[Éxodo 20: 8 -11]
22-02-2009 | Rev. Jaerock Lee
Pasaje
Éxodo 20: 8 -11
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó."
Éste es el tercer sermón de la serie sobre "Santificar el Día del Señor". Retomando el sermón anterior, les explicaré de qué manera santificar el Día de Reposo.
Les dije que para santificar el Día del Señor, en ese día no debíamos trabajar en puestos mundanos; sino más bien, asistir a los servicios de la iglesia y adorar a Dios. La razón es que el Día de Reposo es para glorificar a Dios, y disfrutar del descanso espiritual.
Pero debido a que el mundo está cambiando, algunas personas deben trabajar los domingos también, y eso les preocupa. Pero si verdaderamente hay en nuestro corazón el profundo deseo de santificar el Día de Reposo, el Dios de amor lo considera; y de alguna manera, nos allana el camino para que podamos guardar el Día del Señor. Tambien si nos esforzamos lo mejor posible para adorar a Dios en cualquier circunstancia y de acuerdo a nuestra medida de fe, Entonces Dios no dirá que estamos faltando al Día de Reposo.
Sin embargo, lo que Dios realmente desea de nosotros es que nos volvamos maduros en la fe, y poder así, tener control sobre las circunstancias que nos gobiernan.
Por ejemplo:
- En el caso de Daniel y sus tres amigos, ellos estaban desterrados en otro país pero aún así, guardaban las leyes de Dios. Guardaban los preceptos y mandamientos de Dios, inclusive en lo que a los alimentos se refería. Debido a que ciertamente confiaban y amaban en gran manera a Dios, no les preocupaban las circunstancias que les rodeaban.
Mas el mundo en el que vivimos ha cambiado tanto, y las personas viven diferentes situaciones y tiene diferentes medidas de fe.
Por eso, el Dios de amor acepta algunos casos excepcionales.
En este punto, debemos recordar algo. Este tipo de justicia sólo puede aplicarse cuando existe en el corazón el profundo deseo de santificar el Día de Reposo.
Si malinterpretamos este mensaje y llegamos a infringir el Día de Reposo, será más bien una maldición.
-Vemos el caso del general Naamán, un sirio, un gentil, pero debido a la actitud de su corazón de reconocer a Dios, fue sanado de lepra. Luego de haber sido sanado por el poder de dios, y antes de regresar a su país, Naamán le pidió a Elías lo siguiente:
2 Reyes 5:17-18 dice, "En ese caso persistió Naamán, permítame usted llevarme dos cargas de esta tierra, ya que de aquí en adelante su servidor no va a ofrecerle holocaustos ni sacrificios a ningún otro dios, sino sólo al Señor. Y cuando mi señor el rey vaya a adorar en el templo de Rimón y se apoye de mi brazo, y yo me vea obligado a inclinarme allí, desde ahora ruego al Señor que me perdone por inclinarme en ese templo. "
Naamán, tras haber sido sanado de la lepra, se propuso servir sólo a Dios. Su corazón estaba tan lleno de anhelo por Dios, que hasta se llevó un poco de tierra de Israel para emplearla en su culto de adoración a Dios. Pero debido a que era un hombre de confianza del Rey de Siria, él iba a tener que entrar al templo de Rimón, es decir a un templo de un dios pagano; en ese tiempo, el rey se apoyaba en Naamán para poder inclinarse ante ese dios; por lo tanto, Naamán también tendría que hacerlo. Eso era algo que lo preocupaba. Naamán deseaba no tener mancha delante de dios, y clamó por la misericordia de Dios, ya que en esa situación no le resultaría fácil guardar los mandamientos de Dios. Dios sanó a Naamán porque sabia que éste le serviría con corazón integro.
Es mi anhelo que ustedes puedan ofrecer ese tipo de perfume a Dios; un corazón que lo adora sin importar la situación en la que se encuentre. Si es de esa manera, Dios allanará el camino para que ustedes puedan santificar el Día de Reposo de acuerdo a las circunstancias y a su fe. Dios los guiará para que puedan guardarlo completamente. Por ultimo, Dios les permitirá alcanzar la madurez espiritual.
Oro en el nombre del Señor para que, a través de la guía del Señor, alcancen la completa bendición.
Principal
Queridos hermanos y hermanas en Cristo. En segundo lugar, para poder santificar el Día de Reposo, debemos santificar nuestro cuerpo y corazón. El Día del Señor es el día en el que venimos ante Dios y ante el Señor, el novio. Dios es santo; y por lo tanto, debemos apartar y santificar el Día de Reposo.
Por consiguiente, podremos disfrutar de las bendiciones del Día de Reposo cuando guardemos ese día con corazón y cuerpo santificados.
La mayoría de los miembros de la iglesia ya han aprendido esto, y vienen a la iglesia con sus corazones y cuerpos santificados.
El día anterior al Día del Señor, el sábado, ustedes limpian la casa, lavan la ropa, se bañan o se cortan el cabello preparándose para el Día de Reposo, también han de preparar la ropa limpia que van a ponerse el Día del Señor. Si su entorno y su aspecto se ven limpios, también su mente se refrescará.
Los judíos llaman al día anterior al Día de Reposo como el "Día de Preparación". Aún cuando tengan que hacer largos viajes, ellos regresan a sus hogares en el día de preparación y santifican el Día de Reposo.
Debemos adoptar una actitud de corazón como la de ellos que ponen en primer lugar el Día de Reposo. Si esperamos con ansia el Día de Reposo, haremos todos los preparativos para ese día. Asimismo, debemos también preparar de antemano nuestras ofrendas.
Hermanos y hermanas.
Es importante santificar nuestro entorno y nuestro cuerpo, pero es mucho más importante santificar nuestro corazón para poder llevar a cabo eso, en el Día de Reposo, no debemos participar de un ambiente mundano. Considero que aquellos que santifican el Día del Señor con fe, no miran TV en ese día. Ni tampoco, organizan salidas de entretenimiento mundano, tales como, ir a ver algún deporte, o al cine o de picnic.
El Día del Señor es para partir el pan de vida, alabar y clamar a Dios, compartir charlas con otros creyentes y disfrutar del descanso espiritual.
Para poder santificar nuestro corazón, es muy importante ejercer dominio sobre lo que vemos y oímos. Por lo tanto, lo más conveniente es pasar el Día del Señor en el Santuario de Dios.
Del mismo modo, lo mejor es hacer de los demás entornos lo mas espirituales posible.
Asimismo, tampoco deberíamos ir a lugares donde podamos estar con contacto mundano, inclusive si no disfrutamos de él. Algunos creyentes nuevos de fe débil todavía pueden pensar, "¿qué hay de divertido en pasar todo el día libre en la iglesia sin ninguna clase de entretenimiento?"
Muy bien, supongamos que participamos de los placeres mundanos, entonces, ¿podremos realmente regocijarnos y descansar?
Quizás la pasemos bien por un momento, y creamos así que estamos descansando.
Pero ese es un placer sólo momentáneo y desaparece rápido. No nos puede resolver ni aliviar ninguna preocupación o problema de la vida.
Inclusive, las personas pueden involucrarse en los placeres mundanos hasta el punto tal que estos destruyen sus vidas.
Mas el verdadero descanso lo hallamos en el gozo que Dios nos da.
Isaías 58:13 dice, "Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras."
Si guardamos el Día del Señor y lo santificamos, entonces Dios nos llena del gozo que nada en este mundo puede jamás darnos.
Al escuchar la Palabra de Dios en el Día de Reposo, y al alabarle y orar con Dios, Él trabaja en lo que aflige nuestro espíritu.
Él bendice nuestras vidas.
Nuestro cuerpo y nuestra mente sólo pueden disfrutar del gozo y descanso cuando Dios se hace cargo de nuestras vidas, salud, familia y trabajo.
Al santificar el Día de Reposo, tendremos mayor esperanza de resurrección y anhelo por el reino de los cielos.
Es mi anhelo que los recién convertidos o nuevos creyentes también puedan disfrutar de este gozo.
Por otro lado, para poder guardar nuestro corazón en santidad en el Día de Reposo, debemos cuidarnos de toda forma de maldad.
Isaías 1:13 dice, "No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes".
A pesar de que podamos asistir a los servicios de adoración y a algunas otras reuniones, si mantenemos contiendas o guardamos enojo, eso le produce tristeza a Dios.
Del mismo modo, si pasamos el Día de Reposo con corazones quebrantados a causa de las preocupaciones por las cosas de este mundo, entonces Dios no puede aceptar con agrado nuestra adoración.
Por consiguiente, mientras hacemos lo que debamos hacer el Día del Señor, siempre tenemos que tener un corazón lleno de gozo y de gratitud.
Aunque nos hallemos en medio de situaciones difíciles, debemos mantener el gozo y la gratitud con fe. ¡Cuán agradecidos y gozosos debemos estar por el sólo hecho de ser salvos!
Entonces, Dios puede hacer que lo imposible del hombre sea posible, y también puede cambiar las situaciones. Por supuesto, un verdadero cristiano, lleno del Espíritu, siempre ha de estar gozoso y agradecido cada día.
Es mi deseo pudiendo guardar sus cuerpos y mentes en santidad, santifiquen el Día de Reposo; y así, disfruten de la alegría y gozo del reino de los cielos.
Amados hermanos y hermanas en Cristo.
El tercer punto para santificar el Día de Reposo es ofrecer el día entero.
Es decir, debemos asistir a ambos servicios del día domingo, mañana y noche. Algunas personas sólo asisten al servicio por la mañana, y luego trabajan o salen a comer.
Pero no tiene el deber de abrir sus negocios; aún así, lo hacen para ganar dinero o para disfrute propio.
Eso es santificar el día de Reposo a medias. No puede decirse que se lo hace de manera completa.
Inclusive hoy en día, los judíos guardan el Día de Reposo estrictamente. Por lo general, permanecen en sus hogares.
A pesar de que quizás estén lejos de sus casas durante la semana, ellos regresan los viernes para poder así santificar el Día de Reposo.
Y santifican el Día de Reposo desde la puesta de sol del día viernes hasta la puesta de sol del sábado.
Entonces, ahora que conocemos el verdadero significado del Día del Señor, ¿cómo piensan que deberíamos santificarlo?
Si sólo asistimos a uno de los servicios del domingo, no estamos santificando completamente el Día de Reposo.
Quizás haya ente ustedes personas que se pregunten si pueden trabajar luego que el servicio de la noche haya terminado.
Pero aunque ustedes asistan a ambos servicios, no podemos decir que hemos ofrecido el día entero a Dios si no lo vivimos lo que queda del día con corazones santos.
Si ustedes están pensando en el trabajo que tiene que hacer o los planes que tiene para después del servicio, entonces quizás no estén concentrados en el servicio, o pueden quedarse dormidos.
Por lo tanto, para santificar el Día del Señor completamente, deben asistir a ambos servicios, mañana y noche, y adorar a Dios en espíritu y en verdad.
Si están durmiéndose durante el servicio de adoración, entonces eso significa que no están adorando a Dios. No puede decirse que estén santificando el Día de Reposo. .
Supongamos que ustedes se quedan dormidos mientras alguien les está hablando. ¿No sería eso considerado tremendamente descortés? Y si lo hacemos delante de Dios, eso sería mucho peor.
Es tan triste si no adoran a Dios en espíritu y en verdad, porque para eso, les convendría quedarse en sus casas.
Una vez que estamos en la iglesia obedeciendo la Palabra de Dios, deberíamos recibir todas las bendiciones preparadas para aquellos que adoran a Dios con todo el corazón en el Día del Señor.
Entonces, pensemos ahora en las actitudes correctas al adorar a Dios.
Primero, para adorar a Dios en espíritu y en verdad, no debemos llegar tarde. Debemos venir al menos 10 ó 20 minutos antes para poder prepararnos en oración para el servicio.
Una vez que el servicio comenzó, ustedes deben estar atentos a cada parte del culto hasta que este termine, ya sea con la bendición o con el Padrenuestro. No pueden marcharse en medio del sermón.
Cabe aclarar, con la excepción de aquellos que tengan que hacer trabajo voluntario para el servicio de adoración.
Del mismo modo, deben concentrarse en el mensaje sin dormitarse o desconcentrarse.
Deben orar en el tiempo de oración, y cuando alaban a Dios, deben entregarle el corazón en cada canto.
No deben presentarse ante Dios con las manos vacías. Deben preparar de antemano sus ofrendas y presentarlas con alegría ante Dios.
Si su aspecto es limpio, pueden ofrecerle un perfume de adoración más exquisito a Dios.
Por ejemplo, para presentarse ante Dios, deben quitarse el sombrero, salvo aquellas personas que por razones medicas deben llevar algo en sus cabezas.
Del mismo modo, Dios hallará mayor complacencia si ustedes llevan puesto ropas más como las del reino de los cielos.
Una de las cosas que debemos siempre recordar es que el santuario de Dios es muy valioso.
Levítico 26:2 dice, "Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová."
El santuario es un lugar santo. En la Biblia, podemos ver que el pueblo de Israel llamaba "tabernáculo" a lo que hoy vendría a ser el santuario, la casa del Señor.
El santuario es la casa santa de Dios; es donde Él habita.
Por lo tanto, mientras estemos en el santuario, debemos tener cuidado de lo que hacemos y de lo que decimos. No debemos actuar como los impíos, ni siquiera hablar sobre cosas mundanas.
Los padres también deben enseñar a sus hijos a comportarse y no andar jugando o corriendo alrededor de la iglesia.
Asimismo, debemos mantener la limpieza del santuario. Aquí, ustedes los miembros de la iglesia se preocupan y cuidan el santuario. Muchos de ustedes realmente velan para que nada ensucie el santuario del Señor.
También creo que ustedes ya no comen nada dentro del santuario. Claro está, quizás traten de clamar a sus bebés dándoles algo para que coman.
Pero en otros santuarios, no debería haber nada de comida, en especial durante el servicio de adoración. No está bien tomar o comer mientras estamos adorando a Dios.
Así que, por favor, mantengamos la comida y la bebida dentro del área del comedor para no ensuciar el santuario.
Del mismo modo, debemos cuidar las cosas y el equipamiento que hay en el santuario. Todo lo que en él hay es de Dios; y por lo tanto, son santos.
Mi deseo es que cuidemos del santuario más que de nuestras propias casas.
Pronto, entrarán al Santuario de Canaán. Los exhorto a que den el buen ejemplo para que de ese modo, todos los que vean el santuario puedan sentir a Dios y el reino de los cielos en él.
Hermanos y hermanas.
El Señor de nuestras vidas es Jesucristo. Él es quien nos redimió de la muerte y nos dio vida eterna.
Nuestra vida le pertenece al Señor, y obviamente nuestro tiempo, nuestra salud y dinero; todo es de Él. Así como se han propuesto dar el diezmo completo a Dios, ¿por qué no se proponen también entregarle todo su tiempo, salud, dinero y todo lo demás al Señor en el Día de Reposo?
De ese modo, no les será difícil santificar el Día de Reposo.
Oro en el nombre del Señor para que se decidan firmemente a entregarlo todo a Dios; y así, reciban completa bendición.
Conclusión
Amados hermanos y hermanas en Cristo, durante el servicio del domingo por la mañana, tenemos tiempo para mirar hacia atrás, cabía la semana que pasó y arrepentirnos de lo que hicimos mal.
En ocasiones, puede que ustedes no guarden sus corazones y hagan algo que van contra la Verdad durante esos seis días que están en el mundo.
Sin embargo, si ustedes confiesan sus pecados a Dios y se arrepienten, Él es fiel en limpiarlos con la sangre de Cristo.
Él reafirmará que ustedes no tienen nada que ver con el enemigo, el diablo que gobierna este mundo; y los separará como ciudadanos del cielo y como Sus hijos.
Él nos protege en su regazo de las maquinaciones del enemigo en contra nuestra.
Por otro lado, el servicio de domingo por la noche acaba con la bendición. Al santificar el Día de Reposo y luego recibir la bendición, ustedes pueden vivir confiadamente y en bendición el resto de la semana.
De la misma manera, el Día de Reposo es el día en que refrescamos neutros espíritus y nos preparamos para la semana que nos espera. Si la Palabra de Dios, de alguna manera, no se halla fresca en nuestras mentes, de ese modo, podemos refrescarla y refugiarnos nuevamente en ella.
El alabar y orar a Dios nos renueva, y nos llena del poder que necesitamos para vencer a este mundo. Si santificamos el Día de Reposo de esta manera cada semana, poco a poco iremos recuperando la imagen de Dios en nuestras vidas.
Isaías 56:2 dice, "Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal."
Oro en el nombre del Señor para que ustedes se presenten ante Dios en el Día de Reposo con cuerpos y mentes santificadas por completo; y le ofrezcan a Él el día entero y así se conviertan en verdaderos hijos bendecidos de Dios.