• Amor Espiritual 14

    14-10-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • La Escritura de Hoy

      1 Corintios 13:4-5
      "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor."

      Amados Hermanos en Cristo y Estimado Público
      Esta es la prédica número 14 de la serie "Amor Espiritual".
      Mucha gente dice que para destacar en lo académico, no hay otra forma sino estudiar duro. Sucede lo mismo si quiere obtener Amor Espiritual.
      Al escuchar estos mensajes, conocerán la forma más rápida para cultivar esta clase de AMOR ESPIRITUAL en su corazón.
      Pero no basta con ser sólo oidores de la Palabra. Luego de escucharla, deberán desechar todo aquello que se opone al AMOR ESPIRITUAL. Y tendrán que poner todo de su parte. Por cierto, poner en práctica la Palabra no será nada fácil. Pero, si perseveran en su empeño, al final, lograrán cultivar esta clase de amor.
      Hermanos: Cuando los campesinos siembran en el campo, las semillas brotan y crecen. Ya sea que se cultiven hortalizas o frutas, los campesinos las cosecharán con gozo porque es el fruto de su trabajo.
      Sucede lo mismo cuando se cultiva el amor espiritual. Si los hacemos diligentemente, seremos bendecidos espiritual y materialmente.
      Los animo a oír y a poner en práctica la Palabra. Así, sentirán la alegría y el gozo de tener el fruto del amor espiritual. Y, Dios -al verlo- sentirá gozo por usted.
      Hoy, voy a compartirles el secreto para alcanzar este amor espiritual.
      Oro en el nombre del Señor para que, luego de oír la Palabra, la pongan por obra rápidamente y así den abundante fruto de amor espiritual.
      Hermanos:
      En esta prédica, compartiré el pasaje de la escritura, que cita: "El amor no busca lo suyo, no se irrita".
      En primer lugar veamos: El amor, no busca lo suyo; es decir, no busca su propio beneficio.
      El verdadero amor busca el beneficio de los demás en lugar del suyo propio.
      Hermanos: Al escuchar este mensaje, deseo que cada uno se examine, mire su pasado; y se confronte con la Palabra de Dios.
      Pregúntense: ¿Realmente he buscado el beneficio de otros en vez del mío propio?
      Permítame darle un ejemplo de la vida real: Suponga que dos personas salen a comer a un restaurante. Uno de ellos desea pedir su plato favorito, pero el otro insiste en ordenar el platillo que más le gusta. La otra persona cede ante la insistencia del otro, pero por dentro, está disgustado.
      Se dan cuenta Hermanos: Aun cuando uno de ellos le preguntó primero su opinión al otro. Este último ordenó lo que quería; sin importarle si eso le agradaba o no al otro. Algunos se comportan así todo el tiempo.
      Cuando en los años 80s realizaba campañas de avivamiento en Corea, muchas iglesia me invitaban a predicar. Me preguntaban que es lo que deseaba comer. Y yo les respondía lo que quería. Pero era algo extraño, aun cuando les pedía algo, me servían otra cosa diferente. Me decían que querían darme lo mejor. No me daban lo que yo había pedido.
      Aun cuando le preguntan primero su opinión, siempre le traen otra cosa. Entonces: ¿Para qué se lo preguntan, si no lo van a hacer?
      ¿En que categoría está usted? En Lucas 14:10 Jesús nos dice: "Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa."
      Aunque ustedes sean los invitados, Jesús dice que se humillen y cedan los primeros lugares a los demás. Si constantemente da la oportunidad de elegir a otros, será igual que ocupar el último lugar. Sentarse en el último lugar hará que usted parezca la persona menos importante. Pero, ¿Cuál será el resultado?
      En ese momento, podremos ser los menos importantes, pero muy pronto, el Señor nos exaltará. Usted será honrado.
      Les doy otro ejemplo. Un pequeño grupo de trabajadores están reunidos para preparar una actividad. Hay diversas opiniones. Uno de ellos trata de persuadir a los demás para conseguir su apoyo. Procura, por todos los medios, de persuadirlos.
      Otro, no insiste demasiado en su opinión, pero tampoco está de acuerdo con la del primero. Aun así, escucha la opinión de los demás. Y aunque su idea es la mejor, procurará estar de acuerdo con la opinión de los demás.
      En tanto no esté en contra de la Palabra de Dios; si ama a alguien, se interesará más por esa persona que por sí mismo. Lo valorará y respetará más que a sí mismo. Además, siempre confiará en él.
      Consideremos por un momento el amor de los padres. La mayoría de los papás piensan primero en sus hijos antes que en ellos.
      Se sienten más felices cuando ven que sus hijos comen bien, que en vez de comer ellos algún plato caro y bueno. Cuando sus hijos les dicen algo, ellos le creen. No dudan de sus hijos si les dicen: "Mamá: Hoy la profesora me felicitó. Hoy me he sacado un muy buena nota en el colegio."
      Cuando un niño le dice a su padre que ha obtenido una buena calificación, sus padres se sienten felices. Aun si el niño les miente. Los padres desean creerle. Se imaginan: "Si un padre no le cree a su hijo: ¿Qué clase de relación tendrían?"
      Igualmente, antes de comprarse buena ropa, se sienten mejor si ven que sus hijos se visten bien. También, desean que sus hijos sean más inteligentes que ellos; y que sean reconocidos y apreciados por los demás.
      Si amamos de esta manera a nuestros vecinos y a nuestro prójimo: ¿Se imaginan lo feliz que estará Dios con nosotros? Buscar el beneficio de los demás antes que el suyo propio, es un corazón que se sacrifica y que siempre da en forma generosa. Y como este corazón es semejante al de Dios y al de nuestro Señor, con toda seguridad los impactará.
      Jesús siempre buscó primero el beneficio de los demás. No comía ni dormía bien, sólo vivía para salvar a aquellos que vagaban como ovejas sin pastor.
      El amor de Jesús no buscaba lo suyo porque no tenía egoísmo. Como su corazón tenía un amor desbordante por las almas, renunció a todo lo placer y lujo en esta vida.
      Jesús, siendo Hijo de Dios, hizo a un lado toda Su gloria celestial y vino a este mundo. Desde el punto de vista humano, sufrió toda Su vida y finalmente fue crucificado.
      Tal vez se pregunte: ¿Jesús fue feliz o NO? ¡CLARO QUE SI FUE FELIZ! ¿Alguna vez ha dado algo muy valioso a alguien a quien amaba mucho?
      No hay gozo más grande que el de dar y de compartir. El Señor tuvo ese gozo.
      Supongamos que usted tiene hijos. Y desea darles una mejor alimentación. ¿Acaso se sentiría triste si logra hacerlo? Los padres se sienten bien porque ven a sus hijos bien alimentados, aun cuando ellos mismos no coman.
      Como aman a sus hijos, se sacrifican por ellos. Y aunque no buscan su propio beneficio sino el bien de sus hijos, son felices. ¿Por qué? Es porque aman a sus hijos. El Señor tuvo este inmenso amor y ese gran gozo para nosotros.
      También, entre esposos, entre hermanos y entre padres e hijos, si aún no han disfrutado de esta clase de amor, examinen su pasado y arrepiéntanse. Por favor, reconozca la maldad que hay en usted. Debe aceptar que no ha sabido amar a su esposo, a su esposa, a su hermano a su amigo; o a sus padres. Que siempre ha buscado su propio beneficio y no el de los demás. Y por eso, siempre ha tenido conflictos con otros.
      Entonces, ¿Cómo podemos disfrutar de esta gran felicidad? Podremos hacerlo cuando alcancemos el perfecto amor.
      Tal vez le resulte difícil dar a alguien a quien no aprecia. Sin embargo, si uno ama a esa persona, no le será difícil dar. Por el contrario, se sentirá feliz al hacerlo.
      Es mi anhelo que amen a su prójimo como a sí mismos, y en lugar de recibir, puedan dar. Para hacerlo, tienen que reflejar el corazón del Señor.
      También, tienen que perseverar pensando primero en los demás, en lugar de en sí mismos.
      Y cuando tenga algo bueno, no piense primero en usted, sino en su prójimo o en su hermano. Los animo a que pongan en primer lugar y como prioridad el servicio a Dios, al Señor y a su pastor.
      Igual en su familia: En vez de pensar en sí mismo, primero piense en sus padres, en sus hermanos y hermanas, en sus conyugues, y en sus hijos. Si en todo siempre se pone en el último lugar: ¿Quién cree que cuidará de usted? Nuestro Señor lo hará.
      Hechos 20:35 cita "El Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir."
      Cuando buscamos primero el beneficio de los demás, nuestro Señor nos dará mejores cosas. Y acumularemos recompensas en el reino de los cielos. Por eso, Jesús dijo que más bienaventurado es dar que recibir.
      Pero no debemos malinterpretar esto. Si no cuidan de sí mismos, siendo fieles y sacrificándose, podrían más bien pasar por situaciones difíciles. No deben desgastar su cuerpo trabajando en exceso, sin comer ni dormir lo necesario.
      Desde luego, si van más allá de la medida de su fe en su fidelidad, eso agradará a Dios en gran manera.
      Pero hasta que alcance la perfección, deberá diariamente alimentarse y descansar en forma adecuada. Además, cada uno debe separar su tiempo para orar, ayunar, y equiparse con la armadura de la Palabra de Dios. Entonces, su corazón no se enfriará.
      Como hijos de Dios; lo primero en sus vidas debe ser: La iglesia, las almas, sus vecinos y familiares, y no ustedes. No obstante, debe haber un balance en su vida.
      Por ejemplo, si ayuna en días laborables puede tener algún problema en su trabajo. O, si todo el tiempo está sirviendo en la iglesia y no atiende a su familia, eso no sería cumplir con su deber en su trabajo ni en su hogar.
      Aun cuando sea fiel en la obra del Señor, no podrá considerarse que haya cumplido con todos sus deberes como hijo de Dios.
      Por lo tanto, para no buscar su propio beneficio en ningún asunto, debe confiar en el Espíritu Santo.
      Si obedece la dirección del Espíritu Santo en todo aspecto de su vida, podrá vivir sólo para la gloria de Dios en cualquier cosa que haga.
      Para esto, debe desechar la maldad de su corazón. Además, si alcanza a tener verdadero amor en su corazón, entonces, tendrá la sabiduría para reaccionar con bondad en toda situación. Y podrá discernir la voluntad de Dios.
      Del mismo modo, si su alma prospera, le ira bien en todas las cosas y tendrá salud, de modo, que podrá servir fielmente a Dios en todo lo que desee.
      Estará equipado con la armadura de la Palabra como hijo de Dios, y así será estimado incluso por sus vecinos y familiares inconversos. Espero que, con un corazón como el de Dios, se interesen primero por los que están más cerca de usted, antes que por sí mismos.
      Oro en el nombre de Jesucristo para que puedan sentir por las almas el mismo amor abundante del Señor.
      Hermanos:
      Lo que sigue en el pasaje de hoy es: El amor no se irrita.
      Algunas personas se irritan fácilmente cuando alguien los provoca o cuando las cosas no salen como esperaban. Si nos irritamos y nos enojamos, es que no tenemos amor. Además, amargarse es algo inútil y negativo para usted.
      Hace mucho tiempo, algunos esposos cuando se enojaban, se volvían tan violentos que volteaban la mesa donde comían. Rompían cualquier artefacto que encontraban en la casa, Televisores, radios, etc. Así procuraban desahogar su ira. Y las esposas temblaban de miedo. Que reacción más tonta. ¿Verdad? Rompían sus propias cosas y luego las tenían que volver a comprar. Además de perjudicarse, volvían loca a la toda familia.
      Pero ¿Qué pasa cuando se irrita? Su corazón no tiene paz. El amor hace que el corazón del hombre sea bueno y positivo. La ira y la amargura vuelven el corazón de uno negativo. Esto lastima el corazón y lo vuele triste. Por eso, si se enoja, el amor de Dios no estará en usted. Y su crecimiento espiritual será lento.
      Hermanos: El diablo y Satanás hacen que los hijos de Dios tropiecen por el enojo. La mayor trampa que pone Satanás a los hijos de Dios son el odio y la ira.
      Cuando estalla en ira o cólera, Satanás lo controla. Controla su mente. Y cuando Satanás incentiva la maldad en su corazón, lo incita a accionar. Y es ahí cuando llega a odiar o a enojarse con otra persona.
      Cuando su mente es dominada por este sentimiento de ira, entonces accionará de esa manera. Y eso será una obra de la carne. Se comportará en forma violenta y usará un lenguaje duro y ofensivo. Satanás controlará su mente porque todavía hay maldad en usted.
      Hermano: DEBE echar fuera esa maldad y arrepentirse rápidamente. Y sin embargo, NO LO HACE. Por eso, su mente continuará guardando esos sentimientos negativos y luego eso se convertirá en una obra de la carne. Empleará palabras duras y groseras o accionará violentamente. Y es porque todavía hay maldad en usted. Si tuviera bondad, eso no sucedería.
      Por eso, debe desechar rápidamente todo resentimiento y odio que pueda provocar cólera en usted. Los animo a examinarse a ver si tienen o no ira en su corazón.
      A propósito, hermanos, irritarse no solo es enojarse, gritar, maldecir, y actuar con violencia. Si su rostro se deforma por la ira, si el color de su cara cambia, o si su hablar se hace brusco, todo esto es actuar con cólera.
      Y aun cuando, el grado de enojo en cada caso sea diferente, todas esas son manifestaciones externas de odio y de resentimiento que hay en el corazón. Sin embargo, no debe juzgar ni condenar a otros pensando que están enojados, sólo por su apariencia.
      It must below zero outside, but it's about 26 in Celsius.
      Los que viven en la carne no pueden comprender en forma correcta el corazón de otros. Sólo Dios conoce el interior del corazón del hombre. Por eso, aun cuando alguien parezca estar enojado, tal vez no lo esté.
      Este es el caso, por ejemplo, cuando Jesús echó fuera a los que vendían en el templo. Se hizo un azote de cuerdas y echó fuera las ovejas, bueyes, y otros animales que se usaban para sacrificios y como ofrenda a Dios.
      Volcó las mesas de los cambistas y de los vendedores. Cuando la gente del mundo lee este pasaje, tal vez crea que Jesús tuvo ira.
      Sin embargo, en ese momento, no es que Jesús se enojara por algún mal sentimiento como el odio. Sólo sintió una justa indignación. Y por esa actitud, nos damos cuenta que no se puede aceptar la maldad de deshonrar el Templo de Dios. El Señor nos está enseñando que JAMAS debemos deshonrar el Templo de Dios. SIEMPRE DEBEN RECORDAR ESTO. NUNCA deben enojarse en la Iglesia. JAMAS deben hacer ni decir algo malo dentro del local de la Iglesia. NUNCA deben hacer alguna obra de la carne dentro del Templo.
      Este tipo de indignación es producto del amor hacia Dios, quien perfecciona el amor con Su justicia.
      Veamos otro ejemplo: En el capítulo 3 del evangelio de Marcos, vemos que Jesús sanó en la sinagoga a un hombre enfermo que tenía la mano seca.
      El pueblo observaba a Jesús a ver si sanaba a ese hombre, para así poder acusarlo de violar el día de reposo judío.
      En ese momento, Jesús, que conocía lo que había en el corazón de cada uno preguntó: "¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Mas ellos callaban." Desde luego, el Señor sabía que era correcto y bueno salvar una vida. Pero los demás callaron.
      Y el versículo 5 cita "Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana."
      En ese momento, la gente malvada buscaba condenar y matar a Jesús, quien sólo hacía lo bueno. Por eso, algunas veces, Jesús usaba expresiones fuertes al dirigirse a ellos. Y era porque sentía dolor por aquellos que no estaban espiritualmente despiertos, como cita el pasaje: Jesús estaba "entristecido por la dureza de sus corazones"
      Y era para hacerlos recapacitar y que así se apartaran del camino del mal. En este caso, también. la justa indignación de Jesús fue producto de Su amor. Esta indignación sacudía y despertaba a la gente y los guiaba a la vida.
      Ahora escuchen este ejemplo: Se trata de un líder de la Iglesia y un hermano.
      El hermano se enoja con su líder y le alza la voz. Ahora bien, el líder regaña y reprende al hermano. Alguien que ve esta situación dirá: "Yo creía que ese líder ya era maduro en la fe y había alcanzado cierto grado de santidad. Pero ahora veo que está hablando en voz alta y que tiene mal temperamento.
      ¿Creen ustedes que eso es correcto? Alguien que es mucho más joven le falta el respeto al líder. ¿Qué se supone que debe hacer el líder? Sonreír como un tonto y no decir nada.
      Cuando un joven se comporta de forma mal educada con un líder, entonces es bueno y justo que el líder le llame la atención al joven para que se corrija. No estoy diciendo que el líder debe discutir ni pelar con el joven. Sin embargo, deberá reprenderlo para que aprenda a tener BUENOS MODALES.
      Desde luego, no cualquiera puede actuar de esta manera. Sólo cuando uno se ha santificado y no tiene ningún pecado, sus reprensiones y amonestaciones darán vida a las almas. Pero sin un corazón santificado, no podrá tener este tipo de fruto.
      Veamos el caso de Eliseo: Eliseo recibió una doble porción de la unción de su maestro, Elías, e hizo numerosas señales del poder de Dios.
      Sin embargo, cuando algunos jóvenes se burlaron de él, se enojó y los maldijo en el nombre de Dios. Y por esa maldición, 42 jóvenes fueron destrozados por 2 osos.
      Algunos tal vez puedan decir: Cómo es posible que Dios diera ese poder a un profeta como este. Pero, lean la Biblia atentamente. Los jóvenes se sobrepasaron. Se burlaron de Eliseo en forma ofensiva y con maldad; es decir, HICIERON ESCARNIO DE ÉL. Dice que lo siguieron, desde la ciudad hasta las afueras, burlándose de él. Le escupían y le tiraban piedras. Eliseo soporto una y otra vez estos insultos. Incluso, debe haberles pedido que no lo hicieran más. Pero como no le hicieron caso, los maldijo. Por esa actitud de ira, Eliseo contrajo una enfermedad.
      Y murió de esa enfermedad a pesar de las grandes señales que había hecho durante su vida. Esto confirma la veracidad de lo que cita Santiago 1:20. Que dice "Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios."
      Espero que ahora entiendan el triste espectáculo que da un hijo de Dios cuando se irrita o se enoja.
      De igual forma, deben entender, en forma clara, lo que es el pecado de blasfemia y de oponerse al Espíritu Santo.
      Mateo 12:31 cita "Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada."
      Hay personas que perturban el reino de Dios juzgando y condenando a la iglesia y al pastor donde se manifiestan las obras poderosas del Espíritu Santo.
      Ignorar completamente esta situación, no significa que estamos actuando con bondad. Imagínese que sus padres no hayan hecho nada malo, y aun así, sus vecinos los maldigan, los rechacen y los calumnien. Y que usted no haga nada al respecto y tan solo se quede observando. En ese caso: ¿Podríamos decir que tiene un buen corazón? ¿Podría decir con toda seguridad lo que es correcto y lo que no es correcto hacer en esta situación?
      Examinen, por favor, esta área también en su vida; y cambien, y así lleguen a tener un corazón puro y sin mancha.
      Hermanos: La pregunta es ¿Qué puede hacer para no irritarse? ¿Acaso debe morderse la lengua y soportarlo todo? NO. Debe despojarse de todo resentimiento que irrite su corazón. La palabra dice que el amor es paciente y lo soporta todo. En este pasaje, ser paciente, no solo es aguantar la ira.
      Ser paciente es transformar su corazón a uno de bondad y de amor, para que así no tenga que aguantar su ira. Y aun cuando crea que no puede soportar una situación, lo podrá hacer.
      Hay diferentes formas. Por ejemplo: Aquellos que eran violentos. Si ahora alguien los golpea; como ya conoce la verdad. Contará hasta diez, pensando que debe sobrellevar esa situación. Y si persevera haciendo esto, entonces, después ya no necesitará contar hasta diez, sino solo hasta siete. Y así se fortalecerá. Y al final llegará al nivel en el que no tendrá que auto controlarse. Y ya no habrá más violencia en su corazón. Tendrá que controlarse y resistir hasta que no necesite hacerlo más.
      Por cierto, no podrá, en un día, desechar todo resentimiento y llenar su corazón con bondad y amor. Deberá esforzarse continuamente todos los días para lograrlo. ¿Cómo?
      En primer lugar, cuando enfrente una provocación, deberá proponerse no enojarse. En ese momento, piense en las consecuencias que le traerá el enojarse. Así, no tendrá nada de qué lamentarse posteriormente. No estará avergonzado de su comportamiento.
      Si resiste y es paciente, podrá desechar todo resentimiento de enojo. Aun si alguien lo provoca, sólo tendrá paz en su mente. Y si tiene paz consigo mismo, tendrá paz con los demás. Tal vez tenga algunos problemas con otras personas. Y quizás lo lleguen a golpear. La pregunta es: ¿Qué hará usted? No ha hecho nada malo. No ha dicho nada malo.
      Pero lo han mal interpretado y lo han golpeado. Ahora bien. Si no hay maldad en su corazón, entonces, pondrá la otra mejilla. Sin ni siquiera pestañear. Con verdadero amor le dirá: "Hermano: Si eso calma su corazón, golpéeme en la otra mejilla también." Si hace esto con verdadero amor, todo mal entendido desaparecerá.
      Dios y el E.S. con toda seguridad, tocarán el corazón de la otra persona. Si no es en el mismo momento, lo harán después. Y se disculpará con usted. ¿Por qué tanto problema si lo golpean en la mejilla derecha? Es sólo un momento. No tiene nada que perder. Se imaginan lo bueno que será si por esa sola actitud, la otra persona se da cuenta que ha obrado mal y se disculpa después con usted. Y hay paz entre ambos. Se imaginan lo feliz que será cuando no tenga nada por lo que deba controlarse.
      Proverbios 12:16 cita "El necio al punto da a conocer su ira; Mas el que no hace caso de la injuria es prudente." Un hombre necio se enoja fácilmente por cualquier cosa que le digan. Incluso contesta con groserías. Pero el prudente disimula la ofensa.
      Y Proverbios 19:11 dice, "La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto la ofensa."
      Espero que sean tardos para la ira, y más aún, que desechen todo odio de su corazón. De esta manera, serán cristianos sabios que cada día avancen hacia una mejor morada en el reino de los cielos.
      Les cuento algo Hermanos:
      Ayer una diaconisa me dio su testimonio. Ella discutía seguido con su esposo. Controlaba su enojo una y dos veces. Pero no la tercera. Entonces, le dije que resistiera la ira y que la controlara. Luego, iba a tener paz y ya no habría más discusiones. Le dije también que se fijara en los puntos positivos de su esposo en vez de los negativos. Añadí: Debe cambiar su corazón para amar a su esposo. Sólo entonces, Satanás y el diablo se alejarán. Debe tolerar y amar a su esposo con todo su corazón.
      Cuando lo sirva con sinceridad, entonces, eso será verdadero amor. Usted sirve a su esposo no porque es su esposo, sino porque usted es una sierva del Dios Altísimo, una hija de luz, una mujer de Dios. Y cuando sirva a su esposo de esta manera, su esposo cambiará.
      Si de esta forma llega a ser una hija de espíritu: ¿Cree usted que el Padre Eterno no responderá sus oraciones? Claro que SI lo hará y cambiará a su esposo. Su esposo la mirará con amor. Hasta ahora él solo guarda malos recuerdos suyos porque siempre ha estado en su contra. ¿O acaso cree que su esposo va a someterse tan dócilmente a usted? Si lo hubiera hecho, él debería ser líder en la iglesia y no usted. Sin embargo, si lo sirve con todo su corazón, entonces, ya no habrá más discusiones ni molestias.
      Hay también algunos creyentes que se comportan muy diferente dentro y fuera de la iglesia. Incluso cuando alguien los provoca en la Iglesia, son pacientes con los hermanos. Pero en sus hogares y trabajos se irritan fácilmente. Deben saber que donde quiera que vayan, Dios siempre los está observando. Somos el templo de Dios y siempre Él está en nosotros. El Espíritu Santo vive en nosotros.
      Dios está sentado en Su trono en el Cielo, pero ve las mentes y los pensamientos de cada persona.
      Él los ve a través de los siete espíritus. Por eso, espero que sean humildes y gentiles; y no respondan a ninguna provocación, como si estuvieran todo el tiempo delante de Dios.
      Ahora bien. Pongamos un ejemplo: Digamos que usted ha regresado de un viaje de negocios de 2 semanas. Y encuentra que su esposa ha cambiado la decoración de la casa. Ha quitado sus cuadros preferidos y ha puesto en su lugar los que a ella más le gustan. Escuche bien: Ha puesto en el depósito sus cuadros favoritos. Ha cambiado la cama que tanto le gustaba y ha comprado una nueva que no le agrada. Y le pregunta si le gusta como ha arreglado la casa.
      En esta situación: ¿Qué haría usted? No cree que debería decirle a su amada esposita: "Uau Querida: ¿Haz hecho todo esto por mí? Gracias Mi amor." Lo que usted no sabe es que su esposa hizo todo eso porque lo ama. Si: Su pintura favorita y su juego de dormitorio estaban pasados de moda. Por eso, los cambió. Pero, ahora, a usted no le gustan los nuevos. Le gustan los cuadros de montañas, flores, praderas verdes, cataratas, mar. Pero los nuevos tienen algo como flores raras que se parecen a las que se ponen en los templos budistas. Pero, aunque usted no lo crea: Ella lo hizo por usted. Y lo mejor de todo es que lo compro con el dinero que usted le dio. ¡Qué corazón más bueno el de su esposa! ¿Verdad? Y usted se lo debe agradecer. Porque todo eso lo hizo en su ausencia.
      Los esposos pueden vivir siempre en paz. ¿Por qué se van a enojar sólo porque no le gusta lo que hizo su cónyuge? Su esposa hace lo que hace porque lo ama. Entonces: ¿Por qué se enoja usted? Si piensa con maldad entonces se enojará. Pero si lo hace con bondad, verá a su esposa con amor. Cuando tiene bondad en su corazón, amará a su esposa. Por eso, incluso si no le gusta el nuevo juego de dormitorio ni los nuevos muebles o cortinas, úselos al menos por un año y todo irá bien.
      Espero que de ahora en adelante eviten toda situación que provoque enojo, discusiones, peleas y contiendas con otros hermanos. Oro en el nombre del Señor para que, de esa forma, se vistan con la nueva vestidura de bondad, amor y humildad.
      Amados Hermanos y Estimado Público:
      ¿Por qué vino Jesús a este mundo? Fue para darnos salvación, vida eterna, verdadera paz y prosperidad. Y para darnos todo esto, tuvo que sacrificar muchas cosas.
      No tomó nada para Sí Mismo e incluso entregó Su propia vida. El corazón de nuestro Señor es tan dadivoso como una fuente de agua que nunca se acaba.
      Oro en el nombre del Señor para que puedan perdonar a todos aquellos que los han ofendido y aprendan a dar antes que recibir: y de esa manera, puedan tener ese sobre abundante amor del Señor.

      AMEN


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