• Acuérdate del día de reposo para santificarlo 2

    [Éxodo 20: 8 -10]

    08-02-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • : Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
      : <Éxodo 20: 8 -10>
      “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. ”
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      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

      El pueblo de Israel permaneció en Egipto por 400 años; y a finales de ese período, fueron hechos esclavos. Allí fueron sometidos a trabajos duros y peligrosos.

      Cuando ellos clamaron a Dios, Él les recordó la promesa que les había hecho a sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob.

      Entonces, Dios llama a Moisés para sacar al pueblo de Israel de Egipto.

      Sin embargo, el Faraón no quería liberar a los israelitas; y fue así que Dios envío las Diez Plagas sobre la tierra de Egipto.

      Mas no hubo plagas en Gosén, lugar donde vivían los israelitas.

      Éxodo 8:22 dice, “Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra.”

      Dios los apartó y protegió la tierra donde ellos habitaban.

      ¡Cuán agradecidos deben haberse sentido por haber sido elegidos y apartados como el pueblo de Dios!

      Asimismo, ¡cuán conmovidos deben haber estado por el poder sobrenatural de Dios! Aún hoy, Dios aparta y protege a Sus hijos en el Gosén espiritual.

      De la misma manera que guardó a Israel de las Diez Plagas en Egipto, así cuida a Sus hijos de toda clase de problemas en este mundo.

      No obstante, existe una condición, los hijos de Dios deben permanecer en Gosén.

      Permanecer en Gosén, espiritualmente significa permanecer en la Palabra de Dios, la cual nos dice que debemos santificar el Día de Reposo.

      A partir de esta sesión, les explicaré de qué manera santificar el Día de Reposo.

      Es mi anhelo que ustedes santifiquen el Día de Reposo en obediencia a Su Palabra, para que sean reconocidos como hijos de Dios, que gozan de protección y abundantes bendiciones.

      Oro en el nombre del Señor para que sean apartados y guardados de este mundo que pertenece al enemigo, y puedan recibir la protección y bendición de Dios. Y de ese modo, sean llenos de acción de gracias.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo, ¿cómo hacemos para santificar el Día de Reposo?

      En primer lugar, no debemos realizar ningún trabajo mundano ese día.

      El Día de Reposo es para venir a la iglesia, asistir al servicio de adoración, tener comunión con los demás creyentes, y disfrutar del descanso espiritual.

      En el pasaje de hoy, Éxodo 20:8-10, encontramos: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. ”
      Aquí, el trabajo hace referencia al trabajo que tenemos en este mundo que no se relaciona con Dios. Se refiere a todas aquellas cosas personales que hacemos para nuestro propio beneficio, como por ejemplo, tener un empleo para obtener dinero.
      Por supuesto, tenemos que cumplir con nuestro trabajo fielmente por seis días, y Dios dice, “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra…”

      El hombre cabeza de hogar debe cuidar de su familia, y el ama de casa debe ocuparse del trabajo de la casa. Los que estudian deben cumplir con sus estudios.

      Sin embargo, en el Día del Señor, debemos descansar como ciudadanos del Reino de los cielos y como hijos de Dios, en vez de enredarnos en actividades mundanas.

      Aunque en el pasaje de hoy, no sólo se menciona que “usted” no debe trabajar, sino también hace mención de su hijo, su hija, su siervo, su criada, su bestia o su extranjero que está dentro de sus puertas. ”
      El significado espiritual de esto es que usted debe descansar, y que también debe hacerlo todo lo que esté bajo su control.

      Es decir, en el Día de Reposo, deberíamos descansar de toda obra que puede ocupar nuestra mente, que puede ocuparla con pensamientos mundanos, y dedicar el día a habitar en la presencia de Dios solamente.

      Pero quizás hay alguien entre ustedes que pueda pensar, “Yo necesito el dinero, ¿cómo voy a tomarme todo un día sin trabajar? ¿Eso no me va a ocasionar perdida?

      Pero por el contrario, no será así.

      Dios protege nuestros negocios y puestos de trabajo cuando santificamos el Día de Reposo en obediencia a Su Palabra.

      A pesar de que trabajamos 6 días a la semana, Él nos provee como si lo hiciéramos los siete días y aún más que eso. Vemos claramente cómo Dios le permitió experimentar eso al pueblo de Israel.

      Durante el Éxodo, el pueblo permanecía en el desierto, y no les resultaba nada fácil conseguir comida.

      Cuando el pueblo se quejaba, Dios les mandaba maná por seis días, excepto el Día de Reposo.

      Dios no les enviaba el maná el Día de Reposo para que ellos santificasen ese día. En cambio, les permitía juntar el día anterior suficiente maná para dos días.

      Normalmente, si ellos dejaban el maná para el día siguiente, se echaría a perder y no serviría. Pero sorprendentemente, cuando ellos guardaban maná el día anterior al Día de Reposo, no se echaba a perder y servia hasta el día siguiente, o sea, hasta el Día de Reposo.

      No obstante, algunas personas no obedecieron y salieron a buscar maná en el Día de Reposo también. Claro está, no consiguieron absolutamente nada.

      Dios les permitió entender que era Él quien les daría el pan de cada día.

      Mas aún, Él les permitió entender que Él les proveía para los siete días aunque sólo juntaran para seis, descansado, claro, el Día de Reposo.

      Ese mismo principio se aplica hoy en día. Dios nos provee abundantemente lo que necesitamos si santificamos el Día de Reposo, como Su Palabra lo dice.

      Mas si violamos el Día de Reposo trabajando, no confiando en Dios, entonces no disfrutaremos de Su protección y bendición.

      Por lo tanto, nuestro ingreso disminuirá y sufriremos perdidas a causa de inesperadas enfermedades, accidentes y catástrofes.

      A pesar de que trabajemos en el Día de Reposo, no veremos ningún resultado ni aumento en nuestros ingresos; al igual que los israelitas que salieron a buscar maná el Día de Reposo y no obtuvieron nada.

      Muchos miembros de la iglesia dan testimonio de haber sido protegidos y bendecidos por guardar el Día de Reposo. Por ejemplo, ha habido testimonios como los que a continuación siguen de aquellos que atienden negocios.


      Cuando comenzaron a cerrar sus negocios los días domingos en fe, y asistir igualmente a la iglesia, pudieron ver como ganaban en seis días el mismo dinero que antes trabajando los siete días.

      Estas personas daban estos testimonios llenos de felicidad al ver que sus ingresos aumentaron desde que santifican el Día del Señor.

      Del mismo modo, algunas personas sostienen que trabajaron el Día de Reposo e hicieron algo de dinero, pero debido a que de repente algo inesperado surgió, tuvieron que gastar el dinero que habían ganado.
      Si no están bajo la protección de Dios, y pierden lo que han ganado, entonces su trabajo fue en vano.

      Por lo tanto, no pueden recibir las bendiciones de Dios; por lo cual, es en verdad una gran pérdida. Es mi verdadero anhelo que santifiquen el Día de Reposo, y no pierdan ninguna de las bendiciones que Dios derrama.

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy en día, la fe de la mayoría de ustedes ha crecido, y han guardado el Día de Reposo.
      Los domingos, ustedes no trabajan en el mundo y viene a la iglesia, asisten a los servicios de adoración y cumplen con las obras que Dios les ha encomendado.

      Sólo que en ocasiones, a pesar de que ustedes tienen fe e incluso desean santificar el Día del Señor, deben de trabajar los días domingos por diversas razones.

      Permítanme explicarles acerca de esos casos excepcionales. Vivimos en un mundo muy diferente del mundo en los tiempos del Antiguo Testamento, en los cuales todo el pueblo de Israel santificaba el Día de Reposo.

      Debido a que todos guardaban el Día de Reposo, no resultaba difícil hacerlo.

      Sin embargo, la situación hoy en día es muy diferente. Vivimos con personas que no creen en Dios.

      Ni tampoco vivimos en un país cristiano donde, por ley, debemos santificar el Día de Reposo.

      Del mismo modo, en los tiempos antiguos, la mayoría de la gente eran labradores, pescadores, o criaban ganado. Pero en la actualidad, existen tantos empleos y oficios diferentes.

      Y como consecuencia, la manera de santificar el Día de Reposo sea distinta a la de antes.

      Por supuesto, la Palabra misma de dios, que nos manda que santifiquemos el Día del Señor, no ha cambiado para nada.

      Claro está, aún en nuestros días, el Día de Reposo ha de ser guardado conforme a la Palabra de Dios.

      Pero lo que Dios considera más importante es lo que hay en lo profundo del corazón de las personas.

      Las formalidades de mantener el Día de Reposo son importantes, pero mucho más importante es el corazón con que se santifica ese día.

      Si nosotros entendemos la razón que Dios nos manda santificar el día de Reposo, y obedecemos Su voluntad, Dios aceptará con agrado nuestro corazón.

      Aún si debemos trabajar por diversas circunstancias, Dios no dirá que hemos violado el Día de Reposo si en nuestro corazón está el deseo de santificarlo.

      Asimismo, Dios aplica diferentes estándares para medir la fe de las personas.
      Por ejemplo, los creyentes nuevos de fe débil, no pueden todavía controlar las circunstancias.

      Por lo tanto, no pueden santificar el Día de Reposo completa y correctamente. Si los obligamos a guardar el Día del Señor en esta etapa, quizás puedan perder su fortaleza y hasta dejar de venir a la iglesia.

      Y esa no es la voluntad de Dios, quien estima un alma como algo más valioso que el mundo mismo.

      Nuestro deber es guiarlos para que hagan lo mejor posible de acuerdo con el nivel de su fe hasta que su fe crezca lo suficiente. Asimismo, inclusive para aquellos que tiene una buena fe, existen situaciones en las que no pueden evitar tener que trabajar.

      Permítanme explicarles cómo pueden hacer ellos para santificar el Día de Reposo en esos casos.

      En primer lugar, están aquellos que trabajan por la vida y la seguridad de las personas. Ellos son los soldados, los policías o los médicos.

      Supongamos que tanto los soldados como los policías no trabajaran y pasaran todo el domingo en la iglesia porque deben santificar el Día de Reposo, entonces, ¿qué pasaría?

      La seguridad nacional estaría en peligro y el orden social se destruiría. Además, ellos están comprometidos por el país, y existen muchas restricciones para que ellos guarden completamente el Día del Señor.

      Lo mismo sucede con los médicos, enfermeras y demás personal de la salud.

      Si ellos cerraran los hospitales los domingos, ¿cómo van a tratarse los pacientes en los hospitales?

      Sería un gran problema en caso de haber algún paciente de emergencia. Así es que aún si ellos trabajan los días domingos, Dios no dice que ellos están pecando.

      Sin embargo, estas personas deben asistir al servicio del domingo. Ya sea antes del trabajo o después, pero deben asistir al servicio de adoración, y si es posible, guardar el Día del Señor completo.

      Por ejemplo, algunos miembros de la iglesia que trabajan en lo que mencionamos anteriormente, cambian sus turnos con otros empleados para poder santificar el Día de Reposo.

      En segundo lugar, también están aquellos que trabajan en la distribución y en la industria de los restaurantes que también deben trabajar los domingos. En nuestra iglesia, contamos con la Misión Sal y Luz para ese tipo de negocios.


      A medida de que el mundo cambia, cada vez más negocios abren los domingos.

      De esa manera, cada vez más y más personas deben trabajar los días domingos. Los miembros de la Misión Sal y luz y de la Misión Restaurante trabajan en negocios o en restaurantes los domingos. Así que, luego del trabajo, se reúnen y asisten al servicio de adoración.

      Si les pedimos a esas personas que guarden el Día de Reposo completamente desde el comienzo, no les podríamos evangelizar.

      Seria lo mismo que decirles que dejen de ganarse el sostén para vivir. Así que, en un comienzo, se les permite asistir al servicio del domingo por la noche cuando ya han finalizado con sus trabajos.

      Primero, los guiamos para que su fe crezca a través de la Palabra predicada.

      Luego, cuando la fe de ellos crece, algunos, de manera voluntaria, se cambian a un tipo de trabajo que les permita guardar completamente el Día del Señor.

      Aún así, los miembros de la Misión Sal y Luz tiene la fe suficiente para santificar el Día de Reposo completamente. Sólo que algunos de ellos sostienen que estando en la Misión Sal y Luz pueden salvar más almas de esas industrias.
      Tal como su nombre lo sugiere, ellos prefieren permanecer en esas industrias para ser la sal y la luz del mundo y llevar salvación a las personas que trabajan en esas industrias.

      Dios no dice que ellos estén faltando a la verdad de ese modo.

      Aquí hay algunos otros casos. En ocasiones, hasta los que son dueños, no sólo los empleados, de negocios tienen que abrir los días domingos.

      Eso se debe a que ellos tienen que seguir las reglas de los centros comerciales donde están ubicados sus negocios o la empresa a la que pertenecen.

      Entonces, ¿qué pueden hacer ellos en esos casos? Ellos pueden contratar a personas que no son cristianas para que atiendan los negocios los días domingos.

      Los no creyentes, aunque no trabajen los domingos, de todos modos van a invertir su tiempo libre en el mundo, y no van a ir a la iglesia.

      No es en realidad una infracción a la voluntad de Dios contratar personas no cristianas para que trabajen.

      Algunos de estos dueños de negocios inclusive le dan a Dios todo el ingreso de los domingos. Y eso se debe a que en realidad no abren sus negocios por el interés del dinero.

      Pero si ustedes no pueden adorar en espíritu en el servicio de Domingo por causa de preocupación de su negocio, en verdad, deben orar por eso, para que Dios les dé de su trabajo a ustedes.

      Si ustedes oran con fe sincera, el Dios Todopoderoso puede cambiar sus circunstancias.

      Tercero, no sólo los dueños de los negocios, pero también a veces los empleados de diferentes empresas deben trabajar los domingos.

      Estos empleados deben hacer viajes de negocios, que también incluye un domingo, o deben viajar por curso de capacitación. Y si no siguen la política de la empresa, no es en realidad edificante.

      Entonces, ellos al regresar de sus viajes de negocio pueden asistir al servicio en un horario mas tarde, o pueden compartir el servicio vía Internet o a través de la TV satelital.

      Cuarto, también hay algunos exámenes nacionales importantes que se llevan a cabo los domingos. No se puede alcanzar cierta calificación si no se aprueba el examen, y tampoco se puede así, cumplir con los objetivos.

      Esto sucede porque este país no es cristiano.

      En dichos casos, está bien que tomen el examen y asistan al servicio cuando puedan, porque exista en sus corazones el deseo de guardar el Día de Reposo.

      A parte de estas, existen tantas otras situaciones y circunstancias. Dios considera todas las diferentes situaciones porque Él quiere que todos alcancen salvación.

      Él está ensanchando el límite tanto como es posible dentro de Su justicia, para que de ese modo, un mayor número de personas alcancen la salvación.

      Por lo tanto, lo más importante en cada una de las situaciones es el corazón de cada persona.

      Quizás a ustedes les toque trabajar un domingo debido a una variedad de razones, pero aún así, ustedes deben tener el corazón para santificar ese día, teniendo cuidado de sus palabras y de sus acciones.

      Asimismo, debe haber en ustedes el deseo profundo de guardar completamente el Día de Reposo. Si de verdad, hay un profundo anhelo en ustedes, su corazón es como si estuviera en el santuario, aunque su cuerpo pueda estar lejos en otra parte.

      En el caso de no poder asistir al servicio de adoración por alguna razón, han de lamentarlo sinceramente.

      Y de ese modo, van a esperar la casete del sermón con ansia, para no perderse ninguno de los sermones.

      Creo que ninguno de ustedes han malinterpretado el mandamiento de santificar el Día de Reposo, siguiendo sus propios deseos y pensando que pueden hacerlo de la manera que mejor les parece.

      A lo mejor, puedan poner algunas excusas diciendo que en el fondo, querían guardar el Día del Señor, pero si Dios no lo ve con agrado, eso significa que no han santificado el Día de Reposo.

      Es mi anhelo que tengan presente que no guardar el Día del Señor puede poner en riesgo su salvación; no permitan que eso les suceda.

      Entonces, ¿por qué será que Dios nos da mayores posibilidades de santificar el Día de Reposo? Eso no significa que podemos adaptar las situaciones a nuestro deseo de no guardar el Día del Señor; sino más bien, significa que Dios en Su amor nos espera hasta que nuestra fe madure y sea perfecta.

      Espero que puedan comprender la voluntad de Dios y santificar el Día de Reposo.

      Continuaré explicándoles las maneras de guardar el Día de Reposo en la próxima sesión.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo, descansar significa relajarse y estar cómodo.

      Dios nos mandó que santificáramos el Día de Reposo, permaneciendo en el santuario, y no realizando ningún trabajo mundano. Eso significa darnos descanso.

      ¿Cuántas cargas llevan las personas de este mundo en tan sólo una semana? Tiene tantas preocupaciones y cargas por hacer más dinero, por sus familias, salud, etc.

      Jesús dijo, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

      Si permitimos que lo que nos colme sea la Palabra de Dios- el alimento espiritual-, las alabanzas y las oraciones, la comunión con otros creyentes y el servicio voluntario, entonces nuestras fuerzas se renovarán y seremos llenos del Espíritu Santo.

      Asimismo, seremos llenos de esperanza del cielo y disfrutaremos de libertad en la verdad, hasta el punto que recobraremos la imagen de Dios en nosotros mediante el Día del Señor.

      Santificar el Día de Reposo significa descansar cómodamente en el Señor, entendiendo que en Su gran amor, Él sólo nos da aquello que es bueno para nuestras vidas.

      Aquellos que comprendan cuán dulce es ese descanso, esperan con ansia durante esos seis días hasta que llegue el Día del Señor.

      Oro en el nombre del Señor para que ustedes recuerden santificar el Día del Señor con un corazón sincero, y así disfruten del verdadero descanso.


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