• No Sea Hombre de Doble Ánimo

    [Santiago 1:5-8]

    14-06-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Santiago 1:5-8
      "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos."

      Cuando vamos a un restaurante a comer, vemos los siguientes tipos de personas:
      - Aquellos que no pueden elegir entre dos platos diferentes. Finalmente eligen uno después de tener un momento agonizante, pero cuando ven a otra persona comer el plato que ellos no eligieron, piensan que se ve mucho mejor que el suyo y se lamentan por no haberlo elegido. Ellos estarían muy contentos si estuvieran satisfechos con lo que ya han pedido, pero ellos quieren el otro plato que no han elegido, y no están satisfechos por completo.
      Algunas personas simplemente no pueden tomar una determinación; se angustian al no saber qué escoger, y finalmente terminan lamentando su decisión.
      ¡Lo mismo sucede cuando le pedimos algo a Dios! Cuando hay algún problema, aquellos que creen en Dios tratan de pedir y recibir respuesta de Su parte. Una vez que ustedes deciden de esta manera no deberían cambiar de decisión.
      Pero supongamos que ustedes han decidido buscar de Dios, pero no hay ninguna respuesta. Ahora tienen un conflicto en sus mentes al pensar: "Es tan simple si yo tomo este método humano; ¿debería buscar otra solución?"
      Si somos personas de doble ánimo, es decir, si tenemos una mano extendida hacia Dios y la otra hacia el mundo, no podremos recibir las respuestas a nuestras oraciones. Asimismo, no es fácil resolver los problemas por completo a través de métodos del mundo. Es difícil conseguir exactamente lo que se quiere.
      ¿Cuál es la consecuencia de ser personas de doble ánimo? ¡Realmente no conseguimos nada! Los hijos de Dios que creemos en Él, debemos pedirle y recibir la respuesta a cualquier cosa que pedimos. Debemos llevar una vida cristiana eficaz en la que conozcamos y experimentemos al Dios viviente.
      Hasta ahora yo les he explicado a ustedes los secretos para recibir las respuestas desde el Día de Bendición. Este mensaje está en acuerdo con esas explicaciones, y yo espero que ustedes entiendan el secreto para recibir respuestas.
      ¡Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes reciban cualquier cosa que pidan en oración al Dios viviente!

      Mensaje

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      El pasaje de hoy descrito en Santiago 1:5 dice: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada".
      Cuando los hijos de Dios le piden lo que les falta, Él no los reprende por sus limitaciones. Él está contento con Sus hijos que le piden, y les da lo que ellos piden abundantemente. Él no hace acepción de personas; Él da justamente a todos. Pero Él dice que nosotros tenemos que pedir por sabiduría, porque es muy importante.
      En Proverbios 3:13-15 Salomón dice lo siguiente basado en su experiencia de la vida: "Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella".
      La sabiduría es esencial para que podamos llevar una vida bendecida en espíritu y cuerpo. El beneficio ganado de la sabiduría que se nos da es mucho mejor que el oro o la plata. ¡Es muy precioso! Es por eso que Dios dice, sobre todo a Sus hijos, que pidan sabiduría.
      Pero antes de que pidamos sabiduría a Dios debemos tener presente una cosa; debemos recordar la ley espiritual que dice que debemos pedir con fe para recibir lo que pedimos. Esto no se aplica solamente a la sabiduría sino a todo lo que le pedimos a Dios.
      Santiago 1:6-7 dice: "Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor".
      El versículo 8 dice lo siguiente: "El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos". Ser alguien de doble ánimo es dudar cuando pedimos algo a Dios. Usted dice: "¡Dios, yo creo que Tú me lo vas a dar!" Pero por otro lado, duda si en realidad Él se lo va a dar o no.
      Si somos personas de doble ánimo no podremos recibir lo que pedimos. Debemos creer completamente que Él nos responderá, sin ninguna duda.
      En Marcos 11:24 Jesús dice: "Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán". (NVI)
      Aquí vemos que Él no dijo: "crean que lo recibirán". Él dijo: "crean que lo han recibido"
      ¿Pide usted a Dios con esta fe tan segura?
      Desde el Día de Bendición, Dios ha estado resolviendo la raíz causante de los problemas, y nos ha dado bendiciones múltiples y comprensibles. Muchos de ustedes han comprendido sus problemas fundamentales y han recibido bendiciones comprensibles. Pero hay también algunos que no han recibido una respuesta todavía.
      Algunos de ustedes piensan: "yo ciertamente creo que recibiré la respuesta y la pido con ayuno y oración... pero no recibo ninguna respuesta". Si este es su caso, ¿continúa usted orando con una fe verdadera e inalterable?
      Yo anhelo que usted considere por qué su respuesta está tardándose; ¿será quizás porque usted es una persona de doble ánimo?
      Si no entiende qué es pedir con fe, entonces quizás piense que si está pidiendo con fe, pero en realidad usted no lo está haciendo. En estos versos "la fe" se refiere a "fe verdadera". Se trata de la fe verdadera que no tiene ninguna duda. ¿Significa entonces que también hay fe que no es verdadera? ¡Sí, si la hay!
      Hay dos tipos de fe; la una es fe verdadera, y la otra es fe como conocimiento. En otras palabras, se refiera a lo que conocemos como fe espiritual y fe carnal.
      La fe verdadera es creer en Dios el Creador y en Jesucristo el Salvador desde lo más profundo de nuestro corazón. Fe como conocimiento es solo escuchar y saber acerca de Dios; es pensar que se cree en Dios, pero en realidad no hacerlo de corazón.
      En el momento de prueba es cuando la fe como conocimiento se manifestará como fe verdadera. Quienes tienen fe como conocimiento conocen en sus corazones que Dios es todopoderoso porque han escuchado muchos mensajes.
      Pero en realidad no creen desde su corazón y por eso confían en el mundo; son incapaces de confiar completamente en Dios. Quienes dudan, es decir, aquellas personas de doble ánimo, tienen la fe que es solamente de conocimiento.
      El hecho de pedir con fe verdadera y pedir con fe de conocimiento nos llevará a resultados completamente diferentes. Cuando yo les explique las diferencias, por favor examinen sus corazones muy bien.
      Si por alguna razón ustedes son personas de doble ánimo, yo anhelo que pidan con fe verdadera desde ahora en adelante y que reciban respuestas lo más pronto posible.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Cuando ustedes piden con fe verdadera, en primer lugar tendrán paz bajo cualquier circunstancia. Por el contrario, quienes son de doble ánimo se impacientarán y se pondrán ansiosos.
      Como está escrito en la última parte de Santiago 1:6: "...porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento...", sus mentes son sacudidas por las pruebas y las tribulaciones.
      Por ejemplo: aquellos que tienen niños pequeños quizás han experimentado un momento en que sus hijos han tenido fiebre alta. Usualmente los padres se tornan intranquilos y preocupados, prefiriendo ser ellos los enfermos en vez de sus hijos. En este tipo de casos, la mayoría de los miembros de Manmin confiarían en Dios.
      Ustedes buscarán cosas por las cuales tengan que arrepentirse, y recibirán la oración grabada en el sistema telefónico o la oración del pañuelo. Pero si la situación empeora después de confiar en Dios de esta manera, ustedes quizás cambien de opinión. Si ustedes confían en Dios con fe verdadera, sus corazones no serán sacudidos en medio de esta situación sino que darán más bien gracias pensando que es su bendición.
      Pero cuando se pide con la fe de conocimiento se tornará nervioso y pensará: "¿Va a estar bien mi hijo? ¿Qué pasará si empeora?" Además, uno quizás incluso se queje en contra de Dios al decir: "Yo pedí con fe. ¿Por qué no se recupera mi hijo? El sólo hecho de pensar de esa manera prueba que no se ha pedido con fe.
      Ahora, por favor piensen en ustedes, en el tipo de actitud que han tenido en tales situaciones.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Si ustedes piden con fe verdadera sin dudar, en segundo lugar, no cambiarán de opinión. Pedirán sin vacilar hasta recibir la respuesta.
      Por el contrario, aquellos que piden dudando cambiarán de opinión si la respuesta no llega a tiempo. Por ejemplo, mientras ofrecen una oración prometida por algo en particular, simplemente quebrantan la promesa, cambian el tópico de la oración, o no lo enfatizan.
      Debemos darnos cuenta de que esto muestra falta de confianza en Dios. La mayoría de las personas que esperan respuestas de parte de Dios desean recibirlas inmediatamente y además desean que Dios responda según sus propios deseos.
      Pero Dios considera todas las condiciones en conjunto, incluyendo la medida de fe de cada individuo y Su justicia, luego concede lo mejor a cada uno en el momento adecuado. Por lo tanto, la duración de tiempo para la recepción de respuestas puede variar en cada persona.
      Asimismo, la manera en la que Dios concede respuestas es diferente. Por ejemplo, cuando Jesús sanó a los enfermos, Él usó diferentes métodos según la persona. La mujer que tenía el flujo de sangre por doce años recibió sanidad solamente al tocar el borde de las vestiduras de Jesús.
      Pero sucedió algo diferente con los diez leprosos en Samaria. Él no puso Sus manos sobre ellos ni los tocó, simplemente les dijo que fuesen a mostrarse ante los sacerdotes. Les dijo que muestren que han sido sanados ante los sacerdotes, incluso antes de haber sido sanados.
      Desde su punto de vista todo pudo haber sido diferente a lo que ellos esperaban, pero los diez leprosos obedecieron de todas formas. ¿Qué sucedió luego? Recibieron la sanidad en camino hacia los sacerdotes.
      Ellos fueron en obediencia a la palabra de Jesús y no dudaron ni cambiaron de opinión en su interior, porque si lo hubiesen hecho, al no ver señales de sanidad, no habrían sido sanados. Ellos recibieron la sanidad porque obedecieron hasta el momento de recibirla.
      Cuando pedimos a Dios con fe también enfrentaremos este tipo de situación. Por ejemplo, digamos que alguien tiene una emergencia y necesita una gran cantidad de dinero. Entonces se la pide fervientemente a Dios, pero al no recibirla estando a tan solo un día de necesitarla, quizás se desanime pensando: ¿Por qué Dios no me responde? Esta es una clara señal de que usted ha cambiado de opinión.
      Si usted pide con fe verdadera, Dios puede darle lo que necesita en el momento, o incluso en el minuto que usted necesita pagar. Dios no puede responder porque no pedimos con fe verdadera sino que cambiamos de opinión en el transcurso del tiempo.
      Por supuesto, esto no significa que podemos ser obstinados con cada cosa que pedimos en oración.
      En 1 Juan 5:14 está escrito: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye".
      Como se menciona en el verso, podemos recibir la respuesta cuando pedimos sin dudar y de acuerdo a Su voluntad. Por lo tanto, cuando pedimos algo a Dios, necesitamos sabiduría para discernir cuál es la verdadera respuesta de parte de Dios.
      Asimismo, a pesar de pedir sin dudar, no podremos recibir cosa alguna si lo hacemos por codicia.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Quienes piden con fe verdadera, en tercer lugar, clamarán en oración. Estos claman en oración porque creen que Dios ciertamente les responderá.
      Ustedes conocen bien el verso de Jeremías 33:3 que dice: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces". Estas fueron palabras para Jeremías, y cuando se las dieron, él estaba preso en el patio de la cárcel por haber profetizado en contra de Sedequías, Rey de Judá.
      En ese entonces Judá estaba desolada por causa de la invasión de Babilonia. La situación era deprimente tanto para la nación como para Jeremías. En medio de esta circunstancia, Dios le da una palabra de esperanza a Jeremías cuando clamó en obediencia a la Palabra de Dios.
      Dios le reveló que Babilonia caería y que Jerusalén sería restaurada. Quienes piden con fe clamarán en oración incluso en medio de las situaciones más lúgubres. Ellos creen que el Dios viviente escucha su oración, y de ese modo, claman creyendo que Él les responderá.
      Cuando el mendigo ciego llamado Bartimeo escuchó que Jesús estaba pasando cerca de él, clamó a Jesús diciendo: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!" A él no le importó que los demás trataran de detenerlo porque tenía la certeza de que Jesús lo sanaría.
      El clamor en oración refleja la fidelidad de su fe. Quienes no piden con fe verdadera, no claman aunque tengan un problema que resolver, o aunque deseen recibir bendiciones. Ellos deberían clamar incluso cuando no ven ninguna señal de la respuesta en camino, en lugar de desanimarse porque eso muestra que no tienen la certeza de que recibirán la respuesta.
      Yo anhelo que mantengan los puntos analizados en mente, que demuestren fe verdadera en oración, y que reciban aquellos que piden.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      En este mensaje hemos analizado las diferencias entre pedir con fe y pedir dudando. Ahora, ¿cómo podemos orar con fe verdadera en lugar de ser personas de doble ánimo?
      Quienes deseen recibir la respuesta probablemente quieran pedir con fe verdadera y sin dudar. ¡Pienso que muchos de ustedes saben que eso no es nada fácil! No se quiere dudar, pero la duda se levanta dentro de uno; o quizás cambie de opinión en su corazón.
      Muchas veces es difícil clamar en oración porque no podemos poseer fe verdadera por el simple hecho de desearla; la poseeremos solamente cuando Dios nos la conceda. Además, existe una serie de procesos mientras se cultiva la fe verdadera.
      ¿Cómo puede Dios inspirar la fe verdadera en nuestros corazones?
      Primero: Debemos tener la determinación de pedir a Dios únicamente.
      Debemos tener la voluntad y decisión de depender solamente en Dios para todo, ya sean problemas cotidianos o anhelos del corazón.
      Aunque se levanten las dudas esporádicamente y a pesar de las tentaciones, debemos desecharlas y depender simplemente de Dios.
      Además debemos practicar la verdad diligentemente siguiendo la guía del Espíritu Santo. Ya sea que estemos escuchando los mensajes o que estemos en oración, si nos damos cuenta de cómo podemos agradar a Dios entonces debemos hacerlo.
      Por supuesto que quizás no recibamos la respuesta a la brevedad que deseamos incluso al comportarnos de esta manera, pero Dios toma en cuenta todos nuestros esfuerzos.
      Aun los padres terrenales se complacen al sentir que sus hijos los aman al depender de ellos e intentan estar siempre a su lado. De manera similar, Dios el Padre también se deleita en Sus hijos cuando tratan de depender en Él únicamente.
      Aunque no les pueda responder inmediatamente, Él causa que su alma prospere mediante sus obras de práctica de la verdad. Él quebranta sus pensamientos humanos, uno por uno, y saca toda falsedad de sus corazones.
      Romanos 8:7 dice: "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden". Como está escrito, no podemos tener fe verdadera si tenemos pensamientos y designios de la carne.
      Los pensamientos de la carne provienen de la falsedad en el corazón. Siendo así, podremos tener fe verdadera en la medida en que desechemos la falsedad de nuestro corazón porque entonces escucharemos la voz del Espíritu Santo y no seremos controlados por el enemigo Satanás.
      ¡Al escuchar la voz del Espíritu Santo, tendremos confianza en el corazón de que recibiremos la respuesta!
      1 Juan 3:21-22 dice: "Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él".
      ¡Llegaremos a ser hijos de Dios que reciben todo lo que le piden!

      Conclusión

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Dios ha dicho que este es el Año de Bendición. El ha dicho que nos permitiría distinguir la raíz de los problemas y que nos daría bendiciones comprensibles.
      ¿Creen ustedes ciertamente que Dios nos dará todas estas cosas?
      ¿Creen ustedes además que Él cumplirá con el Santuario Canaán y con el Gran Santuario, y que hará del mundo entero nuestra congregación?
      Si lo creen en verdad, anhelo que marchen hasta el final al igual que los diez leprosos que fueron sanados al creer en Jesús hasta el final.
      ¡Crean que han recibido todo aquello que han pedido!
      El buen Dios responderá de acuerdo a la fe de cada uno, pero Dios quiere escuchar una respuesta más de parte de ustedes al preguntar: "¿Me amas todavía, aún después de haber recibido tu respuesta?" Él desea escuchar un ¡Amén! de su parte.
      Los diez leprosos fueron sanados porque mostraron la fe suficiente para recibir la sanidad, pero solamente uno de ellos regresó para agradecer a Jesús.
      Mirar a Dios en medio de toda circunstancia, así como amar a Dios y depender únicamente de Él es no ser una persona de doble ánimo; es también no tener deseo de las riquezas, honor, autoridad, sabiduría humana, habilidad humana, sino mantener únicamente a Dios en el corazón.
      Es pedir a Dios con fervor sin un cambio de actitud aunque la vida esté rebosando y no haya nada por lo cual pedir.
      ¡Yo ruego en el nombre de Jesucristo que a través de este amor a Dios ustedes puedan recibir todo aquello por lo cual pidan!

      [Amén]


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