• Según su voluntad

    19-05-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • Parte Séptima: ¡Mis hombres amados!

      1. Toda la gloria
      2. Según su voluntad
      3. Para siempre en la eternidad


      2. Según su voluntad

      Di gracias y gloria a Dios por las muchas almas que fueron salvadas y convertidas en obreros de Dios por su voluntad, ya que Él aprecia a un alma más que el mundo entero. Un día, Dios me reveló mis recompensas en su reino. No sabía que hacer y di gracias a Dios por su amor, ya que eso era mucho más de lo que yo creí que merecía. Las lágrimas de agradecimiento cayeron por mis mejillas.


      Sólo según su voluntad

      Dios nos dijo que esperaran con esperanza en el reino de Dios que el premiaría todas las dificultades encontradas por salvar a muchas almas para la gloria venidera.
      El Dios de amor también reveló sobre mi recompensa eterna a algunos miembros de nuestra iglesia que recibieron clara inspiración. Ellos me dijeron: "Pastor, le vi en el reino de Dios. Estando con los miembros de nuestra iglesia, usted tenía una corona en su cabeza y llevaba un vestido largo. Su corona era más brillante y hermosa".
      Al saber que existe la recompensa eterna para mí, decidí de nuevo vivir según la voluntad de Dios con más cuidado.
      "El que ama a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o a hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará" (Mt. 10:37-39).
      "Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijo, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna" (Mt. 19:27-29).
      "Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre (Mt. 12:50)".
      "Lo que Dios nos pide es amarle a Él, vivir según su voluntad para darle gloria, salvar a muchas almas y recibir el premio celestial.
      Ya que teníamos que morir, Dios nos rescató por medio del precio de su sangre y el mérito de la cruz. Es natural que siendo agradecidos con Él vivamos de acuerdo con su Palabra.
      Entonces, ¿cuál es su voluntad?
      Así como nosotros recogemos en el otoño la cosecha que hemos sembrado en la primavera, Dios también ha sembrado a los hombres en la tierra. Dios, para quien un día parece mil años y mil años parecen un día, creó los cielos y la tierra, y todas las criaturas vivientes en seis días y descansó en el séptimo día.
      Como esto, Dios nos ha sembrado y cultivado durante seis mil años en su reino. A través del juicio del trono blanco, los trigos serán mandados al reino de Dios; la cizaña será mandada al infierno. Es decir, en el reino de Dios, los justos brillarán como el sol y los malos serán echados al fuego eterno.
      ¿Por qué Dios cultiva a los hombres durante seis mil años?
      Cuando Dios creó a los hombres, ellos vivieron en el huerto de Edén durante muchos años, obedeciendo la voluntad de Dios. Por lo tanto, la historia de los hombres es muy larga.
      Sin embargo, tras la desobediencia de Adán y Eva, ellos fueron expulsados del huerto del Edén y desde aquel entonces ellos tenían sólo su pensamiento, puesto que su espíritu había muerto. Es decir, no vivían de acuerdo con la voluntad, sino de acuerdo con su propia voluntad. Desde aquel entonces durante dos mil años, la tierra estaba llena de pecados de los hombres y todos sus pensamientos y planes eran pecaminosos. Por eso Dios destruyó a toda carne en que había espíritu de vida debajo de los cielos, excepto Noé; varón justo y perfecto en sus generaciones, su familia. Luego Abraham nació e Israel fue establecido en los doce hijos de Jacob. Los hombres recibieron los mensajes de Dios por medio de los profetas y fueron cuidados por Dios durante otros dos mil años hasta que vino Jesús.
      Durante este período, Dios dio los mandamientos para que los hombres entendieran sus pecados y quedasen bajo su juicio.
      Jesús vino por la voluntad de Dios y fue llamado justo por la fe. Desde aquel entonces, pasaron aproximadamente dos mil años. Cuando fue llevado al cielo, dijo que vendría de la misma manera que había subido, por lo tanto, tenemos que preparar su segunda venida.
      Dios tiene características del hombre y de Dios, por Él quiere tener a sus hijos verdaderos con quienes intercambiar el amor. Debemos tener presente que Dios ha estado y todavía está esperando para cosechar a sus hijos verdaderos por medio de seis mil años de cultivo.


      Para ser un hijo verdadero de Dios

      Entonces, ¿quiénes son los granos y qué tenemos que hacer para ser sus hijos verdaderos?
      En primer lugar, tenemos que dejar todos nuestros pecados y llevar una vida santa y ser personas espirituales. Después de recibir a Jesús, llegamos a la justicia por creer en el corazón y llegamos a la salvación por confesar con nuestra boca. desde aquel momento, nuestro espíritu quiere seguir al Espíritu Santo para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, mientras nuestra mente quiere vivir según los deseos carnales.
      Cuando leemos y escuchamos la Palabra de Dios y oramos, podemos seguir al Espíritu Santo para vivir de acuerdo con la Palabra de Dios y somos personas que llevan vidas santas. Entonces, podremos alegrarnos siempre, orar sin cesar y dar gracias por todo.
      En segundo lugar, tenemos que cumplir con ahínco nuestros deberes para atesorar nuestra recompensa en el reino de Dios. Él realiza su reino a través nuestro. Nosotros somos sus trabajadores. Entonces tenemos que cumplir bien nuestras responsabilidades en el hogar, la escuela, el trabajo secular y la iglesia, para que la recompensa sea una realidad cristalizándose.
      En tercer lugar, tenemos que agradar a Dios y debemos dar la gloria sólo a Él.
      Dios quiere recibir gloria por nuestro medio. Dios quiere que la gente crea al ver nuestras obras y actitudes, para esto tenemos que ser luz y sal que aclara la oscuridad y da sabor al mundo. Además Dios quiere que seamos una semilla de trigo que muere para este mundo.
      También Dios quiere que todo vaya bien en el espíritu y en todo para que demos gloria a Dios y seamos cabeza en todo.


      Dejar mis propios pensamientos

      Esto es vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Para vivir según su voluntad, mis propios pensamientos, es decir, mi mente tiene que desaparecer. La gente puede dudar cómo desaparecerá el alma, pero es fácil.
      He vivido hasta ahora según la Palabra de Dios y según su verdad. Jesús vivió así y Pablo también. Por lo tanto, todos los fieles pueden vivir según su verdad.
      Entonces, ¿cómo pueden desaparecer nuestros propios deseos y pensamientos?
      "...derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Co. 10:5), desaparecerán nuestros propios pensamientos, deseos y seremos personas espirituales. Es decir, al comparar nuestro pensamiento con la verdad, la Palabra de Dios, si va contra la verdad, tenemos que dejarla aunque tengamos sabiduría, conocimiento y experiencia, y tenemos que seguir el camino de la verdad. Armándonos con la Palabra de verdad, podemos escuchar la voz del Espíritu Santo.
      Por lo tanto, cuando nos enfrentamos con algún problema, no debemos actuar con nuestra propia experiencia, conocimiento o pensamiento sino con la Palabra de verdad a través del Espíritu Santo.
      Cuando actuamos según la voz del Espíritu Santo, somos guiados por Dios, no por nuestros pensamientos. Esto es seguir la voluntad de Dios, convirtiéndonos en hombres espirituales.
      Jesús obedeció al padre muriendo en la cruz. Aunque él no tenía ningún pecado, fue crucificado según la voluntad de Dios sólo para conseguir muchos y verdaderos hijos suyos.
      "Padre, si quieres, pasa de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
      Todo esto era vivir según la voluntad de Dios como siervo de Dios para predicar el evangelio a los extranjeros, reyes y los descendientes de Israel.


      Presentes dificultades no pueden compararse con la gloria futura

      Dios preparó para Jesús la gloria de sentarse a su derecha y para Pablo la gloria de recibir la corona de justicia. Dios nos hace darle gloria a Él, esperando la recompensa en el reino de Dios.
      Dios también me enseño mi recompensa y me hizo trabajar con gran celo por Él. Por tener la esperanza en el reino de Dios, puedo llevar una vida santa según la Palabra misma de Dios y estoy armándome en su Palabra con ahínco, para cumplir bien el deber de la misión mundial. Reavivaré a muchas almas que se están muriendo mostrando muchos milagros y señales, cruzando las montañas, ríos y mares. Daré toda la gloria a Dios por convertir la cizaña en trigo.
      Entraremos en el reino de Dios si hacemos su voluntad, y no sólo por decir: "Señor, Señor". Tenemos que dejar todos nuestros pecados para llevar una vida santa. Debemos cumplir nuestros deberes para dar toda la gloria a Dios.
      Dios me escogió como su siervo y me reveló su recompensa, puesto que he desechado mis propios pensamientos con el fin de seguir el camino de Dios, y porque amo a Dios más que a mi esposa, hijos y dinero.
      Siento gran emoción al pensar que viviré para siempre en el reino de Dios después de cumplir mi deber de dirigir mi rebaño de ovejas.


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