• El Infierno (8)

    [Lucas 16: 22 -26]

    26-07-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      [Lucas 16: 22 -26]
      "Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá."

      Éste es el 8vo sermón de la serie sobre "El Infierno".
      Observamos que el contraste entre los colores blanco y negro es muy evidente.
      Tenemos la sensación de que el color negro es muy oscuro pero que el blanco es limpio y puro.
      Lo mismo pasa con el Cielo y el Infierno.
      Mientras más conozcan que el Infierno es espantoso y sucio, más van a sentir lo hermosos y lleno de felicidad que es el Cielo.
      Entonces, serán llenos de una profunda esperanza de entrar al reino de los cielos.
      Si pueden sentir la gran diferencia que hay entre el Cielo y el Infiero, entonces podrán darse cuenta más claramente de lo bueno y lo malo.
      Podrán darse cuenta de cosas tales como, "La bondad es tan hermosa. Ya que Dios en Sí mismo es Bondad, ¡cuán hermoso debe ser! Las personas de corazón bondadoso son tan bendecidas. Pero por el otro lado, la maldad, como el Infierno mismo, debe ser aterrador y horrible".
      Si nosotros descubrimos que estas cosas están en nuestros corazones, sólo podemos elegir la bondad, la cual siempre nos llenará de alegría y nos conducirá al Cielo.
      Ustedes aborrecerán la maldad que conduce al Infierno.
      Mediante este mensaje, los exhorto a que quiten toda forma de maldad de sus corazones tan pronto como sea posible.
      Oro en el nombre del Señor para que muchas almas se salven debido a que ustedes han demostrado verdadera bondad a este mundo, que se halla cada vez en tinieblas.

      Principal

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, en este último sermón de la serie, les hablaré sobre el Sepulcro Inferior en términos generales.
      El Sepulcro Inferior es un lugar de espera para aquellos que no han sido salvos, antes de ser arrojados al Lago de Fuego en el Infierno.
      Conforme la justicia, todos deben ir ya sea al Cielo o al Infierno cuando mueren.
      Tal como se los explicase en el ultimo sermón, ni siquiera los bebes recién nacidos son una excepción.
      Si ellos mueren antes de recibir la salvación, ellos irán al Sepulcro Inferior.
      Lo mismo sucede con los fetos de seis meses de gestación que mueren antes de nacer.
      Pero si estos mueren antes de su sexto mes de gestación, entonces eso sería el final, pues todavía no han recibido el espiritu.
      Mas a partir del sexto mes, el bebé tiene espiritu y alma. Es por eso que si mueren después de ese tiempo y no recibieran la salvación,
      Ese bebé irá al Sepulcro Inferior.
      Claro está, la mayoría de los fetos que mueren recibirán salvación.
      Es muy raro que un bebé no nacido aún no sea salvo.
      Sin embargo, hay unos pocos que no serán salvos. Eso se debe a que heredaron demasiada maldad de sus padres.
      Cuando los padres o ancestros se rebelaron contra Dios y cometieron demasiada maldad, eso afecta a sus fetos.
      Pero estos fetos no perciben nada pues mueren incluso antes de nacer. Por lo tanto, no cometen ningún pecado con sus pensamientos ni con sus acciones.
      En otras palabras, no han cometido pecados
      Propios.
      Es por ello, que no han de ser brutalmente torturados como en el caso de los adultos.
      Al igual que con los bebes recién nacidos, estos también serán abandonados en un lugar en particular dentro del Sepulcro Inferior.
      Son alejados del calor y la calidez del vientre de sus madres. Ese en sí es un castigo para ellos.
      Como ya les dije, aquellos que van al Infierno tendrán la misma apariencia que tenían al momento de su muerte.
      Los que mueran siendo jóvenes, tendrán cuerpos jóvenes y mentalidad acorde a esa edad.
      Bien, ahora consideremos el caso de los bebés que todavía no caminan, que apenas balbucean algunas palabras, cuando estos no son salvos.
      A ellos también se los pondrá en un lugar separado de acuerdo con sus edades.
      De hecho, el lugar está colmado de almas de la misma edad.
      Estas almas tampoco tienen demasiado percepción ni conocimiento.
      Son demasiado chicos también como para pensar de manera lógica o juzgar. Por lo tanto, sólo sienten el dolor y reaccionan conforme sus instintos.
      La verdad es que ellos no saben si están muertos, si están en el Infierno o por qué están allí.
      Pero todavía tiene el recuerdo de sus mamas y papas, y gritan llamándolos.
      Llaman a sus mamás, pensando, ¿por qué estoy aquí?, ¿dónde me encuentro?, ¿dónde están mi mamá y mi papá? ¡Me quiero ir a casa!
      Cuando un niño pierde a su mamá en algún lugar muy lleno de gente como un parque de diversiones o un supermercado, el niño se aterroriza y rompe en llanto.
      ¡Y cuánto más horror sufrirán estos bebés al estar en un lugar tan aterrador como el Sepulcro Inferior y sin sus padres para que los protejan!
      Eso se torna en un miedo intolerable para ellos.
      Cuando están vivos, simplemente si se caen y se lastiman la rodilla, allí estará la madre para abrazarlos.
      Mas allí, ellos lloran por sus mamás porque están sangrando, pero no las hallan por ningún lado.
      Además, entre los llantos y gritos de los niños, las voces amenazadoras y las rizas misteriosas de los mensajeros del infierno, ellos no saben qué hacer.
      Mientras tanto, los mensajeros del infierno se les acercan y los azotan y los pisotean por completo. Ellos simplemente están tan espantados.
      O algunos de ellos intentan escaparse arrastrándose.
      Pero no hay escapatoria alguna de este lugar lleno de niños pequeños.
      Y así deambulan de aquí para allá, con sus rostros cubiertos de lágrimas y mocos. Se tropiezan los unos con los otros, y se lastiman. Sus venas se rompen y se llenan de hematomas.
      Extrañan a sus padres en este lugar espantoso y lloran de hambre y por pánico.
      Luego, les daré más detalles acerca del castigo que sufren los niños que pueden correr y hablar bien.
      Podría decirse que esto comprende más o menos desde los tres a los cinco años.
      Para estos niños, digamos desde que nacen hasta la edad de cinco años, la salvación para ellos dependerá en gran parte de la fe de sus padres, en especial la de su madre.
      Claro está, estos niños también tienen conciencia.
      Pero si no logran pasar este juicio de conciencia, ellos deberán ir al Sepulcro Inferior.
      A su vez, estos niños también serán agrupados conforme sus edades y ubicados y lugares espaciosos y oscuros.
      Estando allí, sólo correrán en vueltas como si estuvieran locos.
      Corren tratando de huir de los mensajeros del infierno que van tras ellos con estridentes.
      Estos mensajeros golpearan a los niños en sus espaldas con estos estridentes. Los pincharan como si fuesen cazadores frente a sus presas.
      Pero los niños continuarán corriendo con sus pequeñas piernas hasta finalmente llegar a un acantilado; debajo del cual, les espera agua hirviendo.
      Así que, se encuentran que no pueden saltar de tan rápidamente.
      Pero finalmente, saltan para poder librarse de los mensajeros del infierno que están pinchándoles.
      Saltan, y por un momento evitan el sufrimiento que de los pinchazos, pero pronto comienzan a sufrir el agua hirviendo.
      El agua hirviendo penetra en sus narices y bocas, pero tratan de mantener la cabeza fuera del agua al menos.
      Al ver semejante escena desde arriba, los mensajeros sólo se burlan de los niños.
      Hasta se burlan de sus padres diciendo, "¿Quiénes los enviaron al infierno? ¿Quiénes son sus padres? Vayamos y traigamos a sus padres también aquí para que vean esto".
      Después que los niños han sufrido por un tiempo en el agua hirviendo, son sacados de allí como peces que son pescados con anzuelos. Luego son colocados nuevamente en aquel lugar donde habían comenzado corriendo. Y todo el proceso comienza de nuevo.
      Así sucesivamente sin nunca llegar a acabarse.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo, ahora es el turno de los niños de seis años hasta que entran en la pubertad, hasta los doce años.
      Aquellos que mueran entre esas edades, serán colocados en un lugar donde hay un rio. Pero no es precisamente un rio de agua sino de sangre.
      Es un rio de sangre de las almas que están siendo castigadas en el Sepulcro Inferior.
      Todo su cuerpo es arrancado en partes y cortado, y la sangre sale a borbotones.
      Pero poco después, recuperan nuevamente sus cuerpos, y luego son arrancados y cortados y brota más sangre cada vez.
      Debido a que estas torturas no tienen fin y que son innumerables las almas que las sufren en el Sepulcro Inferior, es por eso que la sangre de ellos forma un rio.
      Aún aquí en la tierra, en el campo de batalla o ante una masacre, el derramamiento de sangre puede formar como un pequeño arroyo o charco.
      Esos lugares están llenos de olor a sangre y carnicería, y el hedor a muerte lo llena todo.
      Si eso sucediera en tiempo de verano, muchos insectos serian atraídos y eso causaría algunas enfermedades epidémicas.
      Pero en el Sepulcro Inferior, la sangre no sólo forma un charco, sino más bien, todo un rio.
      Los niños de 6 a 12 años son enterrados de pie alrededor de este rio de sangre maloliente.
      Si el pecado es mayor, se estará más cerca del rio y más profundamente enterrado.
      Aquellos que son colocados lejos del rio, no serán enterrados bajo el suelo.
      Pero con sus rostros pálidos, ellos continuarán escarbando el suelo con sólo sus manos en búsqueda de comida.
      Mas el suelo es muy duro y se lastiman las manos buscando y no consiguen nada.
      Se les salen las uñas de los dedos y las puntas de los mismo comienzan a sangrar.
      Al ir acercándose al rio, encontramos niños enterrados hasta la mitad.
      Estos también buscan algo que comer, y con suerte se alcanzan y comienzan a morderse entre ellos.
      Los niños con mayor maldad serán enterrados hasta el cuello y lo más cerca del rio posible.
      Estos sufrirán el espantoso y nauseabundo olor que emana del rio.
      Asimismo, peligrosos insectos que parecen como mosquitos saldrán del rio y les picotearán la cara.
      Ya que están enterrados, no podrán siquiera espantar estos insectos.
      A medida que son picados por estos insectos, sus rostros se irán hinchando por todo el veneno.
      Será tal la hinchazón, que quedarán irreconocibles.
      Pero el dolor no termina allí.
      Los mensajeros del infierno hablarán y se reirán entre ellos, permaneciendo al costado del rio.
      La risa de ellos es tan fuerte que les romperá los tímpanos a los niños.
      Estos mensajeros, vestidos con ropa como armaduras con objetos punzantes en ellas, se sentarán encima de los niños.
      También se pararán sobre ellos con sus calzados llenos de cosas punzantes.
      Esas partes punzantes, con solo rozarlos, les causarán heridas muy profundas.
      Se les arrancará el cabello con grandes mechones. La piel de sus cabezas se desprenderá y sus rostros serán desollados.
      Quizás se pregunten que clase de maldad pueden haber cometido esos niños para sufrir castigo tan cruel.
      Mas aún los niños más pequeños llevan el pecado original, y también cometen muchos pecados.
      La ley espiritual dice, "la paga del pecado es muerte", y eso es valedero para todos, sin importar la edad.
      A mayor maldad cometida, peor castigo se recibe.
      En 2 Reyes 2:23-24, vemos un ejemplo de cuán crueles pueden ser incluso los niños, y cuán espantosa la retribución también.
      Mientras Eliseo, un siervo de Dios, se alejaba de Jericó e iba camino a Betel, cuando unos muchachos le salieron al encuentro y se burlaron de él.
      Finalmente, Eliseo los maldijo, y salieron dos osos y despedazaron a cuarenta y dos de esos muchachos.
      Las almas de esos niños que murieron, han sido enterradas hasta el cuello, bien cerca del rio de sangre.
      Eliseo no sólo maldijo a esos muchachos porque le habían dicho un par de palabras burlándose de él.
      Ellos habían seguido a Eliseo por un tiempo, continuamente se burlaban de él, y no lo hacían sólo verbalmente.
      Yo recuerdo mi niñez. Cuando los niños malvados se reunían y acosaban a alguien; no lo hacían únicamente con palabras.
      También le arrojaban piedras, los hacían tropezar o hasta le pegaban con palos.
      Esa clase de cosas también sucedían miles de años atrás, aún cuando todavía había algo más de bondad que hoy en día.
      No obstante, le estaban haciendo pasar un mal momento a un adulto, a un profeta de Dios, a alguien que manifestaba el poder de Dios.
      Podemos observar cuán malvados eran esos niños que la maldición de Eliseo se cumplió inmediatamente.
      Algunos niños entre los 6 y los 12 años de edad reciben juicio de conciencia, aún así la mayoría son salvos debido a su propia fe.
      Estos niños en el Sepulcro Inferior están recibiendo esos castigos atroces como consecuencia de sus propios pecados.
      Hoy en día, si miramos las noticias, podemos observar que los niños de hoy están mucho más sumidos en la maldad que antes. Y como estamos en los tiempos finales y todo está lleno de pecado, ¡cuánto más nos sorprenderemos de la maldad que cometerán esos niños!
      Por ejemplo, hacen a un lado e intimidan a un niño simplemente porque no les cae bien.
      Golpean a otros niños, les roban su dinero, y debido a ese momento tan duro, algunos cometen suicidio.
      Incluso en la escuela primaria se cometen delitos y se forman bandas de matones.
      Hasta algunos de ellos matan personas por sólo un poco de dinero.
      Lo más espantoso de todo esto, es que esos niños no sienten el más mínimo remordimiento al hacer tales cosas.
      Ese es el mundo de hoy. Los niños, que se supone que deberían ser más puros que los adultos, están tan contaminados de pecado.
      Ahora bien, ¿no sienten que deben convertirse en la luz y la sal para ese mundo?
      En el próximo sermón de esta serie, les explicaré los cuatro niveles de castigo que sufren las personas después de la pubertad.

      Conclusión

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, permítanme concluir con mi mensaje, en especial aquellos que son padres, ¿qué pasa con sus hijos?
      ¿Sus hijos han sido separados de las tinieblas de este mundo y han sido criados como hijos de fe?
      Si no fuese así, es mi anhelo que primeramente puedan examinarse ustedes mismos.
      Los hijos son como espejos que reflejan la imagen de los padres.
      Por ejemplo, Samuel fue entregado al Templo, ni bien fue destetado.
      De muy niño, él escuchó la voz de Dios, y más tarde se convirtió en un gran líder para Israel.
      Su madre, Ana, permaneció firme con respecto a Samuel, y actuó en fe.
      Ella hizo un pacto con Dios, si Él le daba un hijo, ella se lo daría a Dios.
      Ella permaneció fiel a su pacto, y no cambió de su corazón cuando Samuel nació. Ella entregó a Samuel a Dios.
      Lo más importante al criar hijos en la fe es que los padres permanezcan firmes ante Dios.
      Pues ellos deben dar el buen ejemplo.
      Si los padres aman a Dios, leen la Palabra, y oran sin cesar, entonces sus hijos harán lo mismo.
      Si los esposos se sirven mutuamente y a sus hijos, estos también servirán y amarán a los demás.
      Por supuesto, que los padres deben tener un corazón sincere al hacer esto para poder influenciar a sus hijos. .
      Del mismo modo, cuando los padres verdaderamente consagran sus hijos a Dios, Dios cuidará de ellos y no permitirán que se descarríen.
      Desde que aceptamos al Señor, mi esposa y yo hemos criado a nuestras tres hijas en la fe.
      Siempre nos esforzamos por darles un buen ejemplo de fe.
      Siempre damos lo mejor de nosotros en la adoración, ofrendas y servicio en el Reino de Dios.
      Nunca hemos tenido una discusión en casa donde se levante la voz.
      También hemos infundido fe en el corazón de ellas reconociendo a Dios en todas las cosas, desde que ellas eran muy pequeñas.
      Incluso cuando han estado enfermas, no las hemos llevado al hospital ni les hemos dado remedios.
      Sino que oramos a Dios con fe, y ellas eran sanadas por Dios.
      Por otro lado, no es que no les hayamos prestado atención por estar nosotros ocupados, y lo dejábamos todo en manos de Dios.
      Nosotros realmente nos esforzamos para hacerles sentir que Dios y sus padres las amaban. Les enseñé a amar a Dios por sobre todas las cosas.
      Y como resultado, ahora que han crecido, podemos ver que ellas eligen el camino de la fe en cada situación de sus vidas.
      Amados padres, aún los bebés pueden orar si ustedes les enseñan a hacerlo.
      Ellos cerrarán sus ojitos y con las manos juntas, exclamarán, ¡amén!
      Si están llenos del Espiritu Santo, aún los niños en el jardín de infantes se arrepentirán con lágrimas y hablarán en lenguas.
      A los niños de la escuela primaria les encanta leer la Biblia, y algunos de ellos también han leído parte de mis libros.
      Anhelo que guíen a sus hijos con amor y perseverancia para que ellos aprendan a reverenciar a Dios.
      Del mismo modo, los exhorto a que conviertan en muros de amor que contengan a sus hijos y los mantengan lejos de este mundo tan duro.
      No querrán siquiera imaginarse a sus hijos cayendo en un infierno tan espantoso como el que les describí.
      El Salmo 127:3 dice, "He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre."
      Oro en el nombre del Señor para que cumplan con todas sus responsabilidades como padres con amor y dedicación, y que puedan decir ante Dios, "He guiado a esa preciosa alma tuya hacia Ti"; y así sean merecedores de gran galardón.

      [Amén]


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