• Pablo(1)

    [1Co 15:9-10]

    23-03-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • La Escritura de Hoy

      1 Corintios 15:9-10
      "Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
      (10) Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."

      Amados Hermanos en Cristo, Estimado Público y miembros de las miles de iglesias que están presenciando este servicio en Corea y alrededor del mundo, a través del satélite, por Internet, por la televisión o que lo están escuchando por cintas de audio o por la radio en el mundo entero.
      En este mundo hay diferentes clases de luces, que van desde la luz del sol, a la luz de las estrellas, la luz eléctrica y la luz que emiten las luciérnagas. Y sabemos que el resplandor de cada una de ellas es diferente.
      Sucede lo mismo con los aromas. Algunas fragancias duran más, mientras que otras, se desvanecen casi de inmediato.
      Pasa lo mismo con los atributos de la bondad. Ya les he mencionado los 4 niveles de bondad. Sin embargo, vamos a recordarlos:
      El primer nivel de bondad lo podemos también encontrar en algunas personas del mundo. No obstante, Dios no considera este nivel como verdadera bondad. El segundo nivel de bondad, cuando no devuelve mal por mal porque ya no tiene maldad en su corazón es- en un sentido estrictamente espiritual- considerado como verdadera BONDAD.
      Una pregunta Hermanos: ¿En que nivel de bondad se encuentra: En el primero o en el segundo?
      Si está en el 3er nivel de bondad, podrá tratar con bondad a los que le hacen daño o lo perjudican y de esta manera conmoverá sus corazones. En el 4to nivel, dará su vida por la otra persona. En este nivel podemos decir que ya ha alcanzado el nivel del espíritu.
      Si ha llegado al 3er o 4to nivel de bondad, Dios lo protegerá no sólo de toda prueba y dificultad que Satanás pretenda causarle, sino también le dará poder espiritual para destruir cualquier intriga del enemigo.
      La bondad actúa como una fuerte luz de poder y autoridad para echar fuera las huestes espirituales de maldad. De esta forma, podrá servir al reino de Dios y glorificarlo grandemente.
      Esta es la prédica número 9 de la serie Bondad. Y hoy les hablaré del apóstol Pablo. Pablo alcanzó el nivel más alto de bondad. Sacrificó su propia vida por la de sus enemigos y su poderoso ministerio glorificó inmensamente a Dios.
      Si llega a tener la bondad del apóstol Pablo, recibirá el máximo nivel de poder espiritual.
      Oro en el nombre del Señor para que este mensaje se haga vida y poder en ustedes y así lleguen a ser guerreros espirituales e instrumentos eficaces del Espíritu Santo para llevar a cabo la misión de evangelización mundial.
      Queridos Hermanos:
      El nivel de bondad del apóstol Pablo fue tan alto que sería imposible tratarlo en unas cuantas sesiones. Por ello, compartiré sólo unos cuantos ejemplos de su bondad que le ayudarán a reflexionar sobre sus vidas.
      Lo primero que debemos destacar en la bondad de Pablo es su constante agradecimiento por la gracia que había recibido del Señor, sin importar la situación en la que se encontrara.
      ¿Qué me dicen ustedes Hermanos?: ¿Tienen esa misma actitud de agradecimiento?
      Desde que han aceptado a Jesucristo como su Salvador: ¿Su actitud de gratitud no ha cambiado? ¿No ha cambiado su corazón? ¿No ha dejado de ser bondadoso?
      Por favor, miren su pasado a ver si las pruebas, dificultades y aflicciones lo han zarandeado. Examinen a ver si su corazón se ha vuelto ingrato y malagradecido.
      En una ocasión, cuando me encontraba en profunda oración, Dios me reveló cómo era Pablo antes de conocer al Señor. Desde muy temprana edad, Pablo fue un hombre de profundas convicciones y muy arrogante.
      Tenía un orgullo y un sentimiento de superioridad muy arraigados. Tendía a dominar a otros. Era obsesivo en la búsqueda de la verdad. Por ello, si algo se le cruzaba en la mente, investigaba persistentemente hasta dar con la respuesta.
      Así formó una firme y sólida personalidad en base a sus propios conocimientos, teorías y estudios.
      De esta misma manera, muchos han elaborado su propia estructura mental y sus propios parámetros de justicia personal.
      Sin embargo, desde que conoció al Señor, Pablo derribó completamente todos esos argumentos. Por eso, llegó a confesar: CADA DÍA MUERO. Quebrantó su propio EGO. Su forma de pensar. Su arrogancia. Cada día se despojaba de ellos.
      Una pregunta Hermanos: ¿Han hecho ustedes lo mismo que el apóstol Pablo?
      Esa imagen auto formada, impregnada de un complejo de superioridad, hizo de Pablo un hombre que disfrutaba dominar a otros por medio de su conocimiento y su prepotencia. Pablo procuraba someter a los demás con la elocuencia de sus palabras.
      En lo que a mi respecta, me sentí muy bien cuando pude quebrantar mi EGO. En realidad, yo era muy EGOCÉNTRICO. Pero luego de aceptar al Señor, no saben lo agradecido que estuve por Su gracia y amor. Por ello, cada vez que escuchaba la Palabra de Dios y me daba cuenta que tenía algún argumento en contra de ella, inmediatamente lo desechaba.
      Crucifique mi EGO. Cuando escuchaba la Palabra de Dios, sólo decía AMÉN.
      Y mientras crecía en la fe, llegue a discernir lo correcto de lo incorrecto. Por eso, para mi era natural decir SI y AMÉN. ¿Qué más podría haber hecho?
      Antes de aceptar al Señor; es decir, antes de conocer a Dios, siempre trataba de imponerme a mi esposa. Mi EGO era muy fuerte. Yo nunca perdía. Así era mi carácter. Siempre debía ganar.
      Pero luego que acepté al Señor fui totalmente transformado. Y cuando mi esposa estaba en lo correcto, me arrodillaba delante de ella. ¿Pueden imaginarse a un esposo arrodillándose delante de su esposa? Pero, yo lo hacía.
      Cuando estábamos a punto de discutir, le decía que yo estaba equivocado. Y me arrodillaba. Y no lo hacía porque realmente estuviera equivocado, sino para evitar una pelea. Deseaba vivir en paz con ella. Por eso lo hacía. Y le decía: "No he hecho nada malo. Pero si dices que he hecho algo incorrecto, entonces, te pido perdón. Lo que digas está bien. Lamento haber discutido contigo."
      Si ves que hago algo malo, le decía, dímelo y me arrepentiré. Siempre le decía eso. Entonces, mi esposa me pedía que la perdonara porque sabía que no había hecho nada malo. En ese momento, ella se daba cuenta de su error y me pedía perdón. Lloraba y me pedía perdón. Y así podíamos vivir en paz.
      Lo mismo sucedía con el apóstol Pablo. Antes y después de aceptar al Señor, Pablo era completamente diferente. Presten atención. Hermanos: Esto es muy importante. Cada uno tiene un orgullo propio. Por ejemplo: Algunos dicen: Yo soy el hombre de la casa. Yo soy el padre. Yo soy el jefe de la compañía, etc.
      Todo eso no tiene ningún valor. En el Señor, todo eso carece de importancia. Por favor procuren ser como Jesucristo. Nuestro Señor es Señor de señores y Rey de reyes. El unigénito Hijo del Todopoderosos Dios. Y sin embargo, vino a este mundo y se humilló a si Mismo. Y siempre fue bondadoso.
      Volviendo a la prédica: Como cita Hechos 22:3, Pablo había sido educado por Gamaliel, estrictamente de acuerdo a la ley de sus padres, siendo celoso defensor de Dios.
      Por esa formación, su propio concepto de rectitud JAMÁS le habría permitido aceptar la enseñanza que Jesús es el Hijo de Dios y el Salvador. Ni la habría tampoco compartido.Era más celoso que cualquier otro en perseguir, arrestar y enviar a prisión a los que creían en Cristo.
      Pablo no había visto el poder de Dios manifestado a través del Señor, o de otro discípulo. Tal vez lo habría oído, pero NUNCA LO HABÍA VISTO. En otras palabras: Había oído pero no había creído. Por eso, estaba tan obsesionado en arrestar a los cristianos. Pero Dios sabía desde antes que Pablo no sólo era perseverante en su propia idea de justicia, sino también que era firme en lo todo lo que creía. Y cuando llegó el momento propicio, Dios lo hizo experimentar Su gracia.
      En el camino a Damasco, cuando se dirigía para arrestar a más cristianos, Pablo tuvo un encuentro con el Señor Jesucristo. El nombre de Pablo era Saulo de Tarso.
      Cuando Jesús se le apareció a Saulo en el camino a Damasco el Señor le dijo: "Saulo, Saulo: ¿Por qué me persigues?" Luego de ello, estuvo 3 días sin poder ver. Tampoco comió ni bebió nada.
      Cómo podría haber comido, si aún escuchaba la voz del Señor en sus oídos preguntándole: "Saulo, Saulo: ¿Por qué me persigues?" Cuando llegó Ananías a verlo, Dios ya había preparado una misión para Saulo. Y así Saulo, quien cambio su nombre a Pablo, llegó a conocer la voluntad de Dios.
      Por 3 días no pudo ver, pero oró y ayunó. Y ese Jesús a quien había perseguido hasta ese momento le dijo que lo había escogido para llevar Su nombre a los gentiles, a reyes, y a los hijos de Israel;
      Pablo comprendió la verdad y fue totalmente transformado. Algunos cristianos dudan de la conversión de Pablo y son desconfiados al respecto. Sin embargo, vemos que Pablo jamás retrocedió.
      Hechos 9:22 menciona: "Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo."
      Es decir, Pablo ya no perseguía a los cristianos en Damasco, más bien los desconcertaba, ya que se esforzaba demostrando a los judíos que Jesús era el Cristo. Cuando llegó a entender el misterio del evangelio de Jesucristo y de su gran amor de total sacrificio para salvar a los pecadores, llegó a considerarse como el peor de todos ellos.
      Estuvo profundamente agradecido por la gracia del Señor, quien le había perdonado todos sus pecados y transgresiones, lo había salvado de la muerte y en Su providencia le había encomendado una importante misión. Su actitud de agradecimiento no vario en ninguna circunstancia. A más persecuciones y dificultades, mayor era su agradecimiento al Señor.
      Los sufrimientos que padeció cuando predicaba el evangelio los encontramos en 2 Corintios 11:23-27. Y dice la Escritura: "¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez."
      Estimado Público: En este pasaje, Pablo mencionó solo algunas de las aflicciones que padeció. ¿Qué tal si las contamos?
      Los judíos lo habían golpeado varias veces a causa de Jesucristo. Lo habían dejado medio muerto. Cinco veces había recibido 39 latigazos de los judíos. ¿Saben cuantos latigazos? SON 195 latigazos en total. Si: Hermanos: 195 latigazos. Además: Tres veces lo habían azotado con varas o palos.
      Una vez lo habían apedreado. Pero el poder de Dios le había resucitado. Tres veces había naufragado; y un día y una noche había estado perdido en alta mar. Se imaginan, el frío que debe haber sentido estando naufrago en el mar
      En sus constantes viajes, en los caminos, en los ríos, siempre en peligro de ladrones, peligros de los judíos, de los gentiles, peligros en la ciudad, en el desierto, en el mar, peligros entre falsos hermanos. En muchos desvelos. Si: Muchas noches no podía ni dormir.
      Pablo padeció muchas más dificultades de las que acabamos de señalar. Pregúntense Hermanos: ¿Podrían hacerlo ustedes? Y no nos olvidemos que hubieron más.
      Si nos comparamos con el apóstol Pablo, no nos atreveríamos a mencionar nuestras aflicciones. No nos atreveríamos a decir: "Es muy difícil superar esta prueba. No lo puedo hacer"
      Cuando pensamos en el Apóstol Pablo y en otros padres de la fe, en los discípulos del Señor, en el Diácono Esteban, no podemos decir que nuestras aflicciones son realmente aflicciones. No podemos decir que son en verdad pruebas, ni dificultades.
      Y saben algo: A pesar de todo ese padecimiento, Pablo siempre agradeció, de todo corazón, la gracia y el amor del Señor.
      Les voy a dar un ejemplo de la confesión de fe que Pablo hubiera hecho: Hubiera dicho algo así:
      "No importa lo difícil de la situación que he enfrentado, aun cuando he estado al borde de la muerte, aun cuando me han encarcelado y he naufragado; nada me ha importado." Desde que tuve ese encuentro con el Señor, he pasado por muchas cosas. Pero no he reparado en ellas. Cuando he viajado para predicar el evangelio, he enfrentado circunstancias muy difíciles.
      Pero el resultado siempre ha sido de bendición y para gloria de Dios. Cada vez que he visto el fruto de esa dificultad, siempre ha sido de bendición. Dios se ha glorificado grandemente. Mientras más eran los obstáculos, mayores eran las bendiciones.
      Y solo he podido alabar al Señor con todo mi corazón por darme tantas oportunidades para recibir recompensas en el cielo y para alcanzar la posición que tengo, aun cuando una vez perseguí al Señor: Hermanos: Estoy parafraseando la confesión del apóstol Pablo.
      Cuando naufrague y estuve un día y una noche en alta mar; nunca tuve temor ni dude. Siempre estuve agradecido a mi Señor por haberme permitido servirle y haberme dado la oportunidad de recibir tantas recompensas en el cielo y así poder retribuir en algo Su gracia.
      Además, gracias a la persecución y a los sufrimientos he llegado a ser humilde.
      Este tiempo de prueba y de sufrimiento que he pasado no ha durado mucho; y los padecimientos que viví no los puedo calificar como sufrimientos. Esas dificultades me alentaron a correr la buena carrera de la fe lleno de gozo y de agradecimiento."
      Hermanos: Si está pasando por alguna dificultad por ser cristiano, debe dar gracias a Dios. Agradezca porque así se mantendrá alerta, podrá orar, y se esforzará por llegar al nivel del espíritu y del espíritu perfecto. Por eso, debe estar gozoso y agradecido.
      Hermanos:
      El apóstol Pablo fue fiel hasta la muerte en predicar el evangelio. No comía todos los días ni vestía bien. Fue azotado, apedreado y ridiculizado por el pueblo. Sufrió muchas dificultades. No obstante, no se lamentó ni se desanimó.
      Se imaginan la confesión tan maravillosa de Pablo, que veía las persecuciones y los sufrimientos como una motivación que lo animaban a correr la buena carrera de la fe con más poder y aun con gozo y agradecimiento.
      Más aún, daba gracias al Señor quien le permitió, a él -el más humilde de todos los hombres- acumular recompensas en el cielo y ser perseguido por el nombre del Señor.
      Muchos dicen que están agradecidos por la gracia del Señor y que su corazón no ha cambiado desde el primer momento en que creyeron. La pregunta es: ¿Es su confesión igual a la del apóstol Pablo?
      Muchos de ustedes dicen estar agradecidos por la gracia del Señor. Sin embargo, Cuantos podrían declarar con las mismas palabras de Pablo su agradecimiento si hubieran enfrentado las mismas pruebas que él.
      Espero que haya más hermanos y hermanas que sepan estar agradecidos. Les pido que miren su pasado a ver si han estado desanimados o frustrados por pequeños problemas que en realidad no pueden considerarse como pruebas comparadas con las que tuvo Pablo.
      ¿Alguna vez se ha frustrado o desanimado porque lo que ha pedido en oración no ha resultado como lo había previsto? Tal vez esperaba glorificar a Dios, ser bendecido y prosperado en todo porque ha sido fiel al reino de Dios y se ha consagrado totalmente a Él ofreciéndole todo lo que tiene.
      ¿Alguna vez ha estado triste o decepcionado cuando las bendiciones no han llegado tan rápido como lo esperaba?
      De ninguna forma debe estar decepcionado ni triste. Y si lo llega a estar: En que personaje de la Biblia debe pensar. En Lázaro, el mendigo. Recuerdan el pasaje en Lucas Capítulo 16: El hombre rico no era salvo y no fue al reino de los cielos sino al Hades.
      Y mientras el rico estaba siendo atormentado, Lázaro, el mendigo, quien sólo comía las migajas que caían de la mesa del rico; estaba en el seno de Abraham.
      Una pregunta Hermanos: ¿Quién fue al cielo? Tan solo piense en esto. Ustedes son mejores que Lázaro. Son 100 veces mejores que él. AMÉN ¿Ha estado alguna vez desesperado cuando en vez de una bendición se le ha presentado un problema?
      Usted irá al cielo. ¿Por qué esta desanimado y triste? "¿Cuántos años más vivirá?" Comparada con la vida eterna, esta vida es un suspiro. Debe aprender a tolerar situaciones difíciles.
      Alguna vez se ha sentido triste al pensar: ¿Por qué Dios no me ha protegido aun cuando lo amo y soy fiel en todo lo que hago?
      No es que Dios no lo haya protegido. Es que no lo ha podido proteger porque no ha andado en la verdad. Y si aun caminando en la verdad Dios no lo protege, entonces, es porque quiere bendecirlo como lo hizo con Daniel y con sus tres amigos. Si da gracias en toda situación: ¿Cree que Dios no lo bendeciría?
      ¿O ha estado desanimado porque ha pensado: "Dios no me ama"?
      Si alguno tiene esta clase de pensamientos carnales y enfrenta las mismas tribulaciones que el apóstol Pablo: ¿Acaso podría dar gracias de todo corazón?
      De ninguna manera. Porque a pesar de la confesión, esa persona estará preocupada por mantener su fe.
      Desde que el apóstol Pablo conoció al Señor, permanentemente estuvo agradecido por Su gracia; y su ardiente amor por Jesucristo jamás se enfrió. Fue fiel hasta la muerte en predicar el evangelio del Señor y siempre expresó su gratitud hasta morir como mártir.
      Como el apóstol Pablo tuvo esa pasión, Dios le concedió la gema llamada cornalina o sardiux. Cuando asistí a una reunión antes de fundar esta Iglesia, Dios me reveló que me había dado esta gema. No supe su significado hasta después de inaugurar la Iglesia.
      Volviendo al mensaje: Pablo no tenía sentimientos confusos ni se lamentaba diciendo: "¿Cómo he podido terminado mi vida de esta manera?" No tenía miedo de enfrentar la muerte. Ni tampoco le aterraba.
      Su corazón debe haber estado lleno de gozo y de esperanza por ver cara a cara al Señor: A quien anhelaba ver y a quien se había entregado en cuerpo y alma.
      Ya en una ocasión les compartí la confesión que creo hizo el apóstol Pablo justo antes de morir. La compartiré una vez más:
      "Amado Señor: Todo lo que pienso es que en unos momentos te voy a ver. Camino con gozo y agradecimiento rumbo al cadalso. Se me ha atado con sogas. Sin embargo, mi espíritu es libre y no tengo miedo a la muerte.
      Siento que estoy corriendo hacia ti: Mi Señor. A quien he extrañado y añorado por ver. Y mi corazón esta latiendo fuertemente de emoción. Me encontraste en medio de una luz resplandeciente en el camino a Damasco. Tú viniste a mí primero. Yo te perseguía y hería a tus seguidores. A pesar de ello, me aceptaste. Siempre me he preguntado: ¿Cómo podía yo retribuir tanta gracia y tanto amor?
      Señor: Creí haber predicado el evangelio con todo esfuerzo. Pero ahora viendo mi vida, me pregunto si hay algo más que pude haber hecho; y si en verdad he cumplido completamente la misión que me encomendaste.
      Te pido que recuerdes a mis hermanos, quienes han estado conmigo predicando el evangelio. Ahora iré junto a ti. Te pido por mis hermanos. Guárdalos con el mismo amor que me tuviste. Cuando veo mi vida, lo único que tengo son palabras de agradecimiento para ti.
      Me llamaste, siendo el peor de todos los pecadores, y me renovaste con Tu amor. Has llenado mi corazón con Tu amor y me has guiado de acuerdo a Tu voluntad y has hecho poderosas obras y milagros a través mío.
      Pronto te veré, mi amado Señor. Mi corazón está rebozando de gozo y de paz por verte. Señor TOMA MI ESPÍRITU."
      Hermanos: Ustedes han escuchado esta última confesión del apóstol Pablo. Su amor por el Señor fue invariable y constante. Predicó el evangelio con una ardiente pasión.
      Cualquiera podría estar nervioso o tembloroso ante la muerte. No obstante, Pablo estuvo siempre lleno de gozo y de agradecimiento debido a la firme esperanza que tenía por el reino de los cielos. Incluso, recordó a los que dejaba y los encomendó en las manos del Señor.
      Amigos:
      La razón por la que el apóstol Pablo siempre dio gracias en toda circunstancia, incluso cuando estuvo a punto de ser sacrificado, fue porque tenía un corazón amable y bondadoso.
      Nuestra actitud de agradecimiento depende de nuestro nivel de bondad. Los que tienen buen corazón agradecerán por cualquier cosa. Y esta actitud de agradecimiento hará que sus oraciones sean aún más agradecidas.
      Una pregunta Hermanos: ¿Han obedecido la Palabra dando siempre gracias en toda circunstancia?
      Para que puedan dar gracias en toda situación, deberán ser agradecidos tanto en las buenas como en las malas circunstancias.
      Cualquier persona, aun los que no son hijos de Dios, podrán ser agradecidos cuando tienen razón para serlo. Pero los que creen en Dios darán gracias por fe incluso cuando enfrentan dificultades. Saben por qué. Y es que tienen muchas razones por las cuales estar agradecidos
      Darán gracias porque creen que Dios resolverá todo problema cuando se lo pidan en oración. Darán gracias porque confían y aman a Dios. Y aun cuando enfrenten situaciones adversas sabrán que esa es Su voluntad.
      De hecho, hemos recibido tanto amor y gracia de Dios que no podríamos retribuirlas en toda nuestra vida.
      Estábamos condenados al tormento del infierno, pero por la gracia de la sangre de Jesucristo, hemos sido perdonados, teniendo ahora el derecho a ser hijos de Dios, y gozar de la vida eterna en el reino de los cielos.
      ¡Se imaginan lo agradecidos que debemos estar tan solo por este hecho! Espero que en todo y por todo siempre estén agradecidos a Dios.
      Hermanos: ¿Están enfrentando pruebas y dificultades en sus vidas?
      1 Pedro 1:7 cita "...para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,..."

      Esta es la prueba de su fe. Debe estar agradecido porque su fe está siendo probada para crecer. Debido a eso, podremos recibir alabanza y gloria. Con esta prueba de fe, llegaremos al espíritu y al espíritu perfecto. ¡Qué agradecidos debemos estar!
      El apóstol Pablo nos dijo en Romanos 8:18 "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse."
      Pablo lo sabía muy bien. Por ello, estuvo siempre agradecido en sus sufrimientos. Y es porque los sufrimientos del presente tiempo no pueden ser comparados con la gloria venidera que nos será revelada.
      Cuando sean arrebatados y se reúnan con el Señor en el aire para vivir en la gloria, la gloria que recibirán no podrá ser comparada con las cosas que tenemos aquí en este mundo.
      Algunas iglesias dicen que está bien salir a restaurantes, comprar, ir al cine y gastar después del servicio el domingo. Algunas otras dicen que es correcto trabajar el día domingo. Dicen que así pueden dar más diezmo y vivir mejor. ¿Qué dicen ustedes hermanos?
      ¿Y que tal si por eso no son salvos? ¿Qué tal si con las justas llegan a salvarse? ¿Han pensado en eso alguna vez? Nunca debemos decir que el sufrimiento pasajero es realmente sufrimiento. Este es el camino de la bendición, de la vida eterna y para llegar a la Nueva Jerusalén.
      Todos ustedes saben eso. No deben pensar que las pruebas son un sufrimiento. Por eso, oran todas las noches. La Palabra de Dios nos dice: "Orad sin cesar". Debemos estar alertas y orando. No debemos llamar a esto sufrimiento.
      Espero que se aferren con fe a esta palabra y puedan elevar a Dios de todo corazón oraciones más intensas de agradecimiento. Debemos ser agradecidos con Dios, quien perfecciona nuestra fe a través de estas pruebas y nos recompensa con una gloria que no puede ser comparada con ninguna otra cosa.
      Si realmente creemos en la buena voluntad de Dios y sinceramente le damos gracias de todo corazón, Dios se regocijará y nos dará más razones para estar agradecido.
      Yo mismo lo he experimentado muchas veces. Poco después de haber fundado esta Iglesia, mis tres hijas estuvieron al borde de la muerte debido a un envenenamiento con monóxido de carbono producido por quemar restos de carbón.
      Una vez que pasé por esa prueba, echar fuera el gas tóxico no era nada difícil para mí. En esa época, la gente solía usar bloques de carbón como combustible. Y muchos morían por envenenamiento. Y los que se salvaban porque los llevaban al hospital, padecían secuelas por el resto de sus vidas.
      Algunas veces perdían la memoria o sufrían alguna parálisis. Generalmente quedaban así. Sin embargo, cuando me los traían para que orara por ellos, aun cuando habían inhalado gas tóxico por muchas horas y estaban inconscientes, sanaban en sólo un par de minutos.
      Cuando oraba y ordenaba: "Gas. Fuera" Ellos se recuperaban. Cuando obedecí y pasé la prueba con acción de gracias aun los objetos inanimados obedecían a mi voz. Aun cuando era algo que no podía ver, yo tan solo le ordenaba salir. Y salía.
      Cuando usted se quema. Duele. ¿Cierto? Pero cuando ordenaba: "Dolor. Fuera." Entonces, se iba esa sensación de dolor. Obedecía a mi voz. Era algo sorprendente.
      Todos ustedes saben que eso es cierto. Muchos lo han vivido en carne propia. Y aun cuando se trate de un gas tóxico o un veneno, esa sustancia obedece mi orden. Lo han visto infinidad de veces. Dios volvió a la vida a mis tres hijas y me dio ese gran poder de sanidad. Esta es Su justicia. Poco después de fundar esta Iglesia, creo que 6 meses después, sucedió esto. Oré a Dios. Le agradecí en oración. Se imaginan lo impactado que debe haber estado Dios. Pónganse en el lugar de Dios. Y ven a un hijo o hija con este nivel de fe.
      Sus tres hijas se están muriendo. Luego del servicio de vigilia del viernes, las tres niñas estaban envenenadas por ese gas tóxico. Sin embargo, viene su hijo y le agradece en oración. Desde luego que Dios fue conmovido.
      Luego puse mis manos sobre mis hijas. No pensé que iban a volver a la vida. No lo pensé. Pero oré. Oré primero por un joven que también había sido envenenado por el gas. Ese joven ya estaba muerto. No respiraba. Pero cuando oré por él, volvió a vivir. Esto es fe. Cuando tiene esta clase de fe, podrá dar gracias en toda circunstancia.
      Así como Abraham obedeció y sacrificó a Dios a su único hijo, Isaac; Dios también le dio la fe necesaria para hacerlo; es decir; le dio verdadera fe. Cuando yo pasé por esa prueba, Dios me dio ese poder para mandar sobre objetos y sustancias inanimadas.
      Lo mismo es con ustedes. Si puede mostrar su fe de esta manera: Pregúntese: ¿Qué cosa no le daría Dios? Incluso hasta los objetos inanimados se le someterán.
      Luego de pasar por tres pruebas más, el poder que Dios me había dado comenzó a trascender el tiempo y el espacio e infinidad de personas que recibieron mi oración con fe, aun estando en otro país, cuando yo ponía mis manos sobre sus fotografías, experimentaron la sanidad de Dios,.
      Como he pasado por todas esas pruebas con una actitud de agradecimiento, el poder de Dios en mí se ha hecho aún más fuerte. Y por eso, Dios me ha encomendado la misión de evangelización mundial.
      Empezamos en Uganda. Y ahora miren cuantas iglesias afiliadas tenemos en ese país. Hace poco, uno de nuestros pastores realizó una cruzada de sanidad, y más de 50 mil personas asistieron.
      Al día siguiente, domingo, más de 90 mil personas se congregaron y muchos fueron sanados y dieron gloria a Dios. Muchos me recuerdan en ese país a raíz de la cruzada del año 2000.
      Y eso no fue todo. Numerosos ministros de Estado vinieron a la campaña. Cuando visité esa nación en el año 2000, tres ministros de gobierno me dieron la bienvenida en el aeropuerto. Y aun ahora, cuando nuestros pastores realizan alguna campaña de sanidad, asisten altos funcionarios del gobierno.
      Hermanos: Además de lo que he mencionado, he pasado por diferentes clases de pruebas y dificultades que no hubiera podido superar en mis propias fuerzas. No obstante, jamás deje de dar gracias al Señor.
      Tal vez parezca que no soy muy agradecido. Pero la realidad es que me pongo triste porque no puedo dar gloria a Dios como yo quisiera.
      Les pido que recuerden y siempre tengan presente que cuando uno es agradecido por la gracia del Señor- quien lo salvo de sus pecados y le ha dado el reino de los cielos- y corre la buena carrera de la fe, Dios lo verá como justo y le dará mayores motivos para estar agradecido.
      Oro en el nombre del Señor para que todos puedan dar gloria a Dios todos los días con agradecimiento.
      Amados Hermanos y Estimado Público:
      Hoy les he compartido uno de los muchos aspectos de la bondad de Pablo. Pablo tuvo y mantuvo en toda circunstancia una actitud de constante agradecimiento por la gracia que había recibido del Señor.
      Deben meditar sobre esto y de ser preciso, arrepentirse por no haber vivido una vida cristiana de esa manera. Y no volver a cometer la misma equivocación. Su corazón no debe cambiar.
      Quizás usted da gracias cuando tiene razones para hacerlo. Pero cuando no las tiene: No da gracias ¿Verdad? No debe ser así.
      Los hombres a quienes Dios ha utilizado han sido perfeccionados hasta llegar a ser instrumentos útiles para Él.
      Algunos pasaron por pruebas; y otros sufrieron duras tribulaciones tanto físicas como mentales.
      El apóstol Pablo, por mucho tiempo, tuvo que pasar por numerosas pruebas, incluyendo padecimientos físicos, hasta que su propio EGO fue quebrantado y hecho pedazos.
      Pero a pesar de todo ello, Pablo siempre dio gracias sinceras a Dios por haberlo perfeccionado a través de esas pruebas.
      Y pudo confesar en Colosenses 1:24 "Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;..."

      Como Pablo siempre daba gracias a Dios, quien lo había perfeccionado a través de todos esos sufrimientos, Dios pudo lo refinar totalmente.
      Por ello, llegó a ser un gran apóstol, quien guió a la salvación a infinidad de almas y así glorificó inmensamente a Dios.
      Oro en el nombre del Señor Jesucristo para que puedan dar gracias a Dios en toda circunstancia y lleguen a ser -en los brazos de Dios-instrumentos precisos en Su obra.

      [Amen]


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