[Mateo 27:22-26]
23-08-2009 | Rev. Jaerock Lee
Pasaje
[Mateo 27:22-26]
Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.
Éste es el 12vo sermón de la serie sobre el Infierno.
Antes de entrar al mensaje de hoy, permítanme contarles una historia acerca de un abuelo y un nieto.
Esta historia transcurre entre el 12vo rey Acaz y su nieto, el 14vo rey del reino del sur Judá, llamado Manasés.
Acaz se dedicó a adorar ídolos e hizo lo malo ante Dios.
Como consecuencia de ello, la protección de Dios se alejó de él, y muchas otras naciones entre ellas Aram, el reino del norte Israel, Edom y Babilonia atacaron a Judá.
Por su parte, el nieto, Manasés también siguió un camino similar al de su abuelo.
No pasó mucho tiempo que los asirios atacaron a Judá y se llevaron cautivo a Manasés a Babilonia y le pusieron cadenas.
Hasta esa parte, las circunstancias de ambos eran similares.
Sin embargo, cuando enfrentaron crisis, ambos reaccionaron de manera diferente.
E el caso del abuelo, cuando enfrentó calamidad, hizo peores maldades.
2 Crónicas 28:22-23, la primera parte dice, "Además el rey Acaz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová; porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden..."
Toda la desgracia había caído sobre él a causa de su idolatría y de haberse rebelado contra Dios. ¡Qué insensato de su parte querer aún servir más a los ídolos!
Lo que es peor, reunió los utensilios de la casa de Dios. Los quebró en pedazos; cerró las puertas de la casa de Dios y quemó incienso a los ídolos.
Como resultado de semejante acto de insensatez, Acaz ni siquiera fue sepultado en las tumbas de los reyes de Israel.
Por otro lado, Manasés se arrepintió ante Dios cuando fue llevado cautivo como rey de una nación.
2 Crónicas 33:12-13 dice, "Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios."
Cuando Manasés se humilló a sí mismo y oró a Dios en esa situación adverse, Dios le permitió recuperar su trono y también le dio un corazón que reconocía a Dios.
Cuando Manasés pecaba. Él adoraba a los ídolos y hacia cosas detestable, incluso peores que los mismos cananeos que fueron expulsados de la tierra.
Pero cuando se arrepintió, él mandó quitar todos los ídolos, y edificó altar al Señor y sirvió así al Dios de Israel.
Los últimos días de su reinado fueron tan Buenos que inclusive sus obras fueron también escritas.
¿Hay alguien entre ustedes que esté en situación adversa, o que su corazón esté abrumado? Es mi anhelo que puedan darse cuenta de cuál es la voluntad de Dios y que la sigan.
Aunque hayan sido ustedes los causantes de esas situaciones por su pecado o actos insensatos, esas situaciones pueden convertirse en oportunidades para que se acerquen más a Dios. Pero primero deben arrepentirse y volverse.
Pero si todavía están detrás de su propia voluntad y habitan en el pecado mientras están en medio de dificultades, sólo causarán que peores cosas les acontezcan.
Recientemente, ha habido mucho de ustedes que, a causa de estar escuchando los mensajes sobre bendición e infierno, están destruyendo los muros de pecado.
Aquellos que se arrepienten también dan testimonio que antes ya no podían recibir más bendiciones, pero que desde que se arrepintieron gracias a la bendición de Dios sobre ellos, todo les va bien ahora.
Anhelo que se esfuercen por seguir la voluntad de Dios.
Y al hacerlo, oro en el nombre del Señor para que ustedes habiten en la paz y bendiciones de Dios.
Principal
Amados hermanos y hermanas en Cristo, en el último sermón, les expliqué acerca de los castigos de tercer nivel en el Sepulcro Inferior. Se trataba de los mensajeros del Infierno cortando en rebanadas a la persona.
Aquellos que han cometido pecados graves, tales como oponerse a los hombres de Dios o blasfemar contra el Espiritu Santo recibirán los castigos del tercer nivel.
Entre esos, encontramos a Poncio Pilato, gobernados de Judea en los tiempos de Jesús.
Israel en los tiempos de Jesús se hallaba bajo el reinado del Imperio Romano.
Pilato era el gobernador comisionado por Roma para gobernar Israel.
Y desde que Israel estaba bajo el dominio del Imperio Romano, ellos no tenían el derecho de ejecutar a nadie.
Por lo tanto, para poder ejecutar a Jesús, ellos tenían que contar con una sentencia de muerte aprobada por las leyes del Imperio Romano.
En otras palabras, ellos necesitaban el permiso de Poncio Pilato.
Esa es la razón por la cual los judíos llevaron a Jesús ante Pilato y lo acusaron.
Pilato sabía que los judíos trataban de matar a Jesús por pura envidia.
Y por tanto, intentó salvar a Jesús.
Pero tuvo temor de que hubiese una gran sublevación de parte de aquellos que pedían la crucifixión de Jesús.
Si algo semejante pasaba dentro de su jurisdicción, él iba a tener que rendir cuentas ante el Emperador por eso, y así hubiese perdido toda su fama y autoridad.
Es por eso que finalmente, entregó a Jesús para que lo crucificaran.
Él eligió el camino de la muerte al dar sentencia de muerte al inocente Jesús; y eso significó que él estaba decidiendo el castigo que recibiría después.
Mateo 27:26 dice, "...y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado."
Jesús fue entregado a los soldados de Pilato, y fue azotado por todas partes antes de ser crucificado.
Y Pilato que permitió eso, también está siendo azotado por los mensajeros del Infierno en el Sepulcro Inferior.
Los látigos que usaban los soldados romanos eran armas letales, que tenían pedazos de huesos o metales incrustados en os extremos.
Cuando los fuertes y despiadados soldados romanos lanzaban el látigo, éste rodeaba todo el cuerpo y arrancaba la piel.
Y el trozo de metal en el extremo penetraba profundamente en el cuerpo.
Cuando los soldados volvían el látigo hacia ellos nuevamente, arrancaba los pedazos de carne.
En el Sepulcro Inferior, Pilato está siendo flagelado del mismo modo.
Lo que es peor todavía es que los mensajeros del Infierno flagelan lo flagelan cada vez que alguien en la tierra pronuncia el nombre de Pilato.
Incluso en este mismo momento que estoy pronunciando su nombre, él está siendo azotado.
También al comienzo de este servicio, nosotros recitamos el credo del apóstol.
En el credo del apóstol, decimos que Jesús "sufrió por Poncio Pilato."
Alrededor de todo el mundo, ¿cuánta gente recitará este credo del apóstol en los servicios de adoración y en otras reuniones?
Cada una de esas veces, Pilato debe ser azotado.
Cuando tanta gente menciona su nombre al mismo tiempo, la velocidad y potencia de los azotes aumenta dramáticamente.
En este tipo de casos, otros mensajeros del Infierno se acercan para azotarlo también.
Aunque ya la piel y la carne han sido arrancadas, los mensajeros del Infierno lo azotan como si estuvieran compitiendo entre ellos.
Cuando la carne se desprende, puede verse los huesos limpios. Luego, los látigos penetran y rompen los huesos, y la médula se rasga.
Cada vez que Pilato es azotado, él quisiera rogar que la gente no pronuncié su nombre diciendo, "Por favor, no pronuncien mi nombre, cada vez que lo hacen, tengo que sufrir."
Pero Pilato no tiene forma de rogar o apelar a favor de su dolor.
Eso se debe a que le fue arrancada la lengua con la que sentenció a muerte a Jesús.
Lucas 23:23-24 dice, "Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían."
Lo diferente es que a pesar de que los cuerpos se recuperan tras ser torturados en el Sepulcro Inferior, sólo la lengua de Pilato no se reconstruye.
Ese es un símbolo de maldición.
Ya que Pilato no puede hablar, ni siquiera puede decir nada sobre su dolor.
Su nombre permanece como el nombre de aquel que es maldito; nombre que será nombrado infinitas veces por tantas personas hasta el día del Gran Juicio.
Cada vez que se lo nombra, Pilato debe recibir los azotes de os mensajeros del Infierno, quienes son incomparablemente más crueles que los soldados romanos.
Su dolor sólo va en aumento.
Hermanos y hermanas, cuando Jesús fue entregado a la crucifixión, Pilato se lavó las manos y les dijo a los judíos lo siguiente:
"Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros."
Y Jesús les respondió, "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos."
Y los judíos recibieron la retribución conforme lo que habían profesado.
Su historia es una historia de continuo sufrimiento.
En menos de 40 años tras la crucifixión de Jesús, Jerusalén fue conquistada por el General Tito del Imperio Romano.
Tantos judíos fueron masacrados y los que sobrevivieron, fueron esparcidos por todo el mundo.
Han sido perseguidos y discriminados a donde quieran que han ido.
En especial, un gran número de judíos fueron asesinados por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
La historia evidencia cuán gran precio han tenido que pagar por haber derramado la sangre de Jesús.
Asimismo, conforme a las leyes espirituales, podemos ver con precisión cómo sus palabras de maldad se hicieron realidad.
Observando sólo esta historia, podemos pensar que Jesús fue crucificado por causa de los judíos.
Por supuesto, los judíos hicieron gran parte, pero Pilato tampoco fue inocente.
Aunque el pedido de los judíos era fuerte, Pilato tenía el derecho de no crucificar a Jesús, si él hubiese tenido el deseo de hacer justicia hasta el final.
Aunque Pilato quería que a los judíos fuesen los responsables por la muerte de Jesús y él parecer inocente, aún así Pilato sentenció de muerte al inocente Hijo de Dios. Y ese pecado no desaparecerá jamás.
Lo que es más, Pilato tuvo muchas oportunidades de escapar de esa situación y no ser partícipe de ese acto de maldad.
Conociendo a Jesús directa e indirectamente, Pilato sabía que Jesús era inocente.
Como gobernador, él contaba con muchos espías alrededor de toda su jurisdicción para poder vigilar y controlar Judea.
Él había escuchado sobre las señales y milagros que Jesús hacia por medio de los espías.
También sabía que lo que Jesús predicaba.
Debido a que Jesús era una figura de mucha influencia para judíos, Pilato también lo mandó a llamar para hablar con Él.
Estas cosas fueron escritas en el "Reposte de Pilato", un reporte oficial de Pilato al Imperio Romano.
Pilato admitió que Jesús no era la clase de criminal que merecía semejante muerte.
Lucas 23:14 -15 dice, "les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre."
Jesús estaba siendo interrogado y aún así, Él todavía intentó ayudar a Piloto a entender y a tomar la opción correcta.
Juan 18:33-34 narra la conversación entre Jesús y Pilato en ese entonces.
"Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? "Y Pilato se sorprendió.
Pilato sabía que Jesús no era una persona común a medida que escuchaba sobre Él y cuando pudo conocerlo.
Él pudo sentir la dignidad que provenía de Jesús, la cual no se podía sentir en ningún otro rey.
Pilato le preguntó a Jesús si Él era el Rey de los judíos, pero no lo hizo por la mera acusación de los judíos.
Pilato mismo quería conocer acerca de Jesús.
Jesús sabía exactamente lo que Pilato pretendía e hizo la pregunta justa que llegó al punto clave y sorprendió así a Pilato.
Jesús trato de salvar el alma de Pilato aún cuando los sufrimientos de la cruz estaban a punto de comenzar.
Si Pilato podía sentir el corazón de Jesús, y si al menos hubiese escuchado la voz de sus consciencia, no hubiera acabado en el camino de pecado.
Y esa no fue la única oportunidad que Dios le dio a Pilato.
La noche anterior a que Pilato sentenciara de muerte a Jesús, la esposa de Pilato tuvo un sueño sobre Jesús.
Y encarecidamente le pidió que Pilato no tuviera nada que ver con la muerte de Jesús.
Por supuesto, Pilato quería liberar a Jesús.
Pero los toscos judíos y los maliciosos líderes no eran personas fáciles de tratar.
Juan 19:12 dice, "Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone."
Hasta cierto punto, Pilato trató de elegir el buen camino pero debido a la presión, decidió unirse a los pecadores.
Es decir, cambio de parecer cuando vio su posición y la de su esposa amenazada.
Tuvo muchas oportunidades como esa, pero Pilato no supo aprovecharlas.
Por último, Pilato entregó a Jesús para ser crucificado; y aún hoy Pilato está recibiendo el castigo de los azotes como paga por su pecado.
En el próximo sermón, les explicaré sobre cómo el rey Saúl está siendo castigado en el Sepulcro Inferior.
Conclusión
Amados hermanos y hermanas en Cristo, Pilato no decidió su destino en un solo momento a causa de un sólo error.
Pilato había atesorado mucha maldad e injustica en su corazón.
Él tenía un corazón astuto que podía cambiar en cualquier momento para sacar ventaja personal. Tenía un corazón cobarde e injusto que no hacia lo que era correcto aunque supiera que estaba bien.
La maldad e injustica que se habían acumulado en su corazón, finalmente dio a luz el fruto del pecado.
Dio a luz el fruto del pecado de matar al Hijo de Dios, quien era completamente inocente.
¿Cuántas personas hoy en día cometen injusticias como Pilato?
No dudan ni por un momento en cometer actos injustos si eso les es provechoso para ellos mismo.
Acusan a otros e intentan matarlos sólo para sobrevivir.
Ellos sostienen, "Esto está bien", aunque sabe que su pecado no es algo trivial.
Eso se debe a que la consciencia la tiene entumecida, mientras que el mundo se llena cada vez más de pecado.
Del mismo modo que Pilato culpó a los judíos por su acto injusto y cobarde y se lavó las manos, las personas hoy culpan a los demás y aún así dicen, "No es mi culpa, no pude evitarlo. "
Pero en ningún caso, ustedes no pueden culpar a otros por sus propias obras de maldad.
En especial, es peor cuando sus acciones se oponen a un hombre de Dios y desacreditan al reino de Dios.
Toda la humanidad goza de libre albedrio, y pueden elegir entre el bien y el mal.
Y la responsabilidad de sus elecciones recae únicamente sobre ellos.
El resultado de lo que eligen es ya sea la felicidad el Cielo o los castigos del Infierno.
Espero que ustedes los creyentes tengan esto siempre presente.
Hoy, Pilato está en continuo arrepentimiento porque le arrancaron la legua debido a las palabras de maldad, y porque está siendo flagelado.
Se culpa a sí mismo todo el tiempo pensando, "¿por qué hice lo que hice?
Él abandonó la justicia para disfrutar los placeres momentáneos en esta tierra, pero ¡Cuán trágicas han sido las consecuencias para su vida!
Él intentó retener su poder social y su fama aún haciendo cosas injustas. Por otro lado, sus últimos días en la tierra tampoco fueron muy buenos.
Existen muchas historias acerca de la muerte de Pilato, pero la más creíble es la que afirma que fue llevado a Roma por matar a muchos samaritanos inocentes en su jurisdicción.
Se dice que mientras esperaba el juicio, se suicidó.
Su cuerpo fue arrojado al Rio Tiber, pero como el rio a menudo se desbardaba, se arrojó después su cuerpo a un algún lago en los Alpes.
Hay una montaña cerca del lago que se llama "La Montaña de Pilato", y es muy famosa por el mal clima, como una bruma espesa.
La gente dice que eso se debe al alma maldita de Pilato.
Por lo tanto, cuando encontramos algo de falta de verdad en nuestros corazones, como la avaricia, un poco de deseo egoísta, una mente astuta o un corazón codicioso, no deberíamos simplemente ignorar eso.
Los nombres de los judíos que gritaban que crucificaran a Jesús ni siquiera se los menciona en la Biblia, pero a Pilato sí.
Ellos eran gente común.
Pero debido a la maldad que había en ellos, ¡cuánta tristeza causaron sus actos!
Muchos de ellos le habían dado la bienvenida a Jesús como su rey cuando Él hizo Su entrada a Jerusalén en un burro.
Probablemente muchos también habían sido sanados por Jesús, habían escuchado Sus palabras de vida y habían sido testigos de Sus señales y milagros.
Pero cuando vieron a Jesús parado como si fuese un criminal, ellos cambiaron su parecer completamente.
Habían escuchado y experimentado muchas cosas a través de Jesús, y sabían que Él sólo hacia cosas buenas. Mas cuando las cosas no se veían favorables para ellos, simplemente traicionaron a Jesús.
¡Cuán triste es que finalmente ellos crucificaron al Hijo de Dios, el Salvador que vino a salvarlos!
Santiago 1:15 dice, "Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte."
Por consiguiente, nosotros debemos arrancar hasta las raíces de maldad de nuestros corazones, y debemos ser capaces de elegir lo bueno y lo correcto en todo tiempo.
El mundo está cada vez más en las tinieblas, y se está llenando de pecado. Y como resultado, la tentación a pecar se vuelve más fuerte.
Para poder ganar la batalla en este mundo, debemos llevar puesta toda la armadura de Dios.
Oro en el nombre del Señor para ustedes tengan la coraza de justicia, que es un corazón verdaderamente justo, para que de ese modo, siempre salgan victoriosos.
[Amén]