• GRANDE ES EL MISTERIO

    [Mateo 27:51-54, Efesios 5:31-32]

    18-11-2007 | Rev. Jaerock Lee

    • EL MENSAJE DE LA CRUZ 18

      GRANDE ES EL MISTERIO

      La Escritura:
      Mateo 27:51-54
      (51) “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo\; y la tierra tembló, y las rocas se partieron\;”
      (52) “y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron\;”
      (53) “y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”
      (54) “El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: ¡Verdaderamente éste era Hijo de Dios!”

      Efesios 5:31-32
      “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos será n una sola carne. Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y de la Iglesia.”


      Amados Hermanos en Cristo:

      1 Corintios 4:1-2 dice, “Así pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.”

      Los siervos de Cristo son administradores de los misterios de Dios. Este misterio es el medio para alcanzar la vida eterna, el cual ha estado oculto desde antes del inicio de los siglos. Ahora, Dios ya no desea mantenerlo más oculto sino que sea conocido por todos los pueblos y naciones alrededor del mundo.
      Dios quiere que todo aquel que oye el evangelio reciba a Jesucristo y tenga vida eterna. Si creen en el Señor, en el cielo y en el infierno, y son salvos, deben entonces predicar como administradores de los misterios de Dios.
      Deben guiar a la vida a las muchas almas que se están muriendo. Deben guiarlos para que así puedan alcanzar la paz y el consuelo que se encuentran en el amor de Dios.
      Esta es la prédica Nro.18 del Mensaje de la Cruz. A través de esta serie de prédicas del Mensaje de la Cruz, podrán comprender sistemática y ordenadamente los secretos del evangelio y entender claramente el camino de la salvación.
      Espero que guarden este Mensaje en su corazón y logren alcanzar una fe perfecta, para que de esa manera puedan guiar a numerosas almas a la salvación predicando diligente y esforzadamente el evangelio.
      Oro en el nombre del Señor para que todos ustedes puedan ser alabados por Dios en el cielo, quien les dirá, “Bien hecho, mis hijos e hijas, buenos y fieles.”

      Amados Hermanos en Cristo:
      Como les compartí en la última prédica, Jesús, quien estaba crucificado en la cruz, nos dejó Sus últimas 7 palabras y expiró.
      Mateo 27:51-54 nos narra algunos hechos sorprendentes que sucedieron inmediatamente después que Jesús muriera. Y dice: “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo\; y la tierra tembló, y las rocas se partieron\; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron\; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.
      El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que había sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: ¡Verdaderamente éste era Hijo de Dios!”

      El centurión y los que estaban montando guardia a Jesús se sorprendieron al ver las cosas que acontecieron por el poder de Dios. Y no era por la resurrección de Jesús. Tuvieron temor porque las rocas se partieron y hubo un terremoto.
      El velo del templo al rasgarse de arriba abajo representa que la barrera de pecado que separaba a los pecadores de Dios había sido derribada.
      En los tiempos del Antiguo Testamento, en el templo había un Lugar Santo y un Lugar Santísimo, y había un velo en frente del Lugar Santísimo que impedía el ingreso de cualquier persona a ese lugar.
      Sólo el sumo sacerdote podía pasar el velo con la ofrenda por el pecado y ofrecer el sacrificio por los pecadores. Ni aun los sacerdotes podían entrar a esa parte del templo. Únicamente el sumo sacerdote entraba una vez al año para ofrecer la ofrenda para expiación de los pecados. Y era porque los pecadores no podían comunicarse con Dios.
      Comparando el Lugar Santísimo con este santuario, el lugar más alto del estrado sería el Lugar Santísimo. Había una cortina entre el altar superior y el Lugar Santo para que el interior de aquél no pudiera ser visto.
      Pero luego que el Mismo Jesús llegara ser el sacrificio expiatorio, el velo del templo se partió en dos. Igualmente, el muro de pecado entre Dios y Sus hijos se vino abajo. Ahora, podemos comunicarnos con Dios por medio de la preciosa sangre del Señor.

      Así, Hebreos 10:19-20 cita, “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, (Ustedes están aquí en el lugar santísimo del Señor, y ¿Por la gracia de quién es esto posible? Tienen la confianza de estar en el lugar santísimo por la sangre de Jesús. Continua el versículo), por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne:” Aquí “carne” no se refiere al término que se usa para definir las obras de la carne. Indica sólo el cuerpo físico. Debido a que Jesucristo derramó Su sangre, ahora podemos entrar al lugar Santísimo y tener comunión con Dios directamente.
      Como está escrito, “La oración eficaz del justo puede mucho”, cuando un hombre inocente y amado por Dios intercede intensa y fervientemente en oración con fe y amor, Dios puede dar una oportunidad más de arrepentimiento debido al ruego de aquel que es tan amado por
      Dios.

      También, cuando pecan contra otro hermano, hay ocasiones en las que deben arrepentirse directamente con él, para que él mismo ore para perdón de su pecado.
      Por ejemplo, cuando Aarón y María se opusieron a Moisés, Dios los perdonó por medio de la oración intercesora de Moisés. Cuando los amigos de Job pecaron contra él, Job oró por ellos y Dios perdonó a sus amigos por esta oración.
      Todo el cuerpo de Job estaba cubierto por llagas y sarna. Tenía tanta picazón en el cuerpo que se rascaba con una piedra o tiesto. Incluso su esposa y sus siervos lo miraban con lastima y desprecio. Sus amigos ni siquiera lo consolaron sino más bien lo acusaron diciendo que todo lo que le sucedía era debido a sus pecados. Pero ¿Qué es lo que dijo Dios de todo esto cuando le respondió a Job?
      Sus amigos eran aún más malvados que él, pero aún así condenaron al justo Job. Por eso, Dios no perdonó los pecados de sus amigos. En vez de ello, Dios le dijo a Job que orara por sus amigos para perdón de sus pecados. Cuando él oró, Dios perdonó sus pecados.
      Pero básicamente el arrepentimiento debe hacerse en el nombre del Señor, ante Dios Padre. Es lo mismo con todas las demás clases de oración. Ofrecemos nuestro corazón directamente a Dios, por medio de Jesucristo, quien derribó el muro de nuestros pecados y llegó a ser nuestro mediador.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Luego de la muerte de Jesús, el velo del templo se partió en dos\; y además, hubo un terremoto. Dice el pasaje, “La tierra tembló, y las rocas se partieron.” Esto sucedió porque Dios, el que gobierna los cielos y la tierra, se lamentó y se entristeció mucho.
      Aun las cosas inanimadas como las rocas se partieron y es obvio que todos los elementos en la tierra se conmovieron a la vez.
      Lucas 23:44 cita, “Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.” Aun el sol dejo de brillar.
      Todo esto sucedió porque Dios se afligió tan profundamente, con un dolor tan desgarrador, por haber dado a su único e inmaculado Hijo como sacrificio expiatorio\; y se lamentó también por el dolor de los que aún estaban viviendo en pecado sin darse cuenta que Jesús moría debido a su maldad.
      A través de los retiros de verano en este año, creo que la mayoría de los miembros de la Iglesia se han dado cuenta una vez más que Dios controla todas las condiciones del clima y de la naturaleza. Llovía en todo el país, pero en el lugar del retiro, Dios los protegió e hizo que tuvieran un buen clima.
      Ni un solo programa, incluyendo los días de deporte, se tuvo que cancelar por la lluvia. Dios hizo que hubiera nubes para que no tuviéramos demasiado calor. O incluso, cuando llovió, fue durante los programas que se efectuaban al interior del local y la lluvia paraba justo antes de finalizar estas actividades. Dios nos mostró señales y prodigios.
      Incluso cuando el cielo estaba nublado y tapado con nubes, y deseaban ver las estrellas, las nubes desaparecían y Dios les permitía ver incluso estrellas fugaces. Nos dio una brisa fresca y ahuyentó a todos los insectos para que pudieran hacer parrilladas sin problemas.
      Dios protegió todos nuestros retiros por muchas semanas. Por eso, los nuevos creyentes pudieron sentir que Dios estaba con nosotros.
      Continuando con el pasaje de hoy\; los versículos 52 y 53 dicen, “Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”

      Aquí, cuando se cita “Y se abrieron los sepulcros” no significa que se tuvo que cavar para abrirlos. Tan sólo las tumbas se abrieron para que los que estaban dormidos pudieran salir y entrar a la santa ciudad, pero esta santa ciudad, no se refiere a Jerusalén. Esto es en el sentido físico o natural. Nosotros no podemos llamar a la ciudad donde están los que mataron a Jesús y a otros profetas derramando tanta sangre una “santa ciudad”. La verdadera y original “santa ciudad” es algo diferente, la cual es una ciudad en el reino de los cielos.
      Al decir que entraron a la santa ciudad y aparecieron a muchos, no significa que se aparecieron a cualquiera. Se manifestaron a los que tenían sus ojos espirituales abiertos. Pero este un secreto muy profundo que aún no se los he explicado.
      Cuando los que son salvos finalizan su vida aquí en la tierra, nosotros no decimos que ellos han muerto, sino que están dormidos.
      Es porque cuando el Señor regrese de nuevo, todos ellos resucitarán como si despertaran de un largo sueño\; y participarán de la gloria del Señor.
      Algunos de los personajes del tiempo del Antiguo Testamento fervientemente creyeron y anhelaron ver al Salvador, que estaba profetizado en la Biblia. También, personas como Ana y Simeón reconocieron a Jesús como el Salvador cuando era tan sólo un bebé, antes que comenzara su ministerio.
      El sumo sacerdote y los sacerdotes, o los escribas y Fariseos, que se suponía debían comprender totalmente las Escrituras y enseñarlas a otros, no se dieron cuenta que Jesús era el Salvador ni aun a pesar que vieron las poderosas obras de Dios que Jesús efectuó. Ellos más bien trataron de matarlo. Pero los que anhelaban la manifestación del Salvador, orando y ayunando, y los que no tenían maldad alguna reconocieron incluso al bebé Jesús como el Salvador.
      Ocurre lo mismo hoy en día. Los que tienen un corazón bueno oyen la Palabra de vida y ven a la Iglesia llena de vida. Pero los malvados aún persiguen a estas iglesias diciendo que son heréticas o algo así, a pesar que a través de las obras poderosas de Dios están siendo conocidas en el mundo entero.
      Esas personas que tuvieron la fe necesaria para ser salvas, aun cuando murieron antes que Jesús completara la providencia de la salvación llevando la cruz, se dice que están “dormidas”.
      En consecuencia, “Los santos que habían dormido”, en el pasaje de hoy se refiere a aquellos que entre los que tuvieron la fe para recibir la salvación, murieron antes que Jesús entregara Su espíritu en la cruz.
      Y, como está escrito en 1 Corintios 15:20, “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los que durmieron es hecho,” los santos que había dormido pueden participar en la resurrección pero sólo después que Jesús llegó a ser el primer fruto de la resurrección.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Los creyentes que reciben a Jesucristo como su Salvador tendrán cuerpos resucitados en el día final\; por favor entiendan esto, en el momento en que aceptan al Señor, su espíritu ya ha resucitado. Es decir, ya tienen vida eterna.
      Por eso, han resucitado en espíritu. Los que han aceptado a Jesús como Salvador y han recibido el Espíritu Santo han resucitado en espíritu.
      No tendrán una resurrección física porque recibirán vivos al Señor. Si mueren hoy día o mañana, sus cuerpos resucitarán también, si no serán arrebatados vivos en los aires y recibirán al Señor y sus cuerpos no tendrán que resucitar.
      El pasaje de hoy en Efesios 5:31-32 dice, “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y de la Iglesia.” No está hablando de la gente del mundo. Se trata de Cristo y de la Iglesia.
      Cuando las personas se casan, dejan a sus padres, y el esposo con la esposa se vuelven uno. Esto en realidad no es un secreto sino sentido común. Pero, ¿Por qué la Escritura de hoy dice, “Grande es este misterio”?
      Es que no se trata del matrimonio entre la gente del mundo, sino de Cristo, la Iglesia, y los creyentes. Se trata de la providencia de la salvación a través de la cruz, que ha estado oculta desde el inicio de los siglos.
      Juan 8:44 cita, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.”
      También en 1 Juan 3:8 dice, “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio.” Aquí pecado se refiere al pecado de acción.
      No se trata de la debilidad de la carne ni de la naturaleza pecaminosa, sino de las obras de la carne, que se muestran en acciones y hechos. Si cometen estas obras de la carne, entonces son del diablo y no pueden llamar a Dios, “Padre”.
      A Dios le desagrada mucho esto. ¿Por qué? Porque sólo buscan al “Padre” de labios. Pertenecen al diablo y hacen lo que diablo desea hacer: PECAR. Pero aún así dicen que creen y llaman al Dios Santo, “Padre” haciendo las obras de la carne que llevan a la muerte. ¿Acaso Dios puede tener hijos que van por la senda de la muerte y que son del diablo, cometiendo las obras de la carne? ¡CLARO QUE NO!
      Por eso, Él les dice que no lo llamen “Padre”. Llámenlo tan sólo “Dios”. Pero si están en el Primer o en el Segundo nivel de fe y llaman a Dios “Padre” con la inspiración del Espíritu o con fe, eso esta bien.
      ¿Por qué? Porque aún son niños espirituales. Pero no tienen que dirigirse a Dios como “Padre”. Para ellos llamarlo “Dios” es lo más natural y cómodo. Sin embargo, en la medida en que su fe vaya creciendo y anden en el espíritu\; entonces, en forma natural llamarán a Dios “Padre”.
      Y así, clamarán a Dios “Abba Padre”, o “Padre Dios”.Pero si los que tienen fe todavía cometen las obras de la carne que conducen a la muerte, no deberían invocar a Dios como “Padre”. Le desagrada mucho.
      Cuando la gente peca con el corazón y con hechos en este mundo pecaminoso, se vuelven esclavos del pecado y están bajo el dominio y control del diablo y de Satanás. Por eso el pasaje dice, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo”.
      Pero los que han aceptado a Jesucristo no son ya más hijos del diablo. Ahora le pertenecen a Dios como Sus hijos. Además, por fe están unidos con Jesucristo como su novio.
      Cuando creemos que Jesús nos redimió de nuestros pecados al llevar la cruz, nos unimos a Él y somos uno con Jesús. Y cuando estamos unidos al Señor, Dios nos envía el Espíritu Santo a nuestro corazón.
      Como está escrito en Juan 3:6, “Lo que es nacido de la carne, carne es\; y los es nacido del Espíritu, espíritu es,” en el momento en que el Espíritu Santo entra en nosotros, Él revive nuestro espíritu muerto y nos hace nacer al espíritu a través del Espíritu.
      Nacer al espíritu por el Espíritu Santo es llenar nuestro corazón con el conocimiento de la verdad. Los que han nacido al espíritu por el Espíritu Santo de esta forma, llegan a ser hijos e hijas de Dios y pueden llamar a Dios “Padre”. Y si es hijo de Dios es heredero del reino de Dios.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Permítanme ampliar un poco más sobre esto de ser hijos de Dios al recibir el Espíritu Santo y de haber nacido al espíritu por medio del Espíritu Santo.
      El corazón del hombre puede dividirse en varias partes. La más simple distinción es el corazón de verdad y el corazón de mentira. Para hacerlo más fácil: Es el corazón blanco y el corazón negro.
      El “corazón blanco” es el corazón bueno, lleno de verdad y de bondad que tiende hacia la verdad que Dios plantó en el principio en Adán. El “corazón negro” es el corazón de maldad y de mentira que fue plantado más tarde por el diablo y Satanás.
      Cuando en el principio Dios creó al hombre, sopló Su aliento de vida en él y así el hombre recibió la semilla de vida. De esta manera, Dios puso la verdad en el ser humano y así el espíritu de Adán y su corazón eran la verdad cubriendo la semilla de vida.
      Al principio, el corazón de Adán era sólo el corazón blanco lleno únicamente de la verdad. Pero desde que Adán pecó, su comunicación con Dios se cortó y el diablo y Satanás comenzó a plantar el pecado y la maldad, la injusticia, la desobediencia y la mentira.
      En consecuencia, en el corazón de Adán, el corazón originalmente blanco y el corazón negro, plantado por el enemigo, llegaron ambos juntos a coexistir.
      Y sumados a esto 2 corazones, otro tipo de corazón fue formándose. Este es la conciencia.
      La conciencia esta formada por todo lo que ingresa en SU SER, por lo que ve, oye, y aprende en base a la naturaleza que ha heredado de sus padres. La conciencia es una mezcla de la verdad con la mentira y es usada como un parámetro, escala o patrón para juzgar diferentes valores o conceptos.
      Cada persona tiene una conciencia diferente, en diferentes áreas y en diferentes momentos, Por eso, cuando alguien dice que algo es correcto de acuerdo a su conciencia o percepción, eso puede no ser aceptado por los demás.
      La conciencia de la gente es hecha por ella misma, por eso dicen que su conciencia o lo que piensan es lo correcto. Consideran que están en lo cierto y que todos los demás están equivocados. De esta forma, condenan a otros, diciendo, “No saben ni siquiera lo que hacen”.
      Algunos dicen, “Tienen la conciencia cauterizada como el hierro,” pensando que sólo su conciencia es la correcta. ¡Qué ridículo es decir esto, sin ni siquiera saber que se está condenando a otros!
      Hay algunos que tienen remordimientos aun sobre las mentiras más triviales o sin importancia, mientras que hay otros que ni siquiera tienen remordimientos, aun después de haberle causado un gran problema a alguien debido a sus grandes mentiras. Algunos piensan que es correcto pagar mal por mal, mientras que otros no pueden pagar mal por mal aun a pesar de estar enojados.
      De la misma forma, todos los seres humanos tienen diferentes conciencias y, en la mayoría de los casos, aun la buena conciencia del hombre, no es considerada como buena ante Dios.
      Por ejemplo, si hay alguien que soporta y guarda su enojo y resentimiento en su mente, la gente del mundo dirá que es una buena persona\; pero a los ojos de Dios, no lo es. Aquellos que tienen realmente una buena conciencia, en primer lugar, no tendrán ningún enojo ni resentimiento. Ellos amarán incluso a sus enemigos, entenderán a los otros y cubrirán cualquier error.
      En resumen, el corazón del hombre puede dividirse en 3 partes: El corazón de verdad, el corazón de mentira o falsedad y la conciencia. De hecho, el corazón de verdad que primero fue plantado por Dios es raro que permanezca. Además, mientras más nos acerquemos hacia el fin, la maldad prevalecerá aún más y más, y la conciencia de la gente se hará también más malvada.
      En la mayoría de los casos, las personas ya no obedecen ni siquiera a la voz de sus conciencias, sino que siguen la mentira en su corazón. Y si siguen acumulando maldad tras maldad, sus conciencias serán cauterizadas como el hierro ardiente, y ni siquiera tendrán sentimiento de culpa aun cuando hagan cosas terribles.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Les he dicho que el hombre tiene la semilla de vida que le fue dada por Dios al principio. La semilla de vida puede ser activada sólo cuando se comunica con Dios y es alimentada con la verdad.
      Pero debido al pecado de Adán, esa comunicación se interrumpió y la mentira entró al corazón. Por lo tanto, estos 3 diferentes corazones vinieron a rodear la semilla de vida. Y entre los 3, el corazón de mentira que envolvió la semilla de vida, hizo que esta se volviera inactiva. Y como no estuvo más activa, fue como si estuviera muerta.
      Déjenme darles un ejemplo. Digamos que su cuerpo entero es enterrado en la arena de la playa. O, que es cubierto hasta el cuello por tierra. Sólo el cuello le sobresale fuera. ¿Podría salir por sí mismo?
      No, no podría ni moverse. Sólo tendría su cuello fuera y sólo podría respirar. También podría mover sus ojos. Pero usted solo no podría salir. Alguien tendría que venir a sacarlo. ¿Por qué? ¡Porque no podría ni moverse! ¿No lo creen? Ustedes pueden ver esto en algunas películas. Entierran a alguien hasta el cuello y lo dejan ahí. Y luego esta persona no puede ni moverse. Una vez lo intenté conmigo. Realmente no pude moverme. Si, sólo es tierra. Pero si entierra a alguien así, no podrá moverse.
      Es lo mismo con la semilla de vida. No está muerta, sino que está rodeada por otras cosas, así que al estar inactiva parece que estuviera muerta.
      En esta situación, en la cual la comunicación con Dios se detuvo, la semilla de vida se volvió inactiva y fue rodeada por la mentira y la falsedad. Es lo que queremos decir cuando afirmamos que el espíritu del hombre está “muerto”. Pero no significa que la semilla de vida esté completamente muerta. Está inerte, y esperando el día de su avivamiento. Al igual que la semilla de una planta parece estar muerta, si aún hay vida en ella, algún día brotará.
      Como se cita en Eclesiastés 3:11, “Él ha puesto eternidad en el corazón de ellos,” aun cuando la semilla de vida está inactiva, siempre anhela la eternidad y la verdad de Dios y está esperando por el día del avivamiento. En Romanos podemos encontrar que toda la creación anhela el tiempo en el que todas las cosas serán restauradas.
      ¿Cuándo volverá a vivir, entonces, el espíritu del hombre? Es cuando recibimos el Espíritu Santo. En el momento en que oímos el evangelio, la luz de Dios, la vida y la verdad resplandece en nuestro corazón. Entonces, la parte de verdad que queda en nuestro corazón y el corazón bueno aceptan esta luz y reciben a Jesucristo como Salvador. Luego, Dios envía el Espíritu Santo a nuestro corazón y es este Espíritu que se une a la semilla de vida en el corazón.
      En el caso de los que tiene mucha falsedad y mentira en su corazón y cuya conciencia está sucia, su semilla de vida está fuertemente rodeada por la falsedad, por eso es difícil que la luz de la verdad pueda entrar. Mientras tengan más verdad en su corazón y tengan una buena conciencia, más fácilmente aceptarán el evangelio y volverán a nacer por el Espíritu Santo.
      Una vez que hemos recibido el Espíritu Santo, entonces la semilla de vida empieza a actuar. La comunicación con Dios, que estaba interrumpida desde la caída de Adán, se reinicia de nuevo y somos alimentados con el conocimiento de la verdad otra vez.
      El corazón que está lleno de mentira, de odio, orgullo, contiendas, enojo y adulterio\; ahora comienza a ser llenado con la verdad del amor, del servicio a los demás, de la humildad y de la paz.
      Este es el proceso de nacer al espíritu por el Espíritu Santo\; y lo que debemos hacer durante este proceso es orar. Mientras oremos con todas nuestras fuerzas, podemos recibir de Dios la gracia y la fortaleza de arriba para echar fuera la mentira de nuestro corazón.
      Y si continuamos haciendo esto, la parte de verdad en el corazón se hará más fuerte. Pero si no oramos, tan sólo nos quedaremos como hombres carnales. Aun cuando parezcamos ser fieles en la obra de Dios, no podemos nacer al espíritu por el Espíritu Santo. Todo será mero entusiasmo y bondad carnales.
      Sin embargo, aun cuando oremos fuertemente, esto también será inútil si no derribamos nuestros pensamientos carnales y nuestra forma de pensar. El Espíritu Santo toca y mueve la parte de verdad en nuestro corazón para seguir y obedecer Sus deseos\; y Satanás controla la parte de falsedad por medio del alma\; es decir, a través de nuestros pensamientos.
      Por eso, aún si es creyente, todavía podrá ser influenciado por Satanás y vivir en la maldad a menos que rompa con sus pensamientos carnales. Condenará a otros, creará desorden, no obedecerá y, señalará los errores de los mayores porque siempre pensará que está en lo correcto y que es mejor que los demás.
      La Biblia nos dice que no debemos mirar la mancha o la paja en las otras personas. Si está viendo esas cosas, debe primero quitar la viga que hay en sus ojos. Entonces, podrá ver claramente.
      Si tenemos más falsedad y mentira, antes de experimentar el obrar del Espíritu Santo, seremos vulnerables a recibir el ataque de Satanás por medio de nuestros pensamientos que nos llevarán por la senda de la destrucción. Aun cuando escuchemos bastante de la verdad y oremos mucho tiempo, a menos que echemos fuera nuestros pensamientos y teorías carnales, no podremos seguir la obra del Espíritu Santo.
      A pesar que oremos, tendremos tristeza y angustia en nuestro corazón y no podremos experimentar el obrar de Dios.
      2 Corintios 10:5 dice, “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
      Aunque con las oraciones echamos fuera el corazón de mentira de entre los 3 tipos de corazones que hay, esto no es el fin del refinamiento o purificación. Luego de esto, debemos encontrar y echar fuera la maldad de nuestra conciencia, que está oculta en nuestra naturaleza.
      Les he dicho que la conciencia está formada por todo lo que ingresamos de los que vemos, oímos y aprendemos, en base a lo que hemos heredado de nuestros padres. Esta conciencia crea otra naturaleza más profunda aún en nosotros\; y este es el corazón que está en lo más profundo de nuestro interior, del cual aún nosotros mismos no estamos concientes.
      La mentira en nuestra naturaleza no coincide con la justicia de Dios, pero para nosotros, lo que pensamos es lo correcto, por eso es muy difícil encontrar la falsedad en nosotros y echarla fuera. Por eso, Dios permite pruebas en nuestras vidas para que nos demos cuenta de la mentira en nuestra naturaleza y para santificarnos completamente.
      Aun el justo Job tuvo que pasar por duras pruebas, y éstas hicieron que descubriera su propia justicia y echara fuera la maldad de él. Job ya había echado el corazón de falsedad de entre los 3 tipos de corazón que tenemos. Pero aun no había echado fuera la maldad de lo profundo de su naturaleza. Pero cuando pasó pruebas que no podía entender, la maldad en su naturaleza fue expuesta.
      Y luego que esta maldad se manifestara, Dios lo halló, y pudo arrepentirse completamente y llegó a tener un perfecto corazón de verdad. Si escucha la Palabra de Dios con la inspiración del Espíritu Santo y encuentra y reconoce su propio YO, podrá rápidamente echar fuera la falsedad de su naturaleza.
      Sin embargo, no importa lo mucho que escuche la Palabra de Dios, si piensa que es problema sólo de la otra persona y no se da cuenta que se trata de usted, su fe crecerá muy lentamente incluso después de mucho tiempo. Una vez que haya echado fuera el corazón de falsedad y también la mentira de su naturaleza, entonces sólo quedará el corazón de verdad. Y luego, será reconocido como un hombre de espíritu ante Dios y siempre experimentará el reino espiritual.
      Como se cita en 1 Juan 3:21-22, “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios\; y cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.”
      También como está escrito, “Si crees. Todo es posible al que cree,” todo se hace conforme a su fe.
      En la medida en que el corazón de verdad unido con la semilla de vida se haga cada vez más grande, seremos uno con el Señor y estaremos más cerca del trono de Dios en los cielos.

      Termino el mensaje.
      Como dije al inicio hoy, “Grande es el misterio” les he predicado el proceso para estar unidos con el Cristo que llevó la cruz y abrió el camino de la salvación para que nosotros tengamos vida eterna.
      Los creyentes que hemos recibido a Jesucristo hemos dejado este mundo que está controlado por el diablo y estamos unidos al Señor, nuestro novio. Al igual que cuando una nueva vida es concebida al unirse las semillas de vida, en el momento en que los creyentes por fe nos unimos a Jesucristo, nuestro novio, tenemos vida eterna.
      Jesús dijo en Juan 17:21, “Para que todos sean uno, como tú, Oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tu me enviaste.”
      Como el Señor está en el Padre, y el Padre está en el Señor, el Señor y el Padre son uno. Asimismo, al igual que el hombre y la mujer se unen y llegan a ser una sola carne, si nos unimos al Señor como nuestro novio, llegamos a ser uno con el Señor y con Dios Padre. Ahora, ¿Entienden por qué el Señor es nuestro novio y nosotros Sus novias?
      Mientras echemos fuera la falsedad de nuestro corazón y en vez de ella la reemplacemos con la verdad para alcanzar el corazón espiritual, podemos llegar a ser más y más uno con Dios.
      Gálatas 4:4-7 cita, “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,…”

      Muchos malinterpretan esta parte. Porque dice, “El Espíritu de su Hijo”, piensan que este Espíritu nació de Jesús. Pero este Espíritu es el Espíritu Santo, una de las personas de la Trinidad de Dios. Cada una de ellas es diferente. El Padre, el Hijo salieron del Padre y son diferentes.
      Aquí dice, “El Espíritu de su Hijo” porque el Espíritu Santo es también el Espíritu de Su Hijo. Pero muchos piensan que este espíritu nació de Jesús y por eso no pueden entender la Biblia.
      Dios nos ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones (Es decir, nos envió el Espíritu Santo e hizo que se juntara con la semilla de vida en nuestros corazones, y ahora podemos clamar, “Abba, Padre”.)
      Por eso, cuando el Espíritu Santo mora en nuestros corazones y se une a la semilla de vida, podemos abrir nuestro corazón y comprender la Palabra de verdad de Dios, para que así nuestro espíritu crezca.
      Gálatas 4:4-7 cita, “Así que ya no eres esclavo, sino hijo\; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
      Los hijos que han recibido el Espíritu Santo y son salvos ahora pueden llamar a Dios “Padre” y heredarán el reino de los cielos.
      Espero que más rápidamente puedan nacer al espíritu por el Espíritu Santo y llegar a ser uno con el Señor y con Dios Padre.

      Oro en el nombre del Señor que, haciendo esto, hereden el eterno reino de los cielos y especialmente la Nueva Jerusalén.

      AMEN


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