• La Fragancia que Agrada a Dios - Servicio Devocional de la Misión de Mujeres

    [Juan 20:15-18]

    29-03-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje bíblico

      Juan 20:15-18
      Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas".

      Este es el Servicio Devocional de la Misión de Mujeres 2009. Demos gracias y gloria a Dios el Padre quien nos ha guiado a realizar este servicio devocional.
      Agradezco asimismo a todos ustedes devotos quienes se han preparado para este servicio con todo su corazón, mente y alma.
      Dios el Padre desea transmitirles otro mensaje basado en la vida de María Magdalena, al igual que el año anterior. Por tanto analizaremos el mismo pasaje bíblico del año pasado que se refiere a la escena en la que el Señor resucitado aparece por primera vez ante María Magdalena.
      Existen varias razones por las que el Señor le concedió aquella bendición a María Magdalena, una de estas es el corazón hermosamente bello y amoroso que ella tenía. Además, ella emanó la fragancia de bondad que agradaba a Dios el Padre quien anhela recibir ese tipo de aroma grato de bondad de todas ustedes quienes forman la Misión de Mujeres.
      Por tanto, Él desea hablarles por medio de este mensaje titulado "La Fragancia que Agrada a Dios". Devotas, por favor repitan después de mí el título del mensaje de hoy:
      "La Fragancia que Agrada a Dios".
      Anhelo que ustedes analicen sus vidas a través de este mensaje, y ruego en el nombre del Señor que al hacerlo puedan verdaderamente llegar a ser almas que emanan el aroma de bondad ante el Padre celestial.

      Mensaje

      Amados devotos y miembros de la congregación,
      ¿Cuál es el aroma de bondad que agrada a Dios el Padre?
      El primer aspecto de este aroma es el servicio. Cuando usted sirve a los demás con acciones visibles provenientes de un corazón veraz, ellos podrán sentir aquella fragancia de bondad. Aquellos que sirven de corazón podrán hacerlo sinceramente a cualquier tipo de persona.
      No servirán solamente a sus mayores o a aquellos dignos de servicio, sino que obviamente servirán a los mayores como es debido, así como también a los menores o subordinados, sean estos niños, adultos, los pobres, o los ricos, servirán a todos.
      Yo anhelo que quienes forman la Misión de Mujeres sirvan, respeten y sean de edificación unas a otras con sinceridad. Es cierto que los jóvenes deben servir a sus mayores, pero también los mayores deben servir a los jóvenes.
      Aquellos que están en menor posición deben servir a los de mayor posición y viceversa, los ricos deben servir a los pobres y asimismo los pobres deben servir a los ricos. Quienes tienen un mayor grado de educación deben servir a quienes no lo tienen, pero éstos asimismo deben servir a los que tienen mayor educación.
      ¡Anhelo que se sirvan unos a otros de esta manera y con sinceridad!
      Jesús dijo en Mateo 23:11: "El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo". Podemos observar que en esta iglesia quienes siguen esta enseñanza y sirven a los demás han llegado a ser líderes.
      Sin embargo, si usted sirve a los demás solamente para obtener reconocimientos, su servicio no es veraz ya que el verdadero servicio consiste en servir a todos en cualquier momento y lugar debido a su amor por la bondad.
      Dijo Jesús asimismo en Mateo 10:42: "Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa".
      ¡Cualquiera puede darle de beber un vaso de agua fría a un niño! El Padre se alegrará si ofrecemos este tipo de servicio y nos recompensará; no obstante, existe una condición al decir que se lo hace "en calidad de un discípulo".
      Jesús dijo en la segunda parte de Juan 8:31: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos". Por lo tanto, servir "en calidad de un discípulo" constituye el servicio a los demás con un buen corazón que es cultivado por la Palabra de Dios.
      No se trata del servicio proveniente de una buena educación o de simpatía, sino de la bondad de servicio que proviene del corazón y que se demuestra con obras verdaderas, y sólo aquellas personas escucharán la voz del Espíritu Santo y recibirán su dirección para poder servir a los demás exactamente de acuerdo a la situación de cada uno.
      Estas personas no servirán de manera extravagante causando vergüenza, y tampoco servirán con egoísmo causando sentimientos de incomodidad. Por ejemplo, servirán incluso un vaso de agua de la mejor manera posible.
      Pensarán si deben ofrecer agua caliente o agua fría con hielo, en un vaso o en una taza grande, o quizás en una pequeña taza de té, y así con el resto de detalles con el fin de causar comodidad y satisfacción a los demás.
      El aroma de bondad que Dios el Padre desea proviene de este tipo de corazón de servicio. Asimismo, cuando uno no espera nada a cambio se puede ofrecer un tipo de fragancia de servicio más concentrada.
      María Magdalena sirvió a Jesús al entender su corazón por completo y sin esperar nada a cambio. Ella no pensó que el Señor podía hacer algo por ella si lo servía, sino que lo hizo simplemente con un corazón que podía sacrificarlo todo sin reservas porque ella ya había recibido gran amor y gracia.
      Debido a aquel amor y gracia que había recibido de parte de Jesús ella lo amaba, y sabemos que cuando amamos a alguien deseamos darle todo continuamente. Si usted piensa que ha hecho todo por alguien y que por tanto aquella persona tiene una deuda con usted significa que no lo ha hecho con amor espiritual.
      Quizás usted esté sirviendo con el anhelo de recibir algo a cambio, pensando: "Cuando sirvo a los demás en este grupo misionero, sus miembros me reconocerán y entonces seré elegida como líder principal en las siguientes elecciones". Sin embargo, en ese caso usted no podrá emanar el aroma que agrada a Dios sin importar cuánto trabaje y cuánto intente servir.
      Sucede lo mismo con el servicio de los ujieres y otras obras voluntarias, pues no deberíamos pensar que se nos asignará una posición mejor en el futuro por el hecho de trabajar arduamente.
      Si usted sirve simplemente por el hecho de que eso lo hace feliz aunque los demás no reconozcan su esfuerzo, significa que está sirviendo con corazón de bondad. Pues el Salmo 51:6 dice: "He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría".
      ¡Anhelo que ustedes recuerden esto y lo cultiven de modo que todo su servicio tenga el aroma de bondad que agrada al Padre!

      Amados devotos y demás miembros de la iglesia,
      El segundo aspecto de una fragancia que agrada a Dios es el regocijo en la verdad, que consiste en una actitud de regocijo sincero cuando los demás producen más frutos y reciben mayor alabanza, reconocimiento, y amor que uno.
      ¡El amor espiritual descrito en 1 Corintios 13 tiene este atributo! Si todas ustedes quienes forman la Misión de Mujeres logran regocijarse con sinceridad, entonces podrán producir muchos frutos más que ahora al estar unidas en el Espíritu Santo.
      Supongamos que todas ustedes mujeres de la misión logran regocijarse con la verdad; entonces, cuando una persona reciba alabanza, el gozo no será suyo únicamente, sino que todas las hermanas de la Misión de Mujeres se regocijarán unánimes y ese gozo será mayor en gran manera.
      ¿Pero qué pasaría si no se regocijan en unidad sino que se ponen celosas? Pues causará que muchas se sientan incómodas cuando alguien haga algo bien, y eventualmente la persona que reciba reconocimientos también se sentirá mal.
      ¿Cuál de estas situaciones preferiría usted, la primera o la segunda? ¡Obviamente la primera! Dios el Padre anhela que todas ustedes tengan un corazón de bondad que se regocije con sinceridad.
      Regocíjese como si fuera su propia vida cuando los demás estén bien, cuando produzcan más frutos que usted siéntase agradecido porque han logrado una cantidad de frutos que quizás usted no ha logrado producir, y cuando algunos lleguen más rápido a un nivel espiritual más profundo que el suyo regocíjese por aquel fruto que cumple con el Evangelio de Santificación.
      ¡Si usted llega a tener este tipo de corazón, tendrá también la fragancia de bondad que agrada a Dios!
      En el tiempo de Jesús existieron muchos discípulos más aparte de María Magdalena y cuando Jesús daba una ordenanza a alguien, ella se regocijaba como si fuese una ordenanza para sí misma.
      Si alguien complacía a Jesús y le llegaba a ser de fortaleza, ella se sentía agradecida de aquella persona y no se desalentaba pensando: "¿Por qué no puedo ser de fortaleza para Jesús? ¿Por qué no puedo serle de agrado?
      Ella tampoco tuvo malos sentimientos que le hicieran preguntarse por qué Jesús no la alababa, sino que simplemente permaneció junto a Jesús cumpliendo su promesa con fidelidad, gozo y agradecimiento.
      María Magdalena siempre emitió la fragancia de bondad que agrada a Dios y hasta la actualidad continúa emitiendo aquella fragancia exquisita de bondad que se regocija en la verdad, llegando a la posición de ser la mujer más amada por el Padre entre todas las demás mujeres que han obtenido salvación desde la creación.
      Ahora me pregunto: ¿Cómo actuaría ella si otra mujer de esta época se levanta como una mujer más espiritual? ¿Se desalentaría por tener que dejar su posición de mujer más amada por Dios? ¡Por supuesto que no!
      Ella se regocijaría más que cualquier otra persona ya que logró llegar a esa posición justamente por tener ese tipo de corazón. Los personas espirituales y los personas que tienen corazones buenos se alegran y regocijan cuando los demás se encuentran bien.
      Las personas con este corazón se regocijan como si fuera en sí mismos cuando sus vecinos, amigos y colaboradores reciben alabanza, galardones o reconocimientos. Asimismo, debido a su amor por Dios, se alegran cuando los demás son amados y bendecidos por Dios más que ellos mismos y no se desalientan preguntando: "¿Por qué Dios la bendice a ella y no a mí? Más bien, considera la bendición y el gozo de los demás como suyos.
      Yo anhelo que todos ustedes miembros de la Misión de Mujeres rebocen de este tipo de felicidad y gozo.

      Amados devotos y miembros de la congregación,
      El tercer aspecto de esta fragancia que agrada a Dios es el amor profundo para Dios en cualquier tipo de circunstancia.
      ¿En qué momento podemos ver el amor más profundo de María Magdalena por el Señor? En el momento de los sufrimientos de Jesús sobre la cruz, pues sabemos que cuando Él fue arrestado la mayoría de sus discípulos huyeron por su temor a ser involucrados en problemas, pero María Magdalena, junto a la Virgen María, se quedaron con Jesús hasta su muerte en la cruz.
      Ella se quedó con Jesús hasta el final pensando: "¡Si tan solo pudiera recoger la sangre que mi Señor está derramando! ¡Si tan solo pudiera sentir el dolor de mi Señor! ¿Cómo puedo aliviar su dolor? ¿Cómo puedo compartir su dolor?
      Eso no fue todo... después de la muerte de Jesús, ella fue la primera en visitar su tumba muy temprano en la mañana para derramar perfume sobre su cadáver, y fue en ese momento cuando ella llegó a ser la primera persona que vio al Señor resucitado.
      Muchas personas siguieron a Jesús mientras hizo señales y prodigios, y María Magdalena parecía ser una de esas personas también. No obstante, durante el tiempo que lo siguió su amor por Él creció.
      Ella recibía las palabras del Señor para sí y produjo el fruto perfecto del espíritu en su corazón, y como resultado de eso ella logró mostrar un amor más profundo cuando Él se encontraba en la peor circunstancia.
      Dios el Padre anhela que todas ustedes quienes forman la Misión de Mujeres amen profundamente al Señor, y aunque muchas de ustedes ya aman al Señor hasta el fondo de sus corazones, yo anhelo que su amor se profundice aún más.
      Deseo que al hacerlo puedan demostrar amor perfecto en todo tipo de situación al igual que María Magdalena, sabiendo que mientras más unidas en el amor estén, entenderán el corazón de las demás personas con mayor claridad y podrán demostrar amor.
      Esa es también la razón por la que el Señor permitió que María Magdalena fuera la primera en llevar las buenas nuevas de la resurrección, y luego de la ascensión ella predicó de la resurrección en muchos lugares.
      En toda ocasión ella compartía con los demás acerca del amor del Señor que se desbordaba de su corazón, y todo el que llegaba a conocerla también llegaba a amar al Señor.
      Del mismo modo, es importante que estemos unidos en amor, pues vemos que el fruto de los líderes de la iglesia es diferente cuando cuidan de las almas de acuerdo a la proporción de la unidad en amor entre ellos y el Señor.
      Mientras más unidos en amor estén con el Señor más de su amor se entregará a aquellas almas mediante aquellos líderes, de modo que los creyentes también se unan con el Señor y crezcan en su fe.
      Quienes constituyen la Misión de Mujeres tienen la responsabilidad de desarrollar algunas de las funciones en la iglesia en mi lugar, por eso anhelo que ustedes puedan transmitir efectivamente mi corazón al desarrollar aquellas responsabilidades.
      Por ejemplo, la Misión de Mujeres está encargada de dar la bienvenida y de orientar a los visitantes, y es por medio de ustedes que aquellos visitantes obtendrán su primera impresión de la iglesia y del Pastor Principal.
      En el futuro tendremos más eventos con visitantes y yo deseo que en aquellas ocasiones ustedes logren transmitir el corazón del pastor como rostro de la iglesia.

      Conclusión

      Amados devotos y demás miembros de la iglesia,
      Les he explicado acerca de la fragancia de bondad que agrada a Dios utilizando estos tres puntos de comparación con el corazón de María Magdalena.
      El primer punto es el servicio.
      El segundo punto es el regocijo sincero en la verdad.
      Les animo a examinar la actitud de su corazón cuando los demás reciben alabanzas o son considerados mejores que ustedes. En ese caso ¿cómo se sienten?, ¿les causa algún tipo de incomodidad o desaliento? ¿Han tenido ese tipo de pensamientos pero no han meditado en que son erróneos?
      ¡Por supuesto que algunos de ustedes se esfuerzan por tener un buen corazón para regocijarse junto al resto!
      Yo anhelo que todas quienes integran la Misión de Mujeres tengan un corazón de bondad para que se regocijen sinceramente y para que se unan como un solo cuerpo en el Espíritu Santo porque de esa forma podrán producir mayores frutos.
      El tercer punto es el amor a Dios profundamente en cualquier tipo de circunstancia, porque podrán representar mejor el corazón del Señor si están unidos en amor con el Señor.
      Anhelo que este mensaje se convierta en vida y poder para todas las integrantes de la Misión de Mujeres de modo que se presenten como frutos buenos y hermosos ante el Padre.
      ¡Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes crezcan como obreras de confianza de la iglesia, que sean usadas por Dios en gran manera, y que reciban amor en el Reino de los Cielos!

      [Amén]


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