• Infierno(1)

    [Lucas 16: 22- 26]

    26-10-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • : Infierno (1)
      :
      Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham\\\; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua\\\; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males\\\; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
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      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.

      Con este servicio de domingo por la mañana, comenzamos la serie de sermones sobre el Infierno.
      Ya he compartido con ustedes una serie sobre el infierno, y hasta se publicó un libro al respecto.

      Sin embargo, la razón que me lleva a volver sobre este tema, es que más gente pueda conocer sobre el Infierno, incluyendo los televidentes de GCN.

      Hasta ahora, les he predicado sobre el Cielo.

      Dios quiere que todos conozcan sobre el Cielo y el Infierno.

      Ciertamente, Cielo e Infierno existen.

      Es de esperar que una persona para que muera tiene que haber nacido primero.

      Tras la muerte, cada persona será juzgada e irá tanto al Cielo como al Infierno.

      Dios Padre anhela que sus hijos amados conozcan esta realidad y que vivan con la esperanza del Reino de los Cielos.

      Dios no desea que nadie en absoluto se pierda y se vaya el Infierno. En Romanos 5:7-8, podemos ver cuán fiel es el amor de Dios.
      Estos versículos dicen: “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo\\\; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
      Dios aun dio a su Hijo unigénito para salvar a toda la humanidad de ir al Infierno.

      Jesús era limpio y sin culpa, inocente\\\; sin embargo, tomó nuestro lugar de pecadores y recibió el cruel castigo.

      Si simplemente creemos esta verdad y vivimos en la luz, cualquiera puede alcanzar salvación del Infierno y entrada al Reino celestial.

      El camino a la salvación y la puerta del cielo se abrieron de par en par para todos los pecadores por el gran amor de Dios.


      Mas cuando predicamos esta verdad hoy en día, la gente se muestra indiferente, o no quieren aceptarla o creerla.

      Algunos dicen, “Con todo lo que han avanzado la ciencia y la tecnología, ¿todavía creen en el cielo y el infierno?, ¿han estado ahí?, lo sabremos cuando muramos. """"

      A medida que la ciencia sigue evolucionando, y el pecado y las tinieblas prevalecen en este mundo, la conciencia de las personas está cada vez más cauterizada. Niegan la vida venidera y el juicio.

      Ya que no conocen la verdad, muchísima gente comete toda clase de pecados siguiendo su propia lujuria, y así transitan el camino hacia la muerte.

      Incluso están aquellos que dicen ser creyentes, confiesan creer en Dios, pero mantienen su amistad con este mundo y viven vidas de pecado. Esto se debe a que su entendimiento y creencia son débiles\\\; no tienen temor del Juicio venidero ni de los horrores del Infierno.

      Pero el tiempo no se detiene y el fin se aproxima. Y el corazón de Dios Padre sigue buscando con desesperación salvar más almas.

      Es por eso, que Dios nos permite conocer sobre el Infierno y predicar al respecto.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
      El Infierno no es tu tema muy fácil sobre el cual predicar.

      Cuando aquellas personas que sí tiene verdadera fe y que está llenas del Espíritu Santo, escuchan sobre el Infierno dicen llenas de gratitud, “Estoy agradecido que Dios me haya salvado de tan horrible lugar"""".

      En cambio, cuando los que escuchan sobre el Infierno son los que tiene una fe débil o son creyentes muy nuevos, estos se llenan de miedo.



      Inclusive algunos de ellos ni siquiera asisten a los servicios o hasta dejan de ir por completo a la iglesia.

      Eso es algo que realmente parte el corazón.

      Algunas personas que no tiene conocimiento acerca del Reino espiritual pueden llegar a tener conceptos muy equivocados, ya que no creen en lo que La Palabra dice sobre el Infierno.

      Hasta para mí, como pastor, me gustaría sólo predicar palabras de bendición y decirles, “Sólo crean en Jesús y luego recibirán salvación y bendición”.

      Entonces así, la predicación no resultaría incómoda ni para los miembros de la iglesia ni para mí. Pero si sólo predico palabras lindas y fáciles de recibir, que sean agradables al oído, entonces ¿quién pelearía contra los pecados hasta el punto de derramar sangre?

      Únicamente cuando tenemos plena conciencia sobre la realidad del Cielo y del Infierno, podemos mantenernos alerta y no hacer amistad con este mundo. Luego arrebataremos los lugares celestiales por la fuerza.

      Más aun, si en ustedes hay pecado y tienen miedo al escuchar este mensaje, eso significa que van a ser bendecidos.

      Al escuchar los pecados de los creyentes en la iglesia de Corinto, el apóstol Pablo una vez les escribió con lágrimas en los ojos que se arrepintieran.

      Debido a eso, ellos se arrepintieron.

      Pablo estaba tan lleno de gozo al escuchar sobre eso, que volvió a escribirles.

      La primera parte del versículo de 2 Co. 7:9 dice, """"Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento.”

      Si podemos llegar a afligirnos al punto tal de arrepentirnos, entonces eso sí es una gran bendición.
      Cuando queremos volvernos del pecado y arrepentirnos, Dios siempre nos da la fuerza y la gracia necesarias.

      Si nosotros nos arrepentimos de todo corazón y nos volvemos de nuestro camino y andamos en la luz, Dios ni siquiera recordará nuestros pecados pasados.

      Él nos limpiará, y como dice Isaías 1:18, la última parte del versículo, “si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos\\\; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.

      Por lo tanto, aún si ha andado en tinieblas hasta ahora, yo les exhorto a que confíen en el amor de Dios Padre y se conviertan de todo corazón.

      De esa manera, anhelo que puedan escuchar esta serie de mensajes, llenos de fe y teniendo la seguridad que pueden entrar al Reino de los Cielos.

      Hermanos y hermanas.
      La palabra que de ahora en adelante les compartirá es fiel y verdadera.

      Espero que ni una sola persona entre ustedes tenga dudas. No podemos aprender sobre el reino espiritual a través del mero conocimiento o del poder del hombre.

      Podemos aprender sobre esto sólo si Dios nos lo revela.

      Dios nos cuenta de la existencia del Infierno al dejarlo por escrito en varias partes de la Biblia.

      Pero la Biblia, que como libro que tiene su principio y fin, no puede incluir cada detalle del infierno.

      Por lo tanto, Dios nos compartirá cosas más profundas y más detalles del reino espiritual a través de personas que tiene comunión con Él.

      Amos 3:7 dice, “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”.


      Y como Dios no quiere que ninguno de Sus hijos se vaya al infierno, ¿Por qué no nos contaría los secretos del Infierno?

      Su deseo es que todos conozcamos.

      Hay personas que han estado en el Infierno por la pura gracia de Dios.

      Incluso hasta hermanos de esta iglesia han visto el Infierno con sus ojos espirituales.

      Hace 34 años, el poder de Dios me sanó de todas mis enfermedades. Ciertamente, me encontré con y experimenté al Dios Viviente.

      Desde ese entonces, he aceptado y creído toda palabra de Dios acerca del Cielo, Infierno y sobre el Juicio.

      Como consecuencia, me he esforzado por hablarle a todo aquel con el que me encuentro sobre Dios y por predicar el Evangelio.

      Pero cuando me topo con esas personas que se niegan a creer, siento mucha pena por sus almas.

      Siempre pienso de qué manera puedo hacer para poder guiarlos a creer que la Palabra de Dios es verdadera.

      Entre tanto, comencé a orar para que el Espíritu Santo me guiara. Oraba y ayunaba, aún poniendo a veces mi vida en peligro, pero luego Dios comenzó a enseñarme la Biblia.

      También, Dios me permitió conocer con claridad sobre el Cielo y el Infierno.

      He predicado los mensajes que de Dios he recibido sin temor alguno.

      No me dejado persuadir de dejar de predicar, aún cuando he sufrido persecución o he padecido a causa de esto.

      Y esto es porque conozco muy bien el corazón de Dios, que no quiere que nadie se pierda y termine en el Infierno.


      Algo de lo que estoy muy agradecido es que los libros sobre el Cielo y el Infierno hayan sido traducidos a tantos idiomas y publicados en tantos países.

      Mucha gente ha dado testimonio que a través de la lectura de esos libros, han llegado al arrepentimiento de sus pecados y sus corazones han sido renovados.

      Además, algo por lo que también estoy agradecido es que Dios nos está dando más que pruebas evidentes de que podemos confiar en que todas las palabras que nos ha dado son verdad.

      Juan 4:11 dice, “Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí\\\; de otra manera, creedme por las mismas obras”.

      El Señor nos ha dado muestras sorprendentes del poder de Dios desde el mismo comienzo de esta iglesia. Recientemente, Él nos ha permitido experimentar el ámbito espiritual que difiere del físico.

      Por medio de este, es decir, del reino espiritual, podemos tener mayor certeza acerca de la existencia del Cielo y del Infierno.

      Hoy le pido a Dios que manifieste aún más Su poder. Pueden estar seguros que no lo hago por mí\\\; sino que como pastor lo hago para que aquellas personas que no creen en la Palabra de Dios que se predica, alcancen salvación.

      En la Biblia, hallamos a Noé predicando una y otra vez que el Juicio del Diluvio ciertamente se acercaba. No obstante, hasta el mismo día en que Noé subió al arca, la gente seguía comiendo, bebiendo y casándose.

      ¡Cuánta tristeza tiene que haber sentido Noé por esas personas!

      Abraham sabía que Sodoma y Gomorra serían juzgadas, y oró con toda su familia.

      Le pidió a Dios que salvara esas almas que se iban a perder.


      Es porque realmente sé sobre el Juicio y sobre el Infierno, que le pido a Dios mayor muestra de Su poder porque también conozco que Su corazón se desespera por salvar.

      Cuando ustedes vean y experimenten estas obras poderosas, yo anhelo que crean toda la Palabra de Dios.

      Dios está lleno de compasión y misericordia.

      No sólo ha dado clara evidencia de eso, sino que también nos da un amor que va más allá de la justicia. Y a medida que el fin de los tiempos se acerca, Él da mayores muestras de Su amor, misericordia, gracia y poder.

      Yo espero que ustedes confíen en Su amor, y cambien. Y también enseño y predico con denuedo sobre el Infierno para que muchas almas perdidas sean salvas.

      Si ustedes escuchan con atención el sermón, podrán entender el reino espiritual más profundamente.

      Los pastores y líderes podrán aconsejar más acertadamente sobre las Leyes del Reino Espiritual o Justicia.

      Por lo tanto, espero que comprendan el mensaje, que éste se convierta en su fortaleza.

      Oro en el nombre del Señor para que ustedes hagan de la Palabra su vida y fortaleza, para que de esa manera, lleguen a la Nueva Jerusalén, el lugar más distante del Infierno.

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, en el pasaje que hemos leído hoy dice que el hombre rico murió y fue al Hades. ¿Dónde está el Hades? Hades es otra palabra para “Sepulcro”.

      ¿Es que existe otra palabra para Infierno? No en realidad, no. El Sepulcro es un lugar separado del Infierno.

      Si logramos entender sobre el Sepulcro, podremos comprender toda la estructura del Cielo y el Infierno.


      Asimismo, podremos entender el proceso que pasan las personas que mueren en la tierra para entrar al Cielo o ser arrojados al Infierno.

      El Antiguo Testamento también nos habla sobre el Sepulcro. Jacob y Job también mencionaron que descenderían al Sepulcro.

      Pero en Números 16, encontramos que Coré y su gente que se habían puesto en contra de Moisés bajaron al Sepulcro vivos.

      Esto significa que el Sepulcro está dividido en dos lugares diferentes\\\; uno para aquellos que son salvos, y otro para aquellos que no lo son.

      En el pasaje de hoy, vemos el hombre rico y el mendigo Lázaro, ambos fueron al Sepulcro.

      Sólo que sus situaciones eran totalmente contrarías.

      El hombre rico estaba sufriendo las llamas\\\; mientras que Lázaro, del otro lado de Abraham, descansaba.

      Esto se debe a que el hombre rico fue al Sepulcro Inferior, el cual pertenece al Infierno.

      En cambio, Lázaro fue al Sepulcro Superior, el cual pertenece al Cielo.

      Es decir, el Sepulcro se divide en dos, el Superior en el cielo, y el Inferior en el Infierno.

      Ahora bien, ¿dónde está ubicado el Sepulcro? Para poder entender cómo son el Cielo y el Infierno, incluyendo el Sepulcro, pensemos en la forma de un diamante.

      Para pensarlo de manera más plana, pensemos en la forma de un rombo.

      Si partimos un rombo por la mitad de manera horizontal, obtenemos dos triángulos, uno en el extremo superior y el otro invertido en la base.

      Consideremos, entonces, el triángulo superior como el Cielo, y el invertido como el Infierno.



      Digamos que la punta del triangulo superior es la Nueva Jerusalén, y la base del triangulo superior es el Sepulcro Superior.

      Desde el Sepulcro Superior hacia arriba, encontramos el paraíso, el primer reino de los cielos, el segundo reino de los cielos, y tercer reino de los cielos y la Nueva Jerusalén.

      Mientras más alta sea la ubicación, mejor es la morada.

      Por supuesto, en el reino espiritual no podemos trazar una línea limítrofe como lo hacemos en la tierra. El espacio espiritual no tiene límites.

      De igual manera, que aunque digamos que tiene la forma de un diamante, no podemos en realidad definir concretamente la forma del cielo.

      Sólo estoy explicándolo de esta forma para que logren entenderlo en un sentido físico.

      Pueden pensar del Infierno como simétrico con el Cielo.

      La parte superior del triángulo invertido es el Sepulcro Inferior. A medida que descendemos hacia la punta de ese triángulo, hallamos los lugares más profundos del Infierno.

      La parte más cercana a la punta inferior es el pozo sin fondo, también llamado “abismo”.

      En Lucas 8:31 y en el libro de Apocalipsis lo mencionan.

      Pero los dos triángulos, es decir “cielo” e “Infierno” no son adyacentes el uno con el otro.

      Existe una distancia muy grande entre uno y otro, más allá de toda medida física. Asimismo, como vemos que Abraham dijo en el pasaje de hoy de Lucas 16:26, existe un gran precipicio entre el Sepulcro Superior y Sepulcro Inferior.

      Aquellos que habitan en el Cielo y en el Infierno no pueden visitarse.


      Sin embargo, con un especial permiso de Dios, como lo vemos en el pasaje de hoy, pueden verse o hablarse como lo hizo el hombre rico y Abraham.

      En el reino espiritual, aunque exista un gran distancia, la gente pude verse o hablarse si Dios lo permite. Hoy en día, aun con la capacidad de simples hombres, criaturas creadas, podemos comunicarnos entre nosotros aunque estemos al otro lado del mundo, y hasta nos vemos la cara.

      Entonces, ¿qué puede ser imposible para Dios, el Creador?

      Simplemente piensen en el mar de vidrio que encontramos en Apocalipsis 4:6. Podemos sentir el misterio del reino espiritual.

      En el Juicio Final, todo se expondrá sobre este mar de vidrio.

      Todo lo que hemos hecho, dicho, y pensado en el pasado en la tierra será expuesto como si estuviera pasando en ese preciso momento.

      Ésta será la evidencia para juzgar a cada persona.

      Las cosas que son imposibles en la tierra debido a los límites físicos, sí son posibles en el reino espiritual. En la próxima sesión, les hablaré acerca del sepulcro en más detalle.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, el camino que lleva al reino celestial no es ancho, sino estrecho. Sin embargo, cuando elegimos este camino al cielo, podemos experimentar paz verdadera en la vida.

      ¿Cuántas personas viven con muchas luchas, y sólo lo viven 70 u 80 años?

      Para poder ampliar su expectativa de vida, ponen su confianza en la medicina o en mero conocimiento mundano.

      Gastan muchísimo dinero y tiempo en comer alimentos sanos y en hacer ejercicios.


      Viven para alcanzar mayor fama, dinero y poder. Pero viven con miedo y dudas sobre si la vida venidera existe o no.

      ¿Cuál es el resultado de llevar una clase de vida como esa? Es el temido castigo inimaginable del infierno, lo cual resulta tan difícil sólo pensar o hablar sobre eso.

      Los exhorto a no vivir esa clase de vida necia.

      Tan sólo imagínense frente al trono de juicio de Dios ahora mismo.

      Si miran para atrás, ¿tienen de que lamentarse?

      ¿Qué pasa si Dios nos dice que nos va a dar otra oportunidad?

      Si ustedes lamentan algo en su vida pasada, cuán agradecidos van a estar que Dios le dé otra oportunidad.

      A decir verdad, ustedes han recibido esa clase de oportunidad una vez más hoy mismo.

      Les ruego que se aferren a esta oportunidad.
      Les animo a que vivan vidas fructíferas cada día para que así, entren en la Nueva Jerusalén.

      Oro en el nombre del Señor para que vivan vidas felices por siempre, ¡sin nada de qué lamentarse!

      [Amén]


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