• Perspectiva Bíblica del Matrimonio (1)

    [1 Corintios 7:7-9, 25-38]

    02-08-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje bíblico

      [1 Corintios 7:7-9, 25-38]

      [1 Corintios 7-9]
      7"Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
      8Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;
      9pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando".
      [1 Corintios 25-38]
      25"En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
      26Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está.
      27¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte.
      28Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.
      29Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen.
      30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen;
      31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
      32Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor;
      33pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.
      34Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.
      35Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
      36Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case.
      37Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace.
      38De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor".

      Mientras más se acerca el fin, se incrementan en el mundo el pecado, la maldad, y las tinieblas. El desenfreno prevalece y el amor se enfría. Las personas ya no se esfuerzan ni se sacrifican, sino que son impacientes, se traicionan unos a otros, y van tras el placer.
      Frecuentemente escuchamos noticias acerca de cosas inmorales que hace 40 o 50 años atrás no podríamos haber imaginado. Las personas se están manchando con más pecados y tinieblas, por lo cual no deberíamos asombrarnos por las terribles noticias.
      Una de las cosas que mejor caracteriza a esta época es el cambio en la perspectiva acerca del amor entre un hombre y una mujer, así como también del matrimonio.
      El mundo se ha convertido en un lugar sexualmente muy inmoral y corrupto. Las personas van tras la lujuria para mancharse a sí mismos, pensando que eso es amor. Las parejas comienzan a salir juntos a muy temprana edad y no guardan su integridad sexual. Si acaso la chica resulta embarazada, matan a su propio hijo.
      Muchas personas se casan y se divorcian con facilidad, sin pensar en el dolor que causan a sus hijos. Algunos incluso piensan que la formalidad del matrimonio es muy inconveniente, por lo tanto se unen y viven juntos, y luego se separan muy fácilmente.
      Pero los hijos de Dios por ninguna razón deben seguir este camino de tinieblas, sino que debemos mantener nuestros cuerpos y corazones santos y puros, tal como Dios desea. Nuestro propósito en la tierra no debe ser el de beber y comer, sino que debemos poner nuestra esperanza en el Reino de los Cielos.
      Hoy les hablaré acerca de la perspectiva bíblica del matrimonio. No solamente los solteros, sino también quienes ya están casados y han formado una familia, deben entender esto con claridad.
      Les insto en el nombre del Señor que vivan una vida valiosa en el Señor y una vida hermosa en los ojos de las personas con la práctica de estas enseñanzas.

      Mensaje

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      En el principio Dios creo al hombre a Su propia imagen. Él creó al hombre y a la mujer y les permitió llegar a ser uno y formar una familia por medio de la multiplicación e incremento en número.
      En la promesa de la Cultivación Humana, a través de la cual Él quería ganar verdaderos hijos, les permitió dar nacimiento a muchos hijos y propagarse por la Tierra. Por tanto las personas piensan que es normal encontrar una pareja y casarse cuando han alcanzado una edad madura.
      El esposo y la esposa, quienes se han convertido en un solo cuerpo, tienen que vivir juntos, con temor de Dios y cultivando amor verdadero y espiritual. Pero lo que agrada a Dios en realidad es algo completamente diferente al pensamiento general.
      En la primera parte del pasaje de hoy en 1 Corintios 7:7 encontramos la voluntad de Dios para este asunto, la que dice: "Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo (el Apóstol Pablo)...". Lo que Pablo dijo es que él quería que cada uno sea devoto del Señor sin tener que casarse.
      Luego en 1 Corintios 7:26 él dijo: "Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está".
      Desde que Jesús vino, el Nuevo Testamento es un tiempo de dolor, a diferencia del Antiguo Testamento. Es decir, ya que la segunda venida del Señor está cerca, todos los creyentes deben tener su enfoque en el Señor, Quien regresa nuevamente.
      El apóstol Pablo realmente vivió sólo para el Señor sin haberse casad, y por eso él podía disponer de libertad para ir por todas partes a predicar el Evangelio.
      Pero no se debe mal interpretar esto ya que no significa que era permitido casarse en los días del Antiguo Testamento y que no lo es en el Nuevo Testamento a causa de la segunda venida del Señor que está cerca.
      Ya sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, lo correcto es casarse en el Señor, pero si usted que quiere vivir para el Señor sin tener que casarse, eso es algo aun más bendecido. Por supuesto que muchos patriarcas se casaron y tuvieron hijos según la Promesa de la Cultivación Humana. Patriarcas como Abraham, Isaac, y Jacob se tuvieron que casar para tener muchísimos hijos a fin de formar la nación de Israel.
      Como es también el caso de Moisés, él vivió una vida fácil y dura a la vez al guiar a tantas personas, de modo que necesitaba alguien de buen corazón quien pudiera servir y ayudar a Moisés. Entonces Dios preparó la mujer idónea para él.
      Sin embargo en ninguna parte de la Biblia se especifica que profetas tales como Elías o Eliseo se hayan casado, pues ellos no tuvieron que hacerlo. Más bien, estando solteros, llevaron la Palabra de Dios las veces que lo deseaban.
      Tenemos asimismo el caso de Juan el Bautista, quien preparó el camino del Señor y dedicó toda su vida a Dios para cumplir con su deber. Jesús dijo acerca de él que era el mayor de los hombres nacidos de una mujer.
      En el caso del Apóstol Pedro, el discípulo de Jesús, la Biblia declara que él si tenía una esposa.
      En 1 Corintios 9:5 leemos: "¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?" Al leer este verso podemos darnos cuenta que otros apóstoles, a parte de Pedro, también se casaron.
      Si ellos hubieran conocido a Jesús a temprana edad en sus vidas, no hubieran deseado tener una esposa, ya que ellos estaban dedicando toda su vida como apóstoles.
      ¿Y qué de la profetisa Ana? Ella enviudó a los siete años de matrimonio. Perdió a su marido a una edad joven, y hubiera podido casarse de nuevo. Pero por causa de su amor a Dios, vivió sola quedándose durante mucho tiempo en el Templo en lugar de buscar un nuevo marido. Ella pasó 84 años en el Templo, ayunando y orando, sin casarse otra vez. Por ser una mujer de tal dedicación, recibió la gracia para reconocer al bebé Jesús que vino como el Salvador.
      Igualmente, muchas personas piensan que casarse es algo natural, pero la Biblia no lo enseña así. Aquellos entre ustedes presentes o entre quienes están asistiendo al servicio a través de las transmisiones, que no hayan leído la Biblia cuidadosamente, podrían sentir que este mensaje es poco común.
      Estas no son mis palabras, sino que son las Palabras de Dios escritas en la Biblia, la Voluntad de Dios de la que el Apóstol Pablo escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo. De hecho, no muchos pastores predican este tipo de sermón en la actualidad porque no hay muchos creyentes que aman al Señor al punto de estar dispuestos a aceptar el mensaje.
      En Mateo 19:11-12 dice: "11Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba".
      Los "eunucos por causa del Reino de los Cielos" son aquellos quienes han dedicado sus vidas al igual que el Apóstol Pablo, permaneciendo solteros. Escoger el hecho de permanecer solteros es algo de mucha bendición para los creyentes, pero no todos pueden recibir ese don.
      Si uno no tiene esperanza completa en la Nueva Jerusalén, o si no puede vivir solamente de acuerdo a la Palabra de Dios, entonces quizás le resulte difícil escuchar este mensaje, mas si se está lleno de esperanza por la Nueva Jerusalén y anhelando la santidad con fe, entonces ciertamente recibirá esta Palabra.
      Jesús dijo: "El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba". Ustedes pueden recibir esta Palabra con gozo y pueden escoger el camino de mayor bendición ya que han aprendido claramente acerca del Reino de los Cielos y anhelan fervientemente la Nueva Jerusalén.
      Si ustedes pueden poner la Nueva Jerusalén antes que cualquier deseo, no tendrán deseo por ninguna cosa preciada en este mundo. En realidad sé que hay muchos entre ustedes que han escogido este camino.
      Pero no estoy diciendo que ustedes deben hacer un voto sin la consideración suficiente, ofreciendo sus vidas al Señor sin casarse. ¡Si ustedes pueden mantener este voto, eso les será de gran bendición! Pero si ustedes cambian de opinión luego de haber hecho el voto, eso les traerá grandes pruebas.
      Si ustedes no tienen la confianza necesaria en sus corazones, en lugar de hacer un voto a la ligera, deben cultivar un corazón verdadero con anhelo y oración.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Escudriñemos ahora más específicamente por qué la Biblia nos insta a no casarnos.
      La primera razón está descrita en el verso 28 del pasaje bíblico de esta noche que indica que quienes lo hagan tendrán aflicciones.
      1 Corintios 7:28 dice: "Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar".
      Hace mucho tiempo atrás, cuando las hijas se casaban eran llevadas a lugares distantes, entonces los padres no podían estar contentos porque las extrañaban y se preocupaban de si ellas serían amadas por la familia política, o si tendrían dificultades.
      Pablo se preocupaba por los creyentes al igual que el corazón de los padres al despojarse de sus hijas en matrimonio. Él se preocupaba por los conflictos del matrimonio.
      ¿Por qué razón dijo Pablo que hay aflicción en el matrimonio?
      Primero: porque el amor humano cambia.
      Durante un noviazgo las parejas buscan el beneficio del otro primero y piensan que su amor va a durar por siempre.
      Debido que se aman tanto durante el noviazgo, piensan que van a continuar siendo muy felices al contraer matrimonio, pero la realidad es distinta. El amor humano ciertamente cambia con el pasar del tiempo.
      Cuando se casan dos personas con personalidad y formación diferentes, quienes han sido educados en hogares distintos, estas ciertamente tendrán conflictos. Por supuesto que al principio todo parece bueno, incluso lo que no es, pero con el transcurso del tiempo, mientras la devoción y el amor se apagan, ellos empiezan a fijarse más, incluso en los detalles insignificantes.
      Antes del matrimonio, si la persona dejaba caer algo de su boca durante una comida, o si olvidaba algo en algún lado, todo era comprendido. Pero mientras transcurre el tiempo estando juntos, dejar caer comida de la boca es algo absurdo.
      Si no colocan las cosas en el lugar indicado, más aún después de que la otra persona lo ha solicitado por varias ocasiones, llegan a frustrarse.
      Mientras están en el noviazgo hacen lo que le agrada a la otra persona y le muestran solamente sus virtudes. Pero una vez que se casan desean que el cónyuge cumpla sus deseos y dejan de mostrar solamente sus virtudes.
      Ellos empiezan a lastimar los sentimientos del cónyuge con sus palabras grotescas y algunos incluso hacen uso de la violencia o del abuso físico. Sí, no solamente las esposas experimentan maltrato, ¡pues hay esposos a los que también los golpean!
      Antiguamente la gente solía decir que el aburrimiento en el matrimonio llega después de muchos años de estar casados, pero en la actualidad no es así, pues algunos se convierten en enemigos durante la luna de miel.
      En algunos casos el hombre corteja a la mujer por muchos años, diciéndole palabras muy dulces. Él le expresa que no puede vivir sin ella, y algunos hasta amenazan con quitarse la vida si la mujer no se casa con ellos.
      Cuando finalmente se casan él empieza a maltratar a la esposa desde el día mismo de la celebración del matrimonio; él cambia de mentalidad una vez que consigue lo que quiere.
      ¡Este es el amor humano! Un cambio de parecer en un momento dado aún después de haber amado a una persona por muchos años. ¡Y jamás deben creer en el amor a primera vista! Eso equivale a decir que la persona tiene deseo por su apariencia física, pero no tiene interés alguno en sus sentimientos.
      En 2 Samuel 13 encontramos un incidente que claramente demuestra el fin precario del amor humano: un príncipe llamado Amnón se enamoró tanto de su media hermana, la princesa Tamar, al punto de enfermar de amor.
      Cuando el amigo de Amnón se enteró de esto, le diseñó un plan para que hiciera que Tamar llegue a su casa. Entonces él invitó a Tamar según el plan, y luego la forzó a acostarse con él. Ella le pidió que no lo hiciera ya que podía pedirla como esposa a su padre, pero él no la escuchó sino que dio rienda suelta a su lujuria.
      ¿Qué pasó inmediatamente después?
      En 2 Samuel 13:15 leemos: "Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate, y vete".
      El la amó al punto de enfermar, pero después de haber tenido su cuerpo, llegó a odiarla mucho. Luego echó a Tamar de la habitación mientras ella lloraba por su vergüenza al caminar por en medio de los sirvientes.
      ¡Qué corazón tan perverso! Si bien es cierto el caso de Amnón es extremo, pero su esencia es la misma; el amor humano cambia. Aunque usted ame mucho a una persona durante el noviazgo, con el pasar del tiempo el amor se apaga, y hasta se puede llegar a odiar a esa persona por varias razones.
      Las parejas que tienen un corazón relativamente bueno intentarán vivir juntos en armonía.
      Cierta red de televisión realizó una investigación con las esposas. La pregunta que se les hizo fue: "¿Se volvería a casar usted con su esposo si tuviera que casarse nuevamente?"
      ¿Cuál creen que fue el resultado? Solamente 4% de las esposas dijeron que sí lo harían.
      El resto de mujeres dijeron que se casarían con otro hombre o que sencillamente no se casarían. Algunas dijeron que solamente saldrían con un hombre, pero que no se casarían con él, y otras dijeron que no desean casarse porque odian a los miembros de la familia del esposo.
      Tal como en este caso, cuando las parejas tienen dificultades en el matrimonio, la causa de estas no siempre son ellos mismos. Cuando una persona no siente agrado por los padres o miembros de la familia del cónyuge, se dan muchas dificultades.
      Los miembros de la familia política se oponen a la boda, pero los novios piensan que pueden superar todo con amor firme, pero después del matrimonio ellos sufren mucho. Existen parejas que se han divorciado a causa de las malas relaciones con la familia política, a pesar de que ellos no han tenido problemas en sí.

      Hermanos y hermanas,
      Hemos analizado que hay dificultades en el matrimonio a causa del humano que cambia, pero estas dificultades no son para el mundo secular solamente, pues los creyentes también tienen problemas similares.
      Si usted se casa y llega a formar parte de una "familia", ciertamente tendrá conflictos. Por supuesto que los creyentes, quienes conocen la verdad, tratarán de asumir la falta aun cuando hallen faltas en los demás.
      Ellos intentan cambiar y tener amor espiritual, pero debido a que aún no han alcanzado el espíritu en ellos, pasarán por pruebas al punto en el que sobresale la carne. Aún así, cuando se dan estos problemas físicos, se pueden soportar el uno al otro.
      El mayor problema se da cuando la espiritualidad de cada persona es diferente. El ejemplo más común es el de las esposas que sufren persecución a causa de un esposo que no es creyente. Cuando la esposa acepta al Señor y empieza a asistir a la iglesia, algunos esposos dejan de proveer para los gastos de vida, o abusan de sus esposas física o verbalmente.
      Supongamos que ellos tienen una medida de fe similar al casarse, pero si uno de los cónyuges se torna muy entusiasta con respecto a la fe, puede empezar a tener problemas. Por ejemplo, la esposa desea asistir solamente al servicio dominical matutino, pero el esposo empieza a asistir a los servicios de adoración y a las reuniones nocturnas de oración, viviendo así una vida cristiana muy apasionada.
      De pronto la esposa empieza a sentirse un tanto decepcionada de su esposo y entonces le causa dificultades. Por supuesto que si el esposo ama a su esposa sabiamente y la sirve, entonces ella también cambiará rápidamente.
      Pero si el esposo no es lo suficientemente sabio, o si la esposa tiene un corazón desconsiderado, entonces él sufrirá por mayor tiempo. Cuando la esposa tiene una fe más firme que la del esposo, ella podría sufrir, al igual que el ejemplo anterior.
      Aunque ambos tengan una buena medida de fe, la vida de cada uno está sujeta al otro. Por ejemplo, digamos que el esposo desea entregar una gran cantidad de dinero como ofrenda para el servicio devocional.
      O digamos que él ha recibido gracia abundante de Dios y el anhelo de llegar a ser un misionero en el extranjero, ¿puede él hacer las cosas de acuerdo a sus anhelos solamente? Antes de casarse él podía disponer de su vida entera, pero ahora la situación es diferente.
      Primeramente debe pensar en la situación de su familia, y además debe consultar con su esposa. Lo indicado sería que la esposa considere el anhelo del esposo, pero si es al contrario ella sufrirá mucho y la paz familiar se quebrantará.
      Asimismo, ya que Dios dijo que el esposo y la esposa son una sola carne, ellos también lo son en lo espiritual, de modo que el esposo también sufre con ella. Por ejemplo, la esposa ha preparado la vasija para recibir bendición, pero el esposo no está llevando una vida correcta ante Dios, entonces ambos sufren por ello.
      A veces la esposa tiene fe y un buen corazón, pero se encuentra padeciendo de una enfermedad debido a que está conectada con su esposo con un cordón espiritual. Como pastor me apena mucho ver estos creyentes.
      Sería bueno que tuvieran la libertad de sus vidas en fe, pero las situaciones no lo permiten. Aquellos que han experimentado estas aflicciones quizás se den cuenta por completo de lo que es bueno en verdad en la fe.
      Ellos probablemente piensen que si hubiesen tenido la fe que tienen ahora cuando se casaron, quizás habrían decidido vivir solamente para el Señor. Otros piensan que no permitirán a sus hijos sufrir de la misma manera y cuando hablan con jóvenes solteros les aconsejan que es mejor permanecer sin casarse.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Segundo: es mejor no casarse porque al hacerlo se divide el corazón.
      Lo que Dios más anhela de parte de sus hijos es un corazón que lo ame primeramente a Él.
      Deuteronomio 6:5 dice: "Y amarás a JEHOVÁ tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas". El tipo de hijos verdaderos que Dios anhela son aquellos que aman a Dios con todo su corazón, mente, alma, ser, sabiduría, y vida misma.
      Si ustedes deciden permanecer solteros por causa de su amor a Dios, entonces probablemente llenarán sus corazones con la esperanza del Cielo pensando solamente en Él. Por el contrario, si ustedes se casan, su corazón se dividirá.
      1 Corintios 7:32-34 dice lo siguiente: "Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 33pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. 34Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido".
      La verdad es que muchos de aquellos que han sido muy entusiastas en su vida de fe mientras estaban solteros, cambian de actitud al casarse. Ellos se manchan con la vida carnal y dejan de orar. Luego empiezan a adoptar las cosas del mundo, una por una, acarreando así pruebas sobre sus vidas.
      Aunque su fe no cambie mucho, ciertamente habrá diferencia entre el antes y el después del matrimonio. Antes ellos podían enfocarse siempre en la obra del Señor, podían trabajar con libertad para el Señor, ya sea desde temprano en la mañana o hasta muy tarde en la noche.
      Pero después del matrimonio ellos están ligados a su familia. Si buscan el beneficio de la esposa y le permiten trabajar libremente para el Señor, entonces puedo decir que es un caso relativamente bueno.
      No obstante, no importa cuán considerada sea la esposa, la tarea básica del esposo es la de proveer el sustento para la familia, y la esposa tiene la responsabilidad de cuidar de él. Ellos ya no pueden descansar en cualquier momento que deseen, ni pueden trabajar para Dios como desean, pues ahora tienen que considerar la situación de la familia.
      Antes de casarse ellos podían refrescar sus mentes y cuerpos trabajando libremente para el Señor durante los feriados nacionales o las vacaciones, pero ahora les es necesario cuidar de la familia. En calidad de esposa, esposo, nuera, o yerno, ellos además deben cuidar de la familia política.
      Asimismo, una vez que se casan su corazón se dividirá al igual que su tiempo y dinero. No estoy diciendo que es incorrecto cuidar de la familia. Si usted contrae matrimonio adquiere esa responsabilidad y es obvio que debe cuidar de los miembros de la familia.
      De este modo usted expresará su fidelidad a la casa de Dios, pero si usted tuviese que escoger, lo más beneficioso en lo espiritual sería que dedique su tiempo, dinero y esfuerzo al Señor.
      Les dije que es bueno si el esposo y la esposa tienen una fe firme y cultivan el amor espiritual. Así permitirían que el cónyuge interceda más y que acumule recompensas para que puedan ir a la Nueva Jerusalén.
      Así también podrán tener un buen nivel de fe, llegando a ser amigos espirituales. Pero de hecho, no es común encontrar este tipo de personas. Si ambos han alcanzado este tipo de fe, ellos estarían satisfechos con el Señor de modo que no sentirían la necesidad de casarse en primera instancia.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Permítanme insistir una vez más en que no estoy diciendo que ustedes no deben casarse bajo ninguna circunstancia. Simplemente estoy explicando lo que es de mayor beneficio para aquellos que tienen fe y esperanza por el Reino Celestial.
      Aquellos que ya están casados pueden apoyarse el uno al otro para alcanzar una mejor morada celestial, y pueden cultivar el amor espiritual. Deben amar al esposo o esposa como a sí mismos, mientras aman preeminentemente a Dios para así tener una familia bendecida, como la que tuvo Cornelio.
      Aunque la fe su cónyuge sea tan frágil, él o ella sigue siendo el cónyuge que usted escogió con amor. Por lo tanto, usted debe orar y servir a su cónyuge sacrificándose a sí mismo de modo que juntos puedan ir a una hermosa morada celestial.
      Si su cónyuge ha fallecido, lo mejor sería que usted se decida servir únicamente al Señor. Lo mejor es que los solteros no se casen, pero si deciden hacerlo debido a una situación personal, entonces están en total libertad para ello.
      Por ejemplo, digamos que cierta hija tiene fe, pero no le es posible asistir a la iglesia con libertad por causa de una dura persecución por parte de sus padres. En este caso, esta hija decide casarse con un hermano que tiene una fe firme para así poder asistir a la iglesia con mayor libertad. Asimismo, este yerno servirá a sus suegros con sabiduría y de manera amorosa, de modo que ellos también cambien.
      Otro caso puede ser el de una madre que tiene fe, quien anhela que su hija no sufra las aflicciones del matrimonio sino que se dedique a servir al Señor con pureza. Sería excelente que esta hija viva para el Señor únicamente, tal como lo desea su madre. Pero si su padre, quien no tiene fe, desea mucho que esta hija se case, entonces en esta situación la madre no debe sentir el peso en su corazón pensando que no sería correcto permitir que su hija se case.
      1 Corintios 7:38 dice: "De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor". Los padres quizás escojan lo que consideren mejor, pero en ciertas circunstancias ellos podrán permitir que sus hijos se casen.
      Por supuesto que en la actualidad la voluntad de los hijos es más importante que la de los padres, a diferencia de los días pasados. Si los hijos tienen la fe para no casarse, ellos pueden tomar esa decisión.
      1 Corintios 7:9 dice: "pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando".
      La razón por la que no conviene casarse es porque permite tener la libertad para vivir una vida apasionada en fe, pero aunque el entorno y las condiciones sean buenos, no podrán entrar en lo espiritual tan sólo por el entorno.
      Lo más importante es tener determinación y esforzarse para llegar a la santificación. Si no lo intentan no podrán entrar a la Nueva Jerusalén por el sólo hecho de no haberse casado. Si no casan a causa de la opinión de las demás personas, pero cometen pecados al no poder controlarse a sí mismos, lo mejor es que se casen.
      Pero al casarse es necesario que recuerden lo siguiente:
      Primero: ellos no deben casarse con una persona que no es creyente.
      2 Corintios 6:14 dice: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
      En varias ocasiones, cuando los creyentes se han casado con no creyentes, estos dicen que el futuro cónyuge ha prometido asistir a la iglesia después del matrimonio, y dicen que es algo bueno ya que les permitirá casarse con alguien a quien aman y a la vez llevar a esa persona a la Salvación.
      Pero en realidad es muy peligroso casarse con la esperanza de ese tipo de promesa. Hay muchas personas que mienten sólo para poder casarse, pero una vez casados, rompen la promesa. Quizás asistan a la iglesia un par de veces al principio, pero la fe no es algo que se adquiere en corto período de tiempo, así que pronto dejan de asistir.
      Algunos incluso empiezan a evitar que su cónyuge asista a la iglesia e inician una persecución.
      ¿Es correcto casarse si su futuro cónyuge asiste a la iglesia desde antes del matrimonio?
      La respuesta a esto la obtendrá al ver a los nuevos creyentes a su alrededor.
      Aunque lleven varios meses o incluso años asistiendo a la iglesia, quizás cambien de opinión en cualquier momento a menos que hayan recibido al Espíritu Santo y que tengan una buena medida de fe.
      Además, como lo expliqué anteriormente, ustedes tendrán conflictos al punto que estas pueden presentarse por la diferencia en la medida de fe de ambos. A veces, el que tiene mayor grado de fe empieza a comprometerse, pero su fe quizás disminuya y se haga tibia.
      Por lo tanto, si usted en realidad desea casarse, es muy importante que ore por su futuro cónyuge de antemano. Usted debe pedirle a Dios una persona que tenga una medida de fe similar a la suya, y que tenga pasión por la Nueva Jerusalén.
      Segundo: debe recordar que debe mantener su cuerpo y su mente puros hasta llegar al matrimonio, lo cual concierne igualmente a hombres como a mujeres.
      En el caso de la Virgen María, ella no se acostó con José ni siquiera después de estar comprometida con él. En el caso de los judíos, comprometerse era casi igual a casarse. No obstante, ellos mantuvieron su castidad hasta llegar al matrimonio.
      Esto debería ser igual en la actualidad. Aunque se comprometan en matrimonio, deberían guardarse hasta el día de la celebración del matrimonio. No es correcto decir que se han acostado antes de casarse por el amor que se tienen, pues eso sería engañar a la otra persona, y también a sí mismo.
      Si usted en realidad ama a la otra persona y desea invertir el resto de su vida junto a ella, no debería pedirle a esa persona que satisfaga su lujuria tan sólo porque usted no puede ser lo suficientemente paciente por un período tan corto de tiempo hasta la ceremonia matrimonial.
      ¡Eso no es amor, eso es lujuria de la carne! Amor verdadero es cuidar de la otra persona y mantenerla en pureza hasta el matrimonio. Si esa persona guarda un amor tan fiel, será para usted una persona de verdad también.
      Estos son novios y novias llenos de sabiduría, de quienes se puede tener certeza de que no cambiarán después del matrimonio. Pero el amor humano cambia con facilidad. Tal como el caso de Amnón que les mencioné, el amor humano se muestra ferviente por fuera, pero en realidad es impuro, eventualmente cambia y causa dolor.
      Si usted entrega su cuerpo antes del matrimonio y luego contrae matrimonio, entonces es un caso relativamente afortunado. Algunos de ustedes tienen preocupaciones porque no se mantuvieron puros antes del matrimonio.
      Si eso sucedió cuando ustedes no tenían fe, y luego decidieron llegar a ser marido y mujer, eso no les robará su Salvación. Pero eso no es algo correcto ante los ojos de Dios, y significa que ustedes tienen una mancha en su fe.
      Si usted reconoce su falta después de haberse casado, podrá arrepentirse de verdad, circuncidar su corazón diligentemente, y correr hacia la Nueva Jerusalén. Si usted se sumerge en el espíritu haciendo esto, su mancha será borrada. Pero habrá pruebas hasta alcanzar este nivel, y tendrá que asumirlas con gratitud.
      Mas si se acuestan apresuradamente antes de casarse, crearán un gran muro de pecado. La verdad es que hay muchas personas que traicionan a su pareja luego de haberse acostado con ella. En algunos casos rompen la relación incluso después de haber conocido a los padres, de haberse comprometido, y de haber fijado una fecha para la ceremonia.
      En las cartas que muchos de ustedes me escriben solicitando consejo leo acerca de estas relaciones rotas de personas que han cometido este pecado diciendo que se casarían. Se engañan a sí mismos y engañan a los demás a pesar de escuchar tantas Palabras de Verdad, de experimentar el Poder de Dios, y de confesar que tienen fe.
      Además conocen lo que son las obras evidentes de la carne, que es un gran pecado caer en la tentación incluso después de conocer la Verdad y de experimentar la Gracia de Dios. Si usted va tras su lujuria aún después de conocer la Verdad, entonces parece que va por el camino de muerte.
      Algunos dicen haber confiado en la persona que los traicionó, pero la verdad es que están sufriendo por no haber hecho lo correcto ante Dios.
      ¿Qué harán entonces los jóvenes si tienen fe y sabiduría?
      Jamás deben pedir o entregar el cuerpo sólo por tener una promesa de matrimonio. Si su pareja dice que lo ama pero le pide algo que no es correcto de acuerdo a la Verdad, entonces usted debería darse cuenta rápidamente de que su pareja no es una persona veraz.
      Si él o ella se desilusionan o si su amor se apaga porque usted no concede su petición, lo mejor será que no se case con aquella persona.
      Además, si usted cambia de pareja constantemente y entrega su cuerpo con facilidad a pesar de no estar comprometido, significa que está cometiendo obras evidentes de la carne.

      Hermanos y hermanas,
      Algo más que se debe recordar es que la iglesia no es un lugar para hacer citas con alguien, sino que es un lugar para adorar a Dios.
      El propósito de las reuniones en la iglesia es de reunirse en el nombre del Señor y de llevar a las almas hacia la Salvación. Si usted está planificando casarse, y cuando se reúne en el nombre del Señor, tiene que discernir con qué tipo de corazón lo está haciendo.
      Si usted viene a las reuniones con el objetivo de buscar una cita o a alguien con quien pueda posiblemente casarse, ¿cómo podría Dios aceptar su corazón? Cuando viene a la iglesia tiene que hacerlo para glorificar a Dios.
      Aunque usted está en busca de un cónyuge, no debe hacerlo según sus pensamientos sino que debe dejarse guiar por el Espíritu Santo a través de la oración, y tanto usted como la otra persona deben recibir la misma dirección.

      Hermanos y hermanas,
      También hay asuntos concernientes al acto de volverse a casar, y acerca de casos en los que está permitido el divorcio en la Verdad, pero no me es posible hablar de ellos en detalle ahora.
      Para aprender de estos casos pueden referirse al libro titulado "Estudio de 1 Corintios".

      Conclusión

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      En 1 Corintios 7:35 leemos: "Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor".
      (Al hablar de "impedimento" se refiere a no tener que dividir el corazón; a no tener ningún conflicto).
      ¡Dios el Padre siempre anhela darnos lo mejor! Pero Él no puede simplemente darnos ni obligarnos a que tomemos el camino a la bendición ya que todo debe ser en acuerdo a la justicia.
      Él simplemente puede mostrarnos con claridad el camino a la bendición y ayudarnos a caminar por él, y con respecto al matrimonio ocurre lo mismo.
      Dios no nos obliga a casarnos o a que no lo hagamos. Debido a que tenemos libre albedrío, es bueno que nos casemos en el Señor, y es aún mejor que no lo hagamos para que podamos servir únicamente al Señor.
      Pero Dios nos está permitiendo conocer que para aquellos que anhelan la Nueva Jerusalén, lo mejor es que no se casen de modo que puedan acercarse a Él sin impedimento.
      Ya sea que usted esté o no casado, lo más importante es que su corazón ame a Dios en primer lugar. La razón por la que usted determina no casarse no debe ser algo diferente a su amor por Él.
      Si usted toma la decisión de quedarse soltero para Dios, Él ciertamente lo guiará hacia la Nueva Jerusalén. Le enseñará las cosas que no comprende y le dará paz, así como también fortaleza, para que pueda hacer incluso las cosas que no logra hacer por sus propias fuerzas.
      Dios lo guiará a la Nueva Jerusalén al ver su determinación porque usted le está entregando al Señor algo muy precioso.
      Si usted en realidad tiene esperanza por la Nueva Jerusalén, le animo a que sea sabio y bendecido lo suficiente para escoger aquello que es mejor.
      Asimismo, aquellos que ya están casados, deben amar a Dios en primer lugar, más que a su esposo o esposa.
      ¡Yo ruego en el nombre del Señor que todos ustedes cultiven este tipo de corazón, y que se adornen a sí mismos como novias santas y puras para el Señor!

      Amén


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