• Bendiciones

    [Juan 6:53-55]

    05-07-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje bíblico

      Juan 6:53-55
      "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida".

      Cuando se debe predicar el Evangelio en un corto período de tiempo, ¿qué tipo de expresiones se usan mayormente?
      Probablemente decimos: "Dios te ama, cree en el Señor Jesús y recibirás salvación. Dios te ama en verdad, al igual que a mí, y Él ama incluso a los pecadores que no creen en Él y hasta dio la vida de Su Hijo unigénito para dar salvación y vida eterna a todos quienes crean en Su nombre".
      La bendición en la que deseo que piensen por ahora es la Bendición de la Salvación.
      Anhelo que a través de este mensaje ustedes mantengan en mente una vez más cuán preciosa es la bendición de Salvación.
      Yo ruego en el nombre del Señor que al hacer esto ustedes vivan una vida que recompense con gratitud y amor la gracia que han recibido.

      Mensaje

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Es una gran bendición que nuestras almas prosperen, que todo vaya bien, y que estemos saludables. Pero la base para recibir todas esas bendiciones reside en la Bendición de Salvación.
      Podemos disfrutar de bendiciones espirituales y materiales porque somos hijos de Dios que hemos recibido salvación.
      ¿Qué sentido tendría que disfrutemos de tantas bendiciones si no tuviésemos la Salvación?
      Por otro lado, aunque estuviésemos viviendo una vida miserable, si hemos recibido la gracia de la Salvación, significa que poseemos el tesoro más valioso del mundo.
      Es muy feo hablar de esto, pero hace mucho tiempo atrás, algunos criminales fueron quemados en vida.
      Supongamos que ustedes han cometido un gran pecado y están sentenciados a ser quemados hasta la muerte dentro de un mes, pero hasta que llegue la fecha de ejecución pueden disfrutar de todo lo que deseen.
      Pueden disfrutar de una casa esplendorosa, de ropas y alimentos, y de todo lo demás. ¿Podrían decir que son bendecidos porque pueden disfrutar de todo durante un mes?
      ¡Si piensan en la ejecución, la que se dará dentro de un mes, no tendrán la libertad de disfrutar de nada! Más bien cada día será espantoso.
      La casa grande y las prendas de seda no tendrán sentido alguno; incluso los platos más deliciosos tendrán el sabor de la arena.
      De pronto el rey les concede un indulto y se cancela la ejecución. ¿Cómo se sentirían? Probablemente se sentirían como estar flotando en el aire con gozo y felicidad, como si hubiesen vuelto a nacer, y no les importaría si les quitan todo lo que poseían.
      Ustedes, quienes están asistiendo a este servicio, tienen esa gracia en realidad.
      Usted y yo estuvimos destinados a sufrir por siempre en el fuego del infierno, no había modo de ser perdonados, y nadie en el mundo podía salvarnos.
      Pero por la gracia de Dios, quien nos la da sin costo alguno, hemos sido perdonados y hemos recibido salvación.
      Esto es así porque Jesús, quien no tuvo pecado alguno, recibió el castigo de la muerte en nuestro lugar. Como Hijo de Dios, Jesús incluso nos redimió de la pobreza al vivir una vida de pobreza en este mundo.
      Él se llevó todas nuestras enfermedades al ser azotado y derramar Su sangre. Nos perdonó de todos nuestros pecados cometidos con el pensamiento al llevar la corona de espinas sobre Su cabeza.
      Él nos perdonó de todo pecado cometido en acción al ser clavado en Sus manos y pies, y ahora, Él está preparando las moradas en el Cielo en las cuales viviremos cuando nuestra vida en este mundo termine.
      ¿Qué bendición podría ser mayor que esta? ¿Cómo podríamos disfrutar de esta bendición si no fuera por la gracia de Dios?
      Seguramente hay más cosas por las cuales pueden dar gracias, en especial quienes escuchan el Evangelio de Santidad en esta iglesia.
      Ustedes no aprendieron simplemente que son salvos al creer en Jesús, sino que aprendieron en detalle cuán grande es el amor de Jesús sobre la cruz, y la razón por la que Él es nuestro Salvador.
      También conocen el corazón y voluntad de Dios el Padre hacia Sus hijos que son salvos.
      Efesios 4:13 dice: "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo".
      Como está escrito, han aprendido cómo alcanzar la estatura de la plenitud de Cristo.
      Al tener la llenura del Espíritu Santo han aprendido cómo ser guiados por Él escuchando Su voz.
      Han experimentado señales y milagros continuamente, por medio de estos tienen la certeza de que las palabras que se predican son verdaderas.
      En calidad de personas que han recibido esta gracia, hay algo que deben hacer, como está escrito en el pasaje bíblico de hoy, deben comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre.
      En el pasaje bíblico de hoy, en Juan 6:54 dice: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero."
      La Santa Cena es la ceremonia en la que comemos el pan y bebemos el vino que representan la carne y la sangre del Hijo del Hombre; por medio de esta ceremonia conmemoramos el amor de Jesús quien murió por nosotros en la cruz, y quien entregó toda Su carne y sangre por nosotros.
      Además, la Santa Cena es un ritual que nos permite darnos cuenta del tipo de vida cristiana que debemos vivir para ganar la vida eterna, la cual no se obtiene por comer el pan y beber el vino de la Santa Cena en un sentido físico.
      Obtenemos la vida eterna solamente al entender su significado espiritual y practicarlo, es decir, debemos comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre de manera espiritual.
      ¿Cómo podemos comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre?
      Primero: comer la carne del Hijo del Hombre es alimentarse de la Palabra de Dios.
      Juan 1:1 dice que el Verbo es Dios.
      Juan 1:14 dice que Dios, quien es el Verbo, vino a este mundo en carne, y que Él es Jesús.
      Por lo tanto, comer la carne del Hijo del Hombre es aprender y alimentarse de la Palabra de Dios. Aprender y alimentarse de la Palabra de Dios no es simplemente aprender la Biblia como conocimiento, sino cambiar nuestro corazón con la Palabra, llenando nuestro ser con bondad y amor.
      Mientras nos alimentamos con la Palabra de Dios, debemos al mismo tiempo beber la sangre del Hijo del Hombre. Esto significa que mientras aprendemos la Palabra, al mismo tiempo debemos practicarla.
      Esto es similar al hecho de beber líquidos mientras comemos alimentos sólidos. Podemos eliminar los desechos del cuerpo y absorber los nutrientes al ingerir líquidos.
      Del mismo modo, cuando aprendemos la verdad debemos esforzarnos para practicarla porque solamente así la Palabra que hemos aprendido podrá ser nuestra vida y fortaleza.
      La falsedad en nuestros corazones será desplazada y reemplazada por la verdad; el odio será desechado y reemplazado por el amor; la arrogancia será eliminada y reemplazada por la humildad.
      En 1 Juan 1:7 leemos que tendremos vida solamente al beber la sangre del Hijo el Hombre; dice así: "pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".
      En este verso "andar en la luz" significa obedecer la Palabra de Dios y practicarla.
      Jesús murió y derramó Su sangre preciosa para redimirnos, pero para ser perdonados de nuestros pecados a través de Su sangre debemos andar en la verdad.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Nosotros participamos de la Santa Cena tres veces por año.
      Ustedes han escuchado siempre que la vida eterna se obtiene al comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre.
      ¿En qué medida está usted comiendo la carne y bebiendo la sangre del Hijo del Hombre?
      Si usted se da cuenta de que hay falsedad en su ser, no debería esconderla y pensar: "Me estoy esforzando mucho". Algunas personas intentan practicar la verdad y orar, pero dejan de hacerlo luego de un tiempo, y eso es algo que no debería ocurrir.
      Por ejemplo, supongamos que usted tenía celos de alguna persona y quería calumniarla, pero logró controlar sus deseos. ¡Esto no significa que usted ya es perfecto!
      No se puede decir que se ha llegado a ser perfecto solamente porque se ha orado fervientemente por un par de días diciendo: "¡Padre, permíteme desechar los celos, quémalos con fuego!"
      Si usted mastica la comida y luego la escupe no significa que usted ha comido. Tampoco habrá absorbido los nutrientes. Del mismo modo, cuando ingerimos la Verdad tenemos que esforzarnos con ella hasta el final para que logremos cumplirla.
      ¡De este modo nuestro corazón será la verdad en sí!
      A través de la Santa Cena le animo a recordar el amor de Dios el Padre y del Señor, así como también las bendiciones concedidas a esta iglesia, y al pastor.
      Anhelo que al practicar esto ustedes logren vencer a este mundo con el poder de ese amor, y que también vivan regidos por la Palabra de Dios únicamente.

      Conclusión

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Ustedes probablemente han escuchado acerca de Charles Spurgeon, un predicador Bautista Reformado británico.
      Él llevó a muchos hacia Cristo mediante sus prédicas, e incluso realizó obras de sanidad. Cierto día él se encontraba llorando, entonces su esposa le preguntó por qué lloraba, a lo que respondió: "No tengo emoción alguna al meditar en la cruz. Estoy muy triste porque no tengo lágrimas, ni siquiera al pensar en la muerte de Jesús por mí sobre la cruz".
      ¿Qué hay de usted? ¿Cuánta emoción y qué impresión tiene al pensar acerca de la cruz de Jesús y de la gracia de Su Salvación?
      Les he comentado a menudo que yo no puedo continuar cuando leo los Cuatro Evangelios, pues poco después de empezar a leer acerca de los sufrimientos de Jesús, empiezo a llorar, y no puedo continuar leyendo.
      Es muy doloroso el hecho de que mi amado Señor, el precioso Jesús, haya pasado por tan crueles sufrimientos. ¿Cómo no llorar si Sus sufrimientos fueron causados por mis pecados?
      Además podemos disfrutar de gloria y bendiciones por medio de Sus horribles sufrimientos. ¿Cómo no derramar lágrimas al pensar en Su gracia?
      Cada día se llena de sentimientos de agradecimiento y gozo creciente al pensar en la Salvación en la cruz.
      ¡El Señor nos ha comprado con Su sangre! Anhelo que sus corazones se llenen con la gracia de la Salvación en todo tiempo.
      ¡Recordemos siempre esta gracia! Anhelo que la gracia se renueve y sea más abundante cada día.
      ¡Comamos la carne y bebamos la sangre del Hijo de Dios con agradecimiento y amor!
      Yo ruego en el nombre del Señor que al hacerlo ustedes lleguen a poseer la vida eterna por completo.


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