12-10-2008 | Rev. Jaerock Lee
La Escritura de Hoy
1 Corintios 13:4
"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece."
Amados Hermanos en Cristo y Estimado Público Televidente:
Esta es la prédica número 12 de la serie "Amor Espiritual"
Cuando uno ama a alguien constantemente esta hablando de esa persona. A veces habla más de ella que de sí mismo. ¿Alguna vez le ha pasado esto hermanos? No le importa mucho si otros oyen o no lo que está diciendo. Sólo habla de esa persona con mucho afecto y cariño.
Del mismo modo, si ama al Señor Jesucristo, siempre hablará de Él. Cuando recién acepta al Señor y recibe el Espíritu Santo, tiene un corazón que arde de amor por el Señor, y hablará de Él con todo aquel que encuentre y donde quiera que esté.
Hablará con gozo y con pasión del Señor, quien lo ha salvado y le ha dado gracia y amor. Asimismo, al recibir el Espíritu Santo, con corazón contrito y humillado pudo reconocer: "Soy un pecador. Mi Señor murió por un vil pecador como yo".
Si llega a tener el perfecto "Amor espiritual" en su corazón, jamás cambiará. Siempre se mostrará dichoso por tener al Señor Jesucristo y será humilde en todo aspecto de su vida.
Por el contrario, si presume de sí mismo y se muestra arrogante, eso significa que no tiene amor espiritual. Muchos de ustedes han dado testimonio de la gracia que han recibido del Señor, han predicado el evangelio y hablan del Señor Jesucristo. Además, siguen amando al Señor con la misma humildad y sinceridad como cuando lo recibieron por primera vez. Y cada día se hacen más humildes. Pero si al escuchar este mensaje, no se ven reflejados ni se identifican en él, los exhortó a que tomen la decisión de renovarse y de cambiar verdaderamente su corazón.
Cuando recién recibieron as Señor, le predicaban el evangelio a la primera persona que encontraban porque estaban llenos del gozo del Espíritu Santo y amaban con pasión al Señor y a Dios. Si conserva hasta hoy ese mismo corazón, entonces, llegarán a ser líderes de la Iglesia y serán maestros en la evangelización. Aun antes de conocer la verdad, evangelizaban a muchas personas. Llevaban mucho fruto en el evangelismo.
Si hubieran mantenido esa misma pasión hasta el día de hoy, en que han llegado al Espíritu y tienen la autoridad de la Palabra: ¿Cuántas almas no se hubieran salvado? Oro en el nombre del Señor para que cada uno logre alcanzar el más grande amor del Señor tal como cita la primera parte del Salmo 44:8. Que dice: "En Dios nos gloriaremos todo el tiempo." Y con sus labios engrandecerá a Dios cada día.
Queridos Hermanos:
Como dice la segunda parte de la escritura de hoy, "...el amor no es jactancioso y no se envanece." Veamos en primer lugar: ¿Qué entendemos por jactarse?
Si buscamos en el diccionario encontraremos la siguiente definición: Jactarse es "Hablar con orgullo excesivo de algo que ha logrado o de algo que posee." En pocas palabras: Es hablar de algún logro para ser elogiado." Quiere decir: presumir de sí mismo. Una persona jactanciosa tiende a exaltarse y a elogiarse a sí misma. Si son mejores que otros en ciertos aspectos, desearán presumir de ello. Y lo harán para ser respetados y aceptados por los demás. Algunos tratan de exhibir su riqueza mostrando una buena casa y un buen carro. Y también presumen si tienen una mejor educación, posición social, y una mejor presencia.
Por ejemplo: Algunos padres se enorgullecen porque tienen un hijo que es muy bueno en sus estudios. Hermanos: Se han preguntado alguna vez: ¿Cómo se sentirán los padres cuyos hijos no son tan buenos en los estudios? Tal vez algunos puedan acepar este hecho. Pero la gran mayoría se sentirá herido en su orgullo y también sentirá rencor. Incluso podrían llegar a regañar a su hijo sin razón alguna. No importa lo bien que esté su hijo en los estudios, si tiene tan solo un poco de bondad y consideración por los demás, no presumirá de ello. Tendrá mucho cuidado de no herir los sentimientos de otros debido a su actitud.
Si ama a su vecino, deseara también que a su hijo le vaya bien en sus estudios. Y cuando el hijo de su vecino obtenga mejores calificaciones que el suyo, lo deberá felicitar sinceramente por ello.
Sin embargo, aquellos que son arrogantes no tienen el mínimo deseo de reconocer ni elogiar el buen trabajo de los demás. Y todo lo contrario procuran, de cualquier manera, desacreditar a los otros porque piensan que en la medida en que los demás son elogiados, ellos están perdiendo popularidad. Por eso, la soberbia causa problemas. Y el corazón arrogante está muy lejos del verdadero amor.
Tal vez piense que si alardea de sí mismo, será reconocido por los demás, pero será todo lo contrario, hará más difícil que lo respeten y lo aprecien sinceramente. En vez de ello, la gente a su alrededor dirán que es un arrogante, y en lugar de tenerlo en alta estima, lo menospreciarán y tendrán celos de usted. Sin embargo, en lo que se refiere a la vanagloria hay un tipo que es bueno. Y es: El gloriarse en el Señor.
Tal como cita 2 Corintios 10:17. Que dice: "Mas el que se gloría, gloríese en el Señor." Gloriarse en el Señor es correcto ante Dios y puede hacerlo todo el tiempo. Gloriarse en el Señor es darle la gloria a Dios Padre y a no sí mismo. Dar testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida es un buen ejemplo de ello. Desde sus inicios, en nuestra iglesia ha habido infinidad de testimonios de sanidad, de conflictos resueltos y de hogares, trabajos y negocios bendecidos.
A través del "Magazín o Revista Manmin", transmitido semanalmente en las vigilias de los viernes, hemos visto a muchos hermanos dando testimonio y glorificando a Dios.
Muchos de ellos declaran: "No tenía esperanza alguna de vivir. Pero acepté al Señor Jesucristo y empecé a vivir una nueva vida. Estoy muy feliz por correr la buena carrera de la fe con la esperanza por el reino de los cielos." Muchos hermanos de esta iglesia se me acercan para darme sus testimonios. Unos me dicen: "Reverendo: Si no hubiera venido a esta iglesia me hubiera divorciado." Otros me confiesan: "Hoy tal vez no me encontraría aquí. He intentado suicidarme un par de veces. Pero luego de venir a esta iglesia, volví a tener esperanza para vivir y mi familia ha sido evangelizada. Ahora somos muy felices."
De esta manera, glorifican al Señor, quien los ha salvado y les ha dado la esperanza del reino de los cielos. Tal como el apóstol Pablo menciona en la primera parte de Gálatas 6:14, "Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo."
Si glorifica permanentemente al Señor: ¿Acaso Dios no se agradará de ello? Pues claro que si lo hará. Y al glorificar al Señor podrá fortalecer a muchas almas dándoles, fe, esperanza y gozo.
¡Qué agradecido debe estar por haber recibido vida eterna por medio de nuestro Señor Jesucristo quien pagó nuestros pecados en la cruz aun cuando estaba condenado a la muerte eterna debido a esos pecados! Muchos confiesan haber tenido una experiencia personal con el Dios vivo en su vida diaria.
Proverbios 8:17 menciona: "Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan." Cuando muestra obras de amor y busca diligentemente a Dios tal como cita el versículo, podrá testificar que Dios lo ha sanado de todas sus enfermedades, que ha bendecido sus finanzas, y que ha traído paz a su familia.
Sobre todo, agradezca a Dios por haber experimentado Su amor, por tener más fe, por haber recibido bendiciones espirituales, y cosas parecidas. Además, su fe crece al oír esta clase de testimonios. De esta manera, si honra al Señor, podrá glorificar a Dios. Y también podrá compartir la gracia recibida con los hermanos de la iglesia y esto se hará fe y vida en ellos. Así, atesorará recompensas en el cielo y podrá recibir más rápidamente respuestas a las peticiones de su corazón.
Sin embargo, tiene que saber discernir si está exaltando al Señor o gloriándose usted mismo. Y es porque a veces pareciera que estuviera glorificando a Dios, pero en realidad hay vanidad en usted.
Por ejemplo: Cuando es abundantemente bendecido, usted dice en voz alta: "Gloria a Dios." Pero solo de labios. En realidad está lleno de egoísmo, y en su mente piensa: "He sido bendecido porque soy bueno y me lo merezco." Algunos hermanos confiesan: "Todo lo he hecho por la gracia de Dios," pero por lo bajo desean exaltarse para que todos sepan que pueden oír la voz del Espíritu Santo y ser guiados por Él.
De esta manera, se atribuyen el mérito. Pareciera, exteriormente, que estuvieran dándole la gloria a Dios, pero por sus frutos serán reconocidos, porque nadie puede engañar el obrar del Espíritu Santo.
En otras palabras, si se exalta a sí mismo Satanás lo acusará. Por ejemplo, algunos que fueron fieles al Señor y oían claramente la voz del Espíritu Santo, cuando nadie los elogia, se deprimen y luego se alejan del Señor. Así estará deshonrando al Señor. Escuchen hermanos: Cuando usted se enaltece, luego será avergonzado.
Ahora bien: ¿Por qué algunos de ustedes se exaltan a sí mismos? Es porque tienen vanagloria de la vida. Este orgullo de la vida se refiere a "la naturaleza que tiende a exaltarse a sí mismo buscando los placeres de este mundo."
Tal como menciona 1 Juan 2:15-16: Que dice: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo."
Todo esto no viene del Padre sino del mundo. La vanagloria de esta vida viene porque ama al mundo. En la medida en que se enaltezca, el amor de Dios no estará en usted. Si desea que su corazón esté lleno de verdadero amor, deberá sacar el orgullo por las cosas de este mundo.
Hermanos:
Sin importar los grandes logros que haya alcanzado y que lo enorgullezcan en esta vida, no podrá vivir eternamente en este mundo. Cuando llegue el fin de sus días, irá al cielo o al infierno.
Por ejemplo: No importa cuantas propiedades haya adquirido en esta tierra, ninguna de ellas podrá compararse con la abundancia del cielo, cuyas calles son de oro. Las veredas sobre las que caminaré estén hechas de oro y los muros de la Nueva Jerusalén son de jaspe. ¿Cómo podría, entonces, vanagloriarse de lo que tiene en este mundo? Si no va al cielo sino al infierno no podrá presumir de las riquezas, conocimiento, fama y autoridad que haya tenido en esta tierra.
Nuestro Señor Jesucristo nos dice además en Mateo 16:26: "Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" ¿Dará acaso en cambio por su alma dinero, fama o conocimiento? Solo la fe podrá salvar su alma.
Del mismo modo, la vanagloria por este mundo nunca podrá darle vida ni honra eterna. Mas bien será un atajo que lo llevará a la muerte incentivando su vanidad y avaricia. Si se da cuenta en lo profundo de su corazón de esta verdad y lo llena con la esperanza por el cielo, recibirá la fuerza para sacar de su corazón la vanagloria por este mundo. Y cuando se libre de todo orgullo mundano, entonces sólo se gloriará en el Señor. Porque se sentirá más dichoso de la gloria que recibirá en el futuro en el cielo que por las cosas de este mundo.
Amará con pasión al Señor quien le dio vida eterna en el cielo y lo glorificará todos los días de su vida. Más aun, su corazón como nunca antes rebosará de gozo.
Oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo para que puedan desechar toda vanagloria por esta vida y que con sus labios sólo exalten a nuestro Señor quien es nuestra vida, gloria, riqueza, y honor.
Querido Público Televidente:
Como ya cite, la escritura de hoy nos dice: "El amor no se envanece o no debe ser arrogante". Una persona arrogante no puede aceptar que alguien sea superior a él. Más bien prefiere ignorarlos, y pensar que está por encima a los demás en todo sentido. El arrogante no considera a los demás como superiores. Se cree mejor que todos. Menosprecia y pretende enseñar a los demás. Si usted es así, debe tener presente este mensaje y en este mismo instante debe proponerse cambiar su corazón.
El arrogante fácilmente exterioriza esa actitud de prepotencia frente a alguien que parece inferior a él. Y en algunas ocasiones, debido a esa excesiva petulancia, menosprecia o ignora incluso a aquellos que un día fueron sus maestros o guías o que tiene un cargo superior al de ellos. No desean oír el consejo de los demás y rechazan las recomendaciones de los mayores. Eso es arrogancia.
Se quejará argumentando:"Los demás no saben lo que dicen y así quieren aconsejarme"; o dirá de otros hermanos mayores: "Yo sé más que ese hermano o esa hermana y lo puedo hacer mejor". Esta clase de personas siempre causa problemas y siempre está discutiendo con los demás.
2 Timoteo 2:23 cita: "Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas." A los que son buenos hablando tonterías sobre esposos, hermanos o vecinos; les digo: La Biblia nos dice que debemos desechar todas estas clases de cuestiones necias e insensatas: Porque sabemos "que propagan contiendas." Es decir, al final, todas esas habladurías causarán riñas y discusiones.
Entre la gente del mundo si hay algún malentendido, lo más probable es que acabe en pelea. La discusión se acalora y el rencor sale a relucir. Finalmente esto provocará peleas, amargura y resentimiento. Entonces odiará y se volverá enemigo de su prójimo. Ven hermanos ¡Qué tontería es discutir con otra persona!
Por eso, ya les he dicho lo tonto y equivocado que es pensar que uno sólo está en lo correcto. Cada uno tiene una conciencia y conocimiento diferentes. Y es porque ha oído, vivido, y aprendido de manera diferente. En su mente hay un conjunto de conocimientos que es almacenado en forma inadecuada e inapropiada. Si todo ese conocimiento permanece en usted por un tiempo prolongado, su arrogancia y forma de pensar se volverán el patrón o la norma para juzgar lo que es bueno y malo.
Los pensamientos carnales generalmente se originan en la arrogancia y en su criterio personal de razonar. Por eso muchas de las cosas que usted piensa que son correctas, en realidad no lo son. Usted tal vez ha pensado que siempre ha estado en lo correcto. Y cuando otros opinan en forma diferente a la suya, entonces, son ellos los que están equivocados y usted está en lo correcto. Pero procure pensar de otra manera. Que tal si los otros también creen que están en lo cierto y que usted es el equivocado. Por eso, tanto usted como los otros se sentirán incómodos. Usted cree que está totalmente en lo cierto, y los otros piensan lo mismo. Si tiene bondad y un poco de paciencia, podrá controlarse y no discutirá. Pero, ¿Qué hay si los otros insisten que están en lo correcto? Si tiene bondad, lo podrá tolerar.
Ahora bien, si es arrogante, aunque esté errado, no lo aceptará, más bien discutirá con los demás. Esto quiere decir que todavía tiene un fuerte orgullo. Y ese orgullo es MALO Y NEGATIVO. Si está equivocado, debe aceptarlo. Y si aun sabiendo que no está en lo correcto, insiste en estarlo, significa que tiene un orgullo muy fuerte. Y tiene que despojarse de él.
Por el contrario, si es humilde, aunque su opinión sea la correcta y la de los demás este errada, no discutirá con nadie. ¿Por qué desearía causar problemas? Tan solo tenga paciencia. Y no trate de presionar a los demás. En la medida en que sea humilde, tendrá amor espiritual para elogiar a los demás.
Si aprecia verdaderamente a alguien procurará elogiarlo y ver siempre lo valioso que hay en esa persona. Nunca lo ignorará ni menospreciará, ni se sentirá superior. La pregunta es: ¿Deberá ser siempre paciente aunque el otro esté errado? No quiero decir eso. Cuando la otra persona esté equivocada, deberá corregirla. Sin embargo, si no lo quiere escuchar, correrá el riesgo que la conversación se vuelva una discusión. En ese caso, es mejor que no diga nada. Pero si la otra persona está dispuesta a oír, entonces deberá enseñarle.
Lo considerará como superior a usted, no importa que sea pobre o que no tenga educación. Y usted tendrá el corazón como el de un niño. Es porque ha entendido el corazón de nuestro Señor que considera valiosas todas las almas que compró con Su sangre. Y porque también reconoce que si nuestro Señor no lo hubiera encontrado y salvado, sería como una de esas almas que van rumbo a la muerte.
En la medida en que su corazón llegue a tener amor espiritual, reflejará la humildad del Señor. Nuestro Señor Jesucristo se humilló a Sí mismo hasta morir en la cruz y se hizo ejemplo y modelo de humildad y de servicio al lavar los pies de Sus discípulos. Aun cuando era uno con Dios, vivió sirviendo.
Tal como cita el pasaje de Filipenses 2:3. Que dice: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo." Oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo para que cada uno de ustedes pueda mostrar la humildad de nuestro Señor, y tratar a todos con una sincera gentileza.
Amados Hermanos:
Si uno ha sido soberbio o si ha menospreciado a los demás podrá fácilmente darse cuenta de ello. Esta arrogancia es carnal. Cuando acepta al Señor y llega a conocer la verdad, la mayoría desecha rápidamente el orgullo carnal exterior. Pero esto no quiere decir que ha sacado completamente esa naturaleza arrogante de su corazón. Por eso, en la medida en que su fe se enfríe, la arrogancia podrá nuevamente manifestarse. Si uno se diera cuenta que es arrogante, podría fácilmente despojarse de eso. Sin embargo, es difícil que uno mismo reconozca su soberbia. Fácilmente podrá ver la arrogancia en otros, pero no se dará cuenta de la suya. Por eso, le será difícil desecharla.
Ademas, hay diferentes tipos de arrogancia. Algunos forman su soberbia y sus esquemas mentales en base a su carnalidad. Y son fáciles de notar por el hombre espiritual. Pero otros forman su orgullo y sus propios argumentos luego de llegar al nivel del espíritu. Estos últimos argumentos son difíciles de derribar. Ahora bien: ¿Cómo es que un hombre que ha llegado al espíritu forma sus argumentos mentales y su propia arrogancia? Ellos se han despojado de toda carnalidad y forman sus argumentos y su soberbia en base a la verdad. Y al hacerlo así, no podrán darse cuenta de ello. ¿Por qué? Porque viven una vida íntegra: No mienten, oran, asisten a los servicios y trabajan fielmente en la obra del Señor. Tal como era Job. Job ayudaba a los huérfanos, a las viudas y a los pobres. No importa todo lo que sus amigos le decían, no podía darse cuenta de su maldad porque había levantado un muro de arrogancia moral y criterios propios en base a la verdad.
Sin embargo, algunos que han llegado a un nivel espiritual mayor no podrán señalarle a otros esto, porque simplemente dirán: "Yo no estoy mal". Por eso, hermanos, deben tener mucho cuidado de no levantar argumentos propios ni ninguna forma de soberbia en base a la verdad.
Cuando inicié la Iglesia, les explique acerca de los pensamientos carnales. Por favor, presten mucha atención y disciernan muy bien lo que les voy a decir. Si derriban sus pensamientos carnales, entonces llegarán al nivel del espíritu. Por ejemplo: El odio. Supongamos que usted odia a alguien o que comete adulterio. Si está en el primer nivel de fe, hará todo lo posible por sacar este pensamiento carnal porque así se le ha enseñado. Se esforzará por echar fuera el odio y el adulterio. Sin embargo, mientras más se esfuerza para no pensar en ello, más lo hace. Los pensamientos carnales persistirán porque precisamente tratará de no pensar en ellos. Y como procura no odiar a alguien, la imagen de esa persona vendrá repetidamente a su mente y sentirá odio hacia ella. ¡Qué angustiante! ¿Cierto? Si le ha pasado esto o si le está pasando, debe saber que está en el 1er nivel de fe. El 1er nivel de fe es el de un principiante.
Y aun cuando tenga muchos años en la fe, si siente esto contra alguien, usted está –repito- en el 1er nivel de fe. Deberá vivir una mejor vida cristiana y orar más para sacar estos pensamientos uno por uno. Tan solo tenga control sobre ellos. Se esfuerza en desecharlos y en no pensar más en ellos. Pero esos pensamientos vuelven una y otra vez. El odio y la mente adúltera vienen intermitentemente a su mente. Y como intenta no pensar en esto, ese pensamiento lo continúa persiguiendo. Este es el 1er nivel de fe.
Ahora bien, si tiene un poco de control sobre sus pensamientos carnales y llega al 2do nivel de fe y procura no pensar en algo, le vendrá a la mente. Pero ahora de alguna manera tendrá dominio sobre esto. Ese pensamiento no lo seguirá constantemente, sino que usted lo controlará porque tiene contentamiento. Tiene dominio sobre el pensamiento carnal. Este es el 2do nivel de fe. Luego, si su nivel de fe crece y llega al 3er nivel de fe, tendrá control sobre sus pensamientos carnales. Si se propone no pensar en algo, incluso lo llegará a olvidar o sencillamente dejará de pensar en eso. Si llega a este nivel, le será más fácil vivir su vida cristiana.
Cuando llegue a este 3er nivel de fe, si decide no pensar en algo, lo podrá hacer. Pero no lo hará en forma inmediata. Tendrá que esforzarse. Y aun cuando esté en el 3er nivel de fe, los pensamientos carnales no lo dejarán totalmente. Ahora bien, si llega a estar firme en la roca de la fe, y se determina a no pensar en algo, no lo hará. Tendrá dominio sobre sus pensamientos carnales. Si se determina, esos pensamientos desaparecerán. Esto es estar firme en la roca de la fe. Cuando se encuentra en esta etapa del 3er nivel de fe, si no desea pensar en algo, no lo hará. Y si desea pensar en algo, lo hará. Esta es la etapa, en el 3er nivel de fe, cuando decimos que está firme en la roca de la fe.
Ahora bien, si ya ha llegado al 4to nivel de fe y no desea pensar en algo, ni siquiera el pensamiento vendrá a su mente. Tendrá dominio total sobre sus pensamientos carnales. Se habrá despojado de toda maldad por lo que no tendrá ningún deseo de pensar en algo malo. Y sencillamente no lo hará. A menos que vea algo con sus ojos, los pensamientos carnales no vendrán a su mente. Incluso si procura pensar en ellos, rápidamente los olvidará. Si alcanza el nivel del espíritu, ese pensamiento carnal se volverá en espiritual. Por eso no pecará contra Dios. No juzgará ni condenará. Por eso un hombre de espíritu que ya está en el 4to nivel de fe NO PECA.
Y aun cuando les digo todo esto, los que aún están en el nivel carnal no lo podrán entender. ¿Por qué? Porque aunque procuren no pensar en algo malo, no podrán dejar de hacerlo. Por eso, algunas veces se comportarán o reaccionarán de forma rara. Si no desea pensar en algo, simplemente NO LO HAGA. Eso es TODO. Entonces, se sentirá bien.
Los que aún están en la carne no podrán entenderme; pero los que ya han llegado a la roca de la fe, si podrán hacerlo porque ya han pasado por este proceso. Algunos de ustedes que ya han llegado al nivel del espíritu lo entenderán inmediatamente porque lo están practicando. Ahora bien, si intenta no pensar en algo, no lo hará o lo olvidará. Aun cuando haya visto algo malo, no lo recordará. Cuando ve algo bueno, si quiere guardarlo en su corazón, lo podrá hacer. Pero en el caso de la mentira o falsedad, no la guardará en su corazón; y aunque la haya visto, no la aceptará. Por eso, si ya ha alcanzado el nivel del espíritu, se debe sentir INMENSAMENTE FELIZ. Siempre tendrá paz, gozo y agradecimiento en su corazón. No habrá conflictos ni luchas en su corazón porque no habrá maldad ni hipocresía en él. Sólo habrá verdad, bondad y amor. ¿Por qué tendría conflicto en su corazón? No tendría nada contra que luchar. El diablo y Satanás no lo podrán atacar porque no tendrá ningún pensamiento carnal. ¿Me dejo entender, hermanos? Espero que muchos de ustedes entiendan lo que estoy diciendo.
Sin embargo, si llega al espíritu completo y trata de pensar en algo malo o falso, no lo podrá hacer. Si está en este nivel, podrá decirse que ha llegado al espíritu perfecto. Si intenta pensar en algo malo, ese pensamiento permanecerá tan solo 1 segundo y luego desaparecerá. Por ejemplo: No importa lo mucho que yo trate de pensar en algo negativo o malo, sencillamente se desvanecerá. De esta manera, no podrá PECAR.
Si ve algo malo, aunque lo haya visto, no lo guardará en su corazón. Ahora bien, si trata de recordarlo, puede ser que lo logre. Pero: ¿Por qué habría de recordar algo malo? Aun cuando lo haya visto, no lo recordará porque no lo ha guardado en su corazón. Entonces: ¿Qué esta sucediendo cuando está viendo una escena mala? Simplemente NADA. No pensará en NADA. Aunque sus ojos estén fijos en algo, ningún pensamiento se formará en su mente. Y si le preguntan: ¿Qué es lo que ha visto? No sabrá qué responder porque no recordará NADA.
Esto sucede cuando llega al nivel del espíritu completo. No importa todo lo malo que pueda ver, NO PECARA. No habrá pecado en su corazón. Aun cuando haya visto cosas malas, no será contado como pecado. Se preguntarán ¿Por qué? ¿Cierto? Es porque no ha pecado en su corazón. Piense en lo que acabo de decir. Aunque haya visto algo negativo, no recordará nada que tenga que ver con la maldad. Si lo que ve es bueno y positivo y merece recordarse, entonces lo hará. Sin embargo, en el caso de la falsedad, aun cuando vea algo negativo, no se percatará de ello porque no lo almacenará en su memoria.
¿Cómo pueden los que están en el 1er o en el 2do nivel de fe entender esto? Tal vez digan: "¿Cómo puede pasar esto? ¿Cómo alguien no puede recordar algo que ha visto? No lo recuerda porque no es algo bueno. Por eso, la persona realmente spiritual NO PECA ANTE DIOS.
En sus años como cristiano, ha acumulado mucho conocimiento de la Palabra de Dios, incluso ha llegado a ocupar cargos y ha desempeñado ciertas funciones en la Iglesia. Y puede pensar que ya ha alcanzado el pleno conocimiento de la Palabra y decir para sí: "He llegado hasta este nivel. Estoy bien." Incluso, tal vez reprenda, juzgue y condene a los demás con el conocimiento que tiene de la Palabra de Dios. Y puede creer que discierne lo correcto de lo incorrecto según la verdad.
Escuchen bien hermanos: La razón por la que NO PECAN los que han llegado al espíritu es porque una persona espiritual no tiene NADA de CARNAL. Si en algún momento resiste a la verdad, el Espíritu Santo obrará en usted. No juzga ni condena, pero si lo hiciera, el Espíritu Santo actuaría de inmediato. ¿Por qué? Porque el mandamiento de "No juzgar ni condenar" escrito en la Biblia vendrá a su mente como la voz del Espíritu Santo. Si juzga y condena se hará igual a Dios. Y sólo Dios puede juzgar. Pero usted se está haciendo más que Dios. ¡Qué arrogante! ¿Verdad? Por lo tanto, aquellos que juzgan y condenan han alcanzado el nivel más alto de soberbia. Si no es arrogante, entonces, NO LO HAGA: NO JUZGUE NI CONDENE A NADIE.
Algunos líderes no cumplen con las disposiciones que se dan en la Iglesia. Normas que necesariamente se deben de respetar para su propio beneficio. En forma conciente y de hecho no cumplen con las normas de la Iglesia, pensando: "Bueno. Yo soy líder. Así que esta norma no es para mí." Este tipo de corazón orgulloso es "arrogancia espiritual." Y es relativamente más difícil de hallar.
Del mismo modo, si ignora -con soberbia en su corazón- la ley y el orden de Dios, y confiesa que ama a Dios; eso es una mentira. Y si juzga y condena a otros es que no tiene verdadero amor. La verdad nos enseña a ver, oír, y hablar solo cosas buenas de los demás.
Como cita Santiago 4:11: "Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. (Hay muchos cristianos que son candidatos para algún cargo público. Y lo primero que hacen es hablar mal de los otros. Continúa el pasaje) El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; (En otras palabras, Dios nos dice que NO DEBEMOS JUZGAR, CONDENAR, CRITICAR NI MURMURAR DE OTROS. Si lo hacen, entonces, están yendo en contra de la Ley y están juzgando la Ley de Dios. Prosigue el versículo) pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez." El juez de la Ley es Dios. Pero usted se quiere hacer juez. ¡Qué soberbio y arrogante es! Y lo peor de todo es que usted no se da cuenta que es arrogante. Murmurar de los demás es otro ejemplo de altivez y arrogancia. ¿Qué es lo que Dios dice que debe hacer si otro tiene una paja en su ojo? ¿Acaso le dice que debe ir a quitársela? NO. Dios le dice: "No trate de quitar la paja del ojo ajeno". Sólo después que haya sacado la viga que hay en su ojo, entonces, podrá quitar la paja del ojo ajeno. Así que, cuando se quite el TRONCAZO que tiene en su ojo, sólo entonces habrá AMOR en su corazón y podrá discernir todas las cosas con AMOR. Dios claramente nos manda a no calumniar de los demás.
¿Cómo se siente cuando ve los puntos débiles de otros? Por favor, les ruego que se examinen a ver si están juzgando y condenando o si la misericordia y la piedad en su corazón predominan sobre todo lo demás. En esta misma medida podrán comprobar el nivel de humildad y de amor que han alcanzado. Los animo a que ninguno se quede en el mismo nivel de fe pensando que ya ha alcanzado el tope.
Oro en el nombre del Señor Jesucristo para que corran con determinación la buena carrera de la fe, humillándose siempre como niños delante del Señor, y con un amor tan grande que llegue incluso a sacrificar su propia vida, consideren cada alma más importante que a sí mismos.
Hermanos en Cristo:
Algunos que no creen en Dios afirman: "Yo solo creo en mí mismo". Y se esfuerzan en todo lo que hacen. Sin embargo, la vida en este mundo no es nada fácil de sobrellevar. Luego que Adán pecara desobedeciendo a Dios, Satanás empezó a gobernar este mundo y el ser humano comenzó a vivir una vida de dolor y de sufrimiento.
En esta vida, hay muchos problemas que no pueden ser resueltos por el hombre. Aun todo el conocimiento científico y tecnología actuales, resultan inútiles para prevenir desastres naturales como tifones, terremotos y otros tipos de catástrofes. ¿Y cuántas enfermedades incurables hay actualmente para la medicina moderna? Sin embargo, hay muchas personas que cuando enfrentan problemas aun confían en sí mismos y no en Dios. Confían en su criterio, opinión, experiencias y conocimientos.
Pero cuando fracasan en su intento por solucionar sus problemas, culpan a Dios por ello, aun cuando dicen no creer en Él. Esto se debe a la soberbia que hay en su corazón. Y debido a esa arrogancia no pueden reconocer sus debilidades ni pueden con humildad reconocer que Dios existe y está vivo. Incluso malinterpretan a Dios. Lo que da mayor lástima es que algunos que dicen creer en Dios todavía confíen en sí mismos y en el mundo en vez de confiar en Dios.
Dios es amor. Y desea que sus hijos prosperen y que vivan confiando en Él. Pero si en su soberbia no desea humillarse ante Dios, Él no lo obligará a hacerlo. Entonces, Dios no lo podrá proteger de Satanás ni podrá hacer prosperar su camino.
Tal como Dios lo señala en Proverbios 18:12: Que dice: "Antes del quebrantamiento es la altivez del corazón, Y antes de la honra es el abatimiento." La arrogancia es la causa de su fracaso y de sus dificultades. Si fuera una persona humilde, los demás lo respetarían. Tal vez usted tenga amor y bondad. Incluso puede ser gentil y amable. Y quizás otros puedan pensar de usted: "Cómo me gustaría servir en el mismo ministerio con ese hermano o esa hermana."
Por el contrario, Proverbios 22:4 cita: "Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová." A ver hermanos: ¿Quiénes quieren ser millonarios? ¿Quiénes quieren tener salud? ¿Quiénes quieren recibir honra, vivir largos años y luego ir al reino de los cielos? Entonces, tienen que ser humildes y tener temor del Señor. Les digo algo hermanos: ESTO NO ES DIFICIL. La Biblia nos dice que: "Riquezas, honra y vida son la remuneración o recompensa de la humildad y del temor al Señor."
Ahora bien: ¿Es difícil acaso ser humilde? Por ejemplo: Cuando se ha equivocado o ha pecado, le pide perdón a Dios de rodillas. La humildad es el secreto para la prosperidad, el éxito y los ascensos. Espero que ustedes siempre crean, confíen y amen con toda humildad al Dios Todopoderoso.
Para depender de Dios, deberá humillarse a sí mismo y obedecer Su Palabra. Oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo para que puedan permanecer en la Palabra de Dios y así ser prosperados en todo lo que emprendan.
Termino el Mensaje: Estimado Público y Queridos Hermanos:
Dios llama "tonto o necio" al arrogante. Comparado con Dios, que tiene Su trono en los cielos y que la tierra es el estrado de sus pies. Se imaginan lo pequeño que es el hombre. Todos ustedes han sido creados a la imagen de Dios y como hijos suyos todos son iguales, sin tener en cuenta su posición económica. Ahora bien, sin importar las cosas que haya logrado en este mundo y de las cuales se puede sentir orgulloso, la vida en este mundo dura sólo un instante. Y cuando esta corta vida llegue a su fin, Dios nos juzgará a todos. En la medida en que haya vivido y obrado con humildad ante Dios; en esa misma medida, será exaltado en el reino de los cielos. Y podrá recibir no sólo riquezas y honra, sino también vida eterna.
Y es porque Dios Mismo lo exaltará. Tal como cita Santiago 4.10: Que dice: "Humillaos delante del Señor, y él os exaltará." Podrá humillarse porque ama al Señor y a la verdad. Si el agua se estanca en un pequeño charco, se llenará de insectos. Pero si continúa su curso, finalmente llegará al mar. De la mima manera, es mi deseo que se humillen día a día para que así glorifiquen sólo a nuestro Señor y sirvan a los demás.
Oro en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo para que prosigan adelante, hacia la Nueva Jerusalén, el más bello lugar en el reino de los cielos y lleguen a estar cerca del trono de Dios
[Amén]