• El Supervisor

    10-05-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • Parte Quinta: Revelación

      1. Los bienaventurados
      2. La voz de Dios
      3. El Supervisor
      4. Contenido de la revelación



      3. El Supervisor

      Dios me prohibió celebrar los cultos solemnes del triduo en mayo de 1983. Durante los cultos solemnes del triduo, me di cuenta de que pocas personas sabían por qué Jesús había sido Jesús. Me enteré también de que pocas personas conocían el secreto de la Cruz y muchas personas no creían que Dios, era un Dios vivo. Por eso Dios no era para los vivos, sino para los muertos. Por eso cada vez que iba a un culto solemne del triduo, hacía todo lo posible para salvar a una alma más. Desde el lunes empecé a dar testimonio y predicar sobre salvación, milagros, resurrección y la segunda venida de Jesús; Satanás nos obstaculizó con varios métodos. Pero el miércoles, mucha gente, incluyendo a los siervos de Dios, llegó a arrepentirse.
      Dios me dio los temas para predicar en los cultos solemnes del triduo por medio de la profecía y también durante los cultos solemnes del triduo dio a conocer a muchas almas su voluntad y el camino a través de las palabras de profería. Por el amor abundante y gracia de Dios, ocurrieron milagros asombrosos, y mucha gente llegó a conocer a Dios y lo recibió.
      Un minusválido que no podía andar se incorporó y caminó de nuevo, muchos enfermos fueron sanados. ¡Aleluya!
      Aunque las reuniones estaban llenas de bendición, Dios de repente me prohibió celebrarlas. Me dijo que tendría que difundir su voluntad por el mundo entero, después de recibir la revelación de su Palabra. Incluso me dijo que los judíos que no creían en Jesús se arrepentirían y serían salvos.
      Obedecí a Dios. Sabía que aunque yo no podía hacerlo, Dios sí podía, y yo, sólo era su siervo. Creí que Dios quería realizar su trabajo a través de mi, y obedecí a su voluntad sin condición.
      Desde mayo de 1983, empezó mi tarea de recibir la revelación de Dios. Cuando los cultos del domingo terminaron, partía a la casa. de oración. Desde el lunes hasta el jueves, leía la Biblia y oraba para recibir la revelación de la voluntad de Dios, al igual que Juan que le habían encerrado en la Isla de Pateos, recibí la revelación. Sabía que tenía que dejar de lado los asuntos mundanales, los asuntos de la iglesia e incluso de los miembros de la iglesia para tener comunicación con Dios. Solía regresar a casa los viernes. Los sábados visitaba a los miembros de la iglesia para orar con ellos y para consultarles. También tenía que preparar el sermón para los cultos de los domingos.
      Sobre todo, Dios me dijo que leyera toda la Biblia tres veces. Al terminar de leer, Dios empezó a revelarme cosas que no podía entender desde el Génesis hasta el Apocalipsis, incluyendo los conflictos tratados por científicos e intelectuales.
      Dios me dijo que leyera la Biblia tres veces más. Dios me enseñó de una manera extraordinaria sobre sus intenciones como el Supervisor de todas las criaturas vivientes y de la historia de la humanidad. ¡Aleluya!
      Tenía que luchar contra Satanás que con frecuencia intentaba impedirme tener comunicación con Dios. Oraba tan fervorosamente como Jesús hizo en Getsemaní y oraba tan fervientemente como Elías oró por el fuego del Señor en el Monte Carmelo.
      Oraba de todo corazón para ser puro y para poder comunicarme con Dios. Cuando mi corazón pensaba en algo que no podía agradar a Dios, sabía que no podía entrar en el mundo espiritual. Oraba para poder vencer en la lucha contra Satanás.
      A través de la revelación, sentí de nuevo el amor y el poder omnipotente de Dios y di gracias al Señor por ello.
      Mirando el mapa mundial, a veces, sueño con la misión mundial. El mapa delante de mí, parece tan pequeño que puedo ver el mundo entero a la vez, eso no parece más grande que la palma de mi mano.
      Entonces, ¡cómo verá Dios el mundo? Cuando yo miro mi palma, puede ver figuras, dedos y líneas. La palma es igual que el mundo en que vivimos. Podemos mover nuestras manos libremente y también Dios, el Creador del mundo, puede mover el mundo; Él es el Supervisor.
      Dios creó entre el primer y el segundo día, cosas hermosas y un ambiente hermoso en que el hombre podía vivir. En el sexto día, él creó al hombre y le dijo que se fructificara, multiplicara y gobernara la tierra y las criaturas vivas.
      Entonces, ¿qué está supervisando Dios?


      Dios supervisa el universo

      Las cuatro estaciones, día y noche, todos existen puesto que Dios supervisa el sol, la luna, las estrellas, otros planetas, la galaxia y el universo en su orden de cosas. Dios también supervisa el tiempo y controla la luz del sol y la lluvia a través de los ángeles.


      Dios supervisa la historia humana

      No es una exageración decir que la historia humana es una serie de guerras y paz. La Biblia registra detalladamente toda la historia humana, tales como el desarrollo y caída de los imperios y la primera, segunda y tercera guerras mundiales. La gente que tiene ojos espirituales puede ver y entender todo esto.


      Dios supervisa la vida y la muerte

      Aunque el hombre puede darse muerte a sí mismo, sólo Dios tiene el poder sobre la vida y la muerte. Aunque el hombre haga todos los esfuerzos, no puede evitar la muerte. Cuando una persona es dominada por el pecado y llega a su tiempo final, Dios le quita la vida. También puede alargar la vida de alguien como en el caso de el rey Ezequías (2 Reyes 20). La norma de Dios es recompensar de acuerdo con nuestras acciones y se recoge según se siembra. Según esta norma, Dios supervisa la vida y la muerte; la recompensa y el castigo; pero Dios no ha planeado la edad en la cual vamos a morir.
      Si sembramos justicia, recibiremos premio; si sembramos injusticia, recibiremos castigo. Por consiguiente, un hombre que vive en fe, recibirá salvación y vida eterna en el reino de Dios. Un hombre injusto irá al infierno puesto que el pago del pecado es la muerte. Dios conduce a su reino a los que creen que "Jesús es el camino, la verdad y la vida"; y al infierno a los que no creen en Jesús. El pago de un hombre injusto es el fracaso, pero el pago de la labor de un hombre justo está acumulado el reino de Dios.
      Dios otorga riquezas a los laboriosos, pero da pobreza a los que son perezosos. Cualquier persona, aunque sea justa, sufrirá pobreza si no trabaja duro. Cualquier persona, aunque sea justa, sufrirá pobreza sino trabaja duro. Cualquier hombre injusto que se hizo rico a través de un descubrimiento de una fortuna por suerte será feliz, pero perecerá por fin.
      Dios da la luz del sol, el aire y la lluvia indistintamente a buenos y malos, pero la recompensa última dependerá de lo que ellos hayan sembrado.
      Dios supervisa todo, para todo vaya bien con los justos. Dios tiene control sobre el diablo y los ángeles. Todo va bien con los hijos de Dios si ellos oran a Dios que conoce toda nuestra situación.
      Los que creen en Dios también reciben la orientación del Espíritu Santo. Sólo los que aman a Dios y obedecen la voz del Espíritu Santo pueden beneficiarse de esta orientación. Pero los que no creen en Dios no pueden recibir este tipo de bendición.
      He recibido gran cantidad de bendiciones por encontrarme con Dios, Orientador. Por medio de su orientación, me hice su siervo para salvar a las almas muertas y predicar su Palabra.


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