• Nueve Frutos del Espíritu Santo (4)

    [Gálatas 5:22-23]

    01-11-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Gálatas 5:22-23
      "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley".

      Introducción

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Hoy voy a hablarles acerca del fruto de la paciencia, el cuarto de los nueve frutos del Espíritu Santo.
      En 1 Corintios capítulo 13, el capítulo del "Amor", se nos habla acerca de la paciencia que cultiva el amor.
      Por ejemplo, escrito está que el amor no busca lo suyo.
      Para poder renunciar a lo que nosotros queremos y buscar el beneficio de los demás primero, según esta palabra, afrontaremos las situaciones que requieren nuestra paciencia.
      La paciencia descrita en el capítulo del amor espiritual es la paciencia para cultivar el amor.
      Pero la paciencia que corresponde a uno de los frutos del Espíritu Santo, es la paciencia en todo. Esta paciencia está en un nivel más alto que la paciencia en el amor espiritual.
      Hermanos y hermanas,
      En muchos casos la felicidad depende de si las personas tienen o no tienen paciencia.
      En otros casos los padres y los hijos, esposos y esposas, hermanos y hermanas, y los amigos, se convierten en enemigos debido a que no fueron pacientes en ciertos asuntos.
      También, el resultado final puede variar en gran medida en los estudios, el trabajo, o el negocio; dependiendo de la paciencia de una persona.
      Lo mismo ocurre en asuntos espirituales.
      Cuando deseamos recibir una respuesta de Dios, el fruto es diferente dependiendo de nuestra paciencia.
      Pero la paciencia en un sentido espiritual y la paciencia en un sentido carnal son diferentes la una de la otra.
      Las personas del mundo también soportan mucho, pero la mayoría de ellos sólo tienen paciencia natural.
      ¡Imagine la angustia que experimentan las personas mientras deben tener dominio sobre sus propias lujurias o sentimientos adversos!
      Quizás tengan que fruncir el ceño, apretar los dientes, temblarse, o incluso enfermarse.
      Algunas personas dejan de comer y beber y otros quizás no pueden conciliar el sueño.
      Otras personas se deprimen debido a tales cosas.
      También, lo encuentran difícil y agonizan en sus esfuerzos por mantener dominio propio en el proceso de lograr algo.
      Algunos atletas dicen que están aburridos de entrenar cuando piensan en ello después de haber obtenido una medalla de oro en una competencia.
      Estos ganan la medalla por medio del entrenamiento, pero incluso tienen sentimientos adversos en contra de sus entrenadores.
      En el contexto carnal y del mundo se dice que estas personas son pacientes porque alcanzaron algo difícil.
      Pero la paciencia espiritual no es así.
      La paciencia espiritual no se sobrelleva con maldad sino que se sobrelleva con bondad.
      Si usted la sobrelleva con maldad, el estrés se convertirá en una enfermedad por los sentimientos adversos acumulados, o su corazón se endurecerá.
      Sin embargo, si la sobrelleva con bondad, podrá superar las dificultades con agradecimiento y esperanza. Como resultado de esto tendrá un corazón muy grande.
      Si no hubiese carnalidad o maldad en este mundo, entonces la paciencia no sería necesaria en lo absoluto.
      Pero esta paciencia es el proceso que tenemos que experimentar para sembrar y cosechar en espíritu.
      Por ejemplo, cuando un recién nacido tiene fiebre, la madre sufre al cuidar del bebé.
      Quizás ella tenga que quedarse despierta toda la noche, o quizás no logre comer, y sus brazos posiblemente le duelan por sostener al bebé, pero no tiene tiempo de pensar en ella misma.
      Ella no se queja diciendo que tiene hambre, sueño, o que la situación es muy difícil para poder soportarla.
      Solamente se enfoca en cómo hacer que su bebé se sienta cómodo y en ayudarle para que se recupere lo más pronto posible.
      Y cuando la fiebre del bebé disminuye, ella se siente muy contenta, pero aún así no puede pensar en sus propios sufrimientos.
      La paciencia espiritual es similar de alguna manera.
      La paciencia espiritual es de alguna manera similar a esta paciencia.
      Existen dificultades hasta que se alcanza el objetivo o sueño, ya sea de manera personal o para gloria de Dios.
      Quizás experimente algunas cosas lamentables y tenga que trabajar con mucho esfuerzo.
      Pero podrá esperar con fe y amor porque está esperando el fruto con esperanza. Permítame darle otra ilustración.
      Supongamos que alguien se le acerca y lo maldice, y luego lo bofetea en su mejilla derecha.
      Su orgullo ha sido muy lastimado y usted está tan molesto que incluso le brotan las lágrimas.
      Pero puede soportarlo pensando que debe obedecer la Palabra de Dios.
      Su rostro se torna rojo y su respiración se torna áspera, pero usted simplemente cierra su boca firmemente para controlarse a sí mismo.
      Pero si usted almacena estos sentimientos adversos, quizás salgan a relucir en otra ocasión.
      Este tipo de paciencia no es paciencia espiritual, aunque usted soporte la situación.
      Si ustedes tienen el fruto de la paciencia en el corazón, sus sentimientos nunca se agitarán en ninguna situación.
      Si ustedes saben que hay algún malentendido, enseguida intentan resolver la situación.
      Si ustedes tienen paz y conmueven el corazón de la otra persona, podrán incluso ofrecerle la otra mejilla.
      Si ustedes tienen este tipo de corazón, las palabras como "paciencia" y "perdón" no significarán nada.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Si nosotros pensamos más específicamente en la paciencia espiritual, podemos organizarla en tres partes.
      Primeramente está la paciencia para cambiar nuestro corazón.
      Mientras más maldad tengamos en el corazón, más difícil nos será ser pacientes.
      Si tenemos mucha ira, arrogancia, codicia, hipocresía, y patrones de pensamiento, etc. nuestro temperamento y sentimientos adversos se manifestarán frente a asuntos muy irrelevantes.
      Pero mientras desechamos el pecado y nos santificamos nos será más fácil ser más pacientes.
      No tenemos que disimular nada, y simplemente podremos entender y olvidar a los demás con paciencia, incluso ante situaciones muy difíciles.
      Lucas 8:15 dice: "Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia".
      Es decir, aquellos que tienen "buena tierra en el corazón", pueden ser pacientes hasta producir buenos frutos.
      La santidad no se alcanza automáticamente con el simple deseo de tenerla.
      Debemos convertirnos en personas obedientes a la Verdad por medio de la oración ferviente con todo nuestro corazón y con ayuno.
      Debemos dejar de hacer cosas que nos agrada mucho hacer, y si debemos desechar cualquier cosa que no sea de beneficio espiritual.
      No debemos detenernos en el centro o dejar de intentarlo después de haberlo hecho sólo por un par de veces.
      Debemos esforzarnos en tener dominio propio y en actuar según la Palabra hasta que produzcamos el fruto de santificación completamente, y hasta que alcancemos nuestra meta.
      Pero algunas veces, vemos casos en los que uno disminuye la velocidad de la circuncisión del corazón luego de haber vivido una vida cristiana diligente.
      Estas personas desechan las obras de la carne rápidamente, porque se trata de pecados externos.
      Pero debido a que las cosas de la carne no se ven en lo externo, nos demoramos en desecharlas.
      Cuando aquellas personas se dan cuenta de su falsedad, ellas oran mucho para desecharla, pero se olvidan de eso unos días más tarde.
      Si ustedes desean quitar una hierba mala por completo, tienes que hacerlo removiendo la raíz, y no tan sólo sus hojas.
      Lo mismo sucede con la naturaleza pecaminosa. Se debe orar y cambiar el corazón hasta lo más profundo, hasta sacar toda raíz de la naturaleza pecaminosa.
      Pero si ustedes no son pacientes, su determinación se debilita y ustedes pierden el interés por continuar circuncidando el corazón.
      O quizás piensan que ya han desechado algo, pero si lo encuentran en su ser nuevamente, se desalientan mucho.
      Ustedes se cansan pensando que no han alcanzado mucho a pesar de haber intentado tanto deshacerse de sus pecados.
      Quizás encuentren formas de falsedad en su interior hasta que saquen la raíz original de su naturaleza pecaminosa, pero eso no significa que no han alcanzado progreso espiritual.
      Cuando pelan una cebolla pueden ver el mismo tipo de capas una y otra vez.
      Pero si continúan abriendo las capas hasta el fondo, la cebolla desaparecerá. Lo mismo sucede con la naturaleza pecaminosa.
      No deben desanimarse por el simple hecho de no haber desechado algo aún. Deben tener paciencia hasta el fin y continuar intentando más mientras se mantienen con su mirada en el anhelo de verse transformados.
      Otras personas se desalientan si no reciben bendiciones materiales inmediatamente después de actuar de acuerdo a la Palabra de Dios.
      Estos piensan que no reciben nada a cambio, excepto una pérdida, cuando actúan en la verdad.
      Algunas personas incluso se quejan porque asisten a la iglesia diligente pero no reciben bendiciones.
      Pero al decir eso de sí mismos están poniendo en evidencia que el enfoque de su fe no está en el lugar correcto.
      No se deben cansar de actuar en bondad y en verdad con fe.
      Mientras más actúen en bondad, mayor será su gozo, y su anhelo por las cosas de la bondad será mayor aún.
      Al circuncidar el corazón con fe de esta manera, su alma prosperará, y todas las cosas les irán bien, y estarán saludables.
      El segundo tipo de paciencia es aquella entre los hombres.
      Cuando se interactúa con la gente que tiene personalidad y educación diferente, quizás se presenten algunas situaciones.
      Empezando desde asuntos triviales hasta asuntos muy serios, quizás tengan opiniones diferentes y se quebrante la paz.
      Pero aquellos que anhelan la santificación, serán pacientes en cualquier tipo de situación, con cualquier tipo de persona, y mantendrán la paz.
      Incluso frente a situaciones difíciles e incómodas, ellos intentarán acomodarse a los demás.
      Siempre entienden a los demás con un buen corazón, y soportan cualquier cosa mientras buscan el beneficio de los demás.
      Aunque los demás actúen con maldad, estos lo soportarán. Ellos retribuirán esas malas acciones solamente con bondad, no con maldad.
      También debemos ser pacientes cuando evangelizamos o aconsejamos a las personas, o cuando capacitamos a los obreros de la iglesia para alcanzar el Reino de Dios.
      Veo algunas personas cuyo cambio ocurre muy lentamente mientras se entrenan para el ministerio pastoral.
      Cuando hacen amistad con el mundo y dejan de agradar a Dios, yo derramo muchas lágrimas de dolor, pero nunca los he alejado de mi lado.
      Yo no sufro al ver su estado actual, sino que lo he soportado porque tengo la esperanza de que algún día cambiarán.
      Cuando capacito a los obreros de la iglesia, tengo que ser paciente por mucho tiempo.
      Incluso cuando el líder tiene fe y habilidad, no puede dirigir a todos sus subordinados o forzarlos a hacer lo que él desea.
      Aunque conozca que las cosas se realizarán con mayor lentitud, no puede quitarle una responsabilidad a un obrero de la iglesia.
      Debe ser paciente y esperar que los obreros ganen entendimiento por sí mismos a través de sus experiencias, para que puedan ser aún más capaces.
      No simplemente cuando no puedan producir un fruto, sino también cuando se equivoquen; debemos ser pacientes con ellos para que no tropiecen.
      Quizás sea más fácil que el líder que tiene capacidad lo haga para ellos, o que reemplace a aquella persona con una que sí lo pueda hacer.
      Pero la razón por la que debemos soportar hasta el final es cada una de las almas. Esto para poder alcanzar el Reino de Dios con mayor plenitud.
      Si ustedes siembran la semilla de paciencia de este modo, ciertamente ganarán el fruto de acuerdo a la justicia de Dios.
      Por ejemplo, si ustedes soportan con algunas almas hasta que cambien, orando por ellos con lágrimas, tendrán un corazón muy amplio para albergarlas a todas.
      Entonces alcanzarán la autoridad y el poder para reanimar a muchas almas.
      Alcanzarán el poder para cambiar las almas que albergan en el corazón por medio de la oración del justo.
      Además, si ustedes controlan el corazón y siembran la semilla de paciencia incluso ante el rostro de las falsas acusaciones, Dios les permitirá alcanzar el fruto de la bendición.
      El tercero tipo es la paciencia en su relación con Dios.
      Esta se refiere a la paciencia que se debe tener hasta recibir la respuesta a la oración.
      Marcos 11:24 dice: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá".
      Aparte de este verso, hay muchas promesas en la Biblia que dicen que Dios responderá las oraciones de Sus hijos.
      Él incluso nos dice que debemos creer que ya hemos recibido, y no simplemente que "recibiremos".
      Pero en muchos casos las personas no reciben sus bendiciones debido a que no son lo suficientemente pacientes.
      Quizás los hombres soliciten una respuesta inmediata, pero Dios quizás no les responda inmediatamente.
      Dios les responde de acuerdo a lo más apropiado y oportuno porque Él lo conoce todo.
      Si el tema de la oración es algo muy grande e importante, Dios les responderá de acuerdo a la cantidad de oración que se haya alcanzado.
      Cuando Daniel oró para recibir la revelación de cosas espirituales, Dios envió Su ángel para responder aquella oración pronto después de que Daniel empezara a orar.
      Pero se requirió un período de 21 días hasta que Daniel se encontró con el ángel.
      Durante esos 21 días Daniel se mantuvo orando con el mismo corazón ferviente que tuvo al iniciar su oración.
      Si nosotros creemos que ya hemos recibido algo, entonces no es difícil esperar la respuesta.
      Los granjeros también tienen que ser pacientes con sus cultivos.
      El trabajo de arar el campo y sembrar la semilla es muy duro, pero aún después no puede simplemente sentarse y esperar.
      Él debe cuidar diligentemente los sembríos. Podemos cosechar ciertos frutos luego de varias semanas o meses, pero para cosechar otros frutos hay que esperar incluso un año, o hasta muchos años.
      Para frutos como el Insam, o el Ginseng, hay que esperar de 4 a 6 años para cosechar.
      El valor es mayor cuando el tiempo de cultivo es mayor. Por lo tanto, el agricultor trabajará duro hasta el fin a pesar de que no pueda cosechar nada por un buen tiempo.
      ¿Qué pasaría si el agricultor siembra la semilla en verano y luego pierda la paciencia?
      Quizás se pregunte porqué no están creciendo las plantas rápidamente y produciendo fruto, y luego excave la tierra.
      O quizás simplemente deje de ser agricultor al pensar que sus semillas no dan ningún fruto.
      Si es así, no habrá ninguna cosecha, aunque haya sembrado buenas semillas.
      Asimismo, si no tenemos la fe verdadera, no podremos esperar hasta que recibamos lo que hemos pedido a Dios en oración.
      Quizás oremos y ayunemos para pedirle a Dios, pero si la respuesta no llega lo suficientemente rápido, quizás nos demos por vencidos pensando que Dios no nos va a responder.
      Santiago 1:6-8 dice: "Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos".
      Si tenemos la fe para recibir la respuesta en verdad, debemos orar y actuar con fe hasta que en realidad recibamos el fruto de la respuesta.
      Además, en nuestra vida cristiana, cuando pasamos por pruebas o persecuciones que nos afinan el corazón, podemos producir frutos cuando somos pacientes.
      Pensemos simplemente en José.
      Desde que fue vendido a Egipto como un esclavo, su vida fue una tragedia continua.
      Cuando su situación empezaba a mejorar, fue acusado injustamente y fue a la cárcel, de la cual no había libertad.
      Por supuesto, todos los pasos fueron por la gracia de Dios y un proceso para prepararlo para llegar a ser primer ministro de Egipto.
      Y ustedes saben que José confiaba firmemente en Dios, y soportó y actuó solamente en la verdad a través de todo el proceso.
      Ustedes lo saben como conocimiento, pero ¿qué pasaría si ustedes estuviesen en la misma situación?
      ¿Pueden imaginarse lo que él sintió durante 13 años desde el día que fue vendido?
      Ustedes probablemente oren mucho a Dios pidiendo que los saque de aquella situación.
      Extrañarían mucho su hogar, sus padres, sus hermanos menores.
      Probablemente hagan un examen exhaustivo de sí mismos y se arrepientan de todas las cosas que pueden recordar a fin de recibir la respuesta de parte de Dios.
      También pedirán la gracia de Dios con muchas lágrimas y palabras fervientes.
      Y si ustedes no reciben la respuesta después de 1 año, 2 años, o incluso después de 10 años, sino que, al contrario, su situación se torna aún más difícil, ¿cómo se sentirían?
      Si ustedes están encarcelados durante sus años más vigorosos y ven que los días pasan sin sentido, quizás se sientan muy desdichados.
      Probablemente se rindan, sin poder soportar más.
      Pero ese no fue el caso con José. Él siempre confió en Dios quien lo estaba observando, y creyó firmemente en el amor de Dios quien da lo mejor en el tiempo propicio.
      Él nunca perdió la esperanza, ni siquiera frente a las pruebas más deprimentes, y él actuó con fe y bondad siendo paciente.
      Santiago 1:3-4 dice: "sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna".
      Les animo a cultivar esta paciencia por completo.
      También les motivo a poner su mirada en Dios quien les contestará cuando estén en medio de cualquier prueba.
      Les exhorto a ganar la victoria pensando en las recompensas celestiales haciendo la obra de Dios, incluso al enfrentar dificultades sin ninguna razón aparente.
      La paciencia incrementará su fe, y ensanchará además de profundizar su corazón para hacerlo más maduro.
      Hebreos 10:36 dice: "porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa".
      Como está escrito, ustedes experimentarán las bendiciones y las respuestas que Dios ha prometido si se alcanza la paciencia.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Necesitamos paciencia para entrar al Reino celestial.
      Algunos dicen que van a disfrutar del mundo mientras están jóvenes y empiezan a asistir a la iglesia una vez que alcanzan la vejez.
      Otros viven una vida diligente en fe, con la esperanza de la venida del Señor, pero luego pierden la paciencia y cambia de parecer.
      Debido a que el Señor no regresa tan rápido como lo desean, ellos sienten que les es difícil continuar siendo diligentes en fe.
      Dicen que se tomarán un descanso en la circuncisión del corazón y en la obra de Dios, y que el día que vean las señales de la venida del Señor, empezarán a esforzarse más.
      Pero nadie sabe el día en que Dios reclamará nuestra alma, o cuándo regresará.
      Aunque conozcamos el día con anticipación, no podremos tener la fe en el nivel que deseamos.
      Los hombres no pueden simplemente tener fe espiritual para recibir la salvación cuando desean, pues la fe nos es dada por la gracia de Dios.
      El diablo enemigo y Satanás no los soltarán tampoco muy fácilmente a fin de que reciban salvación.
      Además, su objetivo no es simplemente el de recibir salvación o ir al Cielo.
      Ustedes tienen la esperanza para entrar en la Nueva Jerusalén en el Cielo y hacen todo con paciencia.

      Conclusión

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      El Salmo 126:5-6 dice: "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas".
      Ciertamente nuestro esfuerzo, nuestras lágrimas, y el dolor deben estar presentes mientras sembramos las semillas y las cultivamos.
      Pero al final ciertamente tendremos el gozo de la cosecha abundante de acuerdo a las leyes de la justicia.
      Dios espera mil años como un día para ganar hijos verdaderos y Él soportó el dolor de dar a Su hijo unigénito por nosotros.
      El Señor soportó los sufrimientos de la cruz, y el Espíritu Santo también clama con gemidos indecibles durante el tiempo de la cultivación humana.
      Les animo a cultivar la paciencia a plenitud recordando este amor de Dios.
      Al hacerlo, yo ruego en el nombre del Señor que obtengan frutos de bendición en sus hogares celestiales y que también disfruten de gozo verdadero de la cosecha en esta tierra.


    • Language
    • x