• Apocalipsis 99

    [Apocalipsis 22:16-17]

    05-06-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Escritura

      Apocalipsis 22:16-17
      [16] Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
      [17] Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Apocalipsis 22:16 dice lo siguiente:
      "Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias".
      Hasta ese momento el Apóstol Juan había escrito acerca del camino de salvación y de destrucción según la inspiración del Señor, detallando de acuerdo a lo que vio y escuchó sobre cómo ser salvos, qué hacer para entrar a la Nueva Jerusalén, y quienes serán expulsados de la ciudad.
      El Señor testificó la verdad a la iglesia no solamente a través de Juan sino también a través de otros mensajeros, ya sea ángeles, profetas, y predicadores. ¡Él proclamó el camino de salvación!
      El mensaje que se está predicando desde este altar no se rige a mis palabras. Yo, como instrumento del Señor, simplemente transmito la Palabra de Dios.
      Ahora, la segunda parte de Apocalipsis 22:16 describe al Señor, quien proclama estas palabras: "Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana".
      Dice primeramente: "Yo soy la raíz y el linaje de David...". Esto enfatiza el hecho de que Jesús vino y nació en este mundo en carne al igual que usted y yo porque solamente así podría cumplir su papel de Salvador.
      Ustedes ya han escuchado acerca de los 4 requisitos del Redentor mediante el sermón titulado "El Mensaje de la Cruz". ¿Recuerda estos 4 requisitos?
      Primero: Él debe ser un hombre.
      Segundo: No debe ser un descendiente de Adán debido a que todos sus descendientes han nacido con el pecado original.
      Tercero: Debe tener poder. Solamente si posee poder podrá vencer al diablo enemigo y Satanás para así romper la autoridad de la muerte. En un sentido espiritual "tener poder" significa "estar libre de pecado".
      Cuarto: Debe tener amor. Para poder llegar a ser el Redentor Él debió llevar el cruel castigo de la muerte por los pecadores. Sin amor sacrificial Él no habría podido hacerlo.
      Si usted no conoce acerca de estos 4 requerimientos, por favor consulte el libro "El Mensaje de la Cruz".
      El primer requisito es que el Redentor debe ser un hombre. En 1 Corintios 15:21 leemos: "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos". Esto indica que un ángel o un animal no pueden redimir al hombre de sus pecados. El pecado de un hombre solamente puede redimirse por medio de otro hombre quien tiene espíritu, alma y cuerpo.
      Cuando nace un hombre éste tiene padres y antepasados. Nuestro Señor Jesús fue concebido por el Espíritu Santo en el cuerpo de la Virgen María y debido a que ella estaba comprometida con José, quien era descendiente de David, en lo físico Jesús pasó a formar parte de la genealogía de David.
      Por cierto, en la genealogía de David existen otros ancestros como Judá, Jacob, Isaac, y Abraham, y en primer lugar se encuentra Adán, el primer hombre. Por lo tanto, ¿por qué dice en la Escritura: "Yo soy el descendiente de David" si existían otros ancestros? Lo dice debido a que el nombre de David tiene la dignidad, honor, y autoridad de un rey que fue escogido por Dios.
      ¡Nuestro Dios es el Rey de reyes y Señor de señores! Para poder proclamar que Jesucristo, quien vino a este mundo en carne, tiene la dignidad y gloria de un Rey, la Escritura hace referencia a David ya que él fue el primer rey escogido por Dios.
      Por supuesto, el Rey Saúl existió antes que David, pero él no fue escogido como rey por la voluntad de Dios sino por el pueblo. Los Israelitas no dependían en Dios solamente por eso le pidieron a Dios que les diera un rey que fuese visible ante ellos.
      Dios no quiso establecer un rey, pero permitió que se haga la voluntad del pueblo y entonces designaron a Saúl como rey. Aunque Saúl fue escogido por el pueblo, él hubiese recibido la misericordia de Dios si tan sólo hubiera sido temeroso de Él y hubiera hecho lo bueno, pero lo cierto es que hizo muchas cosas malas y eventualmente fue rechazado por Dios, es más, él mismo rechazó la gloria de un rey.
      Otro caso similar fue el de Abraham. Antes de tener a Isaac, él tenía un hijo llamado Ismael. Pero Dios le había dicho que solamente Isaac sería la semilla de fe, por eso lo llamó "único hijo de Abraham".
      Ismael no era la semilla de la promesa que Dios le había dado, sino que era el hijo nacido según la mano del hombre. Dios reconoció a Isaac como la única semilla de la promesa y único descendiente de Abraham porque Isaac nació por fe.
      ¿Qué tal el caso de Jacob y Esaú? Físicamente Esaú nació antes que Jacob, pero fue Jacob quien recibió la bendición del primer hijo. Esto se dio porque Esaú era una persona malvada que despreció la bendición de Dios vendiendo su progenitura por un plato de comida (Hebreos 12:16).
      De la misma manera, Saúl era el rey precedente a David, pero el primer rey escogido por Dios fue el Rey David, a quien Dios escogió porque tenía un corazón conforme a Su corazón, lo estableció como rey, y le concedió honra.
      Por supuesto, hubo batallas y guerras en los días de David, así como también mucho derramamiento de sangre hasta que el país se estabilizó. Por esta razón su gloria parece ser menor que la de su hijo, el Rey Salomón, quien disfrutó de un reino pacífico.
      Sin embargo la prosperidad del Rey Salomón fue el resultado del trabajo del Rey David. Además, la fe y calidad como Rey que poseía David eran muy superiores a las de Salomón, tanto en lo espiritual como en lo físico. Por lo tanto, para describir a Jesús, quien vino a este mundo como Rey, la Escritura lo llama "la raíz y el linaje de David".
      Luego está escrito que el Señor es "la estrella resplandeciente de la mañana". Ser "resplandeciente" significa "ser fuerte sin oscuridad, y ser limpio sin mancha". Usualmente la palabra "estrella" se refiere a un hombre, pero en el verso de esta noche se refiere a algo muy superior, o a un rey.
      Una estrella está en algún lugar en lo alto, no pertenece a este mundo sino a los Cielos.
      ¡El Señor pertenece a los Cielos, y está tan alto como una estrella!

      Amados hermanos y hermanas,
      A pesar de que el Señor llegó a este mundo en carne mediante la genealogía de David, Él no perteneció a este mundo. Cuando Jesús nació pasó a ser parte de la genealogía de David. El significado del nombre Jesús es "Aquel que salva a Su pueblo de sus pecados".
      El no había salvado a nadie hasta ese entonces; sin embargo, luego de haber muerto en la cruz y de haber resucitado, Él llegó a ser el Redentor y Cristo quien nos salvó. Él ya no es un descendiente de David sino Dios el Creador, el Supremo, Uno como parte de la Trinidad de Dios.
      En Mateo 22:24-26 se encuentra la escena en la que Jesús y los fariseos hablan acerca de Cristo, leemos: "¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más".
      Los fariseos también conocían por medio de las profecías del Antiguo Testamento que Cristo nacería como parte del linaje de David. Espiritualmente hablando, sin embargo, Cristo no puede ser un descendiente de David sino más bien el Creador quien creó a David.
      Si usted comprende estos significados espirituales, cuando usted se refiera al Señor, usará bien las expresiones tales como "Jesús", "Jesucristo", y "Señor". Para referirse al Señor Jesús como Salvador se debe usar "Jesucristo", "Cristo", "Señor", o también "Señor Jesucristo".
      Al orar o expulsar espíritus malignos debe usar y ordenar en el nombre del "Señor" o de "Jesucristo". Se debe decir "en el nombre de Jesús". Al distinguir esto con claridad estamos expresando que entendemos correctamente los principios espirituales de la Salvación.
      Existen muchos asistentes a la iglesia quienes creen ligeramente que pueden llegar a ser salvos si tan sólo creen en el Señor, pero ustedes no pertenecen a ese grupo. Ustedes entienden claramente la razón por la que el Señor tuvo que venir a este mundo en un cuerpo humano, por qué tuvo que morir en una cruz, la manera en que cumplió la promesa de redención, y de acuerdo a la ley de justicia ustedes pueden llegar a ser salvos al creer.
      Debido a que ustedes han comprendido todo esto lo confiesan, oran y ordenan "en el nombre de Jesucristo". Existe una gran diferencia en el poder que hay entre conocer y orar vagamente "en el nombre de Jesús" y en entender correctamente y orar diciendo "en el nombre de Jesucristo".
      La "estrella de la mañana" que alumbra claramente en el cielo temprano en la mañana expresa que nuestro Señor no tiene mancha ni arruga alguna. El amanecer es el momento del día en que se levanta el sol, es el momento en el que la luz empieza a brillar.
      Nuestro Señor es quien rompió la autoridad de la oscuridad y de la muerte para darnos el inicio de la luz. ¿Por qué digo que el nos dio el "inicio de la luz" y no la "luz completa"? Es porque Él aún no ha destruido por completo las fuerzas de los espíritus malignos aunque ya rompió la autoridad de la muerte por medio de Su resurrección.
      El momento en el que la oscuridad será destruida por completo se encuentra al finalizar el Juicio Final, luego de los 7 años de la Gran Tribulación y del Reino Milenario. El diablo enemigo y Satanás serán confinados al abismo por siempre durante el Juicio Final y nosotros entraremos en el Cielo, donde no hay oscuridad en lo absoluto sino que disfrutaremos de luz perfecta.
      Físicamente el Señor nació en el linaje familiar más apropiado como un rey cuando vino a este mundo. Espiritualmente Él es el Rey perfecto y supremo al igual que la estrella de la mañana; Él rompió la autoridad de la oscuridad y nos dio el inicio de la luz.
      Para resumir todo esto la Escritura dice:
      "Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana".
      En Apocalipsis 22:17 dice lo siguiente: "Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven". ¡El Espíritu Santo es nuestro Consolador! Nuestro Señor dice en Juan 16:7-8: "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio".
      Como está escrito, el Espíritu Santo quien vino a este mundo en lugar del Señor, permanece con nosotros y nos convence de pecado, de justicia, y de juicio. Él nos dirige a desechar el pecado y a entrar en el Cielo.
      Cuando obedecemos Su dirección por completo, podemos entrar la Nueva Jerusalén que está entre las moradas celestiales. Por lo tanto, cuando el Espíritu dice "Ven" está describiendo el corazón del Espíritu Santo quien anhela que todas las almas entren a la Nueva Jerusalén.
      Ahora, al hablar de "la novia" se refiere a la "ciudad de la Nueva Jerusalén" según lo expliqué basándome en Apocalipsis 21:9. Cuando la novia dice "Ven" significa que la Nueva Jerusalén está preparada para recibirnos. La Nueva Jerusalén está preparada para nosotros de la misma manera en que una novia está adornada para su novio.
      Cuando les hablé acerca de las flores del Cielo, les dije que ellas responden al pueblo en el Cielo a pesar de que no tienen una naturaleza humana. Cuando estas ven las almas abren sus pétales y emiten una fragancia más fuerte como un gesto de bienvenida.
      Asimismo, la ciudad de la Nueva Jerusalén está anhelando ansiosamente ser habitada por los hijos de Dios. Ella contiene y lleva el corazón de Dios el Padre quien desea que la ciudad se llene con más de sus hijos.
      ¡Yo les animo a que avancen diligentemente hacia esta ciudad y les pido asimismo que obedezcan por completo cuando escuchen la voz del Espíritu Santo quien guía hacia la verdad!


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