[Lucas 16: 22 -26]
09-11-2008 | Rev. Jaerock Lee
“Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham\; murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua\; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males\; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
Este es el tercero de los sermones de la serie sobre el Infierno.
Hasta ahora, hemos aprendido en general la estructura del Cielo, del Infierno y del Sepulcro.
Sé que algunos de ustedes están esperando con ansias conocer más sobre la realidad del infierno mismo.
Antes bien, debemos lograr entender el infierno en el marco completo llamado “cultivación humana”.
La razón por la cual les predico sobre el Infierno no es sólo para que le teman.
Sino más bien, es para que ustedes lleven una vida cristiana verdadera, teniendo conocimiento de los horribles castigos del infierno, pero también, y sobre todo, de la vida después de la muerte, del camino de la salvación, y de los pecados.
Pero sobre todas las cosas, mediante estos sermones sobre el Infierno, debemos darnos cuenta de la justicia y el profundo amor de Dios que Él tuvo al permitir el infierno.
Existen personas que tienen conceptos muy equivocados sobre la justicia de Dios.
Entonces, permítanme, a través de esta sesión, aclararles algunas dudas sobre el infierno.
Si ustedes logran entender cabalmente el mensaje de hoy, entonces podrán sentir el abundante amor de Dios en Su justicia.
Anhelo fervientemente que alcancen salvación y lleguen al reino de los cielos por medio del amor de Dios.
También deseo que logren un profundo entendimiento sobre la justicia y el amor, para que de esa manera puedan guiar a muchas almas que hoy se pierden al reino de los cielos.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
Aún entre aquellos que no creen en Dios, existen personas que creen en la existencia de Cielo e Infierno.
Asimismo, hay gente que dice, “uno puede simplemente llevar una buena vida”. ¿Qué necesidad hay de ir a una iglesia? ¿No es justo que la gente buena se vaya al Cielo?
Sin embargo, con sólo admitir la existencia del Cielo y el Infierno, o con sólo ser bueno, no es suficiente para entrar el reino de los cielos.
Únicamente somos salvos y tenemos entrada al cielo cuando nuestros pecados son perdonados y creemos en Jesucristo.
Aun mientras estaba sufriendo en las llamas del Sepulcro, Él se preocupó por sus hermanos.
Lucas 16:27-28 dice, “Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento”.
Pero debido a que no había vivido de acuerdo con la Palabra de Dios, es decir La Ley, no puedo ser salvo.
Hoy en día, algunas personas cuestionan el evangelio y el por qué sólo podemos ser salvos y entrar al cielo mediante el Señor Jesús.
Eso se debe al problema del pecado.
Por consiguiente, si el problema del pecado no está resuelto, la paga del mismo es muerte.
Aquí, el término “muerte” no sólo hace referencia a la muerte física.
Se refiere a la muerte del espíritu, la que se padece en el Infierno eternamente.
Incluso aquellos que creen que están llevando una vida buena, deben tener pecado en sus vidas.
Esto se debe a que el ser humano por su propia naturaleza pecaminosa desde los tiempos de Adán, comenten todo tipo de pecados.
Ahora bien, ¿que debemos hacer para resolver el problema del pecado, recibir salvación e ir al Cielo?
Romanos 10:9 dice, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.
El verso 10 que sigue dice, “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
Es otras palabras, sólo cuando obedecemos la palabra de Dios en la Biblia, y llevamos una vida piadosa, entonces puede decirse de nosotros que sí tenemos una fe verdadera y que hemos sido salvados.
Si de verdad hemos creído en nuestro corazón, entonces esto podrá verse en nuestras obras de vivir la palabra de Dios. Únicamente, cuando creemos en nuestro corazón y confesamos con nuestra boca entonces esa confesión puede ser tomada como verdadera.
Del mismo modo, el corazón del evangelio es que el único camino a la salvación y que nos da entrada al reino de los cielos es el Señor Jesucristo.
Y quizás algunos de ustedes hayan tenido esta pregunta cuando escucharon el evangelio.
Es la pregunta sobre los que jamás escucharon sobre el Señor y no llegaron a tener la oportunidad de aceptarlo. ¿Qué sucede con aquellos que vivieron antes de que Jesús viniera a la tierra, y de aquellos que después de Jesús nunca escucharon sobre ÉL?. También, ¿qué pasa con los bebés o niños que murieron a temprana edad y que no pudieron escuchar nada sobre el Señor?
En estos casos, entonces todos ellos se irían al Infierno. No, eso no es verdad.
La justicia de Dios también abre un camino de salvación para esas almas.
Es la salvación a través de la propia consciencia.
Eclesiastés 3:11 dice, “Todo lo hizo hermoso en su tiempo\; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.”
De manera que aquellos que tienen una buena consciencia buscan a Dios desde su propia naturaleza, aunque nunca hayan escuchado sobre el evangelio. Además estos también creen en la vida después de la muerte, aunque no sea tan claro para ellos.
Del mismo modo, Romanos 1:20 dice, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
Aquellos que son naturalmente de buena fe creen en la existencia de dios por el solo hecho de ver todas las cosas creadas en la naturaleza.
Le temen al cielo y tratan de llevar una vida justa y buena.
Hermanos y hermanas.
El apóstol Pablo dejó claramente expresado lo que Dios le reveló, y así escribió sobre el consciencia de juicio.
Romanos 2:14-15 dicen, “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles susrazonamientos,”
Dice que aún los gentiles que no tiene la Ley hacen las cosas de la Ley debido a su consciencia. El versículo dice, ""...dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos.”
Si los que tienen buena consciencia hacen algo que va contra su propia consciencia, entonces sentirán remordimiento de consciencia. Porque su propia consciencia los acusa.
Estas personas tienen un buen corazón, incluso sin haber escuchado el evangelio, ¿Cómo no aceptar al Señor Jesús si se les predica?
Por lo tanto, Dios no permitirá que estos vayan al infierno, simplemente porque no conocen al Señor, sino que los acepta en su reino celestial.
Por otro lado, los que no tienen una buena consciencia, y no buscan a Dios a pesar de quizás pasar por el mismo tipo de situaciones y circunstancias que los que sí buscan a Dios.
Ellos simplemente viven en pecado, siguiendo su propia lujuria. ¿Creerían si escucharan el evangelio?
Ellos no creerían, y de acuerdo con su corazón malo, entonces se irían al Infierno. Aquí, los seres humanos no pueden juzgar correctamente quiénes son salvos y quiénes no.
La última parte de 1 Samuel 16:7 dice, “…pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.
Sólo el Dios Todopoderoso puede ver lo profundo del corazón de los seres humanos, y así juzgarlos.
Aquí cabe aclarar que aquellos que sí escucharon sobre Jesucristo, entonces no podrán ser salvos por su sola buena consciencia, de ninguna manera.
Aquellos hijos de Dios que son salvos primero deben predicar el evangelio a los que quizás no tengan ninguna posibilidad de escuchar sobre la salvación.
Al predicarles, están recibiendo mayores posibilidades de ser salvos. Así que mi anhelo es que sientan una vez más la importancia de predicar evangelio.
Ahora bien, enfoquemos un poco en el proceso de recibir salvación por medio de la buena consciencia en el Antiguo testamento y en el Nuevo Testamento.
Primero, en el Antiguo Testamento, ¿de qué manera recibía salvación la gente antes que el Señor bajara a la tierra?
Se podrían categorizar en dos grupos de personas. Por un lado, el pueblo escogido de Dios, los israelitas, y luego los gentiles.
Luego de que Dios permitiera que los hijos de Israel escaparan de Egipto, Dios le da las Leyes a Moisés. Entonces, los israelitas en el Antiguo Testamento eran salvos por guardar la Ley.
Sin embargo, los gentiles que no conocían de Dios o de la Ley, la salvación dependía de la buena consciencia.
Las almas de estas personas permanecían en el Sepulcro Superior. Pero luego que Jesús pasara por la cruz, Él descendió al Sepulcro Superior y les predicó el camino de la salvación.
Como dice 1 Pedro 3:19, “En el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,” Él mismo les predicó el camino de la cruz.
Entonces, las almas que estaban en el Sepulcro Superior también recibieron salvación a través de la sangre del Señor.
Por otro lado, también en el Nuevo Testamento, hubo gente que no escuchó el evangelio.
¿Cómo alcanzaron la salvación?
El evangelio no se esparció por todo el mundo inmediatamente después de que Jesús llegara a la tierra.
También hubo muchas personas que no tuvieron la oportunidad de escuchar el evangelio por muchas razones.
La salvación de ellos también fue dictada de acuerdo con la consciencia.
Luego que ellos mueren, permanecieron en el Sepulcro Inferior por tres días, y escucharon sobre Jesús allí.
Tras aceptar a Jesús, fueron trasladados al lugar de espera en el Paraíso.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
También existen otros que no pueden aceptar a Jesús por su propia voluntad, como en el caso de los bebés que mueren. ¿Qué pasa con su salvación?
Para poder entender esto, consideremos las normas de salvación de acuerdo con la edad.
Sin importar la edad, el juicio es inevitable.
Todos iremos al Cielo o al Infierno.
¿Por qué esto es de esa manera? El espíritu del ser humanos nunca muere\; no desaparece después de que abandona el cuerpo físico tras la muerte física.
Sin embargo, en el caso de bebés y niños pequeños, la norma de salvación es algo diferente a las de los adultos.
Los niños pequeños no tienen la suficiente capacidad para discernir las cosas.
También, les resulta difícil actuar conforme su propia voluntad. Entonces, primeramente, pasaré a explicarles la salvación de los fetos, de aquellos bebés que mueren aún estando en el vientre de sus mamás.
Aunque se dé el caso de fertilización del esperma y óvulo, el espíritu no tendrá cuerpo hasta pasados los 5 meses de gestación. El espíritu viene a morar en ese cuerpo al comienzo del 6to mes. Para su mayor información, hasta están científicamente probado que los órganos auditivos no terminan de formarse hasta después del 5to mes. No es sino también hasta después del 5to mes que aparecen los parpados y puede abrir los ojos. Las arrugas cerebrales, que son las encargadas de que el cerebro funcione adecuadamente, también se forman entre el 5to y 6to mes.
En el evangelio según San Lucas, capitulo 1, vemos registrado un acontecimiento en la vida de Juan el Bautista cuando tenía 6 meses de gestación. La virgen María visitó a Elizabeth cuando ésta última estaba de 6 meses de embarazo de Juan. Cuando oyó Elizabeth el saludo de María, la criatura saltó en su vientre.
Aunque Juan era un bebé todavía dentro del vientre, ya tenía espíritu, y reaccionó movido por el Espíritu Santo.
En el caso de que el bebé fallece antes del 5to mes, es decir antes de que el espíritu se le sea dado, no pertenece ni al Cielo ni al Infierno.
Podría decirse que se asemeja a un animal que no tiene espíritu.
Cuando los animales mueren, no van ni al Cielo ni al Infierno\; sencillamente desaparecen.
Encontramos en Eclesiastés 3:21 que dice, “¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?”
Ahora entonces, alguien puede pensar que no es un pecado abortar a un bebé antes del 5to mes de embarazo.
Pero debemos recordar que el poder del control sobre la vida sólo le pertenece a Dios, independientemente de que el bebé tenga o no espíritu.
El Salmo 139:15-16 dice, “No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.”
Dios Padre conoce aún el mismo momento en que somos concebidos.
Asimismo, Él tiene todos los buenos pensamientos y planes para nuestra vida hasta escritos en Su libro.
Si pensamos en esto, ningún ser humano puede atreverse a quitarle la vida a un bebé.
Si los padres abortan al bebé por el puro beneficio propio, aún si nosotros consentimos que se haga, eso significaría que no estamos volviendo en contra de Dios Creador, el soberano de la vida.
Incluso, el bebé en el vientre es su propio hijo.
Una situación tan lamentable nunca debiera ocurrir.
Sin importar el caso que sea, los padres siempre debieran dejar la situación en manos de Dios con fe y oración\; de esa manera, Dios hará Su obra.
Ha habido casos de cristianos que no recibían bendición y se hallaban en constantes pruebas y experiencias duras, a pesar de estar llevando una vida cristiana. Luego, se dieron cuenta que habían cometido pecados como este antes de convertirse y se arrepintieron.
Sólo entonces, pudieron ver que las pruebas y angustias se desvanecieron.
Estas son las reglas del mundo espiritual.
Incluso, si abortaron el bebé movidos por el deseo de seguir llevando una vida de lujuria y placer, llena de extravagancia, eso se ve peor antes los ojos de Dios.
Pero si se aborta a un bebé de más de 6 meses, entonces una gran pared de pecado se levanta entre Dios y los padres. Desde el 6to mes, el espíritu está en el bebé, entonces al matarlo es igual que matar a un adulto. Por causa de esto, sobrevendrán muchas pruebas y angustias.
Si eso no se resuelve y seguimos levantando paredes de pecados entre nosotros y Dios, quizás enfrentemos acusaciones de satanás de las que no podamos sobreponernos.
Pero, nadie debe desanimarse por lo que escucha, o llenarse de miedo.
Aún si alguno ha cometido algo como esto, ahora conocen la verdad, así que pueden arrepentirse de todo corazón.
Los animo a que de verdad se arrepientan ante Dios, que le ofrezcan ofrendas de paz que toquen Su corazón. Anhelo que permanezcan en paz, y las paredes que se levantaron y los separaron de Dios, sean derrumbadas.
Ahora bien, ¿cuáles son las normas de salvación para los niños mayores de 6 meses?
Les explicaré sobre eso en la próxima sesión.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
Al escuchar estos mensajes sobre el pecado y la justicia, quizás algunos de ustedes se llenen de miedo.
Pero la razón por la cual Dios ha hecho justicia y ha dado sus mandamientos no es precisamente la de juzgarnos.
Sino más bien la de guiarnos por el camino de la salvación al dejarnos conocer Su voluntad.
Es por Su amor que nos deja conocer la verdad para que evitemos cometer pecado. Y en el caso de que haya pecado de antes, entonces debemos arrepentirnos y derribar así las paredes de pecado.
También, el Dios de justicia trata siempre de salvarnos aunque pueda tan sólo existir una minima oportunidad de salvación.
Es por eso que dejó en nosotros la consciencia.
Por ejemplo, a los barrenderos que trabajan de madrugada barriendo las calles, las luces de la calle les son muy útiles. En cambio, los ladrones se mueven en la oscuridad, detestando las luces. Del mismo modo, existen personas para las que la justicia de Dios brilla como el sol del mediodía. Para cada persona es diferente.
Para aquellos que tratan de vivir conforme la voluntad de Dios, sentirán el amor al ver la justicia de Dios. Pero para aquellos que viven su vida sin aplicar la voluntad de Dios, se sentirán cargados y casados por la justicia.
Anhelo que siempre habiten en la verdad\; que actúen como si estuvieran al frente de Dios y que sientan Su justicia y Su amor.
Y al hacerlo, oro en el nombre del Señor que marchen hacia la Nueva Jerusalén, el lugar lleno de luces brillantes.