• Apocalipsis 87

    [Apocalipsis 21:8-9]

    16-01-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Título: Sermón sobre Apocalipsis <87>
      Escritura: Apocalipsis 21:8-9


      Apocalipsis 21:8-9
      [8] Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
      [9] Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Cuando hubo terminado el Juicio Final, el Apóstol Juan observó la Nueva Jerusalén que Dios había preparado. Las lágrimas, el lamento y las aflicciones terminaron en la tierra. Dios había cumplido su promesa de obtener hijos verdaderos mediante sus largos años de longanimidad.

      Ahora las almas salvas podrán entrar en el cielo, y en especial aquellas que han llegado a ser santificadas y que han sido fieles en todo en la casa de Dios, podrán entrar a la gloriosa Nueva Jerusalén.

      La Escritura ya ha descrito con detalle a la Nueva Jerusalén\; sin embargo, Dios a provisto una advertencia nuevamente:
      Apocalipsis 21:8 dice: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”

      Esta es para recordarnos acerca del hecho de que existen almas que no podrán ingresar al cielo aunque Dios lo haya preparado de manera tan maravillosa.

      Pregunto ahora, ¿quiénes son los cobardes?

      Son aquellos que temen el Juicio porque actúan de forma pecaminosa y con maldad, a pesar de profesar que creen en el Señor. Tal como lo dice la Biblia: “La paga del pecado es la muerte,” aunque muchas veces estos confiesen con sus labios que creen en el Señor, si obran de maneras injustas, no podrán entrar.

      Ellos lo han escuchado, lo han aprendido, y lo saben\; no obstante, continúan amando al mundo y no se apartan del pecado y la maldad. Debido a que no tienen seguridad de su salvación, temen el infierno\; tampoco pueden estar confiados ante Dios porque han escuchado la verdad, la cual conocen como un simple conocimiento.

      ¡Nuestro Dios es amor en sí, y Él es el Padre lleno de misericordia y compasión!

      Sin embargo, a la medida de la falsedad en los corazones, la gente considera que Dios no es un Dios de amor sino alguien a quien se debe temer y quien es Dios de juicio.

      1 Juan 4:18 dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor\; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”

      Cuando se vive en la Luz teniendo el perfecto amor, no existe temor en el corazón. Por cierto, usted se dará cuenta de que, ocasionalmente, la Biblia nos exhorta a temer. Por ejemplo en Filipenses 2:12 que dice: “…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.”
      Asimismo, 1 Pedro 1:17 dice: “Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación.”

      El “temor” en este caso no es aquel del cobarde quien tiene miedo del castigo del juicio, sino que tiene la connotación de ser sensible y de practicar el dominio propio con la finalidad de no cometer pecados y de vivir de acuerdo a la palabra de Dios. Es el eje central del temor al Dios de Justicia, y es también ser sensible a fin de guardarse de cometer pecados por la facilidad de auto indulgencia y la arrogancia.

      Además, entre aquellos que no viven en la Luz por completo debido a la debilidad de su fe, algunos no logran mantener su fe debido a este “temor.” Ellos aún tienen amor por el mundo, pero siguen esforzándose por no cometer pecados porque no quieren ir al infierno.

      En este caso, el hecho de tener este “temor” no evitará que vayan al infierno. Si les es posible vivir en la verdad por causa de aquel “temor”, también pueden ser salvos e ir al cielo.

      Siendo de este modo, y si su fe madura, podrán vivir la vida cristiana debido al gozo y al agradecimiento que sienten por su amor a Dios, en lugar de vivirla en temor.

      En segundo lugar, ¿quiénes son los incrédulos?

      ¡La gente del mundo, por supuesto! ¡No podrán entrar en el cielo quienes no creen en el Señor!

      No obstante, en este verso de la Escritura, al hablar de “los incrédulos” se refiere a aquellos que asisten a la iglesia, pero que no tienen fe verdadera, sino que su fe no es más que conocimiento almacenado. Ellos creen en ciertas partes de la Biblia que desean aceptar, pero si hay algo en desacuerdo con su forma de pensar y creencias, ellos lo niegan.

      Algunos no creen en la resurrección, en el cielo y en el infierno, y en las innumerables señales y maravillas\; por lo tanto, aunque asisten a la iglesia, no pueden recibir sanidad. Aquellos que creen en Dios verdaderamente, confían que Él ciertamente los recompensará, por eso buscan el beneficio de los demás, ellos se humillan y mueren a sí mismos diariamente.

      Por el contrario, aquellos que no creen desobedecen la verdad para beneficio propio y se comprometen con la injusticia, siendo de este modo muy similares a la gente del mundo.

      Santiago 2:17 dice: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” Aunque estas personas digan que creen, su fe está muerta. ¡Es fe sin obras! Debido a que no tienen la fe espiritual, ni siquiera del tamaño de una semilla de mostaza, ellos no podrán ingresar al cielo.

      Veamos ahora\; “los abominables” son aquellos quienes abandonan la moderación y la razón, cometiendo actos que sobrepasan los límites del sentido común. Por supuesto, aunque se haya tratado de un criminal asesino, si este acepta al Señor y se arrepiente, podrá recibir salvación.

      Sin embargo, si continúa cometiendo pecados mientras confiesan ser creyentes, es muy certero que no tendrán nada en común con la salvación.

      En cuanto a los “homicidas”, no se refiere únicamente a aquellos que asesinan a un hombre, sino también a aquellos que son asesinos espirituales. En este contexto, “asesino espiritual” es aquel que causa que alguien tropiece en su fe, o causar que alguien abandone la verdad, causando daño a su espíritu.

      Por ejemplo, digamos que existe una situación en la que alguien, quien se encuentra en posición de liderazgo en una iglesia, actúa de manera injusta, enseñando doctrinas erróneas a los miembros de la iglesia, las mismas que los llevarán al camino de destrucción.

      Otra situación es aquella en la que alguien proporciona consejos inapropiados a los miembros de la iglesia para causarles que caigan en problemas aún mayores que los existentes. Otra situación puede ser aquella en la que alguien pronuncia palabras inadecuadas, transmitiendo así un mensaje de maldad que causa la caída de otros.

      Comunicar las transgresiones de ciertas personas a los demás para que juzguen y condenen, causar que la gente se odie entre sí, y construir una sinagoga de Satanás\; todas estas son situaciones de homicidio espiritual.

      Calumniar erradamente a un siervo de Dios o a una iglesia para causar que otros caigan, es un acto que será juzgado ante Dios sin falta.

      Lucas 17:1-2 dice: “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos\; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.”

      ¡Un verdadero hijo de Dios nunca debe provocar la caída de los demás por causa de su pecado!

      La frase “fornicarios” tiene dos significados:
      Ustedes posiblemente conozcan el significado físico de “adulterio.” Su significado espiritual corresponde al acto de amar algo más que a Dios.

      ¡Los hijos de Dios deben amarlo a Él sobre todas las cosas!

      Claro, cuando se trata de nuevos creyentes, quizás ellos amen al mundo más que a Dios\; pero aunque un nuevo creyente lo haga, no significa que éste no puede llegar a ser salvo. Lo interesante aquí es que, personas con experiencia y con una responsabilidad dada, aman al mundo más que a Dios mientras profesan su amor por Él.

      Por ejemplo, digamos que alguien ama tanto los juegos deportivos que piensa solamente en algún juego que se transmite por televisión incluso cuando viene a la iglesia los domingos para adorar a Dios. Las posibilidades son, que falte al Servicio Dominical, y que vaya a ver el partido. Eso es amar el mundo más que a Dios y causarle tristeza.

      Santiago 4:4 dice: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Mientras más actos hostiles en contra de Dios se realizan, más alejaremos de la salvación.

      Los “hechiceros” son aquellos que invocan y se comunican con espíritus malignos mediante artes ocultas en forma de magia o de la conjuración de espíritus. La comunicación con espíritus malignos no se da para sí mismos únicamente, sino también para otras personas.

      Los creyentes deben saber que todas las cosas provienen de parte de Dios, y deben depender en Él en todo asunto, resolviéndolo de acuerdo a las leyes espirituales. No obstante, al enfrentar algún problema, aquellos que se comunican profundamente con espíritus malignos, intentan resolver el problema por medio de las fuerzas de la oscuridad, tales como la dependencia en el exorcismo y en el uso de hechizos.

      Esto no ayuda a resolver el problema, sino que lo empeora y da lugar a la obra de los espíritus malignos. Al tratar de solucionar el problema por medio de los espíritus malignos, quizás parezca ser lo correcto al principio, pero en realidad las cosas empeorarán cada vez más.

      Además, si los creyentes en Dios practican cosas como esas, serán ridiculizados por el diablo enemigo y Satanás, y Dios los olvidará. Según lo que está escrito en Levítico 20:27, aprendemos que la Biblia nos enseña que no debemos tolerar a ningún hombre o mujer que sea un médium o espiritista, sino que se los debe apedrear hasta la muerte. Dios, asimismo, advierte estrictamente que se aparte de los demás a aquellos que creen y siguen a los hechiceros.

      No obstante, la palabra “hechiceros” según el contexto de este pasaje bíblico, no se refiere solamente a aquellos que realizan artes ocultas para comunicarse con espíritus malignos. Algunas personas continúan aceptando los pensamientos malignos, e incluso desarrollan aquellos pensamientos al máximo, a pesar de que asisten a la iglesia.

      Aunque uno haya hecho las cosas de cierto modo antes de aceptar al Señor, se debe cambiar una vez que se lo acepta. Se debe continuar cambiando la forma de pensar en pensamientos de verdad, bondad y luz. Por otro lado, si se desarrolla los pensamientos malignos, eventualmente se aceptará la obra de Satanás y se entablará la comunicación con la oscuridad.

      Al aceptar la oscuridad en el corazón, se puede llegar a ser un cautivo de ella por completo. Se entrega el corazón y la mente a Satanás, y finalmente se acepta la obra del diablo y de los demonios.

      Aquellos entre ustedes quienes han escuchado la Palabra de verdad, deben estar capacitados para discernir si lo que abarcan sus pensamientos proviene del Espíritu o de la carne. Por supuesto que podemos tener preocupaciones y ansiedades en el Señor\; sin embargo, aún en ese caso, aquellos cuyos pensamientos provienen del Espíritu tendrán vida y paz en lo profundo de su corazón.

      Además, cuando los pensamientos llegan a un final y alcanzan una conclusión, se puede depender de Dios para que nuestra fortaleza sea renovada. Por el contrario, si los corazones se han tornado oscuros, confusos, o desalentados, y si no tienen fuerza sino que se desalientan y se cansan, entonces se está tratando con pensamientos de la carne que son hostiles ante Dios.

      En ese momento, se debe tratar de cortar inmediatamente aquellos pensamientos de la carne. Además, no se debe dejar de orar fervientemente con el fin de quemar todo pensamiento de la carne y la falsedad, que es la base de dichos pensamientos.

      ¡Yo deseo que la oscuridad no se acerque a ninguno de ustedes, y que se comuniquen solamente con el Espíritu Santo!

      Seguidamente, ustedes quizás ya conocen lo que es la “adoración a los ídolos.” Aquellos que practican la idolatría al extremo, llegan a ser presa de los espíritus malignos y recaen en muchas dificultades. La maldición no solamente recae sobre ellos sino que causa daño hasta la tercera y cuarta generación.

      Incapacidad congénita, adicción al alcohol, enfermedades mentales, depresión, suicidio, y otros problemas nunca cesan. Aunque deseen arrepentirse y conocer a Dios, tendrán la interferencia en lo espiritual a fin de evitar que crezca su fe. De todas formas ustedes han escuchado la Palabra concerniente a la forma de cortar las ataduras de maldición, y en realidad existen aquellos que han sabido manejar con dureza las ataduras que los ataban.

      Esto es, arrepentirse por completo de su adoración a ídolos o de la adoración de su familia, y almacenar diligentemente las obras que pueden complacer a Dios. Por encima de todo, si se sumergen en lo espiritual, cualquier atadura del enemigo será cortada.

      Les he dicho antes que, aparte de esta adoración carnal a los ídolos, existe también la adoración espiritual a los ídolos. Esta consiste en amar a los hijos, al conyugue, o a cualquier cosa más que Dios, y en crear cualquier cosa que constituya un ídolo espiritual.

      No interesa cuántas veces las personas han observado las obras de Dios y su vida como cristianos, pues a menos que crean en lo profundo de su corazón, es posible que mantengan su afecto por el mundo. Si usted cree verdaderamente en la palabra de Dios y en el cielo, ustedes lo dejarán todo por poseer aquel cielo.

      Pero las personas no creen en Dios completamente, y tienen algo que aman más que a Dios y que se constituye en un ídolo, siendo esto una afrenta ante Él. Según lo que dice 1 Juan 5:21: “Hijitos, guardaos de los ídolos,” les animo a desechar toda relación, ya sea con ídolos carnales o con ídolos espirituales.

      Por último, la Escritura menciona a “todos los mentirosos.” Nuestro Dios, quien es Luz, es la verdad misma, y no existe sombra de variación en Él. Ser un aficionado a las mentiras y decirlas es un acto en contra de Dios, es el atributo del diablo enemigo y Satanás.

      Las personas usualmente dicen mentiras que causen daño a los demás para beneficio propio. Con el fin de cubrir sus faltas o vergüenza, distorsionan la verdad y modifican su mensaje. Bueno, esto no significa que dichas personas caerán inmediatamente en el infierno al decir una mentira trivial en su vida diaria\; pero, si anhelan la Nueva Jerusalén, deben dejar atrás el rastro del atributo de falsedad.

      No caminar en el camino correcto y transigir, proveer respuestas incorrectas, jugar a la hipocresía\; todos estos son actos de un corazón falso. Usted ciertamente debe guardar sus promesas a Dios, sin romper las promesas a los demás, y no debe cambiar lo que usted ha decidido para su beneficio.

      Adicionalmente, la Biblia llama mentirosos a aquellos que odian a sus hermanos mientras confiesan su amor por Dios, y aquellos que no viven en la luz sino que caminan en oscuridad mientras confiesan que tienen comunión con Dios. Cuando las personas continúan almacenando estas mentiras, pueden incluso llegar a decir alguna que los guíe hacia la muerte.

      Estas personas dicen mentiras al pueblo de Dios sin temor alguno, e intentan engañar a Dios. Por ejemplo, debido a que Ananías y Safira intentaron engañar al siervo de Dios quien estaba rodeado de Su poder, su alma los abandonó en ese mismo instante.

      1 Juan 2:22 dice: “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo?” Estos niegan la verdad, blasfeman contra la obra de Dios, y dicen mentiras por causa de su maldad. ¿Cuán malos son ellos? Pues existen algunos quienes inclusive llaman obra de Satanás a la obra de Dios, y blasfeman contra el Espíritu Santo.

      La Escritura de esta noche dice: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”

      Esto significa que, aunque asistan a la iglesia y confiesen con sus labios ser creyentes en el Señor, no podrán ir al cielo si viven en pecado y maldad.

      Una vez que se ha expresado este aviso de alerta, Apocalipsis 21:9 empieza a hablar acerca de la Nueva Jerusalén otra vez, diciendo: “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.”

      La razón por la cual muestra las siete copas y las siete plagas no es el hecho que haya aún más plagas, sino para mencionar la séptima plaga, que pertenecía a la séptima copa entre las muchas plagas que tuvieron lugar durante los 7 años de la Gran Tribulación, es también, que uno de los ángeles que llevaban las plagas habló con Juan.

      Ahora, ¿quién es la novia, esposa del Cordero que el ángel intenta mostrarle a Juan? ¿Se refiere a nuestros creyentes en Dios? No, no es así. Pues más adelante en la escritura, el ángel lleva al apóstol Juan a la Nueva Jerusalén y le muestra la ciudad santa.

      “El Cordero” simboliza a Jesucristo, nuestro Señor, quien llegó a ser un sacrificio de expiación para salvar a la humanidad, y las novias del Señor somos nosotros, los verdaderos creyentes. Sin embargo, en la escritura de esta noche, “la novia, la esposa del Cordero” no se refiere a nosotros, sino a la Nueva Jerusalén.

      Aquellos entre ustedes quienes escucharon el sermón anterior posiblemente estén curiosos\; pues dijimos entonces que la Nueva Jerusalén estaba preparada como una novia adornada para su esposo. Les expliqué que eso es así debido a que la Nueva Jerusalén es como una novia para los nuevos creyentes.

      Mientras explico el significado una vez más, yo anhelo que puedan entender la Escritura de esta noche y el estudio anterior también.

      Una novia es una mujer que está adornada y esperando a su prometido. Asimismo, una esposa es una persona que se mantiene cerca de su marido de manera que puedan depender el uno del otro y amarse mutuamente.

      En el cielo, esto es nuestra morada donde viviremos una vida que jugará el rol de novia y esposa. Especialmente aquellas casas en la Nueva Jerusalén están adornadas de la mejor manera para dar la bienvenida a sus dueños y esperar por ellos.

      Cuando cada uno de ellos ingrese a su propia casa, morará en ella por siempre, y obtendrán todo lo que les sea necesario. De acuerdo a su gusto, se les proveerá con todo tipo de servicio que deseen recibir. No importa cuán bien sirva una novia a su prometido en esta tierra, pues no podrá servir mejor que la casa en la Nueva Jerusalén, que servirá a su dueño.

      Además, las casas en la Nueva Jerusalén estarán llenas de todo tipo de cosas solamente cuando entremos, y luego de eso adquirirán el valor verdadero.

      Hasta aquí la explicación del sermón anterior con respecto a la relación entre la Nueva Jerusalén y los nuevos creyentes. Ahora veamos la razón por la que la escritura de esta noche llama “la esposa del Cordero” a la Nueva Jerusalén.

      Esto es debido a que el significado de Nueva Jerusalén va de la mano con el significado de Cordero, Jesucristo, quien cumplió la Ley. Una “esposa” solamente puede unirse a un “esposo” y pueden adquirir un sentido pleno. La Nueva Jerusalén también tiene su compañero en sentido espiritual\; se trata del Cordero, Jesucristo nuestro Señor.

      Jerusalén, en esta tierra, es la ciudad que simboliza la Ley del Antiguo Testamento. Les dije también que la razón por la cual Dios le da el nombre de Nueva Jerusalén a la ciudad santa, es en celebración a Jesús quien cumplió todas las leyes con amor.

      Según la Ley del Antiguo Testamento, para que un pecador sea perdonado de pecado, debía sacrificar un cordero sin mancha, de un año de edad. No obstante, ya que Jesús mismo fue crucificado en la cruz en lugar del pequeño cordero, cualquier persona que lo cree puede recibir vida eterna.

      Adicionalmente, gracias a Jesús quien llegó a ser el Cordero, innumerables personas pueden entrar a la ciudad santa, la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, el pequeño Cordero que llegó a ser el sacrificio expiatorio para cumplir la Ley, y la Nueva Jerusalén, que simboliza una nueva versión de Jerusalén que simboliza la Ley, llegan a ser una pareja.

      Para explicar esta relación, la Escritura de esta noche describe a la Nueva Jerusalén como la esposa del Cordero. Para explicar este significa de “pareja”, no dice “esposa del Señor”, sino “esposa del Cordero.”



      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Romanos 2:13 dice lo siguiente: “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.”

      No importa cuán bien usted escuche o aprenda acerca del cielo, ni importa cuánta verdad usted conozca, pues esto no lo convierte en alguien más justo.

      Aunque Dios ha proclamado este año 2009 como el Año de Bendición, eso no significa que la bendición sobrevendrá sobre todos ustedes. Es por eso que Dios provee alertas una y otra vez.

      Usted no debe simplemente escuchar, sino que debe practicar la verdad y desechar toda falsedad de su corazón, además de preparar la vasija de bendición.

      ¡Solamente de ese modo la promesa de la Nueva Jerusalén y la promesa de bendiciones en el año 2009 llegarán a ser suyas!

      El sumergirse en lo espiritual y en la plenitud de espíritu no debe convertirse en una simple confesión de labios\; les animo a alcanzarlo con obras y veracidad.

      ¡Que en la Nueva Jerusalén tengan ustedes su morada, la cual es como una novia adornada, es lo que ruego en el nombre del Señor Jesucristo!

      [Amén]


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