• Nueva Jerusalén 12

    [Lucas 22: 30]

    24-08-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • : Cielo (54) – Nueva Jerusalén ⑫
      :
      “…para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel”.



      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

      Esta es la 54ª sesión de la serie de sermones sobre el ‘Cielo’. En la última sesión, les hablé sobre las casas de algunos de los profetas que están ubicadas en el área de Dios Padre en la ciudad de la Nueva Jerusalén. Ellos fueron mayormente profetas usados comos instrumentos de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento. Sin embargo ha habido algunos casos excepcionales de personas de la época del Nuevo Testamento. Entre ellas están María Magdalena y la Virgen María de los tiempos del Señor, y el apóstol Pablo quien vivió en los tiempos del Espíritu Santo. Sus casas también están localizadas en el área de Dios Padre. Debido a que ellos son como los frutos de más alta calidad de la cultivación humana por eso entraron en el área del Padre.

      Este día, les hablaré sobre el área del Señor.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, nuestro Señor vino a este mundo y tomó el cuerpo humano carnal. Él experimentó todo así como los hombres. Así que, a diferencia de Dios Padre, Él tiene un castillo en la Nueva Jerusalén. Dios Padre tiene solamente Su trono en la Nueva Jerusalén. Él generalmente permanece en el cuarto cielo y cuando realiza banquetes, vienen a Su trono.

      El castillo del Señor está ubicado a la diestra y de cierta forma bajo el trono de Dios. En el centro del castillo se encuentra un edificio que tiene un enorme techo de oro. Hay innumerables edificios de diferentes formas y colores tanto al centro como a los alrededores de este lugar. En particular, por encima de los techos dorados en forma de cúpula podemos ver las cruces de gloria que están rodeadas de luces brillantes. Esto es para recordar por siempre que todas las almas han alcanzado el cielo porque el Señor tomó la cruz.

      El edificio enorme en el mismo centro es generalmente de una forma cilíndrica pero también hay algunas formas angulares. Debido a que ha sido tallado con muchas clases de joyas diferentes, la combinación de luces que salen de él parece un arcoiris. Para hacer una comparación del castillo del Señor con algo de esta tierra, podemos decir que tiene un parecido con la Catedral de San Basilio en Moscú, Rusia. Pero no hay ningún edificio en esta tierra que se pueda comparar en escala, materiales y tamaño a este edificio.

      En el castillo del Señor, hay muchos otros edificios además de esta estructura central. En la proximidad más cercana al Señor están las casas de Pedro, Juan y Santiago. Las casas de otros discípulos están ubicadas un poco más allá de estas. Aquellos que siempre caminan con el Señor aquí en la tierra también permanecen cerca del Señor en el cielo. Es así como Jesús lo promete en Lucas 22:30, “para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel”. Además, con esto podemos sentir el amor de Dios Padre, quien permite que aquellos que se aman entre sí y que están espiritualmente cerca uno de otro permanezcan juntos en el cielo también.

      María Magdalena y la Virgen María amaron al Señor tan inmensamente que, en sus casos ellas también tienen casas que están de hecho en el castillo del Señor. Por supuesto, ellas se alojan en estas casas solamente cuando son invitadas por el Señor a quedarse. Sus casas principales están ubicadas en el área de Dios Padre, y el tamaño de estas casas es tan grande como enormes castillos. Pero aquí, nosotros tenemos que recordar una cosa. La razón por la cual los discípulos pueden estar cerca del Señor en el cielo no es solamente porque estuvieron físicamente cerca del Él en la tierra.

      Así como Lucas 14:26-27 dice, ellos renunciaron a su padre y madre, esposa, hijos y hermanos, e incluso a su propia vida, y cargaron sus propias cruces y siguieron al Señor para convertirse en Sus verdaderos discípulos. También encontramos en Mateo 20:22-23, que así como el Señor tomó del vaso de sufrimientos, los discípulos también tomaron el vaso de sufrimientos. Es decir, ellos predicaron el evangelio con toda su vida. Debido a esa clase de devoción también ganaron los requisitos para comer y beber en la mesa del Señor en el reino de los cielos.

      Hermanos y hermanas, en la Nueva Jerusalén hay muchos banquetes de diversos tamaños. Además de los banquetes realizados por Dios Padre, están los banquetes del Señor, de Elías, Enoc, Abraham, Moisés y del apóstol Pablo. Si ustedes fueran invitados a un banquete realizado por el Señor, esto sería un gran honor. Podrían ir al castillo del Señor y disfrutar momentos felices con Él.

      A partir de este punto les hablaré sobre la invitación al primer banquete realizado por el Señor. Aquellos que sean invitados al banquete del Señor serán adornados como las novias más hermosas. Y esto es porque espiritualmente el Señor es nuestro novio.

      Cuando las novias del Señor lleguen a las puertas del castillo del Señor, dos ángeles a ambos lados de la entrada principal los recibirán respetuosamente. Los muros del castillo del Señor están decorados con distintas clases de piedras preciosas y el borde superior del muro está decorado con bellas flores. Y estas flores emanarán un suave aroma para las novias del Señor que han llegado a la puerta.

      Entonces, cuando las novias del Señor hayan sido cautivadas por la bella esencia de las flores cubriendo todo su cuerpo, finalmente, el portón principal se abrirá. Al entrar al castillo del Señor, podrán escuchar la suave y bella música que toca lo más profundo del espíritu. Al escuchar esta clase de alabanza, se sentirán muy agradados y felices. También sentirán las olas de amor de Dios Padre quien los ha guiado para llegar a este lugar.

      Ángeles los escoltarán hasta que lleguen al edificio principal del castillo del Señor, el cual puede verse en la distancia. Ellos pasarán por muchos jardines y edificios muy bellos que son mantenidos en perfecta armonía. Mientras caminan por la calle dorada como vidrio transparente, sus corazones estarán llenos de emoción al estar a punto de reunirse con su amado Señor. Al acercarse al edificio principal del castillo del Señor, podrán ver al Señor quien ha salido a recibirlos. El momento en que se encuentren con Él, lágrimas inundarán sus ojos. Correrán rápidamente como si estuvieran volando para encontrarse con Él. Con sus brazos extendidos y con un rostro tierno lleno de amor y de misericordia, el Señor abrazará a cada uno de los que hayan sido invitados.

      Él les dará la bienvenida diciendo, “¡Adelante! ¡Mis bellas novias, bienvenidos!”. Aquellos que sean recibidos de esta forma tan amorosa dirán, “Gracias mil por haberme invitado”. Y harán confesiones llenas de emoción en el seno de su Señor. Entonces, caminarán tomados de la mano con Él como verdaderos enamorados.

      Al lado derecho del edificio principal está un enorme lago redondo. Es como un recordatorio de Galilea en la tierra. El Señor guiará a aquellos que hayan recibido Su invitación a este lugar. Les explicará en detalle Su corazón Cuando estuvo realizando Su ministerio en la tierra y las situaciones que le rodearon. Él hizo muchas obras en los alrededores del Mar de Galilea mientras estuvo en la tierra. Fue allí que Él calmó los vientos y el mar, que caminó sobre el agua, y que Pedro echó su red mar adentro. Muchas obras de fe fueron realizadas en el Mar de Galilea y en sus alrededores. Dios Padre hizo este gran lago en el castillo del Señor para conmemorar estas obras de fe. En este lago hay peces de varios colores y formas nadando y brillando intensamente.

      También hay 153 peces que tienen el mismo color y la misma forma. Y esto es para conmemorar el evento descrito en Juan capítulo 21. 7 discípulos incluyendo a Pedro estaban pescando en el Mar de Galilea. Ellos habían trabajado con Jesús los 3 años anteriores, pero a partir del momento que Él murió, ellos empezaron a pescar de nuevo. Sin embargo, a pesar que habían pescado toda la noche, no habían podido atrapar ni un solo pez. Y el Señor resucitado se les apareció. Les dijo que echaran la red al lado derecho de la barca y que obtendrían los peces. Pero de hecho, ellos no reconocieron que era el Señor resucitado. Sin embargo, le obedecieron. A diferencia de antes, podemos ver que su ego o su “yo” había desaparecido.

      Yo también espero que ustedes desechen su “yo” y que tengan una mente humilde capaz de escuchar incluso a los niños pequeños. Cuando Pedro y los discípulos obedecieron Su palabra, atraparon muchos peces, tantos que no pudieron contarlos. Más tarde cuando llevaron los peces a tierra firme y los contaron, eran 153. El Señor comió de los peces asados junto a los discípulos. Luego los aconsejó sobre el ministerio futuro.

      Él les pidió que no pescaran peces sino hombres, es decir que predicaran el evangelio y que salvaran almas. Especialmente a Pedro, Él le preguntó en tres ocasiones ‘¿Me amas?’. Y les explicó en un sermón figurativo cómo cuidar de las almas. El incidente de los 153 peces en Galilea es algo inolvidable tanto para el Señor como para Sus discípulos. Dios Padre puso estos 153 peces en el gran lago del castillo del Señor para conmemorar esto para siempre.

      Cuando el Señor y los creyentes que hayan sido invitados se acerquen a ellos, estos peces saltarán en el aire y harán trucos. Y las escalas de los peces emanarán luces brillantes y llenas de colores para darles mayor gozo y felicidad a las personas. El Señor caminará sobre el lago así como lo hizo en la tierra. Luego los invitados se pararán alrededor del lago y lo observarán con corazones llenos de gozo. El Señor les explicará en detalle cómo fue la situación cuando Él caminó sobre el agua aquí en la tierra. Todos escucharán al Señor con felicidad, pero uno de ellos se sentirá algo avergonzado. ¿Quién será? Sí, es Pedro.

      En Mateo 14:28-32 Pedro valientemente le dijo al Señor, “Señor, si eres Tú, manda que yo vaya a Ti sobre las aguas”. Y cuando Jesús le dijo “¡Ven!”. Pedro descendió de la barca, y caminó sobre el agua.

      Si hubieran sido ustedes, ¿podrían hacerlo? Sin embargo, Pedro lo hizo valientemente. Pero viendo el viento se asustó y empezó a hundirse. Inmediatamente Jesús extendió la mano y asió de él, diciéndole, “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”

      Cuando el Señor explique la situación de ese momento en detalle, Pedro se sentirá algo avergonzado sobre esa situación. Pero esa vergüenza es diferente de la vergüenza en la tierra. En el cielo no hay maldad sino solamente bondad. Incluso cuando decimos que alguien está avergonzado, esta persona no tiene dolor en su corazón. Además, en el cielo, nadie avergüenza ni humilla a nadie. Incluso cuando vean o escuchen las faltas o defectos que alguien tuvo en la tierra, todos lo pensarán y lo comprenderán dentro de la bondad. Solamente le darán gracias a Dios Padre por guiarlos a la Nueva Jerusalén, a éstos que solían tener tan poca fe.

      Al lado izquierdo del edificio principal del castillo del Señor está un enorme y bello museo. Dios Padre lo hizo de una manera en la que podamos sentir los rastros del Señor mientras estuvo en la tierra tal y como se llevaron a cabo. Por ejemplo, la ‘Vía Dolorosa’ también está presentada tal y como fue.

      La Vía Dolorosa es el camino de sufrimiento que Jesús caminó cargando la cruz hacia el Gólgota. Cuando vamos en un peregrinaje, la mayoría de las veces visitamos este lugar. Desde el primer punto donde Jesús fue sentenciado a muerte por Pilato hasta el 14º punto donde el cuerpo de Jesús fue sepultado, cada punto tiene explicaciones sobre el mismo. Y es casi similar para la Vía Dolorosa hecha en el castillo del Señor en el cielo. Pero aquí tiene explicaciones más específicas que en la tierra. Hay escritos de las confesiones que Jesús hizo en su corazón. Anteriormente yo les presenté algunas de estas confesiones del Señor, incluyendo los sermones sobre el evangelio de Juan.

      En este momento, les presentaré una pequeña parte de esto.

      “Padre, no es que la cruz sobre mi hombro sea pesada o que las espinas en mi cabeza sean dolorosas. Comparado a la primera vez cuando caminé en esta tierra contigo Padre, esta tierra ha cambiado y los corazones de los hombres han cambiado\\\; y esto oprime mi corazón. Pero pronto, después que todo esto pase, yo creo que Tú abrirás este camino, abrirás la luz para ellos, y harás brillar esa bella luz sobre ellos con Tu permiso y con Tu amor. Es por eso que puedo soportar este camino.

      Padre, Tu eres mi última fortaleza y mi poder. Padre, no te sientas triste por el camino que estoy tomando o por el sufrimiento que estoy soportando. Estoy haciendo lo que debo hacer\\\; solamente estoy siguiendo mi camino para cumplir Tu providencia. Hasta el momento que de mi último suspiro, pensaré en Ti, Padre, y en Tu amor. Padre, Te Amo”.

      Este corazón de Jesús en ese momento está registrado en las decoraciones de la Vía Dolorosa. Si ustedes pueden caminar alrededor de este lugar con el Señor, podrán escuchar directamente de Él sobre esta situación. Él explicará en detalle sobre el por qué Dios Padre tuvo que darle esa tarea\\\; con qué clase de actitud Él la recibió\\\; qué clase de corazón tenía Jesús por Sus discípulos que permanecerían en la tierra\\\; y sobre Su corazón cuando estuvo delante del sumo sacerdote y en la corte de Pilato. Aquellos creyentes que le escuchen harán confesiones de agradecimiento desde lo profundo de su corazón. No podrán más que decir, “Mi Señor, tu eres realmente mi Salvador”.

      En el castillo del Señor, hay muchas otras cosas además del museo. La cruz sobre la cual Jesús fue colgado como alguien que está maldito, también ha sido hecha con exactitud como la de la tierra. Además, el establo de Belén, el lugar donde nació Jesús, también ha sido hecho tal como era. Este museo tiene la reproducción de las cosas que nos permiten ver y experimentar los rastros del Señor sobre la tierra.
      Pero esto no significa que esas reproducciones han sido hechas con madera corrompible o con materiales que tiene el olor de la tierra. Ellos están hechos con los materiales celestiales pero de una forma que podemos verlos y sentirlos así como las cosas terrenales.

      En el castillo del Señor hay un camino especial. Generalmente los caminos en la Nueva Jerusalén están hechos de oro puro, pero en el castillo del Señor hay muchos caminos por uno y otro lado hechos con joyas. Estos caminos de joyas están hechos con piedras preciosas. Cuando alguien camina en ellos, la luz que las joyas emiten lo hace sentir como si caminara sobre agua. La razón por la cual Dios le dio al Señor los caminos de joyas es para consolarlo por haber caminado el camino de la cruz.

      Dios Padre ha recordado cada hecho del Señor y ha recompensado todo. Y esto es porque cada hecho de Jesús fue realizado con el amor por el Padre.

      Por lo tanto, aquellos que visitan el castillo del Señor por lo menos una vez, se sentirán conmovidos por el amor del Padre y del Señor y darán aun más gracias y gloria a Dios.

      En la próxima sesión, les hablaré sobre el área del Espíritu Santo en la Nueva Jerusalén.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, este día, les expliqué sobre el área del Señor en la Nueva Jerusalén.

      El castillo del Señor está ubicado a la diestra del trono de Dios, y en los alrededores del edificio principal están los castillos de Pedro, de Juan y de Santiago. Luego en las áreas aledañas están los castillos de los otros discípulos. Escuchando esta explicación, no deben pensar que algunas casas pequeñas que están agrupadas en los alrededores de un pequeño pueblo o algo similar. Debido a que incluso el edificio principal en el castillo del Señor es inimaginablemente grande. Y solo el castillo de Pedro será incomparablemente más grande que cualquier mansión de lujo en esta tierra.

      En Juan 14:2-3 Jesús dice, “En la casa de mi Padre muchas moradas hay\\\; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho\\\; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”

      ¿Desean ustedes también estar en el lugar donde está el Señor, en la Nueva Jerusalén? Nuestro Señor está preparando nuestras casas celestiales como un novio preparará la nueva casa para su novia. Por lo tanto, yo espero que ustedes con seguridad entren en la Nueva Jerusalén.

      También deseo que sean invitados al castillo del Señor, que miren alrededor los diversos lugares junto a Él, y que hagan sus confesiones de agradecimiento a Él.

      Yo oro en el nombre del Señor para que muchos de ustedes alcancen este glorioso lugar en el cielo.

      [Amen]


    • Language
    • x