• Hoy

    14-05-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • Parte sexta: Vida preciosa

      1. Mirando hacia atrás
      2. Ayer
      3. Hoy
      4. Mañana
      5. Dando gracias a Dios por todo



      3. Hoy

      Dios llamó a la puerta de mi corazón varias veces. Sin embargo yo era tan ignorante, estúpido y terco para abrir la puerta. Por eso abrí la puerta, después de experimentar fracasos, decepciones y dolor.
      Jesús que es el camino, la verdad y la vida, vino a mí por medio de mi hermana mayor que de humilde apariencia. Cuando me acerqué a Jesús, él no me maltrató, sino me recibió con los brazos abiertos y me dijo muchas bendiciones.
      "Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento" (Lc. 15:7).


      Sólo Jesús, siempre Jesús

      Mi vida cambió de dirección, a ciento ochenta grados. Me pregunté ¿Cómo tengo que llevar a mi nueva vida? ¿Cómo podré compensar la pérdida de los siete años?
      Sentí fuerza cuando desplegaba mis nuevos sueños. ¿Qué problemas habrá si Dios me ama? Mi corazón estaba firme por haber experimentado el poder de Dios.
      "Sólo Jesús, siempre Jesús".
      Como Pablo que se encontró con Jesús en el camino a Damasco, yo fui convertido también.
      Creí que Dios me había dado una nueva vida, por eso dejé toda mi vida en manos de Dios. Dejé inmediatamente mis pecados en cuanto los comprendí y abandoné mis placeres. Dejé de beber y dejé de jugar a las cartas. Mi alegría era ayunar, orar, leer la Biblia, meditar la Palabra y actuar según la Palabra.
      Dios que me permitió trabajar duro como un obrero, me devolvió la salud y fortaleció mi paciencia. Por eso llegué a entender la psicología de los obreros y pude darles testimonio sobre mi experiencia con Dios.
      Por permitirme dirigir la librería, Dios me hizo aprender que un negocio puede tener éxito cuando es orientado según la verdad de Dios. A través del negocio, Dios me dio la sabiduría y experiencia para dirigir un lugar para almas perdidas; Dios me entrenó según su deseo para llevar a cabo su trabajo.
      Puesto que estaba siguiendo a Dios y me había apartado del pecado, Dios también me dio abundante amor para compartir con la gente.
      Cuando oraba a Dios con amor por la gente, Dios nos dio varias señales de su presencia.
      Dios también curó enfermedades por intermedio mío. Mi segunda hija regresó a casa luego de haber estado en el hospital a causa de un accidente de tránsito y se recuperó rápidamente cuando oramos a Dios y ayunamos. Teniendo fe en Dios, mi hija se recuperó más rápidamente sin necesidad de recibir la atención médica en el hospital.
      Por este acontecimiento, la gente persiguió a nuestra familia. Ellos dijeron: "Ellos creen en Jesús especialmente" y "Ella pudo ser recuperada en un hospital". Pero, por fin, ellos llegaron a creer después de ver el poder de Dios. ¡Aleluya!
      Mi primera hija que tenía una enfermedad maligna de la piel, y mi tercera hija que sufrió conmoción cerebral también fueron sanadas completamente. Después de haber creído en Jesús, nuestra familia fue sanada sin necesidad de ir al hospital o tomar medicamentos.
      Al darle nuestras ofrendas a Dios, Él nos hizo experimentar su generosidad más abundante, por eso nosotros ofrendamos más y más.
      El sonido de las alabanzas y oraciones que salía de nuestra casa, se oía a través de todo el pueblo y mucha gente creyó en Jesús por medio de esto.
      La gente solía decir: "No sé qué hace tan feliz a los familiares de "Mi-Young". Entonces nosotros decíamos: "Usted será también feliz y estará alegre si cree en Jesús".
      Mi casa estaba siempre llena de ruido y gente, puesto que nos gustaba invitar a la gente y compartir la comida, ya que a su esposa le placía cocinar deliciosas comidas para la gente. Hubo un período en que el número de nuestro grupo de oración se incrementó cinco veces, puesto que disfrutábamos de nuestra amistad, orando, cantando los cánticos y leyendo la Biblia. Podíamos confirmar de nuevo que el amor y la oración son los factores principales para lograr los milagros de Dios.


      Levántate, resplandece

      Tras la inauguración de la iglesia, no cesaron los milagros de Dios. Aunque no podíamos ver con nuestros ojos, cuando veíamos con fe, Dios contestaba de acuerdo con nuestra fe.
      "Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande" (Job 8:7).
      "Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrían la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento" (Is. 60:1-3).
      De nueve miembros en el comienzo, Dios nos envió a mucha gente de todas partes y nos envió a muchos trabajadores y siervos. Desde el comienzo de la iglesia, Dios nos hizo orar por la misión mundial, nos dio la visión de predicar por el mundo entero y nos dio el sueño de realizar muchos milagros, presidiendo los cultos solemnes del triduo en el extranjero. Los no creyentes podían reírse de nosotros cuando orábamos por la misión mundial, puesto que empezamos en un espacio pequeño de 20 pyong ( 67 m2) sin ninguna silla. Sin embargo, el número de los fieles inscriptos aumentó y la fe de ellos creció rápidamente.
      Ni bien la iglesia fue fundada, nosotros ayudamos a otras iglesias recién establecidas y estábamos en la vanguardia de predicar el evangelio. Ocho años después de la fundación, el número de los fieles es de 9.000 y todos ellos están orando para ser buenos siervos de Dios. Los sesenta siervos de Dios están trabajando con ahínco por la salvación en la casa de oración, centro de la misión y en las iglesias filiales. Estamos orando a Dios para realizar el sueño grande que Dios nos dio.
      Dios quiere que nosotros realicemos su voluntad para salvar a muchas almas y resplandecer. Dios quiere que nosotros testimoniemos la Palabra en vez de Jesús y realicemos más milagros de los que Jesús hizo en este mundo.
      Después de ayunar y orar durante siete años, Dios contesto a mi oración y me reveló su Palabra. Mi alegría era desbordante puesto que Dios me enseñó personalmente. Recibí la revelación de Él para entender las partes importantes de la Biblia, tales como Génesis, Éxodo, Levítico, Job, los cuatro evangelios, las Cartas a los Corintios, Hebreos, San Juan y Apocalipsis. Todavía estoy recibiendo el resto.
      Recibí la revelación sólo sobre el reino de Dios en más de cien hojas y lo daré a conocer cuando llegue el momento oportuno. Aunque un hombre sea maduro espiritualmente, hay muchos casos en que él sólo puede entender parte de ella. Cuando ésta revelación se publique, estoy seguro que los que aman a Dios experimentarán gozo.
      Dios me supervisa todavía para mostrar su poder por orar y amarme con su Palabra. Espero visitar a cada miembro de la iglesia para orar por ellos y compartir el amor de Dios, pero les pido entender mi situación.
      Como nosotros sabemos que el tiempo final está cerca, cada momento es precioso y valioso. Siento que me falta mucho aún, aunque hago todo lo posible para realizar la voluntad de Dios.
      Dios me dijo: "Mi amado siervo, si tú das de comer a tu rebaño, ellos serán buen trigo y serán llevados al cielo en el último día".
      Quiero ser utilizado por Dios sólo para ayudar a las almas que están muriendo, como Jesús hizo en este mundo, por llevar una vida santa. Por consiguiente, si nosotros hacemos todos, el esfuerzo por preparar su Palabra y cumplir nuestro deber como pastores, nuestra iglesia será bendecida por Dios, y el rebaño de la gente será elogiado por Él y los siervos serán bendecidos por el Señor. Cuando estoy preparándome con oración, palabras y capacidad, muchas almas son salvadas y Dios es glorificado.
      Doy gracias al Señor por mi vida después de ser salvo, ya que esta vida es valiosa, preciosa y está llena de gozo y esperanza.


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