05-03-2009 | Rev. Jaerock Lee
Capítulo 14
Iglesia Primitiva
1. Características de la Iglesia Primitiva
La iglesia primitiva fue formada centrándose en Jerusalén, después de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y un gran avivamiento tomó lugar.
A través de la predicación de Pedro, tres mil personas se arrepintieron y fueron bautizadas en un mismo día. Entonces, alrededor de tres mil almas se unieron. Asimismo, ellos perseveraban firmemente en las doctrinas de los apóstoles y la comunión, en el partimiento del pan, y en las oraciones (Hechos 2:41-42). Muchas señales y maravillas fueron realizadas a través de los apóstoles. Todos los creyentes estaban juntos, tenían todas las cosas en común, y el Señor añadía diariamente a la iglesia aquellos que llegaban a ser salvos.
Mientras los apóstoles continuaban predicando el evangelio, más personas seguían a Jesucristo. Entonces, la iglesia primitiva designó siete diáconos para servir en la iglesia (Hechos 6:2-6). Entre ellos estaba Esteban, quien compartía mensajes poderosos, realizaba señales y maravillas, y se convirtió en el primer mártir.
En aquel entonces una gran persecución se levantó contra la iglesia que estaba en Jerusalén y todos los creyentes fueron esparcidos a lo largo de las regiones de Judea y Samaria. A través de esto, el evangelio se predicó también fuera de Jerusalén.
Durante aquel tiempo, Saulo de Tarso iba a Damasco para perseguir a las iglesias. Pero en el camino se encontró con el Señor, se dio cuenta de cuál era la voluntad de Dios, se arrepintió y se convirtió en Pablo. El se convirtió en el apóstol de los Gentiles. El esparció el evangelio en Asia y Roma por medio de muchos viajes misioneros para establecer la fundación de la misión mundial. Finalmente, el evangelio fue esparcido por todo el mundo.
La iglesia primitiva fue establecida por la voluntad de Dios, y es el modelo a seguir para todas las Iglesias. Por lo tanto, nosotros debemos adoptar el ejemplo de la iglesia primitiva para que el número de quienes sean salvos crezca diariamente, teniendo favor para con todas las personas y alabando a Dios.
A. Continuaban Diariamente en Acuerdo Unos a Otros en el Templo
Los miembros de la iglesia primitiva se reunían en el Templo y en el pórtico de Salomón que estaba al lado este del patio del Templo. Allí, ellos eran instruidos por los apóstoles, testificaban señales y maravillas, y sentían la presencia del Dios vivo.
Incluso en la actualidad, no deberíamos dejar de reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino que deberíamos animarnos unos a otros, más aún cuando vemos que el Día se acerca (Hebreos 10:25). Deberíamos tratar de reunirnos no solamente los domingos, sino también para el servicio del miércoles, la vigilia entera del viernes, la célula de adoración, la reunión de oración a la madrugada y otras reuniones de oración. Si no nos reunimos en la iglesia, nosotros naturalmente compartiremos en las reuniones de las personas del mundo, y será muy probable que nosotros no moremos completamente en el Señor.
Si tratamos de reunirnos en la iglesia, vamos a ganar fe para vencer a este mundo, seremos llenos de esperanza celestial, y tendremos amor espiritual para ser bendecidos por Dios.
B. Continuaban en Comunión y Oración
Aquellos que intentan congregarse en la iglesia tendrán una fe firme y se darán cuenta de la importancia de las oraciones, por tanto orarán teniendo comunión con los hermanos en la fe. La oración es aliento espiritual, es conversación con el Dios vivo, y es la manera de recibir poder de Dios; es por eso que Dios nos dice que debemos orar constantemente (1 Tesalonicenses 5:17).
Si nosotros oramos, recibiremos fortaleza de lo alto para vencer al Diablo enemigo y Satanás, y ganaremos fuerzas para vivir según la Palabra de Dios, que es la verdad. Nuestra fe crecerá de manera que la enfermedad no recaerá sobre nosotros. Viviremos vidas sanas en espíritu y cuerpo, y viviremos siempre en victoria. Generalmente, una hora de oración al día nos mantendrá saludables, y con dos horas de oración nuestros hogares y negocios serán protegidos por completo.
C. Se Amaban Unos a Otros y Estaban Siempre Gozosos.
Jesús nos dice que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos ya que toda la ley y los Profetas dependen de estos dos mandamientos (Mateos 22:39-40, Marcos 12:31). Asimismo, Él nos indica que si alguien dice: “Yo amo a Dios”, pero aborrece a su hermano, este es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto (1 Juan 4:20).
Por lo tanto, aquellos que aman a Dios deben amar a sus hermanos y a su prójimo con hechos y verdad. Los miembros de la iglesia primitiva vendían sus posesiones y las compartían a los demás según su necesidad. Ellos pusieron en acción el amor que no busca lo suyo. En la actualidad hay pocos miembros que hacen esto, pero si nosotros de verdad anhelamos el cielo, debemos seguir este ejemplo.
Los miembros de la iglesia primitiva podían regocijarse siempre ya que ellos estaban llenos no solamente del gozo de la salvación por medio de Jesús, sino también de la esperanza del cielo. En este mundo hay lágrimas, dolor y muerte, pero debido a que ellos creyeron que estas cosas no existen en el cielo, ellos podían hacerlo todo para la gloria de Dios; incluso al enfrentar persecución, ellos podían estar agradecidos, gozosos y alabando a Dios.
D. Continuaban Evangelizando
La última Gran Comisión de Jesucristo fue: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” La iglesia primitiva estaba cumpliendo esta voluntad de Dios. Esto no se dio de manera sencilla solamente, sino que fue porque ellos se reunían, oraban, se amaban unos a otros, y emanaban el grato olor de Cristo.
Es por eso que Hechos 2:47 dice: “Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
E. Manifestaban Señales y Prodigios
Jesús dijo que es bienaventurado aquel que cree sin haber visto. Pero en Juan 4:48 también dijo: “Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.” Es decir, podemos tener fe verdadera cuando vemos señales y prodigios que pueden testificar del Dios vivo. Es por eso que Hechos 2:43 dice: “Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.”
Los miembros de la iglesia primitiva lograron tener mayor fe porque ellos fueron testigos de la resurrección y ascensión de Jesús. Vendieron sus bienes y posesiones, y las repartieron entre todos, según su necesidad. Entonces continuaban diariamente en acuerdo uno al otro en el templo, y partiendo el pan de casa en casa, ellos comían con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor para con todas las personas.
2. Los 12 Apóstoles y los 7 Diáconos de la Iglesia Primitiva
La iglesia, el cuerpo de Cristo, es la reunión de creyentes en Dios, que difunde el evangelio al prójimo, enseña y levanta a aquellos que han aceptado el evangelio, tienen comunión en el Señor, y sirven a la sociedad.
Entonces, para cumplir este tipo de obra misionera, Dios nos ha dado varios cargos para formar la organización de la iglesia. Hechos 6:1-6 nos habla sobre los apóstoles que designan a los diáconos. Ya que el número de creyentes aumentaba grandemente en la iglesia primitiva, la carga de trabajo de los apóstoles para predicar, así como las obras de caridad aumentaron dramáticamente.
Entonces llamaron a todos los discípulos para tener una reunión, y dijeron: “No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra”. Esta propuesta fue de agrado a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía.
Los apóstoles oraron e impusieron sus manos sobre ellos para designarlos. De este modo el deber de los apóstoles y el de los hombres comunes empezó a ser diferenciado. Los apóstoles designaron a los miembros con los cargos y la autoridad para realizar tareas especiales.
Ahora, ¿cómo designó Jesús a los doce discípulos? En Lucas 6:12-16 vemos que Jesús fue al monte a orar a Dios toda la noche. Cuando llegó el día llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles. En Mateo 10:1-4 dice: “Entonces Jesús llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también lo traicionó.”
Después de que Judas Iscariote vendiera a Jesús por 30 monedas de plata y cometiera un suicidio (Mateo 27:3-9), el número de los discípulos llegó a ser de once. Entre los discípulos que estaban esperando en oración por la venida del Espíritu Santo después de la resurrección y ascensión de Jesús, Pedro dijo a ciento veinte personas que estaban orando juntos que ellos debían seleccionar un apóstol más en lugar de Judas Iscariote para testificar de la resurrección de Jesús. Ellos postularon a dos: José llamado Barsabas, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías (Hechos 1:15-26). Finalmente, Matías se unió a ellos para formar los doce Apóstoles.
Estos doce apóstoles entregaron sus vidas a la oración y a la ministración de la Palabra. Los siete diáconos que fueron elegidos de entre los creyentes se encargaron de servir las mesas, para que los apóstoles pudieran predicar la Palabra de Dios con más poder. El número de los discípulos se multiplicó grandemente en Jerusalén, y un gran número de los sacerdotes eran obedientes a la fe (Hechos 6:7).