• VIDA ETERNA (4)

    [Juan 6:53-55,]

    22-11-2007 | Rev. Jaerock Lee

    • EL MENSAJE DE LA CRUZ 22

      VIDA ETERNA (4)

      La Escritura:
      Juan 6:53-55
      (53) “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”
      (54) “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna\; y yo le resucitaré en el día postrero.”
      (55) “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.”


      Amados Hermanos en Cristo:

      El pasaje de hoy en Juan 6:53 dice, “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”
      Aunque sepamos que Jesucristo es el Salvador de la humanidad y que hay un cielo y un infierno, no podremos ser salvos tan sólo sabiendo esto. Aun cuando lo llamemos, “Señor, Señor”, vayamos al culto los domingos y ocupemos ciertos cargos o puestos en la iglesia, no podremos ser salvos tan sólo por estas cosas.
      La Biblia indudablemente nos dice que podemos tener vida eterna sólo si comemos la carne del Hijo del Hombre, de otra manera, no tendremos vida eterna.
      Por eso, en la última prédica, les hablé de cómo debemos comer la carne del Hijo del Hombre. Viendo el ejemplo de cómo los Israelitas comían el cordero en la época del Éxodo, les explique en detalle como hacer suya la Palabra de Dios.
      Hoy, les hablaré de cómo beber la sangre del Hijo del Hombre. Para que un hombre pueda sobrevivir físicamente, tiene que ingerir alimentos y también beber líquido. Si sólo come alimentos sólidos sin tomar ningún líquido, no podrá digerirlos apropiadamente. No podrá vivir sin tomar líquido.
      Podemos digerir los alimentos, absorber los nutrientes y eliminar tanto lo que no sirve así como las sustancias dañinas de nuestro organismo por medio del agua.
      Sucede lo mismo en el espíritu. Como está escrito, “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”\; debemos beber la sangre del Hijo del Hombre para digerir completamente Su carne.
      ¿Qué significa entonces beber la sangre del Hijo del Hombre? A través de este mensaje, espero que puedan entender cómo comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre.
      Oro en el nombre del Señor que no sólo guarden el significado espiritual como mero conocimiento sino que lleguen a tener vida eterna al comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre. El Hijo del Hombre aquí se refiere a nuestro Señor Jesús.

      Amados Hermanos:
      Cuando concluya este mensaje experimentarán el significado de “Beber la sangre del Hijo del Hombre” en la medida en que por fe pongan en práctica la Palabra.
      En la última prédica les dije que comer la carne del Hijo del Hombre es aprender la Palabra de Dios. Al igual que los Israelitas comían al cordero asado al fuego, cuando nosotros leemos y oímos la Palabra de Dios, debemos darnos cuenta de su profundo significado espiritual y mantenerla en nuestro corazón por la inspiración del Espíritu Santo. Y para guardar completamente el cordero en nuestro corazón, no debemos sólo recibir ese mensaje espiritual como mero conocimiento. La Palabra deber ser sembrada en nuestro corazón por la inspiración del Espíritu Santo.
      Interiorizar la palabra escrita en los 66 libros de la Biblia, no sólo es leerla y almacenarla en la mente, sino implantarla en nuestro corazón.
      ¿Cuál es la diferencia, entonces, entre interiorizar la Palabra y almacenarla o memorizarla? Lo que se almacena en el cerebro puede ser olvidado y por eso no llegamos a poner en práctica todo lo que almacenamos como conocimiento.
      Cuando memoriza versículos de la Biblia, si no se limita sólo a repetirlos, sino a meditar en su significado espiritual, entonces serán implantados en su corazón.
      Si planta la Palabra en su corazón, se manifestará en su vida en hechos concretos. Por tanto, incluso si con el paso tiempo no recuerda exactamente el versículo, el mensaje que ha sido cultivado en su corazón aún permanecerá.
      Por ejemplo, Mateo 5:44 cita, “Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen.” Tan sólo recitando este verso, no podrá amar a su enemigo cuando le haga daño, lo critique o lo moleste.
      Si no ha cultivado amor en su corazón, se formará una herida en su corazón, odiará a esa persona, o incluso pagará mal por mal. Pero, pensemos en aquellos que han plantado la esencia de la palabra “amor” en su corazón. Ellos tal vez olviden en que parte de la Biblia está exactamente escrito el versículo, pero cuando alguien les haga daño, el amor y la compasión fluirán en forma natural de su corazón.
      Este es el corazón del Señor. Si lo cultiva como el suyo propio, se asemejará al corazón del Señor, y podrá orar con amor por la otra persona.
      Si de la misma forma come la carne del Hijo del Hombre, la parte oscura del corazón que está manchada con la mentira y falsedad cambiará y se limpiará\; y el corazón se purificará, se volverá blanco.
      Si come algún alimento y bebe agua, las toxinas son eliminadas y sólo los nutrientes son absorbidos. De igual forma, en la medida en que interiorice la carne del Hijo del Hombre en su corazón, será lleno de la verdad y la mentira será eliminada.
      Si pone amor en el corazón, el odio saldrá fuera. Si siembra mansedumbre en él, la amargura se irá. Si acepta la humildad, el orgullo se alejará.
      Si cultiva amor, el odio saldrá fuera, y no sólo el odio se irá. Las cosas relacionadas con él, también se irán. Ustedes tienen envidia y celos porque tienen odio. Si aman a su prójimo, nunca lo envidiarán ni le tendrán celos. ¿Acaso los padres envidian o tienen celos de sus propios hijos? Ellos más bien son felices si sus hijos son felicitados y halagados por otros. ¿Por qué? Porque aman a sus hijos. Se regocijan cuando sus hijos se sienten bien. Si aman, no tendrán ni envidia ni celos de nadie. Por eso tampoco murmurarán ni difamarán a nadie.
      No tendrán malos pensamientos ni sentimientos. Siempre verán, hablarán, y pensarán bien de todo de buena forma. Si cultivan mansedumbre en usted, la amargura saldrá fuera. Es lo mismo. No sólo la amargura se irá, sino también todo lo relacionado con ella. Sucede lo mismo con la humildad.
      Cuando al principio Dios creó al hombre, lo creó con un corazón lleno sólo de la verdad sin nada de pecado ni maldad. Sin embargo, luego de la caída de Adán, el hombre comenzó a recibir y aceptar la mentira en su corazón\; y en la medida en que la falsedad entró, la verdad que estaba al principio, fue saliendo de su corazón. Se puede decir que el “corazón blanco y puro” se “ensució” y se transformó en un “corazón oscuro y negro”.
      Pero si come la carne del Hijo del Hombre y acepta la Palabra de Dios, la verdad será nuevamente implantada una a una en su corazón y la mentira saldrá.
      La maldad se irá de su corazón. La oscuridad saldrá. Si la mentira sale de usted, la maldad en sus pensamientos desaparecerá. Como cita el capítulo 8 de Romanos, “Por cuanto los pensamientos carnales son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”, y estos pensamientos carnales desaparecerán.
      Por eso, ahora, puede agradar a Dios y vivir de acuerdo a Su Palabra. Oirá la voz y recibirá la dirección del Espíritu Santo.
      Entender o interiorizar la Palabra de Dios no puede hacerse sólo por la capacidad humana. Debemos comprender que la Palabra de Dios debe ser entendida y aceptada por la inspiración del Espíritu Santo. Al mismo tiempo, recibimos la gracia y la fortaleza de Dios para echar fuera la maldad de nuestro corazón por medio de la intensa y ferviente oración.
      Por eso, definitivamente necesitamos de nuestra propia decisión para creer y practicar la Palabra de Dios. Esto es beber la sangre del Hijo del Hombre. Al igual que precisamos del líquido para digerir bien los alimentos, podemos hacer completamente nuestra la carne del Hijo del Hombre cuando bebemos Su sangre, la cual es verdadera bebida.
      Aun cuando oiga, medite y ore para cumplir la Palabra de Dios, eso no es suficiente. Debe guardar y poner en práctica los mandamientos que dicen, “Guarda esto”\; “Echa fuera aquello”\; “Haz esto”\; “No hagas eso”.
      Sin practicar la Palabra, no podemos experimentar las obras de Dios. Si no experimenta en su propia vida las obras de Dios, no podrá avanzar ni crecer en su fe sino tan sólo se quedara en el simple conocimiento mental.
      Sucede lo mismo con la salud, las bendiciones y la respuesta a sus oraciones. En la medida en que ande en la luz y en la verdad, tendrá una comunicación más fluida con Dios, recibirá respuestas a sus peticiones y su alma será prosperada, todas las cosas le irán bien y será bendecido, y tendrá salud.
      Antes de llegar a esta Iglesia, usted y su familia dependían siempre de los médicos y de los hospitales. Sin embargo, luego que cambiaron después de oír la Palabra de Dios en esta Iglesia, ahora viven unas vidas sanas y saludables sin tomar ninguna medicina o ir al hospital. Muchos de entre ustedes nunca han tomado ninguna medicina ni han estado en un hospital desde que llegaron a esta Iglesia hace más de 10 o 15 años.
      Como está escrito en Santiago 2:22, “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?”, se obtiene la fe al practicar la Palabra de Dios que ha oído.
      No empiezan su vida en Cristo con una gran fe desde el principio. Primero tienen la fe sólo del tamaño de una semilla de mostaza, pero cuando da ese pequeño paso de fe, Dios permite que experimenten Su gracia de acuerdo a esa fe.
      Después de experimentar las obras de Dios, pueden obtener una mayor fe, y la próxima vez, podrán accionar con mayor fe. Es lo mismo para todos ustedes. Ustedes oyen y ven las obras de Dios a través del mensaje y de los muchos testimonios, y eso es plantado como una semilla de fe.
      Cuando confían en Dios al enfrentar problemas en su vida, y de hecho muestran actos de fe en las acciones y decisiones que toman, entonces experimentarán las obras de Dios en sí mismos. Y mientras continúen experimentando estas pequeñas cosas y los acepten como obras de Dios, su fe crecerá.
      Un diácono me dio su testimonio. El es un trabajador asalariado y pensaba en cómo podría ser más bendecido. Los que tienen negocios propios pueden ser bendecidos de acuerdo a la medida en que Dios los ame. Pero los que reciben un salario tienen ciertas limitaciones.
      Este diácono se estaba preguntando cómo podía ser más bendecido. Pero como había oído la Palabra de Dios, sabía que si tan sólo agradaba a Dios, Él lo bendeciría a Su manera. Él cumplía y guardaba la palabra que había escuchado y también creía que Dios lo bendeciría. Por eso, si no cumplía con la Palabra de Dios, inmediatamente se arrepentía.
      Debido a su trabajo salía de viaje frecuentemente a otros países, y por eso en algunas ocasiones no podía asistir a los ensayos del coro de la Iglesia. Cuando no cumplía totalmente con sus deberes en la Iglesia, igualmente se arrepentía. Por eso, pidió un trabajo que le permitiera cumplir con todos sus deberes en la Iglesia.
      Cada vez que se arrepentía y oraba, Dios lo bendecía. Así, Dios le respondió y lo bendijo con un trabajo que le permitió dedicar todo el domingo al Señor y también ser fiel en el reino de Dios.
      Una compañía lo contrato, lo puso en un cargo de ejecutivo y su salario aumentó a US$ 5000 dólares. Declaró que aún siendo un empleado asalariado, pudo ser bendecido. Poco después, sus hijos experimentaron muchas circunstancias con fe en esta Iglesia.
      Por eso, cuando enfrente un problema que no puede ser resuelto por el hombre, entonces podrá confiadamente depender de Dios. Antes de la inauguración de nuestra Iglesia, yo mismo viví una gran experiencia a través de mis 3 hijas.
      Cuando cada una de mis hijas atravesaba por alguna situación difícil, podíamos aumentar nuestra fe al mostrar hechos y acciones de fe ante Dios. Una vez, durante las vacaciones del seminario teológico, al regresar a casa de la montaña de oración, encontré a mi hija mayor, que en esa época estaba en primaria, cubierta de tumores y úlceras por todo su cuerpo, de la cabeza a los pies.
      En esas vacaciones, yo había estado orando, leyendo y oyendo la Palabra de Dios en la Montaña de Oración Osan-Ri. Cuando regresé a casa, mi hija mayor, la Pastora Meeyoung Lee, tenía ampollas por todo su cuerpo. Si se movía, su piel se rajaba y rompía y comenzaba a sangrar.
      En otra ocasión, mi segunda hija fue atropellada por un camión. Ella es la Pastora Mee-Kyeong Lee. El chofer del camión se conmovió y trajo a la niña. Su rostro esta todo hinchado. La parte interna de su boca estaba totalmente destrozada. Su condición era delicada. Sus labios estaban hinchados. Abrí su boca y vi que su lengua estaba destrozada. Estaba sangrando alrededor de sus ojos. Su cara estaba hinchada. Era un desastre.
      Y antes de esto, mi tercera y última hija entró al colegio a primaria y jugando se golpeó fuertemente con un estudiante de secundaria cayendo al suelo y sufriendo una contusión.
      Al frente de la tienda que estábamos administrando estaba el local de la municipalidad y los alumnos del colegio estaban jugando allí. En ese momento uno de ellos se dio media vuelta rápidamente para salir corriendo y golpeó a mi hija que estaba justo detrás de él, tumbándola al suelo. Los que estaban allí, la llevaron al hospital y el médico me dijo que debíamos trasladarla al hospital general. Pero no lo hice y la lleve a casa aún inconsciente y adolorida.
      En todos los 3 casos, desde el punto de vista humano, todas ellas debían haber sido llevadas al hospital. Incluso algunos hermanos cristianos me decían que estaba deshonrando a Dios con lo que estaba haciendo y que debía ir al hospital.
      Si se habían producidos cortes por el accidente de tránsito, debían de suturarse. También, las contusiones son muy peligrosas aun si se atienden en un hospital. Pero, aun así no las lleve a ningún hospital ni les apliqué ninguna medicina. Tan sólo oré y confié en Dios.
      Incluso cuando vi a mi hija mayor que no podía moverse, el rostro de mi segunda hija que estaba hecho un desastre, y a mi tercera hija yaciendo inconsciente, no me preocupé ni me angustié. Sólo confié en Dios. Por cierto, mi esposa tampoco se angustió por nada ni me dijo para ir al hospital.
      Tampoco pedí ninguna compensación económica al conductor del camión. Tan sólo le dije que no se preocupara, porque Dios iba a sanar a mi hija. También, el alumno de secundaria que golpeó a mi hija venía de una familia muy pobre. Sentí que más bien nosotros debíamos ayudarlos. Por eso, rehusamos aceptar el dinero que nos habían ofrecido. Fue lo mismo con el chofer del camión. No aceptamos el dinero que nos quería dar.
      Y saben, Dios obró con toda seguridad de acuerdo a la fe demostrada. Mi hija mayor se recuperó completamente luego de que orara por ella toda la noche. Por el obrar de Dios, mi segunda hija pudo comer bien porque no sentía ningún dolor, a pesar que su boca estaba hinchada y con graves cortaduras. Tampoco dejaron de ir a clases en el colegio.
      Poco después, la profesora le escribió una carta a ella diciéndole, “He podido creer en Dios al ver cómo ha sido completamente sanada por Su poder en sólo un par de días.”
      Dios también respondió por mi hija menor. Fue un lunes cuando ella tuvo el accidente. Sin embargo, el miércoles por la mañana, milagrosamente recuperó su conciencia e incluso pudo asistir al culto del miércoles.
      Esto sucedió el lunes. Llevé a mi niña a casa y oré una vez por ella. El martes, no había mejoría. Continué orando por ella el martes, fui al seminario y oré por ella una vez más cuando regrese a casa. El miércoles, justo cuando estaba a punto de salir de la casa, ella me preguntó, “Papa, ¿Vamos hoy a la iglesia?
      Esta inconsciente, pero tan pronto como recuperó sus sentidos, habló de la iglesia. Eso fue un miércoles, y ella se refería al culto de los miércoles. Así, pude ir tranquilo al seminario. Dios la había tocado. Una vez que Dios la tocó, ella iba a estar bien. Luego, cuando regrese a casa, ya había salido al culto de los miércoles.
      Mi familia y yo pudimos alcanzar un mayor nivel de fe al experimentar las obras de Dios. Mis vecinos también se sorprendieron y dieron la gloria a Dios.
      En el caso de la Pastora Meeyoung Lee, yo estaba orando y ayunando en la montaña de oración, ¿Por qué le sucedió esto a ella? Pensé que debía haber hecho algo malo ante Dios. Le dije eso a mi esposa y ella me confesó que había faltado a varias reuniones de la oración de madrugada mientras yo estaba ausente.
      Si Dios pasaba esto por alto, ello podría convertirse en un muro que nos separara de Dios. Por eso permitió que esto sucediera para derribar ese muro. Mi esposa se arrepintió inmediatamente y oré por la niña y Dios la sanó durante la noche. Por la mañana, sólo tenía costras en su cuerpo y fueron desapareciendo en forma natural. En lo que le quedaba de sus vacaciones, ella se puso al día en sus tareas y volvió al colegio.
      Es lo mismo con ustedes. Cuando dan su diezmo con fe, podrán experimentar las bendiciones de Dios y, la próxima vez, sembrarán con mayor fe.
      Dios nos dice que debemos amar a nuestros enemigos. Por eso, cuando perdona y demuestra acciones y hechos de amor hacia Él con fe\; el amor entrará poco a poco en ustedes. Y si continúan haciéndolo, todo odio saldrá de su corazón y podrá alcanzar el perfecto amor.
      Cuando cree en el Palabra de Dios y actúa con fe en todo, crecerá hasta la medida de la estatura de Cristo y la Palabra de Dios se cumplirá completamente en su corazón.
      Por el contrario, luego de haber recibido el Espíritu Santo y tener fe del tamaño de una semilla de mostaza, si no practica la Palabra, no podrá vivir experiencias espirituales y su corazón no cambiará, sin importar cuántos años de vida cristiana tenga. Incluso, podría perder esa pequeña fe y alejarse de la salvación.
      1 Juan 1:6-7 dice, “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad, pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”
      Cuando actuamos de acuerdo a la Palabra de Dios quien es luz y por eso vive en la luz, no seguiremos ninguna falsedad ni mentira de este mundo de tinieblas, será reconocido como hijo de Dios que pertenece y vive en la luz y que tiene la fe suficiente para ser salvo.
      Si dice, “Te amo, Dios. Creo en ti,” mientras actúa y vive en las tinieblas y en la mentira, Dios dirá que es un mentiroso.
      Por tanto, cuando ore, debe primero examinar si está o no mintiéndole a Dios. Si está mintiendo a Dios en sus oraciones, debe arrepentirse inmediatamente y no volver a mentir, para que pueda recibir respuestas a sus peticiones y resolver sus problemas. Si Dios le dice, “Me estás mintiendo. ¿Cómo podrá aceptar Dios su oración?”

      Amados Hermanos en Cristo:
      Si realmente tienen fe, definitivamente la mostraran en hechos. Dios dice que si guardamos Su Palabra, seremos bendecidos en nuestra entrada y en nuestra salida en este mundo y al entrar al reino de los cielos.
      Asimismo, si confiamos en todo en Dios con fe, Él nos ha prometido que resolverá todos nuestros problemas. Si creen que la Biblia es la Palabra de Dios y confían en Dios, con toda seguridad vivirán de acuerdo a ella.
      Creerán que su sed se calmará bebiendo agua. Entonces, ¿Hay alguien entre ustedes que dice tener mucha sed y, sin embargo, no bebe del agua que está en frente de él?
      Supongamos que en verano tenemos una temperatura por encima de los 35 o que incluso llega a los 40 grados Celsius. Se empaparan en sudor y tendrán mucha sed. Entonces, lo único que desearán será beber un poco de agua.
      Y quién entre ustedes sólo dirá, “¡Tengo sed, tengo sed!” sin beber del agua que está en frente de él. No tomará el agua si cree que le hará daño o porque piensa que el agua no calmara su sed. Si creyera, definitivamente bebería del agua. No tomara el agua si no cree que le calmará su sed.
      Digamos también, que hay varios millones de dólares enterrados en una playa, y que ese tesoro puede ser suyo si va a pie todo el camino desde este lugar a esa playa y lo trae de regreso.
      Hay una condición. Tiene que ir a pie todo el camino. Puede que le tome 10 o más días el llegar a la playa y, luego de encontrar el tesoro, tiene que traerlo de vuelta también a pie.
      Si tiene la total seguridad que hay un tesoro allí y que puede ser suyo, se llenara de esperanza y andará todo el camino, aún si sus piernas le duelan por caminar muchos días. Si realmente cree, irá cantando todo el camino.
      Nadie diría, “¿Cómo voy a caminar 10 días y traer el tesoro caminado también otros 10 días más?” Si no va es porque no cree. Si verdaderamente cree, con toda seguridad irá.
      Si puede ganar 1 millón de dólares, digamos que su salario mensual como un joven empleado es de US$ 1000, y que anualmente obtiene 12,000 dólares. Para obtener 1 millón de dólares deberá trabajar muchas décadas, o toda su vida. Si no va caminando a esa playa, es sólo porque NO CREE.
      Igualmente, ustedes afirman con su boca que creen en el Dios todopoderoso, y sin embargo, no ponen en práctica su Palabra porque no confían completamente en su corazón.
      Recuerden por favor que pueden ser salvos y recibir respuestas y bendiciones y experimentar las obras de Dios sólo cuando tienen fe espiritual con la que pueden actuar de acuerdo a la Palabra.
      Romanos 10:13 cita, “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Es un buen versículo y muchos pastores lo citan y a los hermanos también les gusta.
      Este versículo expresa el eterno amor del Todopoderoso Dios quien por medio del nombre del Señor Jesucristo salvó a todos los pecadores que estaban destinados a morir.
      Pero algunos tratan de usar este versículo para justificar el no vivir una vida guiada por la verdad. Dicen, “Cualquiera que invoque el nombre del Señor será salvo, y yo creo en el Señor e invoco Su nombre, por eso seré salvo.”
      Afirman que cualquiera puede ser salvo tan sólo invocando el nombre del Señor, aun si viven en el pecado. Las personas son engañadas si al oír, creen esta declaración y la toman como verdadera.
      Sin embargo, no es un versículo que puede justificar a los que practican una vida desordenada y viven en el pecado. Hay versículos que se unen en la Palabra de Dios, para que así lo podamos entender en el contexto de su real significado.
      Si leemos los versos 9 y 10 que preceden a este versículo, que dicen, “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos serás salvo\;” No debe ser fe como conocimiento en su cerebro, sino verdadera fe en su corazón. Y cita, “Y si creyeres en tu corazón,” y continua “porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
      Esto es, los que creen con el corazón pondrán en práctica la Palabra y vivirán en la luz y en la verdad. Por eso, serán justos. Los malvados serán transformados en justos, en hijos de Dios e hijos de luz. Como creen con el corazón, sus acciones demostrarán que son justos.
      Por eso, dice, “porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”Cuando los que creen con el corazón confiesan con su boca, su confesión es cierta y verdadera.
      Los que no practican la palabra se opondrán a Dios y crucificarán al Señor otra vez, no importa lo mucho que sepan la Palabra. No tienen nada que ver con la salvación. No comen ni beben el cuerpo y la sangre del Señor. Ni los que sólo invocan el nombre del Señor, sino los que creen con el corazón y son justificados serán salvos cuando confieses con su boca. Ahora bien, ¿Qué significa creer y ser justificado?
      Romanos 2:13 cita, “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, (Ahora, hoy han oído la Palabra de Dios. Entonces, ¿Dios les dice que por eso son justos? NO) sino los hacedores de la ley serán justificados.” Dice, no los oidores, sino los hacedores de la ley serán justificados.
      Si oye la Palabra de Dios y verdaderamente la cree en su corazón, evidentemente actuará de acuerdo a ella, y al hacerlo así, será justificado y será salvo. Igualmente, los que son justificados al creer con su corazón y lo confiesen con su boca, serán salvos.

      Amados Hermanos en Cristo:
      Aun si asistimos a una iglesia, si no comemos la carne y bebemos la sangre del Hijo del Hombre, no tenemos vida en nosotros. Somos justificados no sólo por oír y saber la Palabra sino también por ponerla en práctica diligentemente.
      Entonces, ¿Habrá alguien entre ustedes que se preocupe pensando, “Como no vivo aún completamente por la Palabra, entonces no soy salvo.”? Pero a pesar que no practique todavía la Palabra en forma completa, si está en el proceso de intentarlo, Dios reconocerá que tiene la fe suficiente para ser salvo.
      Es porque, aunque sea poco a poco, evidentemente está comiendo la carne y bebiendo la sangre del Hijo del Hombre. Y esto depende de la disposición de cada uno. Algunos oyen la Palabra, echan fuera rápidamente la mentira y en forma rápida se van asemejando al Señor. Otros van despacio e incluso otros van aún más despacio, como tortugas. Sin embargo, de cualquier forma, después de un tiempo, se van pareciendo al Señor porque tienen fe.
      ¿Acaso algunos de sus hijos que están en secundaria o en la universidad no saben leer? Es casi seguro que todos los alumnos de secundaria y de la universidad sepan leer. Tal vez en el 1er o 2do grado los niños aún no sepan leer. En mi niñez como no había libros ni tutores, algunos niños no podían aprendían hasta el 4to o 5to grado.
      Pero aún esos niños aprendían a leer en primaria o en secundaria. A pesar que no eran muy inteligentes, al menos aprendían a leer y escribir. ¿Por qué? Era porque continuaban intentándolo. Si se daban por vencidos, un hubieran podido aprender a leer. Pero como continuaron estudiando, finalmente aprendieron a leer.
      Es lo mismo en nuestra vida cristiana. Los que creen procuraran practicar la Palabra aunque sea lentamente, por eso indudablemente cambiaran. Se asemejarán al Señor. Pero por cierto, la velocidad y rapidez es diferente\; y la diferencia que resulta de esa diferencia de rapidez es enorme. Recibirán bendiciones y respuestas más rápidamente.
      Sin embargo, algunos no se parecen en nada al Señor incluso después de 10 o 20 años de su vida de fe. Están viviendo una vida cristiana centrada en sí mismos. Tratan de vivir un vida de fe de acuerdo a sus propios criterios y pensamientos, por eso no pueden asemejarse al Señor. No aceptan las prédicas. “¿Por qué tuvo el Pastor que decir eso?” De esta forma juzgarán.
      Algunas veces, podrán hallarse haciendo algo que va en contra de la verdad. Pero si se arrepienten rápidamente y se aparta de ello, aún tendrán fe, a pesar que sea un poco de fe. Serán salvos por esa fe.
      Pero creo que ninguno de ustedes permanecerá como un niño en la fe por siempre. Siempre han oído mensajes y prédicas espirituales y han experimentado grandes obras de Dios por eso deben tener una mayor fe que los otros.
      Deben de comer diligentemente la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre creyendo y esperando todas las bendiciones de Dios prometidas para aquellos hijos que andan en el espíritu y que caminan completamente en el espíritu.
      Oro en el nombre del Señor que puedan diligentemente comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre, recobrar la imagen perdida de Dios y entrar a la Nueva Jerusalén.

      AMEN


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