[Juan 6:53-55]
12-04-2009 | Rev. Jaerock Lee
Pasaje bíblico
Juan 6:53-55
"Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida".
En el servicio de esta mañana ustedes aprendieron acerca del significado de la resurrección del Señor.
Primero: La resurrección del Señor nos enseña lo que es la vida verdadera. Es decir, la vida verdadera nos da vida eterna. Jesús murió en la cruz pero también resucitó rompiendo la autoridad de la muerte. Aquellos que están unidos con el Señor recibirán la vida verdadera y no enfrentarán la muerte eterna.
Segundo: La resurrección del Señor es la evidencia del amor verdadero. Dios el Padre permitió que Su único Hijo Jesús llegara a ser el sacrificio expiatorio para salvar a los pecadores. Él claramente demostró la evidencia del verdadero amor por los pecadores, fruto de ese amor intenso de Dios fue la resurrección del Señor.
Tercero: La resurrección del Señor es el resultado de la fe verdadera. Jesús aceptó la crucifixión ya que creyó entera y completamente en Dios. Jesús creyó que si moría en la cruz el Padre lo devolvería a la vida porque no tenía pecado, y las cosas se dieron tal como lo creía.
A través de esto nosotros también llegamos a confiar plenamente en que viviremos incluso después de la muerte, pero sólo si estamos unidos con el Señor en la fe. A través de la resurrección del Señor, Dios el Padre nos ha dado obsequios muy valiosos llamados vida verdadera, amor verdadero y fe verdadera.
Ahora, Él nos dice que desea algo de nosotros. Si Dios el Padre se aparece ante usted y le dice, "Hijo, tengo una petición para ti", ¿qué haría usted? La mayoría diría, "¿Padre Dios, qué es? ¡Yo lo haré!"
Es este momento voy a explicarles qué es lo que Dios quiere que ustedes hagan. Les animo que recuerden esto y lo pongan en práctica para Dios el Padre.
Mensaje
Apreciados hermanos y hermanas en Cristo,
¿Qué es lo que Dios el Padre desea de ustedes?
Él desea vivir para siempre en el Reino de los Cielos con ustedes y anhela que muchos de Sus hijos entren en la Nueva Jerusalén para vivir en las muchas moradas que hay en el Cielo. ¡Este es el anhelo de Dios para ustedes! Me gustaría que cumplan este sincero deseo y esperanza, por eso les animo a que arrebaten el Reino de los Cielos diligentemente y con fuerza.
Si tienen fe para entrar en el Paraíso deben marchar hacia adelante hacia el 1er Reino, de allí al 2do Reino, y hacia el 3er Reino, y por último hacia la Nueva Jerusalén. Nunca deberían decir: "Estoy satisfecho con el 1er Reino, o estoy bien con el 2do Reino de los Cielos". Aquellos quienes verdaderamente entienden el corazón de Dios no tendrán una mente conformista.
Aquellos que verdaderamente aman a Dios el Padre nunca se darán por vencidos. A veces pueden sentir dificultad al avanzar hacia la Nueva Jerusalén, pero superarán todo pensando en Dios el Padre.
Se esforzarán continuamente por conseguir una mejor morada en el Cielo pensando: "definitivamente entraré en la Nueva Jerusalén y me convertiré en el gozo de mi Padre. Yo me convertiré en un fruto de Su amor ya que dio la vida de Su Hijo unigénito Jesús. Yo pagaré la gracia del Padre por que me ha sostenido y me ha mantenido durante mucho tiempo".
Entonces, ¿qué significa arrebatar el Reino de los Cielos por la fuerza? La respuesta esta en el significado espiritual de la Santa Cena que celebraremos en un instante luego de este mensaje.
Espiritualmente, comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre es la manera de avanzar hacia el Reino Celestial. Al comer y beber espiritualmente la sangre del Hijo del Hombre, nosotros podremos entrar en una mejor morada celestial.
Incluso en lo físico, cuando un bebé nace es muy pequeño y su peso puede ser de aproximadamente 3 o 4 kg. Pero mientras continúa comiendo crecerá y también ganará peso. Así mismo, los hijos de Dios que han nacido del Espíritu Santo tienen que continuar comiendo la carne y bebiendo la sangre del Hijo del Hombre para que de esta manera crezca la fe de ellos.
El pasaje de hoy escrito en Juan 6:53 dice: "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros." Incluso después de convertirse en hijos de Dios nacidos de nuevo por el Espíritu, se puede perder la vida espiritual si no comen la carne y beben la sangre del Hijo del Hombre.
Igualmente el hombre morirá si no come nada. Por lo tanto, los hijos de Dios sólo pueden mantener su vida espiritual cuando comen la carne y beben la sangre del Hijo del Hombre. De esta manera también la fe espiritual de ellos crecerá.
Por lo tanto, en Juan 6:55 dice: "Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida".
Entonces, ¿qué simboliza la carne del Hijo del Hombre la cual constituye la comida verdadera? El "Hijo del Hombre" se refiere a Jesús. San Juan 1:14 dice: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros..." Este es Jesús. También Juan 1:1 dice: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios."
Por lo tanto, la carne del Hijo del Hombre se refiere a la Palabra de Dios. Comer la carne del Hijo del Hombre es consumir la Palabra de Dios. Nuestro espíritu puede mantener su vida y también crecer, sólo cuando ingerimos la Palabra de Dios diligentemente.
¿Entonces, qué podemos hacer para ingerir la palabra de Dios?
Primero: Tenemos que leer la Biblia y escuchar los sermones en los servicios de adoración para aprender la Palabra de Dios, aunque no podemos decir que verdaderamente digerimos la Palabra de Dios sólo por conocerla. Debemos poner esa palabra de conocimiento en nuestros corazones.
Luego de comer comida muy nutritiva, tenemos que digerirla y absorberla para que ganemos energía de ella. Por ejemplo, cuando comemos alguna comida con un alto nivel de proteínas, esta proteína en la comida puede convertirse en nuestros músculos cuando la digerimos y lo absorbemos, pero se vuelve inútil si no la digerimos y la absorbemos.
Igualmente, nosotros tenemos que digerir espiritualmente y absorber la palabra de Dios para que nuestras almas puedan prosperar. Por ejemplo, 1 Tesalonicenses 5:16-18 dice: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús."
La mayoría de ustedes conocen este verso, pero como dije anteriormente, no podemos decir que hemos digerido la Palabra de Dios sólo por conocerla. Aquellos que han ingerido la palabra de Dios propiamente son aquéllos que espiritualmente han digerido este verso, lo han absorbido en sus corazones, y han cultivado los frutos del gozo, han orado y están agradecidos en sus corazones.
Hermanos y hermanas,
Para que las personas puedan digerir físicamente bien la comida, debe haber agua o cierta cantidad de líquido. Es bueno comer y digerir la comida que tiene cierta cantidad de líquido. Igualmente, cuando nosotros comemos la carne del Hijo del Hombre, a la vez tenemos que beber la sangre del Hijo del Hombre. De esta manera podemos digerir y absorber la carne del Hijo del Hombre.
La sangre del Hijo del Hombre es la sangre de Jesús. ¿Entonces, qué significa beber Su sangre? ¿Cómo podemos beber Su sangre? La sangre de Jesús es la sangre preciosa que es pura y sin mancha.
Levíticos 17:14 dice: "Porque la vida de toda carne es su sangre..."
Hebreos 9:22 dice: "...y sin derramamiento de sangre no se hace remisión".
Según esta ley espiritual, Jesús vertió Su sangre preciosa para redimir a toda la humanidad de sus pecados. Pero aunque Jesús vertió Su sangre preciosa para los pecados de todos, no todos recibirán el perdón.
1 Juan 1:7 dice: "pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."
Dice que la sangre de Jesús nos limpiará de todos los pecados cuando caminamos en la luz. El poder de la sangre preciosa del Señor sólo se manifestará a aquéllos que caminan en la luz. Aquellos que no caminan en la luz no recibirán el perdón de pecados aunque profesen creer en el poder de la sangre.
Por lo tanto, para beber la sangre del Hijo de Hombre, tenemos que caminar en la luz. En este contexto, la luz se refiere a la Palabra de Dios. Actuar según la Palabra de Dios es caminar en la Luz.
Les dije anteriormente que nosotros tenemos que beber la sangre del Hijo del Hombre para digerir la carne del Hijo del Hombre apropiadamente. Para digerir y absorber la Palabra de Dios en el conocimiento y cultivarla en el corazón, debemos practicarla con acciones. Por supuesto, no podemos practicar la Palabra de Dios 100% desde el principio, pero si intentamos practicarla con nuestra gratitud por el amor de Dios, Él nos dará la gracia y la fortaleza para hacerlo.
Asimismo el Espíritu Santo en nuestro corazón nos ayuda de modo que podemos practicar más cosas que antes, y cuanto más practiquemos la Palabra de Dios, nuestros corazones cambiaran más espiritualmente, y nuestra fe crecerá.
Esto es arrebatar el Reino Celestial por la fuerza; cuando cultivamos el corazón espiritual y crecemos en la fe aquí en la Tierra.
Si cultivamos la plenitud de espíritu y alcanzamos la medida completa de la fe, entraremos en la Nueva Jerusalén, en la mejor morada. Dios el Padre desea que todos ustedes coman la carne y beban la sangre del Hijo del Hombre diligentemente para entrar en la Nueva Jerusalén.
Conclusión
Apreciados hermanos y hermanas en Cristo,
Lucas 15:7 dice: "Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento".
¿Y cuánto más Dios el Padre se regocijará cuándo haya un verdadero hijo que logre entrar en la Nueva Jerusalén? ¡Ese gozo no puede expresarse con palabras!
Yo espero que ustedes se conviertan en este fruto de gozo para el Padre. Les animo a que recuerden el anhelo y expectaciones más fervientes de Dios para ustedes, a fin de que las puedan alcanzar.
Yo le pido que tome una determinación a través de la celebración de la Santa Cena pensando, "¡ciertamente yo me convertiré en el fruto de gozo del Padre y le daré la gloria y gracias en aquel día!"
Mi oración en el nombre de Jesús es que muchos de ustedes entren en la plenitud de espíritu y cumplan el deseo de Dios para ustedes.