[2 Timoteo 3:16]
03-11-2007 | Rev. Jaerock Lee
EL MENSAJE DE LA CRUZ 3
Dios el Creador (3)
Escritura: Génesis 1:1\; “En el principio Dios creó los cielos y la tierra.”
2 Timoteo 3:16\; “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,”
Amados Hermanos y Amigos:
Esta es la 3ra. Prédica del “Mensaje de la Cruz”. Continuaré explicando lo tratado en nuestras dos últimas sesiones referidas a qué clase de ser es Dios.
En primer lugar, Dios es el Creador de todas las cosas. Los seres humanos y todas las cosas no llegaron a existir por pura casualidad. Todo fue diseñado y creado por Dios el Creador.
En segundo lugar, Dios es “YO SOY EL QUE SOY.” Nadie procreó ni creó a Dios sino que Él existió por Sí Mismo desde antes de la eternidad, y existirá a lo largo de toda la eternidad.
En tercer lugar, Dios es omnisciente y omnipotente. Dios puede hacer cosas que ni siquiera la habilidad del hombre puede imaginar. Dios sabe todo sobre el pasado, el presente y el futuro.
Hasta aquí he explicado en las dos últimas prédicas.
Hoy, compartiré con ustedes el cuarto aspecto de Dios: Él es el autor de la Biblia.
Espero que a través de este mensaje puedan creer, sin lugar a dudas, que la Biblia y la Palabra de Dios son verdaderas.
Oro en el nombre del Señor para que, en fe, obedezcan y pongan en práctica la Palabra de Dios y, de esa manera, reciban todas las bendiciones prometidas en la Biblia.
Amados Hermanos en Cristo:
Cuando ustedes viene a la iglesia, todos reciben un poco de la Biblia. El camino de la salvación está claramente explicado en ella.
Expone por qué Dios creo al ser humano, cómo guía y controla la historia de la humanidad, y nos da a entender acerca del inicio y el final del cultivo del ser humano.
Asimismo, detalla claramente sobre el cielo y el infierno, el Señor y Salvador Jesucristo, y el deber y la obediencia del hombre.
Cuando crean y pongan en práctica estas cosas, alcanzarán la salvación y la vida. Entonces, reunirán las condiciones para entrar al reino de los cielos.
Hay un sin numero de libros en el mundo. Pero solamente la Biblia da salvación y vida al hombre.
Por consiguiente, ¿Quién escribió la Biblia? La Biblia consiste en un total de 66 libros: 39 libros del Antiguo Testamento y 27 libros del Nuevo Testamento. Se conoce que un total de 34 personas escribieron la Biblia: 26 el Antiguo Testamento y 8 el Nuevo Testamento.
Por ejemplo, Génesis fue escrito por Moisés, y Eclesiastés por Salomón. Isaías fue redactado por Isaías.
El Nuevo Testamento fue escrito por hombres como el apóstol Pablo, Pedro, Santiago y Judas, y los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, reciben el nombre de sus redactores.
Tomó un total de 1600 años para que la Biblia fuese compuesta: 1500 años para el Antiguo Testamento y 100 años para el Nuevo Testamento. La Biblia es una recopilación de libros escritos por 34 personas durante un período de 1600 años.
Pero el autor de la Biblia en su totalidad es Dios. Como dije anteriormente, han sido 34 escritores, pero no han sido autores sino “escritores anónimos
Permítanme darles un ejemplo: Supongamos que una madre que está viviendo con su hijo mayor, quiere escribirle a su hijo menor que vive lejos de ella. La madre le dicta a su hijo mayor el contenido de la carta para que la escriba.
Entonces, ¿De quién es la carta? ¿Es del hijo mayor porque la escribió?
No. No lo es. Aun cuando la haya escrito, el contenido de la misiva pertenece a la madre.
De la misma forma, el contenido de la Biblia es la Palabra de Dios. Dios movió a los que consideró apropiados de acuerdo a Su parecer y los hizo escribir bajo la inspiración del Espíritu Santo.
En relación a esto, 2 Timoteo 3:16 dice, “Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.”
2 Pedro 1:21 afirma, “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
Isaías 34:16 enuncia, “Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos\; ninguno faltó con su compañera\; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.”
Si bien hay diversos escritores en la Biblia, la Biblia entera nunca se contradice a sí misma y tiene una consistencia tal como si hubiese sido escrita por una sola persona. Es porque fue escrita por el Dios todopoderoso por medio del obrar del Espíritu Santo.
Y debido a que la Biblia está escrita por la inspiración del Espíritu Santo, también se debe interpretar con la inspiración del Espíritu Santo. Si la interpreta con el conocimiento humano, será mal interpretada y tergiversada.
2 Pedro 3:16 dice, “Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas, entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes (es decir los que no están firmes en la fe) tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.”
Hoy en día, hay tantas personas que, de esta misma manera, van por el camino de la perdición. Sólo se puede creer en la Biblia tal como es, pero hay muchos que enseñan lo opuesto.
Si no interpreta la Biblia por la inspiración del Espíritu Santo, sino con el pensamiento humano, la entenderá de manera totalmente diferente de la que Dios se propuso. Y caerá en la perdición. Si interpreta la Biblia con la inspiración del Espíritu Santo, podrá darse cuenta que los versículos concuerdan uno con el otro.
Esta escrito, “Leed si faltó algunos de ellos\; ninguno faltó con su compañera.”
Como las cuentas o perlas deben ser hiladas o unidas hasta llegar a formar un collar, cada versículo se completa acoplándolo con los versículos que lo complementan y lo hacen perfecto y completo en su significado espiritual.
Permítanme darles un simple ejemplo. En Hechos 2:21 se cita. “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Pero, sólo con este versículo no podemos entender completamente la voluntad de Dios sobre la salvación.
Por eso, si dice que será salvo sólo invocando el nombre del Señor de acuerdo a este único versículo, está malinterpretando la Biblia. De esta manera, está asimilando información errónea dentro de usted.
Como se enuncia en Mateo 7:21, “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, (Es decir, que no entrará al reino de los cielos tan sólo clamando, “Señor, Señor”) sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”\; no reunimos la condición para nuestra salvación tan sólo invocando el nombre del Señor.
Por esto, Romanos 10:10 cita, “Por que con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Es decir, sólo aquellos que han sido justificados creyendo con su corazón serán salvos al confesarlo con su boca. No será salvo sólo sabiéndolo en su mente y diciendo, “Señor. Yo creo”
¿Qué significa entonces creer? Santiago 2:14 dice, “Hermanos míos, ¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?\; ¿Podrá la fe salvarle?
Ellos dicen que tienen fe, pero no viven de acuerdo a la Palabra de Dios. No guardan ni cumplen los mandamientos de Dios. No viven ni caminan en la luz. ¿Podrá, entonces, esta clase de fe salvarlos? Nuestro Señor afirma “NO”.
Aquellos que son justificados creyendo con su corazón serán respaldados por la evidencias de sus obras. Si realmente cree que Jesús murió para perdonarle sus pecados, sus hechos y acciones lo acompañarán en tanto viva conforme a la Palabra de Dios.
Y porque ama a Dios y porque el Señor dio Su vida por usted, no deseará herir el corazón de Dios y, en forma natural, comenzará a echar fuera el pecado. Además, si verdaderamente cree en el amor del Señor, amará a sus hermanos como a sí mismo.
No tendrá odio ni envidia\; ni juzgará ni condenará\; no buscará su propio beneficio o provecho, sino que servirá, se sacrificará\; y ayudará a los necesitados para mostrar la evidencia de su fe con sus obras y hechos.
Sin embargo, las obras no son sólo manifestaciones externas. Romanos 3:28 dice,”Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.” No importa cuanto practique la verdad, si no lo hace con fe, no podrá ser justificado sólo por sus obras.
Su corazón debe llegar a santificarse porque cree en el Señor, y sus hechos y obras deben ser producto de esa santidad del corazón como una obra integral y completa. Por eso, “Creer con el corazón” significa santificar su corazón, para que de él puedan salir estas obras y hechos santos. Es decir, es circuncidar su corazón.
Es por eso que la Biblia nos dice que debemos circuncidar nuestro corazón\; sacar la piel o el prepucio de nuestro corazón.
Cuando un hombre circuncida su corazón creyendo de esta manera y confiesa el nombre del Señor con su boca, recibirá la salvación.
Si ustedes no conocen los pares o complementos de estos versículos, podrían de hecho malinterpretar el verdadero sentido de ellos, “Seré salvo únicamente si acepto a Jesús como mi Salvador”\; o “Seré salvo aun cuando viva en pecado si tan sólo creo con mi corazón.”
Por cierto, si cree con su corazón, no vivirá en pecado. Pero muchos dicen que creen con su corazón, aun cuando sólo creen con su conocimiento, porque no conocen la verdad. Si no hay obras de fe, es que no creen con el corazón. Es sólo conocimiento en su cabeza.
Por eso, en este caso, continuará pecando y, consecuentemente, no obtendrá vida eterna sino más bien irá a su destrucción. Asimismo, para conocer la voluntad de Dios en cada versículo, debe saber los versículos pares que lo complementan. Así. Podrá entender completamente el significado espiritual correcto.
Amados Hermanos en Cristo:
La Biblia es la Palabra de Dios, y todas las palabras contenidas en ella son verdaderas.
Esto también se puede comprobar a través de la historia. Pueden ver en el Antiguo Testamento que la historia de Israel, los acontecimientos históricos y los pueblos y naciones, y los lugares y costumbres son reales.
Además, como mencioné la última vez, hay muchas profecías en la Biblia, y cada una de ellas se están cumpliendo.
Por ejemplo, Lucas 19:43-44 dice, “Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”
Esta es la profecía de Jesús sobre la destrucción de Jerusalén. Cerca de 40 años después de esta profecía, alrededor del año 70 D.C., la ciudad de Jerusalén fue destruida por el general del Imperio Romano Tito. Este hecho sucedió tal como Jesús lo había profetizado.
El ejército romano construyó un dique alrededor de los muros de la ciudad. Luego de conquistarla, asesinaron brutalmente a los niños y destruyeron todos los edificios no dejando piedra sobre piedra.
Además de ésta, hay numerosas profecías sobre diversos acontecimientos mundiales, y las más importantes entre ellas son las profecías sobre Jesús. Para completar el camino de la salvación, que es el tema central que trata la Biblia, el Salvador tenía que venir para salvar a la humanidad pecadora.
Por eso, Dios nos dio profecías específicas y detalladas en muchos pasajes del Antiguo Testamento acerca de cómo Jesús llegaría a ser el Mesías: su nacimiento, ministerio, sufrimientos y resurrección.
Cuando vino el tiempo, como Dios lo había prometido, envió a Jesús a esta tierra. El Nuevo Testamento registra en detalle el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento acerca de Jesús.
Revisemos algunas de ellas:
La primera es acerca del nacimiento de Jesús. En Génesis 3:15, Dios no habla que el Salvador saldría del pueblo de Israel.
Cuando Dios maldijo a la serpiente. Le dijo, “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya\; ésta te herirá en la cabeza, y tu le herirás en el calcañar.”
Aquí, “mujer” espiritualmente se refiere a Israel. Es obvio que un hombre nazca de una mujer. La razón por la cual Dios lo resalta es porque hay en esto un significado espiritual.
Apocalipsis 12:5 dice, “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones, y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.” Esto atestigua que Jesús vino a este mundo por medio de una mujer, que pertenecía al pueblo de Israel.
Isaías 7:14 menciona, “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel.”
Miqueas 5:2 cita, “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, (Belén está ubicada cerca de Jerusalén. Es un pequeño pueblo) de ti me saldrá el que será Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”
Como fue profetizado, Jesús fue concebido por el Espíritu Santo, y nació de la Virgen María en un establo en Belén.
Además, luego que nació Jesús, el Rey Herodes ordenó que todos los niños menores de 2 años fueran ejecutados en un intento de matar a Jesús. Pero en ese momento, Dios envió a Jesús a Egipto a través de un sueño de José.
Después que el Rey Herodes muriera, Dios los llamó por medio de otro sueño de regreso a Israel. En el Antiguo Testamento, Óseas 11:1 profetiza acerca de esto diciendo, “Y de Egipto llamé a mi hijo.”
Por eso, si viaja a Egipto, hay un lugar en donde Jesús se refugió y en donde fue criado cuando era joven. Hay ahí una iglesia de refugio. Jesús estuvo allí por algún tiempo y debido a un sueño con un ángel de Dios, regresó a Israel. Fue a Nazaret y allí creció.
Cuando Jesús entró a Jerusalén, lo hizo montado en un asnillo como lo profetiza Zacarías 9:9. Este pasaje dice, “Alégrate mucho, hija de Sión\; da voces de júbilo, hija de Jerusalén. He aquí tu Rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”
También, como se cita en el Salmo 41:9, “aún el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía. Alzó contra mí el calcañar”, Judas Iscariote, quien recibía muy de cerca el pan de la Palabra de Dios, traicionó y vendió a Jesús.
Judas Iscariote, que tenía a su cargo la bolsa, vendió a Jesús. La Biblia se refiere a él como “el hombre de mi paz\; es decir mi amigo, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía.” No dice “mi discípulo” sino “mi amigo o el hombre de mi paz”. Por eso, cuando Judas Iscariote entregó a Jesús, lo besó como una señal para identificarlo. En ese momento, Jesús no lo llamó “mi discípulo” sino “Amigo, ¿A qué vienes?”
Como se menciona en Zacarías 11:12, “Si os parece bien, dadme mi salario\; y si no, dejadlo. Y pesaron por mí salario treinta piezas de plata,” Judas Iscariote vendió a Jesús por treinta piezas de plata. Como está profetizado en el Antiguo Testamento, él entregó a Jesús por 30 monedas de plata.
Además de todo esto, en muchos pasajes en Isaías, Salmos, y Zacarías profetizan con gran detalle los sufrimientos de Jesús, en qué tumba iba a ser sepultado, cómo resucitaría de entre los muertos y cómo iba a ascender a los cielos.
Igualmente, numerosas profecías sobre Jesús en el Antiguo Testamento han sido todas absolutamente cumplidas una por una en el Nuevo Testamento.
Y no sólo la Biblia sino también la historia testifican de Jesús, Es decir, la abreviatura D.C., con la cual decimos que este año es el año 2006 Después de Cristo, se inició con el nacimiento de Jesús.
Si decimos que estamos en el año 2006, quiere decir que han transcurrido 2006 años desde que Jesús vino a este mundo para salvarnos. Nosotros estamos en la era D.C.\; es decir Después de Cristo desde el momento del nacimiento de Jesús.
Además, en 1 Corintios 15:6 se lee, “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.”
A través de estos testigos, la resurrección del Señor pudo hacerse conocida por todo el mundo.
Y hasta hoy, es un hecho incuestionable que las palabras escritas en la Biblia sobre el Señor Jesús son todas verdaderas y que la Palabra de Dios ha sido y es difundida al mundo entero.
También, aquellos que oyen y creen en todos estos hechos pueden encontrar, conocer y experimentar en forma personal a Dios, el autor de la Biblia. Cuando creen en las promesas de la palabra dada por Dios en la Biblia y las llevan a la práctica, pueden experimentar y vivir las obras de nuestro Dios que cumple Sus promesas y garantiza y respalda Su palabra.
Amados Hermanos en Cristo:
La Biblia profetiza sobre las señales y la situación en el mundo durante los últimos tiempos antes del regreso del Señor.
Igualmente profetiza sobre los sucesos y acontecimientos en el futuro incluyendo los 7 años de la Gran Tribulación, la III Guerra Mundial, el Milenio, el Día del Juicio Final\; y sobre el cielo y el infierno.
Además, la Biblia también nos habla detalladamente cómo nosotros, que estamos viviendo en este fluir de la historia, podemos recibir salvación y bendiciones y entrar en el reino de los cielos.
Pero algunas personas, aun cuando profesan su fe en Dios, no creen que la Biblia sea la Palabra de Dios.
Hay algunos otros que afirman creer que la Biblia es la Palabra de Dios, pero no creen en su totalidad las palabras escritas en la Biblia. Por eso, cuando la Biblia no está de acuerdo con lo que piensan o está en contra de su propio beneficio o provecho, ellos simplemente no actúan de acuerdo a ella ni la obedecen.
La Biblia es indudablemente la Palabra de Dios y Él la garantiza completamente. Por eso, a todos aquellos que creen en las promesas de la Biblia y las ponen en práctica, Dios los bendice como lo ha prometido.
Por ejemplo, Marcos 9:23 dice, “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” No hay nada imposible para los que creen.
Marcos 16:17-18 cita, “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios\; hablarán nuevas lenguas\; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño, sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”
La Palabra de Dios claramente establece que todo es posible para aquel que cree y que estas señales lo seguirán. ¿Qué clase de señales? Echarán fuera demonios en el nombre del Señor. Hablarán en nuevas lenguas. Tomarán en sus manos serpientes. Esto significa que derribarán la sinagoga de Satanás. Además, pondrán sus manos sobre los enfermos y sanarán.
Como se ha dicho, todo es posible para aquellos que tienen una fe perfecta\; incluso podrán efectuar las señales del poder de Dios.
Además, Éxodo 15:26 dice, “Y dijo: si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti\; (las enfermedades que Dios envió a los egipcios representan todas las enfermedades del mundo) porque yo soy Jehová tu sanador.
Dios es nuestro Padre, y es el Dios sanador. Incluso si padecemos de una enfermedad, Él nos sana, ¿Por qué entonces nos enviaría alguna enfermedad? Por eso tenemos que conocer a Dios y creer en Él correcta y apropiadamente.
Como se ha dicho, si se aleja del pecado y guarda los mandamientos de Dios, ninguna enfermedad vendrá sobre usted.
Aun cuando se enferme por no vivir conforme a los mandamientos de Dios, usted puede ser sanado luego que derribe el muro de pecado que lo separa de Dios. Por eso, incluso si un poderoso siervo de Dios ora por su sanidad o para que sus problemas sean resueltos, primero deberá arrepentirse.
Algunos de ustedes dicen que verdaderamente se han arrepentido y han dado la espalda al pecado, pero no son sanados luego de una oración. Esta es una verdadera bendición. ¿Por qué? Dios los refina y purifica y hace que cambien totalmente para que así puedan aborrecer la raíz del mal desde lo más profundo de su corazón.
Dios les está dando un tiempo de refinamiento y purificación para que salgan de este proceso tan puros como el oro y completamente santificados. Por eso, si ha cambiado su corazón, debe estar agradecido de cualquier manera, ya sea que reciba la sanidad inmediata o no.
Después que se arrepienta de todo corazón y derribe el muro de pecado que lo separa de Dios, puede recibir de lo alto la verdadera fe. Nuestros miembros siempre ven, oyen, y experimentan que estas palabras de Dios son todas completamente ciertas y verdaderas.
Por ejemplo, en junio del 2002, la diaconisa Jung A Lee de la Orquesta Nissi de nuestra Iglesia, tuvo un problema con su pequeña hija Hye Na. En esa fecha, Hye Na tenía 4 meses de nacida. Ella no podía dormir debido a la alta fiebre que sufría y sus piernas se volvieron cada vez más débiles y poco firmes.
Se le diagnosticó un tumor en la articulación de la cadera. La articulación en su cadera tenía una seria inflamación que ya se le había infectado. El doctor le dijo que si la infección se esparcía por el resto del cuerpo y llegaba a las venas, podía morir en una semana debido al envenenamiento de la sangre.
Para empeorar la situación, no podía ser sometida a cirugía debido a su corta edad, y aun si la operaban, había una alta posibilidad de que luego quedara discapacitada. La diaconisa, acongojada y desolada por ver sufrir a su hija, decidió confiar en Dios y dejó el hospital.
Mientras oraba por su hija, se dio cuenta que era por su culpa que su hija estaba enferma, y comenzó a arrepentirse de sus pecados.
Se arrepintió de todo corazón por haber permitido que su fe se enfriara, por no orar, por no ser fiel en el reino de Dios, por no ser agradecida a Dios, y por no vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.
Entonces, con su mente en paz, vino a mí y me pidió que orara por su hijita. Luego de la oración, su hija, que no podía dormir por el llanto, durmió tranquilamente. Muy pronto sus piernas recuperaron su fuerza y pudo moverse por sí misma.
Un mes después, a través de una placa de Resonancia Magnética, la diaconisa Jung A Lee pudo comprobar que su hija estaba completamente curada.
Los doctores decían que incluso después de la cirugía iba a quedar discapacitada, y que si no se sometía a la cirugía no viviría. Sin embargo, actualmente la niña se encuentra creciendo saludablemente. Al ver todos estos testimonios, podrá entender que la Biblia es verdadera y que Dios confirma Sus promesas escritas en ella.
Amados hermanos y hermanas en Cristo:
En estas tres prédicas, incluida la de hoy, he explicado acerca de quién es Dios.
Dios es el creador de todas las cosas, Él es “YO SOY EL QUE SOY”, el omnisciente y omnipotente, y el autor de la Biblia.
Por cierto, hay muchas otras formas de describirlo. Dios es luz, es amor, el Juez justo que juzgara en el juicio final, y nuestro amoroso Padre quien nos ama tanto a mí como a ustedes.
Mientras más lean la Biblia, mediten en ella, y obren y actúen de acuerdo a ella, más cosas descubrirán y sabrán acerca de Dios y ciertamente llegarán a conocer a Dios el Padre de amor.
Proverbios 8:17 dice, “Yo amo a los que me aman y me hallan los que temprano me buscan.” Si realmente amamos a alguien, desearíamos hacer lo que esa persona desea que hagamos.
Amar a Dios y buscarlo a Él es creer en Su Palabra, la Biblia, y guardar y cumplir Su Palabra. Entonces, Dios lo amará. Responderá a sus oraciones y lo hallará y le dirá, “Aquí estoy. He escuchado tu oración.”
Espero que verdaderamente crean de corazón que la Biblia es la Palabra de Dios y que hagan su mayor esfuerzo para poner en práctica los mandamientos que hay en ella.
Oro en el nombre del Señor que Dios ame, halle, y bendiga a todos aquellos que hagan esto, y que los guié a la Nueva Jerusalén en el eterno reino celestial.
AMEN