• Grato olor de Cristo

    [2 Corintios 2:15]

    25-01-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • : “Grato olor de Cristo”
      : <2 Corintios 2:15>
      “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden”

      Se dice que la esencia de rosas más fragante para los perfumes se extrae de las rosas que florecen en las Montañas Balkan en Bulgaria. Se dice también que el lugar más frío en el que las rosas sobreviven se encuentra en estas montañas.

      Es interesante el momento en el que se recogen las rosas, pues lo hacen muy temprano en la mañana, el cual es el momento más frío del día. Lo hacen así ya que la fragancia de su esencia original se concentra mucho más en ese momento del día, lo cual significa que la fragancia más concentrada se produce durante las horas más frías y dificultosas.

      El mensaje de hoy se titula “Grato olor de Cristo,” pues su fragancia también se produjo mientras Jesús atravesaba los momentos más difíciles y dolorosos en el sentido físico.
      Las rosas de Balkan son las mejores debido a su fragancia\; así mismo, Jesús es la esencia original del grato olor de Cristo. La esencia original de los perfumes es muy fuerte, incluso en cantidades muy pequeñas\; por tanto, se requiere de la fragancia de Cristo en nosotros, quienes creemos en el Señor, para poder emitirla.

      Me gustaría que mediante este mensaje analicen cuan concentrado y fuerte es el aroma de Cristo que ustedes están emitiendo.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      ¿Qué tipo de fragancia es la de Cristo?
      Primeramente, es la fragancia de la humildad y el servicio.
      Jesús realizó innumerables señales y prodigios con el poder del Espíritu Santo. Él sanó a las personas con diferentes enfermedades y restauró a plenitud a los ciegos, mudos, cojos, y endemoniados.
      Existieron personas que se dirigían hacia cualquier lugar al que iba Jesús cuando escuchaban de su paradero, para experimentar aquel poder de Dios, y Jesús reveló que Él es el Hijo de Dios a través de las manifestaciones de las poderosas obras de Dios.

      Es por eso que en Juan 14:11 Él dijo: “Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí\; de otra manera, creedme por las mismas obras.”

      Jesús vino a este mundo con la tarea de llegar a ser el Salvador, es por eso que Él tuvo que demostrar que es el Hijo de Dios y el Salvador para que la gente creyera en Él.

      ¿Qué tipo de persona pensaba la gente que era Jesús al escuchar acerca de Él?

      Algunos pensaban que podrían sentir el fuerte poder y la autoridad que provenía de Él ya que manifestaba obras maravillosas que no le eran posibles a los hombres. Por supuesto, Jesús tenía autoridad y dignidad espirituales, pero lo que las personas sentían en realidad al conocerlo era Su humildad y servicio.

      Es tal como está escrito en Mateo 20:28 que dice: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Jesús trató con su corazón sincero a todos quienes se acercaban a él. Debido a la cantidad de personas que se le acercaban, a veces no lograba alimentarse o dormir.

      En cierta ocasión, las personas trajeron sus niños a Jesús con la esperanza de que orase por ellos, pero sus discípulos los detuvieron. Entonces Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis\; porque de los tales es el reino de Dios.”

      A pesar de que Él realizaba obras maravillosas, no se exaltó a sí mismo sino que sirvió a los demás con humildad. Aquellos que conocían a este Jesús sentían la profunda fragancia de su corazón\; el aroma de su humildad y su servicio conmovía y transformaba los corazones de los hombres, en otras palabras, recibían la fortaleza para practicar la Palabra de Vida que Jesús predicaba.
      Hermanos y hermanas,
      Jamás hemos visto a Jesús en persona, pero conocemos bien la forma en que se humilló y sirvió, incluso a los pecadores.

      Él es Dios en esencia, pero para llegar a ser el Salvador de los pecadores, descendió a este mundo en la forma de ser humano. Él sirvió a las almas necesitadas al punto de entregar su vida como sacrificio expiatorio. Nosotros hemos ganado la vida eterna a través de su humildad y servicio.

      De modo que, al aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador personal y llegar a ser uno con Él, debemos también emitir Su fragancia.

      En vista de que hemos llegado a ser uno con el Señor, quien nos ha mostrado el ejemplo de mayor humildad y servicio, nosotros debemos emitir esta fragancia de humildad y servicio. Debemos permitir que los demás sientan que somos humildes y que los servimos con sinceridad.

      Esto no se logra a la fuerza, ni con una buena educación, sino que debemos emitir la fragancia de la humildad y el servicio de manera natural desde nuestro corazón. Solamente de esa forma causaremos que el corazón de los demás se abra y ganaremos su confianza.

      Al ganar el corazón de los demás podremos también plantar el evangelio en ellos. Una vez que nos hemos ganado su confianza, no será fácil para ellos negar o ignorar lo que les predicamos, y lo mantendrán en mente.

      Si emite la fragancia de Cristo con humildad y servicio, lo respetarán, incluso los incrédulos a quienes usted llegue a conocer en su trabajo u otros lugares. Nosotros, por ejemplo, nos hemos humillado y hemos servido a los demás\; como resultado de eso, somos respetados y nos sirven, todo esto dentro de la verdad y justicia de Dios.

      Aun antes de llegar a ser un creyente en Dios, yo puse esta verdad en mi corazón mediante las enseñanzas de mis padres. Ellos vivían en el Condado de Muan, en la provincia de Jeolla. Más tarde, cuando yo tenía tres años, se mudaron a Jangsung.

      La ciudad a la que se mudaron era un lugar donde vivían solamente personas de apellido “Chun”. Al mudarnos nosotros, una familia de apellido “Lee”, no fue fácil llevarse bien con ellos. Sin embargo, mientras yo crecía, una familia adinerada que administraba un huerto, era muy amable con mi familia.

      Cuando tenían algunas frutas, ellos las compartían con nosotros. Cuando mi madre o yo visitábamos el huerto, ellos eran amables con nosotros. Cuando yo estaba en la escuela primaria, le pregunté a mi madre la razón de ello, le dije: “Mamá, ellos ni siquiera son nuestros familiares, entonces ¿por qué son tan amables con nosotros?”

      Entonces mi madre me contó una historia…

      En el campo la gente necesita la colaboración de obreros, y debido a que ellos tenían un huerto, necesitaban muchos obreros.

      Mi madre también trabajaba ahí frecuentemente, pero en una ocasión ella llegó tarde al trabajo y el propietario del huerto se enojó mucho e incluso profirió algunas palabras obscenas.

      Él empezó a decir que todas las demás personas llegan a tiempo al trabajo, pero que la persona que venía de otra ciudad había llegado tarde, luego le dijo a mi madre que se marchara.

      Pero aun después de escuchar eso, ella simplemente se mantuvo callada y continuó trabajando. Ella se esforzaba mucho más que aquellos que llegaban puntualmente a su trabajo, por tanto ella lograba producir más que los demás, y su trabajo era de mejor calidad.

      Entonces la ira del propietario hacia mi madre se transformó en una actitud favorable. Cuando terminó su jornada, él le pidió disculpas y la alabó. Él le dijo: “Cometí un error esta mañana. Yo le dije algunas cosas ya que estaba enojado en el momento que usted se retrasó, pero yo quiero estar a cuentas con usted.”

      Desde entonces, cuando mi madre iba a esa casa, ellos la recibían con cariño y compartían de sus frutas y demás\; entre ellos se desarrolló una amistad muy buena.

      Cuando escuché esta historia, recordé: “Ah, yo no debo presentar excusas cuando hago algo malo. Debo soportarlo con una sonrisa, entonces la situación desfavorable se transforma en favorable.”

      Pero existen personas quienes, a pesar de haber hecho algo malo, se ofenden y piensan que sus sentimientos han sido heridos cuando escuchan una reprensión. Pues si las personas no pueden aceptar con buenos sentimientos el consejo que se les da, es porque no hay humildad en sus corazones.

      Debido a que desean ser reconocidos y servidos, no desean escuchar una reprensión ni quieren que se les confronte sus defectos. Jesús fue burlado, ridiculizado y tratado con desprecio a pesar de que era completamente inocente. Él recibió el castigo de la cruz en lugar de los pecadores.

      ¡Nosotros debemos reflejar a ese Jesús! Humillarnos a nosotros mismos cuando hemos hecho algo malo es algo que debemos hacer, y los cristianos siempre deben servir a los demás con un corazón humilde, entonces estaremos emitiendo la fragancia de Cristo.

      Supongamos que su esposo, esposa, hijos, amigos, vecinos, o colegas están diciendo algo que usted no puede entender en lo absoluto. En la mayoría de los casos, usted emitirá sus juicios y respuestas basándose en su punto de vista.

      Este es el caso en el que usted se considera a sí mismo mayor que los demás, en lugar de ser humilde. Si usted emite un juicio en estas condiciones, la mayoría de veces éste será erróneo, y esa es la causa de sentimientos heridos y de disputas.

      Si nosotros nos humillamos e intentamos entender el corazón de los demás, entonces no tendremos ningún conflicto. Además, para entender bien a los demás, es importante escuchar lo que están diciendo hasta el final.

      De ese modo podremos entender, no solamente las palabras habladas por los demás, sino también los sentimientos involucrados en aquellas palabras. Si nosotros logramos sentir el deseo de ellos de ser amados, reconocidos, y de mejorar, entonces podremos darles la respuesta correcta.

      Las madres entienden bien a sus bebés, aunque ellos no pueden hablar. Los recién nacidos no pueden hablar en realidad, sus expresiones se limitan a murmullos y llanto. Pero las madres entienden lo que quieren sus bebés al escuchar su voz\; entienden cuando tiene hambre, o cuando desean que la madre los abrace, o cuando necesitan un cambio de pañal, y cuando quieren jugar.

      Esto es así ya que las madres solamente desean servir y cuidar a sus bebés. Ellas no insisten en que sus bebés entiendan su forma de pensar, tampoco intentan que sus hijos las sirvan como ellas lo hacen con ellos, simplemente tratan de servirlos.

      ¿Por qué no sirve usted a su esposo, esposa, e hijos con este tipo de actitud? De ese modo usted sentirá que son adorables incluso cuando se quejan, se irritan, o cuando se enojen con usted. Quizás usted ha tenido conflictos en el pasado, pero el corazón de los miembros de su familia cambiará por causa de su servicio y aceptación.

      Lo mismo sucede con los miembros de la familia en la fe. Si usted cree que su fe es mayor y mejor que la de los demás miembros de la familia, entonces sirva a aquellos que tienen una fe más frágil con el corazón generoso de una madre.

      Si usted sirve a los demás de ese modo, emitirá la fragancia de Cristo, y esa fragancia conmoverá sus corazones.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      ¡La fragancia de Cristo emite la fragancia del amor!

      ¿Cuál es la mayor razón por la que los apóstoles Pablo y Pedro pudieron cambiar?

      Pedro negó tres veces a Jesús, pero Jesús nunca abandonó a Pedro, sino más bien, entendió sus debilidades, lo perdonó, y lo fortaleció nuevamente. Este amor del Señor transformó y renovó a Pedro por completo.

      Pablo solía buscar y perseguir a aquellos que creían en el Señor Jesús. Pero el Señor se le presentó, lo perdonó, y lo hizo su discípulo. Este amor del Señor transformó el corazón de Pablo.

      ¡Lo mismo sucede con nosotros! ¿No fue acaso el amor del Señor en la cruz lo que derritió nuestros corazones cuando lo conocimos a Él por primera vez?

      El Señor se sacrificó por completo por nosotros cuando ni siquiera lo conocíamos ni creíamos en Él, mas ahora derramamos muchas lágrimas de gratitud por su amor.

      Si este amor del Señor se demuestra a través de usted, las demás personas sentirán la fragancia de Cristo que sale de usted.

      Este es el amor que no quiere nada a cambio. Es el amor que da continuamente sin reservas y que no tiene envidia ni celos al ver que los demás prosperan. Este es el amor que se regocija completamente en la verdad y perdona incluso a aquellos que le han hecho daño. Es el amor del Señor quien ha perdonado nuestros pecados e iniquidades.

      Es a través de ustedes, creyentes que emiten este tipo de aroma, que los demás serán conmovidos y transformados. El amor espiritual puede derretir incluso los corazones que son tan fríos como el hielo, y aquellos que están endurecidos.

      ¡Aquellos que entregan este tipo de amor espiritual también recibirán de este amor de los demás!

      Quizás alguno entre ustedes piense: “¿por qué no me aman los demás?” “¿Será quizás por mi apariencia o porque mi condición social no es muy buena?”

      Por ejemplo, si usted piensa que los demás no lo aman debido a que usted no es simpático, o adinerado, o talentoso, ¡usted está equivocado!
      Por otro lado, si los demás lo aman solamente porque sus atributos físicos son buenos, ¡eso tampoco es correcto! Estas condiciones son solamente una armazón exterior. ¡Cuán insensato es esperar que los demás lo amen solamente fijándose en su físico!

      Usted debe anhelar que amen su alma, la cual es su esencia. Además, si los demás lo aman solamente por sus atributos físicos, ese amor no tiene sentido y no durará por mucho tiempo. Pues la mente de aquellos cambiará fácilmente si las condiciones son diferentes, o si observan a alguien con mejor apariencia.
      Entonces, ¿qué debemos hacer para recibir amor inmutable y verdadero?

      Nuestro espíritu, el cual es la esencia de nuestro ser, tiene que cambiar para llegar a ser hermoso. Si tenemos un buen corazón, sin maldad, una actitud de espíritu sin carácter carnal, y si tenemos un corazón que emite la fragancia de Cristo, definitivamente seremos amados por los demás.
      ¡El aroma del amor que brota del corazón espiritual conmueve a todos!

      Los demás abrirán su corazón naturalmente hacia aquellos que emiten aquel aroma porque sentirán su suavidad, afecto y veracidad. De ese modo, ellos también brindarán amor desde el fondo de su corazón.
      El amor verdadero es preocuparse incluso de los aspectos físicos de la otra persona debido a que se ama mucho su espíritu. Dios el Padre también ama nuestro espíritu y no nuestra apariencia.
      Lo mismo sucede con el pastor que ama su rebaño sin fijarse en la naturaleza física de cada uno de sus miembros.
      ¡Él los ama porque son almas preciosas enviadas por Dios el Padre!

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      En este mensaje les he hablado acerca del grato olor de Cristo en dos aspectos.

      Primero, la fragancia de la humildad y el servicio. Segundo, la fragancia del amor.

      El pasaje bíblico de hoy en 2 Corintios 2:15 dice: “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden.”

      ¿Cuán conmovidos y felices nos sentimos al percibir la fragancia de humildad y servicio de Jesús, así como el profundo aroma de su amor?

      Nuestros corazones se conmueven incluso ahora y las lágrimas brotan al pensar en Su amor y servicio. Debido a que esa fragancia fue tan fuerte, no ha cambiado, ni siquiera en 2 mil años, y jamás cambiará.

      Nosotros debemos estar capacitados para emitir este tipo de fragancia de Cristo\; debemos dársela a la familia en la fe, y en especial a los no creyentes del mundo, guiándolos a poseer la verdadera felicidad, junto con nosotros.

      ¡Mañana inicia el Año Nuevo Lunar y es una buena oportunidad para emitir la fragancia de Cristo!

      Les animo a emitir el profundo aroma de Cristo en humildad, servicio y amor verdadero.

      Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes sean amados por Dios el Padre aún más y que también sean amados por muchas personas.

      ¡Les deseo unas felices fiestas y un feliz Año Nuevo Lunar![Amén]





    • Language
    • x