• ¿Por Qué Jesús Fue Puesto en un Pesebre?

    [Lucas 2: 1-7]

    10-11-2007 | Rev. Jaerock Lee

    • EL MENSAJE DE LA CRUZ 10

      ¿Por Qué Jesús Fue Puesto en un Pesebre?

      La Escritura:
      Lucas 2: 1-7 “(1) Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. (2) Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. (3) E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.(4) Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David\;(5) para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.(6) Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.(7) Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.


      Amados Hermanos en Cristo:
      Esta es la 10ma. Prédica del Mensaje de la Cruz, y hoy les hablaré de por qué Jesús fue puesto en un pesebre al nacer.

      El Señor murió para redimir a los pecadores de sus pecados y abrió el camino de la salvación para todos nosotros resucitando al tercer día y rompiendo la autoridad de la muerte.
      Él nos sacó de las tinieblas a la luz, nos llevó de la autoridad del diablo al lado de Dios, y nos guió del infierno al reino de los cielos. Hasta el momento en que completó la salvación, todo en la vida de Jesús se cumplió de acuerdo a estrictas reglas del reino espiritual por la providencia de Dios.
      Fue crucificado por los pecadores y colgado en un madero para redimirlos de la maldición, y derramó Su sangre porque sólo hay perdón por el derramamiento de sangre.
      Más aun, desde que Jesús vino a este mundo hasta su crucifixión, la providencia de Dios estuvo inmersa en cada instante y en cada acto de Su vida.
      Jesús nació en un establo hecho para animales, fue acostado en un pesebre, y vivió una vida pobre y austera. Antes de ser crucificado, fue azotado en todo Su cuerpo, llevó una corona de espinas en Su cabeza, y fue clavado en Sus manos y pies.
      Fue colgado desnudo en la cruz. Los soldados romanos dividieron Sus ropas en 4 partes\; y uno de ellos se llevó Su túnica luego de echar suertes sobre ella.
      Además, agua y sangre brotaron de Su cuerpo al ser traspasado en un costado por un soldado romano. La providencia de Dios está encerrada en cada uno de estos hechos, y es la gracia, el favor y la providencia de Dios el bendecirnos con ella.
      Cuando nos apropiamos con fe de las bendiciones que están en Su providencia, podemos disfrutar de esas bendiciones en nuestras vidas. A partir de hoy, les explicaré las bendiciones que Dios nos ha dado a través de Jesús.
      Anhelo que todos ustedes entiendan claramente el amor de Dios Padre, quien nos ha dado a Su único Hijo, y el amor del Señor, quien se sacrificó totalmente por los pecadores.
      Oro en el nombre del Señor para que reciban todas las bendiciones que Dios desea darnos a través del nombre de Jesucristo y puedan darle gloria a Dios de todo corazón.

      Queridos Hermanos y Amigos:
      La escritura de hoy nos narra el nacimiento de Jesús. La Virgen María, quien había concebido a Jesús por el poder del Espíritu Santo, fue a Belén con su esposo José.
      En aquel momento, todas las posadas estaban llenas de gente y no había habitación disponible. Por lo que María tuvo que dar a luz en el establo de un mesón.
      Y ya que no había dónde poner a Jesús, lo envolvieron en pañales y lo acostaron en un pesebre, que es donde se pone el alimento para los animales.
      Normalmente, los bebes nacen en cómodas habitaciones y los acuestan en confortables cunas. En el pasado, cuando no habían cunas, colocábamos gruesas mantas y ahí poníamos a los bebes recién nacidos.
      Sin embargo, ¿Por qué Jesús, el unigénito Hijo del Dios Todopoderoso, nació en un establo y fue puesto en un pesebre? Aquí también está la providencia de Dios para bendecirnos.
      Eclesiastés 3:18 dice, “Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias.”
      Cuando Dios probó al hombre, el hombre no fue diferente a un animal.
      Al escuchar esto, algunos podrán preguntarse, ¿Por qué el hombre es como un animal?
      Pero si piensan en la maldad del ser humano, se darán cuenta que muy frecuentemente es peor que la de los animales. Los depredadores como los leones, leopardos, no matan a otros animales innecesariamente a menos que estén hambrientos o que peligren sus vidas.
      También, incluso entre los animales, hay algunos que no cambian de pareja en toda su existencia, y que llegan a sacrificarse por sus cachorros. Los perros en sus casas son fieles a sus dueños, y en algunas ocasiones, también se sacrificarían por sus amos. Muy rara vez he escuchado que un perro traicione a su dueño.
      Pero nosotros, los seres humanos, los señores de todas las criaturas, muchas veces nos traicionamos los unos a los otros.
      ¿Que sucede entonces con el hombre, el señor de todas las criaturas? Se involucra en guerras para satisfacer sus deseos. Asesinan indiscriminadamente a mujeres, niños y heridos o enfermos. Es difícil hallar verdadero amor entre las familias y los vecinos.
      La tasa de divorcios crece constantemente, y la gente se pelea, se entablan juicios, o aún se matan entre padres e hijos, e incluso entre hermanos y hermanas.
      Si no obtienen un beneficio para ellos mismos, traicionan a sus padres, maestros, o aún a sus viejos amigos. A menudo encontramos personas que pagan mal por bien.
      Las personas se venden y se compran, y algunas veces, incluso venden a sus propios hijos.
      Aun los jóvenes estudiantes forman pandillas y hacen cosas que no se pueden ni mencionar. Todos los días en las noticias, oímos numerosas desgracias que ni siquiera podíamos imaginar.
      Al ver todo esto, no podemos decir que el hombre es mejor que un animal. En el principio, Dios hizo al hombre a Su imagen, santa y buena.
      Pero desde la caída de Adán, el hombre se convirtió en pecador, y perdió la imagen buena de Dios. Su espíritu murió y vivió sólo con su alma y su cuerpo, por lo que llegaron a ser como los animales que sólo tienen alma y cuerpo.
      Y en la medida en que sus corazones se fueron manchando más y más con el pecado, siguiendo su lujuria y sus deseos, llegaron a cometer muchas clases de pecados.
      ¿Cómo podía un hombre así, que se ha convertido en un animal, entrar al santo reino de los cielos?
      Únicamente pueden entrar al reino celestial aquellos que han recobrado la imagen y el rol del ser humano y que han llegado a ser hijos de Dios. La razón por la cual Jesús vino a este mundo y fue puesto en un pesebre fue para redimir y salvar a la humanidad que actúa como los animales.
      Juan 6:51 dice, “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo\; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre\; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.” El hombre que come “el pan vivo que descendió del cielo” significa que guarda la Palabra de Dios en su corazón.
      El Verbo vino a este mundo y se hizo carne. Tal y como nuestro cuerpo necesita de alimento para vivir, nuestro espíritu también necesita de alimento espiritual para vivir. De acuerdo a lo bien que digieran este alimento espiritual y lo pongan en practica, podrán andar en el espíritu\; y andando completamente en el espíritu, sus almas serán prosperadas. Y como sus almas son prosperas, todas las cosas les irán bien y tendrán salud. Jesús es el Verbo quien vino a este mundo en carne y se convirtió en el pan de vida para los seres humanos que son como animales.
      El ser humano podía ahora recobrar su verdadero carácter y la imagen perdida de Dios. Jesús fue puesto en un pesebre para que nos diéramos cuenta de este hecho.

      Queridos Hermanos en Cristo:
      Entonces, ¿Cómo podemos alejarnos de esta clase de vida que nos hace semejantes a los animales y cómo podemos llegar a vivir una verdadera vida?\; ¿Qué camino debemos seguir para cumplir con nuestro deber como hombres y vivir como seres humanos?
      Eclesiastés 12:13 dice, “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios y guarda sus mandamientos porque esto es el todo del hombre”
      Está escrito, que el único deber o el “Todo del hombre” es temer a Dios y guardar Sus mandamientos.
      Proverbios 8:13 cita, “El temor de Jehová es aborrecer el mal.”
      Guardar los mandamientos de Dios es cumplir con los mandamientos establecidos en la Biblia, la Palabra de Dios. Hay numerosos mandamientos como “Estén siempre gozosos, oren sin cesar, den gracias en todo, no codicien, no odien, no se embriaguen, guarden el Día del Señor, cumplan con su palabra, absténganse de toda clase de mal, y desechen todo tipo de discusión.”
      No debemos hacer lo que la Biblia nos dice que no hagamos\; y debemos hacer lo que nos dice que hagamos, cumplir con aquello que nos dice que debemos de cumplir, y echar fuera lo que nos dice que debemos de desechar.
      Si cumplimos de esta manera con los mandamientos en la Biblia, estamos cumpliendo con los mandamientos de Dios. Pero hay muchos que confiesan con su boca, “Yo creo en Dios, temo a Dios,”, pero no guardan Sus mandamientos.
      Hay también quienes enseñan la Palabra de Dios, pero ellos mismos no la cumplen.
      Y aún están los que cuando oyen que deben poner en práctica los preceptos de la Biblia, dicen, “¿Cómo puedo cumplir con estos mandamientos? Es muy difícil ser cristiano,”. Pero Dios no nos ha dado los mandamientos para complicarnos la vida.
      Tal vez piensen que es difícil en tanto son nuevos creyentes. Podría ser un poco complicado al principio, pero en la medida en que caminen en el espíritu, no les será difícil. Además, los que andan en el espíritu no sienten que sea complicado ni gravoso hacerlo. Antes bien, son felices. Si logran echar fuera la maldad y avanzan hacia la bondad, les resultará muy fácil cumplir con todos los mandamientos de Dios.
      Incluso los padres en este mundo exigen muchas cosas a sus hijos. “Estudia más. Aliméntate bien. Se cortés y educado. Mantente aseado.” ¿Acaso estas cosas hacen difícil la vida de sus hijos?
      ¡Claro que no! Los padres les piden esto a sus hijos por su bien.
      Acaso porque los aman, les enseñarían cosas como estas: “Es muy difícil estudiar, así que juega nada más. O, es algo muy pesado limpiar la casa, así que deja todo sucio.” Acaso, porque sería más cómodo para ustedes, les dirían a sus hijos, “No tienes que bañarte todos los días. Hazlo cada dos días. O, si quieres, lávate las manos y los pies una vez al día.” Porque los aman, les dirán: “Ten cuidado con los carros en la calle. Mira a la derecha y a la izquierda y respeta las señales de tránsito.” ¿No es este el amor de los padres? Si realmente aman a sus hijos, deben enseñarles a que cumplan sus deberes como hombres y mujeres.
      Nuestro Dios Padre también nos ordena hacer algunas cosas que debemos evidentemente hacer como hombres. Lo que Dios nos prohíbe hacer, indudablemente nos evitará pruebas y desgracias y también que vayamos al infierno.
      Lo que Dios nos manda hacer nos servirá para recibir bendiciones y respuestas, y finalmente, para ir al reino de los cielos. Nos dice que no hagamos o que desechemos ciertas cosas que nos llevarán al infierno. Nos dice que hagamos y guardemos otras cosas para que entremos al reino celestial. Dios nos está pidiendo que recobremos la imagen perdida del Padre. De esta forma, también podremos recibir bendiciones de riqueza y de salud, y otras clases de bendiciones. Incluso sus hijos, si los aman y confían en ustedes, les obedecerán.
      Igualmente, si aman a Dios, quien nos ha dado tanto amor, y al Señor, quien fue crucificado por nosotros, entonces, no tendrán ninguna dificultad en obedecer la Palabra de Dios.
      Espero que comprendan la providencia encerrada en el nacimiento del Hijo de Dios en un modesto establo y por qué fue acostado en un pesebre. De esta forma, deseo que tengan temor de Dios desde lo profundo de su corazón y recobren completamente la imagen perdida de Dios.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Jesús es el Rey de reyes y el Señor de señores, y es uno con Dios el Creador.
      Juan 1:3 dice, “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Juan 3:35 cita, “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.”
      De esta manera, Jesús, quien es Señor sobre todas las cosas, vino a este desdichado mundo y nació en un humilde establo de animales, dejando atrás la gloria del reino celestial.
      No sólo cuando nació, sino a lo largo de toda Su vida, Jesús vivió en pobreza. Algunos vivimos en casas rentadas y otros en casas propias, pero Jesús no tenía ni siquiera un lugar donde estar.
      Como se dice en Mateo 8:20, “Las zorras tiene guaridas, y las aves del cielo nidos\; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza.” Él anduvo de aquí para allá sin tener un lugar fijo para predicar el evangelio y sanar a los enfermos.
      En algunas ocasiones estuvo sediento, hambriento, o agotado, pero predicaba la Palabra sin descanso. Y no es que no tuviera la capacidad para vivir en riqueza. Jesús convirtió el agua en vino e hizo el milagro de alimentar a más de 5 mil personas con sólo 5 pedazos de pan y 2 peces, recogiendo 12 cestas con las sobras.
      También, como lo habló, cuando Pedro sacó un pez, había una moneda en su boca.
      Si hubiese usado Su poder para Sí Mismo, hubiera podido vivir una vida de abundante riqueza. Pero, ¿Cuál es la razón por la que llevó una vida de pobreza?
      2 Corintios 8:9 cita, “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a nosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”
      Jesús, siendo rico, se hizo pobre para que nosotros recibiéramos la bendición de la riqueza. En el principio, el hombre no tenía pobreza. Cuando estaba en el Huerto del Edén, todo lo tenía en abundancia, y la tierra producía variedad de frutos, por lo que sólo tenía que tomarlos de los árboles y comerlos.
      Pero luego de la caída de Adán, junto con el hombre todo estuvo bajo maldición, y la tierra comenzó a producir espinos y cardos, y el hombre tuvo que obtener su alimento con el sudor de su frente. La razón por la cual la humanidad tuvo que padecer de pobreza es por la maldición que cayó sobre ella debido al pecado de Adán.
      Por supuesto, ser pobre en sí mismo no es pecado, pero aún así es parte de la maldición que cayó sobre nosotros debido al pecado de Adán.
      En consecuencia, Jesús redimió al hombre de su pobreza viviendo Él mismo una vida pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos.
      Dado que la pobreza no es un pecado, nuestro Señor no tuvo que derramar Su sangre para redimirnos de ella. En lugar de eso, nuestro Señor nació y vivió una vida en la pobreza para redimirnos de la pobreza.
      Pero si hay pecado, debe haber derramamiento de sangre. La paga del pecado es muerte, y sólo por la sangre los pecados pueden ser perdonados. Por eso nuestro Señor, quien no tuvo pecado original ni cometió pecado alguno, derramó Su preciosa sangre. Llevó la corona de espinas para perdonarnos nuestros pecados de pensamiento. Fue clavado en Sus manos y pies, fue desnudado y azotado en todo el cuerpo, y además vertió agua y sangre al ser traspasado en un costado para perdonarnos todos nuestros pecados.

      Amados Hermanos y Hermanas en Cristo:
      Sin embargo, algunos dicen que no es correcto pedir cosas materiales a Dios. No obstante, en la Biblia hay muchas promesas que Dios nos da para nuestra prosperidad material.
      Además, los que temieron a Dios y obedecieron Su Palabra como Abraham, el patriarca de la fe, Isaac, Jacob, José, y Daniel, llevaron una vida abundante y bendecida. También nosotros podemos disfrutar de la bendición de la abundancia por la gracia del Señor quien nos ha redimido de la pobreza.
      Podemos dar gloria a Dios cuando tenemos suficiente abundancia. Si siendo pobres decimos “Si crees en Cristo, serás bendecido”\; entonces, ¿Qué pensará el que nos escucha? Dirá, “Primero que te bendiga a ti.” Si estando enfermo proclamas, “Serás sano cuando aceptes al Señor,” los otros te dirán, “Primero que te sane a ti”. Así no podrás darle gloria a Dios.
      Ahora bien, no debemos pedir para nuestros propios deleites sino sólo para la gloria de Dios.
      Santiago 4:2-3 dice, “…pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
      Cuando piden, lo hacen mal, con malas motivaciones, para gastar en sus placeres. Dios no da a Sus hijos porque le piden para satisfacer sus malos deseos.
      Y cuando la concupiscencia ha concebido, da a luz el pecado, y el pecado cuando es consumado, da a luz la muerte. Dios no da porque pedirle por codicia es el camino a la muerte.
      Por eso, siempre les digo que desechen toda maldad y que anden en el espíritu, Y cuando anden en el espíritu, sus almas serán prosperadas y todo les irá bien y tendrán salud.
      Pero esto significa que no serán bendecidos hasta que lleguen a andar en el espíritu.
      No de ninguna manera. Aun cuando estén en el 2do o 3er. Nivel de fe, si anhelan andar en el espíritu y están empezando a hacerlo, Dios los bendecirá y les dará la fortaleza para andar en el espíritu junto con las bendiciones.
      Si andan en el espíritu, serán bendecidos rápidamente. Y si andan completamente en el espíritu las bendiciones serán aún mayores y más rápidas.
      Si tienen fe, ¿Cómo utilizarían su dinero luego de recibir la bendición financiera?
      No se complacerían en lujos sino que ayudarían a los huérfanos y a las viudas, harían trabajo misionero, y edificarían iglesias. Lo utilizarían para salvar almas. Pueden darle gloria a Dios al ser bendecidos, y pueden retribuirle a Dios las bendiciones que han recibido, y así podrán acumular más y mayores recompensas en el reino de los cielos.

      Queridos Hermanos en Cristo:
      Mateo 7:7-11 cita, “Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis, llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe\; y el que busca, halla\; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
      Hay muchas promesas de bendición tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento. Y si guardan esas palabras en su mente deben también guardarlas en su corazón para que sepan cómo ser bendecidos.
      Por ejemplo, todos ustedes saben este versículo, “Pedid y se os dará.” Claro que lo saben. Dios les dará cuando le pidan en oración. También saben este otro, “Buscad y hallareis.” Ahora bien, ¿Qué significa “Buscar”?\; ¿Qué tienen que buscar?\; ¿Qué les será dado? Deben saber y conocer todas estas cosas.
      “Tocad y se os abrirá.” ¿Qué puerta tienen que tocar? ¿Acaso es la puerta de una casa?\; ¿Cuál es el significado espiritual de puerta? También, ¿Qué cosa se nos abrirá? Deben saber todo esto.
      Incluso, si hay promesas de bendición y ustedes no entienden su significado y contenido, no podrán guardarlas.
      Por eso me siento triste. ¿Cuantos de ustedes podrán responder? Son versículos muy fáciles y siempre los están oyendo, pero si yo les preguntara, no habrían muchos que pudieran explicarlos.
      Las promesas de Dios son todas promesas de bendición para que nuestros espíritus sean prosperados y para guiarnos a la Nueva Jerusalén.
      Pero muchas veces las olvidan poco después de escucharlas.
      Como se cita en los Salmos, deben meditar en la Palabra de Dios de día y de noche. Y si meditan en los 3 mensajes que escuchan cada semana como cuáles han sido las principales enseñanzas y conclusiones contenidas y las guardan en su corazón cada semana, pronto verán a través de reino espiritual y obtendrán fortaleza para andar en el espíritu. Entenderán lo que es el espíritu y como pueden entrar en el espíritu más rapadamente.
      También hay respuestas a por qué están enfermos y por qué no están siendo bendecidos. En la Biblia hay reglas y formulas para que puedan recibir respuestas y bendiciones\; riquezas y salud. Esta Palabra es Dios.
      Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
      No hace falta decir que los padres quieren dar a sus hijos lo que ellos desean.
      Nuestro Dios Padre, quien está lleno de amor, también desea dar todo lo que Sus hijos le pidan con fe. Pero no podemos recibir bendiciones tan sólo pidiéndole a Dios, “Padre bendíceme”. Hay una condición.
      Por ejemplo, 3 Juan 1:2 cita, “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
      Muchos de ustedes saben este versículo. Y saben también que está en la Biblia. Muchos incluso deben de haberlo memorizado. Entonces, ¿Qué deben hacer para ser siempre prósperos, para alcanzar sus metas y para tener salud?
      Como está escrito, mientras su alma prospera, ésta debe ser prosperada. Por eso, debe saber que significa que su alma sea prosperada. Pueden buscar las cintas del sermón y escucharlas. Sólo para saber qué significa que su alma sea prosperada hay un sermón de 1 hora de duración.
      Si deseara explicarlo más detalladamente, tendría que predicar varias horas.
      Por eso, si entienden qué significa que su alma sea prosperada y actúa de acuerdo a esto, entonces tendrá salud y todo le irá bien.
      Brevemente, aquí la expresión “así como prospera tu alma” significa recobrar la imagen perdida de Dios viviendo de acuerdo a Su Palabra. Pero más detalladamente deben escuchar el sermón completo de 1 hora.
      También, Deuteronomio 28:2 dice, “Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.”
      Aquellos que obedecen la Palabra de Dios de esta manera serán bendecidos en su entrada y en su salida. Prestarán y no pedirán prestado. Serán cabeza y no cola. Estarán siempre arriba y nunca abajo.
      Gálatas 6:7 cita, “No os engañéis\; Dios no puede ser burlado: Pues todo lo que el hombre sembraré, eso también segará.”
      Si tratan de cosechar sin sembrar, están trasgrediendo la ley de Dios y burlándose de Él. Cuando los labradores cultivan, si siembran frijoles, cosechan frijoles. Si siembran arroz, cosechan arroz.
      Asimismo, en 2 Corintios 9:6-7 dice, “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: No con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
      Incluso, si el labrador tiene un terreno de 100 acres, y sólo siembra 10, no puede cosechar más que eso. Aun si tiene una gran fe, únicamente podrá cosechar abundantemente si siembra abundantemente. Si siembra poco, sólo cosechará poco.
      Pero Dios no sólo nos da lo que sembramos. Nos da en medida remecida, apretada, y rebosante, por lo que nuestra alma será prosperada al 30, 60, o 100 veces y más.
      Además, si Dios nos hace cosechar después de haber esperado un buen tiempo, nos da mucho más por la misma cantidad de semilla de la que nos hubiera dado antes.
      Es como el fríjol que brota y crece muy rápidamente\; pero frutos más caros o el ginseng tienen que esperar mucho tiempo hasta que puedan ser cosechados.
      Debido a que los frijoles se cosechan rápidamente no son caros, son muy baratos. También la lechuga crece pronto. Ayer comí lechuga. Crecen en el techo de mi casa y también en nuestra Casa de Oración “Galilea”. Las 2 tienen casi el mismo sabor. Las frescas son mucho mejores que las marchitas. Cuando vayan al mercado siempre deben comprar las frescas. Si están malas se ponen de color rojo y el tronco se vuelve blanco y no son buenas. También en la Casa de Oración Galilea las lechugas crecen muy rápido. Brotan y también se marchitan pronto. Por eso, debemos comerlas frescas. Son como los frijoles que brotan rápido y son muy baratos. Pero productos como el Ginseng cuestan mucho porque toman años para crecer.

      Amados Hermanos:
      Algunas personas se sienten tristes porque, a pesar de que quieren dar, no tienen nada con qué sembrar ante Dios.
      Pero la regla que dice que los que siembran mucho, cosecharán mucho, no se refiera al monto o a la cantidad de las ofrendas. No se trata del dinero en sí mismo, sino del aroma de nuestro corazón que Dios recibe en la ofrenda.
      Dios sabe exactamente con que clase de corazón le estamos dando, con cuanto amor y fe.
      Marcos 12 nos habla de una viuda quien dio sólo dos pequeñas monedas de cobre\; es decir, 2 blancas.
      Jesús estaba mirando a la gente que pasaba para poner sus ofrendas en el arca, y cuando vio a la viuda quien había depositado las 2 blancas, la alabó porque había dado más que todos los demás.
      “Jesús dijo, “Porque todos(Es decir, los ricos) han echado de lo que les sobraba\; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.” Así, podemos ver que esta viuda dio muchísimo más porque Dios vio su corazón. Fue el mismo caso con la viuda en Zarepta.
      Ella cocinó una tortilla de pan con lo último de harina y de aceite que tenía y se la dio a Elías. Materialmente, esto valía muy poco, pero para ella era la diferencia entre la vida y la muerte puesto que todo el país estaba pasando por una larga y severa sequía.
      Ella no hubiera cambiado esta comida por oro. Dios recibió con agrado esta ofrenda y la bendijo a ella y a su hijo para que no les faltara alimento hasta que terminara la sequía.
      Si tienen presente que Dios recibe no la cantidad sino el aroma de su corazón en la ofrenda, nunca podrán decir, “Soy tan pobre que no tengo nada que sembrar.”
      Hay numerosos testimonios de miembros de nuestra Iglesia que han recibido bendiciones luego de ofrendar a Dios de todo corazón.
      Algunos de ellos han recibido ayuda de apoyo social por algún tiempo, pero luego han recibido tantas bendiciones que ahora diezman y ofrendan cientos de miles de dólares.
      Un hermano que conozco recibió ayuda monitoreada de la Iglesia por más de 1 año, pero ahora Dios le ha abierto las puertas de las bendiciones y actualmente ofrenda cientos de dólares en diezmo. Hay también otro caso de una persona que recibió esta misma ayuda, incluso algunas veces no tenía para su movilidad, pero ahora Dios ha comenzado a bendecirlo y puede diezmar miles de dólares.
      Cuando sembraron con toda su fe y decisión aun en situaciones difíciles, Dios abrió maravillosamente las puertas de las bendiciones.
      Fue también mi caso. Me preguntó si hay alguien más pobre de lo que yo era cuando acepté al Señor. Mi esposa y yo sólo teníamos para pagar el interés de una deuda, ni siquiera podíamos pensar en amortizar el monto prestado. Exactamente como Dios alimentó a Elías por medio de un cuervo, antes y después de ser sanado de mis enfermedades no tenía nada. No tenía ni siquiera fuerzas para trabajar. Algunas veces la hermana mayor de mi esposa venía a casa y nos dejaba algún dinero\; muy poco en realidad. Apenas unos pocos dólares. Pero nos servía. Cuando me encontraba muy débil, Dios me alimentó de esa forma y nunca me faltó un plato de comida. Y entonces pude ver cómo Dios bendice a una persona que siembra de esta manera. Hoy ella sirve como líder en la Iglesia y es Diaconisa Principal y todos los miembros de su familia son salvos.
      Algunos han dado testimonio que dieron su sueldo mensual como ofrenda para el servicio devocional, y luego recibieron el doble del sueldo el siguiente mes. Otros vendieron sus propiedades, que no habían podido vender por un largo tiempo, muchas veces a un precio mucho mayor que el del mercado.
      Por cierto, Dios no sólo les da bendiciones materiales porque siembran dinero. Incluso si no les da cosas materiales, la verdadera bendición es la bendición de su alma, porque si su alma prospera y está bien, todo les irá bien y tendrán salud.
      Cornelio, quien siendo un gentil, temía a Dios y ayudaba mucho a los pobres, recibió la bendición de la salvación de su familia a través del apóstol Pedro.
      Una mujer llamada Dorcas, quien hizo muchas obras de caridad, murió pero fue resucitada por la oración de Pedro.
      Tanto la bendición material como la espiritual son dadas a través de Jesucristo no sólo a estas personas sino también a todos aquellos que siembran con fe.

      Amados Hermanos y Hermanas en Cristo:
      Hoy les he compartido acerca de la providencia de Jesús al ser puesto en un pesebre y haber vivido en pobreza.
      La razón por la que Jesús, el Hijo del Dios Todopoderoso, nació en un establo y fue puesto en un pesebre hecho para los animales es porque Él se hizo el pan de vida para los hombres que son como animales.
      Por esta gracia de Jesús, podemos tener temor de Dios y guardar Sus mandamientos, para que así podamos vivir como seres humanos.
      Estoy tan agradecido porque luego de haber recibido al Señor pude llegar a conocer la verdad ya vivir como un hombre de verdad. Si no hubiera conocido la verdad ni hubiera aceptado al Señor, hubiese vivido como la gente del mundo. Lleno de enojo, amargura y sentimientos enfermizos en mi corazón.
      Pero Dios y el Señor hicieron que pudiera echar fuera todas estas cosas. La palabra de verdad y de vida hicieron que naciera de nuevo y me transformaron para hacer de mí lo que ahora soy.
      Asimismo, la razón por la que Jesús, el Señor de todas las cosas, vivió una vida pobre en este mundo fue para enriquecernos.
      Espero que entiendan esta providencia, recobren la imagen íntegra del hombre\; y moren en la gracia del Señor quien nos redimió de la pobreza.
      Oro en el nombre del Señor para que todos ustedes sean bendecidos espiritual y materialmente y puedan de esa manera glorificar grandemente a Dios.

      AMEN


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