25-12-2008 | Rev. Jaerock Lee
Capítulo 8
La Obra del Espíritu Santo
1. Recibirán Poder Cuando el Espíritu Santo Venga Sobre Ustedes.
El Espíritu Santo es el regalo de Dios para Sus hijos y la garantía de que somos hijos de Dios.
Hechos 2:38 dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados\; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” 2 Corintios 1:22 dice: “Nos ha marcado con su sello, y ha puesto en nuestro corazón el Espíritu Santo como garantía de lo que vamos a recibir.” (Versión Dios Habla Hoy). Juan 3:5-8 dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es\; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: ‘Os es necesario nacer de nuevo’. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido\; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va\; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
Así como nosotros no podemos ver el viento aunque esté soplando, tampoco podemos ver al Espíritu Santo aunque él exista. Aquel que es nacido del Espíritu tiene la evidencia, pero en la mayoría de los casos no la vemos ni discernimos. Sin embargo, podemos sentir la frescura y serenidad del viento aunque no podamos verlo, y también podemos conocer su dirección al observar el movimiento de las hojas o de las cosas que se agitan.
De la misma manera, aunque no podemos ver al Espíritu Santo, podemos discernir si uno lo ha recibido o no, y cuán lleno está uno del Espíritu Santo con la Palabra de Dios y evidencias espirituales.
Hechos 2:1-4 explica acerca del Espíritu Santo quien vino en el día de Pentecostés. Luego de la ascensión de Jesucristo, los discípulos no se fueron de Jerusalén de acuerdo a sus palabras (Hechos 1:4) sino que continuaron en acuerdo mediante la oración y súplica en el aposento alto donde se encontraban (Hechos 1:12-14). Cuando el Pentecostés llego, después de 50 días de la resurrección de Jesús, de repente vino un sonido del cielo, como el de una ráfaga de viento fuerte, y lleno toda la casa en donde ellos se encontraban.
Entonces aparecieron lenguas divididas, como de fuego, y una posaba sobre cada uno de ellos. Mientras recibían el bautismo del Espíritu Santo como una ráfaga de viento muy fuerte o fuego, ellos hablaron en lenguas distintas. En ese momento, judíos y devotos de todas las naciones bajo el cielo estaban todos asombrados y maravillados (Hechos 2:5-13). Pedro llegó a testificar valientemente a Jesucristo junto con otros 11 discípulos, y tres mil personas se arrepintieron luego de escucharlo (Hechos 2:37-41). Pedro incluso hizo que un hombre cojo camine (Hechos 3:1-10), y realizó muchas señales y maravillas (Hechos 5:1-16) mientras predicaba acerca de Jesucristo incluso bajo persecuciones (Hechos 4:1-22).
Igualmente, si el Espíritu Santo viene sobre nosotros, podemos recibir el poder, podemos realizar señales y milagros, y podemos testificar al Dios viviente y a Jesucristo. Jesucristo, quien tomó el sufrimiento de la cruz y resucitó, testificó que Él vivió por 40 días y Él les encomendó que no salieran de Jerusalén, sino que esperasen por la Promesa del Padre, de la cual dijo: “…oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:3-5), y esto su cumplió con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.
Además, Hechos 1:8 dice: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Como está escrito, la iglesia primitiva fue establecida a través del derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2:42-47). El evangelio fue predicado por los apóstoles hasta los confines de la tierra, para que ahora, incluso los Gentiles, conozcan este evangelio.
2. Los Tipos de Obras del Espíritu Santo
Si usted ha recibido al Espíritu Santo, su espíritu, el cual ha estado muerto por la desobediencia de Adán, revivirá y ganará la vida. Usted dará nuevo nacimiento al espíritu a través del Espíritu Santo, y crecerá como hijo de Dios en calidad de un hombre espiritual para ser testigo del Señor. Consideremos, entonces, qué tipo de obra hace el Espíritu Santo para los hijos de Dios.
1) El nos enseña y trae a la memoria todas las cosas.
El ser humano está compuesto de espíritu, alma y cuerpo\; y el alma trabaja a través de las células cerebrales en la cabeza. El dispositivo de memoria en las células del cerebro nos permite recordar algo cuando es necesario. Las personas tienen diferente capacidad de memoria ya que su dispositivo de memoria es diferente y este se envejece y se vuelve senil con la edad.
Igualmente, debido a que el dispositivo de la memoria no es perfecto, no disponemos de memoria perfecta. Pero si recibimos al Espíritu Santo, podremos recordar todo de manera precisa y perfecta por medio de Su poder. Es por eso que Juan 14:26 dice: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”
Para ser partícipes de las obras del Espíritu Santo, debemos destruir todas las teorías que están en contra de la Palabra de Dios, y debemos romper todo aquello que se envanece en contra del conocimiento de Dios, trayendo todo pensamiento a cautividad en obediencia a Cristo. Es por esto que 1 Corintios 3:18 dice: “Nadie se engañe a sí mismo\; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.”
Por lo tanto, si recibimos al Espíritu Santo, llegamos a conocer que Jesucristo es nuestro Salvador. Podremos ser guiados hacia la sabiduría y llegaremos a ser personas espirituales ya que el Espíritu Santo nos enseñará todas las cosas con verdad, y nos recordará todas las cosas que ha dicho el Señor.
2) Él testifica que Jesucristo es el Salvador
El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios. Él nos permite conocer quién es Jesús y testifica de Aquel que es la verdad eterna.
Por lo tanto, Juan 15:26 dice: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”
En Mateo 16:15-17, Jesús preguntó a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” a lo que Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Luego le dijo Jesús a Pedro: “No te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Es decir que era imposible conocer acerca de Jesús sin el Espíritu de Dios.
Por tanto, si aceptamos al Espíritu Santo, éste testifica que Jesucristo es nuestro Salvador quien nos salvó de nuestros pecados. Entonces podemos llegar a ser testigos del Señor para testificar a Jesucristo.
3) Él nos guía a toda verdad y nos dice lo que ha de venir.
El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad y la verdad en sí mismo. De manera que Él nos guía a toda verdad. Si somos llenos del Espíritu Santo, es decir del Espíritu de Dios, profetizaremos y recibiremos gran ayuda para nuestras vidas en fe. Es por esto que Juan 16:13 dice: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad\; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
Si tenemos la plenitud del Espíritu Santo, hablaremos según el Espíritu de Dios nos guíe. Sabremos las cosas que han de venir a fin de evitar con sabiduría las pruebas y dificultades. Nos prepararemos para no aceptar las obras de Satanás a fin de vivir siempre una vida victoriosa y todo lo que emprendamos será próspero.
4) Él testifica que somos Hijos de Dios
Antes de recibir al Espíritu Santo, nuestros espíritus estaban muertos, y no podíamos llamarlo a Dios como “Padre”. Pero al recibir al Espíritu Santo, damos un nuevo nacimiento al espíritu mediante el Espíritu Santo, el cual da vida a nuestro espíritu muerto.
Nosotros llegamos a conocer y servir a Dios, nuestro Padre, a la medida en que nuestro espíritu muerto reciba vida. Romanos 8:14-15 dice que todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son Sus hijos. Y dice también: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”
De la misma manera, “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” y nos ayuda a vivir como Sus hijos (Romanos 8:16-17).
5) Él nos ayuda en la debilidad
Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad\; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
Todas nuestras enfermedades han sido sanadas ya que Jesús fue azotado por nosotros. También llevó nuestras debilidades y por eso podemos ser saludables, tanto en lo espiritual como en lo físico\; consecuentemente, aquellos hijos de Dios quienes han recibido al Espíritu Santo pueden vivir una vida saludable.
Pedro, el primer discípulo de Jesús, negó a Cristo debido a su temor a la muerte antes de recibir al Espíritu Santo. Pero luego de haberlo recibido, él dejó de temer y llegó a ser un hombre fuerte y valiente para predicar el evangelio.
Asimismo, debido a que el Espíritu Santo nos ayuda en la debilidad, podemos llegar a ser fuertes y valientes por medio de la plenitud del Espíritu Santo. Él nos ayudará en todo aspecto y podremos llegar a ser grandes con el poder de Dios.
6) Él nos ayuda a orar de acuerdo a la voluntad de Dios
En 1 Corintios 2:10 dice: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu\; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
¡El Espíritu Santo conoce el corazón de Dios! Él anhela que todo se realice de acuerdo a la voluntad de Dios, por lo que, cuando los hijos de Dios oran, Él nos guía a orar de acuerdo a la voluntad del Padre.
Romanos 8:27 dice: “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” Lo mejor es hacer las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios. Por tanto, cuando los hijos de Dios oran, deben recibir la guía del Espíritu Santo a fin de que Él mismo pueda interceder por las cosas que se debe hacer.
7) Él nos ayuda a producir los frutos del Espíritu Santo
Si seguimos el anhelo del Espíritu Santo, no daremos lugar a nuestros deseos carnales sino que produciremos los frutos del Espíritu Santo, los que son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, y contra estas cosas no hay ley (Gálatas 5:22-23).
Asimismo, el Espíritu Santo nos guía a producir el fruto del Espíritu Santo y a convertirnos en personas espirituales que actúan completamente de acuerdo a la voluntad de Dios.
Por lo tanto, con la ayuda de Dios, sus hijos quienes han recibido el Espíritu Santo, deben vivir como verdaderos hijos de Dios, obedeciendo el obrar del Espíritu Santo, y dependiendo en Él. Yo ruego en el nombre del Señor que usted siempre de la gloria a Dios y viva una vida bendecida como un testigo del Señor que ha recibido Su poder.