• LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS(1ra.Parte)

    [Juan 19:23-24]

    13-11-2007 | Rev. Jaerock Lee

    • EL MENSAJE DE LA CRUZ 13

      LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS(1ra.Parte)

      La Escritura:
      Juan 19:23-24 “Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. (24) Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será: Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.”


      Amados Hermanos en Cristo:
      Esta es la Décimo Tercera prédica del Mensaje de la Cruz, y hoy les hablaré de la providencia escondida en la vestimenta y en la túnica de Jesús.
      Jesús padeció grandes sufrimientos y fue crucificado para redimir a los pecadores de sus pecados. Al tomar el tormento de la cruz, llevó la corona de espinas, fue azotado, fue clavado en sus manos y pies, y fue traspasado en un costado. Todo esto no sucedió por casualidad. Cada una de estas cosas fue hecha por la providencia de Dios. Jesús fue puesto en un pesebre para ser el pan de vida para la humanidad que es semejante a los animales. Se hizo pobre para enriquecernos.
      Fue azotado para redimirnos de nuestras enfermedades y llevó una corona de espinas para perdonarnos los pecados que cometemos con el pensamiento.
      Además, el proceso de sufrimiento de Jesús era necesario para liberarnos de la maldición causada por la desobediencia de Adán y redimirnos de nuestros pecados.
      En esta prédica, les compartiré acerca de la providencia oculta en la vestimenta de Jesús y del hecho de ser clavado en Sus manos y pies. Espero que entiendan más profundamente el amor del Señor, quien con gozo llevó todos estos sufrimientos por nosotros.
      Oro en el nombre del Señor para que todos ustedes lleguen a ser las bellas novias del Señor, que puedan dar su vida por Él.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Jesús fue azotado y llevó una corona de espinas, y todo Su cuerpo y rostro estaban cubiertos de sangre\; y ahora, tenía que llevar la pesada cruz.
      Cargó la cruz en la cual le iban a colgar, y fue subiendo al Gólgota. Cuando llegó allí, los soldados tomaron Sus ropas.
      La Escritura de hoy del Evangelio de Juan 19:23-24 dice, “Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. (24) Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será: Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.”
      Cuando Jesús fue colgado en la cruz, le quitaron Sus prendas de vestir y Su túnica, y fue colgado desnudo.
      El unigénito Hijo del Dios Todopoderoso tuvo que soportar la vergüenza de estar desnudo delante de Sus humildes criaturas. La razón por la que Jesús llevó esa vergüenza, fue para quitar de nosotros toda vergüenza.
      El inocente Jesús cargó con todo el desprecio, burla, y menosprecio que nosotros los pecadores teníamos que llevar. Si algún alimento podrido o algo de excremento cae sobre su ropa, oliendo bastante mal, ¿Podría acaso salir así en frente de mucha gente?
      Hasta que no haya lavado su ropa, estaría muy avergonzado de mostrarse en público. Pero el pecado es aún más sucio que la basura o la mugre en sus ropas. Cuando al principio Adán pecó al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, él mismo se escondió del rostro de Dios, entre los arbustos. Porque pecó, se sintió avergonzado y trató de esconderse del rostro de Dios.
      Y desde entonces, todos vivieron en el pecado, y con el paso del tiempo, el hombre estuvo más y más dispuesto a pecar.
      Incluso, ahora cuando pecan y hacen lo malo, dicen. “Todos lo hacen.” Su conciencia se está endureciendo. Además, ahora estamos viviendo en los últimos días, en un mundo cada vez más malvado, más que en ningún otro tiempo. Si las personas que vivían hace 30 o 50 años atrás, vieran el mundo de hoy, se horrorizarían.
      Los pecados que anteriormente eran considerados tan censurables, hoy en día se ven frecuentemente. Y es porque estos hechos tan vergonzosos que antes ni siquiera se podían imaginar prevalecen en el mundo actual. Pero no importa lo malvada que pueda ser esta generación, todos estos vergonzosos pecados serán revelados bajo la luz de la Palabra de Dios.
      Cuando una habitación está oscura, no podemos ver que está sucia, pero cuando está bien iluminada, podemos ver claramente la suciedad que hay en ella.
      De la misma forma, si reflejamos nuestro corazón en la Palabra de Dios, que es la luz, podemos encontrar los vergonzosos pecados que hay en nosotros.
      Aquellos que viven en el pecado y en la maldad, manchados por la inmundicia de este mundo, estarán tan avergonzados cuando estén frente al juicio de Dios. Sus sucios corazones y acciones serán claramente revelados, y no podrán levantar sus cabezas.
      Sin embargo, Jesús nos redimió de nuestros pecados, del menosprecio y de la burla que debíamos llevar, para que nosotros -los que creemos en esto- no tengamos que estar avergonzados.
      Génesis 3:21 cita, “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.” Para cubrir la vergüenza de Adán y de Eva, quienes habían sido echados fuera del Huerto debido a sus pecados, Dios les hizo vestimentas de pieles y los vistió.
      Jesús, quien vino a este mundo, fue colgado desnudo en una cruz y redimió a los pecadores de su vergüenza.
      En Apocalipsis 3:18 Jesús aconseja a la Iglesia de Laodicea “que compre vestiduras blancas para vestirse, y que cubra la vergüenza de su desnudez.”
      El Señor está advirtiendo a aquellos que son tibios en su fe en Dios, que santifiquen su corazón y que se preparen para recibir al Señor.
      Espero que todos ustedes estén agradecidos de corazón por el amor del Señor quien llevó la vergüenza por los pecadores.
      Oro en el nombre del Señor para que alcancen rápidamente una completa santificación y que así puedan recibir al Señor sin ninguna vergüenza.

      Queridos Hermanos en Cristo:
      Los soldados tomaron las prendas de vestir de Jesús y las dividieron en 4 partes, una para cada soldado, y también la túnica. La túnica era sin costura tejida en una sola pieza. Por eso, echaron suertes sobre ella y un soldado la tomó.
      Ahora bien, en esta situación tan grave, donde el inocente Jesús estaba siendo crucificado, ¿Valía la pena escribir lo que pasó con Sus vestimentas? Tal vez piense que es extraño que la Biblia se refiera tan detalladamente a los soldados que dividieron en 4 piezas las vestimentas de Jesús, a su túnica que era sin costura y tejida en una sola pieza de arriba abajo, o a los soldados que echaron suertes por ella.
      La Biblia es la misma esencia de la mente y de los pensamientos de Dios\; entonces, ¿Por qué este pasaje está registrado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento con tanto detalle?
      Además, las vestimentas de Jesús no eran de un material caro ni decoradas con joyas. Estaban gastadas y manchadas con polvo y sangre. Es también extraño que los soldados romanos dividieran la vestidura y echaran suerte sobre ella.
      Además, esto fue profetizado en los Salmos, que habían sido escritos mucho tiempo atrás.
      El Salmo 22:18 dice, “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.” Asimismo, el pasaje de hoy cita, “Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.”
      En este mensaje, ustedes escucharán cómo se cumplió esta profecía. La Biblia nos está mostrando una importante providencia de Dios a través de las vestiduras de Jesús: Representa la historia de Israel luego del tiempo de Jesús.
      Primero, veamos la providencia en Sus prendas de vestir. Jesús es el Hijo de Dios y el rey de Israel, el pueblo de Dios. Sus prendas de vestir simbolizan a la nación de Israel y a su pueblo.
      Y debido a que las vestiduras de Jesús fueron divididas en 4, la forma de la prenda desapareció, y sólo quedo el material, la tela. Esto quiere decir que el país de Israel sería destruido y perdería su forma, exactamente como lo fue la ropa de Jesús al ser dividida en 4 partes.
      Al igual que los pedazos de tela que quedaron del material de la vestimenta, así sólo quedó el nombre de Israel. Los soldados romanos repartiéndose la ropa, representan que Israel sería destruido por el Imperio Romano.
      Las prendas de vestir fueron dividas en 4, y esto simboliza que el pueblo de Israel sería dispersado en las 4 direcciones, por todo el mundo. Los judíos están por toda Rusia y en los países vecinos, en Norteamérica, Latinoamérica, África y Europa. Pero no vinieron a Corea. Corea es también un país de una sola raza. Los judíos no vinieron a Corea y ahí también está la providencia de Dios. Después de esto, la historia totalmente se cumplió de esa forma.
      En Lucas 19:43-44, Jesús profetizó sobre la ciudad de Jerusalén. “Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán. Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”
      Como lo profetizó Jesús, Jerusalén fue sitiada y atacada por el ejército romano al mando del general Tito en el año 70 DC. El pueblo de Israel luchó contra los romanos, pero finalmente la ciudad fue conquistada y fue totalmente destruida.
      Como Jesús dijo, “Y no dejarán piedra sobre piedra,” los soldados romanos destruyeron incluso las piedras del Templo. De acuerdo a los registros históricos, más de 1 millón de judíos fueron asesinados, y muchos de ellos fueron crucificados mientras la ciudad era conquistada.
      Aquellos que sobrevivieron fueron también dispersados en las 4 direcciones, y desde entonces, los judíos han sido perseguidos por los gentiles viviendo en diferentes lugares alrededor del mundo. En los 2 mil años de sufrimiento, el más trágico y espantoso acontecimiento tuvo lugar durante la II Guerra Mundial, por los nazis.
      En un breve período de tiempo, más de 6 millones de personas fueron muertas sólo porque eran judíos. Además, fueron ejecutados desnudos. Antes de creer en Dios, siempre pensé que había algo extraño cuando escuchaba acerca de la masacre de los judíos.
      Generalmente, cuando se ejecutan a criminales, se les permiten que se pongan ropas limpias, pero miles de judíos fueron asesinados desnudos.
      Sin embargo, luego de creer en Dios llegué a comprender la providencia encerrada en la cruz, y entendí la razón de todo esto. Esta forma de ejecutar a los judíos fue una de las maldiciones que cayó sobre ellos luego de que asesinaran a Jesús, quien vino como su rey.
      Aun cuando los que directamente ejecutaron a Jesús eran soldados romanos, fueron los judíos quienes pidieron crucificarlo. Dado que Judea estaba bajo el dominio romano, para ejecutar a Jesús, ellos tenían que pedir permiso al gobernador enviado por el Imperio Romano.
      Pilato, el gobernador de Judea, sabía que Jesús era inocente, por eso no quería sentenciarlo a muerte. Pero debido a que los judíos insistían pidiendo la sentencia de muerte, Pilato dijo, “Inocente soy yo de la sangre de este justo, (Es decir, de Jesús)\; allá vosotros.”
      Pilato dijo, “Inocente soy,”\; ¿Era él realmente inocente? Tenía la autoridad para sentenciar a muerte, y sabiendo que Jesús era inocente, aún así dio la sentencia de muerte por la presión del pueblo. Por eso, en primer lugar, la responsabilidad es de los judíos. Pero Pilato dijo, “Inocente soy…allá vosotros.”

      Estaba diciendo a los judíos que debían de pagar el precio de matar a una persona inocente, a pesar que era él quien ordenaba la sentencia de muerte. Sobre esto Mateo 27:25 dice, “Y respondiendo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.”
      Así como lo dijeron, “sobre nosotros”, hubo una terrible matanza de esa generación. Jerusalén fue conquistada por el general romano Tito. Más de 1 millón de judíos murieron. También como lo dijeron, “y sobre nuestros hijos”, sus descendientes sufrieron un mayor genocidio.
      Proverbios 18:21 cita, “La muerte y la vida están en poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos.” Aun los judíos recibieron la retribución de lo que declararon. Fueron masacrados desnudos durante la II Guerra Mundial como pago por haber ejecutado desnudo a Jesús.
      Como lo declararon, “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.”, tuvieron que vivir por mucho tiempo sufriendo grandes persecuciones. En la Biblia, podemos ver el precio de la sangre. Cuando Caín mató a su hermano Abel, su sangre clamó a Dios desde la tierra. Hay un precio por la sangre. La historia de los sufrimientos de los judíos fue representada cuando se dividió la vestimenta de Jesús en 4 partes.
      A continuación, se dice que la túnica de Jesús era sin costura\; es decir, no había sido hecha cosiendo varios pedazos de tela, sino fue tejida de una sola pieza de arriba abajo. Aquí, la túnica se refiere al corazón del hombre.
      La túnica de Jesús, el rey de Israel, simboliza el corazón de los descendientes de Israel y de su fe en Dios. El antepasado de Israel es Jacob. Dios le cambió el nombre a Israel e hizo de sus 12 hijos las 12 tribus de Israel.
      Y debido a que Dios sabía que en el fondo el corazón de Jacob era bueno, permitió que, entre los descendientes de Abraham, su pueblo escogido se formara a través de él. Los Israelitas mantuvieron su identidad como una sola raza al no casarse con otros pueblos y sirvieron sólo a Dios.
      La túnica era sin costura, tejida de arriba abajo. Significa que tenían a Abraham como cabeza, y que de Jacob, a través de las 12 tribus, se formaría una raza. Pero en el tiempo del Rey Roboam, el hijo de Salomón, Israel se dividió, y la nación se separó en el reino del sur de Judá y el reino del norte de Israel. Desde entonces, el reino del norte de Israel comenzó a juntarse con otros pueblos y perdió su única identidad.
      Por eso, sólo los del reino del sur de Judá son los verdaderos descendientes de Israel y permanecen como una sola raza, sin mezclarse con los gentiles. Por esa razón llamamos a los descendientes de Israel, judíos.
      Exactamente como la túnica de Jesús, que estaba tejida de una sola pieza de arriba abajo, los judíos han permanecido como una sola raza desde Jacob, su antepasado.
      Por otra parte, los soldados romanos no rompieron la túnica de Jesús. Si hubieran rasgado la túnica tejida de una sola pieza, el pliegue se hubiera roto y hubiera sido inservible. Por eso, echaron suerte sobre ella.
      No romper la túnica espiritualmente simboliza que ningún otro pueblo podrá dividir o destruir el corazón de los judíos por Dios. El Imperio Romano destruyo el país de Israel, pero no pudieron destruir la fe de Israel.
      Los judíos, que fueron dispersados por todo el mundo, no perdieron su identidad aun a pesar de los grandes sufrimientos que padecieron durante mucho tiempo. Mantuvieron su raza y su fe, y finalmente, el 14 de Mayo de 1948, se establecieron como una nación independiente.
      Este fue el cumplimiento de la profecía en Ezequiel 38:8-12. Estos versículos profetizan que, al final, el pueblo volverá a la tierra de Israel de todas las partes del mundo y recuperarán su nación.
      ¿Qué nación, raza o pueblo ha sido capaz de mantener su identidad y su fe por más de 2000 años, en especial bajo tan severa persecución y sufrimiento? También, ¿Habrá algún otro pueblo que después de 2000 años de su destrucción recupere su territorio? El mínimo sentido común nos dice que es imposible.
      Ello fue posible porque el corazón que heredaron de Jacob es muy fuerte. La túnica de Jesús, la cual era cosida de una sola pieza de arriba abajo, permaneció como estaba, y esto profetizó la historia de la nación.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Jesús fue desnudado y fue clavado en la cruz en Sus manos y pies. Generalmente, las formas de ejecución que actualmente conocemos son efectuadas en un tiempo relativamente corto sin demasiado dolor físico, a pesar que pueda haber algún tipo de angustia mental para los condenados.
      Pero la crucifixión es una forma de ejecución que conlleva gran dolor por un tiempo prolongado. Era una forma cruel de ejecución sólo para asesinos o traidores. Primero, hacían una gran cruz de madera y clavaban ahí a los criminales en sus manos y pies.
      Cuando levantaban la cruz, el peso del cuerpo lo inclinaba hacía abajo, y el criminal sentía un gran dolor en sus manos y pies traspasados por los clavos. Y debido a que no les perforaban lugares vitales, los criminales no morían rápidamente. Tenían que desangrarse y sufrir todo tipo de dolores durante ese tiempo hasta que exhalaban su último aliento.
      Antes que Jesús fuera crucificado, fue interrogado toda la noche aquí y allá, y luego subió al monte del Gólgota desangrándose debido a los atroces latigazos y a la corona de espinas.
      En la cima del monte, los soldados martillaron los clavos a la orden del centurión, y Jesús fue clavado en la cruz de una forma terrible.
      Y cuando fue colgado bajo ese sol ardiente, insectos venenosos que olieron la sangre fueron sobre Él. Colgado de esa manera en la cruz, Jesús tuvo que tolerar un dolor extremo por 6 largas horas hasta que exhaló su último aliento.
      Pero, ¿Por qué razón tuvo que ser clavado en Sus manos y pies? Esta es la providencia para redimirnos de nuestros pecados que cometemos con nuestras manos y pies.
      Marcos 9:43-45 dice, “Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala\; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga.” (Es mejor para nosotros cortarnos nuestras 2 manos para no pecar e ir al cielo. Dios nos dice que es mejor ir al cielo que pecar, que teniendo nuestras 2 manos ir al infierno.) Y si tu pie te fuere ocasión de pecar, córtalo. Mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado al infierno.”
      ¿Cuantas veces hacemos con nuestras manos cosas que no debemos hacer y con nuestros pies vamos a lugares donde no debemos ir? Entonces, ¿Debemos realmente cortarnos las manos y los pies para no pecar y así no ir al infierno?
      Incluso hoy en día, los países que todavía se rigen por la Ley del Antiguo Testamento lo hacen así. De acuerdo a la regla. “Ojo por ojo y diente por diente,” ellos cortan las manos a los ladrones y le sacan los ojos si pecan con sus ojos. Si cometen adulterio, la gente los apedrea hasta matarlos.
      Pero los que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador no tenemos que hacer esto.
      Aun cuando no nos cortemos nuestras manos y pies, podemos ser perdonados, y podemos echar fuera nuestros pecados por el poder del Espíritu Santo. Es porque el inmaculado Jesús ya nos redimió de los pecados que cometimos con nuestras manos y pies al ser clavado en Sus manos y pies y derramar Su sangre.
      También, Marcos 9:47 cita, “Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo\; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno.” Por ejemplo, si comete adulterio, lo comete porque ha visto con sus ojos. En resumen, el pecado que cometemos con nuestros ojos de hecho lo cometemos con nuestros pensamientos al ver, oír y sentir.
      Este pecado fue perdonado porque Jesús llevó la corona de espinas como ya se los explique en la última prédica, por eso no tenemos que sacarnos nuestros ojos. Igualmente, para perdonarnos nuestros pecados y salvarnos del infierno, Jesús llevó, Él Mismo, todos estos dolorosos sufrimientos.
      Pero algunos dicen que creen en el Señor y se arrepienten, pero aún así, continúan viviendo en pecado. Dios dice que su arrepentimiento es una mentira.
      Si realmente cree todo lo dicho anteriormente\; y comprende y está también agradecido por el gran amor del Señor, nunca más volverá a pecar. No volverá a cometer las obras de la carne.
      ¿Por qué? Sabrá que si comete esos pecados irá al infierno. Sabiendo esto, ¿Cómo podríamos volver a pecar? Se dice que son evidentes las obras de la carne. Sin embargo, esto no significa que los que están en el 1er. y 2do. Nivel de la fe irán al infierno si hacen las obras de la carne. Aún no tienen el suficiente conocimiento porque tienen la fe de un niño.
      No tienen una fe grande, por eso cometen esos pecados. Pero al escuchar la Palabra de Dios, van del 1er. al 2do. Nivel de fe. En esos niveles, aun cuando cometan las obras de la carne, serán perdonados si realmente se arrepienten. Pero aquellos que están en el 3er. Nivel de fe no podrán ser perdonados.
      ¿Por qué? Ellos ya han dejado de cometer las obras de la carne pasando por el 1er. y el 2do. Nivel de fe. Están en el 3er. Nivel de fe porque ya han echado fuera las obras de la carne.
      Ahora bien, ya no beben leche sino que comen alimento sólido en fe. Si han crecido tanto y regresan a la leche otra vez, pierden el valor del ser humano y el sentido de ser hijos de Dios. Ellos han abandonado la fe. Y si dicen tener fe, están mintiendo.
      Aun cuando dicen que aman a Dios, mienten. Oyen todo lo dicho y afirman que creen, pero están mintiendo. La Biblia claramente dice, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, que si están en el 3er. Nivel de fe y cometen las obras de la carne, no serán salvos.
      ¿En qué parte de la Biblia, te preguntarás? Por ejemplo, lo podemos ver en los capítulo 6 y 10 de la carta a los Hebreos.
      Se refiere a aquellos que están en el 3er. nivel de fe o más arriba. Han tenido la experiencia del Espíritu Santo. Han probado el poder de Dios, saben y conocen la Palabra. Si pecan deliberadamente y crucifican otra vez a Jesús, Dios no les dará el espíritu de arrepentimiento. Por eso, no podrán ser perdonados y no serán salvos.
      Sin embargo, algunos dicen que creen en el Señor y que se han arrepentido, pero aún viven en el pecado. Dios dice que ese arrepentimiento es mentira.
      1 Juan 1:6 dice, “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.” Los que andan en tinieblas no practican la verdad. Por eso, si dicen que aman a Dios y que tienen comunión con Él, están mintiendo. Si verdaderamente creyeran, nunca mentirían.
      Además, en Gálatas 5:19-21, dice que los que hacen la obras de la naturaleza pecaminosa, es decir, los que accionan en el pecado, no pueden heredar el reino de Dios. Esto significa que no serán salvos.
      Para ser salvo y entrar al reino de Dios, no debemos cometer estos pecados. Los que realmente creen que Jesús sufrió el dolor al ser clavado en Sus manos y pies, no pueden pecar de nuevo. También, si verdaderamente se arrepienten de todo corazón y se convierten, no podrán cometer los mismos pecados una y otra vez.
      Aquellos que viven de la misma forma sin haber echado fuera los pecados, no tienen una verdadera fe ni aman a Dios. Por eso aman el pecado y a este mundo, y son amigos del mundo. Es así que la Biblia claramente nos dice que estas personas no tienen el amor del Padre en ellos. No serán salvos. Por cierto, aun si trata de cambiar, algunas veces- cuando su fe aún está débil- pude ser que peque.
      Entonces, si se arrepiente de todo corazón y procura echar fuera ese pecado, Dios lo perdona. Le da la gracia y la fortaleza para echar fuera ese pecado. Es imposible desechar los pecados y asemejarse al Dios santo por medio del esfuerzo o la capacidad humanas. Pero es posible por el poder de Dios. Además, si son hijos de Dios, deben obviamente echar fuera el pecado y llegar a ser santos.
      Termino el mensaje: Amados Hermanos en Cristo:
      Durante las horas de Su agonía, Jesús no pensó en el dolor de la muerte. Él sólo oró para que un alma más pudiera ser salva por medio de Sus sufrimientos y de Su muerte, y pidió que se perdonara el pecado de quienes lo crucificaban y se burlaban de Él.
      Nuestro Señor murió y resucitó por nosotros con un amor tan grande, y el momento de Su regreso está cerca.
      Mateo 24:32-34 cita, “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.” En Corea en otoño, las hojas caen, y los árboles parecen muertos, excepto unos pocos. En invierno, parecen estar todos muertos. Incluso el césped pierde su color verde.
      Pero en primavera, salen nuevos renuevos. El gras recobra su color verduzco. Tan sólo viendo esto, sabemos que es primavera. Sabemos que es primavera cuando las ranas se despiertan de su hibernación. De igual forma, tan pronto como las ramitas se vuelven tiernas y las hojas comienzan a salir, sabemos que el verano está cerca.
      “Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”
      Aquí, espiritualmente la higuera se refiere a Israel. Así como podemos sentir la cercanía del verano tan pronto como las hojas brotan de la higuera que parecía muerta durante el invierno, Jesús estaba diciendo que cuando la destruida Israel fuera restaurada, el día del Señor estaría muy cerca.
      La conquista de Jerusalén, los sufrimientos de los judíos, la destrucción de Israel y su reestablecimiento\; todo esto se ha cumplido como estaba escrito en la Biblia. Las cosas que aún no se han cumplido son las cosas que están por venir.
      Una de ellas es que Jesucristo, quien murió en la cruz y resucitó, vendrá por Su pueblo.
      Apocalipsis 16:15 dice, “He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.”
      Es decir, son bienaventurados y dichosos los que son santificados, andando en el espíritu, y desechando la carne, los pecados y la maldad. Un día el Señor volverá, ninguno que no esté listo para recibirlo entrará al reino de los cielos.
      Espero que ninguno de ustedes caiga en un sueño espiritual sino que estén sobrios en el espíritu y alertas en oración.
      Por favor, asistan al culto dominical y den sus respectivos diezmos. Los animo a que terminen lo más pronto posible su preparación como la novia del Señor, recordando el amor del Señor, quien llevó esa dolorosa cruz para redimirnos de nuestra vergüenza y para perdonarnos de nuestros pecados.
      Oro en el nombre del Señor, nuestro novio, que en el día final, cuando suenen las trompetas, todos ustedes sean arrebatados en el aire y asistan al banquete de las bodas del Cordero.

      AMEN


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