• La familia que agrada a Dios

    [Hechos 10:1-2]

    14-09-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • : La familia que agrada a Dios
      :
      “Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre”.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

      Ustedes que han recordado que este día es el Día del Señor y están asistiendo a este servicio de adoración serán verdaderamente bendecidos. Guardar el Día del Señor es su acto de fe para reconocer la autoridad de Dios el Creador.

      Dios creó todas las cosas en seis días y descansó el séptimo día. Y nos ordenó que conmemoráramos y guardáramos el Shabat santamente. Aquellos que creen este hecho y reverencian a Dios pueden guardar el Día del Señor ante cualquier situación.

      Sin embargo yo creo que algunos de los miembros de sus familias puede que aún no estén evangelizados. Y ustedes podrán pensar, “¡Que bueno sería que todos los miembros de la familia pudieran asistir al servicio de adoración en la iglesia en un día como este, que es feriado y es Domingo!”. Pero no tienen que desilusionarse. Será una gran bendición para ustedes cuando los miembros de su familia sean evangelizados a través de ustedes.

      Espero que actúen en la verdad sin cambiar mientras miran hacia a su meta de evangelizar la familia.

      Yo oro en el nombre del Señor para que conserven este mensaje en su mente de manera que sus familias tengan más oportunidades para convertirse en familias de espíritu que son agradables para Dios.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, el pasaje de este día habla sobre la familia de Cornelio. Él era un centurión de lo que era llamado la cohorte Italiana, del Imperio Romano el cual gobernaba al mundo en esa época. Cornelio estaba destacado en Cesarea. Para su información, en ese tiempo Cesarea tenía oficinas públicas y guarniciones de la armada Romana destacadas en el lugar.

      Más adelante, tiempo antes que el apóstol Pablo fuera llevado a Roma como un prisionero, él estuvo en una prisión de Cesarea por 2 años. Durante esos 2 años, él predicó el evangelio a los Gobernadores Félix y Festus. Cesarea era esta clase de ciudad.

      Cornelio era un Gentil para los Israelitas. Quienes creían fuertemente que solamente ellos eran los elegidos de Dios. Esta creencia era común incluso después de la resurrección y ascensión de Jesucristo. Por lo tanto, creían que la salvación a través de Jesucristo solamente podía aplicarse a los hijos de Israel. En estas circunstancias, Dios obró en Pedro y en Cornelio quienes estaban en Jope y en Cesarea respectivamente.

      Por medio de un ángel dios le hizo saber a Cornelio dónde estaba Pedro para que lo invitara a su casa. Además, Dios le mostró una visión y llamó a Pedro para que respondiera a la invitación de Cornelio y para que le predicara el evangelio. Cuando Pedro llegó a la casa de Cornelio, éste había estado esperando con ansia junto a los miembros de su familia, parientes y amigos cercanos. Él sirvió a Pedro con tanto respeto que incluso se inclinó a sus pies haciendo reverencia.

      Cuando Pedro predicó el evangelio de salvación de la cruz a través de Jesucristo, algo sorprendente sucedió. El Espíritu Santo se derramó sobre cada uno de los que estaban allí reunidos. No solamente Cornelio, sino los miembros de su familia, parientes y sus amigos que estaban con él recibieron juntos la salvación.

      Hermanos y hermanas, ¿Desean que esto también les suceda a ustedes? Si, sería maravilloso si pudieran evangelizar a su familia, parientes y amigos para que todos pudieran ser salvos de una vez. Entonces, ¿Cómo pudo Cornelio recibir una respuesta y una bendición tan sorprendente como esta? Dios obró en Su justicia, y Cornelio ciertamente reunía las condiciones de acuerdo a la justicia de Dios. ¿Cuáles fueron las condiciones? El Versículo 2 de la lectura de este día tiene la respuesta.

      Este dice, “piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre”.

      Primero, Cornelio era piadoso y temeroso de Dios con toda su casa. No solamente él temía a Dios sino también toda su casa. Esto significa que era respetado, amado y digno de confianza por parte de los miembros de su familia. Es por eso que todos los miembros de su familia le obedecían y estaban unidos como uno solo. Debido a que Cornelio amaba a Dios, su familia también llegó a amar a Dios.

      Ahora, ¿Cómo es su situación? ¿Son ustedes reconocidos por los miembros de su familia por ser buenos padres o madres? Sucede esto también con ustedes que son hijos. ¿Son ustedes reconocidos por sus padres como buenos hijos? Espero que revisen si los miembros de su familia confían en ustedes y si les escuchan cuando les dicen algo.

      Ustedes oran mucho y trabajan fielmente por el reino de Dios. Podrán no solamente estar dando consejos a su familia sino también enseñándoles consistentemente la verdad. Sin embargo, ¿Por qué no escuchan cuando les predica? ¿Por qué no han llegado delante de Dios todavía? ¿Van a la iglesia renuentemente siendo forzados, y se rehúsan a vivir en la luz? ¿Por qué sucede esto? Esto se debe a que su familia no confía realmente en ustedes.

      Ustedes podrán orar entre lágrimas y ofrecer ayunos por la salvación de su familia. Podrán suplicarles, rogarles fuertemente, o en ocasiones tratar de consolarlos a fin de que sean evangelizados.

      Sin embargo, si sus hijos les contestan, “Papá, haz lo que tú quieras. Yo haré lo que yo quiera”, ¡que situación tan dolorosa es esta! Esto comprueba que no hay un lazo de amor entre los padres y los hijos. Cuando ustedes padres les expliquen el camino de la salvación a sus hijos, si ellos no les escuchan, tienen que reflexionar si esto es solamente una falta de sus hijos. Si piensan en la razón fundamental, no es así realmente.

      Cada uno nace con el pecado original, pero cuando los hijos son pequeños bebés, son muy puros y adorables. Pero mientras crecen, se vuelven más y más llenos de maldad al ver, oír y aprender falsedades de las otras personas. Es por eso que se vuelven desobedientes. Así que, ¿De quien es la falta en primer lugar? Primeramente es de los padres. Las personas generalmente dicen que los hijos son el reflejo de los padres. Si los padres son un buen modelo demostrando cómo temer a Dios, los hijos tienen que aprender naturalmente por su ejemplo mientras crecen. Y ustedes saben muy bien lo que es temer a Dios.

      Como en el Proverbio 8:13, esto es aborrecer el mal. Si los padres han desechado toda forma de maldad y han tratado a sus hijos con bondad, verdad y amor, entonces los hijos deben reflejar naturalmente a sus padres. La palabra de Dios es luz espiritual y por consiguiente la luz espiritual saldrá de aquellos que actúan conforme a la palabra de Dios. Las tinieblas se irán de sus alrededores. El enemigo el diablo, Satanás se irá y las pruebas y los juicios también se irán. Entonces, tendrán solamente paz y felicidad.

      Por ejemplo, supongan que hay un padre que era muy autoritario y represivo con los miembros de su familia pensando que ellos están supuestos a escucharlo y a hacer lo que él dice. Si alguien no le escucha, con severidad le regañará. Entonces su familia le seguirá, no porque le amen, sino porque le temen.

      En una familia como esta, hay algunos hijos que han acumulado quejas e ira en sus corazones hacia el padre y un día cuando crezcan esto explotará. Podrán incluso volverse hijos problemáticos y verse envueltos en dificultades. Si esta clase de padre escucha la palabra de Dios, desecha la maldad y cambia, ¡cuan pacífica y feliz será su familia!

      Él no podría insistir más en su opinión solamente, sino que tratará de escuchar las opiniones de su esposa y de sus hijos y los comprenderá. Entonces, ¿Significa esto que su autoridad como padre decrecerá? No, de hecho, él puede ser respetado incluso más por su familia desde los profundo de sus corazones. Para lograr que esto suceda, yo espero que ustedes traten de cambiar la forma en que hablan a sus hijos cuando les piden que hagan algo.

      Por ejemplo, cuando les piden hacer hago, no deben usar una voz de mando, simplemente diciendo, ¡“Tú, ayúdame con esto ahora”! Una petición dada en una manera fuertemente autoritaria provoca oposición o rebelión en la mayoría de las personas. Si ustedes dicen, “Realmente apreciaría si me pudieras ayudar con esto”, entonces resulta mucho más suave y agradable.

      Además, algunos padres se frustran cuando ven que sus hijos repiten los mismos errores o equivocaciones una y otra vez. Y luego, hablan demasiadas palabras que contienen su ira y frustración diciendo que les están enseñando una lección a sus hijos. Ustedes no pueden corregir a sus hijos de esta forma. En esta clase de casos, ustedes deberían simplemente señalar lo que sus hijos están haciendo mal, y tienen que explicar solamente los hechos. No deben exagerar la situación con sus emociones acaloradas o hablar sobre sus faltas pasadas que no están relacionadas con el suceso actual.

      Luego, tienen que explicarles calmadamente las consecuencias de sus acciones. Y finalmente, si verdaderamente les aseguran que lo que ustedes dicen y hacen es porque es lo mejor para ellos, sus hijos podrán sentir su amor. No deben tratarlos desconsideradamente solamente porque son sus hijos\; también deben tener respeto por ellos. Pero al grado en que tengan maldad en su corazón, que tengan frustración y decepción, no pueden tratar a sus hijos con el amor y la bondad perfectos.

      Por lo tanto, como padres tienen que temer a Dios y desechar primero todas las formas de maldad. Entonces, sus hijos naturalmente cambiarán y crecerán apropiadamente en el temor de Dios.

      Todos hemos recibido la petición del Señor para que prediquemos el evangelio. Nosotros tenemos el deber de guiar a los miembros de nuestra familia, parientes, vecinos y amigos por el camino de la salvación. Pero para hacer esto, primero tenemos que temer a Dios así como Cornelio. Es decir, tenemos que aborrecer el mal y desecharlo, volvernos buenos y desechar la oscuridad para que brille la luz verdadera.

      La familia de Cornelio lo reconocían y temían a Dios primeramente por el ejemplo que Cornelio, como cabeza de la familia, estableció para que ellos siguieran. Esta es la razón principal para que Cornelio llegara a recibir tan maravillosa bendición.

      La segunda razón para que Cornelio recibiera la bendición es porque él hizo muchas obras buenas al ayudar a las personas necesitadas. Aquellos que temen a Dios hablarán palabras de bondad y harán acciones de bien porque han desechado la maldad de sus corazones y los habrán llenado de bondad. No hablarán ninguna palabra que hiera los sentimientos de los demás ni dañarán sus corazones. Ellos hablan palabras que confortan, motivan y que son cálidas\; y hablan las palabras que guían a los otros hacia la vida.

      Esto es igual con sus acciones. Ellos mostrarán acciones de bondad. Sus acciones edificarán a otros y les proporcionarán amor. Cornelio era una de esas personas. La bondad y el crecimiento espiritual de sus acciones se reflejaban especialmente en las ‘obras de caridad’. La Biblia nos dice que Cornelio ayudó a muchas personas. Nosotros no podemos ayudar a otros solamente porque somos ricos. Primero tenemos que amar las almas y tener compasión por ellas. Hechos 10:22 dice, “Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos…”.

      Cornelio era un centurión en el ejército del imperio que ocupaba Israel, pero ayudaba a muchas personas del país subyugado. Y era de buen testimonio en toda la nación de los Judíos. Obras de caridad sin amor no pueden ser verdaderas obras de caridad. Incluso si donamos grandes cantidades de dinero, Dios no se sentirá agradado con esto si lo que buscamos es que nuestros nombres sean revelados con esto.

      Mateo 6:3-4 dice, “Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto\; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

      Cornelio no ayudaba a los demás para alardear de sí mismo sino que los hacía por el amor a las almas. Y su verdadero corazón trascendió a los Judíos. Además, Hechos 10:4 dice que sus limosnas subieron como memoria delante de Dios. Es por eso que Cornelio pudo recibir tan grande bendición. Es importante que nosotros almacenemos buenas obras en todas las cosas. No debemos solamente tener buenos corazones, sino que tenemos que almacenar activamente bondad con palabras y con acciones. Este es el secreto para hacer bajar las bendiciones rápidamente.

      Cuando vemos a alguien que está en necesidad, sentir lástima es una cosa, y realmente brindar una mano de ayuda, aunque se trate de algo leve, es otra cosa. Además, cuando otra persona hizo algo bueno, simplemente regocijarse en el corazón, y realmente decir una palabra de elogio y de felicitación son dos cosas diferentes. Cuando nosotros presentamos un regalo pequeño y expresamos una palabra de ánimo, estas cosas hacen la diferencia.

      Ahora, espero que ustedes muestren la bondad y el amor de su corazón más activamente con sus palabras y con sus acciones. Si desean evangelizar a su familia y amigos, tienen que comportarse más de esta forma.

      Yo espero que ustedes diligentemente almacenen bondad para que Dios pueda estar agradado y para que pueda darles bendiciones y respuestas a sus oraciones.

      La tercera razón para que Cornelio recibiera estas bendiciones es porque él siempre oraba a Dios. Aún cuando alguien tiene un corazón tan bueno y hace muchas cosas buenas, él no puede ser salvado por esas cosas. La parte final de Jonás 2:9 dice, “La salvación es de Jehová”. Proverbios 16:1 dice, “Del hombre son las disposiciones del corazón\; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua”.

      Cornelio buscaba a Dios y siempre oraba en buena conciencia aunque él no era Judío. Y tal como promete Proverbios 8:17, Dios se reunió con Cornelio, quien le estaba buscando, y como evidencia Él le dio bendiciones.

      Nosotros debemos tener esto bien presente. Aun cuando tememos a Dios y hacemos cosas buenas para reunir las condiciones de acuerdo a la ley de la justicia, el único que da la respuesta es Dios. Por lo tanto, tenemos que dejarle todo a Dios en oración con una actitud de humildad. Además, para recibir una respuesta de Él, tenemos que completar cierta cantidad de oraciones. Tenemos que clamar constantemente en oración con fe y amor.

      Dios Padre ama a Sus hijos, y Él desea darles lo mejor. Él también conoce el mejor tiempo para dar las bendiciones. Yo espero que ustedes crean y confíen en este Dios Padre y que oren sin cesar como Cornelio para que pueden recibir respuestas a los deseos de su corazón, tal como la evangelización de su familia.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hechos 16:31 dice, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.

      Esto no significa que si una persona en la familia cree en el Señor, el resto de la familia será automáticamente salvo. Para recibir respuesta a nuestra oración por la evangelización de la familia, tenemos que reunir las condiciones de acuerdo a la justicia.

      Primero, tenemos que temer a Dios en nuestras vidas. Es decir, tenemos que desechar la maldad y volvernos buenos a la vista de Dios para que podamos ser reconocidos por los miembros de la familia.

      Segundo, tenemos que edificar a otros dando muestras la bondad en nuestro corazón con palabras y acciones. De esta forma, tenemos que dar gloria a Dios y recibir elogios de los demás.

      Como tercero y último, tenemos que reconocer que las respuestas son de Dios solamente y que tenemos que orar sin cesar.

      La figura principal del sermón de este día, Cornelio, vivía una vida ejemplar en estos tres aspectos. Si nosotros seguimos el ejemplo de Cornelio, con seguridad recibiremos respuestas a nuestras oraciones y bendiciones. Esa es la justicia de nuestro fiel Dios.

      Yo oro en el nombre del Señor para que todas sus familias sean evangelizadas y para que tengan familias que son como el cielo aquí en la tierra, y también para que todos los miembros de su familia moren juntos en el reino de los cielos.


    • Language
    • x