[2 Timoteo 2:20-21]
04-01-2008 | Rev. Jaerock Lee
Título: El Siervo Preparado (Tema de oración para el 2008 – 2)
Lectura Bíblica: <2 Timoteo 2:20-21>
“Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.”
Amados hermanos y hermanas en Cristo
Este es el primer servicio de vigilia de este año 2008.
Voy a entregarles el mensaje enfocado al 2do tema de oración de este nuevo año, “El Siervo Preparado”.
El reino de Dios siempre necesita obreros, y un mayor número de obreros se necesitan con urgencia cuando se está en los últimos momentos de la cosecha. Es como dice Lucas 10:2, Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
El fin del cultivo del ser humano se acerca cada vez más.
Para salvar a un alma más, es necesario un obrero más.
En particular, la responsabilidad entregada a nuestra iglesia está relacionada muy de cerca con el fin de los tiempos.
Antes que el Señor regrese nuevamente, debemos haber predicado el evangelio hasta los confines de la tierra.
También tenemos que construir el glorioso Gran Santuario para revelar la Gloria de Dios al mundo entero.
Para poder cumplir esta labor tan importante, Dios ha dotado de gran poder a nuestra iglesia.
Pero toda esta tarea no se realizará sólo con el poder que se manifiesta a través de mí. Dios desea que muchos hombres del espíritu y del espíritu perfecto cumplan sus deberes juntos.
Y esto es porque Él desea que mucha gente disfrute de la gloria de Dios juntos.
Pero a pesar de esto, Dios está buscando obreros, Él no puede usar a todos los voluntarios.
No es suficiente sólo el entusiasmo; uno también necesita tener la capacidad.
Tal como lo dice el título del mensaje de hoy, sólo “los que se encuentran preparados” podrán responder al llamado de Dios.
Espero que por medio de este mensaje puedan presentarse ante de Dios como obreros aprobados. Me gustaría cumplir las obras en estos últimos tiempos junto a ustedes.
Oro en el nombre del Señor para que cuando se presenten delante de Dios, puedan recibir grandes recompenses y Gloria.
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
El pasaje de hoy, 2 Timoteo 2:20 dice, “Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.”
Hay muchos tipos de vasos tales como de oro, plata, utensilios de madera y barro, y también los tamaños varían entre grandes platos y pequeños recipientes.
Entre estos muchos vasos, ¿A cuál de ellos usaría el dueño? Primero, lo que elija tiene que cumplir el propósito. No es cómodo tomar la sopa de un plato tendido.
Del mismo modo, no sería adecuado si pusiéramos en una taza algo que debe estar en un plato.
Igualmente, entre los utensilios que cumplen los requisitos, sería mejor si se sienten cómodos en las manos del dueño.
Entre muchos vasos que son para un mismo propósito, hay vasos que el dueño usa más frecuentemente.
Esto sucede porque son más fáciles de usar y además agradan al dueño.
También, es importante que el vaso esté limpio.
Aun cuando este sea cómodo en las manos del dueño y cumpla su propósito, no podríamos usarlo si no está limpio.
Estas condiciones son también las mismas en el Espíritu.
En lo espiritual ¿Qué quiere decir servir adecuadamente al propósito? Quiere decir que debemos tener lo que nos hace útiles para ser usados en cada área.
Para ser un pastor, un maestro, o un líder de alabanza, debemos tener las cualidades que cada área requiere, respectivamente.
En caso de los técnicos, tienen que mejorar constantemente sus habilidades para usarlos para el reino de Dios.
Por supuesto, para cualquier tipo de labor, básicamente, primero debemos tener cualidades espirituales.
Es decir, debemos armarnos nosotros mismos con la palabra de Dios y acumular oraciones.
Lo siguiente, “ser familiar en las manos del dueño” quiere decir que debemos obedecer.
Aun cuando tengamos grandes habilidades y talentos, no podremos ser usados si no obedecemos.
Digamos que la voluntad de Dios es que un día vayamos al Este, pero si nos dirigimos al Oeste, nunca podríamos cumplir las obras de Dios.
En tercer lugar, la cualidad más importante de un vaso preparado es ser un vaso limpio. Ser un vaso limpio significa ser un hombre que ya ha desechado toda forma de maldad de su corazón y se ha santificado.
Por supuesto, es mejor ser un vaso grande para guardar mayores cosas, y bueno ser un recipiente de oro.
Pero aun cuando este vaso es muy precioso y grande, no podremos usarlo si se encuentra sucio.
A medida en que nos santifiquemos y nos volvamos vasos limpios, podremos recibir la fuerza para cumplir nuestras labores. Y también, podremos obedecer completamente.
Efesios 6:12 dice, “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
1 Corintios 4:20 dice, “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.” la obra de Dios no puede ser cumplida usando la fuerza y la sabiduría del hombre.
Esta es una batalla espiritual contra el enemigo Diablo y Satanás, por lo tanto, debemos tener poder espiritual.
La fuerza y el poder espiritual pueden sernos dados en la misma magnitud en que desechemos los pecados y nos santifiquemos.
Esa es la razón por la que Dios está siempre buscando obreros que se santifiquen y tengan poder espiritual.
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Muchos han estado clamando continuamente en oración para llegar a ser obreros santificados.
Si usted es aprobado espiritualmente, no importará su edad, título, ni género.
Aunque no sean pastores, Dios usará incluso a los miembros laicos, y lo nombrará como un líder aun cuando usted sea muy joven.
De ahora en adelante, cada vez que haya un obrero preparado, Dios lo llamará para el cargo que Él lo desee.
Pero aun en este rápido fluir, todavía hay obreros que aun no están preparados.
Incluso hace 10 o 5 años atrás, ellos decían, “Me prepararé diligentemente”, y hoy en día, todavía se están preparando diligentemente.
¿Y por qué es que todavía no terminaron de prepararse?
Ellos decían que anhelaban mucho, oraban, y ayunaban con esfuerzo para santificarse, y ¿Por qué van muy lento? En primer lugar, es porque no se han esforzado en cada aspecto ni tampoco han sido constantes.
Querían santificarse sin mucho esfuerzo, y no se analizaron a sí mismos detalladamente en cada aspecto.
Por ejemplo, digamos que hay una enorme roca en medio del camino.
Para usted es difícil levantarla y moverla de un solo intento.
Pero si usted parte la roca en varios pedazos, entonces, podrá moverla fácil y rápidamente.
Del mismo modo, si ora desganado diciendo, “Por favor, santifícame, ayúdame a desechar el pecado, dame un buen corazón,” entonces, los cambios ocurrirán pero muy lentamente.
Debemos orar detalladamente por cada cosa mencionando el tipo de pecado y la clase de corazón que tenemos.
También, esto no debe ser sólo una oración de rutina con los labios, sino que uno debe derramar su lágrima y su corazón. Debe aborrecer en extremo el hecho de tener tal naturaleza pecaminosa en su ser.
Luego, cuando se enfrente a una situación similar, debe tener autocontrol para no volver a cometer el mismo error otra vez.
Si usted desecha los pecados uno por uno de esta manera, su corazón cambiará mes tras mes.
Sin embargo, en algunos casos, unos encuentran sus faltas en forma detallada, pero después, simplemente dejan de examinarse.
Si encuentran algo, deben esforzarse hasta ver el fin de esto, pero en lugar de procurar llegar a cierta medida, se detienen.
Antes, cuando predicaba los mensajes en las reuniones de avivamiento u otras conferencias, mucha gente confesaba con gozo y decía.
“Esto me conmovió” “Me he conocido a mí mismo”, “Puedo sentir que puedo alcanzar la santidad muy pronto”.
Pero luego de un par de años, confesaban lo mismo. Después, no pudieron desechar lo que antes habían encontrado en su interior.
Por supuesto, es una enorme gracia de Dios poder ver la falsedad escondida de la que antes no se daba cuenta.
Además, a veces, el Espíritu Santo lo recuerda de su pasado para que se de cuenta de cómo esa falsedad ha sido sembrada en usted.
Cuando recibe este tipo de gracia, tiene entendimiento espiritual, y cuando se arrepiente de esto, logra llenarse del Espíritu Santo.
Se siente como si lo hubiese dejado completamente y cambiado.
Pero esto no puede desecharse sólo con arrepentirse una vez.
Cuando usted retira la cizaña de un campo pero deja las raíces, estas crecen nuevamente.
En el caso de las naturalezas pecaminosas, usted no puede resolver el problema completamente con sólo arrepentirse una vez.
Tiene que jalar la raíz original de la naturaleza pecaminosa. Hasta que esté 100% seguro de haberlo quitado completamente, tiene que examinarse a sí mismo y orar.
Muchas veces les he contado mi testimonio. Cuando apenas era un nuevo creyente, Yo solía usar un cuaderno para santificarme.
Cuando encontraba cosas que no iban conforme a la palabra de Dios, las escribía en el cuaderno. Luego que alcanzaba esas metas, las borraba del cuaderno.
No podrá resolver su problema sólo con encontrar y escribir sus defectos. Debe esforzarse hasta el final, hasta que pueda borrar lo que ha escrito.
La razón por la que escribe es para recordarlo en sus oraciones todo el tiempo.
Hasta que pueda borrar ese punto de su cuaderno, no debe permitir que este se esconda en su corazón ni hoy ni mañana.
Si ora sólo por algún tiempo y después lo olvida, ¿Qué provecho tendrá? Se encontrará con lo mismo una y otra vez, y siempre hallará la misma falsedad en usted. De esa manera, sólo perderá muchos años.
Desde luego, si tiene muchas cosas que desechar de su corazón, no podrá escribirlas todas.
Pero también les he dicho de cómo tratar con este tipo de problemas. Si encuentra muchas cosas, lo primero que debe hacer es jalar las raíces más fuertes.
Cuando la raíz principal se retira, las raíces pequeñas saldrán juntamente con ella.
Debe concentrarse en las cosas más grandes, las cuales son difíciles de quitar, y si logra quitarlas, podrá desechar las demás cosas fácilmente.
Cuando remueve las naturalezas pecaminosas de esta manera, día a día se siente mejor y más feliz en su vida cristiana.
No habrá nada que lo detenga. Tampoco perderá la llenura del Espíritu Santo.
Pero si usted no permanece continuamente poniendo atención a los detalles más mínimos, estará propenso a tener un alto en su fe. Luego, sólo tratará de prepararse todo el tiempo, sin poder estar realmente preparado para ser usado por Dios.
Mientras haga esto, la diferencia entre usted y los hombres de espíritu será cada vez más amplia.
Cuando ve a otros que antes iban detrás de usted, pero que ahora van delante suyo, podría sentirse avergonzado y darse por vencido.
Pero no es demasiado tarde. Espero que no sólo intenten desechar la maldad de su ser, sino que verdaderamente logren desecharlo.
Los insto a no sólo intentar preparar sus vasos, sino más bien a que logren preparar sus vasos.
Amados hermanos y hermanas en Cristo, la segunda razón por la que su corazón cambia muy lentamente, es porque no puede identificar su ser interior.
El primer caso que acabo de explicar es cuando usted se da cuenta de la falsedad que hay dentro de su corazón.
Es solo que su obrar para desecharlo va muy lentamente. Pero la segunda razón es cuando ni siquiera conoce qué tipos de falsedades hay en usted.
A veces, cubre la falsedad con un corazón honesto y se olvida de sí mismo.
Como no desecha su arrogancia y su propia manera de pensar, no se da cuenta de su corazón.
Sobre estos casos, he estado explicando muchas veces en muchos seminarios.
De ahora en adelante, permítanme darles tres ejemplos de este tipo. Primero es que sólo piensa en las cosas buenas que hace, y se olvida de sus malas obras.
Imagínese que haya hecho algo para el reino de Dios con mucho fervor.
Pero en el proceso, hizo que otros pasasen dificultades y la paz se quebrantó.
Como tenía obstinación y opiniones fuertes, discutió fuertemente con otros. Si a pesar de esta situación su arrogancia y su propia manera de pensar valieron más para usted, no podrá reconocer su ser interior.
Y sólo pensará, diciendo, “lo hice por el reino de Dios. Yo no quise romper la paz.”
Pero si realmente no hubiera deseado romper la paz, habría seguido la opinión de los demás, aun cuando su opinión haya sido la más acertada.
Incluso cuando tenga que enfrentarse a alguna pérdida, aun cuando no pueda hacer lo que desearía, hará lo que otros digan.
En especial, si es la instrucción de su jefe, simplemente lo obedecerá.
Desde luego, no obedecerá si esto lo lleva a pecar.
Pero si no se trata de una falsedad ni pecado, les animo a considerar en primer lugar el punto de vista de otros.
Si ignora a los demás porque su pensamiento es más acertado que el de ellos, quiere decir que usted cree que romper la paz con los demás es aceptable. También, como anhela mucho hacer algo, a pesar que su jefe le dice que no lo haga, todavía hace lo que quiere.
Y se queja diciendo que su jefe le causa muchas dificultades.
Esta no es la clase de corazón que busca la paz.
En realidad, ni siquiera estaría guardando el orden básico como para decir que tiene paz.
A pesar de todo esto, los que no se dan cuenta, solo dan excusas.
Dicen, “Procuré guardar la paz”. “Realmente deseo la paz, pero no puedo estar de acuerdo con él”. Esta no es una actitud de la verdad.
Por supuesto, según su propio criterio, creen buscar la paz. Pero ¿Cómo es en realidad su corazón?
En su corazón, piensan y dicen, “No quisiera romper la paz para hacer lo que deseo, pero no puedo evitarlo”. Ellos no se esfuerzan con sus obras y veracidad, sino que lo hacen sólo de palabras y de labios.
Aun tienen un alto concepto de sí mismos creyendo buscar la paz. Esa es la razón por la que no pueden santificarse rápidamente.
En segundo lugar, es el caso en el que sólo piensa en los errores de los demás, cubriendo de esta manera los errores suyos.
Por ejemplo, digamos que el Diácono Kim hizo algo malo. Y más tarde, el Diácono Lee, habla de esto frente a mucha gente, avergonzando de esta manera al Diácono Kim.
Entonces, el Diácono Lee tenía resentimientos contra el Diácono Kim, y la relación entre ellos se ha enfriado.
¿Quién actuó mal en este caso?
Los que no se dan cuenta de sí mismos sólo piensan en los errores de los demás.
El diácono Kim piensa, “El diácono Lee reveló mis errores, lo cual hizo que la paz entre nosotros se haya roto”. “Como hizo lo malo, no me quedaba otra cosa mas que hacer esto”.
Por otro lado, el diácono Lee piensa, “Sólo dije la verdad, y el Diácono Kim es una persona muy cerrada. Es por eso que la paz se ha roto entre nosotros”.
Si usted realmente anhela la santificación, no debe pensar en las faltas de los demás. Debe estar en alerta examinando su pasado en cada aspecto.
1 Timoteo 5:22 dice, “No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.”
Es cierto que aun cuando 99 de 100 sea la falta de otro, todavía 1 falta es suya.
Debe ser capaz de arrepentirse por ese único error.
En tercer lugar, es cuando uno encuentra falsedad en sí mismo, pero no hace otra cosa mas que negarlo.
Imagínese que una persona hizo algo duro y usted le aconsejó algo. Por supuesto, a veces se tiene que aconsejar a otros, pero cuando lo haga, ciertamente debe hacerlo con verdadero amor y humildad.
Aun cuando hablamos muy cuidadosamente por fuera, si todavía hay resentimientos en su corazón o no, usted lo sabe.
Si hubiera habido algún tipo de sentimientos que lo incomodaban, debe arrepentirse y desecharlo.
Sin embargo, algunas personas hablan con resentimientos, pero creen hablar a los demás con mucho amor.
A veces, sus buenas conciencias son aguijoneadas. Pero en sus pensamientos insisten en negar diciendo, “No soy el tipo de personas que se resienten”.
Debido a la arrogancia espiritual, creen haber alcanzado y que ya se encuentran en cierto nivel espiritual.
Los que anhelan la santificación con humildad se examinan a sí mismos una y otra vez, aun cuando no tienen resentimientos.
Meditan diciéndose, “¿Habré aconsejado con humildad, y verdaderamente habré estado en lo correcto delante de Dios?”, “¿No lo habré lastimado por no haber considerado lo suficiente su punto de vista?”
Permítanme darles otro ejemplo.
Imagínese que no logró conseguir algo que realmente anhelaba mientras que otra persona sí lo hizo.
En ese momento, aunque sea por un momento, se habría sentido desalentado.
Si desecha la envidia y el celo de lo profundo de su corazón, no tendría tales sentimientos.
Y como otra persona consiguió algo bueno, verdaderamente se regocijaría como si fuera usted quien lo habría obtenido.
Si se desilusionara aun por un momento, tendría que darse cuenta que ese tipo de falsedad está en usted.
Aun cuando fuere por un muy breve instante, debe reconocer el hecho de que la raíz de maldad está en usted. Entonces, sus oraciones deberán estar enfocadas en esto para quitarlo. De otro modo, la misma clase de sentimiento vendrá a usted nuevamente.
Pero algunas personas se alejan rápidamente porque se desalientan, y niegan el hecho de haberse desalentado.
Dicen, “He intentado regocijarme con la verdad. Así que tengo el corazón de regocijarme con la verdad”. Ellos sólo piensan de esta manera.
Por supuesto, es importante recapacitar inmediatamente cuando la falsedad que está en usted es revelada.
Cuando se desalienta, no debe permanecer así. Debe cambiar su desaliento a un ánimo gozoso, inmediatamente.
Pero cuando en ese momento cambia su corazón, si usted no reconoce la existencia de la maldad que hay en su corazón, sucederá lo mismo otra vez.
Y en cada situación similar, se desalienta otra vez, y sólo vuelve a retroceder.
Como su fundamento o base no ha cambiado, el proceso de santificación va muy lento.
Hermanos y hermanas, hasta este momento, he explicado sobre los casos en los que uno no se da cuenta de sí mismo.
La razón por la que no se dan cuenta es principalmente debido a la arrogancia espiritual.
Es que el corazón no desea reconocer su ser interior debido a su arrogancia y sus propios pensamientos.
Para poder darse cuenta de estas cosas, debe humillarse a sí mismo todo el tiempo.
Y a la vez, debe buscar la gracia de Dios para conocerse a sí mismo y luego desecharlo.
Amados hermanos y hermanas en Cristo, Isaías 6:8 dice, “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.” Para cumplir Sus obras, Dios está buscando a las personas que se han santificado.
Especialmente en este tiempo, se necesitan más hombres del espíritu.
Sin embargo, ¡Cuan penoso es cuando anhela mucho ser usado pero todavía Dios no puede usarlo!
Usted ha oído muchos mensajes y llevado una vida cristiana, no obstante, si no se encuentra preparado, es algo muy vergonzoso.
Pero aun no es demasiado tarde.
Espero que anhelen la gracia de Dios para conocerse a sí mismo con una actitud completamente humilde.
De ser así, los insto a quitar desde la raíz todo tipo de falsedad que pueda encontrar mediante oraciones fervientes con todo su corazón.
Oro para que obrando de esta manera, sean todos usados preciosamente para el reino de Dios, en el nombre del Señor Jesucristo, ¡Amén!