[Malaquías 3: 7-10]
07-12-2008 | Rev. Jaerock Lee
2008. 12. 7. Servicio de Domingo a la Mañana
“Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa\; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. ”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Por un tiempo, detendremos la serie de sermones sobre el Infierno, y les hablaré sobre el diezmo completo y las ofrendas por un par de semanas, Luego de ello, les hablaré sobre guardar el Día del Señor, de santificarlo. Hace un par de años, supe darles algunos sermones sobre el diezmo completo y las ofrendas.
Pero aún después de eso, hubo varios miembros de la iglesia que seguían preguntando sobre el diezmo completo.
Es algo impactante que ustedes tengan ese tipo de preguntas sobre el diezmo completo y las ofrendas todavía.
Si bien vamos a parar por un tiempo la serie sobre el Infierno, pero podemos decir que este sermón sigue la misma línea del sermón sobre el Infierno.
El guardar el Día del Señor, el domingo, el santificarlo y el dar los diezmos es algo crucial en nuestra vida como cristianos.
Esto se debe a que todo está directamente relacionado con nuestra salvación.
Entonces, el guardar el Día del Señor y el dar el diezmo son una muestra de que tenemos al menos un pequeña fe para ser salvos. Para ser salvados del Infierno e ir al reino de los cielos, se necesita fe.
Sin embargo, no es mi intención cargarlos con este mensaje.
Sino que simplemente quiero hacerles saber el camino de a la salvación, y que conozcan el secreto para recibir verdaderas bendiciones.
Algunos creyentes de poca fe no pueden diezmar todavía.
Aún así, lo más desconsolador es en el caso de aquellos creyentes que teniendo fe, no dan el diezmo porque no conocen la Verdad. .
Ellos están intentando llevar un fiel vida creyente, mas si ellos no son reconocidos por Dios y no pueden recibir Sus bendiciones, ¡cuán doloroso será!
En este mensaje, les explicaré en detalle sobre el diezmo con ejemplos prácticos.
Anhelo que a través de este mensaje, logren entender cabalmente el tema del diezmo completo y las ofrendas, y que cada uno de ustedes habite de lleno en la voluntad de Dios.
Sobre todas las cosas, los animo a que entiendan el por qué damos diezmos y ofrendas, y que se los entreguen a Dios con fe.
Al hacerlo de esa manera, oro en el nombre del Señor para que no tan sólo reciban salvación y alcancen el reino de los cielos, sino también para que sus depósitos en la tierra sean llenos.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, ante todo, profundicemos en el concepto y origen del diezmo.
El diezmo consiste en dar una décima parte de nuestro ingreso a Dios.
Entonces, ¿Cuándo y de qué manera se estableció esta ley?
Fue luego que el pueblo de Israel escapara de Egipto cuando la ley del diezmo se oficializó, y comenzaron a darle a Dios.
Por supuesto, en el Antiguo Testamento, vemos en Génesis 14:20 ó 28:20, las escenas sonde Abraham y Jacob dan diezmo. Esto significa que los patriarcas de la fe ya se habían dado cuenta de que debían darle a Dios, incluso antes de que se estableciera como una ley.
Debido a que aman a Dios y se comunicaban abiertamente con Él, supieron que era Su voluntad que le llevaran el diezmo a Dios.
Dios permitió que la gente volcara ese diezmo en obras para Él.
En el pasaje de hoy, leemos que Malaquías 3:10 dice, “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa…”
Aquí, casa significa la casa de Dios, el templo.
“…haya alimento en mi casa…” comprende un significado en lo físico, que debe haber alimento físico, pero también encierra un significado espiritual.
Es decir, Dios nos está diciendo que debe haber alimento en su casa, alimento espiritual para muchas almas. Esto significa que no debe escasear en la Casa de Dios para que así, las personas honren Le honren y muchas almas sean salvas.
Durante el Éxodo, cuando esta ley fue primeramente dada, el diezmo ofrecido a Dios fue volcado en el Reino de Dios.
Tras el Éxodo, Dios apartó de entre las doce, a la Tribu de Leví para sí.
La tarea de los hijos de Leví era únicamente servirle a Dios. Entre ellos, Aaron y sus hijos debían continuar siendo sacerdotes a lo largo de sus generaciones.
Al resto de los Levitas, dios les encomendó la tarea de guardar el Templo y de mantener las cosas que en él había.
Entonces, luego de que los hijos de Israel entraran a la tierra de Canaán, todas las demás tribus recibieron su herencia de la tierra, pero no fue así con los Levitas. En vez de recibir tierras, ellos debían llevar los diezmos y ofrendas a Dios que el pueblo daba.
Encontramos en Deuteronomio 18:1-2 que dice, “Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad en Israel\; de las ofrendas quemadas a Jehová y de la heredad de él comerán. 2 No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos\; Jehová es su heredad, como él les ha dicho.”
El mismo principio se aplica hoy en día. Para los pastores y levitas que trabajan en la iglesia, Dios mismo es su herencia.
A través de las ofrendas que los miembros de la iglesia dan a Dios, la casa de Dios\; es decir, las finanzas de la iglesia se llenan. De allí mismo, salen los sueldos de los pastores y levitas.
La iglesia asume la responsabilidad de sus sustentos, para que de ese modo, ellos puedan concentrarse sólo en el trabajo para Dios. Y aquellos que reciben el dinero de Dios, no pueden tener ningún otro trabajo del mundo.
En el caso de los misioneros, si estos reciben ofendas misioneras por parte de la iglesia, deben únicamente concentrarse en el trabajo misionero.
Por supuesto, que en caso de los misioneros que se solventan a ellos mismo, pueden tener trabajos mundanos.
Pero lo que deben recordar es que nunca podemos gastar el dinero de Dios, que fue dado como ofrendas, para propósitos personales.
Debemos gastarlo sólo para obras para Dios\; es decir, en cosas que estén directamente relacionadas con salvar almas.
Por ejemplo, a parte de los sueldos para pastores y levitas, también hay obras misioneras, eventos de la iglesia, mantención de la iglesia, y obras de caridad.
Hoy en día, vemos algunas Iglesias que invierten del dinero de Dios en negocios mundanos para obtener ganancia. Pero inclusive aunque quizás puede irles bien, eso no está bien ante los ojos de Dios.
Espero tengan siempre presente que el dinero de Dios es santo y preciado.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, el diezmo es un mandamiento de dios, y constituye el fundamento de las finanzas de la iglesia.
Sin embargo, la razón por la cual debemos dar el diezmo no es tan sólo para mantener las finanzas de la iglesia. Existe una razón mucho más importante.
La primera razón por la cual debemos darlo es como una prueba de que creemos en Dios.
En otras palabras, dar el diezmo viene a ser uno de las normas de salvación.
En el pasaje de lectura de hoy, Malaquías 3:8-9, vemos con claridad que existe una relación intima entre dar el diezmo y la salvación.
El pasaje dice, “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
El no darle los diezmos y ofrendas a Dios es robarle.
Si es ya un pecado robarle a otra persona, cómo será robarle a Dios
Entonces, ¿por qué significa que le estamos robando a Dios cuando no le entregamos los diezmos?
A decir verdad, el 100% de todo lo que ganamos le pertenece a Dios.
Al escuchar esto, habrá quizás quien pueda preguntarse, “yo trabajo y lo que gano es mío, ¿por qué es de Dios?
Por ejemplo, supongamos que un granjero trabaja arduamente y obtiene una gran cosecha. Mas ese granjero no puede decir que toda la cosecha le pertenece sólo a él.
El motivo es que él no lograría conseguir toda la cosecha con sólo esfuerzo humano.
Dios es quien crea la semilla, Dios da el suelo, el agua, el sol, el viento y la lluvia, y Él es quien permite que brote y dé fruto.
Asimismo, es Dios quien nos da la salud y la sabiduría para trabajar.
Por supuesto, en la actualidad, existen muchísimas clases de trabajos, y muchas maneras de ganar dinero. No obstante, este principio se aplica a todos ellos. Toda la industria se basa en la naturaleza, la cual fue creada por Dios.
Después de todo, la vida misma, y todas las cosas en este mundo provienen de Dios Creador, y todo le pertenece sólo a Él.
Sencillamente, Dios nos permite disfrutarlo en tanto trabajemos y nos afanemos mientras estamos transitando la cultivación humana en la tierra.
Dando el diezmo, estamos reconociendo esa realidad\; estamos reconociendo la soberanía de Dios sobre todas las cosas materiales.
Dios les ha dado tantas cosas a Sus hijos, y sólo debemos darle un 10% de todo eso.
Si ni siquiera le damos aunque más no sea sólo el diezmo, después que Él nos bendijo con tantas cosas, ¿qué clase de corazón tenemos?
Como Dios lo dijere, es un corazón de ladrón.
El robar de por sí es pecado, pero lo peor de no ofrecerle nuestro diezmo a Él es que estamos dejando ver que no le creemos, que no tenemos fe.
El pecado más grave es no creer en Dios Creador, y en su Hijo Jesucristo, Nuestro Salvador. Si no creemos Jesús, entonces no somos salvos.
Pero de seguro, habrá quien diga, “yo creo en Dios, pero ¿por qué darle el diezmo significa que yo creo en ÉL?
Dios es espíritu, ¿cómo nosotros que tenemos un cuerpo físico creemos que Dios es espíritu?
Dios nos ha probado y demostrado Su gran amor por nosotros al enviar a Su hijo Jesucristo, quien también nos lo mostró a través de Su sacrificio.
Lo mismo sucede con nosotros. Mientras tengamos este cuerpo físico y vivamos en este espacio de la 1era dimensión, una de las maneras más importantes que tenemos de mostrar nuestro corazón es a través de las cosas materiales.
Al dar esas cosas materiales, podemos demostrar nuestra fe y amor por Dios. Claro está, no sólo mediante cosas materiales, sino también lo podemos expresar a través de la adoración, oración, alabanza, fidelidad y obras de caridad. De igual modo, el valor para cada persona es diferente.
Mas las cosas materiales son comparadas con la vida misma para la mayoría de las personas.
Del mismo modo, Jesús nos dice en Mateo 6:21, “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
Por lo tanto, si creemos verdaderamente en Dios, le daremos el diezmo, el cual es la prueba mínima de nuestra fe.
Cabe aclarar, que la salvación no se decide por si damos o no el diezmo.,
Algunas personas dan diezmo hipócritamente, sólo ante los ojos de los demás. Ese tipo de diezmo dado sin fe, no tiene nada que ver con lo que Dios quiere de Sus hijos.
También están aquellos que puedan dar el diezmo con fe. Pero como no conocen la verdad, creen que darlo les garantiza únicamente recibir bendiciones.
Algunos incluso hasta enseñan que si dan el diezmo, entonces serán bendecidos, pero en realidad no tenemos que darlo.
Lo que debemos recordad es que sin importar cuánto trabajemos para Dios, si no le honramos con nuestros diezmos, es que no hemos sido salvos, o que nos avergüenza la salvación. .
Y esta salvación se les garantiza a aquellos que no dan porque no conocen con claridad la verdad.
Esto se aplica también a aquellos que no dan porque no saben pero que sí darían el diezmo completo en caso de conocer la verdad.
Ustedes ya conocen cuál es la voluntad de dios y la Verdad.
Por tanto, los exhorto a volverse a Dios y a obedecer Su palabra, aún si hasta hoy nunca antes han diezmado.
Al hacerlo, oro en el nombre del Señor para que cuerdas del amor de Dios los sostengan, y alcancen salvación perfecta.
Hermanos y hermanas, Dios nuestro Padre no tiene necesidad de nada.
Dios no nos manda que le demos diezmos y ofrendas para sacar provecho de nosotros. Dios nos deja la ley del diezmo para que nosotros, Sus hijos, seamos bendecidos.
La segunda razón por la que debemos dar el diezmo es para recibir bendiciones. Dios no nos dice que le demos el diezmo para cargarnos con un peso sobre nosotros.
En el pasaje de hoy, Malaquías 3:10, “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa\; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.
¡Dios desea ardientemente que Sus hijos crean Sus promesas y le obedezcan que hasta nos dice que le probemos!
En Mateo 4:7, “Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”.
Del mismo modo, no podemos agradar a Dios sin fe”.
Pero en caso de los diezmos, Dios nos dice que inclusive lo probemos.
Él desea que aún los que dudan y no confían que lo prueben para que de ese modo, crean y obedezcan. .
Es el amor de Dios Padre el que desea salvarlos y bendecirlos, inclusive mediante tales medidas extremas.
Los padres terrenales siempre quieren dar buenas dadivas a sus hijos. Cuánto más Dios querrá darnos sólo cosas verdaderamente buenas.
Aún así, Dios quiere darnos todo lo posible. Él no puede darnos desmedidamente porque en el Reino de Dios existe la justicia.
Si Dios les diera a Sus hijos bendiciones sin ninguna razón justa, el enemigo Satanás lo objetaría. Por consiguiente, debe existir alguna razón por la cual Dios nos otorga las bendiciones.
Es la ley de la naturaleza, el fruto nacerá sólo después de haber sembrado la semilla y que ésta brote. Lo mismo sucede en el reino espiritual.
Gálatas 6:7 dice, “…pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Debemos sembrar la semilla de la bendición para cosechar bendición.
Como una especie de base para recibir bendiciones, Dios encomendó a Sus hijos darle lo mínimo, o sea, el diezmo.
Dios nos permite darle la semilla más pequeña para que así, recibamos abundante bendiciones en el tiempo justo. De ese modo, seremos reconocidos como verdaderos hijos de Dios al honrarle con nuestros diezmos. Entonces, podremos recibir las bendiciones que Dios tiene preparadas para Sus hijos.
Claro está, la cantidad de bendiciones o el tiempo de bendición pueden variar en cada persona. Esto es porque Dios le da a cada uno lo mejor en los momentos más apropiados.
Es mi anhelo que puedan ustedes sentir el amor de Dios, quien desea bendecir a Sus hijos a través del diezmo.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, se dice que hoy en día es muy difícil para la gente joven conseguir empleo.
En estos tiempos duros, supongamos que una empresa cualquiera les asegura puestos de trabajo para los que toman un examen.
El bienestar del empleado está asegurado, al igual que su futuro. ¿Dejarán muchos jóvenes de tomar ese examen entonces?
El diezmo que Dios nos manda es como esa oportunidad. Sólo si le damos a Dios los diezmos, Dios nos ha prometido que nos bendeciría.
¿Por qué no simplemente lo hacemos? Nunca nos significará ningu8na perdida para nosotros.
Si guardamos el Día del Señor, lo santificamos, y le honramos con los diezmos, Dios nos guardará de enfermedades, calamidades y accidentes, para que de ese modo no tengamos ningún gasto inesperado.
Por el contrario, Dios nos llenará abundantemente. Y por sobre todas las cosas, nuestras almas prosperarán cada día, y nos permitirá arrebatar mejores moradas en el reino de los cielos.
Dios nos permite disfrutar de asombrosas bendiciones que no pueden ser comparadas con nada en esta tierra.
Números 23:19 dice, “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”
Oro en el nombre del Señor para que confíen en este Dios que cumple Sus promesas y quien está lleno de amor para que recibamos las rebosantes bendiciones que tiene para nosotros. [Amen]