[Apocalipsis 21: 19-20]
01-06-2008 | Rev. Jaerock Lee
“y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista”.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Esta es la 48ª sesión de la serie de sermones sobre el ‘Cielo’. Y continuando con la sesión anterior, les hablaré sobre el significado espiritual contenido en los doce cimientos de la ciudad de la Nueva Jerusalén. En la última sesión, aprendimos sobre la cornalina, la piedra del sexto cimiento.
En esta sesión, les hablaré sobre el quinto cimiento, cuya piedra es el crisólito y el octavo, cuya piedra es el berilo. Cuando ustedes ven las joyas preciosas y brillantes, ¿Qué piensan sobre ellas? “¡Wow! ¿Cuánto costará? ¡Cómo deseo tener una de esas! ¡Se vería preciosa en un anillo o en un collar!” ¿Piensan ustedes estas cosas? Ustedes saben qué clase de corazón espiritual representa cada una de estas piedras preciosas, y creo que lo pensarán en el espíritu cuando las vean.
Cuando ven una piedra de color rojo, algo como el rubí, pensarán en el apóstol Pablo, quien se entregó a sí mismo con toda su vida y con amor apasionado al Señor. Si ven una piedra de color azul oscuro como el zafiro, pensarán en Daniel y sus tres amigos quienes tenían corazones rectos ante cualquier situación. Si ven una piedra de color verde claro como la esmeralda, pensarán entonces en Ester, quien salvó al pueblo con su corazón recto y con su buen juicio
Aquellos que tienen anhelo por el espíritu, pensarán en cosas espirituales aún cuando ven las piedras preciosas y las joyas de esta tierra. Desde que conocí a Dios, deseché al mundo y las cosas del mundo muy rápidamente. Desde que deseché los deseos por las cosas materiales, aún las piedras más preciosas de este mundo, eran como simple rocas para mí. Pero al escuchar la palabra de Dios que nos habla sobre el reino de los cielos, empecé a mirar las joyas de este mundo en una forma diferente.
Por ejemplo, el cristal es claro y transparente, y refleja muy bien la luz. Cuando veo algo como eso, pienso en el reino de los cielos y mi mente se refresca. Cuando ustedes vean las joyas de este mundo, espero que también recuerden estos mensajes y piensen en el espíritu. Espero que piensen en el reino de los cielos.
Yo oro en el nombre de nuestro Señor para que al hacer esto, ustedes se acerquen más al espíritu y a la Nueva Jerusalén.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, la piedra del quinto cimiento del muro de la ciudad de la Nueva Jerusalén es el crisólito. Esta piedra también es conocida como ‘Olivino’. Cuando este mineral olivino tiene la calidad de una gema, también es llamado peridoto. Es un silicato de hierro de magnesio.
Como les dije antes, las joyas en el cielo son incomparablemente más bellas y producen luces más brillantes que las de esta tierra. Así que, las imágenes que ustedes han visto son muy diferentes a las de aquellas joyas que hay en el cielo.
El apóstol Juan, quien escribió el libro del Apocalipsis, escribió los nombres de las piedras preciosas que eran más cercanas a las que vio con sus ojos espirituales. Por supuesto, las piedras preciosas en el cielo también tienen nombres, pero si escribiéramos sus nombres reales, ninguno de nosotros sería capaz de comprender cómo son. Pero debido a que los nombres que se usaron para identificarlas fueron los de las piedras preciosas que eran más cercanas a ellas, es por eso que nosotros podemos ahora comprender hasta cierto grado.
Así que, cuando ustedes ven fotos o imágenes de las piedras preciosas, pueden ver solamente los colores de éstas. Entonces, deben comprender solamente qué clase de corazón espiritual Dios Padre quiso encerrar en cada piedra preciosa.
Ahora, ¿Qué clase de corazón espiritual está representado por el crisólito? Es el corazón de ‘misericordia’. El Diccionario en Línea Merriam-Webster define ‘misericordia’ como ‘Compasión o tolerancia mostrada especialmente a un ofensor o a un persona sujeta bajo el poder de alguien’.
Pero, ¿Cuál es el significado espiritual que Dios nos da para la palabra misericordia? Es comprender realmente a alguien que no puede ser comprendido de ninguna manera y perdonar realmente a una persona que no puede ser perdonada de ninguna manera.
Comprender y perdonar ‘en verdad’, es comprender y perdonar con amor y en bondad. La misericordia, con la cual podemos abrazar a otros con amor, es la misericordia que está representada en el crisólito. Aquellos que tienen esta clase de misericordia no tienen ningún prejuicio. Y no llegan a pensar, ‘No me agrada esta persona por esto. No me agrada por aquello’. Ellos no sienten desagrado ni odian a ninguna persona. Por lo tanto, no tienen ninguna enemistad. Simplemente tratan de mirar y pensar en las cosas de una forma agradable. Simplemente aceptan a todas las personas.
Así que, aún cuando se enfrentan a una persona que ha cometido un pecado grave, solamente muestran compasión. Ellos odian el pecado, pero no al pecador. Tratan mejor de comprenderlo y de abrazarlo. Esto es misericordia.
¿Qué persona de la Biblia podemos pensar que mostró esta clase de misericordia? Jesús mostró el más alto grado de misericordia. Por supuesto, el corazón de Jesús poseía todos los corazones espirituales. Permítanme hablarles sobre cómo Su misericordia fue manifestada para nosotros.
Él mostró Su misericordia a Judas Iscariote, quien le vendería. Jesús sabía desde el principio que Judas lo traicionaría. Sin embargo, Jesús no lo excluyó ni guardó distancia de él. No sintió desagrado ni odio en su corazón por él. Lo amó hasta el final y le dio la oportunidad de arrepentirse. Este corazón es el corazón de misericordia.
Aún cuando Jesús fue clavado en la cruz, no se quejó en contra de nadie ni odió a nadie, sino más bien oró intercediendo por aquellos que le estaban ocasionando daño y dolor. Lucas 23:34 dice, “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. De la misma forma, misericordia es perdonar incluso a los que no pueden ser perdonados. Esteban también tuvo esta clase de misericordia. A pesar que Él no era un apóstol, estaba lleno de gracia y de poder. Y la gente malvada terminó apedreándolo hasta la muerte. Pero incluso cuando estaba siendo apedreado, él prefirió orar por aquellos que los estaban matando.
Hechos 7:60 dice, “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”. El hecho que Estaban orara por aquellos que lo estaban apedreando comprueba que ya los había perdonado. Él no sentía odio por ellos. Y esto nos muestra que tuvo el fruto perfecto de la misericordia para tener compasión por esas personas.
Ahora, ¿Hay alguna persona a la que usted odia? Entre sus familiares o entre sus hermanos en la fe o entre sus compañeros de trabajo, ¿Hay alguien que le desagrade? Hay alguna persona de quien usted piense, ‘no me agrada su actitud. Siempre se opone a mí, y no me agrada’. Aún cuando esta persona no está tratando de dañarle, si usted simplemente siente desagrado y odio por diversas razones, ¿Cuán lejos está esto de la misericordia?
Nosotros no debemos tener desagrado ni odio hacia ninguna persona. Debemos más bien, ser capaces de comprender, aceptar y mostrar bondad a todas las personas. Dios Padre nos muestra la belleza de la misericordia con el crisólito.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, ahora, les hablaré sobre la piedra del octavo cimiento de la ciudad de la Nueva Jerusalén, el berilo. Este berilo tiene un color azul suave y verdoso. ¿Qué clase de corazón espiritual representa el berilo? Representa ‘la resistencia y la paciencia’ en todas las cosas para alcanzar el reino de Dios y su justicia.
Pero aquí la paciencia no es reprimir algo con mucha restricción. Algunas personas cierran sus dientes, firmemente, empuñan firmemente sus manos, o sus cuerpos pueden incluso temblar para resistir. Enojo, quejas, reproches y odios salen de sus corazones, pero tratan de reprimirlo y de no expresarlo abiertamente.
Esta clase de resistencia y moderación no es la clase de paciencia que Dios desea de nosotros. Lo que Él desea es que estemos llenos solamente de bondad y sin ninguna maldad. Es la clase de paciencia en la cual no hay nada por lo cual se necesite ser paciente. La paciencia que Dios desea de nosotros es esta clase de paciencia.
2 Pedro 3:9 dice, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Si nosotros no tenemos maldad sino solamente la llenura de bondad y amor, entonces la ‘paciencia’ misma ya no es necesaria. Solamente esperamos con fe y esperanza y con corazones llenos de paz. Pero Dios lo expresó como ‘ser paciente por mucho tiempo’ para hacernos comprender.
La paciencia en Gálatas, es uno de los frutos del Espíritu Santo, y la paciencia del amor espiritual en 1 Corintios 13 son las dos clases de paciencias que Dios desea. Pero la paciencia como fruto del Espíritu Santo tiene un significado más amplio, e incluye la paciencia del amor espiritual. La paciencia en el amor espiritual es ser paciente para amar a otros a un nivel personal.
Pero la paciencia como uno de los frutos del Espíritu Santo tiene un sentido más amplio, el cual va más allá del nivel personal. Implica ser paciente en todas las cosas para alcanzar el reino de Dios y Su justicia. El significado de paciencia representada por el berilo es el mismo al de la paciencia que es fruto del Espíritu Santo. Y esta paciencia para alcanzar el reino de Dios y Su justicia puede generalmente ser clasificada en tres tipos.
Primero, está la paciencia entre Dios y nosotros. Tenemos que ser pacientes hasta que la promesa de Dios sea cumplida. Dios Padre es fiel; una vez Él ha declarado algo, con seguridad lo cumple y sin retractarse. Por lo tanto, si hemos recibido promesa de parte de Dios, tenemos que ser pacientes hasta que ésta se cumpla. Dios conoce el mejor momento para darnos las bendiciones. Además, si le hemos pedido algo a Dios, tenemos que ser paciente hasta que recibamos la respuesta.
Marcos 11:24 dice, “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Jesús dijo, “Cree que ya has recibido lo que has pedido en oración”. Pero algunos creyentes expresan cosas como, “Yo oro toda la noche y ayuno, y sigo sin recibir respuesta”. Y a decir verdad, con esto están quejándose.
Esto es como un agricultor que siembra la semilla y pronto remueve la tierra porque no hay frutos inmediatamente. Si hemos sembrado la semilla, tenemos que ser pacientes hasta que brote, crezca, florezca y luego produzca el fruto. Entonces, ¿Significa esto que solamente tenemos que esperar? No, no es así.
Un agricultor remueve la mala hierba y protege los brotes de los insectos dañinos. Él realiza mucho trabajo y con mucho sudor para obtener el buen fruto. De igual manera, para recibir la respuesta a lo que hemos pedido en oración, hay cosas que tenemos que hacer.
Tenemos que cumplir con la medida apropiado de acuerdo a los siete espíritus – es decir fe, gozo, oración, agradecimiento, fidelidad trabajadora, guardar los mandamientos y el amor. Dios nos contesta inmediatamente solamente si cumplimos con las cantidades requeridas de acuerdo a la medida de fe.
Entendamos que el tiempo de paciencia con Dios es el tiempo para recibir una respuesta mucho más perfecta, y para que nos regocijemos más y estemos más agradecidos.
Segundo, hay paciencia entre los hombres. La paciencia del amor espiritual corresponde a esta clase de paciencia. 1 Tesalonisences 5:14, en la parte final del versículo dice, “que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos”. Para amar a cualquier persona en todas las clases de relaciones humanas, necesitamos la paciencia. Necesitamos paciencia para creer en cualquier clase de persona, resistir con ella, y paciencia para que sea prosperada. Y aún cuando haga algo opuesto a lo que esperábamos, tenemos que ser pacientes en todas las cosas. Tenemos que comprender, poder aceptar, olvidar, ceder y ser pacientes.
Aquellos que evangelizan a muchas personas es muy probable que tengan mucha paciencia. Aún cuando aquellos que están siendo evangelizados no se sienten agradados, el evangelista continúa visitándolos. Aún si ellos lo maldicen y lo persiguen, los visita de nuevo con sonrisas en su rostro. Con el amor para salvar a esa persona en particular, se regocijan y dan gracias, y nunca se rinden.
Cuando demostramos esta clase de paciencia con bondad y amor por una persona que está siendo evangelizada, ¿Qué sucederá en el reino espiritual? El enemigo Satanás, quien ha mantenido atada a esa persona, no puede soportarlo y la deja. Debido a que el evangelista actúa constantemente con bondad y amor la oscuridad se disipa a causa de esa luz. Entonces, la persona que está escuchando el evangelio puede abrir su corazón, aceptar el evangelio y recibir salvación.
Tercero, hay paciencia para cambiar el corazón. Cambiar nuestro corazón implica arrancar las falsedades y la maldad que hay en él e introducir la verdad y la bondad en su lugar. Al grado en que cambiemos nuestro corazón, nuestra fe también crecerá. El crecimiento de nuestra fe va desde la fe de un recién nacido, a la de un niño, luego a la de un joven, más tarde a la de un hombre y finalmente a la de un padre.
Dios Padre desea que nosotros alcancemos el nivel de fe de un padre. Esta es la fe del hijo verdadero que Dios desea obtener. Y para alcanzar la medida completa de fe, tenemos que cambiar nuestro corazón. Cambiar nuestro corazón es parecido a limpiar un campo de siembra. Tenemos que remover las rocas y arrancar la mala hierba. Algunas veces, tenemos que arar la tierra. Entonces, éste podrá convertirse en un buen campo, y todo lo que sembremos, crecerá y producirá frutos.
Es igual con el corazón de los hombres. Al grado en que encontremos maldad en nuestro corazón y la desechemos, podremos tener buenos campos de siembra en el corazón. Entonces, cuando la palabra de Dios sea sembrada, podrá brotar, crecer fuerte y producir fruto. Y así como tenemos que sudar y trabajar fuertemente para limpiar la tierra, también tenemos que hacer lo mismo para cambiar nuestro corazón. Tenemos que clamar intensamente en oración con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro corazón. Entonces, podremos recibir el poder del Espíritu Santo para arar el corazón carnal que es como la tierra árida.
Este proceso no es tan fácil como alguien pueda imaginar. Es por eso que algunas personas podrán sentirse agobiadas, desalentadas o caer en desesperación. Por lo tanto, necesitamos paciencia. Aún cuando parezca que estamos cambiando muy lentamente, nunca debemos estar decepcionados ni darnos por vencidos. Debemos recordar el amor del Señor quien ha muerto en la cruz por nosotros, recibir nuevas fuerzas y continuar cultivando el campo de nuestro corazón. Además, debemos continuar trabajando con un mayor agradecimiento.
Por lo tanto, yo espero ahora que ustedes sean pacientes con ustedes mismos también. Esto no significa que simplemente tienen que esperar sin realizar ningún esfuerzo pensando, ‘Algún día será hecho’.
Por ejemplo, este año ustedes no podrán cultivar todo el campo, y no tendrán abundante cosecha. Pero pueden obtener tanto como hayan trabajado. Luego, podemos estar agradecidos por eso, y podemos trabajar más duro el próximo año. Podemos continuar trabajando con la esperanza de que cultivaremos el campo aún más y que produciremos más fruto. Podemos tener la paciencia para cambiar nuestro corazón, no con sentimientos agobiantes sino con gozo y agradecimiento. Yo oro en el nombre del Señor para que todos ustedes tengan esta clase de paciencia y cambien para ser un hijo verdadero de Dios que tiene un campo con buena tierra.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, este día, les hablé sobre la piedra del séptimo cimiento el crisólito y la del octavo cimiento, el berilo. El crisólito representa la ‘misericordia’ y el berilo la ‘paciencia’ en un sentido espiritual. ¿Cuán felices estarán cuando produzcan el corazón espiritual como piedra preciosa en su corazón? Sus corazones mismos se convertirán en el reino de los cielos.
Si se aferran a la palabra, oran y tratan fuertemente y con paciencia, podrán experimentar el reino de los cielos aún en esta tierra. Esto es porque nuestro fiel Dios nos da gracia y fortaleza, y porque el Espíritu Santo nos ayuda.
¡Yo oro en el nombre del Señor para que ustedes miren hacia la Nueva Jerusalén con fe y esperanza y para que continúen caminando incansablemente!
[Amen]