• Sabiduría de Arriba 9

    [Santiago 3:17-18]

    09-11-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • : “Sabiduría de lo Alto (9)”
      :
      “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.”



      Hermanos y hermanas.

      Una dama se embarcó en un tren luego de comprar una bolsa de patatas y un libro.

      Al acercarse a su asiento, vio que un hombre joven estaba sentado junto a ella. Su impresión de tal hombre no fue buena, pero debido a que era un asiento previamente asignado, ella tuvo que sentarse ahí.

      Algo extraño sucedió mientras ella leía su libro.

      ¡El hombre junto a ella estaba comiendo sus patatas!

      Ya que ella había tenido una mala impresión de este hombre, y pensando que era muy extraño, ella lo miró, pero él siguió comiendo las patatas.
      Él las comía tan cómodamente que ella ni siquiera podía preguntarle por qué lo estaba haciendo. Ella pensó por un momento, entonces para mostrarle que aquellas eran sus patatas, empezó a comer de la misma bolsa. Pero el joven hombre simplemente continuó comiendo, y ella también continuó haciéndolo pero con incomodidad en su corazón. Cuando había solamente una patata sobrante en la bolsa, ellos llegaron a su destino. El hombre joven dividió la patata en dos partes, él comió una mitad y le dio la otra mitad a la mujer.

      Luego, sin decir “gracias” o “lo lamento” él se bajó del tren y se fue. La mujer había enmudecido, pero decidió soportarlo.

      Para bajarse del tren ella puso su libro en su maleta.

      ¡De pronto se sorprendió al ver que la bolsa de patatas que ella había comprado estaba en su maleta!

      ¡No fue el hombre joven quien estaba comiendo las patatas de otra persona, sino que fue ella!

      Hermanos y hermanas.
      En varias ocasiones nosotros nos veremos convencidos de algunas cosas que no son verdaderas como si estas fuesen verdad si tenemos prejuicios con respecto a algo.

      Si tenemos parcialidad vacilante, daremos a luz la falsedad. Aquella dama simplemente llegó a la conclusión de que aquel hombre tenía una apariencia negativa, y lo juzgó como si se estuviese comiendo las patatas de otra persona.

      Sin pensar en revisar su maleta, ella simplemente continuó pensando mal de la otra persona. De hecho, la otra persona le mostró misericordia, pero ella lo tomó mal.

      Cuando nosotros llegamos a conocer a alguien o cuando estamos en una situación en particular, solamente podemos ver la verdad si observamos las cosas sin vacilación y parcialidad.


      Es por esto que la sabiduría de lo alto es sin vacilación y sin hipocresía.

      Solamente de esa manera podremos observar todo con ojos de justicia y pureza, para que podamos discernir cuál es la verdad en realidad.

      Esta es la novena sesión de la serie “Sabiduría de lo Alto.”

      Yo ruego en el nombre del Señor que a través de este mensaje ustedes adquieran verdadera sabiduría y que sean guiados al camino de vida y bendiciones.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo.
      En la sesión anterior aprendimos que si somos parciales daremos a luz el fruto de falsedad.

      Nosotros podremos discernir correctamente la verdad en todas las cosas cuando desechamos la parcialidad e inclinación hacia un lado u otro.

      Permítame mencionarle algunas de las cosas que son necesarias para tener una manera imparcial de pensar.

      Primero, el inclinarse hacia lo débil no es siempre una inclinación en la verdad.

      Éxodo 23:3 dice: “ni al pobre distinguirás en su causa.”

      Cuando un hombre fuerte pelea en contra de un hombre débil, la gente usualmente piensa que lo más correcto es defender al débil. Piensan que apoyar al fuerte y al rico es una actitud cobarde y egoísta.

      Pero al discernir la verdad, vemos que no podemos inclinarnos hacia ningún lado.

      Dios no desea que nos movamos de izquierda a derecha. Él quiere que discernamos lo correcto y lo erróneo fielmente, y que podamos discernir con ojos de amor y compasión.




      Segundo, a menos que lo hayamos visto o escuchado por nosotros mismos, no debemos juzgar nada solamente al escuchar de una tercera persona. Especialmente acerca de objetos u personas en contra de las cuales tenemos prejuicios\; es difícil discernir la verdad correctamente, aún cuando hemos visto o escuchado algo por nosotros mismos.

      Además, si nosotros juzgamos a los demás sin tener cuidado o si llegamos a una conclusión solamente al oír algo de parte de alguien o de especulaciones, estaremos equivocados.

      Permítame darle un ejemplo\; supongamos que usted está invirtiendo en algún negocio.

      Entonces, usted realizará una investigación a fondo. Usted tendrá que estudiar muy cuidadosamente si su socio es digno de confianza, si el negocio generará ganancias, y cosas por el estilo.

      Si usted simplemente invierte una gran suma de dinero porque escuchó de ese negocio, entonces ¿a quién podrá culpar si sufre una estafa o una gran pérdida?

      Esto no se trata solamente de nuestros negocios en el mundo. Nosotros podemos hacer que nuestro corazón sea más correcto y justo solamente si somos cuidadosos de lo que vemos, escuchamos y de nuestras conclusiones en todo.

      Cuando yo recibo reportes de parte de los obreros de la iglesia, yo no llego a una conclusión al escuchar un lado de la historia solamente. Al recibir estos reportes, siempre obtengo una historia diferente de parte de la persona involucrada.

      Podremos darnos cuenta de la situación exacta solamente al escuchar ambos lados de una misma historia.

      A veces sí se trata del error de una persona, pero esta trata de ocultarlo o de dar una excusa.




      Entonces, yo simplemente creo en esta persona porque es mi deseo que obtenga descanso en su corazón y que reciba nuevas fuerzas para cambiar por medio de mi acción.

      Tercero, para ser imparciales, debemos desechar los sentimientos adversos y las motivaciones egoístas.

      La mayoría de las personas tienen normas más misericordiosas para sus seres cercanos o para aquellos con quienes simpatizan.

      Por ejemplo, si alguien que no es cercano a nosotros quebranta las reglas, nosotros decimos: “Él es arrogante y quebranta el orden. Él es injusto.” Pero si se trata de un miembro de nuestra familia o de un amigo cercano, pensamos que debe haber tenido una buena razón para hacerlo.

      Entre los no creyentes, cuando sus hijos se golpean entre sí, primeramente se levanta su temperamento antes de pensar en quién tiene la razón. Ellos no piensan en que sus hijos están golpeándose el uno al otro, sino que se enojan porque sus hijos han sido golpeados.

      Existe un refrán que dice: “Los hijos pelean porque ven a sus padres pelear.”

      En una reunión, si alguien que no nos agrada sugiere una idea, nosotros vemos simplemente el lado negativo de la idea. Por otro lado, si un amigo cercano es quien sugiere la idea, nosotros solamente vemos los puntos a favor.

      Cuando decimos o pensamos en algo debemos estar alertas y examinarnos a nosotros mismos si es que sentimos cualquier tipo de sentimiento adverso o de motivación egoísta.

      Especialmente si está relacionada con un ser amado o amigo cercano, debemos estar capacitados para actuar y hablar en justicia y equidad.

      Yo ya expliqué esto en el aspecto de racionalidad. Existen cosas que podemos tomar pero no debemos tomar, y cosas que podemos hacer pero no debemos hacer.

      Si estamos en una posición de liderazgo a la vista de muchas personas, debemos controlarnos aún más.

      Quizás tomemos algunas cosas debido a que hemos logrado ser un poco justos en nuestro corazón y consideramos que está bien tomarlas, pero a los ojos de otra persona quizás parezca codicia y lujuria. Por tanto, por causa de aquellas personas no debemos tomar lo que podemos tomar. Esto es ser una persona sabia ante Dios.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo.
      El pasaje de hoy, Santiago 3:18 dice: “Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” El verso 18 es como la conclusión de la enseñanza sobre la sabiduría en el verso 17.

      Si nosotros somos santificados, tendremos paz con todos. Aquellos que tienen paz con todos actuarán en bondad y racionalidad. También serán misericordiosos y llenos de buenos frutos, no vacilarán ni serán hipócritas.

      Cuando cumplimos todos los aspectos mencionados en el verso 17, seremos hacedores de paz, sembraremos en paz y cosecharemos en justicia según lo que dice el verso 18.

      La paz en el verso 17 se refiere principalmente a la paz con las demás personas, y la paz en el verso 18 se refiere a la paz con Dios.

      Pero en ocasiones la gente piensa acerca de la paz entre los hombres solamente, quebrantando así la paz con Dios. También, mientras estos se encuentran transgrediendo la verdad y comprometiéndose con la injusticia, ellos piensan que poseen sabiduría para tener paz\; o a veces sus mentes se debilitan en sus relaciones con los demás y quebrantan la palabra de Dios.

      Un buen ejemplo es el de llegar a ser garantes o el de prestar dinero. La Biblia nos dice que nunca debemos ser garantes y que tampoco debemos tener deudas aparte de la deuda del amor.

      Siempre les digo que no se involucren en intercambios de dinero entre los hermanos en la fe, porque por esto la gente tropezará.

      Pero si un amigo cercano le pide que sea su garante o que le preste dinero para su negocio, usted enseguida olvida estas palabras.

      Ser un garante de su hermano debido a que se encuentra en dificultades y le pide que lo ayude no simboliza amor exactamente\; más bien no es algo sabio, y usted se está causando dificultades a sí mismo.

      Si usted ama tanto a su amigo, simplemente obséquiele lo que le pide. De lo contrario usted tendrá dificultades causadas por dinero y luego tendrá enemistades con los demás. Usted no edificará a los demás en la iglesia. Por encima de todo, debido a que no está obedeciendo a la Palabra, Dios no puede protegerlo contra la obra de Satanás.

      Siempre debemos pensar acerca de la paz con Dios primero, antes que la paz con los hombres.

      También debemos discernir cuidadosamente entre el compromiso para buscar nuestros deseos y el de seguir la paz para glorificar a Dios. Los tres amigos de Daniel causaron que el rey se enoje enormemente cuando se negaron a adorar un ídolo. Ellos pudieron arrodillarse ante el ídolo sólo una vez a fin de tener paz con el rey, pero aquello hubiese sido un grave pecado ante Dios y la paz con Él se hubiese quebrantado grandemente.

      Los tres amigos de Daniel decidieron seguir la paz con Dios poniendo en riesgo sus propias vidas al incumplir la paz con el rey.

      ¿Y cuál fue el resultado?

      Dios reveló su justicia inmensamente. Es decir, ellos no fueron lastimados en lo absoluto aún estando en el horno de fuego, por lo que glorificaron a Dios en gran manera ante el rey y la gente. Al mantener la paz con Dios, no solamente ellos recibieron bendiciones.

      El rey y las personas que fueron testigos de aquel milagro, llegaron a venerar a Dios.
      Así, los tres hombres justos llegaron a ser hacedores de paz entre Dios y la gente. Este es un buen ejemplo sobre lo que es sembrar en paz y cosechar en justicia.

      En muchos casos, la justicia del hombre y la justicia de Dios quizás sean diferentes.

      Entonces definitivamente debemos escoger lo que es correcto ante los ojos de Dios.

      Algunas personas dicen que creen en Dios pero para ellos la adoración a ídolos está bien.

      Dicen que no están realmente adorando a demonios sino que es una buena tradición de su país. O piensan que desagradan a Dios al ofender a sus familiares no creyentes por no adorar a los ídolos. Dicen que al hacer esto no pueden evangelizar a su familia.

      Pero en un sentido espiritual, se trata totalmente de lo opuesto. Si un creyente se inclina ante un ídolo, este desagrada a Dios.

      Si se quebranta la paz con Dios, Dios no puede obrar más y se retrasa la evangelización de la familia.

      Proverbios 16:7 dice: “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él.”

      Como está escrito, cuando tenemos paz con Dios primeramente, podemos tener paz con otras personas también. Quebrantar la paz con Dios para tener paz con los hombres es algo sin sentido.

      Ese tipo de paz puede profanarse en cualquier momento y no nos beneficiará en lo absoluto.

      Por supuesto que el resultado puede ser diferente de acuerdo a nuestra actitud sabia cuando no nos inclinamos ante los ídolos.

      Si podemos persuadir a los miembros de la familia con palabras buenas y sabias por medio de la ayuda del Espíritu Santo, tendremos buenos resultados. De lo contrario, mejor permanezcamos en silencio.

      Cuando oramos silenciosamente y llegamos a ser la luz y sal acumulando bondad ante Dios continuamente, entonces los miembros de la familia tendrán una oportunidad de recibir salvación. Pero algunas personas actúan con prisa y no son exitosas. Insisten en sus propias opiniones con palabras duras o tienen disputas con temperamentos agitados que lastiman los sentimientos de los miembros de la familia.

      Si la evangelización de la familia se ha retrasado de esa manera, debemos entender que no es porque Dios no está trabajando en ello, sino porque nosotros retrasamos las cosas y hacemos que sigan girando en el mismo lugar.

      Por ejemplo, pienso que ustedes deben haber observado en dramatizaciones o películas las escenas en las cuales aquellos que pelearon por la independencia de Corea fueron arrestados e interrogados.

      Era bueno pelear por la independencia mientras se les interrogaba o mientras se presentaban en la corte, pero cuando la metodología de interrogación no era buena, podía causar mayor sufrimiento sobre ellos. Algunos escupían a los oficiales de policía, o los maldecían, o proferían insultos al juez. Por esto eran golpeados mucho o recibían mayor tiempo de condena en las cárceles.

      A pesar de que hicieron lo correcto, no tenían que hacer cosas innecesarias dentro de su justicia, eso no es algo sabio.

      En nuestra vida diaria, no solamente tenemos que escoger lo que es mejor ante los ojos de Dios, sino que debemos recibir sabiduría en la metodología que usamos. Entonces podemos recibir respuestas y bendiciones más pronto y podemos tener paz con todos.

      Es decir, la paz con Dios no es solamente entre Dios y nosotros, sino también tiene relación con ser fieles en toda la casa de Dios a través del servicio, el sacrificio, el amor y la generosidad, nosotros debemos tener paz con los demás.

      Si tenemos paz con Dios en esta forma, esta llegará a ser nuestra justicia.
      Tendremos confianza espiritual ante Dios de manera que recibiremos respuestas a lo que pidamos y produciremos frutos de bendición en todo lugar.

      Originalmente la humanidad se convirtió en pecadora a partir del pecado de Adán, y por lo tanto no podía tener paz con Dios quien es Santo. Pero Jesús, sin ser pecador, murió por nosotros en la cruz convirtiéndose en el sacrificio expiatorio.

      Romanos 5:1 dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Jesucristo se convirtió en nuestra justicia, y al creer en esto podemos ser justificados y obtener paz con Dios.

      Sin embargo, el ser perdonado de los pecados no es todo. Una vez que somos justificados por la fe, debemos madurar para tener fe verdadera acompañada por obras. Debemos desechar el pecado y la maldad, y debemos cultivar la justicia en un corazón lleno de santidad, bondad, racionalidad, y misericordia.

      Si continuamos viviendo en pecado, nuestra paz con Dios será quebrantada. Dios sacrificó a su Hijo unigénito para tener paz con nosotros, y no debemos romper esta paz.

      Yo anhelo que todos ustedes rápidamente desechen todo pecado y maldad. Al hacer eso, espero que ustedes tengan mayor paz con Dios y una relación más profunda con Él. Entonces serán reconocidos como amigos de Dios así como Abraham y Moisés.

      Aquellos que tienen paz con Dios en esta manera causarán que otros tengan paz con Dios también, para que aquellos reciban bendiciones.

      Abraham tuvo paz con Dios y su Lot, su sobrino, fue bendecido. Debido a que Moisés tuvo confianza en Dios, todos los hijos de Israel recibieron perdón y misericordia.

      Cuando logramos guiar a muchas almas hacia Dios de esta manera y les permitimos tener paz con Dios, podemos ser llamados verdaderos hijos de Dios.
      Mateo 5:9 dice: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”


      Amados hermanos y hermanas en Cristo.
      Al ver las noticias actuales sentimos que los días son un tanto caóticos.

      Todas las noticias que escuchamos son acerca de gente viviendo tiempos difíciles y gente expresando que no pueden seguir soportando.

      Pero aún en este tiempo, la sabiduría de Dios puede confortarnos y darnos paz, y guiarnos por el camino de bendición.

      El pueblo de Israel en la tierra de Gosén fue protegido aún en medio de las diez plagas sobre todo el territorio de Egipto. A pesar de que hubo gran hambre por 7 años, José enriqueció su reino y cuidó de su pueblo con abundancia.

      Hoy terminamos la serie “Sabiduría de lo Alto.” Yo anhelo que ustedes hayan entendido lo que es la verdadera sabiduría a través de los nueve estudios que escucharon.

      Después de todo, sabiduría son los 66 libros de la palabra de Dios en sí. Sabiduría es guardar los mandamientos, desechar lo malo, y recibir la guía del Espíritu Santo a través de un corazón santificado.

      Y en el contenido principal expliqué los cinco aspectos específicos de la sabiduría con ejemplos.

      Yo anhelo que mantengan en sus mentes cada uno de los aspectos tales como pureza, paz, gentileza, racionalidad, abundante misericordia y buenos frutos, firmeza sin hipocresía.

      Aunque usted piense que ha cultivado la verdad en usted hasta cierta extensión, yo espero que usted examine su corazón más profundamente.





      Anhelo que ustedes siempre examinen su corazón para verificar si están en lo correcto, o si lo que pensaron, dijeron o hicieron estuvo correcto, para que ustedes puedan cultivar la perfección en verdad.

      Anhelo que ustedes lleguen a ser personas muy sabias y que permanezcan en paz y bendición con Dios.

      Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes también puedan guiar a muchas almas a Dios y brillar como el sol en el Reino de los Cielos.


    • Language
    • x