[Génesis 2:16.17]
05-11-2007 | Rev. Jaerock Lee
MENSAJE DE LA CRUZ 5
La Providencia de Dios al Poner el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal en el Huerto del Edén.
La Escritura de Hoy:
Génesis 2:16.17
“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”
Queridos Hermanos:
Cuando se educan niños de 2 o 3 años de edad, se debe tener cuidado que no se lastimen tocando o comiendo alguna cosa peligrosa que haya en la casa. Por ejemplo, supongamos que hay veneno en casa. Aun cuando los padres les digan a sus hijos, “Jamás deben beber esto”, ellos no entenderán que cosa significa eso.
Por eso los padres esconden las cosas peligrosas de los niños o tan sólo las sacan de la casa. Para empezar, sacan de la casa todas las sustancias dañinas o peligrosas, para que sus hijos no corran peligro. Creo que todos ustedes harían lo mismo, ¿No es cierto?
Sin embargo, en la Biblia hay un pasaje bastante singular. Se trata del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Dios creó al hombre a Su propia imagen y amó profundamente al primer hombre, Adán. Puso a su amado Adán para que viviera en el Huerto del Edén, pero también puso ahí el árbol de la ciencia del bien y del mal y dijo que si Adán comía de ese árbol, ciertamente moriría.
Aun así, Adán comió del árbol, y tanto él como todos sus descendientes llegaron a ser pecadores y tuvieron que enfrentar el castigo de la muerte. ¿Por qué, entonces, Dios puso en el Huerto un árbol tan peligroso? ¿No sabía acaso Dios que Adán comería de ese árbol? ¿Esto quiere decir entonces que Dios no lo sabe ni lo conoce todo\; y que, por lo tanto, no podemos afirmar que Él es omnisciente? Sin embargo, si el Todopoderoso Dios puso el árbol ahí sabiendo y conociéndolo todo, ¿Significa esto que no amaba a Adán?
¡Claro que no! Dios lo sabía todo y amaba mucho a Adán. Por eso puso el árbol de la ciencia del bien y del mal en el Huerto.
Hoy es la 5ta. Prédica del Mensaje de la Cruz, y explicaré acerca de la providencia de Dios al poner el árbol de la ciencia del bien y del mal en el Jardín del Edén.
Espero que a través de este mensaje puedan entender la providencia y el amor de Dios encerrados en el árbol de la ciencia del bien y del mal. Oro en el nombre del Señor para que, al comprender esto, puedan llegar a ser hijos de Dios que lo amen desde lo profundo de sus corazones, y que sean amados por Él.
Amados Hermanos y Hermanas en Cristo:
Cuando al principio fue creado Adán, aun cuando su apariencia era la de un adulto desarrollado, en cuanto a su conocimiento era como un bebe recién nacido. Era como una flamante y nueva computadora de última generación que no tiene todavía ningún dato ingresado en su memoria.
A partir de allí, Adán comenzó a recibir directamente de Dios, poco a poco, todo tipo de conocimiento. Aprendió sobre Dios, el reino espiritual, la verdad, la benignidad o bondad, la luz, y muchas otras cosas espirituales, incluyendo el conocimiento necesario para señorear sobre todas las cosas. Después que Adán obtuvo el conocimiento suficiente, finalmente tuvo las cualidades necesarias para gobernar y sojuzgar sobre todas las cosas como señor de toda la creación.
Génesis 2:19 dice, “Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar, y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.”
Hoy en día, incluso el más estudioso y dedicado erudito no tendría la capacidad de saber todos los nombres y las características de todas las aves de la tierra. Pero Adán sabía las características y la ecología no sólo de todas las aves sino también de todos los animales y así pudo ponerles a todos ellos el nombre apropiado.
Con esta asombrosa clase de conocimiento y sabiduría, Adán y Eva comenzaron a multiplicarse procreando numerosos hijos.
Génesis 1:28 cita, “Y los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos\; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Como está escrito, ellos tuvieron muchos hijos.
El hecho que Adán y Eva tuvieron muchos hijos en el Huerto del Edén se puede confirmar claramente en la Biblia.
En la primera parte de Génesis 3:16 se enuncia, “Multiplicaré (es decir Dios multiplicará) en gran manera los dolores en tus (es decir, de Eva) preñeces, con dolor darás a luz los hijos.” La frase, “…en gran manera…” nos habla que Eva había ya experimentado anteriormente algún dolor al dar a luz.
Para que la criatura nazca, la pelvis tiene que ensancharse, por lo que tiene que haber algún dolor. Pero antes de la maldición, el dolor era menor\; y después de eso, Dios dijo que ese dolor aumentaría en gran manera. Por eso, hoy en día se experimenta un gran dolor al momento del alumbramiento.
Sin embargo, es un hecho que el dolor del parto disminuye en la medida en que la mujer se despoje de sus pecados y se santifique.
En el caso de las mujeres miembros de esta Iglesia que procuran santificarse y llevan una buena vida cristiana, ellas tienen relativamente un parto mucho más fácil. Hay muchas hermanas que han dado a luz sin dolor alguno. Después que reciben la oración con fe, dan a luz en forma rápida y sin mucho dolor.
Amados Hermanos:
El Jardín del Edén es un lugar donde no hay enfermedades, no se envejece, ni hay muerte. Adán y Eva vivieron mucho tiempo en este Huerto y el hombre allí pudo multiplicarse.
Cuando Dios me reveló el Mensaje de la Cruz, me dijo que Adán vivió en el Jardín del Edén por un período de tiempo incalculable. La Biblia nos lo menciona brevemente, por eso muchos lo malinterpretan. Piensan que transcurrió poco tiempo hasta que Adán comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal en el Huerto.
Al decir que la historia del cultivo del ser humano es de 6 mil años, no estamos afirmando que estos 6 mil años empezaron desde el momento en que Adán fue creado, sino desde el instante en que fue echado fuera del Jardín del Edén a esta tierra.
El cultivo de la humanidad se inicia con la caída de Adán\; es decir desde que fue desterrado a este mundo. Un incalculable período de tiempo transcurrió desde la creación de Adán hasta que pecó. Durante este largo lapso, Adán disfrutó de gran autoridad como señor de toda la creación y no le faltó nada.
Pero cuando Dios puso a Adán para que viviera en el Huerto del Edén, sólo le prohibió una sola cosa: No debía de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Génesis 2:16.17 menciona, “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer. (Es decir, Adán no requería de permiso alguno para comer de cualquier otro árbol) (17) Más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Al principio, Adán y Eva cumplieron con este mandamiento. Pero con el paso del tiempo, no guardaron el mandato de Dios en su corazón.
Los ángeles han sido creados sólo para obedecer automáticamente los mandamientos de Dios. Pero al hombre, Dios le dio libre albedrío o voluntad propia. El ser humano puede escoger obedecer o no obedecer conforme a su propio libre albedrío o voluntad.
Mucho tiempo pasó\; y Adán y Eva no guardaron más la Palabra de Dios en sus mentes. Usando de su libre albedrío o de su propia voluntad, eventualmente comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Hasta que Adán y Eva comieron del árbol, la serpiente desempeño un papel muy importante. El diablo y Satanás instigaron a la serpiente para que engañara a Eva.
Actualmente, la mayoría de la gente siente repulsión o asco cuando ve a alguna serpiente. Sin embargo, en un principio no era así. Cuando fueron creadas, el hombre no tenía aversión hacia las serpientes. El ser humano llegó a sentir desde lo más profundo de su naturaleza repulsión hacia la serpiente debido a que por ella el hombre fue por el camino de la perdición.
De hecho, antes de que fuera maldecida, la serpiente no era del todo repulsiva. Al igual que todas las demás criaturas de Dios, era también amorosa y tenían una apariencia agradable. El actual aspecto de las serpientes y su apariencia perversa fue producto de la maldición de Dios, luego de que engañara a Eva. La serpiente no sólo era amorosa, sino también muy astuta. Es decir, era muy ingeniosa.
Ser astuta, quiere decir en otras palabras, que tenía la sabiduría para ganarse el corazón de las personas.
La serpiente fue astuta para agradar a Eva y ganarse su corazón. Por eso, cuando trató de engañarla, lo más probable es que Eva no hubiese estado atenta a ese engaño.
Cuando se vive una vida cristiana, en muchos casos, el diablo y Satanás lo tentarán para pecar a través de las personas más cercanas a usted. Cuando son tentados por su familia, amigos, o por aquellos a quienes aman, es muy probable que debido a ellos se alejen de la verdad.
Cuando Satanás tentó a Eva, usó a la serpiente, que normalmente estaba muy cerca de ella.
Un día la serpiente le preguntó a la mujer, “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”
Estaba tentándola con estas palabras para que cediera a la tentación. Dios nunca dijo, “No comáis de todo árbol del huerto”. Dios les dijo que podían comer de todo árbol que había en el Jardín, incluso del árbol de la vida en el centro del Huerto, excepto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Pero la serpiente cambio las palabras para tentar a Eva.
Y la mujer respondió: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.”
En realidad Dios dijo: “Porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Sin embargo, debido a que Eva no guardo la Palabra de Dios en su corazón, respondió, “Para que no muráis.”
Ella cambió la Palabra de Dios, no mencionó el “ciertamente morirás” sino que dejo entrever la posibilidad de que podían o no morir si comían del árbol. Si no guardamos la Palabra de Dios en nuestra mente sino que la cambiamos de esta manera, en la siguiente oportunidad seremos tentados más fácilmente por Satanás.
Debido a estas cosas las obras de Satanás tienen lugar. Los mandamientos de Dios no son opcionales\; es decir no son algo que se pueda o no obedecer.
Si los obedecemos, viviremos, pero si los desobedecemos, vamos camino a la muerte. Por ejemplo, si Dios nos dice, “Guarden el día del Señor”, debemos de guardar esto en nuestro corazón y cumplirlo en nuestra vida.
Si uno guarda el Día del Señor algunos domingos y otros no de acuerdo a su criterio y forma de pensar, no podría ni siquiera ser salvo.
Cuando Eva cambió la Palabra de Dios, la serpiente pudo entrar por esa grieta.
La serpiente dijo a la mujer: “No moriréis, sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” Desde su punto de vista, Eva en realidad no deseaba comer del árbol ya que Dios se lo había prohibido.
Pero cuando cedió a la tentación de la serpiente, deseó llegar a ser como Dios. Por eso, cuando después miró al árbol, lo vio completamente diferente. Ya que los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria o el orgullo de la vida se habían agitado y removido dentro de ella, el fruto ahora le parecía bueno para comer y agradable a los ojos. Y además era codiciable para alcanzar sabiduría.
Así, Eva violó el mandato de Dios y comió del fruto del árbol y lo dio también a su marido, Adán, el cual también lo comió.
Sucede lo mismo con ustedes. Por ejemplo, cuando quieran definitivamente guardar el Día del Señor, entonces los domingos no tendrán ningún deseo de salir a pasear o de ver televisión.
Pero si sus amigos vienen y los tientan, diciéndoles que salgan con ellos de paseo a un hermosísimo lugar el fin de semana. En ese momento, firmemente, deben echar fuera esta tentación. Si la aceptan en su corazón, entonces estarán pensando continuamente en lo agradable que hubiera sido ir a jugar el día domingo o en la maravillosa vista y paisaje de ese lugar y cosas así por el estilo.
Si una sola vez no guardan el Día del Señor o no van a la iglesia el domingo, les será más fácil hacerlo la segunda y luego la tercera vez, y así continuarán haciéndolo. Si realmente se han esforzado tanto para subir del 1er al 2do o al 3er nivel de fe\; ahora ¿Cómo pueden comenzar a transgredir este mandamiento de nuevo?
Ustedes incluso podrían haber aceptado la tentación de no guardar el día domingo. Eso levanta un muro de pecado entre ustedes y Dios.
Como resultado de la desobediencia de Adán y Eva al mandato de Dios, la palabra que Él declaró, “Ciertamente morirás” se llegó a cumplir en sus vidas.
De acuerdo a la ley del reino espiritual en Romanos 6:23, “La paga del pecado es muerte” ellos tenían que pagar el precio de su pecado. Por cierto, Adán y Eva no murieron inmediatamente luego de comer del árbol. Pero la palabra que Dios declaró “Ciertamente moriréis” no solo se refería a la muerte física.
Se refería al tipo de muerte más trascendental e importante, la cual es la muerte del espíritu. Nuestro cuerpo visible es sólo el caparazón o cubierta que contiene nuestro espíritu, y lo más importante en el ser humano son su espíritu y su alma que están incluidas en el cuerpo.
El espíritu del hombre puede vivir al recibir vida de Dios por medio de la comunión con Él, pero luego que Adán se convirtió en pecador, ya no pudo comunicarse ni tener comunión con Dios.
Por eso, el ser humano se separó de Dios. El diablo y Satanás tomaron el control del hombre e hicieron que cometiera pecados que finalmente lo llevarían al infierno.
A pesar que el cuerpo del hombre se va deteriorando, muere y finalmente desaparece, su espíritu no se extingue. Por eso, es el espíritu el que recibe el castigo eterno en el infierno. De esta forma, en el momento en que la comunión entre Adán y Dios se interrumpió, decimos que el espíritu de Adán murió.
Y debido a este pecado, no sólo el mismo Adán recibió la maldición, sino también todos sus descendientes se hicieron pecadores al igual que él y asimismo estuvieron sentenciados a morir.
Por eso, debido a que los descendientes de Adán han recibido la sangre de Adán y Eva, todos ellos tienen el pecado original y están destinados a morir. Por eso, aquellos hijos que nacieron antes que Adán y Eva comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal no tienen pecado original, por lo que no están destinados a morir.
Amados Hermanos y Hermanas en Cristo:
No sólo el ser humano recibió la maldición por el pecado de Adán. Toda la creación en la tierra que estaba gobernada por adán también fue maldecida. Génesis 3:17 dice, “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol del que te mandé diciendo: No comerás de él\; maldita será la tierra por tu causa, con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.”
Antes, el hombre sólo tenía que tomar el abundante fruto que producían los árboles. Pero ahora, puesto que la tierra fue maldecida y produjo espinas y cardos, Adán tuvo que esforzarse y con el sudor de su frente tuvo que conseguir el alimento.
Además, con la tierra bajo maldición, numerosas infecciones y organismos vivos dañinos, que nunca antes habían existido, comenzaron a producirse. También el hombre tuvo que soportar pruebas y aflicciones provocadas por los ataques del diablo y Satanás. Pero entre todos los seres de la tierra, la serpiente fue la que recibió la mayor maldición.
Génesis 3:14 menciona, “Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo\; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.”
¿Han visto ustedes alguna vez a una serpiente comiendo polvo? Las serpientes comen roedores, ranas, aves o insectos.
Aquí, “serpiente” se refiere espiritualmente al enemigo el diablo y a Satanás, y “polvo” figurativamente representa al hombre, que fue hecho del polvo.
La serpiente comiendo el polvo significa que el diablo y Satanás tomarán al hombre carnal como su alimento para traer sobre su vida pruebas, aflicciones y desastres.
Como ya se dijo, aquellos que viven pecando y se corrompen y se vuelven carnales, llegarán a padecer muchas clases de sufrimientos bajo el dominio y la esclavitud del diablo y de Satanás.
Amados Hermanos en Cristo:
Como ya brevemente mencioné al comenzar el mensaje de hoy, cuando las personas escuchan del pecado de Adán, tal vez podrían preguntarse. En primer lugar, ¿Por qué Dios creó el árbol de la ciencia del bien y del mal? Si Dios no hubiese colocado el árbol en el Huerto, Adán no hubiera comido de él. Entonces, no hubiera pecado, y así no hubiera recibido el castigo de la muerte. Ciertamente Dios sabía que Adán iba a comer de ese árbol, y Dios amaba mucho a Adán. Sin embargo, aún así, puso el árbol ahí.
¿Cuál es la razón?\; ¿Por qué lo hizo? Para ser breve, Dios puso el árbol de la ciencia del bien y del mal para que Adán pudiera ser verdaderamente feliz.
Por favor, escuchen cuidadosamente lo que quiero decir. El Huerto del Edén, donde Adán vivía, era un lugar sumamente hermoso y de paz donde nada faltaba.
La pregunta es: ¿Era feliz o no Adán viviendo en este Jardín? No, no lo era. Más precisamente, Adán no podía sentir nada parecido a la felicidad. Nunca supo lo que era la felicidad porque nunca experimento la infelicidad o la desdicha que es precisamente lo opuesto a la felicidad.
En el Huerto del Edén, Adán nunca experimentó lo que es la enfermedad, la muerte, ni ninguna clase de accidente, por lo que nunca padeció de ningún tipo de pena, aflicción ni dolor debido a estas situaciones. Por supuesto, cuando Dios le explicó lo que era la infelicidad, Adán lo entendió mentalmente, pero hasta que no lo hubo experimentado, no podía darse cuenta en su corazón lo doloroso que es la infelicidad y la desdicha
Y debido a que no existía nada parecido a la infelicidad en el Jardín del Edén, él no pudo entender este concepto aun cuando escuchó de qué se trataba. Lo hubiera podido entender en alguna medida si hubiese visto a alguien que fuese infeliz\; pero como no había nadie desdichado a su alrededor, no pudo comprender el significado de esta palabra.
Para que el ser humano se de cuenta del verdadero valor de algo, tiene que experimentar lo opuesto a eso y así aprender la relatividad de ambas cosas.
Supongamos que desde que nació nunca ha estado enfermo. En ese caso, no podría sentir en su corazón el dolor ni la aflicción que causa una enfermedad, no importa lo mucho que se lo puedan explicar.
Si usted ve a alguien padeciendo de alguna enfermedad, tal vez pueda sentir algo, pero jamás sentirá el dolor que se siente al estar uno mismo enfermo. Esta persona verdaderamente estará poco agradecida por tener buena salud.
Pero si alguien que goza de buena salud se enferma, inmediatamente se dará cuenta en lo profundo de su corazón de lo importante que es la salud. Y estará muy agradecida por ello. Lo mismo sucede con cualquier otro aspecto en nuestra vida. Sólo aquellos que han padecido hambre pueden estar verdaderamente agradecidos cuando tienen abundancia de alimento. Sólo cuando hay maldad, podemos darnos cuenta que la benignidad y la bondad son realmente buenas. Sólo cuando hay oscuridad podemos valorar lo preciosa que es la luz. Sin la pobreza no estaríamos agradecidos por la riqueza. Si no existiera el odio, no sabríamos que el amor es bueno.
Adán, quien vivía en el Jardín del Edén donde no había desdicha ni nada parecido, no podía saber ni darse cuenta que era feliz. Puesto que nunca había visto la muerte, no pudo entender completamente en su corazón lo que quería decir Dios cuando le dijo, “Ciertamente morirás”
Dios amaba mucho a Adán y le proveyó todo lo necesario, pero Adán no tenía ese agradecimiento de corazón hacia Dios.
Pero luego de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal y ser echado fuera del Huerto, todo cambió. Como Adán tuvo que vivir en este mundo bajo maldición, llegó a padecer muchas cosas que nunca antes había conocido.
Experimentó hambre, fatiga, frío, calor, muerte, aflicción, dolor, pena y la separación\; todo esto causado por el pecado\; y entonces pudo darse cuenta lo feliz que había sido en el Huerto del Edén.
Amados Hermanos en Cristo:
Si el ser humano vive sin conocer ni experimentar lo que es la verdadera felicidad, ¿Qué significado tendría entonces su vida aun cuando tenga todo el lujo y confort?
Más bien, a pesar que tengamos que sufrir por un poco de tiempo, si por medio de ese corto sufrimiento podemos darnos cuenta de lo que es la felicidad, ese tiempo será una valiosa parte de nuestra vida.
Los padres no crían a sus hijos únicamente en sus hogares aun cuando los amen mucho. Fuera de la casa, hay tentaciones, malos amigos y muchos peligros como accidentes de tránsito y enfermedades contagiosas.
Pero, debido a que los hijos deben de ir al colegio para llegar a ser adultos y vivir en sociedad, los padres dejan que sus hijos salgan al mundo.
Sucede lo mismo con Dios Padre. Hubiese sido bueno que Adán hubiera podido entender realmente la felicidad y estar agradecido a Dios como un hijo que realmente lo amaba. Pero a diferencia de Dios el Creador, una criatura, como el hombre, no puede darse cuenta de la relatividad de las cosas a menos que él mismo las experimente.
Por eso Dios puso el árbol de la ciencia del bien y del mal, para permitir que el hombre experimentara la desdicha y el dolor, y así pudiera realmente entender la relatividad y no sólo tener el concepto teórico en su cerebro.
Pero esto no significa que Dios indujo a Adán a que pecara. Tan sólo quiere decir que Dios permitió a Adán escoger con su propia voluntad y libre albedrío.
Finalmente Adán por decisión propia comió del árbol de la ciencia del bien y del mal, y – desde ese momento- toda la humanidad tuvo que sufrir muchas clases de dolores y penurias tales como frío, calor sofocante, enfermedades, pobreza, hambre, pérdidas, separaciones y muerte.
Cuando lleguemos al reino celestial luego de pasar por el proceso de cultivo del ser humano en este mundo donde sufriremos, comprenderemos lo extraordinariamente buena que es la vida en el reino de los cielos.
Seremos capaces de sentir en lo profundo de nuestro corazón que el reino celestial, donde no hay pecado ni desdicha ni infelicidad, es realmente tan bueno porque ya habremos experimentado y vivido el pecado, las enfermedades, penas y muerte en esta tierra.
Daremos gracias a Dios de todo corazón por habernos dado tan maravilloso reino celestial y por poder vivir eternamente en gozo. En ese día, incluso a pesar de que transcurra mucho tiempo, no cambiaremos negativamente como Adán lo hizo, al no guardar la palabra de Dios en su mente.
Será porque conoceremos la relatividad no sólo como simple teoría o conocimiento en nuestra mente, sino porque la habremos vivido y experimentado\; y por eso sabremos que el reino de los cielos es tan bueno.
Por tanto, no cambiaremos con el transcurso del tiempo, sino más bien nuestro amor y agradecimiento aumentará más y más.
Amados Hermanos y Hermanas en Cristo:
Adán llegó a experimentar la infelicidad y la desdicha al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Entonces, pudo darse cuenta de lo feliz que era su vida en el Jardín del Edén.
Pero cuando comprendió este hecho, ya se había convertido en pecador. Su comunión con Dios se había interrumpido y su espíritu ya había muerto. No podía regresar al Huerto ni retornar a su anterior vida feliz.
No sólo Adán y Eva sino también todos sus descendientes estuvieron destinados a recibir el castigo de la muerte por ser pecadores. Ahora bien, ¿Qué podemos hacer al respecto?\; ¿Cómo podremos nosotros, que somos seres humanos y que somos todos pecadores, escapar del castigo de la muerte?
Dios desde el principio sabía que Adán iba a comer del árbol de la ciencia del bien y del mal y que iba a pecar. Por eso, aun antes de que pusiera el árbol del conocimiento en el Huerto, Dios ya había preparado el camino para la salvación de toda la humanidad.
Antes del inicio de los siglos, Él había preparado este camino para salvar al ser humano pecador del castigo de la muerte, sin infringir la ley del reino espiritual.
¿Cuál es, entonces, este camino para la salvación? Se los diré en la próxima prédica.
Amados Amigos y Hermanos en Cristo: Permítanme terminar el mensaje.
Ahora entienden por qué Dios puso el árbol de la ciencia del bien y del mal en el Huerto.
Si comprenden la voluntad de Dios al poner el árbol de la ciencia del bien y del mal en el Jardín del Edén, no podrán dejar de admirar la asombrosa providencia de Dios encerrada en esto. En forma espontánea y natural darán gracias a Dios por Su amor al darnos la oportunidad de ser eternamente felices. Aquellos que entiendan este hecho y que tengan la esperanza por el cielo sólo tendrán gozo y agradecimiento en sus corazones, sin importar la clase de vida que lleven en este mundo.
Por eso, en 2 Corintios 4:17-18 dice, “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria\; (18) no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven\; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
No importa que clase de aflicción, pena o dolor estemos sufriendo en este mundo, es sólo momentánea para nosotros. Después de esta vida, disfrutaremos del glorioso reino celestial y de eterna felicidad por siempre y para siempre.
Espero que se hayan dado cuenta del amor de Dios que desea darnos la verdadera felicidad. Por tanto, oro en el nombre del Señor para que vivan una vida cristiana sobreabundante de gozo con acción de gracias a Dios y esperanza por el reino de los cielos.
AMEN