• El Secreto Oculto Antes de los Siglos

    [1 Corintios 2:6-9]

    09-11-2007 | Rev. Jaerock Lee

    • |EL MENSAJE DE LA CRUZ 9

      El Secreto Oculto Antes de los Siglos

      La Escritura:
      1 Corintios 2:6-9 “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez\; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. (7) Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, (8) la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. (9) Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.”


      Querido Hermanos en Cristo:
      El medio para que usted y yo recibamos la salvación y entremos al reino de los cielos es nuestro Señor Jesucristo. Muchos cristianos predican el evangelio diciendo, “Si crees en el Señor Jesús, serás salvo,” pero en realidad no pueden explicar en forma clara la providencia de la salvación.
      No pueden explicar claramente por qué somos salvos creyendo en el Señor. Esta es la novena prédica del Mensaje de la Cruz, y les compartiré sobre la providencia de la salvación, y por qué somos salvos cuando creemos en el Señor Jesucristo. Antes del principio, Dios ya había elaborado un plan para salvar a la humanidad –que se haría esclava del diablo y Satanás- y liberarla de la ley del pecado y de la muerte.
      Pero hasta que llegó el tiempo, es decir, hasta que Jesús fue crucificado y resucitó, Dios mantuvo en secreto el camino de la salvación. 1 Corintios 2:7 dice, “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.” Dios lo dijo antes de los siglos. ¿Cuál es, entonces, este misterio o secreto? Espero que puedan entender claramente la sabiduría de Dios que ha estado oculta desde antes de los siglos. Oro en el nombre del Señor para que siempre puedan dar gracias y alabar a Dios por Su sabiduría y amor.

      Amados Hermanos y Hermanas en Cristo:
      La razón principal por la que Adán y Eva comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal fue porque la serpiente, instigada por Satanás, tentó a Eva.
      En el momento en que Adán y Eva recibieron la maldición por su pecado, Dios profetizó sobre la salvación de la humanidad.
      Génesis 3:15 dice, “Y pondré enemistad entre ti (Es decir, Dios pondría enemistad entre la serpiente) y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya\; ésta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el calcañar.” Es decir, el talón,
      Aquí, “mujer” no es una mujer en el sentido físico de la palabra, sino se refiere espiritualmente a “Israel”. La “simiente” o descendencia de la mujer representa a Jesucristo, quién saldría del pueblo de Israel.
      También, la primera parte de Apocalipsis 12:5 cita, “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones.” Se usa la expresión “Y ella dio a luz un hijo varón”. Dios declaró que la descendencia de la mujer, esto es Jesús, heriría o aplastaría la cabeza de la serpiente. Si una serpiente es herida en su cabeza, resulta mortal para ella.
      Jesús aplastando la cabeza de la serpiente es la profecía que nos dice que Jesús destruiría la autoridad del diablo y de Satanás que incitaron a la serpiente. Además, Dios dijo, “Tú (a Satanás) le herirás (a Jesús) en el calcañar (Esto es, en el talón).” Si uno se lastima el talón, no podrá caminar y se caerá. Esta es la profecía que indica que Jesús sería crucificado, al ser clavado en sus manos y pies.
      De igual forma, Dios ya había mencionado que Jesucristo, quien destruiría la autoridad del diablo y de Satanás y salvaría a la humanidad, saldría del pueblo de Israel, y también que sería crucificado por una conjura ideada por Satanás.
      Pero incluso el diablo y Satanás sabían que el Salvador vendría a través de Israel y que les despojaría de su autoridad. Por eso, trataron de no perderla. El diablo y Satanás pensaron que podían gobernar para siempre el mundo si sólo pudieran matar al Salvador que estaba por venir.
      Estaban esperando por el hijo de la simiente de la mujer que iba a nacer. Y por eso, cuando un siervo de Dios aparecía, intentaban matarlo pensando que tal vez él sería el Salvador. Es por eso que trataron de matar a los profetas, discípulos y apóstoles quienes efectuaban milagros y mostraban señales.
      Finalmente, hace aproximadamente 2000 años, Jesús nació en Israel, en la ciudad de Belén. El diablo y Satanás trataron de matar a Jesús instigando al Rey Herodes, quien en ese tiempo gobernaba Israel. Satanás hizo que Herodes se preocupara y pensara que su trono estaba siendo amenazado por Jesús, quien había venido como rey de Israel.
      Por eso, el rey expidió una orden para matar a todos los niños varones menores de 2 años en Belén y en todos sus alrededores. Pero Jesús ya no estaba allí, porque un ángel de Dios había aparecido en sueños a José, quien era de acuerdo a su genealogía el padre de Jesús, e hizo que escaparan a Egipto.
      Incluso después de esto, el diablo y Satanás intentaron matar a Jesús por medio de gente malvada. Aquellos que eran malos fueron usados como instrumentos del maligno porque fueron tentados por Satanás en sus perversos corazones y pensamientos.
      Durante Su ministerio, Jesús sólo hizo cosas buenas\; tales como sanar a los enfermos y predicar el evangelio del reino de los cielos. Aun haciendo esto, hombres perversos como los fariseos y los sacerdotes, tuvieron celos de Jesús. Lo odiaron y procuraron matarlo usando diferentes clases de artimañas o engaños.
      Pero debido a que Dios protegía a Jesús, nadie pudo dañarlo sin importar lo mucho que lo intentaran.
      Asimismo, Jesús se libró de situaciones muy peligrosas con gran sabiduría. Pero cuando el tiempo de la providencia de Dios llegó, Jesús fue arrestado por gente malvada y sufrió una muerte miserable por medio de la crucifixión. Todo, absolutamente todo, incluyendo la protección y el arresto de Jesús fue hecho dentro de la providencia de Dios.

      Queridos Hermanos en Cristo:
      El diablo y Satanás pensaron que todo había acabado bien para ellos. Puesto que habían crucificado a la simiente o al hijo de la mujer quien aplastaría la cabeza de la serpiente, pensaron que ahora mantendrían para siempre su autoridad. Pero aquí es donde se muestra la sabiduría de Dios.
      Al matar a Jesús podríamos decir que el diablo y Satanás cayeron en su propia trampa. Se convirtieron en instrumentos para cumplir la providencia de Dios. ¿Qué quiero decir? Que ambos mataron a Jesús sólo con el deseo y la necesidad de deshacerse del Salvador.
      Pero de acuerdo a la ley del reino espiritual en Romanos 6:23, que establece que “La paga del pecado es muerte”, el castigo de la muerte sólo puede ser aplicado a los pecadores. En otras palabras, la pena de muerte no puede ser dada a quien no tiene pecado.
      Jesús no tenía ni pecado original ni había cometido pecado personal, por lo que no había razón alguna para matarlo. No tenía pecado original porque no era descendiente de adán. Fue concebido por el Espíritu Santo, y desde Su nacimiento nunca violó ninguna ley y jamás cometió un pecado. Pero el diablo a pesar de eso mató al inocente Jesús, y como resultado de ello, violó la ley del reino espiritual.
      Y por infringir esta ley espiritual, ahora el diablo tenía que entregar su autoridad para gobernar sobre el hombre y la muerte. Jesús fue crucificado, pero como no tenía pecado, pudo romper la autoridad sobre la muerte y resucitar.
      También, aquellos que llegan a ser uno con el Señor al creer en Él con su corazón, ahora pueden ser liberados de la autoridad de la muerte del diablo y entrar en el reino de los cielos. Los que están en las tumbas luego de haber creído en el Señor y aquellos que están unidos con el Señor tendrán un cuerpo resucitado cuando nuestro Señor regrese y gozarán del banquete de las bodas en el aire por 7 años. Entonces, entraremos en la vida eterna.
      La profecía de Dios, referida a que “La simiente de la mujer aplastará la cabeza de la serpiente” se cumplió exactamente.
      Acerca de esto, Romanos 5:18-19 dice, “Así que\; como por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”
      Por la obediencia de uno, es decir, de Jesús, los muchos, no todos, aceptarán a Jesús como su Salvador y vivirán de acuerdo a la Palabra de Dios. Muchos serán hechos justos.

      Hermanos y Hermanas en Cristo:
      ¡Que sabia y profunda es esta providencia de la salvación! Primero, como resultado del pecado de desobediencia de Adán y Eva, ellos tuvieron que recibir el castigo de la muerte de acuerdo a la ley del reino espiritual. Ya les explique por qué Dios puso el árbol de la ciencia del bien y del mal sabiendo y conociendo que Adán iba a comer de él.
      Sin embargo, cerca de 4000 años después, el diablo y Satanás trasgredieron la misma ley espiritual, por lo que perdieron su autoridad sobre la muerte. Por la misma ley del reino espiritual, “La paga del pecado es muerte”, en un momento, toda la humanidad cayó en la muerte, y en otro instante, la autoridad de la muerte fue rota y ahora podemos ser salvos por fe.
      El diablo trató con toda su sabiduría de mantener hasta el fin su autoridad, pero Dios previó ese plan\; y ya había preparado desde el principio la providencia de la salvación. Si el diablo hubiese conocido la providencia de la cruz, no hubiera matado a Jesús.
      La escritura de hoy de 1 Corintios 2:8-9 dice, “La que ninguno de los príncipes de este siglo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. (9) Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.”
      Por eso, Dios mantuvo oculta Su providencia hasta que fuera totalmente cumplida por medio de la cruz, para que el diablo no supiese de esto. Ya que Jesús, quien es uno con Dios, sabía de esta providencia, obedeció hasta la muerte y cumplió la providencia de la salvación.
      Efesios 2:8 dice, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe\; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” Romanos 10:10 cita, “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
      Ahora bien, sólo si llegamos a ser uno con el Señor creyendo en Él, podremos recibir la salvación por la gracia de Dios. Si comprendiera esta maravillosa sabiduría de Dios, no podría sino exclamar: “¡Si, esta es la providencia para recibir la salvación por fe!”

      Amados Hermanos en Cristo:
      ¿Qué significa llegar a ser uno con el Señor al creer en Él? No podemos decir que tenemos una verdadera fe tan sólo confesando con nuestra boca, “Señor, Señor, yo creo.” Tenemos que creer con nuestro corazón y mostrar la evidencia de nuestra fe con obras.
      Jesús dijo en Juan 6:56, “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. También en, Juan 17:21 cita, “…para que todos sean uno\; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros\; para que el mundo crea que tú me enviaste.”
      Comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre es guardar la Palabra del Señor en nuestro corazón y ponerla en práctica. Si guadamos la Palabra del Señor y la ponemos en práctica permanecemos en el Señor y el Señor permanece en nosotros. Por supuesto, no es fácil guardar y practicar todas las palabras de verdad desde el momento en que aceptamos al Señor.
      Son pocos los que guardan y practican la Palabra de Dios inmediatamente después de que aceptan al Señor. Pero si realmente queremos y procuramos guardar estas palabras, Dios lo cuenta como fe.
      La forma en que llegamos a estar unidos y a ser uno con el Señor es cambiando nosotros mismos y asemejándonos de esta manera a Él. Si verdaderamente creen en el Señor, definitivamente creerán, guardaran y pondrán en práctica Sus palabras.
      Procurarán guardar mandamientos tales como “Sean santos, echen fuera todo pecado y toda maldad, no se comprometan en ninguna clase de injusticia, sean honestos, sean veraces, ámense y sírvanse los unos a los otros, busquen el beneficio del otro y no el de ustedes mismos,” etc.
      Si la gente del mundo oye estas palabras, pensarían que son una tontería.
      No obstante, 1 corintios 1:18 dice, “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
      Si tienen fe en el Señor, pueden vivir cumpliendo la Palabra con gozo, incluso si es un camino de sufrimientos. Pueden tomar el camino estrecho con acción de gracias porque creen que son salvos al vivir en la luz y porque tiene la esperanza de entrar en el hermoso reino celestial.
      1 Juan 1:7 dice, “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su hijo nos limpia de todo pecado.” Sólo cuando accionamos en la Palabra de Dios, quien es luz, la sangre de Jesús nos limpiará de todos nuestros pecados.
      Hebreos 10:17 dice, “Y nunca más me acordaré de sus pecados y trasgresiones.” Asimismo, el Salmo 103:12 cita, “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.”
      De la misma forma, aquellos que se arrepienten y andan en luz serán perdonados de los pecados que han cometido en el pasado. Además, podrán participar en la resurrección del Señor y disfrutarán de dicha y felicidad en el eterno reino celestial.

      Querido Hermanos en Cristo:
      Espero que ahora comprendan claramente el principio por el cual pueden ser salvos cuando creen en el Señor Jesús. Pero en este punto, hay una cosa importante adicional que deben recordar. Y es que hay una gran diferencia entre el nombre de “Jesús” y el de “Jesucristo” o el del “Señor Jesús”.

      Mateo 1:21 dice, “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados.”
      Como he dicho, el significado del nombre “Jesús” es “Él salvará a su pueblo de sus pecados.” Dice, “Él salvará”.
      En otras palabras, Él llevaría la cruz y derramaría Su sangre para salvarnos. Sin embargo, “Cristo” significa, “El ungido” y se refiere a aquel quien tiene las condiciones para ser el Salvador. En griego, es el “Cristo” y en hebreo, es el “Mesías”. En Español o Coreano decimos el “Señor y Salvador” o el “Señor”.

      Por lo tanto, cuando decimos, “El Señor Jesús” o “Jesucristo”, el nombre lleva implícito el significado que Él ya salvó a Su pueblo de sus pecados.

      Entonces, ¿Cuándo se convirtió Jesús en el Salvador? Fue cuando rompió la autoridad de la muerte y resucitó al tercer día luego de ser crucificado.
      Por tanto, el nombre de “Jesús” es usado antes de que llevara la cruz, y “Jesucristo” lo usamos para referirnos al tiempo posterior a Su resurrección. O también vemos en la Biblia que dice: “Señor Jesucristo” o “Jesucristo”.
      Por eso, cuando los discípulos y los apóstoles oraban o predicaban el evangelio luego de la resurrección del Señor, ellos no sólo decían, “Jesús” sino que añadían “El Señor” o “El Cristo”.
      Por ejemplo, en Hechos 3:6, cuando Pedro y Juan sanaron al cojo que estaba en la puerta llamada la Hermosa, dijeron. “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” No dijeron, “En el nombre de Jesús, anda”, sino “En el nombre de Jesucristo”.
      También en Efesios 5:20 se cita, “Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
      Aquí también se dice, “En el nombre de nuestro Señor Jesucristo”, no “En el nombre de Jesús”. Esto tiene un significado espiritual muy importante.
      Si oran en el nombre de Jesucristo sabiendo exactamente la providencia de la salvación, su oración tendrá un poder totalmente diferente del que tiene al orar tan sólo en el nombre de “Jesús” Aun por las cosas que no les son posibles de hacer por sí mismos, debido a que declaran y oran con fe que son posibles en Jesucristo el Salvador, su oración será mucho más poderosa.
      Cuando echan fuera a espíritus malignos, lo hacen en el nombre del Señor de la Victoria sabiendo que Jesucristo ya ha destruido la autoridad del diablo y de Satanás sobre la muerte. Por eso, los espíritus inmundos salen temblando. Espero que recuerden este hecho y oren en el nombre de Jesucristo o del Señor Jesucristo, y no sólo en el nombre de Jesús.

      Queridos Hermanos en Cristo:
      Apocalipsis 3:20 dice, “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. (Espiritualmente, la puerta se refiere a los pensamientos, por lo que el Señor está llamando desde la parte externa de nuestro corazón\; es decir, nuestros pensamientos.) Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.”
      El Señor nos ha prometido que todo el que escucha Su voz y abre la puerta, estará con él.
      Si alguno de ustedes aún no ha recibido al Señor, por favor le ruego abra su corazón en este mismo momento, acepte al Señor Jesús, y reciba el perdón de sus pecados. Para abrir la puerta de su corazón, primero debe de abrir la puerta de sus pensamientos. Cuando oiga la Palabra de Dios, no debe de obstinarse en mantener sus propios pensamientos y conocimientos sino que debe recibir y aceptar la Palabra de Dios.
      Espero que no duden pensando, “¿Cómo puedo creer en Dios si no lo puedo ver? No puedo concebir que una virgen haya dado a luz a Jesús\; ni que una persona muerta vuelva a vivir.”, sino tan sólo reconozcan el poder de Dios que va más allá del conocimiento y del pensamiento humano.
      Más aun, los miembros de nuestra Iglesia han sido testigos y han experimentado ellos mismos infinidad de milagros, señales y prodigios\; y aun han visto a los muertos volver a la vida tal como está escrito en la Biblia. Han visto a los ciegos recobrar la vista, a los sordos volver a oír, a los cojos caminar, y que las enfermedades han sido sanadas más allá del límite del tiempo y del espacio.
      Tan sólo observando todas las cosas en el universo, hay innumerables evidencias del Dios viviente. Viendo únicamente las numerosas obras del poder de Dios que han tenido lugar en esta Iglesia, podemos fácilmente ver que lo que es imposible para el hombre es posible por el poder de Dios. Sin importar lo sabio y lo capaz que pueda ser el hombre, siempre será muy inferior comparado a la sabiduría y al poder de Dios.
      En consecuencia, debemos derribar todos nuestros pensamientos con una mente humilde y reconocer el hecho que “Dios es el todopoderoso Creador, y que Su Palabra es la verdad.” Si acepta este hecho y abre su corazón, Dios le dará el Espíritu Santo para que viva en usted.
      Hechos 2:38 dice, “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados\; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
      Dios nos ha dado la salvación como un regalo y nos ha dado también el Espíritu Santo como un don o regalo.
      También Juan 1:12 cita, “Mas a todos los que le recibieron a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Si abren su corazón, se arrepienten, y reciben el Espíritu Santo, tendrán una verdadera fe por el obrar del Espíritu Santo. También recibirán la fortaleza necesaria para vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.
      Esto es nacer de nuevo por el agua y el Espíritu Santo, y los que han nacido de nuevo se convierten en hijos de Dios, Dios los puede llamar “Mis hijos y mis hijas,” y podemos llamar a Dios “Padre”. Además, los nombres de los hijos de Dios serán inscritos en el Libro de la Vida en el cielo, y obtendrán la ciudadanía del reino celestial.
      Exactamente como hay leyes que debemos cumplir en este mundo, los ciudadanos del reino celestial tenemos que obedecer las leyes del reino de los cielos. Es decir, debemos de guardar los mandamientos de Dios, quien es el Creador y es nuestro Padre. Aun si declaramos nuestra fe en el Señor y hemos recibido el Espíritu Santo, si continuamos pecando y no viviendo por la Palabra, el diablo nos acusará y traerá pruebas y desgracias sobre nuestras vidas.
      Si continuamos practicando el pecado aun después de haber sido afligidos por medio de pruebas y dificultades, nuestros nombres serán borrados del Libro de la Vida. Entonces no entraremos en el reino de los cielos. Sólo cuando obedezcamos las leyes del reino celestial, no seremos acusados por el diablo y Satanás sino que estaremos bajo la protección y las bendiciones de Dios hasta que lleguemos al reino de los cielos.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Hechos 16:31 dice, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”
      Dios lleva a cabo todo el proceso de nuestra salvación por medio de nuestra fe de acuerdo a estrictas reglas de justicia.
      La providencia de la salvación fue realizada en secreto por la gracia de Dios y el amor del Señor, sin que nadie lo supiera. ¡Qué mortificados y molestos deben haberse sentido el diablo y Satanás cuando se dieron cuenta que habían perdido toda su autoridad sobre la muerte después de haber matado a Jesús sin conocer este secreto!
      Pero esto no quiere decir que el diablo se haya dado por vencido y que ahora permite que el ser humano reciba sin ningún problema la salvación. Ahora ha cambiado de estrategia para hacer que las personas duden y así no acepten al Salvador y los tienta para que no vivan una buena vida de fe. Desea arrastrarlos a la destrucción juntamente con él. En los no creyentes, obra a través de sus pensamientos y pone en ellos dudas como “La creación no es científica. No puedo creer en ella.”\; “¿Cómo es posible que un muerto resucite?”\; o, “¿Cómo podemos ser salvos solamente creyendo en Jesús quien fue crucificado en una cruz?”
      También tienta a los que ya han aceptado al Señor induciéndolos a pecar. Pone tentaciones como “Se es salvo tan sólo invocando el nombre del Señor, aun si se continua pecando como la gente del mundo.”
      Pero, 1 Corintios 1:21 cita, “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.”
      No importa lo mucho que el diablo y Satanás traten de obstaculizar y tentar a las personas, Dios busca a aquellos con un corazón dispuesto y bondadoso para que oigan el evangelio. Por eso, hasta hoy, infinidad de personas han recibido por fe la salvación.
      Espero que aquellos que estén oyendo este mensaje crean en Jesucristo quien nos ha salvado por Su asombroso amor, y lo acepten como su Salvador personal.
      Oro en el nombre del Señor para que todos ustedes puedan participar de la gloria de la resurrección con el Señor resucitado y así disfruten de gozo y felicidad en el eterno reino de los cielos.


      AMEN


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