• Dios, el Sanador

    [Éxodo 15:26]

    28-11-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • Título: Dios, el Sanador
      Escritura: Éxodo 15:26

      Éxodo 15:26
      “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti\; porque yo soy Jehová tu sanador.”


      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      En la Biblia está registrado que cosas asombrosas sucedían en todo lugar al que iba Jesús. Los ciegos veían, los sordos escuchaban, y los cojos caminaban y saltaban. Varias enfermedades eran sanadas, incluyendo la lepra que era incurable en aquellos días, y aún los muertos llegaban a obtener vida.

      Dios el Padre, quien es el mismo ayer y hoy, aún manifiesta señales y milagros\; y los miembros de esta iglesia son fieles testigos de ello.

      Antes de llegar a conocer a Dios en 1974, yo sufría de muchas enfermedades, al punto de ser llamado un “depósito de enfermedades”, y yo tan solo esperaba la muerte. Debido a que engendré a mis hijas mientras estaba enfermo, ellas también se enfermaban con facilidad.

      No obstante, luego de conocer a Dios y de ser sanado de todas mis enfermedades, ni mi familia ni yo hemos tenido que ir a un hospital durante los últimos 30 años.

      La mayoría de los miembros de Manmin no van a los hospitales ni siquiera una vez al año, ya que se esfuerzan por llevar una vida cristiana apropiada. Siempre ven y escuchan el obrar de Dios que es imposible en el entendimiento humano, y ellos mismos han sido sanados. Ellos reciben bendición y experimentan el obrar de Dios.

      Si usted ha sido invitado a esta iglesia por alguien, yo creo que usted ha venido hasta aquí para tener un encuentro con el Dios viviente, debido a que ha escuchado los testimonios. Usted ha venido con un corazón muy deseoso de recibir solución a sus problemas, de ser sanado, de recibir bendición en lo espiritual y en lo físico.

      A pesar de que Jesús manifestó aquel gran poder, no todos los Israelitas recibieron sanidad. Algunos recibieron respuestas, pero otros no, inclusive habiendo sido testigos del poder del Señor.

      ¿En dónde se origina esta diferencia?

      Pues esto es una cuestión de fe. Aquellos que se acercaron a Jesús con fe recibieron respuestas a los deseos de su corazón. Llegaron al Señor por sí mismos y buscaron respuestas por fe. Cuando estos no podían llegar al Señor por sí mismos, sus familiares se acercaban en lugar de ellos.

      Por ejemplo, existía una mujer quien había sufrido de un flujo de sangre durante 12 años. Ella recibió sanidad cuando se acercó a Jesús. Marcos 5:28 nos dice que ella tenía la fe de que sanaría con solo tocar Su vestimenta. Y sucedió tal como ella creía\; fue sanada por completo cuando tocó la vestimenta de Jesús.

      Cuando el mendigo ciego llamado Bartimeo se acercó a Jesús, Él le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado” (Marcos 10:52). Está escrito asimismo acerca de un paralítico a quien llevaron a Jesús bajándolo por una abertura hecha en el techo de la habitación. Debido a que no era posible acercarse a Jesús por causa de la multitud, sus amigos hicieron una abertura en el techo de donde estaba, y bajaron el lecho en el cual se encontraba el paralítico (Marcos 2:4). Ellos hicieron esto porque tenían fe de que él sanaría una vez que llegase a Jesús.

      De la misma manera, para recibir la obra de Dios, usted ciertamente debe preparar una vasija de fe.


      Amados hermanos y hermanas,
      ¡Nada es imposible para Dios, pues Él es Todopoderoso!

      El poder del Dios Todopoderoso se está manifestando en esta iglesia cada día. A pesar de que hay cosas incurables para la ciencia médica actual, nada es imposible para Dios. Todo tipo de enfermedades, tales como SIDA, leucemia, varios tipos de cáncer, enfermedades pulmonares, y hernias están siendo sanadas por el poder de Dios.

      Una pierna que había quedado reducida por causa de la poliomielitis fue estirada, y se han restaurado huesos rotos y ligamentos desgarrados. Muchos de los que vinieron en silla de ruedas salieron de aquí caminando. Los ciegos vieron y los mudos hablaron.

      Niños que sufrían de una terrible dermatitis atópica, gente con envenenamiento con monóxido de carbono sin esperanza de recuperación, una persona con 12 costillas rotas en un accidente de tránsito, y otros con sus vidas en riesgo\; al recibir oración con fe, todos estos recibieron pronta sanidad y se recuperaron.

      Al dirigir cruzadas en el extranjero, miles y cientos de miles de personas han sido sanadas y han testificado su sanidad luego de recibir mi oración desde la plataforma. Aquellos en otros países quienes han estado al umbral de la muerte, sin disponer de mucho tiempo, han enviado sus fotografías para recibir mi oración, y han sido sanados.

      Todas estas innumerables obras se están dando en esta iglesia cada semana, y cada mes. No importa cuán grande sea el poder de Dios, si usted no recibe una respuesta, cuán penoso es para usted.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      ¿Desean ustedes recibir una respuesta esta noche?

      Ustedes desean conocer y experimentar a Dios, así como desean recibir bendición, ¿no es así? Entonces, deben reconocer en dónde está la raíz de sus problemas y deben encargarse de esa raíz delante de Dios.

      Estoy predicando un mensaje titulado “Dios, el Sanador.” Mediante este les hablaré sobre la causa y la cura de las enfermedades. Sin embargo, este mensaje no se limita a las enfermedades, sino que habla también de la solución definitiva a todo tipo de problema en la vida.

      En este momento debo decirles que recuerden una cosa\; el simple hecho de sentarse en un servicio o en una reunión de oración no sana sus enfermedades ni resuelve sus problemas.

      Algunas personas se duermen cuando vienen ante Dios para adorarlo, otras ni siquiera abren su boca para cantar alabanzas. Otros abren sus ojos durante el tiempo de oración, o roncan al quedarse dormidos.

      Si usted es uno de estos, significa que no tiene ni un mínimo nivel de fe para recibir sanidad. Yo le animo a escuchar este mensaje cuidadosamente y a que lo entienda. Ore fervientemente y cante alabanzas apasionadamente para agradar a Dios.

      Digamos que alguien le ofrece un millón de dólares al amanecer si se mantiene despierto toda la noche sin quedarse dormido. ¡Qué oferta tan emocionante! No importa cuán cansado usted esté, hará todo lo posible para no dormirse si tiene la esperanza y seguridad de recibir tan grande cantidad de dinero muy pronto.

      De la misma manera, si usted cree verdaderamente en Dios Todopoderoso, ¿de qué forma debería adorarlo si Él dirige su mirada hacia usted en este instante? Si usted cree que Dios es Todopoderoso, y si usted en verdad recibe la respuesta, ¿cómo puede usted dormirse o divagar en sus pensamientos?

      Yo anhelo que usted adore a Dios en espíritu y en verdad, y que cante alabanzas a Dios mientras comprende diligentemente Su palabra.

      ¡Yo ruego en el nombre del Señor, que todos ustedes reciban sanidad y respuestas esta noche!


      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Cuando Dios creó los cielos y la tierra, no existía la enfermedad ni el dolor. Tampoco había desastres ni muerte.

      Cuando Adán, el primer hombre, cometió pecado, él y todas las criaturas sobre las que gobernaba quedaron bajo una maldición. Desde ese momento, llegaron a existir todo tipo de gérmenes y virus, y otras cosas inmundas portadoras de enfermedades. Aparecieron las enfermedades causadas por la contaminación del medio ambiente, así como los desórdenes mentales y corporales, y existen cuerpos formados de manera incompleta, ya sea por deficiencias adquiridas o congénitas. En conclusión, el pecado de Adán es la causa fundamental de toda enfermedad.

      La escritura bíblica de esta noche, Éxodo 15:26, nos enseña que la causa de la enfermedad es el pecado. Dice así: “Si oyeres atentamente la voz de JEHOVÁ tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti\; porque yo soy JEHOVÁ tu sanador.”

      En este verso, la frase “enfermedad de las que envié a los egipcios” se refiere a todas las enfermedades de la tierra.

      La escritura de esta noche es una promesa de Dios. Él nos dice que nos protegerá de todo tipo de enfermedad si vivimos de acuerdo a Su palabra. No significa vivir una vida justa y buena ante los ojos de los hombres, sino llegar a ser reconocidos como justos por Dios mismo.

      Al infringir Su palabra y vivir en pecado, Dios no podrá protegerlo. Debido a que Dios no puede protegerlo, usted puede enfermar, o puede lastimarse en un accidente, o su bebé puede nacer con enfermedades o deformaciones.

      Por supuesto, existe una excepción, similar al hombre ciego descrito en Juan 9. El Señor dijo que había nacido ciego “para que las obras de Dios se manifiesten en Él” (Juan 9:3). Pero este es un caso muy raro\; en la mayoría de casos, la causa fundamental de la enfermedad o deformaciones recae sobre el pecado.

      Si usted anhela que el problema de su enfermedad o deformación sea solucionado, usted necesita primeramente resolver el problema del pecado. Jesús perdonó los pecados de la gente antes de sanarlos. Antes de sanar al paralítico en Marcos 2, Él dijo: “Hijo, tus pecados te son perdonados” (Marcos 2:5). Una vez que fue perdonado de sus pecados, cuando Jesús le dijo: “Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa”, inmediatamente se levantó y caminó hacia afuera (Marcos 2:11-12).

      Cuando sus pecados fueron perdonados, él fue sanado. Por lo tanto, para ser sanado de sus enfermedades, usted debe primeramente arrepentirse de no haber estado viviendo de acuerdo a la palabra de Dios y debe recibir el perdón.

      No obstante, existe la posibilidad de que la gente se enferme a pesar de no haber cometido pecado. Por ejemplo, no cuidan su cuerpo sino que continúan haciendo cosas que les son dañinas, trabajan en exceso o se alimentan de manera irregular\; comen en exceso o no comen suficiente, y a veces no se alimentan de una forma nutricionalmente balanceada.

      Si continúan viviendo así, significa que están quebrantando las leyes naturales de la carne que Dios creó\; por lo tanto, no podrán ser protegidos de acuerdo a la justicia. Aún en este caso, debe arrepentirse ante Dios por no cuidar de su cuerpo y de su salud apropiadamente.

      Además de eso, ingerir cosas dañinas tales como alcohol o cigarrillos también es una causa de enfermedades. Muchas personas no dejan de ingerir substancias perjudiciales a pesar de conocer el daño que causan. Si no logran controlarse a sí mismos, no podrán desechar la codicia, y no podrán cuidar de sí mismos sino que causarán daño a sus cuerpos.


      La Biblia dice: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado\; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Usted debe arrepentirse ante Dios y debe cambiar. Pues existen enfermedades causadas por asuntos de la mente. Cuando la gente continúa receptando extremo estrés debido a las preocupaciones y ansiedades, o cuando retienen ira, odio o dolor extremo, llegan a enfermarse.

      Empiezan con problemas del sistema nervioso o con desórdenes mentales como la neurosis, la depresión, los ataques de ansiedad, y luego estos se tornan en problemas en otras partes del organismo. A veces están débiles mentalmente y someten sus mentes y pensamientos a la oscuridad de manera que son capturados por las fuerzas del mal.

      Sin embargo, estas enfermedades también pueden ser sanadas si se vive de acuerdo a la palabra de Dios. Dios dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6). Dice también: “Regocijaos siempre, dando gracias en todo”, “Buscad la paz con todos” y “No se enojen”. Él dice: “Ama a tus enemigos”, “No odies” y “No busques tu propio beneficio”.

      Si usted vive regido por la palabra de Dios, usted tendrá paz en su corazón, y nunca sufrirá. Cuando usted odia, se enoja y siente rencor, no puede perdonar sino que siente dolor y odio. Tampoco podrá agradecer, ni regocijarse, sino que guardará sentimientos de rencor y se preocupará porque no confiará en Dios. Por lo tanto, estos son actos de injusticia ante Dios, y son cosas de las cuales usted debe arrepentirse.

      Finalmente, existen enfermedades que el diablo enemigo y Satanás pone sobre un individuo. Este es el caso de quien ha sido capturado por Satanás o posesionado por demonios. También hay discapacidades y enfermedades que han sido provocadas por el diablo enemigo y Satanás.

      Estas enfermedades generalmente se dan en familias donde la adoración a los ídolos es muy fuerte. Se puede observar que pruebas y aflicciones continuas nunca abandonan a las familias que están profundamente involucradas en la adoración a ídolos. Esto es así porque la adoración a los ídolos es un pecado que Dios aborrece y detesta en gran manera.

      Éxodo 20:5 dice: “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás\; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.”

      Cuando las personas se levantan contra Dios mediante la adoración a los ídolos, la consecuencia afecta a la tercera y cuarta generación. Problemas muy severos ocurren en estas familias, tales como enfermedades, discapacidades, desórdenes mentales, adicciones al alcohol, depresión, y suicidio. No obstante, aún estas familias pueden ser protegidas si aceptan al Señor en su buen corazón y viven según la palabra de Dios.

      Sin embargo, a pesar de que usted asista a la iglesia, existe la posibilidad de que algún tipo de atadura a un ídolo aún esté ligada a usted sin su conocimiento. Por ejemplo, digamos que sus padres o cualquier ancestro grabaron o esculpieron su nombre en un templo Budista o algo relacionado con ídolos. Lo mejor sería que usted borre o elimine su nombre de aquel lugar a fin de evitar darle al diablo una oportunidad para acusaciones.

      Además, ya sea sus ancestros o usted quizás hicieron cosas malas\; por tanto, usted quizás sea capturado por Satanás o posesionado por los demonios. A menudo, aún entre los asistentes a la iglesia quienes no tienen relación alguna con ídolos, existen personas que son poseídas por los demonios o que aceptan la obra del espíritu de maldad.

      Este es el caso de aquellos que han hecho maldades muy serias que van más allá del límite humano, a pesar de que confiesan ser creyentes. Aún en estos casos, sus problemas serán solucionados al arrepentirse completamente delante de Dios.

      Por cierto, si el paciente tiene un desorden mental que no le permite escuchar ni entender la palabra, este no debería venir al templo de Dios. Su familia debe arrepentirse por amor a esa persona, y debe venir a recibir oración de fe en su lugar.


      Apreciados hermanos y hermanas en Cristo,
      En Isaías 59:1-2 dice: “He aquí que no se ha acortado la mano de JEHOVÁ para salvar, ni se ha agravado su oído para oír\; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.”

      Una persona quizás no pueda recibir respuestas, no porque Dios no esté dispuesto, sino debido a que existe una barrera de pecado entre la persona y Dios. Por lo tanto, para experimentar la obra de Dios, primeramente debe arrepentirse de sus pecados y cambiar por completo para destruir la barrera del pecado. Hablando de manera más concreta, ¿de qué debe arrepentirse específicamente?

      Primero: debe arrepentirse de no creer en Dios y de no aceptar al Señor Jesucristo. Dios es el Creador quien nos creó. Él nos ama y entregó en sacrificio por nosotros a Su hijo unigénito. El hecho de no apreciar la importancia de tan grande amor y de no creer en él, es el pecado más grande entre todos los pecados.

      Cuando usted se da cuenta y se arrepiente de no creer en Dios, y cuando acepta al Señor Jesucristo, entonces Dios le concede el Espíritu Santo. Al recibir al Espíritu Santo mismo, existe la posibilidad de que las enfermedades sean quemadas por Su fuego y eliminadas inmediatamente.

      Segundo: si usted se enferma inclusive si piensa que cree en el Señor, debe arrepentirse de no haber tenido fe verdadera. A pesar de que usted confiesa que cree y asiste a la iglesia, quizás usted no tenga plena seguridad de fe en Dios, y no acepta al Señor como su salvador.

      Usted asimismo duda cuando escucha que alguien ha sido sanado por el obrar de Dios\; cuando tiene un problema de esta índole, usted llega a depender más del mundo que de Dios.

      En 2 Crónicas encontramos al Rey Asa. Al principio él creía firmemente en Dios, y experimentó Sus obras sorprendentes, pero luego cambió y se distanció mucho de Dios. 2 Crónicas 16:12 dice: “En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a JEHOVÁ, sino a los médicos.”

      Permítame darle un ejemplo. Supongamos que su padre es el mejor cirujano cardiólogo del mundo. Si usted tiene un problema en su corazón, ¿a quien recurrirá por ayuda? ¡A su padre por supuesto, pues es el mejor cirujano del mundo! Si usted acude a otro cirujano, es porque usted quizás hizo algo indebido ante él, o porque existe algún problema entre su padre y usted. Su padre se sentirá ofendido de no haber recibido la confianza de su propio hijo.

      Lo mismo sucede entre la relación entre Dios el Padre y nosotros. Dios es Padre para usted y para mí. Él está lleno de amor y es Todopoderoso. Si usted cree verdaderamente en este Dios, usted debe depender solamente en Él. No obstante, si usted no tiene fe suficiente en Dios, usted dependerá del mundo y buscará las maneras del mundo.

      Si usted se arrepiente de no creer en Dios plenamente y sigue guiando su fe a total dependencia en Dios, ciertamente Él le dará respuestas.

      Tercero: debe arrepentirse de no guardar los mandamientos a pesar de confesar que cree y que ama a Dios. 1 Juan 5:3 dice: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos\; y sus mandamientos no son gravosos.” Proverbios 8:13 nos dice también: “El temor de Jehová es aborrecer el mal.” Si usted vive en pecado aún cuando confiesa creer en Dios, amarlo, y tener temor de Él, su confesión es una mentira.

      Hay muchos mandamientos dados por Dios\; desecha la arrogancia, la codicia, y el adulterio\; honra a tus padres, guarda el santo Día de Reposo, diezma y ofrenda, no des falso testimonio, ama a tu prójimo como a ti mismo, no te enojes, no tengas envidia, no tengas celos, no juzgues, no condenes. Si usted le pide a Dios que lo sane y que le de bendición sin intentar guardar estos mandamientos, ¿qué le dirá Dios?

      He aquí un ejemplo: un hijo está siempre desobedeciendo a sus padres. Cuando se le dice que estudie, él juega. Cuando se le dice que sea bueno con su hermano, él lo hace llorar. Cuando se le pide que limpie su habitación, él tiene una rabieta. Juega con malos amigos y causa problemas a sus padres. Si luego dice a sus padres: “¡Los amo! Por favor cómprenme una buena bicicleta o una computadora.” ¿Piensa usted que sus padres estarán felices? Él tiene que arrepentirse de herir el corazón de sus padres, y tiene que llegar a ser un buen hijo.

      Así también es entre usted y Dios. Primero debe arrepentirse por no guardar los mandamientos de Dios, por no amar a los demás, por no buscar la paz con todos, y por no ser fiel. Y entonces, una vez que usted ama a Dios verdaderamente y vive de acuerdo a Su palabra, con certeza Dios lo sanará y le responderá.

      Ahora, usted debe arrepentirse por tratar de cosechar sin haber sembrado. Gálatas 6:7 dice: “pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Si usted desea recibir bendición de parte de Dios, usted debe sembrar la semilla de la fe ante Dios a ese punto. En otras palabras, usted debe plantar la semilla del tiempo, del esfuerzo y de la energía. Usted debe adorar y orar en espíritu y verdad. Debe ser fiel al reino de Dios y debe plantar también en lo natural.

      El Señor dice en Mateo 6:21: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Dios no acepta la acción simplemente\; la cantidad de dinero entregado, su adoración, su obra voluntaria, sus ofrendas, etc. sino que recibe el corazón involucrado en tales acciones. Si usted es agradable para Dios con el aroma de su corazón, fe y amor, el fruto de las respuestas y bendiciones llegará pronto.

      Aquellos que aman a Dios diligentemente cosechan aún cuando no tienen problema alguno. Esto es así debido a que están muy agradecidos de ser salvos, y por el amor y la gracia de Dios. Preguntan: “¿Qué más puedo dar y cómo puedo recompensar la gracia que me ha sido dada?”, y con esto en mente, ellos oran con fervor, son fieles, y dan ofrendas a Dios.

      Estas personas siempre reciben bendiciones a la medida de lo que han sembrado, y aún más. Si usted tiene un problema que requiere una respuesta especial, usted debe plantar la semilla de la fe con todas sus fuerzas.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
      Si ustedes se han arrepentido verdaderamente, han quebrantado la barrera del pecado, y han orado, entonces ahora deben tener la fe de que han sido sanados.

      Isaías 53:5 dice: “Por su llaga fuimos nosotros curados.” No dice que “seremos curados”, sino dice que “somos curados.” Jesús no tuvo pecado original y tampoco pecó jamás\; pero aún así, él fue azotado y derramó Su preciosa sangre a fin de redimirnos del pecado.

      Usted dejará de sufrir enfermedades si cree en el hecho de que Jesús pagó por nuestros pecados con Su preciosa sangre. En lugar de decir: “Aún estoy enfermo y aún me duele mucho,” usted debe creer y buscar, confesando que ha sido sanado, y entonces usted se regocijará y dará gracias\; y así, Dios le dará la fe espiritual para recibir respuestas.

      Ahora, usted debe recordar algo más\; existe una diferencia en el hecho de recibir respuestas entre las diferentes personas. Algunos reciben sanidad inmediata al orar, pero parece que a otros les toma más tiempo el recibir sanidad.

      Algunos quizás sean sanados al siguiente día, o unos días más tarde, o quizás tome mayor tiempo. Mientras crece su fe al vivir como cristianos, gradualmente recibirán la sanidad. Esto es debido a que Dios obra de manera diferente de acuerdo a cada corazón y a cada situación.

      Por ejemplo, si alguien puede mantener una fe sin cambios luego de haber sido sanado, aunque su fe haya desfallecido un poco, podrá recibir una respuesta inmediata. Por otro lado, algunas personas reciben sanidad gradualmente mientras crece su fe, o reciben la sanidad luego de que su fe se haya fortalecido. Esto es así debido a que el propósito fundamental de la sanidad de Dios es la salvación de las almas.

      A pesar de que alguien se aferre a Dios y llegue a ser sano, ¿de qué sirve la buena salud si cambia su corazón y se aleja de Dios? Pues aunque su sanidad se de paulatinamente, es mejor que la fe de aquella alma aumente, antes que se aleje de Dios al recibir sanidad rápidamente.

      Luego de que usted ha sido sanado, puede enfermar nuevamente si es que comete pecado. Luego de que Jesús sanó a alguien, él habló según lo que está escrito en Juan 5:14: “Mira, has sido sanado\; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.” En otras palabras, Él dice que, aunque usted haya sido sanado por fe, puede enfermar aún más si usted peca nuevamente. Una vez que sucede esto, aunque usted venga al Señor nuevamente, recibir sanidad será más difícil que antes.

      Por lo tanto, el aspecto más importante, el cual determina que recibamos respuestas rápidas o lentas, es el hecho de vivir de acuerdo a la Palabra de Dios sin cambiar. Cuando lo busca con este tipo de corazón sincero, Dios le responderá más rápido, y le dará bendiciones sobreabundantes.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Si ustedes creen verdaderamente con sinceridad de corazón, y se arrepienten, no cometerán pecado otra vez.

      El Señor Jesús, quien no cometió pecado, fue azotado y derramó Su sangre debido a nuestro pecado. Él llevó una corona de espinas y fue crucificado sobre la cruz. Si usted reconoce estos hechos y se arrepiente con sumisión de corazón, ¿cómo puede cometer pecado nuevamente? Usted debe tratar a toda costa de vivir de acuerdo a la palabra de Dios.

      Aunque no le haya sido posible vivir según la palabra de Dios completamente desde el principio, si usted continúa orando diligentemente y esforzándose, Dios le dará la fortaleza para vivir en Su palabra. Al esforzarse haciendo esto, usted agradará a Dios y Él le proporcionará fe espiritual y las respuestas que usted requiere.

      Él no lo sanará solamente sino que hará que todo sea próspero según prospera su espíritu y su alma. Y luego, al finalizar la vida en esta tierra, Él lo guiará a la gloria eterna en el cielo.

      El cielo y el infierno ciertamente existen. El infierno es un lugar extremadamente miserable que no se puede comparar con ninguna enfermedad o desastre. De hecho, Jesús dijo que es mejor perder las manos y los pies para no ir al infierno, antes que llegar a él con manos y pies llenos de pecado.

      Yo anhelo que ustedes recuerden que la salvación del alma es más importante que la sanidad y las bendiciones, y les motivo a que lleven una vida cristiana correcta hasta el final.

      ¡Yo ruego en el nombre del Señor Jesucristo, que Dios el Sanador, quien es el origen de toda respuesta y bendición, conceda las respuestas a todos los anhelos y oraciones de su corazón!

      [Amén]


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