• Moisés(1)

    [Heb 11:24-26]

    25-03-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • La Escritura de Hoy

      Hebreos 11:24-26 "Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón."

      Amados Hermanos en Cristo, Estimado Público y miembros de las miles de iglesias que están presenciando este servicio en Corea y alrededor del mundo, a través del satélite, por Internet, por la televisión o que lo están escuchando por cintas de audio o por la radio en el mundo entero.
      Esta es la prédica Nro.11 de la serie Bondad. Y hoy les compartiré de Moisés. Hace tres mil quinientos años, Moisés sacó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto a la tierra de Canaan.
      En nuestro caso: Corea estuvo bajo la ocupación japonesa por 36 años y no fue fácil independizarnos. Varios países nos ayudaron.
      Ahora bien: La nación de Israel había estado bajo el dominio de Egipto por 400 años. Por tanto, no sólo tenían que recuperar su independencia de Egipto como pueblo, sino también conquistar y asegurar su propio territorio como nación.
      Dios deseaba cumplir la promesa que había dado a Abraham, a Isaac y a Jacob. A ellos les había prometido la tierra de Cannan y cuando el tiempo del cumplimiento de esa promesa llegó, Dios lo quiso hacer con su descendencia.
      Para ello, Dios escogió un hombre quien pudiera obedecer totalmente Sus mandamientos y guiar a Su pueblo. Ese hombre fue Moisés. Ahora bien: ¿Por qué Dios eligió a Moisés para llevar a cabo esa misión históricamente significativa en una coyuntura de especial importancia?
      Es porque en lo profundo de su ser podía confiar y obedecer totalmente a Dios. Es decir, tenía un buen corazón.
      Hoy les hablaré de la bondad de Moisés. Oro en el nombre del Señor Jesucristo para que la bondad de Moisés descienda sobre sus corazones y así lleguen a ser en estos tiempos finales valiosos instrumentos para Dios.
      Estimado Público:
      La primera cualidad de la bondad en Moisés es que eligió sufrir aflicciones con el pueblo de Dios antes que disfrutar los placeres del pecado.
      Moisés nació estando el pueblo judío esclavizado en Egipto y sometido a dura servidumbre. En ese contexto, el pueblo israelita aumentó de tal manera en número que llegó a ser más numeroso que los egipcios. Eso causó temor al rey de Egipto por lo que dictó un decreto para destruir a los israelitas.
      Dio orden que todo niño varón recién nacido fuera asesinado. Debido a ese decreto, Moisés debía haber muerto al nacer. Sin embargo, como cita Hebreos 11:23 "Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey."
      Los padres de Moisés no le tenían temor al rey. Confiaban en Dios y ocultaron a Moisés. No obstante, luego de tres meses, no pudieron esconderlo más debido al llanto del niño. Y la madre lo puso en una canasta entre los juncos a la orilla del río Nilo.
      Si los soldados la sorprendían haciendo esto, toda la familia hubiera sido ejecutada. Pero, en lugar de dejar que el niño fuera asesinado por los egipcios, prefirió esperar y confiar en la liberación de Dios.
      En ese momento, la hija del Faraón descendió al Nilo a lavarse; y viendo la canasta entre las plantas, la mando traer. Cuando lee la Biblia, no debe pasar por alto los pequeños detalles. A fin de llevar a cabo Su providencia, Dios arregló todas las circunstancias en forma minuciosa.
      Hermanos: Cuando veo el camino que he recorrido desde que conocí al Señor y las cosas que han sucedido en esta Iglesia desde su inició, me doy cuenta que todo ha ocurrido conforme a la providencia y al plan de Dios. Exactamente de acuerdo a Su propósito.
      Lo mismo sucedió con Moisés. Para que Moisés llegara a ser el líder del pueblo de Israel durante el Éxodo, Dios controló cada detalle. Debe tener esto presente al leer la Biblia.
      Volviendo a la prédica: La hermana de Moisés, María, quien había presenciado todo, dijo a la hija de Faraón que iba a buscar una nodriza entre las hebreas, para que criara al niño. Entonces trajo a Jocabed, la madre de Moisés, como su nodriza. Y así Moisés fue criado como príncipe en el palacio real.
      Ahora bien, a fin de sacar de Egipto al pueblo de Israel, alguien debía tener el poder y la autoridad de un rey. Pero los israelitas, en su condición de esclavos, no podían acceder a esta clase de poder y autoridad.
      Por eso, cuando Dios escogió a Moisés, consideró también la fe que debía tener su madre. Jocabed amaba a Dios y tenía verdadera fe. Entonces, Dios arregló las circunstancias para que Moisés se convirtiera en príncipe de Egipto. Así, cuando la princesa se estaba lavando junto con sus doncellas en el río vio una cesta flotando, la mandó traer, la abrió y halló a Moisés dentro. Cuando vio al niño, le pareció hermoso y juguetón. La princesa había perdido a su esposo y no tenía hijos.
      Ella anhelaba tener un hijo y en ese momento encontró a Moisés. Así que tomó al niño en secreto y lo crió en el palacio real. Y le encomendó su cuidado a su nodriza de confianza. Dios intervino en todo eso e hizo que Moisés se educara como príncipe de la nación.
      Hermanos: Dios es extremadamente cuidadoso en todo. Nada sucedió por accidente. Todo ocurrió dentro de la providencia de Dios y la historia lo demuestra.
      Continuando con el mensaje: Moisés fue criado en el palacio real como hijo adoptivo de la princesa, quien era la hija amada del Faraón, rey de Egipto.
      Por este mismo obrar de Dios, Moisés fue librado de los solados egipcios e instruido en la fe por su propia madre. María, su hermana, siguió la canasta en la cual lo pusieron. Ella sabía que eso era parte de la providencia de Dios y estaba segura que el bebé iba a ser rescatado por alguien. Por eso, siguió la canasta.
      Y vio cuando la princesa encontró a Moisés y lo halló hermoso. Pero la princesa no podía alimentar al bebé. Por eso, María la llevó donde Jocabed, la madre de Moisés. Y la princesa le dejó el bebé a su madre para que pudiera alimentarlo. Así, Moisés fue criado por su propia madre. Por eso, pudo aprender la ley, la verdad de Dios y a tener fe en el Señor. Su propia madre le enseño de Abraham, Isaac y Jacob y de la tierra prometida de Canaan. También aprendió del Dios de Israel y de Su pueblo escogido.
      En ese tiempo, Egipto era la potencia dominante y un príncipe de esa nación tenía gran poder y autoridad. Moisés pudo haber decidido seguir disfrutando en la corte real de las riquezas, honor y poder el resto de su vida como hijo adoptivo de la princesa.
      Pudo haberse deleitado con las mejores frutas, banquetes y vestidos y vivir la mejor de las vidas en la casa real. Pudo haberse rodeado de oro y joyas. A una sola palabra suya, cientos de sirvientes obedecían y a donde iba era tratado con los mayores honores. Tenía asegurada una vida cómoda y estable el resto de sus días.
      Aunque Moisés vivió rodeado de esas comodidades, una cosa permaneció imborrable en su mente. Y es que él nunca se sintió bien con esa clase de vida.
      Lo que su madre le había hablado de Dios y el hecho que su propio pueblo permaneciera esclavizado en Egipto, siempre estaban presentes en su mente. No podía entender todo claramente, pero recordaba lo que madre le había dicho cuando lo alimentaba de pequeño.
      Por ello, no era feliz aun cuando tenía todos los lujos y riquezas. Por el contrario, se sentía incómodo. Conocía la ley de Dios y cada día que pasaba en el palacio real sentía que estaba pecando.
      Entre tanto, sucedió un acontecimiento que lo hizo huir del palacio del Faraón al desierto. Un día encontró que un egipcio le pegaba a uno de sus hermanos hebreos. Eso lo enojó de tal manera que mató al egipcio. Y tuvo que huir al desierto.
      La Biblia lo describe brevemente. Pero en realidad no fue uno solo, sino varios incidentes que sucedieron. Si se hubiera escrito todo en detalle, la Biblia constaría de cientos de libros. Volviendo a Moisés: Había una persona que sabía que Moisés era hebreo; y esa era la criada. Pero lo guardó en silencio. La princesa le dijo a la doncella: "Si dices algo te mando matar." Por eso, la criada mantuvo todo en secreto.
      Ahora bien. Moisés era hábil e inteligente. Y Dios controló todo de tal manera que Moisés halló gracia ante el rey. El Faraón tenía un hijo. Sin embargo, Moisés fue el favorito del rey. Por eso, el hijo del Faraón sintió celos de Moisés. Y trató de indisponerlo con Moisés inventando una conspiración. Pero el rey al enterarse de ello, favoreció aun más a Moisés.
      Les cuento como fue: En ese tiempo en Egipto se construían grandes palacios, ciudades y templos para adorar ídolos. Los israelitas los edificaban porque eran esclavos en Egipto.
      El hijo del Faraón era de temperamento colérico. Trataba a los siervos con maldad y dureza. Los golpeaba y no les daba suficiente alimento. Con ese maltrato no podían trabajar bien. Por eso, no rendían como debían y la obra no progresaba, sino se retrazaba.
      Sin embargo, cuando el rey puso a Moisés a cargo de la construcción, Moisés trató con bondad a los esclavos. Les dio suficiente alimento para que pudieran rendir bien en el trabajo. Y por ello la obra progresó rápidamente.
      El hijo del Faraón, celoso de Moisés, procuró distanciarlo del rey. Y para congraciarse con él, le dijo que Moisés estaba alimentando a los hebreos. Y que eso era una señal de una conspiración que planeaba Moisés para ocupar el trono.
      El rey comenzó a sospechar de Moisés y decidió averiguar la verdad. Entonces, Moisés le mostró la ciudad que estaba construyendo y le explicó lo que en realidad había hecho. Y así Moisés se ganó el reconocimiento del rey. Esta era la situación de Moisés cuando iba a ser nombrado sucesor del Faraón.
      Sin embargo, la criada que sabía el secreto no podía tolerar que un esclavo hebreo fuera nombrado sucesor del Faraón. Y al intentar informar al rey la asesinaron. Todo ello, hizo que el secreto de Moisés fuera descubierto.
      En esas circunstancias, Moisés mata al egipcio. Él mismo se puso en una situación en la que no podía ser absuelto. Y no le quedó otra salida sino huir de Egipto al desierto, abandonando todo lo que tenía.
      Hubiera sido fácil para Moisés ver sólo por su propio interés y no el de los demás y hacerse el desentendido cuando vio el incidente entre el egipcio y su hermano hebreo.
      No obstante, como cita la Biblia, prefirió escoger sufrir las aflicciones con el pueblo de Dios que disfrutar los placeres del pecado. Por ello, no pudo dejar de intervenir cuando vio a uno de sus hermanos ser golpeado aun si ello significaba perder su fama y honor como príncipe y como hijo de la hija del Faraón. Dios vio bondad en esta actitud de Moisés.
      Hermanos y Estimado Público:
      Imagine que alguien pobre pasa por una situación difícil. Como ya ha experimentado la pobreza podrá superar esa circunstancia. Por el contrario, si una persona rica experimenta escasez y ruina financiera, no le será fácil superar esa situación. Y lo más probable es que se deprima.
      Moisés, por 40 años, había vivido como príncipe en la corte real. Por ello, su determinación debe haber sido muy firme para renunciar a su posición de príncipe. No sólo dejó el palacio real. No tenía a donde ir, ni siquiera una pequeña choza en el desierto. No tenía tampoco nada qué comer.
      Tuvo que huir como un exiliado por temor a ser arrestado y ejecutado como un criminal si los soldados lo encontraban. Sin embargo, eligió el camino del sufrimiento por estar con el pueblo de Dios.
      Hebreos 11:26 describe los padecimientos de Moisés comparándolos con los que sufrirán los cristianos. Y cita la Escritura: "Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón."
      Una pregunta Hermanos: ¿Qué harían si estuvieran en la misma situación de Moisés? ¿Podrían dejar todo lo que tienen o lo que han logrado en esta vida sin dudar un instante por amor a Cristo?
      ¿Quiénes pueden responder a esta pregunta con un gozoso "Amén"? ¿Qué harían si los azotaran, despreciarán y avergonzarán por amor al Señor en vez de halagarlos y honrarlos? ¿Podrían obedecer si tuvieran que dejar su hogar y a sus seres queridos e ir a un país extranjero y no saber cuando regresarán?
      Repito la cita Hermanos: Presten atención: Hebreos 11:26 cita "Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón."

      Amados Hermanos:
      ¿Que harían si estuvieran en el lugar de Moisés? ¿Dudarían en dejar todo lo que han logrado en la vida? ¿Podrían responder con un fuerte AMEN como lo hicieron Abraham, Elías, Eliseo, el apóstol Pablo, Pedro, Juan y otros discípulos del Señor?
      Ellos dejaron familia, propiedades y fama. Lo dejaron todo. Y sólo confiaron en Dios y fueron perfeccionados y refinados. Lo podemos leer en la Biblia. No obstante, jamás se sintieron solos ni abandonados. Pasaron por pruebas con gozo y siempre con una actitud de agradecimiento.
      Ahora bien. Si lo desprecian sólo porque cree en el Señor: ¿Qué es lo que haría? ¿Podría ir a vivir solo a un país extranjero lejos de su familia y de su hogar por servir al Señor?
      Algunos de nuestros misioneros se esfuerzan por retribuir la sangre que nuestro Señor derramó en la cruz, mostrando esta fe y este amor. Y usted hermano, hermana, líder, pastor: ¿Qué es lo que hace? Algunos confiesan y se arrepienten porque han querido dejar la Iglesia y volver al mundo.
      Una pregunta: ¿Quién los ha obligado a venir a la Iglesia? Ustedes vienen porque quieren. Si en realidad conocieran a Dios, al Señor, si tuvieran una ligera idea de cómo es la Nueva Jerusalén; entonces, no hablarían así. No entristecerían a Dios de esa manera.
      Deben estar siempre agradecidos y con gozo. Han sido llamados por Dios. Y cuando cumplan fielmente su propósito en este mundo, y vayan al cielo. ¿Acaso Dios no les demostrará Su amor? Recibirán honra y gloria en el cielo. Por eso, siempre deben estar agradecidos.
      ¿Saben por qué no pueden ser agradecidos? Es porque aún no se despojan de lo carnal que hay en ustedes. No pueden ni quieren cortar con el mundo. Les es difícil hacerlo. Dicen que quieren ser cristianos normales como todos los demás. Hermanos: Ustedes deben anhelar ser siervos de Dios y no sólo miembros de la Iglesia.
      Les voy a dar un ejemplo: Un pastor que actualmente esta sirviendo en África ha preferido guiar a cientos de almas al camino de la salvación que disfrutar del honor y de la posición de ocupar una cátedra en la Universidad. Ha predicado el evangelio si descanso en lugares donde la cultura, el clima y el contexto son totalmente adversos.
      Desde muy temprano en la mañana, hasta altas horas de la noche, algunas hermanas misioneras, que han sido enviadas a países extranjeros, evangelizan y hacen visitas todos los días a tantas personas como le son posibles, sin ni siquiera descansar adecuadamente.
      Yo puedo entender su devoción por el reino de Dios. Puedo entender su amor por las ovejas del Señor. Predican el evangelio y realizan campañas de sanidad. Infinidad de almas vienen a la Iglesia y la Iglesia está experimentando un gran avivamiento. Por eso, las mencionó como ejemplo a seguir.
      A una de ellas le ofrecí mi ayuda. Y al día siguiente le envié una ofrenda para comprar ventiladores. No resultó muy caro. Con 10 ventiladores podían celebrar los cultos en un ambiente más fresco y cómodo.
      Lo hice porque deseaba darles una alegría. Pero cuando otras iglesias se enteraron, muchas me pidieron ayuda. Me decían: "Reverendo. Necesitamos esto. Necesitamos lo otro."
      Me pregunto. ¿Cómo es posible que hasta ahora no me conozcan ni me entiendan? Saben que me esfuerzo al máximo por conseguir los recursos para la misión de evangelización mundial. Saben que he venido haciendo esto por 10 o 20 años.
      No obstante, les puedo decir algo. No importa qué Iglesia sea, si está experimentando un real avivamiento y requiere alguna ayuda financiera, en ese caso, yo la ayudaré. Aun cuando deje de comer, aun así, apoyaré a esa iglesia y a su pastor. Es por Dios y para Su reino que lo hago. Si la Iglesia Central no lo puede hacer, yo personalmente lo haré.
      ¿Por qué? Porque veo los frutos. Y no solo en África, sino también en cualquier parte del mundo. Si están produciendo frutos y están limitados por falta de recursos financieros, entonces, yo los voy a ayudar.
      Tal vez yo no cuente inmediatamente con los recursos que requieran. Pero como están produciendo frutos, si oró a Dios, Él me bendecirá para así ayudarlos. Si hay algún siervo de Dios, quien realmente ama a Dios de todo corazón, yo lo ayudaré. Pero no es fácil encontrar un siervo así.
      Si nuestros pastores se hubieran quedado en el país, hubieran vivido una cómoda vida religiosa, ocupando una buena posición social y rodeados de todas las facilidades. Hubieran estado junto a sus seres queridos. Sin embargo, no pudieron darle la espalda a las miles de almas moribundas ni al apasionado amor del Señor por ellas. Por ello obedecieron el llamado y se ofrecieron como misioneros.
      Dios con toda seguridad recordará su dedicación y esfuerzo; y los consolará dándoles enormes recompensas que no podrán compararse con las aflicciones que pasaron en esta tierra. No obstante, muchos prefieren disfrutar de los placeres del pecado aun cuando han sido rescatados de la muerte a la vida eterna por la gracia del Señor.
      No asisten a los servicios de adoración los domingos ni a las reuniones de oración que son fundamentales para nuestra fe, por ir en busca de la fama y las riquezas de este mundo. Incluso hay algunos que vienen a la iglesia solo por compromiso. No adoran a Dios en espíritu y en verdad. Solo vienen por cumplir e incluso se duermen en el culto.
      Los que tienen esta clase de corazón deben entender que no tienen verdadera fe ni esperanza y que están muy lejos de la bondad de Moisés, quien voluntariamente eligió el camino del sufrimiento por amor a su pueblo y a Dios.
      Yo me entristezco cuando veo a algunos que no adoran a Dios en espíritu y en verdad, aun cuando lo he enseñado muchas veces. Si tiene sus ojos espirituales abiertos: ¿Cree que Dios permitiría que viera algo malo durante el servicio de adoración? ¿Cree que Dios lo haría?
      Ya se los he enseñado. Si ama a sus hijos. ¿Haría algo que los pudiera incomodar o fastidiar? Con toda seguridad desearía alimentarlos, vestirlos y educarlos bien. ¿Verdad?
      ¿Cómo cree, entonces, que Dios dejaría que viera u oyera cosas malas durante el servicio de adoración el domingo o en las reuniones de oración de Daniel? Eso no viene de nuestro Dios. Dios jamás nos daría cosas malas.
      Deben entender eso. No obstante, me siento triste por los que no pueden comprender esto aun cuando se los enseño.
      Estimado Público:
      La segunda característica de la bondad en Moisés era que daba gracias a Dios de todo corazón cuando atravesaba situaciones difíciles. Moisés pasó por pruebas muy difíciles luego que dejó el palacio del Faraón y fue a pastorear las ovejas de Jetro, su suegro, quien era un sacerdote madianita.
      Dios me reveló la clase de corazón que tenía Moisés en ese tiempo. Cuando el huyó de Egipto, lo perdió todo. Y luego, en el desierto, cada vez que recordaba su pasado, el corazón de Moisés era probado.
      No le fue fácil caminar en el desierto. No había caminos. No tenía brújula. No conocía el territorio. No tenía un mapa.
      Tan solo se guiaba yendo hacia el norte. No había agua, ni alimento. Se moría de hambre. Durante el día hacía un calor agobiante y en las noches un frío helado. No sabía si despertaría con vida al día siguiente. Esa situación no tenía cuando acabar.
      Tan solo sabía que no podía ir al sur. Si regresaba a Egipto lo iban a matar. Debía continuar huyendo hacia el norte. Pero tenía fe. Fe que Dios lo iba a guiar y a salvar. Tenía fe. Así, Dios guió a Moisés al sitio donde iba a pasar 40 años de refinamiento.
      Cuando llegó a ese lugar; es decir, a la casa de Jetro, la situación no mejoró. Su esposa tenía muchas hermanas. Moisés era trabajador y fiel. Cuidaba el rebaño de Jetro con sabiduría y resolvía los problemas con las otras tribus. Era sabio y había aprendido muchas cosas en el palacio del Faraón.
      Tenía muchas habilidades y el pueblo del lugar lo quería. Por eso, podía haber escogido a la mujer que deseara. Sin embargo, Moisés eligió a la hija mayor de Jetro por su bondad. Ella no era codiciosa. Era bondadosa con sus hermanas. Era gentil, humilde, honesta y recta. Por eso la escogió Moisés y se casó con ella. Y su refinamiento continuó.
      Una pregunta Hermanos: ¿Saben cual era la mayor frustración de Moisés? Se consideraba alguien importante. Pero se dio cuenta que no era nadie. Y comenzó a sentirse fracasado.
      En una época había vivido rodeado de lujos y riquezas. Pero ahora, se encontraba en la miseria. Y pensó en lo superficial que es la vida del ser humano. Llegó a entender que todo lo que había tenido en su vida no era producto de su propio esfuerzo sino de la gracia de Dios. Y que no podía tener nada si Dios no se lo daba.
      Cuando comprendió eso, se vio a sí mismo como nada y así puedo llegar a humillarse completamente ante Dios. No obstante, nunca fue pesimista ni negativo. Jamás se dio por vencido. Por favor, procuren ponerse en el lugar de Moisés. Siempre había gozado del favor y del aprecio de las personas. Su madre lo había amado. Había hallado gracia ante el rey. No le faltaba nada.
      Sin embargo, lo dejó todo y huyó al desierto. Y al encontrarse en esa tierra inhóspita. ¿Qué creen que pensó? O ¿Creen que a Moisés no le venían pensamientos a su mente? No obstante, nunca fue pesimista ni negativo. Jamás se dio por vencido.
      Nunca extraño la vida de lujos y riquezas. Jamás se arrepintió de la decisión que había tomado. Como sabía que era la voluntad de Dios, nunca se lamentó sino más bien continuó su camino con gozo y agradecimiento.
      En ningún momento miró su vida negativamente. Jamás estuvo frustrado ni afligido. Al contrario, se vio de diferente manera y encontró su verdadero YO. Nunca estuvo descorazonado, pensando: "No soy nadie." Más bien tuvo la total seguridad que Dios estaba vivo. Y se decía a sí mismo: No soy nada pero Dios es todo.
      Cuando se dio cuenta que no podía lograr nada por sus propios medios, llegó a entender completamente que nada era suyo y así pudo llevar a cabo todo con el poder del Todopoderoso Dios.
      Dios gracias a Dios de todo corazón. Dio gracias por respirar, por estar vivo, por su alimento diario, por tener un lugar donde descansar. En algunas ocasiones tenía que dormir en medio del desierto bajo una fría llovizna. Pero aun así daba gracias a Dios por ese corto descanso.
      Y cuando miraba al vasto territorio que se extendía bajo sus ojos mientras pastoreaba el rebaño, no dejaba de dar gracias a Dios por el paisaje que veía. Desde el momento en que entendió lo breve de la vida del ser humano, una actitud de sincero agradecimiento a Dios brotó del fondo de su corazón.
      Jamás consideró suyo ni siquiera aquello a lo que tenía derecho. Les voy a compartir lo que Moisés hubiera dicho de estar aquí entre nosotros:
      "Oh Dios de los cielos. Fui un necio y por eso no pude conocerte. Ahora al ver el sol cuando se oculta, creo que Tu eres todopoderoso y que todo lo sabes. No puedo hacer nada sin Ti. Y todo lo que tengo es Tuyo. No soy nada. Y lo que soy, lo soy gracias a Ti.
      Sin embargo, Tú me has amado y me has llamado. Sé en lo profundo de mi corazón que Tú vives. Qué estás conmigo."
      Hermanos: Moisés veía a Dios cuando el sol salía en las mañanas y cuando se ocultaba en las tardes. Veía a Dios cuando en las noches miraba las miles de estrellas en el cielo.
      A través de esa prueba, llegó a tener la total seguridad que el Dios de Israel no era un simple personaje de algún cuento, sino el Todopoderoso Dios Viviente. Moisés no había recibido ninguna revelación previa. No obstante, en su bondad, aceptó y creyó en Dios. Y en el proceso de perfeccionamiento su fe se hizo cada vez más sólida y consistente.
      Llegó a tener una fe viva y cada año esa fe se fortalecía más y más. Anhelaba tener el corazón de Dios. Y también llegó a amar a su propio pueblo. En medio de las dificultades, tuvo la certeza que Dios controlaba todo y constantemente se examinó a sí mismo con esa certidumbre de fe. Y así pudo estar agradecido en todo tipo de circunstancia.
      Recuerdan Hermanos: ¿Qué es lo que dijo cuando Dios lo llamó para que sacara a Su pueblo de Egipto? Desde su perspectiva humana, dudó en aceptar el mandato de Dios y dio la impresión de estar inseguro. Éxodo 4:10-11 cita: "Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua."
      Dijo esto porque después de 40 años de pruebas había entendido que todo su conocimiento no valía nada. Si no hubiera pasado por ese refinamiento y se hubiera quedado como príncipe de Egipto, hubiera dicho que podía hacerlo todo.
      Hubiera estado orgulloso de su sabiduría y su capacidad. Si. Moisés tenía conocimiento y era fuerte. Sin embargo, a través de este proceso de refinamiento llegó a entender que no podía por sí mismo lograr algo.
      Había quebrantado completamente su EGO. Cuando pastoreaba el rebaño de su suegro, tuvo que mantener la paz con los demás. Se humilló a sí mismo. Y a través de su esposa, también quebrantó su orgullo.
      Lo que quiso decir a Dios en ese pasaje es que se consideraba insignificante. Que había pecado matando a una persona por su propio criterio de justicia. Pero que por medio de esas pruebas había llegado a ser perfectamente humilde. Debido a eso, cuando Dios lo llamó, se pudo humillar completamente ante Él. Pudo confiar en Dios de todo corazón y su actitud cambió, llegando a ser obediente a la Palabra de Dios.
      Debe recordar que Dios consideró bueno a Moisés, sólo cuando confió en Él y estuvo siempre agradecido en toda circunstancia.
      Una pregunta Hermanos: ¿Cómo hubiera reaccionado usted frente a esas pruebas? Se hubiera quejado diciendo: ¿Por qué tengo que sufrir todo esto? ¿Cómo puedo salir de esta situación? ¿Se hubiera sentido frustrado o descorazonado?
      Por 40 años, Moisés tuvo que vivir como un don nadie cuidando el rebaño de ovejas de su suegro en el desierto de Madian. Nunca se desanimó porque nadie le decía que había hecho un buen trabajo. Más bien, fue humilde y realmente agradecido en toda circunstancia.
      Cuando de despojo de todo EGO y se quedó vació; Dios lo llamó y le dio esa gran misión. Una pregunta: ¿Acaso hay alguien que no esté agradecido por la pruebas que atraviesa, sino que tiene celos y envidia de los que están siendo usados por Dios, aun sabiendo que sus pruebas continúan porque no ha sido perfeccionado como vaso de honra para ser usado por Dios?
      Hermanos: Presten atención: Las pruebas se dan a los que todavía no están preparados para ser bendecidos. Y se presentan para que lleguen a ser vasos aprobados por Dios y así reciban bendiciones.
      Cuando un herrero hace una herramienta, calienta el pedazo de hierro en el fuego y lo golpea para darle la forma correcta. Lo hace una y otra vez hasta que quede bien. Si la pieza de metal no se amolda al martilleo, el herrero no podrá hacer la herramienta que desea. El herrero repite este proceso de calentar y golpear el metal hasta lograr darle la forma adecuada.
      Hermanos: Como Dios conoce su corazón, lo refina a fin de usarlo conforme a su corazón. Y hasta que tome la forma que Dios desea, Él lo continuará refinando. Es porque Dios lo ama. Si usted es un gran vaso de honra, Dios permitirá grandes pruebas en su vida para que llegue a ser verdaderamente ese gran vaso de honra.
      Si es un vaso pequeño, no podrá soportar grandes pruebas. Por ello, Dios lo refina de acuerdo a lo que puede soportar. Y así podrá ir al primer o segundo reino de los cielos. Pero si Dios sabe que es un gran vaso de honra, con toda seguridad, lo refinará hasta que tenga la forma que Él desea.
      Entonces, lo usará. Y podrá ir a la Nueva Jerusalén y estar cerca de Dios y del Señor. Cuando ya tiene la forma precisa que Dios quiere, entonces, Dios lo pone en agua fría para que su forma permanezca.
      Sucede lo mismo con su desarrollo espiritual. Proverbios 17:3 cita "El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; pero Jehová prueba los corazones."
      Si está pasando pruebas para llegar a ser un mejor vaso de honra, recuerde la bondad de Moisés, quien se humilló a sí mismo al máximo y dio siempre gracias en todo y por todo. Entonces, en las manos de Dios, llegará rápidamente a ser ese magnífico vaso de honra.
      Termino el mensaje:
      Amados Hermanos y Estimado Público: Hoy he tratado dos aspectos de la bondad en Moisés.
      Primero: Moisés escogió el camino del sufrimiento con el pueblo de Dios antes que disfrutar los placeres del pecado. Eso agradó a Dios.
      Segundo: Siempre tuvo una actitud de agradecimiento en toda circunstancia mientras atravesaba por esas pruebas.
      Hermanos: Yo en lo particular, estoy muy agradecido porque de todo corazón opté por seguir este camino. Preferí el sufrimiento con el pueblo de Dios, antes que pecar. Por el reino de Dios, deje de lado la fama, el poder y las riquezas. Y aunque me encontrara en una situación difícil, sólo quise seguir y obedecer la voluntad de Dios.
      Cuando pasé por esta etapa de refinamiento, siempre di gracias a Dios. Aun cuando decían mentiras sobre mí, me bastaba con que Dios lo supiera. Y luego de pasar por esas etapas de perfeccionamiento, Dios me bendijo. Y cambió el agua salada en agua potable. Incluso las cruzadas que he realizado en el extranjero, han sido transmitidas por satélite y por numerosas estaciones de televisión, incluyendo la CNN.
      Como acepté todo este refinamiento con gratitud y gozo, Dios se agradó y por ello me dio Su poder de sanidad. Aun cuando he sido falsamente acusado, jamás he devuelto mal por mal a los que me han hecho daño.
      Desde un principio, siempre he mostrado obras de fe. Y hasta ahora, continúo orando por el perdón y la salvación de los que me han perjudicado, a menos que hayan cometido pecado de muerte. Nadie podría elegir el camino de la bondad, a menos que en su corazón tenga en fundamento de la bondad.
      Moisés fue así. Sin embargo, si no hubiera tenido bondad, pero hubiera entendido ese concepto y lo hubiera puesto en práctica una y otra vez, teniéndolo siempre en su mente, sus buenas obras y acciones hubieran transformado su corazón más y más.
      Hermanos: Cuando pasen por pruebas, éstas se acortarán o prolongarán de acuerdo a la actitud de su corazón. Espero que lleguen al nivel de la bondad de Moisés y sean siempre agradecidos en todo y por todo para que lleguen a ser vasos aprobados y útiles ante Dios.
      Oro en el nombre del Señor Jesucristo para que todos puedan ser usados por Dios en estos tiempos finales y así glorifiquen grandemente a Dios.

      [¡Amen!]


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