• Apocalipsis 100

    [Apocalipsis 22:18-21]

    12-06-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Escritura

      Apocalipsis 22:18-21

      [18] Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
      [19] Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
      [20] El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.
      [21] La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Permítame explicar la segunda parte de Apocalipsis 22:17 que no concluí en el mensaje anterior. Esta parte de Apocalipsis 22:17 dice: "...Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente".
      "Y el que oye" es aquel que escucha el Evangelio. Sin embargo, usted no debe solo oír la Palabra de Dios. Después de oírla, debe creerla en su corazón y practicarla. Solo así usted recibirá salvación, y además, usted podrá entrar en la Nueva Jerusalén.
      Romanos 2:13 dice: "porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados".
      Solamente aquellos que están justificados ante Dios tienen el derecho de entrar al Cielo, y solo cuando crean la obra de la preciosa sangre del Señor, podrán ser justificados, es más, aquellos que alcanzan una medida plena de fe, en otros términos, quienes verdaderamente han sido transformados en justicia y santidad, pueden entrar en la Nueva Jerusalén.
      Luego dice: "Y el que tiene sed". Este es aquel que tiene hambre y sed de la verdad. Jesús le dijo a la mujer de Samaria, en el capítulo 4 de Juan: "...Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido..."

      ¡Cuán difícil habrá sido la vida de esta mujer que había tenido tantos maridos! Ella soportó una vida dura y difícil en busca de la satisfacción a toda costa, pero el Señor le dijo que su esposo actual tampoco era su verdadero esposo.
      Esto significa que ella no podía encontrar un hombre en esta tierra quien le pudiese dar verdadera felicidad y gozo. ¡Cuán difícil habrá sido su vida, y cuán sedienta habrá estado! Ella tenía hambre y sed constante de la misma manera en que constantemente necesitaba dirigirse al pozo para sacar agua.
      De forma muy semejante a esta mujer de Samaria, la gente acude constantemente a las cosas materiales para saciar su sed, lo cual no es posible hacer por sí mismos. No importa a cuántas cosas materiales acudan, ellos no podrán saciar la sed de su corazón sino que, como si tomaran agua salada del mar, su sed se incrementará más.
      Al estar en esa condición las personas no deberían acudir a lo material sino buscar el agua de vida espiritual. La Palabra de Dios es la única Agua de Vida y la única que saciará al sediento (espitualmente).
      En Juan 4:14 Jesús dice: "mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna". ¡Todos ustedes han experimentado esa verdad!
      Al aceptar al Señor y recibir al Espíritu Santo ustedes sintieron que el agua de vida llenó sus corazones, su sed fue saciada y ustedes se deleitaron mucho. Aquellos que han experimentado el gozo del "nuevo nacimiento" viven una vida transformada.
      Ellos escuchan la Palabra de Dios y la practican. Debido a que aman la Palabra de Dios que sacia su sed, diligentemente la aprenden y cambian sus vidas. Quienes viven una vida transformada poseen el Agua de Vida cada día la cual emana de la plenitud del Espíritu Santo.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Cualquiera que tenga sed de justicia, anhelando la vida eterna, puede beber del Agua de Vida gratuitamente. Romanos 3:23-24 dice: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús".
      El perdón de nuestros pecados, así como la Salvación, no se dan por nuestros propios esfuerzos sino solamente por la Gracia de Dios. Jesús fue crucificado en la cruz y el Espíritu Santo nos fue enviado, pero todo esto no ocurrió por algo bueno que nosotros hayamos hecho.
      El camino a la salvación se abrió gratuitamente, y nosotros la recibimos si creemos en el nombre del Señor. Recibimos salvación sin ningún costo, pero eso no significa que podemos ir al Cielo incondicionalmente sólo por el hecho de haber recibido al Espíritu Santo.
      Luego del nacimiento de un bebé, es necesario que se alimente y crezca o no vivirá por mucho tiempo. Del mismo modo, luego de que un hombre ha bebido del Agua de Vida y deja de hacerlo o de cambiar espiritualmente, no habrá garantía de su salvación.
      Si este cree verdaderamente que Jesús sufrió por sus pecados y que ha llegado a ser un hijo del Santo Dios, debe desechar todo pecado, y como hijo de Dios debe recuperar la imagen de Dios Santo en su vida.
      Si este hombre continúa amando el mundo y viviendo en pecado, el Espíritu Santo se apagará a pesar de haberlo recibido antes y luego su nombre será borrado del Libro de la Vida que está en el Cielo.
      Quienes se dan cuenta verdaderamente de la Gracia de Dios se deleitan en gran manera y dan gracias con su corazón; por tanto, ellos desechan diligentemente el pecado, trabajan fervientemente para el Reino de Dios, predican el Evangelio, y dan ofrendas con sinceridad de corazón.
      No obstante, no importa cuánto den a Dios, eso no puede pagar el precio de la Salvación. Aunque fuese posible pagar el costo de la Salvación, no podríamos decidir cuánto debería costar.
      Aunque trabajemos fielmente hasta la muerte y demos todo tipo de cosas preciosas de este mundo, no podemos decir que hemos logrado pagar el precio de la Salvación. El unigénito hijo de Dios el Creador sufrió un castigo terrible y murió por nosotros, ¿de qué manera podríamos pagar el precio de ello?
      Dios también nos da el Cielo, que está lleno de felicidad indescriptible. ¡Es asimismo la Gracia por la cual jamás podríamos pagar! Si usted reconoce la Gracia desde el fondo de su corazón, usted debe dedicar toda su vida al Señor.
      Al darse al Señor de este modo Él no se queda sin hacer nada al respecto mientras acepta lo que usted le entrega. Cuando se le da cualquier cosa con un aroma de gratitud y amor, Dios la acepta con gozo, y recompensa con mayores bendiciones de las que ha recibido.
      Él da más fortaleza para la santificación, y prospera su espíritu y alma. Él recompensa 30, 60 o 100 veces más de lo que hemos sembrado, y nos da las respuestas a los anhelos de nuestro corazón de acuerdo a lo que se ha creído y sembrado.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      En 1 Juan 4:10 leemos: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados".
      En calidad de hijos de Dios quienes han recibido tal amor de Él, lo más importante entre las cosas que debemos hacer es alcanzar la santidad y vivir una vida que no está en nada ligada al pecado.
      Usted no necesita enorgullecerse por "desechar muchos pecados" como un hijo de Dios, pues se trata de una responsabilidad que usted debe cumplir. Aunque usted deseche el pecado, si lo hace lentamente y si sufre mucho al hacerlo, usted debería sentirse avergonzado.
      Yo mismo recibí salvación por la Gracia de Dios cuando me encontraba en la desesperación más profunda en lo más bajo de mi vida. Para mí no fue difícil en lo absoluto desechar el pecado porque estaba verdaderamente agradecido y feliz por aquella Gracia.
      ¡Si tan solo hubiese podido retribuir en un mínimo la Gracia del Señor, o si tan solo hubiese podido agradar a Dios! ¡Yo estaba listo para entregar incluso mi vida! ¿Por qué me iba a ser difícil desechar los pecados sucios?
      Además, si usted sufre todo tipo de pruebas y aflicciones, así como de enfermedades y desastres, debe desechar los pecados en este mismo instante si le es posible.
      Yo anhelo que ustedes amen a Dios el Padre desde el fondo de su corazón y que reconozcan Su Gracia.
      Ahora, Apocalipsis 22:18-19 dice: "Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro".
      Ni una sola palabra puede ser añadida o quitada, no solo del libro de Apocalipsis, sino de los 66 libros de la Biblia. Aquellos que aumenten o quiten palabras de la Palabra de Dios se están burlando de Su nombre. La Biblia dice que Dios traerá las plagas que están escritas en la Biblia a estas personas. También dice que Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la Santa Ciudad, lo cual significa que Dios no permitirá que entren al Cielo.
      Si están en una posición de enseñanza de la Palabra de Dios, deberían recordar estas palabras con mayor claridad. Por ejemplo, alguien exige lo que quiere con amenazas al decir: "yo soy un siervo de Dios. Si usted no me escucha, Dios lo maldecirá". Este causa que las personas tiemblen de miedo. Las posibilidades son que aquel pretenda escuchar la voz de Dios, y que guíe a las personas en la dirección equivocada, o que los tiente.
      Sin embargo, la norma de las maldiciones y bendiciones está en la Palabra de Dios. El derecho de dar bendiciones o maldiciones corresponde sólo a esos siervos de Dios que viven completamente por la Palabra de Dios y la enseña tal como es.
      En otros términos, si las personas obedecen la palabra de Dios escrita en la Biblia, ellos serán bendecidos. Sin embargo, si ellos desobedecen la Palabra de Dios, y se levantan contra Él, las maldiciones pueden alcanzarlos. En realidad, Dios no les da maldiciones porque Él los detesta. Es el diablo enemigo y Satanás quien trae maldiciones y plagas a las personas.
      Cuando las personas moran en la verdad y en la luz, Dios los protege de las acusaciones de Satanás. La razón por la cual NO están protegidos por Dios es porque moran en las tinieblas.
      Quitar de la Palabra de Dios tampoco es apropiado delante de Dios. Algunas personas quitan de la Palabra de Dios o diluyen la Palabra si no está de acuerdo con su pensamiento.
      Uno de los problemas más grandes es la santificación. Hay un proceso que los hijos de Dios que son salvos deben seguir. Es el de desechar el pecado y la maldad y cambiar en la santidad que es a la imagen de Dios. Sin este esfuerzo, ellos no tienen relación alguna con Dios.
      "Ser santo", "ser santificado", "desechar el pecado", "no podrán entrar al cielo si comenten las obras de la carne", "la fe sin obras es fe muerta"; estos mandamientos y advertencias están escritos en la Biblia innumerables veces. Sin embargo, ¿cuántas personas los quitan enseñando a los demás que pueden ser salvos si ellos simplemente creen en el Señor?
      La Biblia incluso dice: "Dios quitará su parte del libro de la vida", pero estas personas incluso quitan esto. Enseñan que una vez que las personas recibieron el Espíritu Santo, seguramente irán al Cielo incluso si no viven de acuerdo a la Palabra de Dios.
      Además, hay también personas que prohíben hablar en lengua desconocida y prohíben otros varios dones, y enseñan que clamar en oración es equivocado. Ellos omiten o evitan las partes de la Biblia sobre cualquier mención del reino espiritual, como la manifestación de señales y maravillas, porque estas cosas no están de acuerdo con sus pensamientos.
      En estos casos, tanto los maestros como los aprendices están destituidos del Cielo. Estos entran en una situación peligrosa similar a la de un hombre ciego que guía a otro hombre ciego. La Palabra de Dios es el corazón mismo de Dios, y es Dios en sí. Por lo tanto, aquellos que temen a Dios, nunca añaden o quitan de Su Palabra.
      Es más, ¡las palabras de la Biblia deciden la vida eterna!
      Es la palabra de juicio la que separa a las personas que van al Cielo de las personas que van a Infierno dependiendo de si vivieron o no por la Palabra. Por lo tanto, las personas nunca deben añadir o quitar de la Palabra de Dios según sus pensamientos.
      En Mateo 18:6 Jesús dijo: "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar".
      Si se ahoga, puede perder su vida física, pero si su espíritu tropieza, puede perder la vida del espíritu. Por lo tanto, cuando usted lleva la palabra de Dios, debe ser sumamente prudente y cuidadoso.
      Apocalipsis 22:20 dice: "El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús".
      En el capítulo 22, el último capítulo del libro de Apocalipsis, el Señor repite tres veces: "Ciertamente vengo en breve". Apocalipsis 22:7 dice. "¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro"; y Apocalipsis 22:12 dice: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra".
      Ahora, en el momento de terminar toda Su palabra, Él dice de nuevo, "He aquí yo vengo pronto." Yo espero que usted pueda entender profundamente el corazón del Señor que nos amonesta una y otra vez. Nadie conoce ni el día ni la hora que el Señor volverá. Sin embargo, cuando se refiere a las señales del fin de los tiempos registradas en la Biblia, usted puede ver cuan cerca está el fin. Es más, nosotros estamos aun más cerca al final de los tiempos que el Apóstol Juan, quien escribió esta profecía hace 2000 años.
      Aunque hay bastante tiempo restante, nadie sabe cuando será el último día de vida de cada uno. Incluso un adolescente o un joven adulto saludable deben ir a Dios cuando los llame. Ellos siempre deben vivir una vida preparada para contestar al llamado de Dios en cualquier momento.
      ¿Cuándo usted escucha que el Señor regresará pronto, qué piensa?
      A aquellos que no están listos para recibir al Señor quizás no les agrade escuchar que el Señor regresará pronto. Sin embargo, aquellos que de verdad tienen fe estarán llenos de esperanza y regocijo al oír que el Señor regresará pronto.
      Pueden imaginarse con lágrimas en sus ojos dándole la bienvenida al Señor al pensar en lo que le quiere decirle a Dios, y en cómo será estar entre sus brazos.
      Esta era la razón por la que los antepasados de la fe en los días de la Iglesia Primitiva pudieron incluso regocijarse cuando fueron decapitados y usados para alimentar a los leones. El momento de muerte no era un momento de temor sino el momento de encontrarse con el Señor a quien habían anhelado.
      Usted ni siquiera está agonizando como un mártir, entonces ¿cuán alegre se pondrá cuando le de la bienvenida al Señor mientras esta vivo? Por lo tanto, cuando usted escuche que el Señor regresará pronto, debe decir con alegría: "Amén. Ven, Señor Jesús".
      Puede examinar cuánto ama al Señor y cuán bien adornado como una novia está al pensar en cuán desesperadamente espera el día. Aquellos que viven con esta esperanza pueden recibir la gracia de Dios y del Señor incluso en su vida aquí en la tierra.
      Ahora, el último versículo de Apocalipsis 22:21 dice: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén".
      En este verso, "todos" incluye a aquellos que ya han creído en el Señor, y a aquellos que creerán en el Señor en el futuro. Cada día la vida misma es gracia para aquellos que creen en el Señor.
      Nuestro Señor nos ha redimido y nos ha enviado al Espíritu Santo para guiarnos cada día. Él nos da las respuestas y provee para las necesidades a aquellos que viven en la verdad así como Él da tanto la lluvia temprana como la tardía.
      Él nos protege con su ardiente Espíritu Santo y con Sus ojos de fuego, y Él nos lleva a prosperar en todas las cosas.
      Y finalmente, después de que todas las obras hayan terminado, nosotros estaremos en los brazos de nuestro anhelado Señor, y disfrutaremos la gloria de Cielo. Todo esto es la gracia del Señor, y de Dios el Padre quién lo ofrece a nosotros sin ningún costo.
      Una de las cosas que usted debe recordar es el hecho que, aunque Dios da esta gracia a todos, los resultados de la gracia serán variados dependiendo de la manera que cada individuo la reciba. Algunas personas confiesan con sus labios que están agradecidos por esto y por aquello, y que todo es por la gracia de Dios.
      Sin embargo, aunque parezcan estar rebozando de gracia y agradecimiento en sus labios, son realmente lentos para cambiar en sus corazones. Claro, son mejores que aquellos que no son agradecidos y aquellos que no comprenden la gracia. Pero, si verdaderamente están agradecidos por la gracia, lo más importante es cambiar. Además de confesar con los labios, ellos deben producir fruto.
      Hay personas que dicen: "Yo entendí la verdad profunda", o "Mi problema era en realidad este...", y se regocijan mientras escuchan un mensaje. Algunos de ellos confiesan con lágrimas que agradecerán por la gracia con toda su vida, porque ellos recibieron tal amor cuando comprendieron el amor de Dios el Padre. Incluso dicen: "Ahora, yo veo el camino. Yo puedo entrar rápidamente en el espíritu".
      Sin embargo, mientras el tiempo pasa para ellos, sus corazones fervientes pueden enfriarse, o ya no responden a la gracia. Usted nunca debe repetir el proceso de recibir y abandonar la gracia.
      Así como un hombre se agarra desesperadamente de una soga mientras está colgando sobre un precipicio, usted debe aferrarse a la gracia recibida. Tiene que grabarla en su corazón y producir fruto.
      Cuando usted toma una decisión y trata de guardarla en su corazón, Dios ciertamente le dará la fortaleza. Le animo a que usted este agradecido por toda la gracia que ha recibido, y que alcance la santidad con todas sus fuerzas con un corazón que anhela agradar a Dios.
      Y le pido que sea más fiel al reino de Dios y que produzca más fruto. Entonces, Dios le dará la fortaleza no solo para alanzar la santidad, sino también para producir buen fruto, y Él le dará gracia sobre gracia.

      Queridos hermanos y hermanas,
      Hoy, con este mensaje #100, estoy concluyendo estos estudios de Apocalipsis que han durado 2 años y 8 meses.
      Le doy todas las gracias y gloria a Dios el Padre por revelar los misterios de, los tiempos finales, y por dar fe y esperanza a través de esta serie de mensajes.
      Yo espero que ustedes hayan logrado establecer alguna idea de cómo vivir en estos tiempos finales a través de estos "Mensajes del Libro de Apocalipsis".
      ¿Hay alguien aquí, por casualidad, que tiene temor de lo que se habló sobre los 7 Años de La Gran Tribulación, el Juicio Final, o el Infierno y siente ansiedad por ello?
      Dios nos ha dado estas palabras no porque Él quiere que usted tenga temor o que sienta ansiedad. Esta es la manera de expresar Su amor para hacer que todos ustedes escuchen la Palabra, despierten de su adormecimiento espiritual, y vayan al Cielo.
      Mientras nos acercamos al tiempo final, el vacío entre el espíritu y la carne se ensancha más y más, de la misma forma en la que el color blanco resalta sobre el negro. Quienes buscan la verdad se distinguen con mayor claridad de quienes siguen al mundo.
      Aunque algunos son asistentes a la iglesia, si no despiertan, no tendrán diferencia alguna con la gente del mundo; están manchados con la lujuria del mundo, del pecado y la maldad.
      Ustedes nunca deben entrar en el fluir de la corriente del mundo. ¡Deben despertar y orar! ¡Deben ser prudentes y mantenerse en la verdad!
      Nunca deben relajarse en sus creencias y pensar que pueden entrar en lo espiritual mientras viven la vida de creyentes según sus pensamientos. Nunca deben decir: "¿Y cuándo vendrá el Señor? Yo me voy a relajar, y voy a disfrutar del mundo por un rato, y cuando vea que el tiempo final se acerca me arrepentiré y seré diligente hasta el final.
      Es tal como el Señor lo dice: "Yo vengo pronto"; ¡el Señor en verdad vendrá pronto! Si usted no está atento, usted se enfrentará al tiempo final como si despertase y hubiese un ladrón a los pies de su cama.
      1 Tesalonicences 5:23 dice: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo".
      Como está escrito, primero ustedes deben alcanzar la santificación perfecta, y guardar su espíritu y alma por completo hasta la venida del Señor. Deben agradecer cada día por el tiempo que les ha sido dado, y deben lavar diligentemente el manto de su corazón para alcanzar la santificación lo más rápido posible.
      Ustedes deben estar capacitados para alcanzar el Reino de Dios en gran manera con la fortaleza de la santificación y el poder de Dios hasta que se encuentren con el Señor. Deben cumplir un rol de liderazgo en el cumplimiento de la promesa de Dios.
      Les pido a todos ustedes en Corea, y a todos los miembros de Manmin en el extranjero, y a aquellos que están escuchando este mensaje, que lleguen a ser guerreros espirituales; y que al final ustedes estén cerca del Trono del Santo Dios al entrar por las puertas del Cielo. ¡Esta es mi oración, en el nombre del Señor Jesucristo, el Novio!

      [Amén]


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