• El Amor Verdadero - Viernes Santo de la Semana de Pasión

    [Juan 8:1-11]

    10-04-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje bíblico

      Juan 8:1-11
      [1] y Jesús se fue al monte de los Olivos.
      [2] Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.
      [3] Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
      [4] le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
      [5] Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
      [6] Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
      [7] Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
      [8] E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
      [9] Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
      [10] Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
      [11] Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

      Esta semana ha sido la Semana de Pasión, una semana para meditar con piedad en el sufrimiento del Señor en la cruz.
      La razón por la cual nuestro Señor fue crucificado en la cruz no fue porque Él hizo algo malo, sino que fue por amor. El Señor llevó el castigo terrible de la cruz porque Él amó a Dios el Padre y nos amó a usted y a mí.
      Al morir en lugar de los pecadores, Él permitió que todos aquellos que creen en Él obtengan salvación, y nuestro Señor desea que amemos a Dios y a los demás con ese mismo amor.
      Es por eso que incluso las personas de este mundo recuerdan "la cruz" o "el amor" cuando piensan en "el Cristianismo".
      Ellos también se interesan grandemente en el amor. Incontables personas han hablado sobre el verdadero amor, e incluso han presentado muchas obras de arte con el tema del amor. En el mundo, sin embargo, es imposible obtener el amor verdadero.
      Las personas pueden profesar que aman con sus propias vidas, pero su amor principalmente busca sus propios beneficios; tal amor con el tiempo decae y cambia. No tienen la más ligera idea de lo que significa en realidad el amor verdadero; discuten del amor dentro de los límites de sus pensamientos.
      El amor que es "amor espiritual" es el único amor verdadero; y este amor espiritual sólo puede provenir de Dios. Ustedes han aprendido sobre este amor espiritual, y han intentado arduamente alcanzarlo. Han escuchado qué tipo de amor y qué clase de amor Dios les ha dado y han aprendido qué es el amor verdadero según el "Capítulo del Amor" en 1 Corintios y el amor encontrado en "Los Fruto del Espíritu Santo".
      Sin embargo, aunque ustedes oigan, vean, y aprendan la Palabra, no pueden decir que entienden el amor verdadero a menos que lo hayan alcanzado. Por supuesto, cuando se recibe gracia abundante, se puede derramar lágrimas pensando, "Ah, el amor de Dios el Padre es tan inmenso".
      A medida que transcurre el tiempo, a la magnitud que crece su fe y que usted alcance el amor en su corazón, sentirá el amor de Dios en gran manera.
      Usted recibirá un sentido renovado del amor, y dirá, "El amor de Dios es mucho más grande de lo que yo pensaba que era", pero aún así, usted lo sentirá dentro de sus propios límites.
      El amor de Dios está más allá de la imaginación de un hombre. Su altura, espesor, y profundidad son infinitamente inimaginables. Nuestro Señor también tomó la cruz con este amor de Dios, y el Espíritu Santo intercede por nosotros con ese mismo amor.
      Yo anhelo que ustedes sientan el amor verdadero de Dios profundamente en sus corazones, y ruego en el nombre del Señor que este amor se derrame sobre ustedes plenamente.
      Apreciados hermanos y hermanas en Cristo.
      En la historia de la humanidad, es la crucifixión del Señor Jesús la que muestra el amor de Dios con mayor claridad.
      Cuando Adán, el primer hombre, traicionó y pecó contra Dios, Él tuvo que padecer dolor insoportable. A pesar del dolor, Dios organizó de antemano algo para salvar a Adán y sus descendientes; era la cruz de Jesucristo.
      Dios entregó a Su Hijo unigénito, a quien ama sumamente y quién tiene su mismo carácter, por causa de los pecadores.
      Jesús asimismo, tomó la cruz con toda disposición y mostró el amor de Dios al mundo entero. Este amor se ha convertido en la fuerza que cubre todas nuestras transgresiones y nos cambia. Gracias a ese amor podemos decir que tenemos esperanza del Cielo.
      Voy a testificar del amor de Jesucristo en tres aspectos, y anhelo que a través de ellos ustedes puedan comprobar cuánto amor verdadero han recibido.

      Primero

      - El amor verdadero es un amor perdonador y misericordioso.
      Jesús mostró Su misericordia a las personas desde lo más profundo de Su corazón, sin importar su crueldad o pecado.
      Él deseó tanto salvar esas almas agonizantes al punto de sacrificar Su propia vida.
      En el pasaje de esta noche se menciona a una mujer que fue sorprendida en el acto mismo de adulterio. De acuerdo a la ley ella tenía que ser apedreada hasta la muerte.
      Sin embargo, Jesús no les dijo a las personas "mátenla según la ley", sino que Él abrió el camino para que esta mujer sobreviviera.
      En ese momento, lo que Jesús escribió en la tierra eran los pecados de las personas que la rodeaban. Primero escribió sólo pecados generales, tales como odio, enojo, codicia, robo, adulterio, y arrogancia. Hasta ese entonces las personas no se daban cuenta que la lista de pecados era aplicable a sus vidas.
      Sin embargo, cuando Jesús escribió por segunda vez en la tierra, ellos se pusieron pálidos, ya que Jesús no escribió sus pecados generales sino que escribió en detalle la situación de los pecados que ellos cometieron, incluyendo el tiempo, el lugar y el pecado específico que fue cometido por alguno de los que estaban presentes.
      Al ver que sus propios pecados estaban escritos, no podían lanzar ni una piedra a la mujer, a menos que sus corazones hubiesen endurecido como el hierro. Uno por uno, dejaron las piedras y se alejaron del lugar.
      Apedrear a la mujer mientras veían sus pecados escritos en el suelo habría sido como condenarse a sí mismos.
      Cuando todos ellos se fueron del lugar, Jesús le dijo a la mujer: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más". Aunque Jesús la perdonó, si ella continuaba viviendo en pecado, no iba a tener ninguna otra alternativa aparte de caer en la destrucción, por eso Él le dijo seriamente que no siguiera pecando.
      Bien, no todos los pecadores pueden cambiar, aun cuando usted les muestra misericordia y les perdona. Algunos cambiarán y recibirán salvación, pero otros harán lo malo contra Dios hasta el fin y no podrán alcanzar la salvación.
      Jesús también sabe este hecho, y Él ciertamente conoce muy bien el corazón de cada hombre.
      Sin embargo, ¿piensa usted que Jesús diría, "Muéstrale misericordia a esta persona porque se arrepentirá pronto, pero mejor ríndete con esta otra porque no se arrepentirá ni siquiera al recibir la oportunidad de salvación"? ¿O piensa usted que Él estaba en agonía diciendo: "tengo que sacrificarme por esas personas malas"?
      La mayoría de personas no quieren mostrar misericordia a aquellos que no parecen ser dignos de perdón. Cuando las personas atrevidas no muestran su gratitud, sino que obran maliciosamente incluso cuando han sido tratados con bondad, las personas los ignoran pensando, "no vale la pena tratar con ellos". ¡Pero no era así con Jesús!
      Él amó incluso a personas como Judas Iscariote aun hasta el último momento cuando todavía podía arrepentirse y cambiar, Él lo amó. Él no solo perdonó a las personas con Sus palabras; Él incluso sacrificó Su propia vida para salvarlos. Él no fue crucificado en la cruz sólo por aquellos que lo siguieron sino también por aquellos que lo clavaron en la cruz.
      ¿Ahora, qué de usted?
      Tanto ustedes como yo fuimos pecadores y estuvimos destinados a recibir el castigo de la muerte. Pero por la misericordia de Dios, fuimos perdonados y llegamos a tener esperanza del Cielo. Si no mostramos misericordia a los demás, seremos como aquellos que apedrean a los demás aun al ver sus pecados escritos ante ellos. A propósito, algunas personas llegan fácilmente a una conclusión sobre las demás personas con la excusa de que están "discerniendo a los demás".
      Pueden concluir así: "Yo he examinado a tal persona hasta ahora, y me he dado cuenta de que su corazón se endurece y que no entiende la verdad, ni siquiera cuando le dicen la verdad", o "él siempre profesa que cambiará, pero en realidad no ha cambiado en lo absoluto".

      Quienes juzgan piensan que no vale la pena cuidar de tales personas con todas sus fuerzas. Sin embargo, esto no es 'discernimiento' sino juicio, condenación, y pérdida de interés sin tener misericordia.
      No importa cuán poca misericordia alguien merezca, usted puede mostrar misericordia si lo considera como una alma.
      Cuando Jesús vio a aquellas personas malvadas que lo clavaban en la cruz, cuando se burlaban y cuando lo insultaban, Él vio sus almas agonizantes en lugar de sus malas acciones. El deseo de Jesús fue el de ganar tan solo una alma a cambio de Su dolor.
      Ahora imagínense lo siguiente por favor: ustedes están sosteniendo la mano de alguien que está a punto de caer a un precipicio. Si ustedes sueltan su mano, aquella persona caerá a lo profundo. Usted ya no tiene más fuerzas para levantarlo, de hecho, usted está realmente perdiendo la fuerza y puede caer junto con la otra persona. Le pregunto: ¿podría usted soltar su mano? Al mirarlo fijamente en los ojos mientras implora su ayuda, ¿podría usted decir "yo también quiero sobrevivir" y entonces soltar su mano?
      Si yo estuviese en esa situación no podría soltar su mano aunque eso significara que yo caería junto con él. Es por eso que clamo por perdón ante Dios y me sostengo de Su mano como si la sangre de mi cuerpo se derramara al ver que se comete pecado.
      Lo mismo sucede con aquellos que cometen pecados tan malos y detestables, o aquellos que no se arrepienten sino que continúan levantándose en contra de Dios, pues no soporto verlos caer al fuego eterno.
      Aunque signifique tener que sacrificar mi descanso en la noche casi a diario, yo lo resisto con el sólo anhelo de salvar un alma más. Aunque signifique tener que soportar largos días de sufrimiento y dolor, yo logro vencerlos con el sólo anhelo de llevar un alma más a la salvación.
      Todo esto se da porque conozco el amor del Señor, quien llevó la cruz en mi lugar y por todas las almas, y porque conozco el corazón ardiente de Dios el Padre.
      Yo anhelo que en su corazón guarden los ojos del Señor Jesús, quien miró con amor a la mujer que fue encontrada en pecado.
      Les animo a reflejar el corazón del Señor, quien ha mostrado misericordia a fin de salvar un alma que temblaba de temor.

      Segundo

      - El amor verdadero es amor inmutable.
      Cuando las personas sienten mucha gratitud hacia alguien, o al recibir amor de parte de alguien, confiesan su amor a cambio. Sin embargo, el amor verdadero es aquel que no cambia, no solamente en los buenos tiempos sino en los difíciles también.
      Es el amor que nunca cambia a pesar del paso de los muchos años, y es asimismo verdadero cuando se ama a Dios. Si ustedes aman a Dios verdaderamente, su amor nunca cambiará sin importar la severidad de sus aflicciones o desventajas a causa de tal amor.
      Aunque pasen por pruebas de vez en cuando, usted no culpará a Dios por ellas, sino que continuará dedicando su vida y siendo fiel. El amor del Apóstol Pablo no cambió durante sus dificultades mientras predicaba el Evangelio, pues a pesar de ser abatido, lastimado, encarcelado, o de naufragar en el mar por un día y una noche, él alabó a Dios desde el fondo de su corazón.
      El no tuvo sentimientos adversos ni dijo: "yo he sido fiel de acuerdo a la voluntad de Dios, ¿por qué debo ser golpeado y avergonzado? ¿Por qué Dios permite que naufrague en el mar de esta manera? Él más bien decía: "un simple pecador como yo merece pasar por pruebas como estas por causa del Señor".
      Yo también he pasado por esto. He amado a Dios el Padre con un corazón inmutable en cualquier momento de los últimos 36 años en los que conozco a Dios. Le he entregado mi esposa y mis hijos, y he sido fiel entregando mis posesiones, mi salud, y mi vida entera.

      Cuando se cumple con la obra de Dios se obtiene solamente paz y felicidad en todo momento. En 2 Corintios 1:8-9 el Apóstol Pablo dice: "...pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte...".
      De igual manera, he tenido momentos en los que me he dejado caer como si estuviese muerto, y he tenido muchos incidentes muy dolorosos. Pero incluso en esos tiempos nunca he cuestionado por qué Dios me ha permitido pasar por aquel tipo de circunstancias aunque yo solamente he creído y obedecido a Dios.
      Ya sea que yo viva o muera, toda mi vida le pertenece a Dios y al Señor. Aunque llegue a caer en lo más bajo de la tierra, si llegara a perderlo todo y enfrentar la muerte, yo solamente hago una confesión: "Padre Dios, te amo, y te agradezco".
      Hay muchos entre ustedes que confiesan amar a Dios. Así que, tómense un momento para examinar sus corazones mientras consideran la situación de Ruth.
      Ruth y su cuñada Orfa perdieron a sus esposos a edad muy temprana, pero sirvieron a Noemí, su suegra, con todas sus fuerzas. Ellas no lo hacían por interés de obtener beneficios, sino porque la amaban.
      Cierto día Noemí les anunció que regresaría a su tierra natal y que era tiempo de que ellas tomaran una decisión. Hasta ese entonces aquellas mujeres habían llevado una vida dependiendo una de la otra en condiciones que les eran familiares.
      No obstante, si ellas se movilizaban a una tierra que les era desconocida, su futuro les iba a ser incierto. Una persona normal naturalmente caería en agonía bajo circunstancias como esas.
      "Aún soy joven y quizás encuentren un buen esposo entre los míos, pero ¿cómo podré sobrevivir en una tierra extraña? Además, para cuando muera mi suegra yo también estaré vieja y me será difícil casarme otra vez. ¿En quién podré depender estando en un lugar sin parientes, y sin hijos?" ¿No creen que una persona normal pensaría de este modo?
      Hasta ese entonces ellas habían cumplido su deber de servir a su suegra, y tenían la oportunidad de seguirla hasta una tierra extranjera. Sin embargo, al considerar su futuro, estaban tomando un gran riesgo.
      Orfa amaba a su suegra a su manera. Al principio ella intentó seguir a su suegra a la tierra de Judá aunque Noemí le había dicho que regresara a su propia tierra, pero ella se resistía y decía que seguiría a Noemí hasta su tierra.
      Sin embargo, cuando Noemí le insistió en que regresara a su tierra y le explicó que no habría esperanza para ella, Orfa lloró y le dio un beso de despedida. Así son aquellos que tienen amor carnal.
      Por otro lado, Ruth no consideró su propia vida, ni intentó encontrar su propio modo de sobrevivencia. Su amor no fue momentáneo, sino fue el amor que entrega toda su vida.
      Antes que pensar en su vida en el futuro, ella solamente pensó en mantenerse junto a Noemí hasta el final.
      Ya que ella podía amar a las personas de ese modo, ¿cuánto más habrá amado a Dios una vez que se habrá dado cuenta de Su amor? Es por eso que Dios reconoció el corazón de esta mujer y la exaltó.
      Cuando nuestro corazón arde por un momento, somos capaces de decir que daremos hasta la vida, y aunque tengamos pasión por entregar nuestra vida una vez, ¿lo haríamos con el mismo sentir si tuviéramos que hacerlo otra vez?
      Digamos que ustedes han entregado todas sus posesiones, se han mantenido completamente fieles, y han rendido su salud repetidas veces, pero ahora, ¿lo haría con alegría si tuviera que volverlo a hacer?
      Usted ya ha dado todo con esta actitud hasta ahora, pero en lugar de estar disfrutando de gloria, usted está en una posición muy inferior. ¿Acaso no sentirá usted que ha sido tratado injustamente o que ha sido mal entendido?
      ¡Si usted recibe el amor verdadero recibirá amor extremo de parte de Dios!

      Tercero

      - El amor verdadero es amor que entiende el corazón de los demás.
      Algunas personas entregan su amor a los demás de acuerdo a sus propios esquemas.
      En lugar de dar lo que desean los demás, dan lo que desean dar, y esperan recibir a cambio lo que desean.
      No obstante, el amor verdadero es estar en el lugar de la otra persona, considerar su corazón, y poder entregar lo que los demás anhelan y necesitan. Aunque los demás no le entreguen lo que usted anhela, el amor verdadero es no sentir que se le ha mostrado injusticia o mal entendimiento.
      Incluso las personas del mundo examinan con cuidado lo que agrada y complace a los demás para poder ganarse su corazón.
      Pero, la mayor parte del tiempo, cambian luego de haber ganado su corazón. Pero aún así, en un principio ellos también examinan el corazón de los demás.
      Cuando se ama a Dios se debe entender Su corazón. Eso es justamente lo que hizo nuestro Señor Jesucristo. La voluntad de Dios para Jesús fue que sea crucificado en la cruz para cumplir la promesa de Salvación.
      Jesús sabía que esa era la voluntad de Dios, y la obedeció por completo. No obstante, Él no obedeció solamente por cumplir una obligación, pues si hubiera querido cumplirla tomando la cruz por deber, entonces habría disfrutado Su vida y habría dejado que lo crucifiquen al final.
      Mas Jesús entendió la profunda voluntad de Dios; Él sabía por qué Dios lo había enviado a la tierra, y por eso obedeció. Aunque en algunas ocasiones no le era posible alimentarse y descansar por sanar y enseñar a tan sólo un alma más, Él hacía su ministerio con todo Su corazón y fortaleza.
      Él usaba todas sus fuerzas para no perder ninguna de las almas que Dios le encomendaba y para guiarlas hacia Dios.
      Finalmente, cuando llevó la cruz y caminó hacia el Gólgota, Él no creyó en su corazón diciendo: "Padre, te amo. Aunque tenga mucho dolor y me sea tan difícil, yo lo hago por ti, Padre".
      Pues esa sería la confesión de un hijo que no entiende el corazón de su padre a pesar de decir que lo ama. Jesús le dijo a Dios que muchas almas recibirían salvación a través de Su sufrimiento e intentó reducir el lamento del Padre a toda costa.
      "Oh Padre, puedo vencer todo este sufrimiento con Tu amor sobreabundante. Por favor no llores por mí, guarda Tus lágrimas". ¡Jesús consoló al Padre!
      Yo anhelo que ustedes amen a Dios el Padre con el corazón de un joven adulto.
      Entonces, al hacer incluso sus tareas más pequeñas, sus actitudes y frutos serán diferentes porque no lo harán por cumplir una responsabilidad solamente.
      Ustedes lo harán con todas sus fuerzas para que los procesos y resultados sean de la manera que le agrada a Dios. Cuando visiten un alma, no lo harán solamente por cumplir si es que entienden el corazón de Dios.
      Ustedes obrarán con todas sus fuerzas para hacer que su espíritu y alma prosperen debido a que entienden el corazón de Dios el Padre quien anhela que el espíritu de las almas prospere. Aunque se encuentren con alguien por tan sólo una vez, ustedes rogarán fervientemente por esa alma antes de conocerla para poder entregarle gracia.
      Entonces anhelarán fervientemente el poder y la autoridad para cambiar almas y resolver sus problemas. Adicionalmente, cuando enseñen la verdad, no lo harán según su conveniencia, lastimando o causando que los demás reaccionen con oposición.

      Ustedes orarán y pedirán sabiduría para entender el corazón de los demás y sus conversaciones serán con un corazón humilde. Luego, usted logrará que el corazón de los demás se abra y acepte la verdad.
      Si usted verdaderamente desea entender el corazón de los demás de este modo, usted debe estar capacitado para escuchar la voz del Espíritu Santo. Además, el Espíritu Santo escudriña aun lo profundo de Dios (1 Corintios 2:10).
      Por lo tanto, para entender el corazón de Dios usted debe recibir la clara inspiración del Espíritu Santo, y para entender aún mejor usted debe reflejar a Dios el Padre y cambiar su corazón en uno de bondad y amor.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo.
      1 Juan 4:16 dice: "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él".
      Esta noche ustedes podrán meditar profundamente en el amor del Señor y de Dios el Padre una vez más mediante la Cantata. Por favor examínense a ustedes mismos y observen cuánto amor verdadero han recibido.
      Ya sea que ustedes tengan un corazón de perdón y misericordia, ya sea que ustedes puedan entregar amor inmutable, y ya sea que ustedes amen al entender el corazón de los demás, yo les animo a examinarse y a producir frutos apropiados.
      ¡Yo ruego en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes lleguen a ser de consuelo y gozo para Dios el Padre!

      [Amén]


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