• Carne y Sangre del Hijo del Hombre - Servicio Dominical Vespertino de Acción de Gracias / Santa Cena

    [Juan 6:53-55]

    15-11-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje Bíblico]

      Juan 6:53-55
      "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida."

      [Introducción]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Tendremos la Santa Cena en la segunda parte de este servicio vespertino.
      La Santa Cena es la conmemoración del amor de Jesús que entregó toda Su carne y sangre para salvarnos.
      Ustedes participan en la Santa Cena al menos tres veces por año. [Algunas iglesias lo hacen con más frecuencia, una vez por mes o incluso todos los días.
      Pero en nuestra iglesia tenemos la Santa Cena tres veces por año, en las grandes festividades llamadas: Pascua, Fiesta de las Cosechas, y Domingo de Acción de Gracias].
      Cada vez ustedes escuchan acerca del significado del pan y el vino, y de cómo deben participar de esto, por tanto creo que ustedes entienden muy bien esto ahora.
      Pero les animo a que recuerden el significado una vez más y a que lo entiendan en sus corazones.
      Ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan comer la carne y tomar la sangre del Hijo del Hombre todo el tiempo para que sean llenos de vida y del Espíritu.

      Mensaje

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Cierto día un príncipe fue de cacería al campo. Allí él se enamoró de una bella señorita.
      Luego de regresar a su palacio, el príncipe comenzó a meditar en la manera que él podría expresar sus sentimientos y ganar el corazón de ella.
      Él primero pensó que iría a ella con la majestuosidad de sus vestiduras reales, montando un caballo blanco y con muchos sirvientes y, entonces él le profesaría su amor por ella.
      Pero no quería hacerlo, ya que el tenía temor de que la mujer quizás viendo la majestuosidad de su apariencia se case con él aunque quizás no lo amara.
      Luego, él pensó que le mostraría el hermoso palacio y le propondría matrimonio.
      Pero eso tampoco se veía muy bien. Quizás ella se casaría con él solo al ver la riqueza y honor.
      El príncipe quería que la mujer sintiera su amor y además que ella lo ame verdaderamente.
      Por ultimo el príncipe decidió disfrazarse como un pastorcillo y vivir en las cercanías de la muchacha.
      De esa manera, él podría tener una verdadera comunión y compartir su amor. Si él podría estar seguro del amor de ella hacia él, la llevaría al palacio y vivirían juntos.
      Esta historia es una explicación alegórica de la Encarnación de Jesús, hecha por Kierkegaard, un filósofo danés.
      Jesús, el Hijo de Dios, abandonó toda la gloria celestial y vino a este mundo.
      Nació como hombre en la forma de un ser y vivió la misma vida de un ser humano.
      No sería fácil para un príncipe dejar su palacio y vivir como un pastor.
      No tendría ninguna comida deliciosa o vestiduras suaves. No tendría una cama confortable o sirvientes que lo atiendan. Él nunca había tenido la experiencia de hacer trabajos difíciles.
      Pero incluso este sufrimiento del príncipe volviéndose un hombre común y corriente no se compara con el sufrimiento que Jesús soportó.
      Jesús es el Hijo de Dios el Creador, que es uno con Dios mismo en origen, y Él habita en gran gloria.
      Jesús tuvo el cuerpo humano y vida física de un ser humano y bajó a esta tierra para sufrir hambre, cansancio, clima frío y caliente, y cada dolor de la vida humana.
      Además, al final de Su vida, él recibió toda clase de ofensas y de sufrimientos, y murió en la cruz.
      Todo esto estaba de acuerdo al plan de Dios; Jesús tomaría todo ese sufrimiento completamente para salvar a la humanidad.
      Ya que Jesús derramó su Sangre, aquellos que creen en este hecho, son perdonados de sus pecados y reciben salvación.
      Se supone que los pecadores tenían que recibir el castigo eterno en el Infierno para pagar por sus pecados.
      Pero aquellos que creen en el Señor son perdonados de sus pecados y reciben salvación, pueden ir al reino celestial.
      Ahora, ¿por qué razón desearía Dios hacerles pasar a ustedes al Reino celestial al precio de la vida de Su Hijo Unigénito?
      Es porque Él quiere compartir Su amor verdadero con ustedes.
      Dios no quiere hijos que guarden la Ley por temor al juicio de Dios.
      Él no quiere hijos que crean en Dios sólo porque Él responde a sus oraciones y los bendice.
      El tipo de hijos que Dios quiere son aquellos que aman a Dios y creen en Él, aunque se encuentren en pruebas y sufrimientos, incluso si Dios no "responde todas sus oraciones y los bendice siempre".
      Dios desea esos hijos que viven por Su palabra porque aman a Dios con todo el corazón, y no aquellos que guardan la Ley sólo porque tienen temor.
      Dios entregó la vida de Su único y más precioso Hijo, para compartir Su amor con verdaderos hijos y permitirles disfrutar de la gloria del Reino celestial juntos.
      En la actualidad, hay muchos creyentes pero no muchos verdaderos hijos que pueden sentir profundamente el corazón de Dios y compartir su amor con Él.
      Decir solamente de labios: "Señor, yo te amo" no nos hace verdaderos hijos.
      Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer? Tenemos la respuesta en el pasaje bíblico que estamos tratando hoy. Es decir, es el comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre.
      Juan 6:54 dice: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero".
      La Santa Cena es una ceremonia para comer el pan y beber el vino, los cuales representan la carne y la sangre del Hijo del Hombre.
      Nosotros conmemoramos que Jesús murió en la cruz por nosotros, y dio toda Su carne y Su sangre.
      Además, la Santa Cena es un ceremonia que nos ilustra cómo se supone que debemos llevar una vida en verdad para obtener la vida eterna.
      Por supuesto, no podemos obtener la vida eterna sólo por comer el pan y beber el vino.
      Debemos entender el significado espiritual contenido en el mismo, y practicarlo para recibir la vida eterna.
      Es decir, debemos comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre espiritualmente.
      Entonces, ¿cómo se supone que debemos comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre?
      Primero, el comer la carne del Hijo del Hombre es tomar la palabra de Dios como nuestro pan espiritual.
      Juan 1:1 dice que la Palabra es Dios.
      Juan 1:14 dice que Jesús es Dios, es decir, la Palabra hecha carne, y que habitó entre nosotros.
      Por lo tanto, comer la carne del Hijo del Hombre es ingerir la Palabra de Dios.
      Ingerir la palabra de Dios no es sólo saberla como conocimiento.
      Es para cambiar nuestros corazones con esa palabra. Es para llenar nuestros corazones con bondad y amor.
      Para poder ingerir la palabra de Dios de esta manera, debemos comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre a la vez.
      Esto significa que mientras aprendemos la Palabra de Dios debemos tener obras que acompañan la Palabra.
      Es como cuando comemos, tenemos que tomar líquido al mismo tiempo.
      Si comemos solamente comida seca sin consumir ningún liquido, no podemos digerir los alimentos.
      Podemos desechar los desperdicios del cuerpo humano y absorber nuevos nutrientes sólo cuando nos suministramos de agua.
      Asimismo, cuando aprendemos la verdad, tenemos que intentar poner en práctica la Palabra que aprendemos.
      Sólo entonces la Palabra de Dios que ustedes aprendieron en verdad se convertirá en su vida y su fortaleza.
      De esta manera, la mentira en usted será desechada al igual que el desperdicio, y la verdad la reemplazará.
      El odio saldrá y será lleno de amor. La arrogancia se desvanecerá y la humildad la reemplazará.
      Podremos entender que tenemos vida en nosotros sólo cuando no solamente comemos la carne pero también bebemos la sangre del Hijo del Hombre.
      1 Juan 1:7 dice: "pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".
      En este verso "si andamos en luz" significa el practicar y obedecer la palabra de Dios.
      Jesús nos perdonó de nuestros pecados al derramar Su preciosa sangre.
      Pero para que nosotros seamos perdonados de los pecados por Su sangre, tenemos que andar en la luz.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Juan 15:13 nos dice: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos".
      ¿Qué tan profundamente se da cuenta usted del amor del Señor, quien dio su vida y toda Su carne y sangre por usted?
      ¿Qué tan profundamente siente usted el amor de Dios quien entregó a Su único e incomparable Hijo?
      Este mensaje acerca de comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre no es algo que nos obligue a mantener nuestros deberes.
      Nos explica el hecho que Jesús nos amó aun al punto de dar Su carne y sangre para darnos vida.
      También nos dice que, si guardamos Su amor en nuestros corazones y practicamos la verdad únicamente, obtendremos la vida eterna y podremos disfrutar abundantes bendiciones.
      Si entendemos completamente este amor, y si grabamos ese amor en nuestro corazón, ese amor ciertamente cambiará nuestras vidas.
      Por ejemplo, cuando usted ora en el Espíritu Santo y alaba el amor de Dios con lágrimas, claramente podrá sentir la diferencia entre la carne y el espíritu.
      Se siente vívidamente en el corazón cuán preciosa es la gloria de Reino celestial y cuán falta de sentido es la carne.
      Tiene la impresión de que usted quiere quitarse de encima toda maldad de inmediato.
      Podría sentir que usted fue muy insensato por ser celoso de otros hermanos en la fe y por qué usted tuvo avaricia y se enojó, aunque Dios ama a tal persona al igual que a usted.
      También, cuando usted piensa acerca de la gracia del Señor que camino la vía de la cruz, usted siente vergüenza por haberse quejado de sus pruebas.
      Ahora usted determina ser fiel con toda su vida. Luego de que usted ofreció tales oraciones y alabanzas, su vida comienza a cambiar con la verdad.
      En una situación donde antes usted habría tenido rencor, ahora se acuerda de que la emoción de sus oraciones con lágrimas y cambia su forma de pensar.
      Aún cuando usted está a punto de enojarse, siente los ojos del Padre Dios que lo aman y se vuelve paciente.
      Cuando esta casi listo para buscar únicamente su beneficio, se acuerda de los ojos de Jesús que está en la cruz, y decide sacrificarse por los demás.
      Por supuesto, usted de puede cambiar su vida de repente. Sino que mientras usted recuerde del amor de Dios una y otro vez y siga intentando, su corazón se convertirá en un corazón verdadero.
      Esto es comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre.
      Una vez que usted impregna el amor de Dios y la gracia del Señor en su corazón, naturalmente comerá la carne y beberá la sangre del Hijo del Hombre.
      Mientras más usted haga esto, más sentirá el amor de Dios y más inspiración tendrá en sus oraciones y alabanzas.

      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Romanos 8:32 nos dice: "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?"
      Dios, quien nos dio la vida de Su Unigénito Hijo, nos ha dado muchas bendiciones durante este año también.
      Él nos dio salvación, permitió que nuestras almas prosperen, y nos bendijo con salud y riqueza e hizo que todas las cosas nos vayan bien.
      Al recordar todas estas bendiciones una vez más, les animo a mantener el amor de Dios más profundamente en sus corazones a través de esta Santa Cena.
      Le insto a que diligentemente coman la carne y beban la Sangre del Hijo del Hombre para lograr completa santidad.
      Al hacer esto, ruego en el nombre del Señor que puedan compartir el gozo del verdadero amor, así como la fervorosa esperanza y las expectativas de Dios el Padre.


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