• Infierno(2)

    [Lucas 16: 22 -26]

    02-11-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • : Infierno (2)

      :
      “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham\; murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua\; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males\; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.”

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.

      Este es el segundo de los sermones de la serie sobre el Infierno.

      La gente asegura no saber que sucederá con en el futuro.

      Sin embargo, ¿es igual para los hijos de Dios?

      Dios tiene el control sobre la vida, la muerte, la maldición y la bendición del hombre de acuerdo son las reglas del reino espiritual.

      Desde el momento que una persona nace y hasta que alcanza la vida eterna, todo el proceso de la vida está gobernado rigurosamente por reglas del reino espiritual.

      Por lo tanto, si entendemos la voluntad de Dios y las reglas del reino espiritual\; en cierta medida, podemos predecir el futuro.



      Si entendemos la ley de Dios escrita en la Biblia, podemos discernir de qué manera seremos bendecidos y cuándo
      enfrentaremos desastres.

      Por sobre todas las cosas, sabemos sobre nuestra vida después de la muerte por medio de la Palabra de Dios.

      Sabemos sobre el cielo y el infierno, y nuestra meta en la vida es el reino de los cielos.

      Dios no sólo nos enseñó sobre el cielo y el infierno.

      Él mismo abrió el camino al reino de los cielos, para que no nos perdiésemos en el infierno. Jesucristo es ese camino.

      Asimismo, Él derrama la lluvia temprana y también la tardía de vez en cuando para guiarnos.

      Únicamente cuando descansamos en las manos del Señor, entonces ÉL nos guía hacia el reino de los cielos.

      Mi anhelo es que, al escuchar este mensaje, puedan sentir el amor de Dios Padre. Él es quien nos cuenta sobre el reino espiritual y nos guía hacia el reino de los cielos.

      Oro en el nombre del Señor para que puedan sujetarse firmemente de Sus manos y logren llegar al reino de los cielos, en especial, la Nueva Jerusalén.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
      En la última sesión, hemos aprendido sobre la estructura del cielo y del infierno.

      El Cielo y el Infierno no son una sola cosa que ocupa un solo lugar. Sino que están categorizados en diferentes espacios.

      Y el Sepulcro, en esencia, está separado de ambos lugares, cielo e infierno.
      Entonces, ¿Por qué es necesario el Sepulcro a parte del Cielo y del Infierno?

      Esto se debe a que el sepulcro tiene un uso específico. El uso más importante es que el sepulcro se constituye en un lugar de espera.

      Es un lugar de espera para aquellos que mueren en la tierra y esperan allí, hasta ir al ingresar al verdadero cielo o infierno.

      Igualmente, el Sepulcro es el lugar donde algunas personas, excepcionalmente, permanecerán para siempre, ya que no van ni al cielo ni al infierno. Luego, en la próxima sesión, les explicaré sobre este caso.

      Ahora bien, vayamos al tema del Sepulcro como lugar de espera.

      Un sinfín de personas han muerto en la historia de la humanidad. Y estos no han ido directamente hacia sus moradas en el cielo o han descendido inmediatamente al infierno.

      Tras el juicio final, delante del Juicio del Gran Trono blanco, las personas pueden ir a sus moradas en lugares celestiales o al infierno.

      En Apocalipsis 20:11-13, encontramos lo que el Apóstol Juan vio sobre el Juicio final.

      El pasaje dice: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios\; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida\; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él\; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos\; y fueron juzgados cada uno según sus obras”.



      En el Juicio Final, se decidirá nuestras moradas y recompensas, como así también nuestro castigo de acuerdo a nuestras propias obras.

      Hasta que llegue el día del Juicio, cuando una persona muere, su cuerpo es enterrado en la tierra y su espíritu aguarda en el lugar de espera.

      Sin embargo, en la Biblia encontramos que el lugar de espera es diferente en el Antiguo Testamento del Nuevo Testamento. Más precisamente, es diferente antes y después de la resurrección y ascensión del Señor.

      Aquellos que no son salvos, esperan en el Sepulcro Inferior, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.
      Hasta que son arrojados al lago de fuego o de azufre en el infierno, sufrirán en el Sepulcro Inferior como el hombre rico en el pasaje que leíamos hoy.

      No obstante, para aquellos que son salvos, las cosas son diferentes.

      En el pasaje de hoy dice, “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham\; murió también el rico, y fue sepultado”.

      Aquí vemos que Lázaro no estaba en el seno del Señor sino de Abraham.

      Lázaro fue al Sepulcro superior, el cual es el lugar donde van los que mueren en los tiempos del Antiguo Testamento.

      Lázaro fue enviado al seno de Abraham porque, éste último es el padre de la fe y además, está a cargo del Sepulcro Superior.

      En el Antiguo Testamento, la mayoría de los que eran salvos eran hijos de Israel, descendientes de Abraham, que creían en Dios.

      En el caso de los gentiles, su salvación se determinaba de acuerdo a su consciencia.

      A cerca de esta consciencia, les explicaré la próxima sesión.

      Espiritualmente, Abraham es el padre de todos los creyentes de Dios, es decir, el padre de la fe.

      Así que, Abraham estaba a cargo de cuidar de las almas que eran salvas en el Sepulcro Superior.

      Pero todo eso se ha vuelto diferente tras la muerte de Jesús en la cruz, su resurrección y ascensión al cielo.

      Cuando la gente muere, ya no va al seno de Abraham en el Sepulcro Superior, sino que van al seno del Señor en el paraíso.

      Jesús mismo le dice a uno de los criminales que estaba colgado igual que en El en la cruz, ""De cierto de cierto te digo que estarás hoy mismo conmigo en el paraíso"". Eso quiere decir que el Paraíso pertenece al cielo.

      Entonces, ¿por qué la gente puede ir al reino de los cielos únicamente después de la resurrección y la ascensión de Jesús?

      Porque las moradas celestiales son para aquellos que han creído en el Señor Jesús como único Salvador y así han sido salvos.

      Sin embargo, las personas que vivieron en los tiempos del Antiguo Testamento, murieron antes que Jesús tomara la cruz.
      Por lo tanto, esas personas no fueron salvas por creer en Jesucristo.

      Su salvación fue pesada de acuerdo con los estándares de la Ley o de acuerdo con su conciencia.

      Pero si una cosa es clara es que todos los pecadores podemos ser salvos e ir al reino de los cielos sólo a través de Jesucristo.

      Juan 14:6 dice, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida\; nadie viene al Padre, sino por mí"".


      Hechos 4:12 dice, “Y en ningún otro hay salvación\; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

      Por consiguiente, aquellos que fueron salvos durante los tiempos del Antiguo Testamento, deben aceptar a Cristo antes de poder entrar el reino de los cielos.

      Pero entonces, ¿cuándo escucharán del evangelio y aceparán a Jesucristo como su Salvador?

      Jesús mismo le predicó el evangelio a esas almas en el Sepulcro Superior durante tres días después de morir en la cruz.

      1 Pedro 3:18-19, nos habla acerca de este hecho.

      Ese pasaje nos dice, “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu\; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados"".

      Aquí, los espíritus encarcelados hacen referencia a los espíritus en el Sepulcro Superior.

      Mientras que Su cuerpo fue enterrado por tres días, Nuestro Señor predicó el camino a a la salvación a esos espíritus en el Sepulcro Superior. Esos espíritus creyeron y aceptaron a Jesús como su Salvador. Luego, cuando nuestro Señor resucito y ascendió a los cielos, todos esos espíritus fueron al reino de los cielos.

      Por supuesto, eso no significa que fueron a su propia morada en los cielos.

      Ellos fueron al lugar de espera, que se encuentra en las afueras del paraíso.

      En Juan 14:2, Jesús dice, “En la casa de mi Padre muchas moradas hay\; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho\; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”.
      Como está escrito, el Señor está preparando lugares celestiales para cada uno de los ciudadanos del cielo después de su resurrección y ascensión.

      El Reino de los cielos se está preparando bajo la supervisión del Señor.

      Ahora, ¿entienden el por qué del Sepulcro?

      Debemos entender que ese reino espiritual se está poniendo en marcha y se dirige a través de estrictas reglas de orden y justicia.

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
      Entre los que murieron en la tierra, aquellos que sean salvos, irán al lugar de espera en el paraíso.

      Sin embargo, no irán directamente al paraíso.

      Estos espíritus permanecen allí por 3 días y luego entran al paraíso. ¿Por qué es así? Muchas veces vemos en las películas las escenas cuando una persona muere. Un espíritu que es igual a la persona, sale del cuerpo y se va al otro mundo escoltado por ángeles y por mensajeros del infierno. La realidad es muy similar. Cuando una persona muere, su espíritu sale del cuerpo.
      Y aquellos que son salvos, serán escoltados por dos ángeles hacia el Sepulcro Superior. Pero para los que no son salvos, los mensajeros del infierno los llevarán hacia el Sepulcro Inferior.

      El reino espiritual es muy extenso.

      Es imposible para una persona que solía vivir en el mundo físico pueda ir al cielo o al infierno por si sola. Y como no sienten ningún peso, se siente como si bailara.

      Simplemente imagínenselo.
      ¡Qué complicado debe ser para el que acaba de salir de su cuerpo! Va a resultar en un tiempo muy diferente al que vivía cuando todavía estaba en el cuerpo.
      De repente, en un momento, la persona comienza a vivir grandes cambios. Y todo resulta muy extraño. Es por eso, que va a tener que necesitar tiempo para adaptarse al mundo espiritual y para adquirir mayor conocimiento espiritual. Por esta razón, ellos permanecen en el Sepulcro Superior. Luego de los 3 días, las personas serán llevadas al lugar de espera en el paraíso, y esperaran hasta que el Señor regrese en una nube y se celebre el banquete de bodas del año séptimo.

      Bien, ¿qué hacen en el lugar de espera en el paraíso? ¿Será que “esperar” significa que sea aburrido, que debemos matar el tiempo?.

      Hermanos y hermanas.
      El mundo espiritual no es algo vago, efímero.

      Aquellos que permanezcan allí, aprenderán mucho de las enseñanzas de los profetas. Ellos aprenderán sobre Dios, el reino de los cielos, y las leyes espirituales, aprenderán sobre este infinito reino espiritual. No habrá final para dejar de escuchar.

      Tras escuchar esto, algunos dirán, “Tenemos que estudiar en el cielo también”, yo detesto estudiar.

      El adquirir conocimiento espiritual no es para nada difícil o aburrido. Al contrario, mientras más aprendemos, mas se va llenando nuestro corazón de gozo\; es cada vez más emocionante y maravilloso.

      Aquellos que realmente tienen una comunión con Dios, pueden aprender directamente de Él muchas cosas, aun estando en la tierra.

      Si aprendemos y entendemos las cosas del reino espiritual, seremos llenos de un gozo que no se puede comparar con nada en esta tierra.

      Algunos de ustedes pueden ver el reino espiritual con sus ojos espirituales abiertos.

      Ustedes ven directamente los seres espirituales, tales como los ángeles y también la belleza del reino de los cielos. Asimismo, ustedes cobran conocimiento de las cosas espirituales a través de la inspiración del Espíritu Santo.

      Al comprender las reglas que gobiernan el reino espiritual, ustedes pueden experimentar el poder de Dios mediante Su Espíritu.

      Si entendemos las reglas de la fe y las reglas para recibir respuestas, y actuamos conforme a ellas, entonces recibiremos mayores bendiciones y respuestas a nuestras oraciones. Nosotros podemos experimentar cómo lo imposible se torna posible. Por ejemplo, su negocio crece aún en medio de una recesión económica. O en un mundo colmado de accidentes de todo tipo, su familia permanece segura y también sana. Aún estando en situaciones que la gente considera realmente difíciles, ustedes pueden regocijarse y dar gracias.

      Del mismo modo, si entendemos las cosas espirituales sobre esta tierra, entonces seremos llenos del Espíritu y de alegría.

      Entonces, ¿Cuánto mayor gozo y alegría sentiremos al aprender las profundidades de las cosas espirituales en el cielo? Sentiremos una gran emoción cada vez que logremos comprender la misteriosa y maravillosa providencia de Dios. Esto es porque todas aquellas preguntas que tenemos debido a los limites físicos, encontraran respuesta y así, nos sentiremos renovados.

      Hermanos y hermanas.
      Si predicamos que hay un cielo y un infierno, entonces surge entre algunas personas una pregunta. Éstas dudan sobre qué clase de lugar puede albergar al sinfín de personas que han nacido en la historia de la humanidad. Pero la verdad es que no debemos preocuparnos por cosas como esas.

      Simplemente si observamos un poco el universo, hallaremos la repuesta. El sistema solar al que pertenece la tierra, no es sino como un punto en esta galaxia. Pero a su vez, esta galaxia es como un mero punto en el universo entero.

      No llegamos a entender ni aún los límites de este mundo físico con nuestro cerebro humano.

      ¿Cómo será entonces sobre el reino de los cielos, sobre el reino espiritual?

      Aún el paraíso solamente es un vasto lugar que como seres humanos no nos damos idea de cómo es. Aún en el paraíso la parte central de este y las afueras están tan separadas la una de las otras. Axial que, nadie debería preocuparse por si tenemos suficiente espacio en el lugar de espera en el cielo.

      Ahora bien, aquellos que no son salvos, ¿cómo esperaran en el Sepulcro Inferior? Hablaremos de eso en detalle en esta serie.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
      Hoy hemos hablado de la razón por la cual existe el Sepulcro. Cumple la función de lugar de espera antes de ir al cielo o al infierno. El lugar de espera para los que son salvos en el Nuevo Testamento es diferente al de los tiempos del antiguo Testamento.

      Se cambió de Sepulcro Superior a Paraíso.

      Esto se debe a que nuestro Señor abrió el camino hacia el reino de los cielos mediante su resurrección y ascensión a los cielos.

      A través de esto, hallamos que el único camino al reino de los cielos es nuestro Señor.

      Sin embargo, aquellos que no tuvieron la oportunidad de escuchar sobre Dios o sobre el Señor antes de morir, ¿será que se van al infierno directamente?

      No puede ser así. Dios es un Dios justo.

      Se hace justicia aún para salvar a una sola persona, y la justicia es el amor de Dios.

      Si ustedes escuchan en próximo mensaje, podrán encontrar la respuesta a este interrogativo.

      Anhelo que oren por este mensaje y que sean llenos de poder mediante la Palabra.

      Anhelo que experimenten el amor de Dios, quien nos prospera en nuestro espíritu y cuerpo al enseñarnos sobre el reino espiritual.

      Amen


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