29-12-2008 | Rev. Jaerock Lee
Capítulo 12
¿Cómo nos Nutrimos con la Palabra?
Juan 6:53-55 dice: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna\; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.”
Escudriñemos entonces lo que son la carne y la sangre del Hijo del Hombre, y por qué tenemos vida eterna cuando las comemos y bebemos.
1. ¿Qué es la Carne del Hijo del Hombre y Cómo la Comemos?
Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” El Dios que existió desde el principio llegó a este mundo en un cuerpo humano, Él es Jesús (Juan 1:14). Por lo tanto, la carne de Jesús simboliza la Palabra de verdad de Dios, y comer la carne del Hijo del Hombre es aprender la Palabra de Dios escrita en los 66 libros de la Biblia.
Como está escrito en Mateo 13:34, Jesús no hablaba a la gente sin utilizar parábolas, y hay muchas parábolas en la Biblia a través de las cuales podemos entender el reino espiritual. Éxodo 12:5-7 compara a Jesús con un Cordero diciendo: “El animal será sin defecto, macho de un año\; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.”
Generalmente, nosotros llamamos “ovejas” a los creyentes, pero algunos mal entienden pensando que “cordero” se refiere a los nuevos creyentes. Pero si nosotros contemplamos la Biblia, podremos ver fácilmente que ese cordero se refiere a Jesús (Juan 1:29, 1 Pedro 1:19, Apocalipsis 5:6, 5:12).
Asimismo, Éxodo 12:9-10 menciona con detalle como debe comerse un cordero: “Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego\; su cabeza con sus pies y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana\; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego.”
Por ahora tratemos de entender de manera espiritual cómo debe comerse el cordero, que es la carne del Hijo del Hombre.
2. ¿Cómo nos Nutrimos con la Palabra?
Primero: No debemos comerla cruda.
Comer cruda la Palabra significa que nosotros entendemos la Palabra de Dios literalmente. Debido a que la Palabra de Dios fue escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo, debemos interpretarla y aprenderla con la inspiración del Espíritu Santo. Si simplemente la leemos de forma literal, no será fácil entender el corazón de Dios y tendremos la tendencia a entenderla mal.
Por ejemplo Mateo 6:6 dice: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto.” Si nosotros la comemos cruda, es decir, si interpretamos esto literalmente, tendríamos que entrar en nuestra habitación siempre que oremos. Pero en la Biblia no hay ningún registro de que los antepasados de la fe oraron en secreto en sus habitaciones. Jesús oró en colinas o montañas (Lucas 6:12, Marcos 1:35), Daniel abrió la ventana y oró de frente a Jerusalén (Daniel 6:10), y Pedro oró en el tejado (Hechos 10:9).
Entonces, ¿qué quiere enseñarnos Jesús al decir que debemos ir a nuestro aposento y orar ahí?
En la Biblia la palabra “aposento” simboliza el corazón de las personas. Cuando nosotros vamos a orar, así como pasamos por la sala para entrar en nuestra habitación, tenemos que pasar nuestros pensamientos y entrar en un corazón sincero para orar a Dios con toda nuestra mente.
Si entramos en el aposento íntimo, quedamos aislados del exterior. De la misma manera, cuando nosotros oramos, debemos cortar pensamientos ociosos y otras preocupaciones humanas para que no usemos vanas repeticiones sino que oremos con todo nuestro corazón.
De la misma manera, no debemos interpretar la Biblia literalmente sino debemos entender el verdadero significado y mantenerlo en nuestras mentes.
Segundo: No debemos cocerla en agua.
El hecho de no cocer el cordero en agua significa que no debemos mezclar nada con la Palabra de Dios sino que debemos comerla tal como es. Por consiguiente, cuando predicamos la Palabra de Dios, es incorrecto mezclar las palabras de otras personas famosas, filósofos, y escritores, o cosas sobre la política y la sociedad. Sin embargo, no es malo dar ejemplos con algo del mundo para permitir a las personas entender la Palabra de Dios fácilmente.
Las palabras de los hombres van cambiando con el transcurso del tiempo. Sólo la Palabra de Dios nunca cambia -ni siquiera en la eternidad- y representa la verdad perfecta que nos lleva al camino de la vida eterna. Por consiguiente, nosotros no debemos aprenderla mezclándola con conocimientos o teorías humanas.
Tercero: Debemos asarla sobre el fuego.
Asar “su cabeza, sus pies, y sus entrañas” sobre el fuego significa que debemos asar y comer el cordero por completo. Por lo tanto, debemos alimentarnos de todas las palabras escritas en los 66 libros de la Biblia y guardarlas espiritualmente. No debemos leer sólo las partes que nosotros pensamos que son necesarias, sino todo su contenido, desde Génesis hasta Apocalipsis, asada sobre el fuego.
En este contexto, el “fuego” se refiere al fuego del Espíritu Santo. Debido a que la Palabra de Dios fue escrita bajo Su inspiración, debemos leerla con llenura e inspiración del Espíritu Santo. De lo contrario podremos aprenderla sólo como conocimiento pero no podremos crecer espiritualmente. Pero si aprendemos la Palabra de Dios con la inspiración del Espíritu Santo, sentiremos que es más dulce que el panal de miel.
¡Esto es asarla sobre el fuego! Sólo de esta manera nosotros vamos a entender la Palabra de Dios y a digerirla para que se vuelva nuestra comida espiritual, convirtiéndonos así en personas espirituales.
Cuarto: No debemos permitir que sobre hasta la mañana, y si ha sobrado algo debemos quemarlo con fuego.
Dios dijo: “Deben matar el cordero al atardecer, comerlo todo asado sobre el fuego en la noche, y no dejar nada para la mañana siguiente.”
El mundo presente es un mundo oscuro sobre el cual el diablo enemigo y Satanás tiene la autoridad para gobernar, esto se expresa como la “noche”. Cuando llegue el tiempo, el Señor –quien es la luz verdadera- vendrá y la oscuridad desaparecerá. Todo será recuperado y llegará a ser de mañana, lo cual representa el mundo de luz.
Por lo tanto, debemos aprender la Palabra de Dios antes de la venida del Señor de modo que estemos preparados como Sus novias. Además, debido a que el período de duración de esta vida es de 70 u 80 años máximo y no conocemos el momento en el que vayamos a la presencia de Dios, debemos aprender Su palabra con diligencia hasta el día que nos encontremos con Él, esforzándonos por llegar a ser personas espirituales.
3. ¿Qué es la Sangre del Hijo de Hombre y Cómo la Bebemos?
-La Importancia de Practicar la Palabra
Para que nosotros podamos vivir, debemos alimentarnos con comida y beber agua. Si no bebemos agua, los alimentos no pueden digerirse, y eso nos causaría la muerte. Cuando los alimentos ingresan al estómago junto con el agua, son digeridos fácilmente, los nutrientes se absorben y los residuos son expulsados.
De la misma forma, cuando nos alimentamos de la carne del Hijo del Hombre, no podremos digerirla y por tanto no podremos tener vida eterna si no bebemos de Su sangre.
Entonces, ¿qué significa “beber la sangre”?
Significa poner en práctica la Palabra de Dios con fe. Luego de escuchar la palabra de Dios, es muy importante ponerla en práctica, pues eso es fe. Si no la ponemos en práctica luego de escucharla, no tendrá ninguna utilidad.
De la misma manera en que se digieren los alimentos que comemos, se absorben los nutrientes y se eliminan los residuos, en lo espiritual, si escuchamos la Palabra de Dios –la cual es la verdad- y la ponemos en práctica, ésta será absorbida mientras la falsedad –lo cual es lo opuesto a la verdad- será evacuada con el fin de que nuestro corazón oscuro cambie a un corazón puro.
Por ejemplo, para poder desechar el pecado del odio, debemos escuchar primeramente la Palabra de verdad que dice: “amor – manténgalo en la mente y practíquenlo.” De ese modo la Palabra de verdad será digerida, el nutriente llamado “amor” será absorbido y el desperdicio llamado “odio” será expulsado.
Mientras limpiemos nuestro corazón de este modo, obtendremos un corazón puro y hermoso, es decir un corazón lleno de verdad.
Adán, el primer hombre que Dios creó, fue creado a imagen y semejanza de Dios y vivió en el Huerto del Edén sin escases, disfrutando de todos los frutos, excepto por el fruto del conocimiento. Dios caminó con Adán y le enseñó solamente lo bueno y verdadero.
Pero cuando Adán fue tentado por Satanás, él desobedeció la Palabra de Dios y comió del árbol de conocimiento del bien y del mal, entonces el pecado y la maldad se adentraron en el hombre. Además, como Dios había dicho: “ciertamente morirás”, el espíritu de Adán murió y su comunicación con Dios quien es espíritu se cortó, y así el hombre llegó a ser amigo del diablo enemigo y Satanás.
Con el pasar del tiempo más falsedad se ha introducido en el hombre, y el pecado y la maldad ahora prevalecen en el mundo. Los hombres llegaron a ser semejantes a los animales ante los ojos de Dios, y en la actualidad existen personas que son incluso peores que las bestias.
Para poder resolver este problema del pecado, Jesús vino al mundo, y cualquiera que lo reciba como Salvador recibirá al Espíritu Santo en su corazón como un don de Dios.
En el corazón del hombre reposan lo bueno y lo malo, así que el Espíritu Santo mueve lo bueno en nuestro corazón para que escuchemos y entendamos la Palabra de Dios, y nos ayuda a desechar la maldad continuamente.
Pero esto no significa que el Espíritu Santo nos ayuda aunque simplemente nos sentemos y esperemos\; por ejemplo, para hacer que una máquina funcione, debemos ponerle combustible. De la misma manera, nosotros debemos orar para estar llenos del Espíritu Santo y recibir gracia y fortaleza de lo alto.
Al hacer esto podremos alimentarnos apropiadamente de la Palabra de Dios. Es decir, cuando comemos la carne y bebemos la sangre del Hijo del Hombre mediante la oración, la Palabra de Dios llegará a ser nuestra sangre y carne espiritual para que tengamos vida eterna\; mientras hacemos esto, la falsedad e impurezas serán expulsadas, de modo que nuestro corazón oscuro se convertirá en un corazón puro.
Es por eso que Romanos 10:10 dice: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Si creemos verdaderamente con nuestro corazón, plantaremos la Palabra de Dios en él para que la falsedad que está en contra de la Palabra sea expulsada y la verdad sea albergada.
Entonces, nuestro corazón llegará a ser recto y limpio, desecharemos toda conducta anterior y llegaremos a ser nuevas criaturas. Es así como los creyentes llegan a ser personas rectas que desechan el pecado y que alcanzan la salvación con fe.