[Ro 9:1-3]
24-03-2009 | Rev. Jaerock Lee
La Escritura de Hoy
Romanos 9:1-3
"Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne."
Amados Hermanos en Cristo, Estimado Público y miembros de las miles de iglesias que están presenciando este servicio en Corea y alrededor del mundo, a través del satélite, por Internet, por la televisión o que lo están escuchando por cintas de audio o por la radio en el mundo entero.
Esta es la prédica 10 de la serie bondad. Hoy compartiré la segunda característica de Bondad de Pablo. La primera cualidad de la bondad en Pablo es que su agradecimiento al Señor fue siempre firme y constante sin importar las circunstancias.
Mientras más duras eran las persecuciones y dificultades, mayor era el aroma de su agradecimiento hacia él.
Cuando él y Silas estaban predicando el evangelio en Filipos, ambos fueron salvajemente azotados y golpeados, y luego arrojados a la prisión. Ahí, en la cárcel, comenzaron a cantar himnos a Dios.
Tan solo intentemos, por un momento, ponernos en el lugar de Pablo. Imagínese que está evangelizando y que por hacerlo lo apresan y lo golpean en frente del pueblo. Y luego, lo envían a la cárcel, atando sus pies a un cepo. ¿Cómo oraría a Dios? Diría: "Padre: Gracias. Muchas gracias. Me han golpeado. Y ahora estoy en la cárcel; pero sé que estás conmigo. Gracias porque a través de esta prueba te glorificarás." O tal vez oraría así: "Padre: He estado trabajando para tu reino. ¿Por qué dejas que todo esto me pase?" Díganme. ¿Oraría acaso así. Con ese resentimiento?
Pablo no entono cánticos tristes y lastimeros, sino canciones de gozo y de agradecimiento. En esta difícil situación, sus alabanzas llenas de júbilo y de acción de gracias que brotaban del fondo de su corazón, conmovieron el corazón de Dios.
Hechos 16:26 cita "Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron."
El carcelero, que presenció está impresionante escena, aceptó el evangelio, se arrepintió de sus pecados y fue salvo. Y él, junto a toda su familia, dio inicio a la iglesia en Filipos.
Esta devoción del apóstol Pablo guió a la salvación a infinidad de gentiles. Y debido a sus sufrimientos y aflicciones; y a su encarcelamiento, otra iglesia se estableció. ¿Ven lo que quiero decir?
La responsabilidad del apóstol Pablo por los gentiles nunca se enfrió. Jamás retrocedió hasta llegar a cumplir su propósito y nunca consideró difícil su misión. Cuando naufragó, estuvo un día y una noche sujeto a un pedazo de madera en las oscuras y frías aguas de alta mar.
Jamás se sintió frustrado ni asustado, más bien en ese momento pensó que el corazón de Dios era tan grande como el mismo océano. Por ello, Dios lo exaltó en gran manera.
Oro en el nombre del Señor Jesucristo para que al momento de compartir la bondad del apóstol Pablo, sus corazones sean llenos de esa pura y misma bondad que llega a tocar el corazón de Dios.
Estimado Publico:
La segunda característica de la bondad del apóstol Pablo es que amó a las almas con el mismo corazón del Señor e incluso estuvo dispuesto a dar su vida por los que le perseguían.
Aquel que en verdad ama al Señor llega a amar a las almas como Él. Es porque realmente llega a comprender que Jesús vino a este mundo y fue crucificado por los pecadores. Y tiene siempre presente las últimas palabras que Jesús pronunció, en oración, en la cruz por aquellos que lo crucificaban: Diciendo: "Padre. Perdónalos porque no saben lo que hacen."
Y añadió: "Tengo sed" dando a conocer Su ferviente deseo por salvar almas. Por eso, si en verdad ama al Señor, sentirá lastima y misericordia por aquellos que están condenados a la muerte eterna debido a sus pecados.
El amor de Pablo por las almas fue tan grande que llegó a confesar en Filipenses 1:8 lo siguiente "Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo."
Así como Jesús tuvo misericordia por los pecadores mientras padecía el terrible sufrimiento de la cruz, el apóstol Pablo no se preocupaba por su vida cuando pasaba aflicciones y dificultades. Más bien, se interesaba por las Iglesias que se habían establecido y por sus miembros. Y oraba siempre por ellas.
Su amor se describe muy bien en 2 Corintios 11:28-29. Que dice: "Y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?"
Una pregunta: Pastores, líderes, diáconos, hermanos: ¿Qué es lo que piensa o hace cuando algo malo le sucede a usted o a su familia? Por favor, vean si en verdad se ha interesado en ellos más que en los hermanos de la Iglesia, de su zona, distrito o célula.
¿Acaso ha abandonado a sus hermanos en Cristo cuando algo malo le ha sucedido a su familia?
Eso nos diría entonces que usted ama más a su familia que al Señor y que a las almas por las que Jesucristo derramó Su sangre. Eso es egoísmo y buscar su propio beneficio. Esas almas son valiosas. Dios se las ha dado. Sin embargo, usted ama más a su propia carne, que lo que Dios le ha encomendado. Debe saber esto.
Cuando Dios me llamó, me dijo: "Por 3 años te he perfeccionado. Ahora ármate con la Palabra de Dios. Me has amado más que a tus padres, hermanos, esposa e hijos. Deja ahora tu negocio y sígueme. Deja que tu esposa dirija el negocio."
Y fueron justo 3 años. Luego de 3 años de refinamiento, llegue al nivel del espíritu y desde ese momento, Dios me bendijo abundantemente. Comencé a oír claramente la voz del Espíritu Santo y a ser guiado por Él. Por cierto, el poder de Dios estaba conmigo. Pero no me daba cuenta de ello porque nadie me pedía que orara. Pero el poder de Dios ya estaba en mí.
Así llegue a ser siervo del Señor. Y desde la fundación de esta Iglesia hasta ahora, he vivido sólo para la gloria de Dios y para las almas que Dios me ha encomendado. Mis 3 hijas y mi esposa lo saben muy bien.
Destiné más tiempo a la oración con Dios que a mi familia y cuando tenía tiempo libre lo dedicaba a los hermanos de la Iglesia.
Durante 4 años dediqué todo mi tiempo al estudio en el Seminario Teológico. No salía ni a pasear. Todo el tiempo lo dedique a prepararme para servir a Dios.
Deseaba que todos los hermanos vivieran una vida sana, bendecida y próspera y dejé de lado todo por alcanzar ese objetivo. Mi esposa incluso llegó a decir que la había olvidado.
Les voy a contar como estaba yo al iniciar esta Iglesia. Al comienzo cada semana iba a orar a un lugar fuera de la ciudad. En esa época no tenía dinero y usábamos bloques de carbón como calefacción o combustible.
Solo usaba uno. Y si tenía dinero, compraba dos. Tenía que pasar todo el día sólo con uno bloque de carbón. Imagínense Hermanos. Usaba tinta líquida porque no tenía para comprar lapiceros de tinta seca. En invierno, la tinta se congelaba por el frío. Hacía tanto frío que si dejaba una olla con agua al día siguiente amanecía congelada. Y sólo usaba una pequeña frazada para cubrirme y así dormía.
Y esto no era solo por un par de días. Ni por un par de meses. Era todo el año. Y todo lo hice para tener comunión con Dios, recibir Su Palabra profética y conocer con mayor profundidad el reino espiritual. Dormía en una habitación fría como el hielo.
No era fácil levantarse en las mañanas. Pero tenía que hacerlo para asistir al servicio de la mañana y luego del desayuno subía a orar a la montaña de oración. Esa era mi rutina diaria.
No tenía mucho para comer. La habitación era tan pequeña que con las justas podía estirar mis piernas para dormir. Luego del servicio del domingo, el ómnibus de la Iglesia me dejaba en la casa de oración y volvía a mi rutina de oración, hasta el viernes; cuando, nuevamente, el bus me pasaba a recoger para llevarme a la Iglesia.
Luego tuve otro lugar de oración y para ir allí tenía que tomar el tren. El Bus de la Iglesia me dejaba en la estación del tren. Y cuando llegaba al otro lugar tenía que caminar para llegar a la Casa de Oración. Después tuve otro lugar para orar. Y para llegar allí tenía que cruzar un río. Debía remar para cruzar el río. Y para regresar tenía que hacer lo mismo. En verano, durante la época de lluvia, el río se desbordaba y ahí tenía que subir río arriba y hallar un lugar donde cruzar el río. No era nada fácil. Tenía que empujar el bote 200 o 300 metros. Y luego remaba, corriente abajo, para que el bote llegara al lugar exacto donde debía bajarme para ir al lugar de oración. Me acompañaba un hermano, con quien nos turnábamos para remar. Esta era mi rutina todos los días.
Durante varios años no pude dormir bien. No obstante, vivía contento y agradecido. Como recibía revelación de Dios explicándome todos los versículos de la Biblia, estaba lleno de gozo. Y nunca pensé que mi vida era dura.
Y así llegue a entender toda la Biblia. Como podía comunicarme con Dios, jamás pensé que mi vida era difícil. Siempre estaba agradecido.
En esa época era muy pobre. Y cada vez que pensaba en el apóstol Pablo, me quebrantaba en llanto. Me decía: Yo estoy mejor que Pablo. No me persiguen como a él. No me han golpeado como a él. Ni tampoco me han enviado a prisión.
Tal como el apóstol Pablo decía: "¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?" Cuando veía a un hermano enfermo, yo me condolía con él. Y oraba más intensamente por él y Dios lo sanaba. Cuando pecaban, me arrepentía y me afligía en su lugar y pedía perdón por ellos.
No solo pedía a Dios que perdonara sus pecados, sino que le decía que era mi culpa. Que habían pecado porque yo no les había enseñado bien.
Sin embargo, Dios me ha dicho que ya no ore más de esa manera. Me dijo: "¿Acaso has hecho algo malo? No implores más por perdón." Esto me ha dicho Dios. Y añadió: "No has hecho nada malo. Sólo has enseñado la verdad. Te has esforzado para guiarlos a la Nueva Jerusalén. Has clamado y llorado por ellos. Pero no te han obedecido." Y me dijo que ya no orara más de esa manera. Dios oye mi oración y les da la oportunidad para arrepentirse. Cuando he pedido a Dios por aquellos que han pecado gravemente y no pueden recibir Su misericordia, mi corazón ha sufrido mucho. Mi corazón se consumía y me debilitaba tanto cuando oraba por ellos, que incluso me era difícil ponerme en pie. Algunas veces mi cuerpo convulsionaba.
En ese momento, sentía más dolor por los miembros de la Iglesia, que por mi propio cuerpo. Se imaginan el dolor que debe haber sentido el apóstol Pablo al ver a los hermanos actuar en contra de la voluntad de Dios.
Por ello, declaró en Filipenses 3:18 "Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo."
Por eso viajaba visitando cada Iglesia y no paraba de amonestarlas de día y de noche para que vivieran en la verdad del evangelio.
Hizo todo eso por amor a las almas que el Señor había comprado con Su sangre. Este ferviente amor de Pablo no se limitaba sólo a aquellos que habían aceptado el evangelio. Los que habían recibido el evangelio ya eran salvos, pero aquellos que lo habían rechazado no lo eran.
Con este corazón deudor a Cristo, Pablo siempre pensó en la forma de guiar a esas personas al camino de la salvación. Este corazón de Pablo está muy bien descrito en Romanos 9:1-3 "Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón."
Una pregunta Hermanos: ¿Tienen muchos problemas? Compárese con el apóstol Pablo. Desde la perspectiva carnal, Pablo debe haber sentido tristeza y dolor. ¿O acaso creen que Pablo siempre comía, dormía y vestía bien?
¿O piensan que Pablo no tenía familia de la que preocuparse? Cuando Dios lo llamó, Pablo no dudo. No le consultó a su familia. Pablo provenía de una buena familia, bien educado y de buena posición; y era ciudadano romano de nacimiento. Sin embargo, cuando Dios lo llamó: ¿Acaso le consultó a su familia? Dios Mismo lo había llamado.
Díganme Hermanos: ¿A quien le iba a pedir permiso Pablo, si Dios Mismo era quien le había llamado? ¿No creen que Dios se hubiera decepcionado si Pablo hubiera hecho eso? Entonces: ¿Cuál era la profunda pena y el gran dolor de Pablo? Él solamente se preocupaba por el reino de Dios y Su justicia. Por las iglesias y por las almas.
Él debe haber tenido preocupaciones carnales. No obstante, no las llamaba preocupaciones. Lo que estaba diciendo es que su conciencia daba testimonio que tenía gran tristeza y continuo dolor en su corazón. Continúa la cita: "Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne."
Fíjense que dice: Por mis hermanos. Aquí no sólo se refiere a sus parientes. Pablo, quien en una época fue fariseo, se convirtió y llegó a ser el apóstol de los gentiles. Y viajó a diferentes lugares para predicar el evangelio de salvación de Jesucristo. Sin embargo, algunos judíos lo odiaban y perseguían.
Sucede lo mismo con nosotros. Cuando salgo al extranjero, muchos coreanos procuran obstaculizar nuestro ministerio. Al igual que los judíos lo hicieron con Jesús; muchos misioneros coreanos nos persiguen a donde vamos. Por ello, Dios nos dijo que prosiguiéramos con nuestro ministerio en forma silenciosa pero efectiva.
Volviendo al mensaje: Fueron los judíos quienes persiguieron al apóstol Pablo. Lo seguían a donde fuera. Incluso leemos en Hechos 23:12-13 que 40 judíos habían jurado no comer ni beber hasta matar al apóstol Pablo.
En mi caso, en cada país a donde voy a predicar el evangelio, se levantan muchos enemigos de Dios que quieren acabar conmigo. Incluso en Corea, me critican. Jamás los he visto, ni los he conocido, pero tratan de obstaculizar mi ministerio
Tanto en el tiempo del Antiguo como del Nuevo Testamento, el Señor, los profetas, los discípulos y el apóstol Pablo, sólo hicieron lo bueno. No obstante, todos fueron perseguidos e intentaron matarlos. El mundo espiritual y el mundo carnal están divididos de esa manera. El mundo carnal odia la luz y al mundo espiritual.
Retomando la prédica: Pablo quiso ser anatema; es decir, quiso ser maldición y ser separado de Cristo con tal de poder salvar a los que lo odiaban. Es porque había alcanzado el nivel más alto de bondad: Esto es: DAR SU VIDA POR LOS QUE LO ODIAN.
Repito: Ser separado de Cristo significa ir al infierno. Dijo esto sabiendo plenamente el horror del infierno. Lo sabía mejor que nadie. Sin embargo, lo quiso hacer para que los demás fueran salvos. Esto nos dice el gran amor que tenía por las almas.
Tenía un corazón semejante al de Cristo quien pagó la pena de los pecadores y abrió el camino de la salvación. Por ello, Dios amó a Pablo y le exaltó en gran manera.
Por tener ese corazón bondadoso, Pablo llegó a amar más a Dios, al Señor, a las almas perdidas y a las iglesias. Por ello, en el Nuevo Testamento podemos leer que Pablo recibió de Dios ese gran poder.
Si hubiera habido en el tiempo de Pablo alguien que tuviera un mayor nivel de bondad, Dios le hubiera dado también mayor poder. Pero no hubo nadie. Igual que no hubo nadie quien pudiera superar a Moisés ni a Elías en el tiempo del Antiguo Testamento.
Hermanos:
La tercera característica de bondad de Pablo es que, aun cuando recibía grandes revelaciones y poder de Dios, le daba toda la gloria a Él. Dios reconoció la fe de Pablo y le concedió gran poder.
Con este poder, un cojo de nacimiento volvió a caminar y no le paso nada cuando fue mordido por una serpiente. Y Dios hacía grandes milagros a través de Pablo. Por eso, la gente se llevaba sus pañuelos, paños y delantales para que los enfermos sanaran y los espíritus malignos salieran. Aun cuando Pablo tenía ese gran poder, nunca se volvió arrogante sino más bien le dio toda la gloria a Dios por ello. Así puedo declarar en 1 Corintios 15:10 "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."
Pablo fue muy humilde y llegó a tener un corazón puro y limpio porque CADA DÍA MORÍA. Por ello pudo tener una íntima comunión con Dios y vivenciar el mundo espiritual. Dios hizo que Pablo pudiera ver el cielo y conocer las recompensas celestiales. Su anhelo por el mundo espiritual fue más grande que su propia vida. Mientras mayor era su deseo por conocer el mundo espiritual, más entendimiento le daba el Señor sobre ese mundo a través de revelaciones.
El Señor le reveló a Pablo a Dios Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, el reino de los cielos y a Melquisedec. Y mientras más comprendía el corazón de Dios por medio de revelaciones espirituales, más fuerte se hacía su amor por Dios y por el Señor.
El apóstol Pablo guardó esas revelaciones espirituales en su corazón y compartió esos secretos espirituales sólo con algunos para guiarlos a amar más profundamente al Señor. Pero a los que no podían entender lo espiritual, no les reveló nada. Pablo tenía dominio propio en todo aspecto de su vida. La pregunta es: ¿Ha usted divulgado algún secreto?
Hay muchos en esta Iglesia que tienen sus ojos espirituales abiertos y ven el mundo espiritual. Pero no se ufanan, ni presumen de ello. Por eso, ni me lo mencionan. Sólo me dicen aquello que puede ayudarme y lo que es positivo. Pero como ya se los indique: No hablen solo por hablar ni digan haber visto cosas espirituales o haber recibido alguna revelación, si no lo han hecho.
En otras palabras: En esta Iglesia no hay nadie que reciba revelación directa de Dios. Ya lo he dicho anteriormente. La revelación sólo la da Dios al Pastor principal de la Iglesia. Dios además ha puesto un profeta que ora por mí y recibe revelación porque yo solo no podría recibirla toda. Yo recibo revelación de Dios y se las transmito a ustedes.
Sin embargo, algunos de ustedes dicen que reciben revelación de Dios. No deberían decir esto, a menos que estén totalmente santificados, no tengan ninguna forma de maldad y no pequen. Si es este su caso, entonces, al orar intensamente y mostrar con hechos su amor por Dios, por el Señor, por las almas y por la Iglesia, podrá recibir revelación de Dios.
Hermanos: Se los he dicho con anterioridad. Si realmente han recibido gracia de Dios, deberían mostrarla por medio de evidencias tangibles que prueben esto. ¿Qué es lo que quiero decir? Digamos que tiene sus ojos espirituales abiertos. Lo que usted ve debe ser lo mismo que ven otros hermanos que tienen sus ojos espirituales abiertos.
Supongamos que ha visto cierta clase de luz. Muchos hermanos han visto luces espirituales. Pero no lo dicen. Tal vez ha visto coronas. Muchos hermanos las han visto también. No es ninguna novedad. Recuerdan en 1998, muchos hermanos vieron cosas espirituales. Y en 1999 incluso los nuevos creyentes vieron una luz espiritual desde el altar en el retiro de verano. Hoy en día, muchos hermanos ven cosas espirituales y anhelan ver mayores cosas. Desean alcanzar un mayor nivel en el mundo espiritual.
Voy a poner por ejemplo a los que aprenden Tae Kwondo. Cuando empiezan usan el cinturón blanco. Luego de pasar un examen, suben de nivel. Y ya usan el cinto azul. ¿Qué pasa entonces? Están contentos. Después suben de nivel al cinturón Amarillo.
Se ponen el cinto todo el tiempo para que los demás lo vean. Luego viene el cinturón rojo. Y lo muestran orgullosos a todo el mundo.
No obstante, cuando llegan al cinto negro, no presumen de ello. Ya no son orgullosos. ¿Por qué? Es porque ahora ya dominan la técnica. Y esa técnica es reconocida por los demás. Se tienen confianza. Se comportarán como un maestro. Y su nivel irá subiendo del 2 al 3er nivel de cinturón negro. Pero no presumirán, porque serán más
humildes.
Por eso, si en verdad ve algo espiritual, primero debe confirmar si lo que ha visto es verdadero. Es decir, si lo que ha visto ha sido visto por otros hermanos. Y no deberá presumir de ello. Dios no quiere eso. Dios le ha dado esa visión para que sea útil a su reino. No es para que forme un grupo aparte y se vaya de la Iglesia.
Algunos que han recibido una falsa profecía pueden estar en una iglesia. Son los que oran mucho. Pero han destruido muchas iglesias. Cuando en una iglesia alguien recibe profecía, los hermanos tienden a endiosar a esa persona. Ya no recurren al pastor en busca de ayuda sino van a esa persona.
Incluso llegan a respetarla más que al pastor. El pastor se vuelve un muñeco a algo figurativo. Por eso, algunos pastores tienen mucho cuidado con aquellos que profetizan o interpretan lenguas. Es porque creen que esas personas pueden traer problemas a la iglesia.
Si alguien en verdad recibe revelación no causará problemas. ¿Por qué? Porque ya está santificado. No tendrá nada de maldad. No se enorgullecerá de las revelaciones que Dios le da. Sólo ayudará a su pastor. No profetizará individualmente a los hermanos de la iglesia.
Algunas veces alguien que ora intensamente puede recibir revelación de Dios y puedo permitir que lo diga a la iglesia. Es porque estoy seguro que no presumirá de ello y que lo hace sólo por el reino de Dios, por la iglesia y por su pastor. En ese caso, más bien los animo y les estoy agradecido.
Cuando la iglesia y el pastor lo aceptan; y si lo que ha recibido es verdadero, entonces será usado para el reino de Dios y Su justicia. Pero si tiene orgullo no será para bien. Esta iglesia jamás ha tenido esta clase de problemas y nunca lo tendremos. Y si, por alguna circunstancia, se presentará alguien así, le pido por favor, arrepiéntase y vuélvase al Señor.
Estas personas solo buscan alardear de si mismas, diciendo que tienen mucho conocimiento espiritual y que gozan del favor del pastor. En algunas ocasiones he pedido a los que tiene alguna revelación, que permanezcan callados. No obstante, algunos hermanos comentan lo que no deben comentar. Eso nos dice que quieren presumir.
A Dios no le agradará eso. La gente de buen corazón no presume de su conocimiento espiritual. Solo están abocados a salvar almas. Sin embargo, cuando los que tienen un corazón malo llegan a tener conocimiento espiritual, a ver visiones y oír secretos del mundo espiritual, procuran sacar ventaja de ello para exaltarse.
Ese no es el propósito de Dios. Dios no le daría un cuchillo filudo a un niño. Es decir, Dios no le daría ese don a alguien que no ha llegado al nivel del espíritu. El don de profecía y el don de interpretación de lenguas, Dios no los da a cualquiera. Sólo a aquellos que alcanzan el nivel del espíritu, sólo a los que no miran el mundo y sirven el reino de Dios, a la iglesia y al pastor. Sólo ellos pueden recibir estos dones.
Los otros, sin embargo, Intentan exhibirse diciendo que tienen revelación de Dios y que son muy espirituales. Si oran para recibir el don de interpretación de lenguas, primero deberá examinar su corazón y preguntarse.
¿Estoy viviendo una vida sin pecado? ¿Me he despojado de toda forma de maldad? Si es así, y ora intensamente, y sus oraciones llegan ante Dios, entonces, Él le responderá. Uno no puede recibir este don solamente orando. Estos dones no se dan tan fácilmente.
Pregúntense: ¿Quiénes recibieron estos dones en la Biblia? Fueron siervos de Dios. Un ejemplo es Felipe. Recibió tremendo poder de Dios. Todas sus hijas tuvieron el don de profecía. ¿Quiénes fueron los padres de la fe? Fueron vasos de honra usados grandemente por Dios. Me pregunto: ¿Cómo puede cualquier persona decir de la noche a la mañana que profetiza? Les pido hermanos que hagan de este mensaje su pan de vida.
Los de buen corazón, cuando obtienen ese conocimiento espiritual, procurarán guardarlo en su mente y cultivar sus corazones con ese discernimiento. Agradecerán a Dios por todo lo que vean sus ojos espirituales. No presumirán de ello sino más bien cambiarán en espíritu.
Si llegan a discernir algo muy profundo en el espíritu, intentarán cultivar su espíritu con esa revelación. El apóstol Pablo era tan humilde que jamás se le ocurrió decir: "Miren: Dios me honra, recibo revelaciones profundas de Él y tengo una íntima comunión con Dios." No lo hizo porque tenía el fruto de la bondad, de la paciencia y del dominio propio.
Nunca dijo una sola palabra a los que no podían entenderlo y se reservó lo que podía haber dicho a fin de no ser obstáculo para otros. En 2 Corintios 12:1 Pablo nos dice que ha visto el cielo. Cita la Escritura: "Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor." Y en el versículo 5 señala: De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades."
Pablo quería sembrar la esperanza por el reino de los cielos en el corazón de los hermanos de las iglesias, compartiendo con ellos su testimonio del cielo. No obstante, jamás tuvo la intención de vanagloriarse. Sabía muy bien que por sí solo no hubiera podido entender las cosas espirituales. Y que solamente a través del Espíritu Santo, había llegado a discernir el mundo espiritual. Por ello, tenía un amor especial al Espíritu Santo.
Nunca pensó que había logrado algo sólo por su oración, sino reconoció que todo era posible sólo por el obrar del Espíritu Santo. Hermano: Tal vez ha pensado en forma muy ligera que su oración ha sido respondida. De hecho, todo hijo de Dios debería oír la voz del Espíritu Santo y ser guiado por Él.
Por favor vean si en alguna ocasión ha presumido de su conocimiento espiritual. Cuando, por ejemplo, ora por los enfermos con el pañuelo sobre el cual he orado y los enfermos dan testimonio de su sanidad: ¿Qué es lo que hace? Da toda la gloria a Dios o quiere quedarse con algo de ella, no importa lo pequeño que sea ese deseo.
Los de buen corazón jamás se quedarán con algo de la gloria de Dios sino que le darán toda la gloria a Él. Más bien se sentirán agradecidos por haber sido instrumentos útiles para Su gloria.
Hay algunos pastores, diáconos y hermanos que son invitados a otras iglesias afiliadas a la nuestra. Ellos nunca van sin mi permiso expreso. Siempre me piden autorización para asistir a otros eventos. Incluso las actividades en la Iglesia deben ser autorizadas por mí.
Aun si algunos de ustedes se reúnen y van a un especie de retiro, deben solicitar permiso. No pueden ir porque simplemente se les ocurrió.
¿Acaso hay algún grupo de misión de la Iglesia que haya viajado o asistido a un lugar sin mi permiso? Todo debe ser aprobado por mí en persona. Dentro de la ciudad no hay problema. Pero cuando salen de la capital, debo de autorizar el viaje. Si no lo hago, tal vez puedan sufrir algún accidente.
Una vez sucedió algo así. Fue en 1990. Cuando los niños de Kinder o Jardín fueron de paseo sin mi permiso. Y un niño se rompió la pierna.
Cuando autorizó el viaje, Dios los protege en todo momento. Esta es una disposición para toda la Iglesia y para cualquier actividad que se realice.
Volviendo a la prédica: Los que tienen buen corazón confían totalmente en Dios porque conocen lo espiritual y saben que eso no es producto de su propio conocimiento. Tal vez parezcan ser exteriormente frágiles o débiles, sin embargo, tiene un valor y una fuerza interior sobrenatural.
El apóstol Pablo pudo realizar milagros extraordinarios luego de haber derribado todo argumento propio de justicia. Y en todo momento confesó: "No soy yo, sino el poder de Dios que obra en mí."
La razón por la que menciono esto, es porque aun cuando un pastor llegue a fundar muchas iglesias y lleve a cabo numerosas campañas con miles de asistentes, sólo deberá dar la gloria a Dios, al Señor y a su pastor.
Hay algunos pastores que nunca dejan de escribirme bellas cartas de agradecimiento. Pero también hay misioneros que ni siquiera me envían una breve nota en un mes. Cuando después de un tiempo me ven, me dicen: "Perdóneme Reverendo. No he tenido tiempo de escribirle. No pasará de nuevo." Y lo vuelven a hacer una y otra vez.
Están mintiendo. No cumplen con su palabra. No obstante, otros siervos de Dios envían sus reportes aun estando muy ocupados. Dios se agrada con ellos.
Volviendo a la prédica: Pablo siempre declaró: "No soy yo, sino es el poder de Dios que actúa en mí." Y cuando hacía milagros asombrosos, siempre decía que él era una simple vasija por donde fluía el poder de Dios.
Mientras más poder manifestaba, más humilde se hacía y mayor gloria le daba a Dios. Dios busca esta clase de personas y les da poder y diversidad de dones. Espero que todos los ministros, siervos y líderes lleguen a tener ese buen corazón y reciban el poder de Dios para que puedan ser usados por Él.
Termino el mensaje: Amados Hermanos y Estimado Público
El apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 4:7 "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros."
Pablo señaló claramente que él era tan frágil como un vaso de barro, pero que todo el asombroso poder de Dios venía sobre él a través del tesoro llamado, Jesucristo. Cuando Dios me habló sobre Pablo, me dio una ilustración de una vasija grande y honda enterrada en la tierra.
Dios conocía a esta vasija que estaba bajo tierra. La refino y la uso en forma extraordinaria. Hizo de ese vaso, uno nuevo y limpio. Dios ya lo sabía y por eso lo llamó a su servicio. Una vez que Pablo experimentó personalmente el poder del Señor, sólo lo sirvió y peleó la buena batalla de la fe por el Señor y por el evangelio hasta el día de su muerte. Y mientras era perseguido, su corazón siempre estuvo agradecido y gozoso. Por eso, Dios le dijo que era como una gran vasija bajo tierra.
Una cerámica valiosa tal vez parezca no tener ningún valor si está enterrada. Pero luego que la sacan, la limpian y la pulen, llega a ser algo valioso. Lo mismo sucedió con Pablo. Dios vio lo profundo de su corazón, lo escogió y lo perfeccionó para hacer de él, el apóstol de los gentiles.
Hermanos: Hasta ahora les he compartido tres razones por las que Dios escogió a Pablo.
Primero: Tuvo una constante, permanente y firme actitud de agradecimiento al Señor. Si su corazón no ha cambiado en 10, 20 o 30 años, llegará a ser esta clase de vaso de honra. Y Dios lo usará. Si puede decir: "Mi corazón no ha cambiado. Cuando oigo la Palabra, procuro vivir de acuerdo a ella. Me he despojado de toda forma de maldad y he cortado con el mundo y he santificado mi corazón," entonces será un gran vaso de honra para Dios.
Pero piense en esto: Usted ha servido arduamente al Señor por 10 o 20 años. Y al final peca o siente lujuria por una mujer; y la recompensa que ha acumulado durante años resulta en vano.
Se imaginan lo decepcionado que estará Dios. Nunca debe hacer eso. ¡Qué lamentable sería! Usted es líder en esta iglesia, ha sido fiel y ha amado a Dios. Pero todo eso resultará en vano si peca. ¿Cómo podría ver a Dios cara a cara?
Espero que eso nunca le ocurra.
Segundo: Pablo amó a las almas con el mismo corazón del Señor. E incluso estuvo dispuesto a entregar su vida por aquellos que lo perseguían y lo querían matar.
Tercero: Aun cuando recibió gran poder y revelaciones le dio toda la Gloria a Dios.
Así como Pablo dijo en 1 Corintios 11:1 "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" espero que muchos de ustedes puedan imitar la bondad del apóstol Pablo y llegar a ser fuertes ministros y siervos del Señor que puedan realizar poderosas obras y milagros.
Oro en el nombre del Señor Jesucristo para que lleven a cabo el ministerio del Espíritu Santo en estos tiempos finales y así puedan glorificar grandemente a Dios.
AMEN