• Niños Espirituales

    [Mateo 18: 1- 4]

    25-01-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • : Niños Espirituales

      :
      “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.”

      En los parques de diversiones, encontramos algunos juegos o paseos a los que sólo pueden subir los niños. Aunque quizás podamos subirnos a algunos de esos juegos, pero no seremos bienvenidos. Pero ¿qué sucedería si para entrar al reino de los cielos existiera un límite de edad como en esos juegos del parque? ¿Qué sucedería si no podemos entrar al cielo por tener mayor a cierta edad? Sin embargo, existe el hecho de cierto requisito de edad para entrar al reino de los cielos.

      En el pasaje de hoy,
      Mateo 18:3-4 encontramos.
      “y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”.

      Jesús nos mostró un modelo que persona que, ciertamente, entrará al reino de los cielos, y que es considerada grande allí. Ese modelo de persona es la que es como un niño. El hacernos como niños, de ninguna manera, significa que debemos comportarnos de una manera aniñada.

      Significa que debemos tener la bondad y virtud de un niño. En otras palabras, debemos ser como niños espirituales. A diferencia de los tiempos pasados, hoy en día, aún los niños son corrompidos por el mundo desde muy temprana edad, pero aún así, esos niños mantienen más atributos de bondad que los adultos. Por lo general, cuando pensamos en una consciencia pura e inocente, que no esté manchada por este mundo, siempre se nos viene a la mente la de los niños.

      Hermanos y hermanas.
      ¿Cuánto del corazón de un niño hay en nosotros?

      Mientras les explico sobre las características de los niños espirituales, me gustaría que vayan considerando sus corazones. Es mi deseo que ustedes se conviertan en niños espirituales, y así puedan atravesar la puerta del reino de los cielos y allí, sean considerados personas importantes\; por lo tanto, oro en el nombre del Señor para que ustedes se vuelvan niños espirituales para que de esa manera, reciban el amor especial de Dios Padre sobre la tierra también.

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo. En primer lugar, los niños espirituales son sencillos, los pensamientos y acciones de un niño son muy sencillos y sin complicados.

      Así que cuando se les enseña algo, simplemente lo aceptan.
      Por supuesto:
      - Si la mamá le dice que no golpee a los hermanos, que no arroje basura a la calle y que le preste atención cuando ella habla, el niño simplemente ingreso lo que se le enseña.

      Luego, el niño pone en práctica lo que aprende.

      - Los niños hacen lo que se les dice que hagan, y no hacen aquello que se les pide que no hagan.

      Lo mismo sucede con los niños espirituales. Si la Palabra de Dios dice que algo es verdad, ellos sencillamente lo creen.

      Cuando Dios dice: “Hazlo\; No lo hagas\; Guárdalo\; Tiralo”, ellos sólo obedecen la palabra que escuchan, pero si la persona tiene el corazón de un adulto, primero filtran las palabras a través de su sentido común y su conocimiento antes de aceptarla. Cuando escuchan las palabras de otras personas o ven sus acciones, se forman sus propias opiniones en vez de aceptarlos simplemente como son.

      No obedecen la Palabra de Dios tal como es, sino más bien tienden a obedecer sólo lo que encaja dentro de su sentido común.

      Por ejemplo:
      - La Palabra de Dios dice: “Regocijaos siempre.” Entonces, ¿nos regocijamos siempre como la Palabra nos enseña?

      Los niños espirituales deberían siempre regocijarse tal como la Palabra lo dice. Mas aquellos que tiene el corazón de un adulto, únicamente se regocijarán cuando crean que tiene motivos para hacerlo.

      En muchas ocasiones, no pueden regocijarse y dicen: “Estoy pasando esta situación dolorosa\; me falta mucho. No puedo regocijarme por esto o por aquello”.

      ¿Qué pasa con los niños pequeños?

      Los niños pueden caerse y llorar, pero se les acerca la mamá y les dice: “Ya está\; no llores"". Entonces, se ponen de pie y siguen jugando como si nada. Eso es una verdadera sencillez. Los niños no agonizan por las complicaciones o preocupaciones como lo hacen sus padres, eso se debe a que sólo tienen que hacer lo que sus padres les dicen que hagan.

      Dios Padre quiere que Sus hijos simplemente obedezcan Su Palabra de la misma manera que los niños pequeños lo hacen. Cabe aclarar que el hacerse sencillo no significa que se deba actuar desconsiderada o impudentemente. Sino más bien, implica que debemos volvernos sencillos y simples en poner nuestra confianza en Dios por completo.

      - Cuando Dios llamó a Moisés como líder del
      Éxodo, Moisés se preocupó primeramente por toda clase de situaciones, entonces, Dios hizo muchas señales milagrosas, diciéndole así que Él estaba con Moisés. Sólo después de eso, Moisés se volvió como un niño obediente a la Palabra de Dios\; es por eso que él pudo obedecer cuando Dios le dijo que dividieras las aguas del Mar Rojo por medio de su vara, y cuando le dijo que golpeara la roca.

      Dios hizo cosas tremendas a través de ese Moisés que creía como niño. Pero si Moisés se hubiese preocupado pensando, “¿y si el Mar Rojo no se abre?, ¿y si las aguas no descendían?\; entonces, nunca habría sucedido tal milagro.”
      Oro en el nombre del Señor para que ustedes obedezcan la Palabra de Dios, confiando en Él completamente como niños sencillos, y así glorifiquen a Dios en todo tiempo.

      En segundo lugar, queridos hermanos y hermanas en Cristo.
      Los niños espirituales son puros.

      Para que algo sea puro, no debe mezclarse con nada. Tener un corazón puro implica que no hay maldad ni ninguna cosa inmunda en el corazón, si tenemos un corazón puro, vamos a reaccionar ante la menor cosa a nuestro alrededor.

      Por ejemplo:
      - Los niños se ríen o lloran con facilidad aun ante las pequeñas cosas. Si alguien alrededor de ellos está bailando o cantando, ellos también comienzan a hacerlo.

      Si algún hermano esta llorando porque se lo ha regañado, el niño llora a la par de su hermano.

      Asimismo, se entristece si su mama enferma.

      Por el contrario, cuando se hacen adultos, esas cosas ya no los conmueven, eso se debe a que por vivir en este mundo, sus corazones se han endurecido e insensibilizado a causa de la maldad de este mundo.

      Lucas 7:32, encontramos una descripción de tal corazón.

      El versículo dice, “Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis\; os endechamos, y no llorasteis”.

      Ese tipo de personas, no se impresionan o conmueven con nada, ni siquiera con las cosas buenas que puedan ver. Sin embargo, los niños espirituales con corazones puros son conmovidos aún por las cosas buenas y pequeñas. Algunos de ustedes aún derraman lágrimas al escuchar historias que hablan sobre la bondad. Del mismo modo, los de corazón puro se asombrarán por las obras de Dios y creerán en ellas, los de corazón puro ansían las obras de Dios, aún por pequeñas que sean. Sin importar si escuchan el mismo testimonio una y otra vez, siguen emocionándose y glorificando a Dios por ello.

      En esta iglesia, somos testigos de innumerables obras de Dios. Y aquellos con un corazón como de niños siempre están gozosos y llenos del Espíritu, pero el corazón de los adultos no siente nada, aún viendo las asombrosas obras de Dios, ellos creen que nada puede sorprenderlos\; que no hay nada nuevo. Dicen: ""He visto esto antes"". Hasta incluso a veces, comienzan a dudar si las obras que ven son verdaderas o no.

      Por otro lado, aquellos que son espiritualmente puros son sensibles a las cosas que son falsas y de maldad.

      Los niños pequeños tienen un corazón puro, y sienten un gran remordimiento cuando hacen algo malo. Ahora bien.
      Supongamos:
      - Un niño aprende que está mal pegarle a su hermano, pero de repente, en la emoción del momento, el niño golpea a su hermano\; al ver que su hermano llora, siente pena por lo que hizo. Y si la mamá lo reprende, rápidamente piden perdón.

      La consciencia de los adultos no responde de la misma manera que la de los niños, ni siquiera cuando han hecho algo malo.

      Por ejemplo:
      - supongamos que alguna de las mujeres de aquí lleva puesto un vestido blanco. Y luego, le cae una gota de tinta sobre el vestido. Ella se preocuparía en gran manera.

      Diferente es el caso si alguien esta usando una prenda llena de manchas\; esa persona no se preocuparía en lo absoluto por otra mancha más.

      De igual modo, mientras más manchado esté nuestro corazón con mentiras, mas insensibles nos volvemos como personas, inclusive si estamos actuando bajo mentiras.

      ¿Cómo está el corazón de ustedes?

      He notado que hay personas que a mayor cantidad de años de cristianos, más corazón de adultos tienen.


      Cuando conocemos y aceptamos al Señor, y luego comenzamos una vida de fe, nos arrepentimos de todos nuestros pecados, y nuestras ropas son cambiadas por vestiduras blancas, en el sentido espiritual. La sangre del Señor limpia todos nuestros pecados pasados.

      Luego, comenzamos a orar y a ayunar decididamente para ya no caer en los mismos pecados y para despojarnos de toda clase de maldad y de naturaleza pecaminosa de nuestros corazones. Y como estamos llenos del Espíritu, aborrecemos aún los pequeños pecados, y nos cuidamos de caer en ellos, pero lamentablemente, algunos sufren un cambio de actitud en medio de este camino. Entonces, esas personas llegan a transgredir una vez y luego otra en su lucha contra el pecado. Más tarde, se vuelven más insensibles y más propensos a cometer pecados. Están llenos de juicio y condenación, y se vuelven envidiosos y celosos.

      También, desparraman los errores de los demás y dicen mentiras, pero no pueden darse cuenta.

      Fácilmente olvidan la gracia que habían recibido cuando no les iba tan bien. A pesar de que en ocasiones pueden llegar a sentir cierto remordimiento, sólo lo ignoran y continúan mintiendo, por supuesto, por el hecho de conocer la verdad, siguen orando para ser libres de pecado. Sólo que en realidad, no hay en ellos el deseo sincero desde lo profundo del corazón de luchar contra el pecado hasta el punto de derramar sus corazones.


      Hermanos y hermanas.
      David amaba muchísimo a Dios. Y aunque el tiempo pasó, su corazón se mantuvo puro delante de Dios. Cuando Saúl intento matarlo debido a su envidia, David, pudiendo haberlo asesinado él a Saúl, no lo hizo, en una ocasión, David sólo rasgó el borde de la vestidura de Saúl\; y aún por eso, sintió gran remordimiento.

      Inclusive luego de convertirse en rey, él derramó su corazón ante Dios y se arrepintió de su pecado. Cuando David veía las cosas buenas, él se regocijaba en gran manera delante de Dios.

      Mas cuando era testigo de lo malo, derramaba lagrimas de pesar por eso.
      Hermanos y hermanas.
      Únicamente aquellos de limpio y puro corazón, de corazón sin mancha e inocente como el de los niños podrán entrar en la Nueva Jerusalén.

      Esa es una realidad inamovible.

      La primera parte del versículo de.
      1 Pedro 2:2 dice, “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada…”

      Es mi anhelo que ustedes deseen la Palabra de Verdad, el amor y la gracia de Dios, la santidad y piedad con corazones puros como el de un niño recién nacido.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo.
      En tercer lugar, los niños espirituales no son arrogantes\; no tratan de engañar a los demás. Si hay cosas que no pueden hacer, piden la ayuda de un mayor. No tratan de esconder sus debilidades, movidos por el orgullo. Los niños reconocen que saben menos que un adulto y que son físicamente más débiles que ellos y por lo tanto, piensan que es normal y natural que obedezcan y pidan ayuda. Lo mismo sucede con los niños espirituales. No sólo se humillan y sirven a Dios, pero también lo hacen hacia otros pequeños. Ni siquiera insisten en que tiene la razón pues desde lo profundo de sus corazones, confiesan que nada pueden sin Dios.

      Por lo tanto, los niños espirituales nunca juzgan o van contra la Palabra de Dios. Sin condiciones, ellos dicen “Amén” a la Palabra de Dios y con humildad, la obedecen.

      Asimismo, también escuchan lo que otros pequeños les dicen. Es por eso, que con facilidad, sacan sus propias conclusiones y logran cambiar aquello que estaba mal. Los niños espirituales sirven a los demás con sinceridad, porque estiman a los demás como superiores a ellos mismos y como consecuencia, confían en la sabiduría y poder de Dios para cualquier cosa que hagan, no apoyándose en sus propios métodos ni pensamientos.

      Ahora bien, ¿qué sucede cuando tenemos un corazón de adulto? Pensamos que en nosotros está el poder y la sabiduría.

      Por ejemplo:
      - Los sumos sacerdotes, los escribas, y los fariseos en los tiempos de Jesús, todos ellos consideraban que conocían la Palabra de Dios muy bien, y que Dios los tenía en gran estima y que eran justos delante de Él.

      Mas fue precisamente por eso que rechazaron a Jesús como el Mesías. Tampoco, podían aceptar una situación donde debían humillarse.

      Por tener ese corazón soberbio, no pudieron reconocer nada, ni siquiera siendo testigos de las obras de Dios, y habiendo escuchado la verdad tantas veces. Finalmente, le dieron la espalda a Jesús, el Hijo de Dios, y no fueron salvos. Y los que sí alcanzaron salvación fueron personas como los enfermos, los recaudadores de impuestos y las prostitutas, la gente abandonada.

      Eso se debió a que ellos se humillaron, reconociendo su condición de pecadores, y acudieron a Jesús, ellos confiaron en la Palabra de Dios porque reconocían a Jesús que era hombre venido de Dios por las obras poderosas que hacia. Podemos experimentar la gracia y el poder de Dios cuando nos humillamos.

      La ultima parte del versículo en
      1 Pedro 5:5 dice, “…revestíos de humildad\; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.”

      Debemos acerarnos a Dios como niños que rinden ante Él todas nuestras experiencias, sabiduría, riquezas, fama, y posición social.

      Quien se acerco a Jesús de esa manera fue Zaqueo, había mucha gente que rodeaba a Jesús, y Zaqueo no podía verlo porque era un hombre muy pequeño\; es así que, decidió subirse a un árbol sicomoro que había cerca de allí. Zaqueo tenia una posición social, era jefe de recaudadores de impuestos\; aún así, no le importó y dejó su orgullo a un lado\; Jesús se agradó de Zaqueo, lo llamó entre muchas personas, y visitó su casa. Y Zaqueo fue salvo.



      Es lo mismo con todos nosotros. Debemos postrarnos ante Dios y rendirle todo en fe\; nuestras experiencias, posiciones en la iglesia, riquezas, fama y autoridad.

      Yo jamás he hecho algo por propia decisión.

      Sólo he obedecido la voluntad de Dios, inclusive en las pequeñas cosas que confesado que nada soy ni nada puedo si Dios no está conmigo y como resultado, Dios ha derramado más poder sobre mí cada día, y me ha exaltado en gran manera.

      Es mi deseo que ustedes se humillen ante Dios y ante los pequeños, y les sirvan a los demás en humildad para que de ese modo, experimenten la gracia sin fin que Dios derramará sobre ustedes.


      Queridos hermanos y hermanas en Cristo. Jesús era como el niño, el más adorable de todos ante Dios. Si Dios Padre le decía que debía hacer algo, Él iba y hacia todo cuanto se le había dicho que hiciera y fue obediente hasta la muerte, la cual Dios le había mandado que cumpliese. También Jesús se regocijó como un niño y dio gracias a Dios cuando vía algo bueno y las obras poderosas de Dios.

      Siempre se humilló a si mismo.

      Aún siendo el mismo hijo de Dios, siempre oró pidiendo la voluntad y fortaleza de Dios, se humilló a si mismo hasta lo sumo, y como si hubiese sido el más grande pecador, tomó la cruz, recibió las burlas y el desprecio de Sus criaturas. Mas, ¿cuál fue el resultado? Se convirtió en el Salvador de toda la humanidad\; y Dios lo levantó como el Rey de reyes y Señor de señores. Y hoy está sentado a la diestra del Padre en el reino de los cielos.

      Si bien somos levantados y exaltados en la tierra, eso no significa que no hemos se volvernos como niños espirituales. Porque de los niños es el reino de los cielos, además en los cielos, el que se humilla como un niño es el mayor.


      Imitando el ejemplo de Jesús, espero que puedan derribar todas cosas que son de adultos que hay en ustedes mediante la oración y la Palabra.

      Oro en el nombre del Señor para que ustedes puedan tener un corazón limpio de las manchas de este mundo, y así poder entrar a la Nueva Jerusalén.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo. Mañana es el Año Nuevo Lunar, algunos de ustedes ya han estado en sus ciudades natales, y algunos se están machando después de los servicios del domingo. Espero que donde quieran que vayan despidan el olor fragante de Cristo y difundan Su gran amor en todas partes.

      Y jamás, bajo ninguna circunstancia, se postren ante ningún ídolo.

      Oro en el nombre del Señor Jesús para que disfruten un viaje seguro y un hermoso feriado junto a sus familias, parientes y amigos.

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
      ¡Muy Feliz Año nuevo!

      [끝]



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