• Importancia y Objetivo de la Oración

    08-03-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Capítulo 17
      Importancia y Objetivo de la Oración


      1. ¿Por qué Debemos Orar?
      Dios nos prometió que Él nos daría cualquier cosa que pidamos en el nombre de Jesucristo (Juan 14:13-14). Por tanto, a través de la oración podemos recibir de Dios cualquier cosa que necesitamos. ¡La oración es la llave a las respuestas y una fuente de bendiciones!

      Asimismo, debido a que la oración es la respiración espiritual, los hijos de Dios que han recibido el Espíritu Santo deben orar para guardar su vida espiritual y vivir como hijos de Dios. Así como nosotros morimos si no respiramos, pues si no respiramos espiritualmente, no podremos vivir según la Palabra de Dios, y finalmente nosotros no podremos caminar por el camino de la vida eterna.

      Por lo tanto, los hijos de Dios que han recibido el Espíritu Santo deben empezar su vida en Cristo con la respiración espiritual, lo cual constituye una vida de oración. Nosotros podemos comunicarnos con Dios como Sus hijos a través de la oración, podemos recibir la autoridad de ser Sus hijos, y podemos recibir respuestas a nuestras oraciones para darle la gloria a Dios. La oración es el elemento esencial de los cristianos y un deber para llevar una vida exitosa en Cristo.

      Dios nos menciona la importancia de la oración muchas veces en la Biblia. Dios dice que su voluntad consiste en que oremos continuamente (1 Tesalonicenses 5:17), que debemos orar para no caer en tentación (Mateo 26:41), y que dejar de orar es un pecado (1 Samuel 12:23). Si nosotros no oramos, lo cual es deber y derecho de cada creyente, violando así la voluntad de Dios, no podremos recibir la ayuda de Él para obtener la victoria contra el Diablo enemigo. Nosotros no podremos llevar una vida bendecida como hijos de Dios ya que no recibiremos la fuerza para vencer a este mundo. Así, los hijos de Dios deben comprender la importancia de la oración y deben dedicarse a orar.

      2. ¿Por qué Cosas Tenemos Qué Orar?
      La Biblia nos habla mucho sobre las oraciones y cómo recibir respuestas. Mateo 7:7-8 específicamente nos promete que Dios dará a aquellos que pidan, busquen, y llamen. Entonces, a continuación examinemos en detalle qué es lo que debemos pedir, buscar, y llamar:

      A. Pedid, y se os dará
      Ni siquiera los padres malos darían una piedra a sus hijos cuando piden pan, o una serpiente cuando piden un pez. Aunque los padres sean pobres, ellos desean dar las mejores cosas a sus hijos (Mateo 7:9-11). ¿Cuánto más, entonces, Dios que es amor, desea dar cosas buenas a Sus hijos? Pero debido a que Dios es justo, Él actúa según la ley del reino espiritual, que es la Palabra de Dios. Es decir, Él sólo dará cuando nosotros pidamos y cuando preparemos la vasija para recibir. Por lo tanto, para recibir la respuesta a lo que nosotros pedimos, debemos pedir de acuerdo a la Palabra de Dios. Dios nos prometió que daría a sus hijos que pidan diciendo: "Pedid, y se os dará." Entonces, consideremos con detalle aquello que debemos pedir y cómo tenemos que hacerlo:

      I) Pedir el Rostro de Dios
      Después de que Adán, el primer hombre, cometió el pecado de desobediencia comiendo del árbol del conocimiento del bien y del mal, él no quiso oír la voz de Dios sino que se escondió de su presencia. Así que Génesis 3:8 dice: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.” No obstante, Dios llamó a Adán y Eva, e hizo ropa de cuero para ellos, quiénes se estaban escondiendo de Él debido al miedo que sentían por haber desobedecido. Entonces, Dios se acercó primero a nosotros, quienes estuvimos destinados para caer en la destrucción eterna debido al pecado, y nos proporcionó el camino a la salvación, Jesucristo.

      Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Por lo tanto, a aquellos que abren su corazón y aceptan a Jesucristo como Salvador, Dios les concede el Espíritu Santo como un don y los sella como hijos suyos. Asimismo, pedir el rostro de Dios es abrir nuestro corazón, intentar saber y descubrir quién es Dios, y desear oír su Palabra. Incluso en la actualidad Dios nos dice que pidamos; Él quiere que todos pidamos su rostro y que lleguemos a ser hijos suyos.

      II) Pedir por Su Reino y Su Justicia
      Mateo 6:33 dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” En este verso, la frase “buscar el Reino de Dios y su Justicia” significa pedir por su Reino y Justicia.

      ¿Qué debemos hacer para pedir el Reino de Dios y su Justicia específicamente?
      a) Pedir el Reino de Dios
      La voluntad de Dios es permitir que toda la humanidad que va por el camino de la destrucción se conviertan en hijos suyos para llevarlos por el camino de la vida eterna. Es por eso que Dios envió a este mundo a su único Hijo, Jesús, y permitió que lo crucifiquen para redimirnos de nuestros pecados con Su sangre. 1 Timoteo 2:4 dice: “[Dios] el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” La voluntad de Dios es de salvar a toda la humanidad y engrandecer el Reino de Dios. Por lo tanto, los hijos de Dios deben orar por la salvación de las almas y evangelizar al mundo para que todos los hombres puedan ser salvos.

      b) Pedir la Justicia de Dios
      “Pedir la justicia de Dios” no significa buscar cosas perecederas o carnales para comer y beber, sino cosas espirituales que se necesitan para el bienestar de nuestro espíritu. Es decir, es para alcanzar la Justicia de Dios cuando nosotros desechamos las obras de la carne y las cosas perecederas de esta tierra, y por el contrario, buscamos las cosas espirituales para vivir según la Palabra de Dios y llegar a ser santificados. Una vez que alcanzamos la Justicia de Dios y nuestro espíritu está bien, todo irá bien y seremos saludables (3 Juan 1:2).

      III) Pedir por el Deber de los Obreros de Dios
      Después de pedir el Reino de Dios y su Justicia, debemos orar para convertirnos en obreros de Dios; y aquellos que ya son obreros deben orar por sus responsabilidades. Dios, quien recompensa a aquellos que lo buscan diligentemente, nos ha prometido esto: "Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de vida" (Apocalipsis 2:10).

      Las personas intentan y se esfuerzan mucho para lograr una recompensa y un acenso en sus lugares de trabajo en este mundo en el que simplemente vivimos por un tiempo corto. ¿En qué medida debemos tener anhelos espirituales y pedir por ellos? Si tenemos fe verdadera, intentaremos ganar las recompensas que nos serán concedidas en el Reino eterno de Dios. Por consiguiente, debemos orar para recibir un deber precioso de parte de Dios y para realizarlo bien, como buenos obreros de Dios según lo que está escrito en 1 Corintios 4:2: “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.”

      IV) Pedir el Pan Diario
      Finalmente, debemos pedir nuestro pan diario, es decir, las cosas para comer y vestir, una casa para habitar, las bendiciones en los lugares de trabajo o negocios y para nuestras familias. Cuando le pedimos a Dios según el orden que estableció por Su voluntad, recibiremos lo que pedimos.

      Santiago 4:2-3 dice: “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
      Por lo tanto, una oración para el propio deseo de uno, que no tiene nada en relación con Dios, nunca será contestada. Asimismo, Mateo 12:38-39 retrata una escena dónde escribas y fariseos le piden una señal a Jesús, pero porque ellos pidieron con maldad, no podía ser contestada. Nosotros nunca debemos pedir de esta manera, porque tampoco recibiremos respuesta.

      B. Buscad y Hallaréis
      El “buscar” implica tratar de encontrar algo cuando lo ha perdido. Entonces, ¿qué es lo que hemos perdido y lo que Dios está diciendo a Sus hijos que busquen? Cuando Dios creó a Adán, el primer hombre, y a Eva, Él los hizo con espíritu, alma, y cuerpo. Adán y Eva vivieron en el Huerto del Edén durante un largo tiempo, gobernando sobre todas las cosas, caminando con Dios, y sin tener ninguna necesidad o deficiencia. Pero cuando fueron tentados por Satanás desobedecieron el mandato de Dios y comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal, entonces su espíritu murió y su comunicación con Dios estaba desconectada, tal como está escrito en Génesis 2:17: “Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.”

      ¿Qué debemos hacer para recuperar el espíritu vivo?
      Para despojarnos del hombre carnal y vivir como hijos de Dios, nosotros debemos aprender la Palabra de Verdad y debemos tenerla presente en nuestras mentes. La yema es la parte más deliciosa de un huevo. Para encontrar la yema debemos pelar la cáscara del huevo y debemos quitar la parte blanca. De la misma manera, para que nosotros lleguemos a ser hombres de verdad, tenemos que quitar las cosas de la carne, una por una, y volvernos hombres espirituales; este es el proceso de recuperación de nuestro espíritu vivo.

      Si el sistema eléctrico de una compañía grande se descompone, ni siquiera un electricista experto podrá recuperarlo por su propia fuerza, pues se necesita de muchas manos y equipo para recuperar el sistema entero. Igualmente, nosotros no podemos llegar a ser hombres espirituales sólo conociendo la Palabra de Dios; para reavivar al espíritu muerto y convertirnos en hombres espirituales debemos aprender la Palabra de Dios diligentemente, tenerla presente, orar sin cesar, y actuar según la Palabra. A través de este tipo de proceso podremos llegar a ser hombres perfectos de espíritu. Por lo tanto, tenemos que buscar y recuperar nuestro espíritu que ha estado muerto hasta que reviva totalmente y sea guiado por el Espíritu.

      C. Llamad, y se os abrirá
      Mateo 7:7 dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Entonces, ¿por qué tenemos que llamar? Esto significa que nosotros tenemos que llamar al corazón de Dios. Si los hijos de Dios que han recibido el Espíritu Santo llaman al corazón de Dios, el Dios omnipotente abrirá la ventana de los cielos y derramará sus tesoros. Esto es lo que significa “llamad, y se os abrirá”, y es la respuesta de Dios a nuestras oraciones.

      Este proceso de pedir, buscar, y llamar puede ser comparado a sembrar las semillas. Por ejemplo, una vez que sembramos semillas de pimienta, tenemos que regarla, arrancamos las malas hierbas, y fertilizamos la tierra para obtener una buena cosecha. El sembrar las semillas es el proceso de pedir, el proceso de preocuparse por las cosechas es buscar, y el proceso de tomar la cosecha y comerla es llamar. Por consiguiente, pedir, buscar, y llamar están relacionados; estos no se hacen separadamente. Pues cuando pedimos, buscamos, y llamamos al mismo tiempo en el corazón de Dios, nosotros recibiremos la respuesta a la medida en que el corazón de Dios esté contento. Para cosechar Ginseng, nosotros necesitamos cuidarlo durante muchos años; asimismo, cuando pedimos algo grande, podemos recibir la respuesta cuando agradamos a Dios grandemente.

      Gálatas 6:7 dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Marcos 4:8 dice: “Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó, creció y produjo a treinta, a sesenta y a ciento por uno.” Nosotros no podemos recibir sin pedir, o cosechar sin haber sembrado, pero ya que Dios obra según el tiempo, si nosotros pedimos, buscamos y llamamos diligentemente con nuestras acciones, no tendremos ninguna necesidad.


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