[Lucas 23:33-34, Lucas 23:42-43]
15-11-2007 | Rev. Jaerock Lee
EL MENSAJE DE LA CRUZ 15
LAS SIETE ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ
La Escritura:
Lucas 23:33-34 “Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.”
Lucas 23:42-43 “Y le dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Amados Hermanos en Cristo:
Esta es la prédica Nro. 15 del Mensaje de la Cruz y hoy les hablaré sobre las “7 Últimas Palabras de Jesús en la Cruz.”
Las 7 últimas palabras en la cruz son las que Jesús dijo justo antes de morir.
Al aproximarse a la muerte, las personas miran el pasado EN sus vidas y DICEN su último deseo o voluntad que es como la conclusión de sus vidas. Jesús también nos dejo 7 palabras como su última voluntad cumpliendo la providencia de la salvación.
AL IGUAL QUE EN cada uno de los sufrimientos de Jesús ESTABA la providencia de Dios, las 7 últimas palabras en la cruz también tienen un muy importante significado espiritual.
Espero que puedan entender más profundamente el amor del Padre y del Señor quien murió por nosotros. Oro en el nombre del Señor para que puedan vivir en la verdad de acuerdo a la voluntad del Señor quien nos compró con Su sangre.
Amados Hermanaos en Cristo:
La primera de estas 7 palabras la encontramos en Lucas 23:33-34. Y dice, “Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.”
Jesús padeció un gran tormento en la cruz por nuestros pecados. En lugar de toda la humanidad pecadora, Jesús llevó todos los sufrimientos. Pero esa muchedumbre que no sabía ESTO, se burlaba DE EL y LO ridiculizaba, como si fuera un atroz criminal.
Los soldados romanos también trataron a Jesús de manera muy ruda como si trataran con un criminal. Lo crucificaron cruelmente. Pero Jesús nunca los maldijo ni les guardó el mínimo rencor. Más bien, oró por ellos diciendo, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
Ellos ni siquiera sabían por qué Jesús estaba siendo crucificado derramando Su sangre, ni tampoco sabían que lo que estaban haciendo era malo y perverso.
Pero nosotros los creyentes sabemos la verdad. Ustedes saben lo que es el pecado, lo que es la justicia, y que va haber un juicio.
Saben cuando algo es pecado y es malo, y saben cuando algo es justo y bueno. Por eso, cuando Jesús dijo, “porque no saben lo que hacen”, esto no se aplica a nosotros los creyentes.
Queridos Hermanos:
Esta oración de Jesús no fue sólo por aquellos que lo estaban crucificando y burlándose de Él. Era la oración por toda la humanidad que estaba viviendo en tinieblas, y por los que, incluso hoy en día, desprecian y persiguen el nombre del Señor.
Y es por esta oración de Jesús, que ustedes y yo, que hemos conocido al Señor, somos perdonados. Jesús, quien nos perdonó a ustedes y a mí y oró por nosotros con amor, desea que nosotros, los que creemos en Él, perdonemos a todos.
Aun si somos perseguidos, o enfrentamos alguna pérdida o perjuicio, Jesús desea que no reaccionemos con maldad ni que tengamos malos pensamientos sino que tratemos a los demás con bondad.
Juan 3:20 dice, “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.”
Todo aquel que hace lo malo aborrece la luz. Algunos de ustedes predican y traen a sus amigos o conyuges a la iglesia. Sin embargo, algunos de ellos se van de la iglesia luego de un tiempo. ¿Por qué? Es porque luego de escuchar la Palabra de Dios les remuerde su conciencia culpable.
Ellos oyen, “Deben echar fuera toda clase de maldad”, y no pueden tolerarlo. Por eso, en vez de tener ese sentimiento de remordimiento de culpa en su corazón, ellos quieren vivir una vida sin inconvenientes y dejan la iglesia.
También, cuando sus esposos luego de mucho esfuerzo de su parte, se REGISTRAN COMO MIEMBROS en la iglesia, algunos de ellos se van. Y cuando dejan la iglesia, no sólo se van, sino que salen diciendo que aquí hay algo malo.
De hecho, no hay nada malo, sin embargo ellos- en sus mentes-piensan que lo que les sucede es malo y se van de la iglesia. Por eso le dicen a sus esposas, “Por eso no voy a la Iglesia” o “Quiero ir a otra iglesia”
O, porque sus esposas viven en la luz y ellos no, y ellos aborrecen la luz, las molestan. Por eso, si vemos los hechos de los que acosan a sus cónyuges, ¿Cuántas más cosas malas no harán viviendo en las tinieblas?
“Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.” Como ya he dicho, los que viven en la oscuridad de este mundo detestan a los que viven en la luz. No les agrada que su maldad sea expuesta por la luz, ni tener remordimientos debido a ello.
Por eso, cuando procuren guardar el día domingo y no comprometerse con ninguna clase de injusticia, habrá algunas personas que LOS van a hostigar.
Mateo 10:22 dice, “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre, (Es decir, por causa del nombre de nuestro Señor, Jesucristo) mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.”
El Señor les está diciendo que Sus discípulos serían odiados por el mundo debido al nombre del Señor. Puesto que el diablo y Satanás aborrecen que se predique el evangelio y que las almas sean salvas, instigan a la gente malvada para que acosen y persigan a los predicadores. Con el objeto de desanimar a los creyentes y hacer que pierdan su fe, el diablo hace que la gente del mundo les haga la vida difícil.
¿Han pasado por la misma experiencia? Y si lo han hecho, ¿Cómo trataron a aquellos que los acosaron? La gente del mundo paga mal con mal. Pero Dios desea que perdonemos y amemos a todos.
Jesús amó a los pecadores, y amó incluso a los que lo crucificaban, y dio Su vida por ellos.
Mateo 5:44-45 dice, “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen\; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.”
Se nos reconocerá como hijos de Dios cuando amemos a nuestros enemigos y oremos por los que nos molestan y persiguen como Jesús, el Hijo de Dios, amó incluso a Sus enemigos y dio Su vida. Seremos conocidos, no como siervos del diablo ni de Satanás, quien PROMUEVE el odio y las disputas, sino como hijos de Dios.
Pero, ¿Acaso nunca han odiado a sus vecinos o hermanos a pesar que no son sus enemigos?\; ¿Nunca han pensado, “No quiero ni siquiera cruzarme con esa persona?
¿Jamás han tenido malos pensamientos como, “Ojala algo malo le pase a esa persona que me está haciendo la vida difícil”? Si alguna vez HAN pensado así, por favor, ahora mismo arrepiéntanse y rectifíquense.
El Padre Nuestro, la oración modelo del Señor Jesús dice, “Y perdónanos nuestras deudas u ofensas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores o a los que nos ofenden.” Si, nosotros DEBEMOS PERDONAR a los que nos han ofendido. Pero si no los perdonamos, no podemos pedirle a Dios que perdone nuestras ofensas. ¿Cómo podríamos pedir, “Dios, Padre, te ruego que perdones mis pecados y me ames,” mientras que no perdonamos a nuestros hermanos ni los amamos?
Debemos ser capaces de amar y de perdonar a nuestros hermanos e incluso a nuestros enemigos, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien amó aun a los pecadores que lo estaban crucificando y se burlaban de Él.
Debemos de orar, “Padre, por favor, perdónalos. Haz que ellos también puedan cambiar por el amor del Señor, y que puedan ser bendecidos y ser salvos.”
Queridos Hermanos en Cristo:
La segunda de estas 7 últimas palabras la encontramos en Lucas 23:42-43, la cual cita, “Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso.”
Cuando Jesús fue colgado en la cruz, había 2 criminales siendo crucificados uno a cada lado de Él. En ese momento, uno de los criminales reprendió al otro: “¿Ni aún temes a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros a la verdad justamente padecemos porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos, mas éste ningún mal hizo.”
Él confesó que ellos merecían el castigo que estaban recibiendo, pero Jesús NO, PORQUE ÉL NO TENÍA pecado. Entonces, le dijo a Jesús, “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.”
Jesús vio su fe y le dijo, “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso.”
Amados Hermanos en Cristo:
En esta palabra, hay mucho CONTENIDO espiritual:
Primero.- Jesús nos habla acerca del Paraíso. En la Biblia hay muchos pasajes que mencionan el reino de los cielos.
En 2 Corintios 12:2, el apóstol Pablo nos habla acerca del cielo que había visto. Dice, “Conozco a un hombre en Cristo, (Es decir, alguien que cree en el Señor Jesús) que hace 14 años- si en el cuerpo, no lo sé, si fuera del cuerpo, no lo sé, (De hecho, sólo su espíritu fue y su cuerpo permaneció aquí) Dios lo sabe- fue arrebatado hasta el tercer cielo. Por tanto, si hay un tercer cielo, debe haber un segundo cielo, y también un primer cielo. Puede igualmente haber un cuarto cielo. Ustedes pueden saber cuántos cielos hay a través de la lectura del libro Cielo 1 y Cielo 2.
El versículo 4 cita: “Que fue arrebatado al Paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.” Si el apóstol Pablo hubiera hablado acerca de las cosas QUE había oído y visto en el paraíso, se le hubiera considerado el más grande de los conspiradores religiosos de ese tiempo. No habría podido predicar el evangelio. Por eso, aun después de haber visto en el cielo ESTAS COSAS TAN maravillosas, no PUDO decir nada y expresó su tristeza de esa manera.
También, incluyendo Nehemías 9:6, hay numerosos pasajes en la Biblia que mencionan el término “Los cielos de los cielos” o “Más alto que los cielos”\; por eso, podemos deducir que hay diversos cielos.
El apóstol Pablo vio el paraíso y oyó sobre el cielo, pero no pudo contar a otros sobre esto. Sin embargo, ¿Por qué he publicado los libros “Cielo 1” y “Cielo 2” e “Infierno”? Es porque ahora estamos en los últimos días. Actualmente en el mundo HAY una población de más de 6 mil 500 millones de habitantes.
Muchos de ellos no saben de Cristo ni del cielo ni del infierno. Muchos están yendo por el camino de la muerte, esto es, al infierno. Y dado que ahora estamos en el tiempo final, Dios me reveló sobre el cielo y el infierno y tuve que publicar estos libros. De hecho, estaba muy preocupado antes de editar estos libros.
¿Qué cosa diría la gente?\; ¿CuántO acoso y persecución tendría que enfrentar?\; ¿Cuánto criticarían estos libros los que no quieren creer ni desean ir al cielo?
Además, ¿Cuántos creyentes criticarían estas obras por no saber claramente acerca del cielo? Pero gracias a Dios, este libro “Cielo” ha sido traducido a muchos idiomas y está siendo distribuido a nivel mundial. Infinidad de personas lo han leído, han recibido salvación, y nos han agradecido por ello.
Por eso, yo también estoy agradecido. EN VISTA QUE la segunda venida del Señor está muy cerca, Dios noS ha permitido difundir en todo el mundo estos libros sobre el cielo y el infierno.
No sólo EXISTE este cielo visible a nuestros ojos naturales, sino que hay también otros cielos en el reino espiritual. El tercer cielo que el apóstol Pablo vio es un espacio en el reino de los cielos, y específicamente, él mencionó el lugar llamado paraíso.
Apocalipsis 21:10-11 cita, “Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.”
La Biblia explica que la Nueva Jerusalén es LA CIUDAD especialmente gloriosa y santa entre los diferentes lugares en el reino de los cielos. Teniendo en cuenta esto, podemos ver que las moradas en el cielo se diferencian.
Algunos dicen que el paraíso y la Nueva Jerusalén se refieren ambas al mismo lugar en el reino de los cielos. Pero esto no es cierto. Otros se preguntan, si somos creyentes y todos iremos al mismo cielo, entonces, ¿Cómo es posible que el cielo esté dividido en varias partes? Pero esto lo dicen porque no conocen la Biblia. En el reino de los cielos, hay diferentes niveles en los que están ubicadas las moradas. Entre estos se encuentran el paraíso y la Nueva Jerusalén.
Sucede lo mismo con los habitantes de Corea o del Perú. Hay algunos que viven en Seúl o Lima, donde RESIDE el presidente del país, y otros viven en otras provincias, cerca de la capital, y aun otros viven en zonas rurales más distantes. También hay gente que vive en lugares fronterizos o incluso EN islas. De la misma manera están también SEPARADOS los lugares para vivir en el reino de los cielos.
La Nueva Jerusalén descrita en el libro de Apocalipsis es el lugar de más alto nivel para morar en el reino de los cielos. Aquellos que se asemejan al Señor al echar fuera toda clase de pecado y de maldad y son fieles en toda la casa de Dios son los que pueden entrar a este lugar.
No deben tener ninguna mancha ni defecto. Además, dado que aman a Dios y creen en Él, son fieles en toda la casa de Dios. Es un lugar para los que se asemejan al Señor y al Padre. Por eso todas las moradas son hechas DE oro y joyas.
Por ejemplo, personas como Moisés, Abraham, Elías, los apóstoles Pablo y Pedro moran en la Nueva Jerusalén.
En el caso del criminal del pasaje de hoy, él aceptó al Señor justo antes de morir. Por eso, no tuvo tiempo de echar fuera todos sus pecados ni de trabajar en la obra del Señor. Simplemente recibió la salvación como un bebe recién nacido.
Y puesto que no sembró nada ni accionó su fe, no tuvo ninguna recompensa en el cielo. Esta clase de personas van AL paraíso como lo dijo Jesús, que es el lugar más bajo para vivir en el reino de los cielos.
Hay numerosos niveles entre el paraíso y la Nueva Jerusalén, y en función de lo santificado que esté el corazón de uno y de acuerdo a su fe y fidelidad, la morada será diferente.
Entonces, ¿Por qué está dividido así el reino de los cielos? Es porque es lo JUSTO de acuerdo a la justicia. Es la justicia de Dios que nos permite cosechar lo que hemos sembrado y que NOS retribuye conforme a lo que hemos hecho.
Además, el lugar donde permanecerá en el cielo será decidido de acuerdo a lo que uno haya hecho en este mundo. De acuerdo al grado en que hemos desechado el pecado y nos hemos acercado a la imagen santa del Señor, se decidirá el lugar para morar.
La gloria de los residentes en cada lugar es por eso diferente.
1 Corintios 15:41.42 dice, “Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción (cuerpo), resucitará en incorrupción (cuerpo).”
Esto nos explica que, en el momento de la resurrección de los muertos luego del regreso de nuestro Señor, la gloria de cada uno será diferente. Dios me hizo conocer varios lugares o moradas en el cielo y la vida allí.
Todo eso está descrito con mucho detalle en los libros, Cielo 1 y Cielo 2 e Infierno, QUE han sido traducidos y publicados en varios idiomas. Los que deseen saber acerca de la vida en el reino de los cielos pueden consultar estas obras.
Amados Hermanos en Cristo:
Si realmente tienen fe, no deberían pensar, “PUEDO SER SOLO salvo y vivir una vida mediocre,” sino que deben anhelar CONSEGUIR LA mejor MORADA para vivir en el cielo.
Deben saber que no pueden comprometer su vida cristiana. ¿Cómo podrían recibir una mejor morada en el cielo y evitar ir al infierno? Deben saber COMO evitar vivir una vida que los lleve al infierno. Dios nos paga conforme a lo que hacemos y sembramos. Esta es Su justicia.
Mateo 11:12 cita, “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.”
Aquí, “…lo arrebatan…” significa que conseguirán el derecho de entrar a una mejor morada en la medida que luchen y se esfuercen en contra del pecado y se asemejen al Señor. Si entran al reino de los cielos con pecados como envidia, celos, juzgar y condenar a otros, odio, traición, astucia, codicia, enojo, y una mente adúltera, ¿Cómo sería el reino de los cielos?
Estaría contaminado, y no podría decirse que es un lugar santo y feliz para vivir.
Exactamente como en la tierra, las personas se odiarían unas a otras, se causarían problemas entre ellas y vivirían en pecado.
No podemos entrar al reino de los cielos con pecado. Sólo podemos llevar lo que hemos cultivado con bondad y en el espíritu. Por eso, los que tienen el mismo nivel espiritual vivirán juntos.
Incluso en este mundo, los niños la pasan mejor cuando están con otros niños y los jóvenes con otros jóvenes. Es mejor estar con amigos del mismo nivel.
Es lo mismo con el nivel de educación y con las normas de conducta o etiqueta. Sería difícil si estas cosas fueran también diferentes. Cuando se casan, sus grados de educación son todos diferentes. Por eso, deben aprender lo mejor del otro. Sólo entonces, su cónyuge será feliz y vivirán en paz. Los adultos se sentirán mejor de poder conversar con otros adultos de su mismo nivel.
De la misma forma, incluso en el cielo, las personas viven JUNTO con las que tienen el mismo nivel de fe de acuerdo a cuánto se hayan asemejado al Señor, para que así puedan ser más felices y sentirse más cómodas.
Queridos Hermanos:
Jesús le dijo al criminal, “De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso.”
Esto no quiere decir que Jesús irá al paraíso. El lugar donde está la morada del Señor no es el paraíso sino la Nueva Jerusalén, el más bello lugar. Pero el Señor es señor de todo el reino de los cielos, y permanece en todo el cielo.
Él ESTÁ en todO LUGAR incluyendo el paraíso y la Nueva Jerusalén, y conoce y gobierna sobre todas las cosas en el reino celestial.
Por otra parte, “…hoy…” no significa que Jesús iría al paraíso en el mismo día de la crucifixión. Quiere decir que, desde ese momento, el Señor estaría con el criminal ya que éste fue salvo y se convirtió por fe en hijo de Dios.
El Señor siempre nos recuerda desde el día en que los aceptamos y somos salvos. Sabe dónde vamos, lo que vemos y lo que hacemos\; y ora por nosotros. También, nos envía a Sus ángeles para protegernos y para que nos acompañen.
Por eso, deben entender el concepto del tiempo en la Biblia. Aun cuando diga, “Hoy” no siempre es: hoy día. Cuando en la Biblia se cita, “Luego de varios días”, puede ser 7 años, o incluso 70 años.
El concepto de Dios del tiempo es diferente al nuestro. Para Él un día es como mil años y mil años como un día. La noción del tiempo y del espacio en el reino espiritual de Dios es diferente a la nuestra. Es por eso que cuando recibimos la Palabra de Dios, suceden muchas cosas.
Se dice, “Luego de varias semanas”. Pero YA QUE he estado recibiendo la Palabra de Dios por 23 años, sé que el significado de esto puede ser “Varias semanas o varios meses.” Luego, he podido ver que estas “Varias semanas” han sido de hecho “Varios meses.”
Entonces, en el día en que Jesús murió en la cruz, el viernes, ¿A dónde fue?
Mateo 12:40 cita, “Así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” Y Efesios 4:9 dice, “Que él también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra.”
Además, 1 Pedro 3:19 dice, “en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados.”
Luego de morir en la cruz, Jesús no fue al paraíso sino a los encarcelados para predicarles a ellos. Aquí, “Los encarcelados” se refieren a las almas que, entre los que murieron antes que Cristo llevara la cruz y llegara a ser el salvador, están aptas y dispuestas a ser salvas.
Por favor comprendan correctamente esta parte.
Para que nosotros seamos salvos, debemos ser perdonados de nuestros pecados creyendo en Jesucristo. Aun cuando uno pueda vivir una vida bondadosa según su criterio, todos somos pecadores que nacemos con pecado original y que hemos pecado, violando la ley.
Sólo la sangre preciosa de Jesucristo nos limpia de todos nuestros pecados y nos abre el camino de la salvación. Por eso 1ra. de Juan dice que si verdaderamente creemos en Dios, entonces podemos vivir en la luz, y la sangre del Señor nos limpia de nuestros pecados. Ahora bien, ¿Acaso esto significa que todos los que han muerto antes que Jesús viniera a este mundo no han sido salvos y han ido al infierno?
Además, ¿Esto quiere decir que todos los que nunca han oído del evangelio incluso después que Jesús viniera, tienen que ir al infierno? ¡Claro que no!
Dios es un Dios de amor y de justicia, y Él quiere de todos alcancemos la salvación. En consecuencia, Dios preparó el camino de la salvación por medio de Jesucristo, para quienes vivieron antes que Jesús viniera a esta tierra y para aquellos que nunca han escuchado el evangelio.
Entre los que nunca han oído el evangelio, hay muchos que aceptan y reconocen la existencia de Dios con un buen corazón y viven una vida bondadosa. Con una buena conciencia, ellos reconocen la existencia del cielo y del infierno y aun cuando no conocieron la ley de Dios, vivieron en bondad de acuerdo a su conciencia.
Romanos 2:14.15 cita, “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándolos o defendiéndoles sus razonamientos.”
Aquellos que tienen bondad en sus corazones procurarán seguir la bondad porque su conciencia es buena. De esta forma, mostrarán la Ley escrita en sus corazones. Los que son malvados seguirán la maldad.
Todos tienen conciencia, y los que son buenos seguirán la voz de su conciencia aun cuando no conozcan a Dios. Tratarán de no mancharse con el pecado e intentarán vivir en bondad.
Las personas con una buena conciencia como ésta, no adoran ídolos insignificantes ni a demonios obedeciendo a su codicia. Aunque en forma vaga, ellos reconocen a un Dios Creador y cumplen el deber del hombre.
Si esta clase de personas escuchan el evangelio definitivamente aceptarán a Jesucristo. Por el contrario, aun cuando uno parezca muy bueno exteriormente, si no cree incluso después de haber oído el evangelio, esto quiere decir que su conciencia es mala y no será salvo.
El hombre no conoce la conciencia de otras personas, pero el todopoderoso Dios conoce la mente y las obras de los hombres. Por eso, Dios puede distinguir a los que habrían creído si hubieran escuchado el evangelio, entre quienes vivieron antes que Jesús viniera a esta tierra.
Este es el juicio conforme a la conciencia. Dios hizo que las almas que iban a ser salvas de acuerdo al juicio de su conciencia descansaran en el sepulcro superior hasta que Jesús se convirtiera en el Salvador. Esas almas del tiempo del Antiguo Testamento quienes fueron salvas viviendo por la Palabra habían permanecido en el sepulcro superior.
En Lucas Capítulo 16, nos narra la parábola del hombre rico y de Lázaro el mendigo. El rico que no había vivido por la Palabra de Dios fue a sufrir el fuego del infierno, pero Lázaro, quien temía a Dios, encontró descanso en el seno de Abraham.
Y ya que esto fue antes que Jesús llegará ser el Salvador, las personas no iban al seno del Señor antes de entrar al reino de los cielos, sino al seno de Abraham, el patriarca de la fe.
Puesto que nuestro Señor aún no había llegado a ser el Salvador, esas personas no podían ir directamente al paraíso ni al cielo, sino que estaban esperando en el sepulcro superior hasta que nuestro Señor llevará la cruz.
El lugar donde el hombre rico estaba sufriendo era el Hades, y el lugar donde Lázaro estaba descansando era el sepulcro superior. La Biblia dice que entre el sepulcro superior y el Hades hay una sima o abismo, para que nadie pueda pasar de un lugar al otro. El Hades es una parte del infierno que pertenece a las tinieblas. Por el contrario, el sepulcro superior pertenece a la luz como el reino de los cielos.
Después que Jesús muriera en la cruz, fue donde los espíritus encarcelados\; es decir, a aquellos que estaban en el sepulcro superior.
Hechos 4:12 cita, “Y en ningún otro hay salvación\; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Como dije, Él tenía que predicar a Jesucristo, el camino de la salvación para ellos.
Al inicio de estas prédicas del Mensaje de la Cruz, ya han escuchado por qué somos salvos solo a través del nombre de Jesús. Ahora saben que Jesús es el único calificado para ser el Salvador.
Los que esperaban recibir la salvación en el precioso nombre y por la sangre del Señor (aquellos que murieron antes de Su resurrección) permanecieron en el alto sepulcro porque todos los que son salvos, son salvos sólo cuando sus pecados son limpiados por la sangre de Jesús. En este lugar, Abraham era la cabeza, y Dios dejó que todas estas personas descansen a su lado.
Entonces, el Señor fue donde las almas encarceladas y predicó que Él es el Salvador. Y ya que estas almas eran de personas buenas que podían ser salvas, todas ellas oyeron el evangelio y aceptaron al Señor en ese instante.
Algunos no aceptan el evangelio aun si le predicamos por 1, 2 o 3 años. También hay personas que no creen incluso después de haber visto señales, prodigios y las poderosas obras de Dios. Entonces ¿Cómo es que estos aceptaron al Señor en tan corto tiempo?
Porque mientras estaban encarcelados\; es decir, en el sepulcro superior, ellos ya habían oído del evangelio por medio de los profetas y de los discípulos de Jesús. Aquí, los profetas, incluye a los del Antiguo Testamento como Abraham y Moisés, y también por medio de los discípulos de Jesús y otros que de hecho habían atestiguado de Jesús y que podían testificar de la cruz. Por eso, ellos ya conocían todas estas cosas. Así, cuando el Señor vino a ellos, todos lo aceptaron fácilmente.
En ese momento, cuando los espíritus que estaban en el alto sepulcro aceptaron a Jesús como el Salvador, fueron perdonados de todos sus pecados, y fueron salvos.
Queridos Hermanos en Cristo:
Hoy, les he predicado sobre la primera y segunda palabra, de las siete últimas palabras en la cruz.
Primero: Jesús dijo, “Padre, perdónalos\; por que no saben lo que hacen.” En esta oración esta encerrado no sólo el perdón y el amor de Jesús por aquellos que lo estaban crucificando, sino también Su amor por toda la humanidad que no cree en Él.
Segundo: Jesús dijo, “Hoy estarás conmigo en el paraíso.” Esta es la promesa de la salvación al criminal que se arrepintió y aceptó al Señor\; y también, es una promesa de esperanza de su morada en el reino de los cielos.
Incluso en el mismo momento de Su muerte en la cruz, Jesús quiso salvarnos y llevarnos al reino de los cielos. Aún ahora, el Señor está preparando nuestras moradas y, los ángeles, bajo la supervisión del Señor, están construyendo nuestras casas en el cielo en las que vamos a vivir.
Nuestro Señor es como el Arquitecto en Jefe quien dirige personalmente la construcción de nuestros hogares en el reino celestial.
Espero que ahora entiendan más profundamente el amor del Señor quien dio incluso Su vida por nosotros y quien siempre desea darnos lo mejor.
Oro en el nombre del Señor para que puedan conseguir la mejor morada en el reino de los cielos.
AMEN