• Ayer

    13-05-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • Parte sexta: Vida preciosa

      1. Mirando hacia atrás
      2. Ayer
      3. Hoy
      4. Mañana
      5. Dando gracias a Dios por todo



      2. Ayer

      En mayo de 1978, cuando Dios me llamó para ser su siervo, tenía treinta y seis años y era padre de tres hijas. No podía recodar muchas cosas que había aprendido en la escuela. Era casi imposible para mi entrar en el Seminario para estudiar a esa edad. Tenía miedo al imaginarme predicar delante de mucha gente. Esas preocupaciones me impedían obedecer a Dios.
      Pero Él me animó, puesto que conocía mi interior y yo obedecí por fin.
      "Si puedes creer, al que cree todo le es posible".
      Al conocerme a mi mismo y comprender mi situación, dependí más de Dios y dejé mi vida en sus manos.


      Tiempo cuando me levantaba a mi mismo

      Mi vida pasada, desde el día en que nací hasta que llegué a conocer a Jesús, es valiosa para mi, puesto que eran tiempos transcurridos bajo la dirección de Dios. Esos días cuando pensaba que yo era el mejor; cuando negaba a Dios; cuando no sabía desde dónde provenía o a dónde iba, no tenían ningún propósito ni valor en mi vida. Por esos días mi vida parecía más preciosa.
      En mi infancia, en mi pueblo natal, tenía sueños y aprendí las costumbres. Gracias a la educación estricta de mi padre, aprendí el método básico del buen pensar y el correcto comportamiento. Dios me hizo aprender las bases del bien y del mal, y el respeto a otros seres humanos a través de mis padres.
      Conocí la mentira por miedo del examen de entrada a la escuela secundaria. Durante el período de esa escuela que pasé en la casa de mi primo, experimenté las dificultades de la vida.
      Aprendí a tener paciencia en las dificultades, pero me hice introspectivo a causa de un defecto en los dientes y tenía mucho amor propio que me impedía ayudar a los demás.
      Durante el período de la escuela preparatoria, tenía que velar por mi mismo y logré cierta independencia. En aquel tiempo también comencé a entender la naturaleza humana y sentí un vacío en mi vida al ver el aspecto real de la gente a quien amaba.
      ¿Cómo me benefició el recuerdo de mi intento de suicidio y la perdida de memoria? Lo que aprendí fue que los que viven sin conocer el propósito y el valor de su vida, están unidos a la desdicha y a la tragedia. Por creer que el mundo en que vivía era todo, traté de escoger la muerte como mejor alternativa ante una vida triste. Creí que mi miseria terminaría con la muerte, pero entendí que mi vida estaba bajo la mano de Dios.
      Incluso antes de conocer a Dios, mi vida estuvo llena de una serie de milagros. Sobreviví después de haber tomado veinte pastillas para dormir, y sobreviví después de haber bebido cinco botellas de Whisky (cuando dos botellas se consideraban mortales). Mirando hacia el pesado, mi vida ha sido cuidada siempre por Dios aunque no lo sabía en aquel momento.
      Después de haber entrado en la universidad, no encontré mucho interés en la vida universitaria. También había muchas manifestaciones organizadas por los estudiantes, por eso entré en el servicio militar. Durante mi período en el servicio militar, conocí a una muchacha por correspondencia.
      En cuanto terminé el servicio militar, empecé a vivir con ella. Fue una decisión precipitada, ya que no sabía que hacer puesto que no tenía previa experiencia en el noviazgo.
      No sabía nada del mundo. Quería estudiar y realizar mis sueños. Creí que podría realizar mis planes como un hombre. Creí que poseía la experiencia necesaria para conseguir éxito.
      Un día visité a mis y les pedí la parte que me correspondías de la herencia.
      "Madre y padre, si me dan mi parte de la herencia con anticipación, podré abrir una peluquería para mi futura esposa y yo podré regresar a la universidad. Quiero ir al extranjero para estudiar más cuando me gradué en la universidad".
      Les mostré la relación de mi futuro que había preparado con antelación. La relación estaba detallada, incluso los intereses sobre el dinero estaban incluidos. tardé veinte días para persuadir a mis padres y recibí mi parte de dinero.
      En cuanto llegué a casa, mi hermana mayor me puso una tentación. Ella dijo: "Voy a prestar ese dinero a alguien a interés alto hasta que tú abras el salón de belleza". Yo tenía codicia por el dinero, por eso presté el dinero a través a través de mi hermana. Después de unos meses, quedó claro que no recibir el interés ni el capital.
      Mi futura esposa que tenía el hábito de derrochar también, gastó todo el dinero que había reservado para el pago de mi matrícula. En conclusión, no pude ir a estudiar al extranjero ni tampoco matricularme en la universidad. Como mis padres supieron lo sucedido, me olvidaron por completo.
      Me quedé pobre de mañana la a la noche. Según mis pensamientos y planes, la vida sería fácil, pero la realidad fue miserable y difícil. Al perder la base financiera, todos mis planes se quebraron. Todos mis sueños de una relación idílica con mi mujer y una ceremonia de boda lujosa se esfumaron, y la ceremonia fue muy particular.
      Tenía todavía un último sueño. Eso era trabajar de día y estudiar de noche. Creí que podría trabajar bien y mantener una buena vida familiar a la vez. Me dije a mí mismo que eso sería una vida significativa si yo llegaba a vencer las dificultades inmediatas aun en medio de una vida ordinaria.
      Sin embargo, poco después de haber empezado a trabajar, tuve que renunciar al trabajo, por causa de mi enfermedad. Yo no era apto para el trabajo, ya que tenía dañado un oído y por ello, fui considerado como un inválido para realizar el trabajo.


      Por tener un pasado miserable

      La miseria que tuve en el pasado es una parte importante de mi vida. Sin esos días de sufrir pobreza, sin esos días en que no pude ir al hospital por no tener dinero y sin la miseria de ser un esclavo del dinero, no podría actualmente estar en la vanguardia de ayudar a los pobres.
      Si no hubiera comprendido que el amor del hombre es cambiante, no podría dar gracias a Dios por su amor eterno.
      Por pasar esos años en abandono durante mi enfermedad, puedo entender ahora el dolor del que sufre y puedo apreciar el tiempo que tengo ahora. Puesto que yo había estado perdido sin saber por dónde debo ir, ahora puedo seguir a Jesús que es el camino, la verdad y la vida.
      Por experimentar el fracaso de mi propio plan, ahora puedo saborear la victoria, siguiendo el plan de Dios. Mi vida en el pasado era como la de una rana en un pozo que no sabe nada del océano y mi vida en el pasado era intentar conseguir dinero, fama y éxito. El resultado no era satisfacción, sino decepción; no alegría sino tristeza; no tranquilidad, sino dolor.
      Basado en la experiencia de mi vida pasada, ahora puedo encontrarme con el Dios vivo y puedo entender su amor. Por consiguiente, mi vida pasada también ha tenido un valor tan precioso como mi vida presente.


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