Su apariencia que eran en la carne.

      Hay muchas diferencias grandes entre la apariencia del Señor que era en la carne, y la apariencia del Señor que es ahora en gloria.

      Como un simple ejemplo, cuando el Señor resucitó tres días después de Su muerte, no solamente los discípulos sino también las mujeres como María Magdalena, no lo pudieron reconocer.

      Y ahora, el Señor está en la gloria, algo que nosotros ni siquiera podemos imaginar.

      El Apóstol Juan estaba viendo a ese Señor en gloria, y estaba explicando la apariencia de lo que veía.

      Él dijo, “y en medio de los candeleros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos eran como llama de fuego; sus pies semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol cuando brilla con toda su fuerza”.

      Entonces, ¿Qué significado hay en esta apariencia del Señor?

      Daremos un vistazo a esto en el siguiente mensaje.

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.

      ¿Qué sucedería si Dios alineara todas las iglesias del mundo de acuerdo a la intensidad de su luz?

      Por supuesto, la intensidad de la luz no es la intensidad de la luz carnal, sino la intensidad de la luz espiritual; en otras palabras, se trata de la intensidad de la luz espiritual que fluye de la iglesia.

      Entonces, habrá diferentes grados de resplandor de la luz alineándose desde la iglesia que brilla con una luz extraordinariamente resplandeciente a la iglesia donde la luz ya se ha extinguido.

      Dios no puede más que amar la iglesia donde la luz brilla con mayor intensidad, y la congregación de esta iglesia también será la más amada por Dios.

      De igual manera, es muy importante la iglesia a al que usted pertenece.

      Sin embargo, la clase de iglesia en la que una iglesia se convierte depende también de su congregación.

      Dependiendo de cuánto brille la luz de cada individuo, la intensidad de toda la luz podrá variar.

      Además, algunas veces una luz muy intensa brilla mucho más que muchas luces tenues que están juntas.

      Por lo tanto, por favor piensen seriamente en el por qué esta iglesia es amada por Dios, y por qué hay tantas evidencias de que esta iglesia es amada por Dios, considerando la verdad.

      Y yo espero que todos ustedes que escuchan este mensaje sean aquellos que vivirán genuinamente en la verdad.

      La luz de la oración en una iglesia nunca debe ser apagada, y ustedes tienen que seguir reuniéndose en el templo.

      Puedan ustedes convertirse en amados de Dios, y sus iglesias puedan ser amadas por Dios porque aquellos que son amados por Dios se reúnen en ella, ¡Yo oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo!


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